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En muchas ocasiones, cuando una persona empieza a tener un malestar mental, no sabe a
quién acudir, al psicólogo/, al o la psiquiatra o si ambos son compatibles. Es una duda
bastante habitual que puede llegar a entorpecer el inicio del tratamiento de la persona, o, de
iniciarlo, muchas veces se empieza por el lado equivocado no obteniendo así la ayuda que
se precisaría.
1. La formación
3. El enfoque
El psiquiatra suele tener un enfoque biologicista sobre la situación, es decir, que se centran
en los niveles de las distintas sustancias químicas que hay en nuestro cerebro y, a través de
la medicación, los regula. Un psicólogo, por su parte, tiene un enfoque más amplio en el
que tiene en cuenta, además de la biología, el contexto en el que está la persona, sus
experiencias entre otros.
Si bien es cierto que ambos pueden tratar casos leves y casos graves, es más habitual que el
psiquiatra empiece a ser necesario una vez la situación se torna más grave y urgente de
solucionar. En este artículo encontrarás las señales que indican cuándo ir al psicólogo.
Debido al mayor tiempo que puede pasar con el paciente y a su necesidad en conocer de
una forma más amplia el problema, se suele hablar más de los problemas con el psicólogo o
la psicóloga. Este puede llegar a recabar información acerca de la infancia del paciente con
el fin de tratarle de la mejor forma posible. Un psiquiatra, a nivel general, solo se informa
acerca del estado anímico del paciente y de sus conductas en las últimas semanas con el fin
de reajustar la medicación.
Bibliografía
En primer lugar, cabe destacar la principal diferencia entre estos profesionales, que viene
básicamente de su formación. El psiquiatra es un médico especializado en las enfermedades
mentales y su tratamiento farmacológico; mientras que el psicólogo no es médico, y puede
estar, o no, especializado en las enfermedades mentales. Es decir, el psicólogo puede
dedicarse a más áreas que la de la salud mental. Hay psicólogos educativos, psicólogos del
deporte, psicólogos en recursos humanos, etc. No obstante, si el psicólogo se ha
especializado en la psicología sanitaria o clínica, estará (al igual que el psiquiatra) tratando
trastornos mentales y problemas emocionales.
Por tanto, aquí entramos en la semejanza que existe entre ambos profesionales: el objeto de
estudio y el foco de trabajo. Tanto el psicólogo como el psiquiatra trabajan para mejorar la
salud mental y el bienestar psicológico de las personas. Lo que marca la diferencia es que el
psiquiatra dará una medicación a su paciente mientras que el psicólogo trabajará mediante
técnicas de modificación de conducta y técnicas cognitivas principalmente (no está
autorizado a recetar medicación). El psiquiatra no hará “terapia” tal y como solemos
entenderla (esto lo hace el psicólogo), porque se encargará de regular y ajustar la
medicación a los síntomas del paciente.
Otra de las diferencias entre dichos profesionales, es que el psicólogo posee además una
serie de conocimientos más amplios en referencia al funcionamiento mental, emocional y
cognitivo de las personas. Mediante la formación universitaria en psicología, se adquieren
también extensos conocimientos respecto al funcionamiento normal. Estos conocimientos
permiten al psicólogo darle a su cliente estrategias para potenciar lo mejor de sí mismo. El
psicólogo tiene/puede trabajar desde un enfoque positivo y motivacional, mientras que
el psiquiatra no, ya que éste se centra sólo en el funcionamiento mental patológico.
Es importante que tengamos en cuenta que a pesar de las diferencias, suele ser beneficioso
el trabajo en conjunto de los psicólogos y psiquiatras. Muchas veces, es necesaria la
medicación para poder trabajar desde una perspectiva psicoterapéutica con los pacientes. Es
necesario que el paciente se encuentre estable y en buena conexión con la realidad para que
el psicólogo pueda aprovechar al máximo las sesiones de trabajo. Ambos profesionales
aportan diferentes herramientas de trabajo para la mejora del bienestar psicológico de las
personas.
Si alguna vez te planteas la duda de a qué profesional acudir, has de tener en cuenta la
urgencia con que te afectan los síntomas, ya que a corto plazo, la medicación actúa de
manera más rápida (en algunos casos). Pero no nos enseña nuevas maneras, hábitos, ni
estrategias que son necesarias para que, a largo plazo el problema no vuelva a aparecer.