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Médicos Venezolanos
DOCENTE: Autoras:
Dra. Luz Mijares Escalona Maybel
Maldonado Diana
Manzaneda Camila
Medina
Mariaceleste
Méndez Michelle
Mendoza Ariannys
Monroy Keyerlin
Morales Andrea
Quevedo Angely
Vicentelli Verona
1 Año Sección 2
ER
1
INTRODUCCIÓN
Históricamente en Venezuela han estudiado, y ejercido su labor en pro de
mejorar la educación, el acceso a mejor nivel educativo y el acceso a la
calidad de atención múltiples médicos, pasando así a ser parte importante de
la historia. Tal es el caso de estos doctores, quienes dedicaron su vida al
área de salud en el país.
José Gregorio Hernández fue un médico venezolano, a quien se le
atribuyen dotes de santidad, actualmente es venerado por conceder favores
y milagros, según la creencia popular, se le ha descrito como un hombre
excepcional que decidió compartir la mayor parte de su vida terrenal con los
más desposeídos hasta de la gracia de Dios.
Al igual que Jacinto Convit García reconocido como un médico científico
venezolano, el cual tuvo logros indiscutibles cómo la campaña y vacuna para
eliminar la lepra en Venezuela, luchar por mejorar la atención ofrecida a los
pacientes afectados, insistir que los pacientes fuesen tratados con mayor
humildad entre otros.
Por otra parte, el Dr. Domingo Luciani, no fue más que otro celebre
médico cirujano de nuestro país, quien se destacó por su excelencia en la
docencia, como por su extensa trayectoria en el campo laboral. La vida del
doctor Domingo Luciani fue un ejemplo de rectitud y dedicación, de
filantropía.
José María Vargas fue un importante médico, académico y político en la
Venezuela del siglo XIX, cuya personalidad reservada y dedicada al servicio
le mantiene en la memoria de la nación como el hombre que quiso civilizar la
política y humanizar la medicina.
Los aportes de estos y otros médicos que mencionaremos más adelante
se han mantenido hasta la actualidad, y han inspirado a los nuevos
profesionales de la salud a trabajar con mayor vocación y en beneficio del
paciente.
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APORTES DE MÉDICOS VENEZOLANOS A LA INVESTIGACIÓN
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1897 contrae matrimonio con la señorita Luisa Amelia Díaz Guardia, sin
embargo, Luis Razetti no tuvo hijos.
Luis Razetti aporto decisivamente con el progreso en el campo de la
medicina venezolana de su época, realizando importantes aportes, de forma
sistemática y organizada, por lo que muchos de sus seguidores y discípulos
de aquel entonces, así como médicos contemporáneos, le atribuyen ser el
impulsor del “renacimiento de la medicina venezolana”. Entre sus aportes
más destacados podemos mencionar, en orden cronológico los siguientes: la
fundación de la Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas (1893); el
establecimiento de la enseñanza clínica en la Universidad Central de
Venezuela; el establecimiento de los concursos del internado y externado de
los hospitales (1895); la reforma de las cátedras de Anatomía y de Medicina
Operatoria (1895/1896); la fundación del Colegio de Médicos de Venezuela
(1902); la fundación de la Academia Nacional de Medicina (1904), de la cual
Luis Razetti fue secretario perpetuo; la creación del Congreso Venezolano de
Medicina (1911) y la fundación del Instituto Anatómico (1911). Luis Razetti se
caracterizó por ser un profesional polifacético.
Como cirujano comparte junto al Dr. Pablo Acosta Ortiz la gloria de ser
uno de los fundadores de la cirugía moderna en Venezuela. El hospital
Vargas fue el escenario por excelencia de su actuación quirúrgica,
respaldada por su condición de profesor jefe de la cátedra de Clínica
Quirúrgica. En su extensa estadística operatoria, destacan varias
intervenciones quirúrgicas realizadas por primera vez en el país. Razetti fue,
además, el introductor de una multitud de técnicas y empleo de instrumentos
quirúrgicos. Entre su bibliografía quirúrgica sobresalen su libro Lecciones y
notas de cirugía clínica y sus trabajos sobre apendicitis, perforaciones
intestinales tíficas, eclampsia puerperal y la operación cesárea. Fue el
fundador, en 1911, de la primera clínica privada que se estableció en
Caracas para la hospitalización de enfermos y ejecución de operaciones de
alta cirugía.
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Como profesor, se dedicó a la docencia durante más de la mitad de su
vida; impartiendo a lo largo de dieciséis años, la cátedra de Anatomía y
desde 1914 hasta su muerte, la cátedra de Clínica Quirúrgica. Además, dictó
cátedras de Patología Externa y Medicina Operatoria y Obstetricia. Por el
gran alcance de su labor educativa y por el sobresaliente número de
discípulos que llegó a formar, fundó una escuela propia en la Facultad de
Medicina de la Universidad Central de Venezuela. En 1908, desempeñó el
rectorado de la Universidad Central de Venezuela (había sido vicerrector en
1901) y en 1909, se desempeñó como senador por el estado Zulia. Como
médico en función social, fue un higienista autodidacta y en una época, en la
que aún no existía el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, llevó a cabo
campañas contra el alcoholismo, la tuberculosis, la prostitución, las
enfermedades venéreas, la mortalidad infantil y el cáncer.
En 1924, la denuncia que hizo de la excesiva mortalidad infantil le costó
un exilio de casi un año en Curazao. Por otra parte, como biólogo, Razetti
realizó una tarea esencialmente divulgadora, ya que, junto con Vicente
Marcano, David Lobo Senior, Elías Toro y Guillermo Delgado Palacios, formó
parte de las primeras oleadas del positivismo biológico en Venezuela. En
1904, sostuvo una intensa polémica acerca de la legitimidad de la doctrina de
la descendencia, la cual despertó reacciones contrarias de algunos
miembros de la comunidad científica y en especial la del Dr. José Gregorio
Hernández. La Doctrina de la Descendencia y ¿Que es la Vida? son libros de
su autoría, escritos como resultado de dicha polémica. Tal vez, haya sido, en
ese sentido, el más polémico y vanguardista de los médicos venezolanos. Su
nombre es también sinónimo del Código de Moral Médica, publicado en
1928, de repercusión continental. En honor a su trayectoria una de las dos
escuelas de Medicina de la Universidad Central de Venezuela lleva su
nombre, así como el Instituto Oncológico de Caracas.
Razetti murió en Caracas, el 14 de mayo de 1932, a la edad de 69 años.
Había enfermado el 6 de mayo, 48 horas después de haber efectuado una
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intervención quirúrgica, que le había afectado tremendamente por su
resultado adverso. Su fallecimiento conmovió, no solo a sus amigos más
cercanos, sino también a todo el ámbito de la sociedad venezolana y del
mundo científico iberoamericano. El Dr. Luis Razetti se destaca entre los más
importantes valores de la medicina venezolana. Sus restos reposan en el
Panteón Nacional de Venezuela, en Caracas, desde el 23 de junio de 1982.
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Como científico comprobó la existencia del Rhodnius prolixus en
Venezuela y lo señaló como el principal agente transmisor del mal de
Chagas, publicó 40 investigaciones sobre el tripanosoma americano y sobre
el mal de Chagas, la hemoglobinuria, zoología, paludismo, síndrome de
Frohlish, Alastrin, enfermedad de Littre, el peligro de las máquinas de gas,
del oxicarbonismo, del piroleñismo, del alquitrán y otras sustancias; el
cáncer, la rubéola, la patología regional Venezolana, parásitos intestinales,
afecciones venéreas, disenterías, entre otros estudios. Sus investigaciones
sobre el mal de Chagas han sido traducidas al francés, portugués e inglés.
Autor de los siguientes libros: “Investigaciones sobre el mal de Chagas”,
“Otras Notas Científicas”, “La enfermedad de Chagas, vida y sufrimiento”,
“Análisis de su dinámica e interpretación”, “Voces para sordos”, “Pequeños
apuntes para la geografía medica del Distrito Zaraza”, por mencionar
algunos. Publicó sus investigaciones en revistas científicas nacionales y
extranjeras.
Con pocos recursos y materiales, probablemente, un sólo microscopio
rudimentario y algunos colorantes, practicó exámenes clínicos, análisis
coprológicos, autopsias, tomó muestras en animales vivos y muertos,
inoculaciones en cobayos, etc. Buscaba una razón que explicara las muertes
súbitas de muchos pacientes.
Para ello, envió materiales a centros nacionales e internacionales de
anatomopatólogia, para que fueran estudiados, intentaba confirmar
hallazgos. Hallazgos que lo llevaron a descubrir el parásito del Mal de
Chagas o Trypanosomiasis americana en animales transmisores (gatos,
cachicamos, perros, roedores, entre otros en su mayoría mamíferos) y,
posteriormente, en 1934 detectó el parásito en la población guariquense. El
Dr. Carlos Chagas en 1909, en Lassanse, Estado de Minas Gerais de Brasil
descubrió en el intestino del chipo, chupón, chupao o barbeiro, el parásito
Trypanosoma cruzi. Agrupó los síntomas de la infección trypanosómica:
fiebre, hepatomegalia, esplenomegalia, edemas, cara hinchada, pulso rápido
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y débil, indicador del ataque al miocardio, fases características
meningoencefalíticas y estados convulsivos, caracteres de la fase aguda. De
todas las investigaciones, hoy se sabe que a través de las heces del insecto
se produce el contagio a humanos y animales, estas son depositadas luego
de chupar sangre de la víctima. La picada del chipo, encontrado en
ambientes carentes de higiene como las chozas y ranchos de esa época, no
duele. El agente transmisor del Mal de Chagas puede vivir hasta 4 años, de
los cuales puede aguantar 120 días de ayuno. En Venezuela, existen 11
especies de este insecto, 4 comprobadas en Guárico, de las cuales el
Rhodnius prolixus fue el más investigado por José Francisco Torrealba.
Entre las investigaciones que llegaron a las manos de Torrealba se incluye
el método xenodiagnóstico ideado por el Dr. Emile Brumpt, el cual consiste
en infectar al insecto transmisor (chipo) de la sangre de un paciente enfermo.
Pero fue Torrealba quien decidió arriesgarse aplicando este método a
humanos, pues sólo se había aplicado en animales. De esta manera, se
convirtió en el primer doctor en el mundo en aplicar el Despistaje de la
Enfermedad de Chagas por el Método Xenodiagnóstico. Además de leer e
investigar sobre la enfermedad, Torrealba vio un dibujo que el Dr. Chagas
había realizado del parásito. Ese dibujo le permitió identificar el Trypanosoma
cruzi en la sangre de los infectados, seguidamente, contrató a varias
personas para que recolectaran chipos en la localidad, a quienes remuneró
con el dinero de sus consultas
Así, crio reservorios mamíferos y contaminó en éstos el germen parásito,
sospechando, experimentando, prácticamente solo con la única ayuda de
Rosa, su esposa y fiel compañera. Muchos pacientes, al principio, se
mostraban renuentes ante la aplicación de ese nuevo método pero el nivel de
perseverancia de José Francisco Torrealba llegó al punto de remunerar a
116 pacientes para aplicarle exenodiagnóstico. Incluso, llegó a decir que de
ser necesario se infectaría él mismo para avanzar en la investigación. Luego
de conseguir que los pacientes se dejaran picar por insectos sanos, esperó
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más tiempo del indicado por Brumpt (12 días) en sus trabajos llegando hasta
100 días para hacer las observaciones pertinentes.
Otra rama de la Medicina donde José Francisco Torrealba se destacó fue
en realizar prácticas, anteriormente impensables, de allí surgieron
observaciones sobre la acción del fruto del paraparo (Sapindus Saponaria)
contra los caracoles, recomendando su uso en la lucha contra la
Schistosomosis en el país, etc. En junio de 1936 diagnostica un caso de
lepra, clínica y microscópicamente, aun zazareño de 56 años de edad por
primera vez en Zaraza. En ese mismo año, este caso fue notificado a la
Academia de Medicina y apareció en el noveno número de la Gaceta Médica
de Caracas.
Fue a partir de 1960 cuando el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social,
decide hacerle caso a los llamados de atención de Torrealba, quien en 1937
y 1940 presentó informes al Ministro de Sanidad Dr.Honorio Siglala y en
1938 al Dr. José García Álvarez, poniendo en su política sanitaria un interés
particular en velar por el ambiente rural. Se dotan adecuadamente las
Divisiones de Endemias Rurales, Acueductos Rurales y Vivienda Rural y se
acentúa la campaña del rociado del DDT en las paredes y zonas aledañas a
las viviendas campesinas.
Recibió la Orden del Libertador, grado Comendador; el premio Broult de la
Academia de Medicina de París, Francia; el premio Vargas; el Aplauso al
Mérito de la Creole Petroleum Corporation; y la Orden Andrés Bello, post
mortem, en la Clase Banda de Honor.
Docente honorario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Los
Andes, ULA; miembro correspondiente de la Academia Nacional de
Medicina; y miembro de The Royal Society of Tropical Medicine and Hygiene,
Londres, Inglaterra. Hijo Ilustre de Santa María de Ipire.
El Médico y científico José Francisco Torrealba González, El Sabio
Torrealba, falleció en Caracas el 24 de julio de 1973. Sus restos reposan en
San Juan de los Morros, Edo. Guárico.
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Dr. JACINTO CONVIT
El doctor Jacinto Convit nació el 11 de
septiembre de 1913 de la unión de Francisco Convit
y Martí, inmigrante catalán, y Flora García Marrero,
venezolana.
El 19 de septiembre de 1932 empezó sus estudios en la Escuela de
medicina de la Universidad Central de Venezuela. Cinco años más tarde
recibió el título de Bachiller en Filosofía, y optó por el título de Doctor en
Ciencias Médicas presentando el trabajo «Fracturas de la Columna
Vertebral» en 1938.
Sin embargo, su experiencia en el área sanitario-epidemiológica empezó
un año antes cuando siendo aún estudiante fue invitado por Martín Vegas,
profesor de dermatología en la Facultad de Medicina, y Carlos Gil Yépez a
visitar la leprosería de Cabo Blanco ubicada en el departamento Vargas del
Distrito Federal. Una vez que se graduó fue designado médico residente de
esa leprosería, donde trabajo entre los años 1940 y 1943.
Se desempeñó además, como director ad honorem de la Cruz Roja en La
Guaira. Siempre se sintió conmovido por la estigmatización sufrida por los
pacientes que sufrían de lepra, y trabajó por y con ellos.
Hasta 1942 su lucha consistió en el aislamiento y tratamiento de los
enfermos en los llamados «leprocomios» que dependían de la Dirección de
Asistencia Social del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS).
Posteriormente, fue médico director de las leproserías nacionales, luego
médico director de los Servicios Antileprosos Nacionales, y después médico
jefe de la División de Lepra, con lo cual tenía la responsabilidad organizar
toda la red nacional de lucha contra la lepra.
Su vida la dedicó a la investigación científica. Siendo uno de sus mayores
logros el desarrollo de la vacuna contra la lepra en 1987. Además, aportó
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valiosos avances al conocimiento de otras enfermedades infecciosas, como
la leshmaniasis logrando también crear una vacuna.
Los últimos años de su vida los dedicó el Dr. Convit a conseguir la cura
contra el cáncer. «No me quita el sueño ganar el Premio Nobel, pero si hallar
la cura para el cáncer», llegó a afirmar. Su último estudio lo publicó en 2013
a la edad de 100 años.
Reconocimientos
Su dedicación y esfuerzo a la ciencia médica fue reconocido por el mundo
en 1988, cuando fue postulado al Premio Nobel de Medicina.
En 1971 Convit fue nombrado por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) Director del Centro Cooperativo para el estudio Histológico y
Clasificación de la Lepra, dirección que continuó desempeñando, hasta antes
de su fallecimiento.
En 1968 fue nombrado Presidente de la Asociación Internacional de la
Lepra (International Leprosy Association) y reelecto en 1973, también fue
designado presidente de la International Journal of Leprosy Corporation. En
1976 fue elegido director del Centro Panamericano de Investigación y
Adiestramiento en Lepra y Enfermedades Tropicales.
En 1980, ingresa como individuo de número en la Academia Nacional de
Medicina de Venezuela. Por su larga y fructífera trayectoria científica recibió
numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos, el
Premio Nacional de Ciencias en la especialidad de medicina, otorgado en
1980 por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
(CONICIT).
Desde su llegada a Cabo Blanco, Convit no descansó hasta obtener la
vacuna contra la aciaga enfermedad. Gracias a sus trabajos, Venezuela se
transformó en un centro de entrenamiento en lucha antileprosa. Ello le valió
en 1987 el Premio Príncipe de Asturias en su mención científica y técnica,
galardón concebido por el gobierno de España a las personas e instituciones
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iberoamericanas que han hecho significativos aportes en beneficio de la
humanidad.
En el año 2013 los diputados de la Asamblea Nacional venezolana
aprobaron por primera vez un proyecto de reconocimiento a sus trabajos, con
motivo del centenario de su nacimiento y por su obra, que incluye sus logros
científicos a favor de la salud del pueblo venezolano y del mundo, por su
dedicación al ejercicio de la medicina sin fines lucrativos y de
enriquecimiento personal.
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que fue becado para cursar en Paris, estudios de Microscopía, Bacteriología,
Histología y Fisiología Experimental. Regresa de Europa en 1991 y funda el
Instituto de Medicina Experimental, el Laboratorio del Hospital Vargas y
varias cátedras de Medicina, entre ellas Histología Normal y Patológica;
Fisiología Experimental y Bacteriología. Esta fue la primera que se fundó en
América, impulsando la renovación y el que aconsejó su regreso a Caracas.
Hernández fue autor también de libros de bacteriología y filosofía. En 1912
publicó “Elementos de filosofía” y su muerte fue un duro golpe para el país,
según sus biógrafos.
Dedicaba una hora diaria a atender a los enfermos sin recursos
económicos y, en ocasiones, les regalaba dinero para sus tratamientos
comenzó a conocerse como el “médico de los pobres”.
Al poco de morir, José Gregorio Hernández comenzó a convertirse en
objeto de devoción para muchos en Venezuela. Su imagen puede
encontrarse por todas partes en el país, en carteles, murales urbanos,
afiches, etc. También, junto a las camas de los enfermos y las tumbas de los
difuntos, para quienes sus seres queridos reclaman protección. En muchos
hogares venezolanos se adornan figurillas con la imagen del doctor
enfundado en un traje de chaqueta, con el bigote y el sombrero negro que
todos en Venezuela reconocen al instante.
El Médico de los Pobres se ganó el afecto quienes lo rodeaban por su
permanente servicio a los más desfavorecidos, sus obras de caridad y su
profunda devoción religiosa. Es objeto de culto más allá de su país y se le
considera un santo popular. El 30 de abril pasado se realizó la ceremonia de
beatificación del insigne venezolano en la iglesia San Juan Bautista, ubicada
en una parte de la capital venezolana donde José Gregorio realizó gran parte
de su labor como galeno.
Su beatificación, aprobada por el papa Francisco en junio de 2020. Para
ello, se precisó presentar un milagro atribuible al Médico de los Pobres. En
su caso, la intercesión milagrosa se vincula con la curación de la niña Yaxury
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Solórzano Ortega, quien sobrevivió a una herida de gravedad en la cabeza,
ocasionada por arma de fuego.
Entre otros pasos, se requirió que el milagro recibiera el visto bueno de
una comisión de médicos de la Congregación para la Causa de los Santos y
que, con posterioridad, fuera aprobado por una comisión de teólogos. A
ambos grupos de expertos les correspondió certificar que la curación de la
niña fue completa y perdurable en el tiempo, además de que constituye un
hecho que va más allá de la ciencia.
DR. HUMBERTO FERNÁNDEZ MORÁN
El científico Humberto Fernández Morán Villalobos
nació el 18 de febrero de 1924, en el hospital de
Chiquinquirá de Maracaibo, Venezuela. Hijo de Luis
Fernández Morán y su esposa Elena Villalobos. Fue un
médico y reconocido científico venezolano en el campo
de las ciencias físicas y biológicas. En 1939, poco antes
del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Fernández
Morán, de apenas quince años de edad, se trasladó a Alemania para
estudiar Medicina en la Universidad de Múnich.
Luego de cinco años de constante estudio, a pesar de los ajetreos de un
país en guerra, recibió en 1944 el título de Doctor en Medicina, con mérito
Summa Cum Laude, en el sótano de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Múnich debido al bombardeo aéreo. Un año después,
finalizada oficialmente la guerra, regresa a su tierra natal con veinte años de
edad.
Debido a que no podía ejercer la carrera por su minoría de edad (en aquel
entonces la mayoría de edad se alcanzaba a los veintiún años), decide
realizar algunos cursos hasta revalidar su título en la Universidad Central de
Venezuela (UCV).
Vuelve a salir del país en 1946 y se dirige a los Estados Unidos. En la
Universidad de Princeton conoce al célebre físico alemán Albert Einstein,
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quien aconseja al joven venezolano estudiar en Suecia, lo cual termina por
hacer. En Estocolmo, obtiene la licenciatura en Biofísica; la maestría en
Biología Molecular y Genética; y el doctorado en Biofísica en 1951.En
Estocolmo inventa el bisturí o cuchilla de diamante, su más importante y
apreciada creación. Se trata de un escalpelo de hoja de diamante capaz de
realizar cortes ultrafinos.
Desarrolla, además, el término crioultramicrotomía, técnica que usa un
criostato o micrótomo de congelamiento, en la que la temperatura se regula a
-20 grados Celsius para cortar secciones ultrafinas congeladas destinadas a
examen microscópico, lo que más tarde lo llevaría a crear el microscopio
electrónico.
Regresó a Venezuela en 1954btiene el apoyo del General Marcos Pérez
Jiménez para fundar, el 29 de abril del mismo año, el Instituto Venezolano de
Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), hoy Instituto Venezolano
de Investigaciones Científicas (IVIC), con sede en el estado Miranda. Por
motivo de su cercanía política con el gobierno Pérez-jimenista, cuando este
fue derrocado se vio obligado a exiliarse a los Estados Unidos. Estando en
Boston fue contratado por el Hospital General de Massachusetts como
asistente de Biofísica del Servicio de Neurología hasta 1962, año en el cual
es contratado como profesor de Biofísica en la Universidad de Chicago,
falleció el 17 de marzo de 1999 en Estocolmo Suecia. Poco tiempo después,
el Gobierno Venezolano pidió a la familia del doctor traer sus restos al país
para conferir los respectivos honores por su obra, pero ésta se rehusó. Fue
cremado y sus restos descansaron en Suecia hasta marzo del 2000, primer
aniversario de su muerte, fecha en que su viuda trajo a Maracaibo sus
cenizas y las depositó en el panteón familiar.
El Dr. Humberto Fernández Morán siempre se sintió venezolano a pesar
de las circunstancias. Un ejemplo destacable es que en los Estados Unidos
se le propuso ser nominado al premio Nobel, pero debía optar por la
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nacionalidad estadounidense, lo cual rechazó al querer mantener la
nacionalidad venezolana.
Bien lo dijo él en una oportunidad: “Soy un misionero y un solitario en mi
propia tierra, como lo fue Miranda y como lo fue Bolívar… Persistiré en mi
firme empeño de cumplir callado mi misión, como investigador científico y
educador, ocultando con la jovialidad de Sancho mi tristeza neta de Quijote.”
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conocimientos de la época sobre epidemias, especialmente de la cólera,
afirmando su carácter contagioso en contra del consenso de la época que lo
rechazaba. Sus conocimientos de botánica le permitieron reconocer árboles
de quina en la cordillera de la costa para tratar fiebres palúdicas,
especialmente la fiebre amarilla. Su obra principal es sobre etnobotánica, la
aplicación de la botánica para curar las enfermedades y en el área del uso
industrial de productos forestales, como el caucho.
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No completó el segundo año de Medicina, al retirarse voluntariamente; sin
embargo el adiestramiento que obtuvo en el breve lapso de estudios y las
lecciones que recibió del Dr. Santos Aníbal Dominici en el Instituto Pasteur
de Caracas en 1900, donde fue preparador, le permitió familiarizarse con la
Bacteriología y la Microbiología, y el haber sido externo en la cátedra de
Clínica Médica dirigida por el mismo Dr. Domínici, le facilitó la incorporación
como asistente a las salas San Miguel y San Vicente de Paúl. Ayuda al
maestro en las diarias visitas que éste efectúa a los pacientes del Hospital
Vargas, y de esta manera se entrena directamente en el campo práctico de
la ciencia, la cual ha elegido para desarrollar sus actividades, se incorpora
definitivamente a la disciplina del Laboratorio.
En 1902 es designado Jefe de Laboratorio de Histología y Bacteriología
del Hospital Vargas, en donde además de hacer exámenes de rutina, ofrece
soluciones terapéuticas y desarrolla una corta pero fructífera carrera. Por
sugerencia del Dr. Hernández, sigue como línea de investigación el estudio,
de la estructura y fisiología del Sistema Nervioso.
Inició la organización del Laboratorio al comienzo contó con pocos
equipos, pero con el apoyo del Presidente Cipriano Castro, logró convertirlo
en un Centro no solo de servicios para el Hospital, sino de investigación
activa en el campo de la parasitología.
Rangel con frecuencia ejecuta las autopsias y se perfila como uno de los
grandes precursores de nuestra anatomía patológica, mediante el estudio
macro y microscópico de los órganos y tejidos después de la autopsia o el
acto quirúrgico. Por ello en los pocos años que le toca dirigir el Laboratorio
del Hospital Vargas obtiene una producción científica, apoyada en
publicaciones abundantes.
Esto disminuye al desaparecer Rangel, convirtiéndose en un laboratorio
de rutina, sin mayor énfasis en la investigación. En su destacada trayectoria
científica Rangel como Parasitólogo básico, investiga y descubre los agentes
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etiológicos de dos enfermedades endémicas en nuestro medio, una humana,
la Uncinariosis y la otra animal la Derrengadera de los Equideos.
Una de sus contribuciones de mayor impacto, consistió en el análisis
sistemático detallado y fundamentado en el estudio de casos de
Anquilostomiasis asociados a causa de anemias graves en poblaciones
rurales. En las deyecciones de pacientes y en la mucosa intestinal observó el
parásito Necator Americanus y sus huevos. Esos hallazgos resultaron
sumamente útiles para establecer el tratamiento de la enfermedad.
A finales de 1904 en un viaje a Los Llanos logró establecer la causa de la
Derrengadera o Peste Boba de los caballos, al encontrar organismos
unicelulares o tripanosomas en la sangre de animales infectados.
Como Entomólogo, Rangel inició el estudio de los zancudos en Caracas.
Uno de sus discípulos, el Dr. José M Romero Sierra, desarrolló su tesis
doctoral sobre el tema, con su trabajo “Contribución al estudio de los
mosquitos de Caracas” publicada en 1907, la primera vez que fueron
descritos en Venezuela, mosquitos del género Anopheles, con base en
investigaciones de su maestro.
A mediados de marzo de 1908 el Dr. Rosendo Gómez Peraza, médico
ampliamente conocido y residente de la localidad, observó un caso que
diagnosticó como Peste Bubónica. El General Cipriano Castro, para
entonces Presidente de la República, por insinuación de su Ministro del
Interior Dr. López Baralt, médico (protector de Rangel) y el propio Dr.
Rosendo Gómez Peraza consideran que Rangel debe ser enviado con
urgencia a investigar el problema. Rangel llega el 20 de marzo e
inmediatamente le son presentados dos enfermos con fiebre y bubones, con
evolución de 14 y 19 días respectivamente, el 21 de marzo parte de la
población expectante y el equipo médico encargado de la contingencia
sanitaria en La Guaira, estaban al corriente de los animales inoculados, no
encontrándose alteración de ninguna especie, por lo que Rangel concluye en
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forma definitiva de que no se trata de peste bubónica, ya que al comienzo no
logró la identificación del bacilo causante de la terrible enfermedad.
Pese a la información oficial de que no había peste, siguen apareciendo
casos en La Guaira. El 11 de abril le llega a Rangel el insistente rumor de la
presencia de nuevos casos de fiebre con bubones, que se habían
presentado en La Guaira. Rangel decide espontáneamente y con mucha
prudencia bajar a La Guaira para averiguar la realidad de los hechos. En esta
oportunidad le participa al General Cipriano Castro, con la mayor discreción,
“…que he podido examinar bacteriológicamente uno de los referidos casos y
me es muy doloroso participarle que esta vez he encontrado el bacilo
específico de la peste”. Rangel queda encargado de estudiar, controlar la
enfermedad reinante, y para detener su propagación continúa desplegando
una actividad y una energía descomunal. Una de las medidas más duras que
tuvo que tomar, fue la de quemar ciertas viviendas infectadas prometiendo
que el gobierno resarciría su costo. Otras recomendaciones son, controlar la
peste, evitar que se propague a Caracas y a otros sitios del país y, eliminar
las ratas y ratones potenciales portadores de la enfermedad.
El 19 de agosto de 1909 invita a los internos del Hospital Vargas a una
conferencia, para presentar lo que sería su último trabajo científico, un caso
de Micetoma, o Pie de Madura, pero al momento de mostrar las láminas en
el microscopio, se manifiesta incontroladamente locuaz, llora y guarda
mutismo absoluto ante los estudiantes. Al día siguiente 20 de agosto de 1909
a las 3 de la tarde, pone fin a su vida a la edad de 32 años, ingiriendo
Cianuro.
El 20 de agosto de 1909, en Caracas, falleció a sus 32 años el científico
trujillano Rafael Rangel, considerado el padre de la parasitología y el
bioanálisis en Venezuela. Allí, decidió acabar con su vida ingiriendo una
mezcla de cianuro de potasio y vino, tras sufrir de una depresión por varios
problemas surgidos durante la epidemia de peste registrada en 1909 y por la
negativa a una anhelada beca en el extranjero.
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DR. DOMINGO LUCIANI
Domingo Luciani fue un médico cirujano y docente
venezolano. Nació en Maracaibo el 8 de diciembre de
1886. Se graduó en 1904, de Bachiller en Ciencias
Filosóficas con altas calificaciones. Inició sus estudios en
la Facultad de Medicina de la Universidad Central de
Venezuela (UCV).
Durante el desarrollo de sus estudios universitarios el
doctor Luciani fue interno y externo en los hospitales civiles de Caracas,
además de preparador en las cátedras de Histología y Bacteriología bajo la
dirección del doctor José Gregorio Hernández. El 10 de enero de 1911,
Domingo Luciani recibe el título de Doctor en Ciencias Médicas de manos del
Rector de la Universidad, doctor Alejo Zuloaga. Para tal fin presentó su tesis
doctoral “Contribución al estudio de la elefantiasis de los árabes en
Venezuela”. El jurado para evaluar este trabajo estuvo constituido por los
doctores Pedro Herrera Tovar, Juan Bautista Pérez y José Gregorio
Hernández. En la tesis del doctor Luciani se hace un análisis de la
enfermedad, cuyo nombre es una traducción del vocablo árabe dahl-elpil,
con que fue designada la afección por el médico Rhazés, en el año 850 de
nuestra era. En el trabajo se describen siete casos clínicos, a los cuales se
les aplicó tratamiento médico o quirúrgico con resultados satisfactorios
Una vez culminados sus estudios y por la experiencia adquirida en el
laboratorio del doctor Hernández, comienza a trabajar a petición del Ministro
del Interior, doctor Francisco Linares Alcántara, en el diagnóstico y
seguimiento de casos en una epidemia de peste bubónica que se había
presentado en Caracas, siendo designado a la Parroquia San Juan. Ante un
brote de esta enfermedad en la población de Baruta, es comisionado para
que hiciera también el trabajo de campo en el estudiode los bubones.
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En 1914 se embarcó en Europa en donde estudió Cirugía General
Avanzada, Ginecología, Urología, Medicina Operatoria en Francia e
Inglaterra. En 1917 regresa a Venezuela. Por más de 40 años, Luciani fue
profesor de la Facultad de Medicina de la UCV y titular de la Cátedra de la
Clínica Quirúrgica. Los cronistas de la época describen que sus alumnos
disputaban los primeros puestos del salón para seguir de cerca sus métodos
de enseñanza
La fructífera y dilatada vida académica del doctor Luciani trascurre en el
Hospital Vargas de Caracas, en diversas cátedras de la Facultad de
Medicina, donde estuvo al frente de diversas asignaturas tales como:
Histología, Bacteriología, Anatomía, Patología Quirúrgica, Medicina
Operatoria y Clínica Quirúrgica. El doctor Jiménez-Arraiz lo recuerda en 1923
cuando estuvo encargado de la cátedra de Anatomía por ausencia del titular,
José Izquierdo. Al tener noticias de que el profesor Luciani era muy duro en
los exámenes, lo protestaron y hasta le hicieron una huelga de ausencia a
clases. Cuando llegó el momento del examen muchos temieron una
supuesta venganza; sin embargo no fue así, todos aprobaron el curso,
incluso dos sobresalientes con 20 puntos. De él se expresa su antiguo
alumno Jiménez-Arraiz: “Lo admiré en la cátedra, como fácil expositor que
logró en todo momento hacerse comprender del alumnado: lo he admirado
en Su ejercicio profesional, que ha estado siempre pleno del concepto
sacerdotal que se le pide al médico; lo admiré en su vida ciudadana, vertical
siempre su columna”
Consolidando una destacada trayectoria docente, el doctor Domingo
Luciani ingresa a la Academia Nacional de Medicina en marzo de 1922, con
apenas once años de graduado. Su trabajo de incorporación fue “Acerca de
la trombosis arterial traumática”.
Ese largo trascurrir académico del doctor Luciani, estuvo pleno de grandes
logros, entre los cuales a los ya mencionados podemos agregar Jefe del
Servicio de Cirugía 1 en el Hospital Vargas (salas 4 y 5 de hombres, 16 y 17
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de mujeres); profesor titular de la Universidad Central, donde llegó a ser
vicerrector; y director de Asistencia Social del Ministerio de Sanidad. Fue
autor de numerosos trabajos de investigación publicados principalmente en
la Revista del Hospital Vargas, la Gaceta Médica de Caracas, la Revista de
Medicina y Cirugía, y el Boletín de la Sociedad Venezolana de Cirugía. Es
larga la lista de trabajos científicos, teniendo entre los más importantes:
“Algunas consideraciones sobre la cirugía del cáncer”, 1916; “Acerca de la
hora quirúrgica de la apendicitis”, 1924; “Anomalías anatómicas: I costilla
cervical. Atresia vaginal congénita”, 1925; “El cáncer del seno”, 1932; “La
hernia estrangulada en la etiología de las fístulas estercorales” 1932; “Estado
actual de la cirugía del cáncer gástrico en Venezuela, 1936; “Estenosis
segmentaria aislada de origen poradénico en el colon descendente, 1941;
“Gangrena de la mano por arteritis. Arterectomía de la axila. Curación, 1951;
“Parotidectomía total por tumor mixto con conservación facial, 1952; “Primer
caso de divertículo gástrico hallado en Venezuela y operado con éxito, 1958.
Es una extensa bibliografía la del doctor Luciani y donde se puede evidenciar
el amplio dominio de la Cirugía General, trabajando con éxito en cualquier
región del cuerpo, con especial dedicación en la cirugía gastrointestinal.
Entre los hechos más relevantes realizados en este campo, el doctor Luciani
realizó en Venezuela la primera gastropilorectomía por cáncer de píloro en
1933.
El 1ºde noviembre de 1979 fallece el doctor Domingo Luciani, a la edad de
93 años.
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una familia pudiente entre el matrimonio de José Antonio de Vargas Machuca
y Ana Teresa Ponce.
En 1798 ingresó a la Universidad Real y Pontificia de Caracas, en la que
obtuvo el título de Bachiller en Artes y Filosofía en 1803 y de Médico en
1808.
Cuando culmino su carrera se dirigió a cumana, donde vivió hasta 1812;
en este periodo de tiempo ingreso a la política, tomando el puesto del Poder
Legislativo de Cumaná (1811) en el contexto del movimiento independentista
venezolano.
El 26 de marzo de 1812 sucedió un terremoto en el cual José María
Vargas presto sus servicios como médico a su ciudad natal, donde ayudo
con gallardía a muchos venezolanos. Tras este suceso Vargas regreso a
cumana prestando sus dotes como médico. En 1813 se embarcó con destino
a Europa, con el propósito de perfeccionar sus conocimientos médicos y
quirúrgicos en Edimburgo. Asimismo, en esta época fue incorporado en
Londres como miembro del Real Colegio de Cirujanos.
En los siguientes años Vargas se encargó de ampliar sus conocimientos
hasta que en 1825 regreso a Venezuela, desde allí comenzó a dar clases de
anatomía en la Universidad Central de Venezuela (UCV) donde más
adelante fue elegido rector de la universidad en 1827, de este modo
realizando ciertos cambios para mejorar, en ese mismo año fundó la
Sociedad Médica de Caracas, con la cual se comenzaron a practicar
reuniones científicas en el país. Durante este período desarrolló además una
amplia labor de investigación en el área botánica, que le llevó a establecer
relaciones con hombres notables de esta ciencia en el mundo entero.
En 1835 José María Vargas fue nombrado presidente por la población
venezolana. Hasta 1836 donde Vargas renuncio definitivamente a la
presidencia. Luego de esto José María Vargas se dedicó exclusivamente a la
educación, no obstante fue el encargado de trasladar el resto del libertador
Simón Bolívar a su patria, misión que fue completada en 1842. En 1853
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enfermo y se dirigió a estados unidos, donde residió primero en Filadelfia y
luego en New York donde finalmente falleció el 13 de julio de 1854, sus
cenizas fueron traídas a Caracas y sepultadas en el Panteón Nacional el 27
de abril de ese mismo año.
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Ha sido distinguido con la condecoración de la «Gran Cruz de la Orden
Piana» por su Santidad Pío XII y con «Caballero de la Gran Cruz» otorgada
por la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalem; Gran Cruz de Orden
al Mérito, que le confirió el presidente de la nación argentina, en 1954 y
Orden de Andrés Bello. Primera clase (banda de honor), que le otorgó el
presidente de Venezuela, en 1975. A más del castellano dominaba el
italiano, el francés y el inglés. Preguntado por cuál considera el hecho más
notable de su vida, respondió: «Haber llegado a la Antigüedad Clásica por el
camino de Roma». Su fallecimiento acaeció en la ciudad de Roma el 10 de
diciembre de 1984.
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Según las crónicas el doctor Pineda, religiosamente visitaba a sus
pacientes luego de salir del Hospital de La Caridad. Tampoco exigía dinero
por sus diligentes consultas. Nació en Barquisimeto el 27 de septiembre de
1850, y a corta edad se destacó por su inteligencia y curiosidad durante sus
estudios de primaria y bachillerato.
Inició su carrera en la Universidad Central de Venezuela y se graduó de
Doctor en Medicina en la Universidad de París (Francia) en 1876. Escrita en
francés, su tesis doctoral –“De la hemorragia en la operación de la talla
perineal en el hombre”– obtuvo mención especial laudatoria del jurado,
reconocimiento que le permitió revalidar sin exámenes previos su título como
médico en Venezuela. Muy comprometido con sus raíces, desarrolló su
carrera en Barquisimeto.
Antonio María Pineda tuvo dilatada trayectoria clínica. Considerado uno de
los pioneros de la cirugía en Venezuela. Fue ampliamente reconocido por su
labor como cirujano, obstetra, docente, escritor científico y carácter caritativo.
Esculpió un precedente
En la ciudad capital del estado Lara, practicó –en 1893– la primera
craneotomía del país: una cirugía que marcó un precedente en los métodos
de exploración clínica.
El dato. Creó el doctor Pineda un termómetro eléctrico conocido en su
momento como “termómetro ideal Pineda”
Además, innovó con técnicas operacionales la tiroidectomía, la
histerectomía, la resección de maxilar, la desarticulación de hombro, el labio
leporino, la ovariectomía y las ligaduras de arteria femoral. Creativo y hábil,
fabricó mesas operatorias (plegadizas con ingeniosos dispositivos en
madera) y sus propios instrumentos quirúrgicos: una sonda vesical, una
espátula para extracción de cuerpos extraños vesicales y un teno-neuro-
tomo ocular para evitar heridas durante la intervención del nervio óptico.
A través de colectas públicas y de su propio peculio, este médico
construyó la sede del centro hospitalario para más tarde, en 1878, fundó en
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Barquisimeto el Hospital la Caridad, institución que dirigió por más de
cincuenta años y se convirtió en un gran centro de estudio y experimentación
clínica en la época.
La cirugía como pasión: El centro de salud de La Caridad, Pineda
desempeña las especialidades de cirugía y obstetricia, practicando
innumerables intervenciones quirúrgicas, entre ellas tiroidectomías,
histerectomías, tallas perineales e hipogástricas, extirpación de la glándula
parótida con resección de la arteria carótida externa, ligadura de la femoral
por aneurismas y tumores vecinos, pie Bot, labios leporinos, iridectomías,
enucleaciones, cataratas, amputaciones y la primera craneotomía del país,
efectuada el 24 de mayo de 1893.
Introdujo el primer equipo de Rayos X en el Hospital La Caridad,
convirtiéndolo en el precursor de la radiología en el estado Lara. El 22 de
noviembre de 1903, recibe mención honorífica por la invención de sus
instrumentos de cirugía, en el Primer Concurso Público Industrial del estado
Lara. Inició sus labores docentes en el Hospital de la Caridad y dictó la
cátedra Clínica en el Colegio Federal de Primera Categoría de Barquisimeto.
Fue, además, rector del Colegio Nacional de Varones de esa ciudad. En
1934 la Academia Nacional de Medicina de Venezuela lo designó miembro
correspondiente y, en 1939, en su honor, el hospital fue rebautizado con su
nombre.
El 5 de octubre de 1941, a las 12:15 de la madrugada, en su residencia de
la calle Ayacucho carrera 18, signada con el número 77, en Barquisimeto, su
vida se extingue a los 91 años. Sus restos reposan en la capilla del Hospital
Central Universitario Doctor Antonio María Pineda desde el 27 de octubre de
1988.
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CONCLUSIÓN
Cabe destacar que los médicos mencionados tuvieron un gran aporte a la
medicina venezolana.
Dr José Gregorio Hernández introducción del microscopio en Venezuela,
del que además enseñó su uso y manejo. Es considerado el impulsor y
pionero de la docencia científica y pedagógica en Venezuela y, fue el
fundador de la cátedra de Bacteriología, la primera de esta disciplina en
América.
Por otra parte el Dr Jacinto Convit trabajó con un grupo de investigadores
en el Instituto Biomédico de Venezuela, creando una vacuna modelo para
tratar la lepra. En sus investigaciones logró aislar el bacilo con la vacuna,
contribuyendo al cierre de los centros de aislamiento en los países de la
región, y garantizando un trato digno.
El insigne doctor y profesor Joaquín Díaz González quien fue uno de esos
hombres dotado de espíritu universal. Ilustre médico que descolló, por su
labor docente como catedrático de Historia de la Medicina, así como por su
consagración a la investigación en los campos de la historia y del arte, en
particular de trabajos dedicados a la Antigüedad Clásica
Razetti era un hombre altamente entusiasta y tenía la virtud de trabajar y
de hacer trabajar a aquellos sobre quienes influía. La época de Razetti tuvo
una influencia ideológica fundamental sobre los estudiantes de medicina.
Animados por un proceso de avance intelectual y alimentados por los
conocimientos que recogían.
Rafael Rangel fue un científico e investigador que se dedicó al estudio de
las enfermedades tropicales. Se le reconoce principalmente por ser el
primero en describir en Venezuela al Necator americanus, es considerado
como el padre de la parasitología de nuestro país.
Así estos y demás doctores aportaron grandes investigaciones a nuestro
país y son gran inspiración para la nueva generación de profesionales para la
salud.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Razetti
https://caibco.ucv.ve/caibco/vitae/VitaeCuatro/L.razetti/capviii.htm
http://www.med.ucv.ve/escuelas_institutos/Razetti/Medicina/index.htm
http://venezuelaehistoria.blogspot.com/2017/06/jose-francisco-torrealba-
gonzalez.html
https://caibco.ucv.ve/caibco/vitae/VitaeVeinticinco/Personajes/ArchivoPDF/
JosefranciscotorrealbaPDF.pdf
https://www.paho.org/es/heroes-salud-publica/dr-jacinto-convit
Josep Francesc Sanmartín. (11 de septiembre del 2018).” Arte poesía y
estudios culturales”. Recuperado de: w.w.w.centrolombardo.edu.mx/José-
maría-benitez-1898-1967/.com
Belisario, Gladys, & Maya, Consuelo. (2006). Biografía de Rafael Rangel (1877- 1909). Revista
del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, 37(1), 008-012. Recuperado en 13 de
mayo de 2022, de http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0798-
04772006000100003&lng=es&tlng=es
file:///C:/Users/Administrador/Downloads/215-Manuscrito-433-1-10-20200330.pdf
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