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Introducción
En esta unidad didáctica vamos a estudiar las radiaciones electromagnéticas, que constituyen otro de los contaminantes
físicos que podemos encontrar con frecuencia en un puesto de trabajo. Aunque aún es pronto para entrar a describir la
naturaleza física de este contaminante, podemos ya adelantar que las ondas de radio, la luz visible y UV, los rayos X y la
radioactividad son ejemplos de radiaciones.
Según la Higiene Industrial: en esta primera parte nuestra atención se centrará en las repercusiones que la presencia
de radiaciones puede tener sobre la salud de los trabajadores y cómo controlar la exposición laboral.
Según la Ergonomía: en la segunda parte de la unidad analizaremos la relación entre la fracción visible del espectro
electromagnético, es decir la luz, y la comodidad y bienestar de los trabajadores y su repercusión sobre la
productividad laboral.
La radiación electromagnética es un contaminante prácticamente universal ya que de alguna manera en nuestro entorno
siempre va a estar presente un tipo u otro de radiación. De hecho en la actualidad se ha suscitado un intenso debate sobre la
nocividad de las emisiones de las antenas de telefonía móvil y los transformadores de la red eléctrica.
La iluminación de un recinto y en concreto el diseño de su instalación luminosa puede influir psicológicamente en el trabajador
y si bien ayuda a crear espacios visualmente atractivos no es menos cierto que influye en la productividad del individuo y
disminuye el riesgo de que se produzcan accidentes.
En esta unidad didáctica vamos a abordar el estudio de las radiaciones electromagnéticas, un contaminante físico común en
el mundo laboral actual pero muy diferente a los que hasta ahora hemos visto, es decir, la energía mecánica, ya sea ruido o
vibraciones, y el ambiente térmico. Muchas actividades conllevan riesgo por exposición a radiaciones, algunas bien conocidas
por todos como el trabajo en instalaciones médicas de rayos X o centrales nucleares y otras más comunes, pero no por ello
libres de riesgo, como soldadura y fundición de vidrio o metal.
La radiación es un contaminante físico importante que puede poner en riesgo la salud de los trabajadores. Por tanto,
deberemos conocer qué es y cómo actuar frente a ella. A lo largo de la unidad iremos viendo los diferentes tipos de radiación
que se conocen, indicando:
Características de la radiación
Cuando hablamos de radiaciones como algo perjudicial tendemos a pensar siempre en la radioactividad, es decir, en centrales
o instalaciones nucleares y armas de destrucción masiva. Basta recordar Nagasaki e Hiroshima durante la Segunda Guerra
Mundial, la amenaza nuclear durante la Guerra Fría y el lamentable accidente de Chernobil en abril de 1986, donde se liberó
a la atmósfera grandes cantidades de polvo radiactivo y radiaciones, con los devastadores efectos que todos conocemos.
No obstante, la emisión de radiaciones no se circunscribe a la radioactividad y también las recibimos cuando estamos cerca de
una emisora de radio o de telefonía móvil, un tendido eléctrico de alta tensión, cuando usamos un horno de microondas o
estamos ante la boca de un horno en una fundición, cuando trabajamos a la intemperie bajo una fuerte insolación, hacemos
una soldadura o nos hacen una radiografía. Entonces, ¿qué son las radiaciones?.
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La radiación electromagnética es una forma de energía que consiste en un campo eléctrico E y un campo magnético H (a veces
se lo representa por B) senoidales y perpendiculares entre sí y que tienen la misma frecuencia. La radiación, a diferencia del
sonido, no requiere de un medio material para su transmisión y en el vacío se propaga a la velocidad de la luz (c =2.998x108
m/s).
Muchos fenómenos en los que participa la radiación como son la formación de imágenes en los espejos y los reflejos en
superficies metálicas (reflexión), así como la formación de arco iris o la deformación aparente de un lápiz en un vaso de agua
(refracción), pueden explicarse considerando que la radiación se comporta como una onda. Si bien en todos los ejemplos
anteriores participa la luz visible estos fenómenos también pueden darse con otros tipos de radiación, aunque los efectos no
sean tan aparentes.
Aunque esta descripción ondulatoria de la radiación resultó ser adecuada para explicar ciertos fenómenos naturales, pronto
se descubrieron otros (efecto fotoeléctrico, emisión y absorción de radiación) que sólo se pudieron explicar satisfactoriamente
considerando que la radiación estaba formada por partículas denominadas fotones.
Como vemos en ocasiones podemos interpretar la radiación como una onda (naturaleza ondulatoria) y en otros casos es mejor
considerarla formada por fotones (naturaleza corpuscular). Esta dualidad en el carácter de la radiación se denomina dualidad
onda-partícula ó Principio de De Broglie.
Longitud de onda (λ): distancia recorrida por la radiación en un ciclo. Puede medirse en m, nm ó Å.
Frecuencia (v): número de ciclos por segundo. Frecuencia y longitud de onda son inversamente proporcionales:
. Se mide en s-1 ó Hz.
Período (T): tiempo invertido por la onda en describir un ciclo (s).
Energía (E): cada fotón de radiación tiene una energía E=h·v, donde h es la llamada constante de Planck (h = 6.63x10-34
J·s ). Por tanto, cuanto mayor sea la frecuencia de una radiación (o menor su longitud de onda) mayor será su
contenido energético. La energía suele medirse en electrón-voltios (eV).
Autoevaluación
Cuando se habla de radiaciones solemos estar de acuerdo en que la radiación emitida por un reactor nuclear o que los rayos
X son perjudiciales para el hombre. Pero la opinión ya no es tan unánime si hablamos de otras radiaciones como la luz
ultravioleta, las ondas de radio o las microondas. En estos casos nos será mucho más complicado llegar a un consenso. No
parecen ser tan peligrosas, aunque como veremos más adelante también pueden crear serios problemas de salud. ¿Qué las
diferencia? Esta pregunta se responde considerando su energía.
Como vimos en el anterior apartado una característica importante de las radiaciones es su energía. Se ha comprobado que si
es suficientemente alta (≥12.4 eV) su interacción con la materia puede provocar la expulsión de electrones, formándose iones
y radicales libres. En estas condiciones es frecuente que el material irradiado sufra reacciones químicas que alteran su
composición. Este tipo de radiaciones se denominan radiaciones ionizantes y representan un alto riesgo para el ser humano
ya que pueden alterar los tejidos expuestos y provocar, por ejemplo, cáncer.
Partículas α y β
Rayos γ
Neutrones
Rayos X.
Por debajo de los 12.4 eV los efectos de la radiación son muy diversos (p.ej. calentamiento y fluorescencia) pero no provocan
la ionización de la materia. Se denominan, por tanto, radiaciones no ionizantes y aunque no son tan nocivas para el hombre,
también pueden ser causa de riesgo para la salud del trabajador (p.ej. quemaduras y ceguera).
Radiaciones ionizantes
Radiaciones no ionizantes
A continuación estudiaremos las radiaciones electromagnéticas desde la perspectiva de la Higiene Industrial, tratando en un
primer bloque las radiaciones no ionizantes y la radiación láser, que por sus características merece ser estudiada por separado.
Posteriormente y en un segundo bloque abordaremos la radioactividad, o en definitiva, el estudio de las radiaciones ionizantes.
En el último bloque trataremos la radiación visible y su importancia en el diseño ergonómico de los puestos de trabajo.
Autoevaluación
Radiaciones no ionizantes
El uso de electrodomésticos y aparatos eléctricos de todo tipo ha conseguido hacer que las radiaciones no ionizantes sean
muy comunes en nuestro entorno ya sea en los puestos de trabajo o en nuestro propio hogar. Los ordenadores y teléfonos
móviles se usan rutinariamente y qué decir de los aparatos de radio, bombillas y hornos de microondas o el propio tendido
eléctrico de una casa. Cada día se usan más las lámparas de rayos UVA para bronceado y no podemos olvidarnos de los lectores
de CD o los punteros láser. En los ejemplos que acabamos de dar se han citado situaciones cotidianas en las que están
presentes algunos de los tipos de radiación no ionizante que se conocen.
Para establecer una clasificación de esta radiación generalmente se acude a su longitud de onda. En base a ella se distinguen
varios tipos, que aparecen clasificados de mayor a menor λ:
Las radiaciones no ionizantes se corresponden aproximadamente con los valores de longitud de onda y energía que se indican
a continuación:
Longitud de
Tipo de radiación Frecuencia Energía (eV)
onda
Bajas (LF) y muy bajas [4.14x10-
1 Hz – 300 KHz [3x105,1000] m 15
Radiofrecuencias frecuencias (VLF) ,1.24x10-9]
(RF) 300 KHz – 300 [1.24x10-
Ondas de radio [1000,1] m
MHz 9,1.24x10-6]
300 MHz – 300 [1.24x10-6,1.24x10-
Microondas (MO) [1,0.001] m 3
GHz ]
300 - 3.85x105
Infrarrojos (IR) [106,780] nm [1.24x10-3,1.59]
GHz
[3.85,7.50] x105
Visible [780,400] nm [1.59,3.10]
GHz
Ultravioleta (UV) [7.50,30]105 GHz [400,100] nm [3.10,12.40]
Como ya hemos indicado en el apartado anterior, las RF y MO se usan fundamentalmente en telecomunicaciones y estaciones
de rádar. Las radiofrecuencias son generadas por las antenas de radio, tendidos eléctricos y aparatos eléctricos en
funcionamiento, dispositivos muy comunes en la sociedad actual. Las microondas poseen una frecuencia algo superior a las
anteriores y son usadas en telecomunicación: telefonía móvil, Bluetooth ó WiFi (internet inalámbrico). Otro uso muy común
de las MO es su empleo para calentar objetos o alimentos (hornos de microondas). Es fácil, por tanto, comprender la
omnipresencia de las RF y MO en nuestro mundo.
Ambos tipos de radiaciones penetran fácilmente en el ser humano a diferencia del resto de radiaciones no ionizantes, que rara
vez atraviesan más de un 1 cm de tejido humano. Provocan campos electromagnéticos en el interior del ser vivo que afectan
fundamentalmente a la termorregulación del ser humano. Por tanto, el principal efecto de estas radiaciones es térmico.
Efectos de las MO Y RF
Térmicos.
No térmicos.
Efectos térmicos
Cuando la materia recibe estas radiaciones parte de su energía es absorbida por las moléculas del cuerpo que pasan a rotar a
mayor velocidad. Los choques entre las moléculas se hacen más frecuentes y en cada uno de ellos se disipa parte de su energía
cinética en forma de calor. El efecto resultante es el calentamiento del cuerpo.
En el caso del ser humano este calentamiento no es uniforme afectando en mayor medida a los órganos con poca circulación
sanguínea y que por tanto presentan mayores dificultades para evacuar el calor (p.ej. ojos y testículos).
Piel: quemaduras.
Ojos: cataratas (especialmente a v>500 MHz), queratitis y daños degenerativos de la retina.
Testículos: problemas de esterilidad.
Efectos no térmicos
Se denominan efectos no térmicos a aquellos trastornos que aparecen en individuos expuestos a RF y MO y que han cursado
sin que se haya producido un aumento apreciable en la temperatura corporal. Algunos de ellos son:
Autoevaluación
Para saber más: Móviles y salud [Versión en caché]. Radiaciones [Versión en caché]. Antenas inocentes [Versión en caché]
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Para las radiaciones de más baja frecuencia suele ser necesario determinar al menos E y H por separado, mientras que para
las de mayor frecuencia suele bastar con conocer S.
Para elegir los valores límite de exposición a efectos de evaluación se distingue entre:
Para trabajadores sanos y formados en la protección frente a RF y MO la Directiva propone valores límite que dan lugar a una
acción, que aparecen recogidos en la siguiente tabla:
Esos valores se han obtenido a partir de los valores límite de exposición propuestos por la Comisión Internacional sobre
Protección frente a Radiaciones No-Ionizantes (ICNIRP) en sus directrices sobre la limitación de la exposición a radiaciones no
ionizantes (ICNIRP 7/99).
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Si la exposición del trabajador no es homogénea y se pueden distinguir varias etapas de duración ti, cada una con sus propios
valores de campo eléctrico (Ei) y magnético (Hi), la evaluación se realizará usando el valor promedio de E y H, que se calculan
según las expresiones:
Donde T es la duración total de la exposición, expresada en las mismas unidades que ti.
Ejemplo
Un trabajador controla el funcionamiento de un horno de secado mediante RF de 27 MHz. La observación del proceso
determinó que las peores condiciones de exposición se producían durante periodos de 6 minutos donde las mediciones dieron
los siguientes resultados:
Evaluar la situación higiénica en este puesto de trabajo de acuerdo con la directiva 2004/40/CE.
Solución:
Del análisis de la exposición laboral se deduce que existen claramente tres etapas, por tanto a efectos de evaluación tendremos
que calcular los valores de E y H promediados temporalmente:
Como la frecuencia de la radiación es de 27 MHz (ondas de radio) los valores límite de E y H son 61 V/m y 0.16 A/m
respectivamente. Por tanto, no existen indicios de riesgo por exposición a RF.
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Medida de radiaciones de RF y MO
Los equipos de medida para estas radiaciones constan de una unidad digital de medida y una o varias sondas. Generalmente
estas sondas actúan a modo de antena y sólo son válidas para ciertas frecuencias y uno de los campos asociados a la radiación
(eléctrico E ó magnético H). La magnitud que se mide y aparece indicada en pantalla suele ser la densidad de potencia S de la
radiación, aunque en los aparatos modernos este dato puede transformarse a deseo del usuario en el valor del campo E ó H.
La protección frente a este tipo de radiaciones se hará dando mayor prioridad a las medidas de control colectivas. Entre ellas
se encuentran:
Mantener las fuentes emisoras apagadas y desconectadas de la red eléctrica cuando no se utilicen.
Evitar realizar actividades prolongadas en zonas próximas a fuentes generadoras.
Establecer una distancia de seguridad entre las fuentes y los trabajadores.
Uso de cerramientos para confinar la fuente: son cabinas cuyas paredes están elaboradas con dos láminas de madera
contrachapada situadas entre láminas metálicas. Otra opción consiste en usar paredes de malla metálica (Jaula de
Faraday). En cualquier caso, toda abertura dispondrá de un material absorbente.
Con relación a la telefonía móvil, se recomienda evitar la instalación de antenas en zonas muy próximas a centros escolares y
áreas de recreo infantil para minimizar el riesgo de exposición, aunque aún no hay suficientes pruebas científicas que
demuestren claramente la relación causa-efecto entre las radiaciones que emiten y la salud. Es aconsejable el uso de barreras
e indicaciones que impidan el paso a las cercanías de las antenas.
Para los usuarios de telefonía móvil se recomienda el uso de terminales de baja potencia de emisión y su uso lo más alejado
posible de la cabeza. Los portadores de marcapasos no deberán colocar los teléfonos próximos al corazón.
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Autoevaluación
Cualquier puesto de trabajo en el que se use un horno u otro aparato que trabaje a altas temperaturas va estar contaminado
por infrarrojos. De hecho, podemos considerar que la presencia de radiación infrarroja es sinónimo de calentamiento. Tareas
como la fundición de metales o vidrio y otras más sencillas como la cocción de pan son ejemplos de actividades profesionales
con exposición a infrarrojos. Si abrimos las puertas de un horno mientras estamos situados frente a ella notaremos un golpe
de calor producido por la radiación infrarroja que habremos recibido.
La radiación IR tiene otros usos y por ejemplo es la clave de la técnica de diagnóstico conocida como termografía, basada en
el registro a distancia de la temperatura de un cuerpo en base al tipo e intensidad de la radiación IR que emita. En medicina
puede ser usada para el diagnóstico de isquemias vasculares, patologías inflamatorias, rechazo de injertos y artriris
reumatoide. A nivel industrial la termografía puede usarse como herramienta de diagnosis en el llamado "mantenimiento
preventivo industrial" ya que permite controlar la temperatura de los componentes de una instalación in situ y evitar así averías
por cambios bruscos de su temperatura.
Finalmente, los dispositivos de visión térmica y los amplificadores de luz para visión nocturna basan su funcionamiento en la
radiación IR y son muy usados con fines militares, policiales y en caza.
La radiación infrarroja es el intervalo de radiaciones no ionizantes comprendido entre las MO y la radiación visible. Se
distinguen tres tipos de radiación IR:
*1 μm = 0.001 mm = 10-6 m; **1 THz = 103 GHz = 106 MHz = 109 KHz
El IR-C es el tipo más parecido a las microondas, mientras que el IR-A está en la frontera con la radiación visible, concretamente
con la zona correspondiente al color rojo.
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La radiación IR es muy frecuente en los puestos de trabajo al ser emitidas tanto por cuerpos incandescentes (p.ej. bombillas,
vidrio al rojo, metales fundidos y soldadura) como por superficies muy calientes (p.ej. fotograbado y secado de pinturas). La
radiación procedente del sol presenta un alto contenido en IR.
Cualquier persona está expuesta a radiaciones IR pues cualquier cuerpo las emite, incluso el propio ser humano.
Efectos de la radiación IR
La radiación IR es poco energética y las lesiones que puede provocar son generalmente de tipo térmico, afectando
principalmente a ojos y piel.
Ojos
IR-C y B: provocan lesiones de córnea, eritemas y quemaduras. Las lesiones son por lo general reversibles salvo si
afectan a las proteínas del ojo, en cuyo caso pueden aparecer opacidades corneales permanentes.
IR-A (IR cercano): afecta a los tejidos profundos del ojo, dañando la retina. Además, son posibles lesiones del cristalino
y cataratas.
Estos problemas son frecuentes en actividades profesionales en las que se desarrollan exposiciones a materiales
incandescentes, como los sopladores de vidrio.
Piel
Las radiaciones IR de mayor longitud de onda (IR-B e IR-C) tienen escaso poder de penetración a través de la piel y su principal
efecto es aumentar su pigmentación. No obstante, ocasionalmente pueden provocar problemas de termorregulación
aumentando el riesgo de estrés por calor.
La radiación IR-A, de menor longitud de onda, posee una mayor capacidad de penetración a través de la piel y puede dar lugar
a:
Autoevaluación
Evaluación de IR
La directiva 2006/25/CE, de 5 de Abril, en su anexo I recoge los valores límite de exposición para las radiaciones ópticas,
término que engloba el infrarrojo cercano, visible y ultravioleta. En relación con la radiación infrarroja, se dan valores límite
de exposición obtenidos a partir del estudio de los daños oculares provocados por exposición al infrarrojo cercano (IR-A) y
medio (IR-B), es decir, la radiación comprendida entre 780 y 3000 nm. En función al tiempo de exposición:
Conocido el tiempo de exposición basta aplicar las anteriores expresiones para calcular el valor límite de exposición, que en
este caso se expresa en términos de EIR, es decir, de la irradiancia total recibida por el trabajador en el intervalo del IR
[780,3000] nm. La irradiancia es una magnitud utilizada para describir la potencia que incide por unidad de superficie expuesta
y es muy usada, por ejemplo, para describir el rendimiento energético de una célula fotovoltaica. Se expresa en W/m2 en
unidades del sistema internacional.
Si la irradiancia medida con nuestro equipo no alcanza el valor antes calculado para EIR podremos considerar que la situación
es segura, mientras que si lo supera la situación representa un riesgo para la salud del trabajador y habrá que adoptar medidas
de control.
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Control de IR
Para el control de las radiaciones IR suele ser suficiente con proceder al confinamiento de la fuente en el interior de una cabina
y limitar el acceso a las zonas expuestas sólo a personas autorizadas. Si aún así la protección resulta insuficiente, pueden usarse
equipos de protección individual (EPIs) como gafas, cascos con pantallas adecuadas y ropa protectora, generalmente
aluminizada.
Debido a que el ser humano es incapaz de detectar visualmente la radiación IR se recomienda señalizar convenientemente las
áreas de trabajo expuestas.
El trabajador será informado acerca de las fuentes de radiación IR presentes en su lugar de trabajo, de los riesgos que ello
implica y de las medidas que pueden tomarse para su protección.
Luz visible
Si bien la radiación electromagnética correspondiente al visible permite nuestra visión y que podamos apreciar el entorno que
nos rodea, una excesiva iluminación puede provocar molestias y fatiga ocular e incluso llegar a originar lesiones en casos
extremos. Actividades como la conducción de vehículos en verano o trabajos a la intemperie con una fuerte carga solar
(estaciones de esquí, playa) sobrecargan los ojos, provocando su enrojecimiento y pérdida de agudeza visual.
La radiación visible es la fracción del espectro electromagnético comprendida entre el infrarrojos (IR) y el ultravioleta (UV) y
comprende longitudes de onda entre 400 y 780 nm. La fuente por excelencia de este tipo de radiación es el sol aunque también
son importantes las artificiales (p.ej. lámparas de filamento y halógenas, tubos fluorescentes y de neón).
La radiación visible es la única con capacidad para excitar las células sensibles del ojo y son las responsables de que veamos y
distingamos colores y formas. De hecho un recinto que no reciba luz visible nos parecerá negro, como ocurre de noche o en
lugares cerrados.
INFRARROJOS
color v (THz)* λ (nm)**
Rojo [464,384] [647,780]
Naranja [513,464] [585,647]
visible
Amarillo [522,513] [575,585]
Verde [611,522] [491,575]
Azul [707,611] [424,491]
ULTRAVIOLETA
La luz visible posee escaso poder de penetración a través de la materia y sus efectos adversos se dan principalmente en los
ojos, concretamente en la retina. Podemos experimentar:
Deslumbramientos: que no provocan directamente lesiones sobre el ojo, pero que pueden favorecer que el trabajador
sufra un accidente.
Lesiones térmicas y fotoquímicas de la retina:
Pérdida de agudeza visual.
Fatiga ocular, que suele ir acompañada de enrojecimiento de los ojos.
La luz azul es la fracción del visible más perjudicial para los ojos, pudiendo provocar fotorretinitis.
Los problemas de piel que aparecen como resultado de una exposición prolongada e intensa a la luz del sol no se deben a la
propia radiación visible sino a la gran cantidad de radiación IR y UV presente en ella.
Autoevaluación
La directiva 2006/25/CE, de 5 de Abril, en su anexo I recoge los valores límite de exposición para la radiación visible. En su
evaluación distinguiremos entre la luz azul, que posee sus propios valores y el resto del visible:
Luz azul: en función del tiempo de exposición a ella distinguimos dos casos,
t ≤ 10.000 s : LB = 106/t (W/m2sr)
t > 10.000 s : LB = 100 (W/m2sr)
Donde:
Donde:
LR es también una radiancia efectiva, pero ponderada según una función diferente de la usada para LB, de ahí
la distinta simbología.
μ es un prefijo (micro) que indica submúltiplo, concretamente 10-6. Un μs es 10-6 s.
Ca es un parámetro cuyo valor depende del ángulo sólido observado.
El proceso de evaluación sigue una dinámica parecida a la descrita en el caso de los IR. Una vez que hemos identificado ante
qué tipo de radiación visible nos encontramos y determinado el tiempo de exposición podemos calcular el valor límite de
exposición, que en este caso se expresa como radiancia efectiva. Si el valor de radiancia medido experimentalmente supera el
valor límite estaremos en una situación de riesgo y tendremos que diseñar un programa de medidas de control para mejorar
la situación higiénica.
Podemos actuar técnicamente tanto a nivel de la fuente emisora como del receptor, es decir, del trabajador.
Controlando la transmisión de la luz emitida por las fuentes de radiación visible conseguiremos proteger colectivamente a la
totalidad de los trabajadores. La transmisión puede evitarse de dos formas principalmente:
Evitando la reflexión, que puede hacer llegar de manera difusa la luz a zonas directamente no iluminadas por la fuente,
aparte de provocar molestos deslumbramientos.
Evitando la transmisión mediante el uso de materiales que absorban la luz incidente sobre ellos.
Podemos conseguir un grado de protección laboral aceptable si diseñamos correctamente el puesto de trabajo. Algunas
consideraciones en este sentido son:
Uso de recubrimientos antirreflectantes en las paredes: evitaremos superficies metálicas, azulejos y espejos.
Uso de pantallas, que o bien reflejen la luz hacia la fuente o bien reduzcan su transmisión.
Uso de cerramientos: cabinas o cortinas.
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Uso de protecciones oculares: cascos, pantallas o gafas fabricadas con materiales reflectantes, absorbentes o
polarizados, que reducen la cantidad de luz que llega a los ojos.
Cursos de formación a los trabajadores: deben recibir información sobre los riesgos de una exposición excesiva y las
precauciones a tomar.
Limitar el acceso al recinto únicamente a las personas autorizadas
Autoevaluación
Este tipo de radiación es la más energética de todas las radiaciones no ionizantes, situándose entre la luz visible y los rayos X,
que ya pertenecen a las radiaciones ionizantes. Su mayor energía hace posible que puedan desarrollarse reacciones químicas
llamadas fotoquímicas que cursan sin que se produzca la ionización del material irradiado. Un ejemplo de estas reacciones
sería la fotosíntesis en las plantas, donde la energía del sol es usada en transformar agua y el dióxido de carbono atmosférico
en glucosa, nutriente esencial para la planta, o la fotodegradación de plásticos expuestos al sol, que de transparentes pasan a
amarillentos y quebradizos.
La acción de la radiación UV sobre el ser humano puede provocar el desarrollo de reacciones fotoquímicas indeseadas en el
tejido expuesto, como por ejemplo la alteración fotoquímica del ADN celular. Por tanto la exposición a UV se considera de
riesgo serio para el ser humano.
Existen una gran cantidad de fuentes de radiación UV, tanto en el trabajo como en nuestro entorno cotidiano. La más
importante es el sol, fuente UV por excelencia. Afortunadamente, la capa de ozono sólo permite el paso a la radiación UV
menos dañina (UV-B y UV-A, λ >290 nm). No se conocen fuentes naturales de rayos UV-C sobre la Tierra por lo que este tipo
concreto de luz UV no representa por lo general un riesgo para la salud de los trabajadores.
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La escasa penetración de esta radiación limita su acción en el caso del ser humano a la piel y los ojos. Los efectos agudos de
esta radiación son:
Piel
Las pieles poco pigmentadas son más sensibles a la acción de la luz UV.
Los rayos UV-C y UV-B afectan únicamente a la epidermis, zona más externa de la piel.
La radiación UV-A puede llegar a la dermis pudiendo ocasionar lesiones en las terminaciones nerviosas y en los capilares
sanguíneos.
Eritema o quemadura solar: la zona irradiada experimenta vasodilatación y enrojece al aumentar el flujo sanguíneo.
Pueden aparecer quemaduras y ampollas si se ha recibido demasiada radiación ultravioleta.
Carcinogénesis de la piel: exposiciones prolongadas incrementan el riesgo de padecer cáncer de piel, especialmente en
individuos albinos o con tejidos patológicos (verrugas, lunares ó cicatrices).
Fotosensibilización química: ciertas sustancias en la piel pueden provocar una respuesta alérgica (fotoalergia) o mostrar
toxicidad (fototoxicidad) al absorber radiación UV. Ejemplos pueden ser: perfumes y jabón, fármacos y las sustancias
presentes en la piel como consecuencia de alguna enfermedad.
Pérdida de elasticidad: provocada por un excesivo crecimiento de las células de la piel en zonas que han sido dañadas
por la luz UV.
A la vista de estos efectos, es recomendable evitar la exposición a radiación UV siempre que sea posible y en todo caso, si ello
es imposible, usar medios de protección adecuados.
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Ojos
La mayor parte de la radiación UV es absorbida por la córnea y regiones adyacentes, pudiendo llegar al cristalino si λ>295 nm
e incluso a la retina si se trata de radiación UV-A.
Fotoqueratitis y fotoqueratoconjuntivitis: producidos por rayos UV-B y UV-C. El sujeto tiene la sensación de tener arena
en los ojos. Va acompañada de lagrimeo, visión nublada y fotofobia pero no suele dejar lesiones de gravedad.
Desaparece al cabo de 2 o 3 días de descanso óptico.
Lesiones del cristalino: especialmente si λ [295,320] nm.
Lesiones de retina.
Autoevaluación
La capacidad germicida de la radiación UV, es decir, su capacidad de alterar el ADN celular y provocar mutaciones y muerte
celular se aprovecha para procesos de desinfección. En la actualidad se usa regularmente en la desinfección de superficies,
material de peluquería y alimentos así como de aguas residuales y de riego. Una ventaja sustancial de esta técnica
desinfectante es que no deja residuos en el material tratado.
Evaluación de la radiación UV
Aunque existen espectrorradiómetros UV, los intentos de fabricar estos aparatos a bajo costo para su uso con fines de higiene
han sido infructuosos y no son muy usados. Suele ser más frecuente el uso de medidores de radiación UV de banda ancha que
permiten medir el tiempo durante el cual la exposición a la fuente de luz UV es segura para la salud del trabajador.
En la directiva 2006/12/CE, de 5 de Abril, se recogen los valores límite de exposición para la radiación UV. En todo el rango UV
y según esta normativa, para la evaluación de la exposición puede medirse la exposición radiante efectiva (Heff, J/m2). El valor
límite de exposición es de 30 J/m2 para 8 h.
En el caso de la radiación UVA podemos además usar otro criterio, que se basa en medir la exposición radiante UVA (HUVA,
J/m2), cuyo valor límite es de 10.000 J/m2 para 8 h.
Control de la radiación UV
Las medidas para controlar la exposición laboral a radiación UV son en esencia las mismas que ya se han indicado para el
visible. No obstante, se tendrá en cuenta:
Se ventilará el recinto, especialmente si se genera UV-C (UV lejano), ya que se produce ozono, variedad del oxígeno
tóxico a altas concentraciones.
Uso de protectores de la piel:
Ropa protectora: Los trajes de protección de fibra sintética son inadecuados frente al UV. Se recomienda el
lino o algodón.
Guantes.
Cremas barrera.
Protección ocular, usualmente gafas.
Proteger a un trabajador de la radiación UV no es difícil pero se recomienda evitar la luz UV incluso cuando se usan medios de
protección.
Radiación láser
El uso de equipos que emiten radiación láser se ha ido generalizando en los últimos años en actividades especializadas como
trabajos de soldadura, modelado de precisión de piezas metálicas, fabricación de microchips, construcción aeronáutica y artes
gráficas (impresión láser). En el ámbito médico el láser se usa en intervenciones quirúrgicas (ej. miopía e hipermetropía,
hemorroides), tratamientos médicos (varices) y estética (ej. fotodepilación, eliminación de cicatrices). En todas ellas nos
encontraremos con técnicos que deberán conocer cómo manipular estos aparatos y qué riesgos para la salud se pueden
derivar del uso de tecnología láser.
Posee una sola λ (monocromatismo): a diferencia de los otros tipos de radiación no ionizante, en las que es casi
imposible emitir a una sola longitud de onda (λ), en el caso del láser sí es factible.
El láser es una radiación coherente: todas las ondas que forman un láser están en fase.
La radiación láser suele ser muy intensa: debido a la coherencia de un láser, la suma de las ondas del haz es totalmente
constructiva y el resultado es una onda intensa.
Es una radiación colimada: todas las ondas que forman un láser son paralelas entre sí. Gracias a ello se consiguen haces
muy rectilíneos.
La longitud de onda de esta radiación suele estar comprendida entre 200 nm y 1 mm, existiendo láseres desde el UV al IR.
El elevado monocromatismo e intensidad de un láser permiten concentrar una gran cantidad de energía en una determinada
zona, lo cual es muy difícil de conseguir usando cualquier otra fuente de radiación electromagnética. Ésta es la razón de los
numerosos usos que presentan en la actualidad los láseres:
Sistema de medio activo: donde se genera la radiación láser. El medio activo puede ser un sólido, líquido o gas, siendo
estos últimos los más usados en la industria.
fuente de energía: permite el funcionamiento del sistema de medio activo.
cavidad óptica: espacio donde se amplifica la intensidad de la radiación generada por el sistema de medio activo.
La longitud de onda λ emitida depende de la composición química del medio activo (rubí, helio, etc.).
El rayo láser puede emitirse en continuo (duración > 0.25 s) o a pulsos, cada uno de ellos de escasa duración (< 0.25 s).
Ello depende de cómo actúe la fuente de energía.
Alta potencia:
Láseres continuos: potencia media de salida desde unos μW a varios kW.
Láseres pulsados: energía total del pulso entre unos mJ a varios kJ.
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Autoevaluación
Tipos de láseres
La antigua clasificación de los láseres según su peligrosidad de acuerdo con la norma CE1-825-1984 ha sido revisada por la
norma UNE-EN 60825 de marzo de 1993. La nueva clasificación es:
Láser de clase 1: son seguros en todas las condiciones de utilización incluyendo el uso de instrumentos ópticos en visión
directa.
Láser de clase 1M: láseres con longitud de onda entre 302,5 y 4000 nm y que son seguros en general, pero que pueden
ser peligrosos si se emplean instrumentos ópticos para visión directa.
Láser de clase 2: láseres que emiten radiación visible en el intervalo de longitudes de onda comprendido entre 400 y
700 nm. El ojo espontáneamente se protege de esta radiación parpadeando. Este acto reflejo suele dar una adecuada
protección incluso si se usan instrumentos ópticos.
Láser de clase 2M: idénticos a los anteriores, pero la visión del haz puede ser peligrosa si se usan instrumentos ópticos.
Láser de clase 3R: láseres que emiten entre 302,5 y 106 nm. Su observación directa es potencialmente peligrosa pero
su riesgo es menor que para los láseres de Clase 3B. Necesitan menos requisitos de fabricación y medidas de
protección que los láseres de Clase 3B.
Láser de clase 3B: láseres cuya visión directa del haz es siempre peligrosa. Los reflejos de estos láseres son normalmente
seguros.
Láser de clase 4: láseres que también pueden producir reflexiones peligrosas. Pueden causar daños sobre la piel y
pueden también constituir un peligro de incendio. Su utilización precisa extrema precaución.
De acuerdo con la Norma UNE-EN 60825 el fabricante del equipo láser tiene la obligación de clasificar su producto, informando
al comprador sobre sus características técnicas, y suministrar las señales de advertencia.
El láser es una radiación capaz de focalizar mucha energía en un solo punto lo que justifica la gran diversidad de aplicaciones
que posee hoy en día. Sin embargo la otra cara de la moneda la hallamos en los láseres potentes, que representan un peligro
para la integridad física del técnico que trabaja con ellos. De todas formas, el riesgo de sufrir alguna lesión en un proceso de
depilación por láser no es el mismo que corremos cuando estamos usando un equipo industrial de torneado o soldadura por
láser. ¿De qué depende el grado de riesgo? básicamente de los siguientes factores:
Las medidas de prevención contra la radiación láser pretenden más evitar accidentes que el desarrollo de enfermedades
profesionales, ya que los daños para la salud, tanto si son reversibles como si son irreversibles, se desarrollan generalmente a
corto plazo.
Los efectos sobre los ojos son los mismos que puede provocar la radiación UV, visible o IR normal. En la siguiente tabla se
recogen los daños producidos en las diferentes partes del ojo por varios tipos de láser.
Nota: F, flúor; Ar, argón; Kr, kriptón; He, helio; Cd, cadmio; N, nitrógeno; Ne, neón; Ga, galio; As, arsénico; Nd, neodimio.
Los efectos del láser sobre la piel son de menor importancia y en esencia son los mismos que puede provocar la radiación UV,
visible o IR. Puede aparecer eritema, hiperpigmentación y quemaduras, e incluso cáncer en casos extremos.
La evaluación de la exposición laboral a radiación láser en un proceso complejo y especializado cuya descripción cae fuera de
los objetivos del presente módulo. Aquellos que estéis interesados en consultar podéis acudir al siguiente enlace: Evaluación
de la exposición laboral a radiación láser (texto en inglés).
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La normativa europea para el control de la radiación láser en instalaciones de trabajo está recogida en las normas EN-207
"Protección ocular frente a radiación láser" y EN-208 "Protección ocular para trabajos de ajuste láser".
Radiaciones ionizantes
Tras haber analizado los diferentes tipos de radiación no-ionizante a las que un trabajador se puede ver expuesto en su puesto
de trabajo vamos a comenzar el estudio de otro tipo de radiación: la ionizante. Esta radiación suele ser considerara más
peligrosa que las anteriores principalmente porque son capaces de desarrollar efectos graves o incluso letales a corto plazo
en trabajadores no protegidos sin necesidad de que la intensidad de la radiación recibida sea elevada. Sin embargo veremos
que es posible trabajar con ellas en condiciones seguras si adoptamos algunas medidas de protección.
Las radiaciones ionizantes tienen la capacidad de extraer electrones del material irradiado. Como resultado el material queda
ionizado y se forman iones y radicales libres, especies químicas muy inestables y que rápidamente se trasforman en otras
sustancias. Estas reacciones químicas indeseadas alteran las características del material irradiado y son indeseables,
especialmente si se trata de un trabajador.
Procesos nucleares (radioactividad): como son la fisión, propia de las centrales nucleares, y la fusión nuclear, que se da
en el Sol. En esta categoría se incluyen:
Radiación α.
Radiación β.
Radiación γ.
Neutrones.
La radioactividad natural de un material consiste en la emisión espontánea de estos cuatro tipos de radiación.
La corteza del átomo: el origen de este tipo de radiación se encuentra en procesos que involucran a los electrones más
internos del átomo. A este grupo pertenecen los Rayos X.
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A excepción de las partículas α, tienen un poder de penetración en la materia (incluido el ser humano) muy superior al
de las radiaciones no ionizantes.
Poseen un alto poder de ionización, que será tanto mayor cuanto mayor sea la energía de la radiación considerada.
Estas dos características hacen que estas radiaciones sean mucho más perjudiciales que las anteriormente comentadas.
Aunque pueda pensarse que sólo los trabajadores que desarrollan su actividad en centrales nucleares y en ciertas instalaciones
médicas (rayos X, TAC y gammagrafía) tienen riesgo por exposición a radiaciones ionizantes, la realidad es que cualquier
persona está expuesta diariamente a radioactividad de origen natural, procedente o de minerales activos presentes en el
entorno o de gases como el radón, presente en la atmósfera a concentraciones mínimas.
Autoevaluación
Para saber más Acerca de las radiaciones ionizantes en general [Versión en caché]
Cuando se habla de radiaciones ionizantes se suele distinguir entre las corpusculares, que se suelen considerar como formadas por
partículas atómicas (radiaciones α, β y de neutrones) y las ondulatorias (rayos X y γ) que suelen ser interpretadas como ondas. A
continuación se van a describir las principales características de cada una de estas radiaciones ionizantes:
Radiaciones corpusculares
Radiación α
Está formada por núcleos de helio acelerados. Tienen un alto poder de ionización y una baja capacidad de penetración. De hecho
esta radiación es absorbida fácilmente por cualquier material, siendo suficiente unos pocos centímetros de aire o una hoja de papel
para eliminarla. Por tanto, no es necesario que el trabajador porte ninguna vestimenta especial para protegerse de la radiación α.
Radiación β
Está formada por electrones acelerados. Tiene un poder de ionización inferior a la radiación α pero con una capacidad de penetración
superior. Esta radiación es fácilmente absorbida por cualquier material siendo suficientes varios metros de aire o un tabique delgado
para eliminarla. Normalmente la protección del trabajador se consigue intercalando entre él y la fuente obstáculos elaborados con
un material ligero como plástico o madera.
Neutrones
Esta radiación está constituida por neutrones y es generada durante una reacción nuclear, ya sea de fisión o fusión. Los neutrones
tienen una muy alta capacidad de penetración, superior incluso a la de los rayos gamma, y sólo puede detenerlos una gruesa barrera
de hormigón, agua o parafina. Por ello, para aplicaciones civiles como la investigación científica es necesario acudir a instalaciones
nucleares para poder acceder a su uso.
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Radiaciones ondulatorias
Radiación γ
Esta radiación electromagnética tiene una capacidad de penetración y de ionización muy alta, lo que las hace muy peligrosas
para el trabajador. Para su protección es necesario usar blindajes de gran espesor fabricados con un material pesado como
plomo u hormigón. En medicina esta radiación es usada en pruebas de diagnóstico de huesos (gammagrafía), tiroides, cáncer,
corazón, etc. Al igual que la radiación X, los rayos gamma se usan con frecuencia en el control de calidad no destructivo de
piezas metálicas.
Rayos X
Es una radiación electromagnética generada cuando un haz de electrones acelerado se hace chocar contra una placa metálica.
A diferencia de los rayos γ su origen se encuentra en la corteza atómica y no en el núcleo. Tienen alto poder de penetración,
lo cual permite su uso para hacer radiografías, pero también alta energía, pudiendo provocar graves lesiones si el sujeto es
expuesto regularmente a rayos X.
A nivel industrial los rayos X, al igual que los rayos γ, son usados para el control de calidad de superficies metálicas ya que
permiten detectar cómodamente imperfecciones microscópicas como fisuras o fatiga en piezas metálicas.
La siguiente figura resume las propiedades de las radiaciones ionizantes que anteriormente hemos descrito:
Autoevaluación
Aunque nos pueda parecer extraño e incluso preocupante estamos expuestos a radiaciones ionizantes a diario. En la naturaleza
se encuentran distribuidas pequeñas cantidades de minerales activos que emiten continuamente radioactividad y no
olvidemos que el sol, como enorme reactor nuclear de fusión que es, también la emite y nos la hace llegar. Por otro lado el ser
humano ha comprendido y explotado la fisión nuclear y hace uso de ella con fines energéticos, tecnológicos, médicos y
también, por desgracia, militares.
La propia naturaleza.
La actividad humana.
Fuentes naturales
Cuando a una persona le hacen una radiografía está entrando en contacto con las radiaciones que emite a distancia un aparato
de rayos X. Éste tipo de exposición es también posible si un trabajador de una empresa dedicada al envasado de especias entra
en la cámara de esterilización mientras la mercancía allí presente está siendo expuesta a rayos γ. En los ejemplos anteriores la
persona recibe radiaciones sin entrar en contacto directo con el material o fuente radioactiva. Decimos que esta persona ha sido
irradiada.
Otra forma de verse expuesto a radioactividad se da cuando la ropa o el organismo de una persona (piel, cabello u organos
internos) entran en contacto con un polvo, líquido o gas radiactivo. Esta situación es frecuente cuando se manipula
inadecuadamente material radiactivo o hay una fuga en un reactor nuclear, como ocurrió en Chernobil. En estos casos se ha
producido contaminación radioactiva.
Por tanto, en función a la forma en la que estas radiaciones entre en contacto y actúen sobre el trabajador distinguimos dos
tipos de exposiciones:
Irradiación: la radiación emitida por un material radioactivo llega a otro material o al individuo sin que exista contacto
físico. Ej.: TAC y diagnóstico por rayos X.
Contaminación: el material radioactivo se encuentra depositado en el puesto de trabajo o sobre el individuo. Las vías de
contaminación son:
Interna:
Respiratoria: se inhala una sustancia radioactiva en estado gaseoso, como vapor o en forma de
aerosol. Ej.: accidente nuclear.
Digestiva: se ingiere un alimento contaminado. Ej.: accidente nuclear.
Parenteral: la sustancia radioactiva ingresa en el torrente sanguíneo por medio de una inyección. Ej.:
braquiterapia y gammagrafía.
Externa:
La contaminación interna es la más peligrosa ya que la irradiación por el tóxico radioactivo dura el tiempo que este
permanezca en el interior del ser humano, que a veces tiene una eliminación muy lenta. El envenenamiento por
polonio es un ejemplo.
Evidentemente la contaminación origina irradiación, pero lo inverso no siempre es así. Es decir, podemos estar en un
puesto de trabajo exento de materiales radiactivos pero recibir radiación desde una fuente emisora situada a unos
cientos de metros.
Autoevaluación
a) Se produce únicamente por contaminación ya que supone la presencia en el puesto de trabajo de residuos radioactivos.
b) La irradiación puede llegar a ser tan potente que perjudique a personas situadas incluso a miles de kilómetros del foco
emisor.
c) La contaminación interna es la más peligrosa ya que es la única que supone la exposición de los órganos internos.
d) El mecanismo universal es la irradiación ya que la contaminación es tóxica precisamente por implicar irradiación, ya sea
interna o externa.
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Como ya se ha comentado anteriormente las radiaciones ionizantes pueden llegar a suponer un riesgo serio para la salud del
trabajador. Por tanto es imprescindible disponer de equipos de medida que permitan medir el nivel de radioactividad en
cualquier puesto de trabajo donde existan fuentes de radiación. De esta forma, y una vez establecidos en la legislación vigente
unos valores límite de exposición, podremos evaluar rápidamente si la situación higiénica ha dejado de ser segura.
La detección y medida de radiaciones ionizantes se lleva a cabo aprovechando algunos de los efectos de estas radiaciones:
Capacidad de ionizar gases: fundamento del los contadores proporcionales, contadores Geiger-Muller y dosímetros
basados en el uso de una cámara de ionización de gases.
Capacidad de inducir la emisión de luz en sólidos: detector de centelleo y dosímetro de termoluminiscencia.
Capacidad de ennegrecer placas fotográficas: dosímetro de película fotográfica.
Existen varias magnitudes físicas para expresar la dosis de radiación ionizante recibida:
Dosis absorbida (D): energía radiante absorbida por unidad de masa corporal. Se mide en grays (Gy). Ej.: los tumores
malignos se irradian con dosis entre los 45 y 50 Gy. Su limitación radica en que la dosis absorbida es diferente para
cada parte del cuerpo aunque todas ellas estén expuestas a la misma fuente de radioactividad.
Dosis equivalente (H): la intensidad del daño provocado por una dosis D de radiación ionizante depende del tipo de
radiación. No es lo mismo que sean neutrones que partículas α. Para reflejar este hecho se definió la dosis equivalente
H, resultado de multiplicar D por un factor llamado factor de ponderación de la radiación (WR). La dosis equivalente
se mide en Sieverts (Sv).
1
Medida de la energía de la partícula. 1 MeV = 1.6·10-13 J
Ej.: 1 Gy de rayos X equivale a 1 Sv, mientras que 1 Gy de neutrones equivale a 10 Sv. Por tanto, neutrones son
más lesivos que los rayos X.
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Dosis efectiva (E): no todos los órganos muestran la misma sensibilidad a las radiaciones ionizantes. Por ello,
para obtener una estimación realista del daño provocado sobre un órgano en concreto por un cierto tipo de
radiación ionizante, habrá que multiplicar H por un factor que depende del órgano y que es llamado factor
de ponderación tisular (wT). El resultado es la dosis efectiva. También se mide en Sieverts (Sv).
A la vista de la anterior tabla podemos establecer que las gónadas son los órganos más sensibles a los efectos negativos de las
radiaciones ionizantes.
Como en la mayoría de los casos un sujeto expuesto suele recibir radiación en áreas extensas de su organismo, la dosis efectiva
total se calcula sumando las recibidas por cada órgano:
Donde:
Autoevaluación
Los efectos de las radiaciones ionizantes sobre el ser humano son realmente nefastos. Según la dosis de radioactividad recibida
y dependiendo de si actúa sobre una zona del cuerpo o sobre todo él, una persona puede fallecer en el plazo de unas horas a
varias semanas, situación muy improbable si hubiese sido expuesto a radiaciones no-ionizantes. Además, si la persona no
muere y logra recuperarse su esperanza de vida se habrá visto sensiblemente reducida.
Los efectos de la radioactividad son acumulativos, es decir, se van sumando de modo que una exposición pequeña pero
continua termina convirtiéndose en peligrosa después de cierto tiempo. No es de extrañar por tanto que se extremen las
medidas de control y de vigilancia sanitaria en actividades en las que se manipula material radioactivo.
Los efectos de la radiación ionizantes sobre el organismo humano pueden estudiarse a tres niveles diferentes: qué provocan
en el material genético de las células, cómo afectan a los órganos y tejidos expuestos y por último qué enfermedades provocan
en la persona como individuo.
Las radiaciones ionizantes producen alteraciones en los tejidos vivos que generan iones y radicales libres, que rápidamente
participan en reacciones químicas indeseadas y alteran el correcto funcionamiento de la célula. El ADN es afectado
directamente por las radiaciones ionizantes sufriendo mutaciones o alteraciones cromosómicas hereditarias, que son
transmitidas a la descendencia.
Sustancias como el oxígeno (O2) aumentan la sensibilidad celular frente a estas radiaciones mientras que otras, como las que
contienen el grupo tiol (-SH), son radioprotectoras.
Médula ósea: las células madre presentes en la médula ósea son especialmente radiosensibles. Estas células son
precursoras de las células de la sangre y por tanto daños en ellas se reflejarán en trastornos de la sangre, como la
hemofilia.
Estómago e intestino delgado: Las radiaciones ionizantes pueden alterar las secreciones gástricas, provocar pérdidas
importantes de líquidos y electrolitos como el sodio y favorecer el paso de bacterias desde el intestino a la sangre.
Gónadas (testículos y ovarios):
El aparato reproductor masculino es radioresistente excepto los testículos. Las células generadoras de
espermatozoides, en continua división, son muy sensibles y por tanto una irradiación excesiva puede provocar
esterilidad temporal o permanente en función de la dosis recibida.
En el aparato reproductor femenino también se producen alteraciones de la fertilidad. Los óvulos inmaduros
están contenidos en folículos pequeños y son radioresistentes, mientras que los que se encuentran en un
estado intermedio o de madurez son radiosensibles. La irradiación provoca una etapa inicial de infertilidad
que desaparece al cabo de un tiempo si la exposición no ha sido excesiva.
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Existen varias perspectivas desde las que es posible clasificar los efectos adversos de la radioactividad sobre salud del hombre
tomado como unidad. Los dos criterios que se describen a continuación son complementarios, es decir, no se excluyen entre
sí:
No estocásticos: superada una dosis umbral podemos afirmar con gran seguridad que se va a desarrollar el daño
en el individuo expuesto. Es decir:
Se caracterizan por presentar un nivel umbral, que es la dosis a partir de la cual existe una clara relación
causa-efecto entre exposición y gravedad de la dolencia. El nivel umbral está establecido en 0,25 Sv.
Por encima de este valor la gravedad del daño aumenta con la dosis, mientras que por debajo los daños
son estocásticos.
Finalizada la exposición a las radiaciones se producen en los órganos afectados y a nivel celular una serie de procesos que
tienden a subsanar la lesión:
Regeneración celular: se sustituyen las células dañadas y el órgano recupera total ó parcialmente sus funciones.
Reparación celular: las células dañadas se sustituyen por otras de distinto tipo, conduciendo al desarrollo de fibrosis. Es
el mecanismo que actúa cuando se producen daños irreversibles. El órgano no se restaura a su estado original.
Autoevaluación
Para saber más. Efectos de las radiaciones ionizantes:Efectos de las radiaciones ionizantes [Versión en caché]
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Los recintos en los que se instala una fuente de radiación ionizante necesitan una vigilancia especial ya que hemos visto
anteriormente la peligrosidad que representan para la salud del ser humano. Sin embargo no todas las fuentes generan el
mismo nivel de riesgo para la salud. Así, una sala de exploración por rayos X o de diagnóstico por gammagrafía no es
comparable a efectos de Higiene Industrial, con la sala que contiene el reactor de una central nuclear, aunque en todos los
casos la ausencia de medidas de control puede conducir a resultados indeseables.
Según el riesgo de exposición del trabajador las zonas pueden clasificarse como:
Zona controlada: en ellas se pueden recibir dosis efectivas superiores a 6 mSv por año ó una dosis equivalente superior
a 3/10 de los límites para cristalino (150 mSv), piel (500 mSv) y extremidades (500 mSv). Esta zona se subdivide en:
Zona de permanencia limitada: existe riesgo para la salud.
Zona de permanencia reglamentada: el riesgo es a corto plazo.
Zona de acceso prohibido: alto riesgo a corto plazo.
Zona vigilada: existe posibilidad de recibir dosis efectivas superiores a 1 mSv por año oficial ó una dosis equivalente
superior a 1/10 de los límites establecidos para cristalino, piel y extremidades.
Zonas controladas (sin especificar más): trébol verde sobre fondo blanco.
Zonas de permanencia limitada: ídem pero trébol amarillo.
Zonas de permanencia reglamentada: ídem pero trébol naranja.
Zonas de acceso prohibido: ídem pero trébol rojo.
Zonas vigiladas: ídem pero trébol gris-azulado.
Si existe riesgo añadido de irradiación las hojas del trébol aparecerán rodeadas de puntas distribuidas radialmente.
Si existe riesgo añadido de contaminación radioactiva se pondrá el trébol sobre un fondo blanco punteado.
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Vigilancia sanitaria
En el Real Decreto que regula la protección sanitaria de los trabajadores frentes a radiaciones ionizantes, un trabajador se
considera expuesto a radiaciones ionizantes cuando pueda recibir dosis anuales superiores a 1 mSv. Los trabajadores
expuestos se clasifican en dos categorías:
Categoría A: pueden recibir una dosis anual superior a 6 mSv o una dosis equivalente superior a 3/10 de los límites de
dosis equivalente para cristalino, piel y extremidades.
Categoría B: reciben dosis anuales comprendidas entre 1 y 6 mSv ó que no superan 3/10 de los límites de dosis
equivalente para cristalino, piel y extremidades.
La vigilancia sanitaria de los trabajadores expuestos a radiaciones ionizantes se fundamenta en la Ley 31/1995, de 8 de
Noviembre, sobre la prevención de riesgos laborales. Distinguiremos entre el estudio del ambiente laboral (vigilancia externa)
y el de la salud del trabajador (vigilancia individual).
Vigilancia externa
Vigilancia individual
Dependiendo de la categoría del trabajador expuesto el procedimiento para vigilar su salud es diferente:
Categoría A:
El trabajador se someterá a un examen médico con anterioridad a su incorporación al puesto de trabajo. De esta
forma se conocerá su estado de salud, historial médico e historial dosimétrico, caso de que haya trabajado con
anterioridad en instalaciones radioactivas. En base a los resultados de este examen se decidirá si el trabajador es apto
o no para ocupar el puesto de trabajo.
Estos trabajadores:
Usarán obligatoriamente dosímetros individuales durante toda la jornada laboral para medir la dosis externa.
Si la exposición es parcial o irregular, se usarán dosímetros apropiados en las partes del cuerpo más expuestas.
Si hay riesgo de contaminación interna, es obligatorio la realización de medidas y análisis para determinar la
dosis recibida.
Categoría B:
En estos trabajadores la exposición es menos peligrosa y las dosis recibidas se pueden estimar en base a los
resultados de la vigilancia del medio ambiente laboral.
Tanto en un caso como en el otro las mediciones dosimétricas serán llevadas a cabo por servicios de dosimetría
personal autorizados por el Consejo Nacional Nuclear.
RFA - 34
Autoevaluación
Como ya se indicó en el apartado 4.3, la radioactividad puede afectar al ser humano según dos mecanismos diferentes: la
irradiación y la contaminación. En el primer caso el trabajador no ha entrado en contacto físico con material radioactivo
aunque recibe la radiación emitida por él. La solución pasa por eliminar o reducir la intensidad de esa radiación, aunque son
posibles otras soluciones como evitar que el trabajador esté mucho tiempo en ese recinto. En el caso de la contaminación un
polvo, líquido o gas radioactivo ha invadido el puesto de trabajo y será necesario su eliminación mediante procedimientos de
limpieza especializados.
A continuación se recogen una serie de medidas encaminadas a reducir la dosis de radiación recibida por trabajadores
expuestos a radiaciones ionizantes en función a la forma en la que el contaminante actúe sobre ellos:
Irradiación externa:
Limitar el tiempo de exposición a las radiaciones, es decir, el tiempo que el trabajador ocupa el puesto de
trabajo. Puede conseguirse rotando y/o aumentando la plantilla.
Aumentar la distancia a la fuente del puesto de trabajo, ya que la dosis es inversamente proporcional al
cuadrado de la distancia.
Uso de blindajes en el recinto: básicamente consiste en aumentar el grosor del material que separa la fuente
del trabajador o insertar planchas de plomo u otros materiales absorbentes en las paredes del recinto.
Equipos de protección individual:
Uso de vestimenta plomada: fabricada con goma flexible mezclada con plomo. Es posible adquirir
delantales de plomo, que protegen tórax, collarines para evitar la irradiación de las tiroides y guantes.
Gafas plomadas para la protección ocular frente a radiaciones ionizantes.
Contaminación radioactiva:
Las superficies serán lisas y sin poros para que puedan ser limpiadas a fondo en poco tiempo.
Se dispondrá de sistemas de ventilación eficaces que permitan evacuar rápidamente aerosoles o gases
radioactivos. El sistema tendrá filtros especiales para evitar que las partículas nocivas lleguen al exterior.
Se controlará la presencia de contaminación en la zona de trabajo y en la vestimenta de los trabajadores.
A la salida de las zonas con riesgo de contaminación habrá detectores adecuados para reconocer la presencia
de sustancias radioactivas en el trabajador.
Los equipos de protección individual estarán perfectamente señalizados y es aconsejable que sean de un solo
uso. Se almacenarán en recipientes adecuados para su posterior eliminación.
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Legislación española
La legislación española concerniente al riesgo por radiaciones ionizantes es extensa. Algunos documentos de interés son:
También podéis visitar la página del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) donde se recoge la totalidad de la legislación española
referente a las radiaciones ionizantes (CSN).
Iluminación
La luz existente en un puesto de trabajo juega un papel importante en las condiciones higiénicas bajo las que un trabajador
desarrolla su actividad, ya que para ello es imprescindible una correcta iluminación. Se considera que el 50% de la información
sensorial que recibe el hombre es visual, es decir, tiene como origen primario la luz. Un tratamiento adecuado del ambiente
visual ayudará a conseguir un trabajo seguro, cómodo y eficaz.
Un grado de iluminación adecuado y una apropiada selección de los colores usados en el entorno laboral influyen
positivamente en el bienestar del trabajador. Por un lado apreciará bien las siluetas y detalles de los objetos que manipula y
por otro se conseguirá que se concentre en su trabajo sin necesidad de un esfuerzo visual que le supondrá a la larga fatiga.
Por tanto, una correcta iluminación supone seguridad laboral y confort, que conducirán a una mejora de la productividad
laboral.
La colaboración entre arquitectos, diseñadores de iluminación e higienistas laborales en el diseño de la instalación luminosa
de un puesto de trabajo es clave para conseguir el confort visual del trabajador. Las actuaciones a posteriori sobre instalaciones
deficientemente diseñadas resultan a la larga una solución más cara.
RFA - 36
La visión
El órgano responsable del sentido de la vista es el ojo, que capta la luz visible y la transforma en un impulso nervioso que
gracias al nervio óptico alcanza la corteza cerebral, donde se procesa la información recibida y se crea la sensación de imagen.
Esclerótica: membrana de color blanco nacarado, gruesa, resistente y fibrosa, que constituye la capa externa del globo
ocular.
Córnea: estructura hemisférica y transparente localizada al frente del ojo, que permite el paso de la luz a las porciones
interiores y que protege al iris y cristalino.
Iris: membrana coloreada y circular que separa la cámara anterior y posterior del ojo. Posee una apertura central y
oscura, de tamaño variable, llamada pupila que comunica las dos cámaras del ojo.
Cristalino: lente transparente y biconvexa situada en la parte exterior del ojo y situada entre el humor acuoso y el
humor vítreo. Refracta la luz que entra en el ojo y la proyecta sobre la retina.
Humor acuoso: líquido que rellena el espacio entre la córnea y el iris.
Humor vítreo: líquido más denso y consistente que el humor acuoso y que se concentra en la zona interna del ojo,
concretamente entre el cristalino y la retina.
Retina: tejido fotosensible situado en la parte más interna del ojo. En ella se disponen células sensibles a la luz, que son
de dos tipos:
Conos: están presentes en casi toda la retina y son los responsables de la percepción de los colores.
Bastones: situados principalmente en la periferia de la retina, no son sensibles a los colores sino a las formas,
siendo los responsables de la llamada visión periférica y de que podamos percibir objetos en la oscuridad.
Nervio óptico: transmite la información recogida por el ojo a la corteza cerebral.
Debemos conocer y comprender las características de la visión en los seres humanos ya que en definitiva la iluminación de un
recinto sólo será apta si es acorde al funcionamiento del ojo. Las características de la visión que se relacionan más directamente
con el confort visual del trabajador son:
La sensibilidad del ojo hace referencia a su capacidad para percibir los diferentes colores. Es quizás el aspecto más importante
relativo a la visión y varía de un individuo a otro. El ojo humano percibe las radiaciones electromagnéticas comprendidas entre
los 400 y los 780 nm, siendo la sensibilidad mínima en los extremos y máxima en torno a los 555 nm si tenemos una buena
iluminación (p.ej de día). En estas condiciones son los conos las células sensibles que participan más activamente en la visión.
Por el contrario, si la iluminación es pobre la sensibilidad máxima se desplaza hacia los 500 nm y son los bastones los más
involucrados en la visión.
Se denomina así a la capacidad del ojo para percibir dos objetos diferentes como entidades separadas. Depende del grado de
iluminación y es mayor cuando más intensa sea.
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Campo visual
Es la parte del espacio que rodea a una persona y que puede percibirse con los ojos cuando éstos y la cabeza permanecen
fijos.
Existen una serie de magnitudes físicas que estudian cómo se distribuye la luz en un recinto en función a las características de
las fuentes de luz (luminarias) que estén instaladas:
Flujo luminoso.
Intensidad luminosa.
Iluminancia o nivel de iluminación.
Luminancia.
Son magnitudes que se relacionan exclusivamente con la luminaria. El flujo luminoso indica la potencia iluminadora de la
fuente y la intensidad luminosa describe cómo se distribuye en el espacio la luz emitida por ella.
La iluminancia es una magnitud relacionada exclusivamente con el objeto iluminado e indica la cantidad de luz que recibe por
unidad de área. Se mide en lux (lx).
En la siguiente imagen se observa cómo al iluminar con una linterna una pared próxima ésta parece estar más iluminada que
si estuviese más alejada y todo ello sin que la potencia de la linterna haya cambiado. Decimos que la iluminancia es mayor en
el primer caso.
Para la medida de la iluminancia (nivel de iluminación) se emplea un luxómetro, que tendrá las siguientes características:
La Luminancia (Lv)
Es una magnitud que se relaciona con el sentido de la visión y mide la sensación de claridad que nos produce:
En la siguiente figura se muestran dos libros sobre sendas mesas que presentan el mismo nivel de iluminación. A pesar de ello,
las hojas del libro de la izquierda reflejan más luz y tienen por tanto mayor luminancia, siendo más luminosas.
RFA - 39
Autoevaluación
En cuanto a la emisión de luz, las magnitudes físicas que describen a una luminaria son:
a) El flujo luminoso y el nivel de iluminación.
b) El flujo luminoso y la luminancia.
c) La iluminancia y la luminancia.
d) El flujo luminoso y la intensidad luminosa.
El confort visual
Se entiende por confort visual aquella situación en la que la persona percibe el movimiento y las formas, colores, texturas y
relieves de los objetos fácilmente y sin fatiga. En cualquier otra circunstancia el individuo tiene que forzar la vista y desarrollar
estrés visual.
El grado de confort visual de una persona en su puesto de trabajo va a depender de las características del:
Observador.
Puesto de trabajo.
Tarea realizada.
Instalación luminosa.
No debemos olvidar que el confort visual de un puesto de trabajo puede perderse con el tiempo si la instalación luminosa
no tiene un mantenimiento regular. Se recomienda evitar la acumulación de polvo en las luminarias, que va reduciendo
la cantidad de luz transmitida al recinto, y el uso de luminarias de fácil mantenimiento.
Las características personales del observador pueden hacer que un entorno visual confortable para ciertas personas no lo sea
para otras. Estas características son:
Capacidad visual: es decir, su agudeza visual, su sensibilidad frente al contraste y la rapidez de percepción (reflejos).
Edad: afecta negativamente a la visión, reduciendo la capacidad visual de la persona.
RFA - 40
Las características físicas del recinto donde se desarrolla la actividad laboral también son importantes:
El tipo de lámparas empleadas, su distribución, eficiencia luminosa y la composición espectral de la luz que emiten (su color)
son factores a tener en cuenta en el diseño del sistema de alumbrado de un recinto.
Existen una serie de factores relacionados con el sistema de iluminación que ayudan a conseguir el confort visual:
Iluminación uniforme.
Luminancia óptima.
Ausencia de brillos deslumbrantes.
Contraste adecuado entre los objetos.
Elección correcta de los colores.
Ausencia de luces intermitentes o de efectos estroboscópicos.
Ópima relación luz natural-luz artificial.
Autoevaluación
El confort visual:
a) Es una situación ideal por su comodidad, pero es un concepto estético de reducida importancia en
comparación con los contaminantes físicos.
b) Solo depende del diseño e instalación de las luminarias en un puesto de trabajo.
c) Depende de múltiples factores relacionados con la tarea realizada, grado de iluminación, características
personales y del diseño estructural del puesto de trabajo.
d) En los puestos de trabajo se consigue usando luz natural complementada con luminarias con colores
cálidos y no muy potentes.
RFA - 41
Que un trabajador se sienta a gusto en su puesto de trabajo y pueda concentrarse en su trabajo sin necesidad de forzar la vista
va a suponer un incremento en su productividad. Hoy en día es insiste cada vez más en incluir en el diseño del recinto donde
se desarrollará la actividad profesional un estudio cuidadoso de las condiciones de iluminación, buscando con ello conseguir
el confort visual, que no debe ser considerado como una simple cuestión estética.
Aunque el confort visual, como ya se ha comentado en el apartado anterior, depende de varios factores, centraremos ahora
nuestra atención en aquellos relacionados con el recinto y su iluminación:
Nivel de iluminación.
Contraste y equilibrio de las luminancias.
Deslumbramientos.
Tipo de iluminación.
Color de la luz utilizada y del entorno.
Nivel de iluminación
El nivel de iluminación ideal para una tarea es el que permite un óptimo rendimiento laboral con una mínima fatiga. Las
cualidades visuales aumentan hasta una iluminación de 1000 lux para estabilizarse hacia los 2000 lux. El nivel de iluminación
de un puesto de trabajo se adaptará a la tarea a realizar y tendrá en cuenta la edad del trabajador así como las condiciones
reales en que se debe realizar el trabajo.
El RD 486/1997, de 14 de Abril, que establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, hace
referencia en su artículo 8 a las condiciones de iluminación en los centros de trabajo. Los valores mínimos para el nivel de
iluminación artificial son:
Para obtener una iluminación precisa en zonas donde se realicen trabajos que requieran una especial agudeza visual podemos
recurrir a la iluminación localizada como complemento de la iluminación general del recinto, procurando que ésta última sea
lo más uniforme posible.
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La visibilidad de un objeto condiciona el esfuerzo visual que el trabajador tendrá que realizar para reconocerlo y manipularlo
y por tanto de ella va a depender el grado de fatiga ocular del trabajador. La visibilidad de los objetos depende de que se
perciban como algo diferenciado del fondo, es decir, de su contraste.
Nivel de iluminación: un entorno oscuro permite distinguir siluetas pero no ayuda a ver detalles.
Diferencia entre la luminancia del objeto y su entorno: el ojo humano es sensible a diferencias de luminancia y eso le
permite percibir diferencias entre un objeto y su entorno o entre sus diferentes partes. De hecho, la agudeza visual es
máxima cuando la luminosidad de la tarea es similar a la existente en el campo visual del trabajador. En caso contrario,
el ojo tendrá que adaptarse cada vez que el trabajador centre su vista en un objeto diferente y esto le producirá fatiga.
Un buen grado de confort visual no se consigue sólo con una buena iluminación sino que hace falta además un correcto
equilibrio de luminancias. Este equilibrio puede lograrse:
Controlando la reflectancia de las superficies del entorno y el nivel de iluminación: se elegirán colores claros para las
paredes y otras superficies del entorno y se instalará un sistema de iluminación general.
Diseñando la luminancia del entorno inmediato al puesto de trabajo de forma que sea menor que la de la tarea pero
no inferior a 1/3.
La luminancia del entorno más alejado estará comprendida entre 1/10 y 10 veces la luminancia del puesto de trabajo.
Se evitarán fuertes contrastes de luminancia entre el plano de trabajo y las paredes.
Sin embargo, una distribución demasiado regular de luminancia puede alterar la percepción espacial del trabajador,
dificultando el reconocimiento de las dimensiones del recinto.
RFA - 43
Autoevaluación
Deslumbramientos
Las fuentes de luz muy focalizadas o intensas producen fácilmente brillos excesivos que causan fatiga ocular y pérdida temporal
de agudeza visual. El trabajador verá disminuida su capacidad para distinguir los objetos que le rodean, aumentando la
probabilidad de experimentar un accidente. Estos brillos se denominan deslumbramientos y deben ser evitados si queremos
conseguir un confort visual adecuado.
Se distinguen dos tipos de deslumbramientos según la forma en que el brillo llegue al trabajador:
En este caso la fuente luminosa brillante está en la línea de visión del trabajador. Un ejemplo son los deslumbramientos
provocados al mirar una ventana. En ese caso deben evitarse utilizando cristales tintados y persianas orientables pero sin que
se interrumpa la visión del exterior.
Otro origen de deslumbramiento son las fuentes de luz artificiales presentes en el puesto de trabajo. El grado de
deslumbramiento motivado por las luminarias varía en función de una serie de factores:
Luminancia: el valor máximo tolerable cuando se observa directamente la fuente es de 7500 cd/m2. A modo de ejemplo
se indican las luminancias de una serie de fuentes de luz:
RFA - 44
Altura: las luminarias colocadas formando un ángulo con la horizontal del ojo inferior a 45° favorecen los
deslumbramientos.
Ubicación: la sucesión de luminarias en recintos amplios entran fácilmente en el campo visual del trabajador
incrementando el riesgo de deslumbramientos.
Tiempo de exposición: incluso una fuente de luz débil puede llegar a deslumbrar si se la observa por mucho tiempo.
Para controlar el deslumbramiento por observación directa de las fuentes de luz podemos:
Utilizar difusores: son elementos de cierre o recubrimiento de la luminaria en la dirección de la radiación luminosa. Los
tipos más usuales son:
Liso (opal) o prismático (metacrilato traslúcido).
De lamas o reticular (rejillas).
Usar reflectores parabólicos que puedan enfocar la luz apropiadamente.
Instalar las fuentes de luz de modo que no interfieran con el ángulo de visión.
Orientar correctamente las luminarias de forma que no puedan molestar ni al puesto de trabajo que iluminan ni a los
contiguos.
Cuando el trabajador necesite realizar continuamente desplazamientos entre varios locales se aconseja que los niveles de
iluminación no varíen de forma brusca de un recinto a otro. De otra forma se producirán deslumbramientos continuos y el
trabajador acusará fatiga ocular que a la larga podrá producir pérdida de agudeza visual.
Las superficies reflectantes como las metálicas, máquinas y ventanas disminuyen la percepción visual y serán causa de
incomodidad, tanto más cuanto mayor luminancia tenga la fuente de luz. Para reducir estos deslumbramientos indirectos se
utilizarán superficies de trabajo mates y se diseñará correctamente la distribución de las luminarias.
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Autoevaluación
Tipo de iluminación
La iluminación de los locales de trabajo debe realizarse, siempre que no existan problemas técnicos, con un aporte suficiente
de luz natural ya que proporciona una iluminación de calidad y confortable para el trabajador. No obstante varía a lo largo del
día y con las estaciones por lo que es frecuente que por si sola no de una iluminación suficiente. En estos casos acudiremos a
la luz artificial, que tendrá como fin compensar la ausencia o insuficiencia de luz natural. Los sistemas de iluminación más
utilizados son los siguientes:
En este sistema las fuentes de luz se distribuyen uniformemente a lo largo de todo el recinto sin tener en cuenta la ubicación
de los puestos de trabajo. Está indicado en recintos donde el trabajador no ocupa un puesto fijo o cuando la tarea tiene un
baja exigencia visual.
Para que esta iluminación sea eficaz las luminarias se colocarán atendiendo a las siguientes recomendaciones:
En este sistema se refuerza la iluminación general del recinto con lámparas cuya luz se dirige a las superficies de trabajo. El
riesgo de deslumbramiento aumenta y se recomienda que las luminarias extra se sitúen fuera de la línea de visión del
trabajador. Este sistema de iluminación está especialmente indicado en trabajos con alta exigencia visual, normalmente
superiores a 1.000 lux, aunque también puede usarse para reforzar la iluminación en zonas concretas del hogar.
En este sistema de iluminación las luminarias no se distribuyen uniformemente a lo largo del recinto sino que lo hacen
atendiendo prioritariamente a las necesidades de iluminación de cada puesto de trabajo. El resto del recinto, zona de paso, se
ilumina con luz más tenue.
Independientemente del sistema de iluminación artificial por el que nos hayamos decantado es necesario tener en cuenta
que la capacidad visual del trabajador se deteriora con la edad, lo que obliga a aumentar el nivel de iluminación general o
a complementarlo con iluminación localizada
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Un espacio de trabajo con una distribución coherente de luminarias y que se ha diseñado minimizado los deslumbramientos
está muy cerca de ser confortable, pero para terminar de serlo debe tener una distribución de colores apropiada que no afecte
psicológicamente al trabajador.
Antes de estudiar cómo se trata el color en el diseño de un recinto es necesario conocer que el sol o las lámparas que usamos
corrientemente para iluminación emiten en todo el intervalo del visible. Por tanto, su color es el resultado de mezclar los
colores del arco iris según la intensidad con que los emita la luminaria. De hecho, mezclando luz roja, amarilla y azul, podemos
obtener la mayoría de los colores visibles, incluyendo el blanco.
Lámparas de color cálido: emiten luz blanca de tono rojizo. Recomendadas para iluminación del hogar.
Lámparas de color intermedio: emiten luz blanca. Recomendada para iluminar ambientes de trabajo en general.
Lámparas de color frío: emiten luz blanca azulada. Se recomienda para tareas que requieren un alto nivel de iluminación
o para climas cálidos.
Los colores también pueden clasificarse en calientes o fríos según sea su tonalidad.
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Como se indicó al comienzo de este apartado la calidad cromática del entorno de trabajo influye en el estado de bienestar del
trabajador. Para conseguir una buena calidad cromática y con ello el confort visual tendremos en cuenta:
Los contrastes de color entre un objeto y su entorno dependen del color de la luz elegida. Por tanto, a la hora de conseguir
una iluminación de calidad tendremos que prestar especial atención al color de la luz empleada. Este color deberá decidirse
en función de la tarea que se deba realizar bajo ella:
Actividades profesionales: se prefiere un color próximo al blanco, ya que mejora la apreciación de los colores del
entorno y la difusión de la luz.
En el hogar: mejor usar luz blanca rojiza. Los colores se apreciarán peor pero el ambiente será más cálido y confortable.
Un cuerpo incandescente emite luz y su color e intensidad van a depender de la temperatura a la que se encuentre. A la hora
de describir el color de una luminaria suele usarse el término "temperatura de color" (Tc), que es la temperatura de un cuerpo
incandescente que emite luz del mismo color que la luminaria. A modo de ejemplo:
Los colores de las lámparas eléctricas pueden subdividirse en varios grupos en función a su temperatura de color:
La sensación de confort que nos produce la iluminación de un recinto depende de la temperatura de la luz y del nivel de
iluminación. Al analizar la siguiente gráfica vemos que:
Unos niveles de iluminación bajos a base de luz fría (blanca-azulada) crean un entorno oscuro y desagradable (zona
sombreada a la izquierda).
Unos niveles de iluminación altos con luz cálida (blanca-rojiza) crean entornos luminosos pero incómodos en los que el
contraste es bajo y es más difícil percibir el contorno de los objetos (zona sombreada de la derecha).
A la vista de ello se puede concluir que la iluminación óptima se consigue balanceando nivel de iluminación y temperatura de
color: si queremos una iluminación débil usaremos colores cálidos y si necesitamos que sea intensa será preferible usar luz fría
(zona no sombreada).
Una luz con una buena tonalidad ayuda a conseguir un ambiente luminoso confortable pero no garantiza por sí sola el confort
visual del trabajador. Si queremos conseguirlo deberemos tener en cuenta además las cualidades reflectantes de las
superficies del recinto y la combinación de colores allí presentes.
Techos: debe ser blanco para conseguir un factor de reflexión de al menos un 75 %. De esta forma la luz se reflejará
difusamente iluminando bien sin producir brillos indeseables. Un techo de estas características contribuye a ahorrar en
iluminación artificial.
Paredes: la porción de pared situada a nivel de los ojos puede provocar deslumbramiento, por ello se prefiere pintarlas
con colores pálidos y mate con factores de reflexión del 50 al 75 %.
Suelo: deberá ser de color ligeramente más oscuro que las paredes y techos para evitar brillos. Su factor de reflexión
oscilará entre el 20 y el 25 %.
Equipo: las superficies de trabajo, mesas y maquinaria deberán tener factores de reflexión de entre un 20 y un 40
%. Los equipos tendrán un color duradero, preferiblemente grises o marrones claros, y no deberán ser brillantes.
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Los colores utilizados en la decoración de un espacio influyen en el bienestar de las personas. Entre las recomendaciones que
pueden contribuir a crear un ambiente más ergonómico tenemos:
Los colores claros dan sensación de confort y tranquilidad, mientras los colores oscuros tienen un efecto deprimente.
Los colores cálidos producen la sensación de mayor temperatura. Si se han usado en la decoración de un recinto es
preferible usar fuentes de luz cálida.
Los colores fríos contribuyen a crear una sensación de frescor y tienen efecto calmante.
Los colores claros y apagados (pastel) son muy apropiados como colores de fondo.
Los espacios fríos o cálidos pueden atemperarse utilizando iluminación cálida o fría, respectivamente.
El color puede influir en la apariencia espacial de una habitación. El techo de la habitación parecerá ser más bajo si sus
paredes se pintan de un color claro y el techo y el suelo de color más oscuro, y parecerá tener un techo más alto si las
paredes son más oscuras y el techo claro.
Autoevaluación
¿Cuál de las siguientes afirmaciones es falsa con relación a la tonalidad de la luz y colores empleados en la decoración
de un recinto?
a) En recintos reducidos podemos reducir la sensación de agobio pintando en colores claros el techo.
b) Las tonalidades muy cálidas de luz producen bienestar sin ningún tipo de desventaja.
c) En los puestos de trabajo se prefiere usar luz blanca para iluminar ya que permite apreciar mejor los objetos
del entorno.
d) En zonas cálidas es recomendable usar pintura de color blanco o tonos pastel ya que contribuyen a dar
sensación de frescor.