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“Todos los hombres, por naturaleza, desean conocer” así reza la primera frase que da inicio a uno

de los libros más importantes de la historia del pensamiento, la Metafísica de Aristóteles ¿por qué
dar comienzo a una pequeña semblanza acerca de nuestra Feria científica con una frase de tan
larga data (cabe recordar que Aristóteles fue un pensador griego del siglo IV antes de Cristo)? Y en
cambio, no realizar el ejercicio de parafrasear una cita contemporánea acerca de la importancia de
hacer ciencia en el siglo XXI con el fin de inspirar una sensación de optimismo y pertinencia al
momento de dar inicio a nuestra muestra científica. La respuesta, al parecer, no es tan compleja:
el deseo de conocer, es decir, la curiosidad, fue ayer y sigue siendo hoy el primer impulso de la
humanidad por ir en busca de las respuestas que permitan explicar todos aquellos fenómenos que
se nos aparecen como enigmáticos, interesantes, misteriosos o quizá, simplemente desafiantes. La
misma curiosidad que inspiró a Aristóteles y que posiblemente haya hecho lo mismo con Galileo,
Copérnico, Hipatia, Newton, Darwin, Marie Curie entre otros y la que sin duda, se encuentra
presente en cada una de las iniciativas de nuestras y nuestros alumnos que hoy participan de la
feria científica, nos permite comprender que la ciencia no es una tarea ajena a nuestra historia
como humanidad y que ella misma, la ciencia, seguirá estando en nuestra experiencia como seres
humanos por más que obtengamos la mayoría de las respuestas que constantemente hemos
buscado.

Nuestro ímpetu por escudriñar en el mundo será siempre la causa inicial por la cual se
comprometan los esfuerzos por desvelar aquello que tan misteriosamente la naturaleza tiende a
ocultar en los fenómenos. El asombrarse ante un Universo complejo y enigmático es nuestra
conexión emotiva con el mundo que nos rodea, si el asombro no estuviese presente en nuestra
vida difícilmente tendríamos la oportunidad de despertar nuestra curiosidad (por más que
hayamos asumido a esta última como natural). El asombro y la curiosidad se nos aparecen como
mutuamente implicadas, como una pareja inseparable que nos motiva constantemente a explorar
el Universo. Ambas, de forma regular, conspiran en la vida de la mayoría de las personas, sin
embargo, en donde principalmente se observa dicha confabulación es en aquellas personas que
recientemente comienzan a descubrir el mundo. Los niños, niñas y adolescentes son los llamados
a proseguir con esta tarea humana que es el hacer ciencia, su constante asombro y su incansable
curiosidad son las variables que incidirán necesariamente en el progreso del quehacer científico.

Asombrarse, curiosear, preguntarse, investigar son diversas acciones que regularmente


encontramos en los libros que hablan acerca de la ciencia y su importancia. Hoy, estas mismas
acciones las veremos evidenciadas en cada uno de los proyectos de nuestros alumnos y alumnas
que con afán investigativo han logrado seguir la huella del viejo Aristóteles, que a pesar de su tan
alejada realidad y su anacrónica presencia en esta presentación sigue siendo tan actual como
aquella necesidad de preguntarse por el mundo que nos rodea. El reencontrarse con un cosmos
revelador pero a la vez enigmático es uno de los objetivos principales de nuestra feria, en ella,
explorar a través de la duda y la certeza se hace imperativo con el fin de disfrutar y de apreciar el
inagotable trabajo de nuestros estudiantes. Sentir que la muestra se nos aparece como un abanico
de posibilidades es solo posible si volvemos a re encantarnos con un mundo asombroso y que por
tanto, sea la curiosidad y el deseo de conocer el que inspire el recorrido por el circuito de esta
hermosa feria.

Para finalizar, solo queda invitarlos a que aprovechen esta maravillosa oportunidad de
volver mirar al mundo con otros ojos, con la mirada de aquel que por primera vez, asombrado
observa y concluye que el mundo es más atractivo y enigmático de lo que siempre se ha pensado.

Muchas gracias.

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