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Los daños punitivos en los juicios de daños y

perjuicios contra la empresa Edesur S.A.


por EDUARDO ROGELIO GALISTEO
28 de Septiembre de 2017
www.saij.gob.ar
SISTEMA ARGENTINO DE INFORMACIÓN JURÍDICA
Id SAIJ: DACF170397

Abstract:.

El presente trabajo tiene por objetivo estudiar la aplicación de los daños punitivos en los juicios de daños y
perjuicios contra la empresa Edesur S.A. Analizaremos en primer lugar la naturaleza jurídica de los daños
punitivos para luego abocarnos al estudio de la jurisprudencia del Fuero Federal Civil y Comercial y el cambio
que se produjo a partir del fallo "Coelli". Culminaremos con la formulación de algunas conclusiones, a modo de
propuestas, que aspiran a llevar a la reflexión al lector.

1. Introducción.

La idea al encarar el presente trabajo de investigación no fue otra que estudiar un problema "práctico" como es
el de los cortes de energía eléctrica en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Un problema definido por la
importancia de la gente involucrada en él y los intereses colectivos en juego (1). Se trabajó con un modelo
cualitativo y se reformularon preguntas a fin de dar comienzo a la construcción conceptual de problema en
estudio, y dejar que el caso, como señala Becker (2011: 161), defina el concepto.

La presente es una investigación de tipo exploratorio sobre la jurisprudencia del Fuero Federal Civil y Comercial
y la aplicación de los daños punitivos, en los juicios de daños y perjuicios llevados contra la empresa
distribuidora de energía eléctrica Edesur S.A. Para ello se reveló minuciosamente la jurisprudencia de las 3
Salas del Fuero y de los 11 juzgados de primera instancia, que lo conforman a lo largo de los últimos 3 años.

Fue una ardua labor que demandó constantes entrevistas y visitas a la Biblioteca de la Corte Suprema de
Justicia y de la Cámara Federal Civil y Comercial. El resultado del proceso de investigación que forma parte de
una tesis de maestría y sus primeras conclusiones conforman el presente trabajo.

2. Formulación del Problema.

En febrero del año 1999, se produjo un corte de luz que dejó sin servicio a 150.000 familias, producto de una
falla ocurrida en la subestación Azopardo, que operaba bajo el servicio de la empresa Edesur S.A.
Detengámonos por un momento para analizar los problemas que generó en la sociedad el hecho de no contar
con el más básico de los servicios, el servicio eléctrico, sin el cual dejan de funcionar el resto de los servicios
básicos como el agua potable, ya que las bombas de las casas y edificios que predominan en la zona del corte,
necesitan energía eléctrica para funcionar, o una heladera, sin la cual se echan a perder los alimentos. Menos
aún pensemos usar un ascensor si se vive en un piso elevado.

Ocurrido el hecho, la empresa Edesur intentó proveer energía eléctrica de modo esporádico, pero tales intentos
fueron infructuosos, originando sobrecargas en la tensión tales que, ante el riesgo de sufrir graves deterioros en
el sistema eléctrico y especialmente en los electrodomésticos del hogar, los usuarios optaron por clausurar las
llaves térmicas hasta tanto se normalizara el servicio. Tales "goteos" en el suministro, que por lo general se
proporcionaban en horas de la madrugada, no tuvieron efecto alguno ya que nadie se encontraba despierto a
esas horas o bien pocas eran las actividades que podían realizarse en esos horarios.

Ahora bien, ante la magnitud del daño sufrido, los usuarios iniciaron reclamos administrativos frente a Edesur.
Este impuso una serie de trabas burocráticas por lo que estos reclamos no arrojaron en la mayoría de los casos
resultados de ningún tipo, o las sumas obtenidas eran muy inferiores a los daños producidos. Por otra parte, los
usuarios recurrieron al ENRE, quien a través de una serie de resoluciones impuso multas a Edesur, pero estas
analizadas en el total de usuarios afectados y la magnitud de los daños no alcanzaban a reparar los daños
sufridos (2).

A causa de ello, a fines del año 1999 y principios del año 2000 se presentaron las primeras demandas en el
fuero Federal Civil y Comercial (3).

La particularidad es que las demandas fueron interpuestas por algunos abogados independientes que, con el
pasar del tiempo agregaron a su estructura de trabajo todo un staff de personal para poder llevar adelante
cientos de demandas contra Edesur.

3. El "leading case" Defensoría del Pueblo c/ Edesur.

Uno de los actores que tomó gran relevancia en este proceso, fue el Ombudsman de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Dr. Eduardo Jorge Monti, que generó un leading case en materia de acción de clase, en el cual
mediante un proceso abreviado se resolvió en 9 meses la responsabilidad de Edesur frente a 155.000 usuarios
que se vieron afectados por el apagón. (Monti, 2007:135).

La causa que inició la Defensoría del Pueblo se caratulo:. DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE LA CIUDAD DE
BUENOS AIRES C/ EDESUR SA S/ responsabilidad por daños. CAUSA N° 539/99, y tramitó ante el Juzgado
Nacional de Primera Instancia en lo Federal Civil y Comercial N° 6, Secretaría N° 12.

La acción de clase señaló Monti (2007:140), "perseguía que en definitiva se declarara la responsabilidad de la
empresa Edesur en el trágico apagón condenándosela al pago de los daños y perjuicios consecuentes". Y por
eso se la caratuló como: "Acción de responsabilidad y reparación de daños y perjuicios".

Por otra parte, manifestó que determinar la responsabilidad significaba evaluar el incumplimiento en la provisión
del suministro de energía teniendo en cuenta las actuaciones administrativas del ENRE. (Monti 2007: 140). Así,
la demanda incluyó a los usuarios representados colectivamente y también a los terceros que hubiesen sido
dañados por el apagón. (Monti, 2007: 141).

Al respecto señaló Lorenzetti (2010a: 276), que "las acciones patrimoniales permanecen bajo el ámbito de
disponibilidad del titular y no es posible que un tercero actúe en su nombre sin un mandato representativo
expreso, todo lo cual lleva a conferir a la acción colectiva referida a intereses individuales homogéneos un
carácter subsidiario de la acción individual...En el derecho de los consumidores existe una regla especial, que
está perfectamente justificada. Las asociaciones y el defensor pueden iniciar directamente la acción colectiva,
sin consulta previa, porque se presume que hay una dificultad de acceso a la justicia".

El proceso iniciado por la Defensoría del Pueblo, uno de los primigenios leading cases en materia de procesos
colectivos, dejó resuelto uno de los temas más complejos en materia de daños y perjuicios, que es ni más ni
menos que el de la responsabilidad de la empresa prestadora del servicio eléctrico.

Pero los cortes de luz no se detuvieron Frente a este panorama y ya avanzada la avalancha de demandas del
"corralito" y su corolario de Edesur -entre muchas otras más (4)-, algunos jueces del fuero decidieron tomar
medidas de activismo judicial responsable, generando creatividad en las sentencias, un mayor protagonismo del
tribunal y no menos importante, el aggiornamiento del servicio de justicia para la tramitación de las demandas de
Edesur.

Pero estos cortes del suministro eléctrico no fueron una excepción y continuaron en el tiempo; es que desde el
llamado evento "Azopardo" ocurrido en diciembre del año 1999, la empresa ha tenido numerosos cortes de luz
que involucraron a miles de usuarios, en su mayoría relacionados en forma directa por la falta de inversión por
parte del concesionario del servicio público y de control por parte del Estado Nacional (4).

Así las cosas, entre otros eventos de cortes de suministro masivos, podemos recordar el del mes de diciembre
del año 2013. En dicho evento, los usuarios del área metropolitana tuvieron nuevos cortes, cuyo pico de
usuarios afectados se registró el viernes 20 de diciembre, cuando 152 mil hogares se quedaron sin luz. Esos
hogares constituían el 3% del total de los clientes de Edesur.

Ese 3%, significó que sólo ese día unas 600 mil personas quedaron a oscuras en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, en medio de la celebración de las festividades.

Un trabajo de investigación realizado conjuntamente con la Dra. Isabel Novosad y publicado en este portal
jurídico demostró que el acceso a la justicia por parte de los usuarios afectados en cada "evento" o corte de luz
es muy bajo. Sólo se iniciaron 15677 demandas de daños y perjuicios en 15 años. Así, concluimos que estas
cifras no son consecuencia del carácter resarcitorio de las indemnizaciones recibidas por los usuarios en el
marco de las sanciones aplicadas por el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), sino que el acceso
a la justicia aún presenta serias dificultades para el consumidor (5).

4. Los daños punitivos.

No puede escapar al observador de derecho que las empresas tienen sus grandes lobbies en la política, y la
política en el poder judicial. Para la empresa Edesur S.A., el hecho de no pagar las indemnizaciones en tiempo y
forma, le redundó en un beneficio económico y en un universo de juicios que no llegó al 10% de los
damnificados en el citado evento "Azopardo".

Es frente a esta circunstancia que vemos correcta la potestad de los jueces de imponer multas civiles o
"punitives damages", una institución que rige desde hace más de 230 años en los Estados Unidos y de la cual
hay precedentes mucho más antiguos en la historia jurídica inglesa. (Tale, 2010: 1).

Al respecto señala Trigo Represas (2010: 4), que los "punitives damages", constituyen una figura del Common
Law anglosajón, también conocida como: "exemplary damages", "non compensatory damages", "penal
damages", "agravated damages", "additional damages", "Smart money", etc. La traducción literal al español de
aquella primera expresión sería efectivamente la de "daños punitivos", aunque como bien ha señalado tal
denominación resulta objetable, pues lo que pune o sanciona son ciertos ilícitos calificados por su gravedad y no
el daño en sí mismo (Trigo Represas, 2010:4).

Asimismo, señala Granelli (2014: 1) que la locución "daños punitivos" es simplemente la traducción textual -pero
ilusoria- de la de matriz anglosajona, "punitive damages": "damages" en los sistemas de common law no indica
el "daño" sufrido por la víctima de un ilícito, sino la "prestación" (pecuniaria) con que el autor del ilícito está
obligado hacia su víctima.

Esta clase de sanción señala Tale, aplicable por los tribunales civiles tanto en determinados casos de daños
derivados de incumplimiento de contratos, como de perjuicios en el ámbito extracontractual, había ganado el
favor de la mayoría de los juristas argentinos que la habían considerado (Tale, 2010: 1) En definitiva, se trataría
de una sanción ejemplar con un condimento preventivo para acciones futuras del infractor y de otros que
podrían estar en similar situación. Una suerte de política de "mano dura" para las grandes empresas, tan
criticada por muchos para otros sectores de la sociedad civil, que tendría por fin alinear sus políticas
"mezquinas" con el respeto debido a los consumidores. En este sentido, no es de relevancia el "caudal
económico" del infractor, como propician algunos, por tener la faceta preventiva mayor importancia que la
sancionadora. Es que esa faceta preventiva acarrearía no sólo un mejor funcionamiento del mercado sino
también menores costos para el Estado relacionado con la gestión de los conflictos en el ámbito de defensa del
consumidor (Saravia, 2014: 3).

5. Los daños punitivos en el Código Civil y Comercial.

Los daños punitivos se incluyeron en el art. 52 bis de la ley 24.240 de Defensa del Consumidor, luego en el
texto del proyecto de reforma del Código Civil de 1998 en su art. 1587 como "multa civil" (6) y finalmente y en el
art. 1714 del Anteproyecto del Código Civil y Comercial.

Por su parte el Código Civil y Comercial de la Nación (Ley 26.994, B.O. del 8 de octubre de 2014), no contempló
a la institución del daño punitivo, ahora bajo el nombre de, "sanción pecuniaria disuasiva". Esta ha sido una de
las cuestiones que se modificaron a lo largo del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación.

Al respecto señala la Dra. Kemelmajer de Carlucci (2015: 14), que es bien conocido que, desde la entrega del
Anteproyecto a su sanción, algunas materias quedaron en el camino, entre ellas las sanciones pecuniarias
disuasivas para ser aplicadas a quienes, con grave menosprecio, causan un daño a bienes colectivos,
permaneciendo entonces la contradicción que implica permitir esta figura en el derecho del consumo y no en el
derecho del ambiente.

Por su parte Lorenzetti (2015: 320), aclaró que el texto originario del artículo 1714, tanto de la Comisión de
Reformas como del Proyecto del Poder Ejecutivo, establecía la sanción pecuniaria disuasiva. De este modo
aclaró, se receptaba la función punitiva o sancionatoria de la responsabilidad civil. Pero la Comisión Bicameral
del Congreso de la Nación suprimió el instituto de la sanción pecuniaria disuasiva -o daño punitivo o multa civil-
del Código Civil y Comercial.

De esta manera el artículo 52 bis sigue rigiendo, en su actual redacción, para el ámbito de las relaciones y
contratos de consumo.

La sanción pecuniaria disuasiva es en la opinión de la mayoría de la doctrina, una expresión que denota que es
una sanción, es decir que se trata de la función punitiva de la responsabilidad civil, de naturaleza pecuniaria, ya
que constituye una prestación de dar sumas de dinero, pero también reviste otra función de igual jerarquía, que
consiste en la disuasión de futuras conductas que puedan causar daños, conforme la tipificación legal.

El Anteproyecto de Reforma del Código Civil del año 1998, también llamado Código Alterini -en referencia al
gran profesor Atilio Alterini, quien fuera entre otros su principal promotor-, pretendía receptar este instituto al
derecho argentino bajo el nombre de "multa civil". Sin embargo, el proyecto tuvo una férrea oposición por parte
del Congreso y no logró sancionarse (7).

La consagración de los daños punitivos en el régimen argentino se logró en el año 2008, cuando la ley de
Defensa del Consumidor receptó estas sanciones para las relaciones de consumo, con la incorporación del tan
mentado art. 52 bis -incorporado con la Ley 26.361 que reformo la L.D.C. 24.240-.
El Anteproyecto de Reforma y Unificación del Código Civil y Comercial de la Nación del año 2012, que fuera
redactado por la Comisión de Reformas designada por el decreto 191/2011, había incorporado en su artículo
1714 la figura de las "sanciones pecuniarias disuasivas", para regir así en todas las relaciones del derecho
privado.

Dicha norma establecía en el Anteproyecto que "El juez tiene atribuciones para aplicar a petición de parte, con
fines disuasivos, una sanción pecuniaria a quien actúa con grave menosprecio hacia los derechos de incidencia
colectiva. Pueden peticionarla los legitimados para defender sus derechos. Su monto se fija prudencialmente,
tomando en consideración las circunstancias del caso, en especial la gravedad de la conducta del sancionado,
su repercusión social, los beneficios que obtuvo o pudo obtener, los efectos disuasivos de la medida, el
patrimonio del dañador, y la posible existencia de otras sanciones penales o administrativas." (art. 1714.
Sanción pecuniaria disuasiva.

Proyecto de Código Civil y Comercial de La Nación, año 2012). Este era el texto originario del artículo 1714,
tanto de la Comisión de Reformas como del Proyecto del Poder Ejecutivo. Así se receptaba la función punitiva o
sancionatoria de la responsabilidad civil que se sumaba a la prevención y al resarcimiento, consagrando una
función tripartita. Ahora, en el Código vigente se mantienen sólo las dos primeras -la prevención y el
resarcimiento, actual art. 1708- (Lorenzetti, 2015: 319).

Entre las modificaciones realizadas al proyecto por la Comisión Bicameral se eliminó este verdadero instituto del
derecho privado(8).

De esta manera, los daños punitivos resultan solo aplicables al ámbito de las relaciones de consumo, a través
del art. 52 bis de la L.D.C N° 24.240, reformada por la ley 26.361, y el art. 1714 quedó redactado en la ley de la
siguiente manera: "Punición excesiva. Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas, penales o
civiles respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe computarla a los fines de
fijar prudencialmente su monto" (Mariani de Vidal, 2015: 462).

El art. 52 bis de la Ley de Defensa del Consumidor, establece que "Al proveedor que no cumpla sus
obligaciones legales o contractuales con el consumidor, a instancia del damnificado, el juez podrá aplicar una
multa civil a favor del consumidor, la que se graduará en función de la gravedad del hecho y demás
circunstancias del caso, independientemente de otras indemnizaciones que correspondan. Cuando más de un
proveedor sea responsable del incumplimiento responderán todos solidariamente ante el consumidor, sin
perjuicio de las acciones de regreso que les correspondan. La multa civil que se imponga no podrá superar el
máximo de la sanción de multa prevista en el artículo 47, inciso b) de esta ley".

A su vez, el art. 47, inc. b) de la L.D.C., señala que "Verificada la existencia de la infracción, quienes la hayan
cometido serán pasibles de las siguientes sanciones, las que se podrán aplicar independiente o conjuntamente,
según resulte de las circunstancias del caso, b) Multa de PESOS CIEN ($ 100) a PESOS CINCO MILLONES ($
5.000.000)".

Señaló Picasso (2009: 633) que la propia razón de ser de los 'daños punitivos' presupone una reacción
importante ante un daño importante, causado por una conducta de extrema gravedad. En la práctica forense de
nuestro país, el instituto cumple una función bien distinta: pasa, con bastante frecuencia, a ser parte de la
cuenta indemnizatoria en los juicios de daños, al lado de los rubros "tradicionales" y con montos que no guardan
relación con los daños punitivos. Ni se impondrá en casos de inusitada gravedad, ni involucrará sumas elevadas
(las únicas que consideramos realmente disuasivas), dando así frutos distintos a los que otorga en el derecho
estadounidenses o de los tribunales británicos.
En este orden de ideas, nuestros tribunales, a la hora de fijar las sumas correspondientes a los punitive
damages, lejos se encuentran de las exorbitantes sumas de los fallos de los tribunales estadounidenses.

Sin desconocer el interesante aporte que ello implica, se hace necesario advertir que aquella práctica, si se
quiere presenta un nivel de complejidad y disparidad tal que incluso ha conducido a que, en los años recientes,
académicos y tribunales estadounidenses se embarcaran en un ejercicio de profunda revisión de la misma,
disintiendo arduamente sobre cuestiones fundamentales respecto de los daños punitivos y las funciones que
éstos deberían cumplir (Martínez Allez, 2012: 1).

6. Los daños punitivos y su naturaleza jurídica.

No debemos dejar de señalar la naturaleza sancionatoria de los daños punitivos, que es propia del derecho
penal, y no resarcitoria, que es propia del derecho civil.

Una parte de la doctrina consideró desacertada su inclusión en la ley de Defensa del Consumidor y su
consecuente aplicación en ese marco. Es más, algunos autores consideran incluso que los daños punitivos son
inconstitucionales (conf, CN Civ., Sala H, causa "San Miguel, María L. c/ Telecentro S.A.", del 10.12.12).

Ahora bien, señaló Picasso (2014: 3), que algunos fallos han sido consecuentes con la premisa de que
únicamente proceden los "daños punitivos" en caso de dolo o culpa grave del proveedor. Así, la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Comercial consideró que la aplicación del art. 52 bis de la ley 24.240 requiere
"una conducta particularmente grave, caracterizada por la presencia de dolo o, como mínimo, de una grosera
negligencia", y que "la doctrina ha interpretado que no puede bastar el mero incumplimiento contractual", para
fundar el rechazo de la multa frente al incumplimiento de la administradora de un plan de ahorro previo que
había revocado indebidamente la adjudicación de un vehículo antes de su entrega al actor.

Los punitives damages son sanciones de índole penal, pero dado que son tan severas y aflictivas como las
penas del Derecho Penal, no requieren para ser impuestas de todas las garantías propias del proceso penal,
como ocurre por ejemplo con la insuficiencia de la confesión como prueba condenatoria. (Tale, 2010: 2).

El autor aclaró que, aun cuando la gran mayoría de los civilistas argentinos son favorables a la recepción de la
institución en nuestro régimen legal, el tenor del artículo 52 bis de la actual L.D.C. ha suscitado diversas críticas.
Las más generalizadas entre ellas, prácticamente unánime, ha sido el que la ley ponga como supuesto para la
aplicación judicial de la referida sanción, tan solo el incumplimiento de las obligaciones del proveedor, cuando
en realidad, a la luz de los fines sancionatorios y preventivo de esta institución, y también de acuerdo con su
larga tradición, sólo es plausible para los casos de dolo o de culpa grave. (Tale, 2010: 2).

En este sentido, se ha señalado que la ley 26.361, se apartó del restrictivo criterio que sostenía que sólo debía
condenarse a pagar daños punitivos cuando existiera un previo cálculo de que los beneficios a pagar eran
superiores al costo de hacer el producto más seguro. Es que el artículo 52 bis dice que se pueden imponer
daños punitivos al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o contractuales con el consumidor. La
norma tiene un indudable acierto que es la mención de obligaciones legales para terminar de despejar las dudas
sobre si la responsabilidad por daño punitivo es contractual o legal (López, 2008: 365).

De igual modo se explayó el Dr. Trigo Represas, al señalar que el problema -se refiere al art. 52 bis L.D.C-
radica en que la norma sanciona lisa y llanamente "Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o
contractuales con el consumidor", sin exigir ningún requisito. Y aclaró que es el consenso dominante sobre la
materia, en el derecho comparado y en nuestra doctrina autoral, el de que las indemnizaciones o daños
punitivos sólo proceden en supuestos de particular gravedad, calificados por el dolo o culpa grave del
sancionado, o por la obtención de enriquecimientos derivados del ilícito, o en casos excepcionales, por un abuso
de posición de poder, particularmente cuando ella evidencia un menosprecio grave por derechos individuales o
de incidencia colectiva. (Trigo Represas, 2010: 4).

Otra dificultad radicó en que el art. 18 de la Constitución Nacional, no permite la aplicación de sanciones de
naturaleza penal en ausencia de la posibilidad de efectuar un reproche subjetivo a quien en definitiva resulte
responsable.

Así las cosas, en las XXII Jornadas Nacionales de Derecho Civil, se resolvió que la exigencia de ese factor de
atribución calificado, aunque muchas veces no se refleje de hecho en la praxis jurisprudencial, es conteste con
la opinión de la doctrina ampliamente mayoritaria (conclusiones de la Comisión n° 9; a cargo del Dr. López
Herrera, Edgardo). Es que los "daños punitivos", en tanto nada tienen de resarcitorio, sí tienen, en cambio, todo
de punitivo ya que son sanciones materialmente penales. (Picasso, 2014: 12).

8. Los daños punitivos en los juicios de daños y perjuicios contra Edesur S.A.

El 15 de febrero de 1999, a las 3:47 hs., se inició una interrupción del servicio de distribución de electricidad
prestado por EDESUR, producto de un incendio durante una reparación que efectuó la empresa en la
Subestación "Azopardo".

Esto derivó en una interrupción del suministro eléctrico que afectó durante las primeras horas a más de 155.000
usuarios, y se extendió en algunos casos a lo largo de once días(9).

Este evento que cobro grandes magnitudes por sus amplias y graves repercusiones en el sector regulatorio
energético fue llamado el evento "Azopardo". Los primeros abogados que tomaron estos casos e interpusieron
las demandas en el Fuero Federal Civil y Comercial, lo hicieron en causa propia, o en representación de algún
familiar directo.

Como estos procesos gozan aún, hasta la entrada en vigor del Código Civil y Comercial de la prescripción
decenal de la acción, con el pasar de los años estos abogados fueron tomando más y más causas.

Cierto es que las primeras demandas iniciadas, no peticionaban la aplicación de los daños punitivos, pero con la
entrada en vigor de la ley 26.361 el 12 de marzo de 2008, algunos de ellos comenzaron a solicitarlo. Las
sentencias estudiadas de ese primer período de incorporación de los daños punitivos en el art. 52 bis de la
L.D.C., arrojaron que el rubro en cuestión era rechazado por la totalidad de los 11 Juzgados del Fuero Federal
Civil y Comercial.

Sin embargo, con el tratamiento doctrinario de los punitive damages y con la concurrencia de nuevos eventos
posteriores al de "Azopardo", los jueces de primera instancia y las 3 salas de la Cámara comenzaron a rever la
cuestión de la aplicación del daño punitivo.

Dictado el fallo "Coelli", se advirtió que se ha comenzado a rever la cuestión de la aplicación del daño punitivo.
De manera tal que se hizo lugar al reclamo por daños punitivos en los casos que se estuviera frente a reiterados
incumplimientos por parte de la empresa prestadora del servicio eléctrico, durante varios períodos distintos y
cuyos cortes se hayan prolongado durante varias horas. Como resultado debemos inferir que el criterio
adoptado por la mayoría ahora se ajusta al criterio restrictivo del instituto ya señalado por Picasso.

9. Los daños punitivos en los juicios contra Edesur, en la jurisprudencia de la Cámara Federal Civil y Comercial.

Un fallo de marzo de 2015 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, Sala 2,
compuesta por los Dres. Ricardo Víctor Guarinoni y Alfredo Silverio Gusman, y la Dra. Graciela Medina, generó
un cambio en los precedentes de la Cámara respecto de la aplicación del daño punitivo y vislumbró la gestación
de propicia jurisprudencia en la materia.

Los autos en cuestión son "COELLI MARIA CAROLINA Y OTRO c/ EDESUR SA s/DAÑOS Y PERJUICIOS"
Causa N° 7515/2011, que tramitaron ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil y Comercial
Federal N° 4.

La Sala II, en un fallo que abrió una nueva puerta a la aplicación de los daños punitivos contra las distribuidoras
de servicios señaló en primer lugar que "la naturaleza de pena que reviste el daño punitivo, implica una
evaluación más exhaustiva por parte del Juez al momento atendiendo la gravedad del hecho generador, pues
no cualquier incumplimiento contractual o legal puede dar curso a la petición de este tipo de pena que condena
al incumplidor a reparar más allá del daño producido (Colombres, 2008: 174)".

Luego señaló que la incorporación del daño punitivo se revela como un instituto necesario a la hora de poner
coto a las conductas desaprensivas por parte de los proveedores que generen perjuicios a los usuarios.

Y aclaró en lo medular que, es esta actitud de excesiva displicencia por parte de Edesur, la que justifica la
admisión de los daños punitivos. Sin olvidar que se trata de un instituto de carácter excepcional en el ámbito
civil, y remarcó que la procedencia del daño punitivo no se relaciona con los daños sufridos por ambos actores,
sino con la conducta gravosa de quien los causó.

Precisamente, la Sala II, hizo lugar a la aplicación los daños punitivos, teniendo en cuenta tres cuestiones: a) el
incumplimiento de Edesur, b) la duración del corte del servicio y c) que dicho corte se reiteró en sucesivas
oportunidades en el transcurso de dos años.

Así las cosas, fijó en la suma de $25.000 para cada uno de los actores, monto que, si bien no es una suma de
dinero millonaria ni mucho menos -como hemos visto en los fallos de la jurisprudencia norteamericana que
hemos reseñado en el presente trabajo-, importó un cambio radical en la aplicación de este instituto del derecho
civil por parte del fuero.

10. Un nuevo capítulo en materia de daños punitivos. Los fallos "Gullo", "Roldan" y "Lopez" (10).

Luego del fallo "Coelli", una serie de fallos dictados por la Cámara Federal Civil y Comercial han dado nueva
forma a los daños punitivos en la jurisprudencia del fuero.

Entre ellos hemos seleccionado 3 que resultan interesantes al lector por la duración y extensión de los cortes
sufridos por los usuarios.

El 25 de octubre de 2016, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, Sala III, dictó el
fallo "Gullo". Para fijar la condena en concepto de daños punitivos, tuvo en cuenta que, según la información
suministrada por el ENRE, desde enero de 2005 hasta febrero de 2012, la falta de suministro eléctrico se
prolongó por más de 570 horas. De las cuales 274, es decir 11 días, se ocasionaron entre el 2 de diciembre de
2010 y el 3 de febrero de 2011.

El tribunal agregó, que entre el 24 de diciembre y el 3 de enero, sufrió 133 horas de corte de suministro, es decir
que pasó navidad y año nuevo en penumbras.

El agravio del actor respecto del daño punitivo, lo fue con relación a la suma de $10.000 fijada por el juez de
primera instancia, suma que consideró insuficiente toda vez que había reclamado en su demanda $30.000.
Sobre el particular la Cámara estimó que el actor sufrió un daño sistemático, masivo, prolongado y con total
desprecio e indolencia de los derechos del usuario cautivo a quien destrata de modo absoluto.

Agregó además que, si la reparación del daño punitivo resulta insuficiente, los incumplimientos de las empresas
prestatarias del servicio continuarán.

El fallo "Gullo", se circunscribe en uno de los tantos casos señalados.

La Cámara resolvió, analizadas las circunstancias de la causa que la suma otorgada resultó insuficiente, y la
elevó a $20.000.

Como bien señaló Picasso en su comentario a la ley de defensa del consumidor, esta suma reclamada se ha
convertido en una suma más del rubro de daños. El autor dijo además que la propia razón de ser de los 'daños
punitivos' presupone una reacción importante ante un daño importante, causado por una conducta de extrema
gravedad. En la práctica forense de nuestro país, el instituto cumplirá una función bien distinta: pasará, con
bastante frecuencia, a ser parte de la cuenta indemnizatoria en los juicios de daños, al lado de los rubros
'tradicionales'.

Esto se traduce en reclamos de muy bajo monto, con relación a lo que supone el instituto. Así, vemos
demandas en las cuales se reclaman $30.000, $25.000 o $10.000, cuando en realidad el instituto está pensado
para reclamar grandes sumas de dinero. No me refiero a una suma de $1.000.000 o más, que estamos
acostumbrados a leer en los fallos de los tribunales norteamericanos. Pero porque no pensar en reclamar sumas
de $100.000 o $300.000 por usuario cuando nos encontramos, como en el caso analizado, frente a un
incumplimiento sistemático frente al usuario. Para así obtener condenas que produzcan el efecto buscado por el
instituto, que no es otro que la modificación de una conducta dolosa o negligente grave por parte del agente que
produce un daño al usuario, aún a sabiendas de que lo comete y de lo disvaliosa que es su conducta para la
sociedad.

Al respecto señala Edgardo Lopez Herrera (2011:44), que "El principio es que los daños punitivos no tienen
límite. Puede imponerse cualquier suma que sea necesaria para expresar el reproche social y disuadir la
conducta futura. Sin embargo, en varios Estados norteamericanos, se comenzaron a establecer techos o topes
a las condenas".

Ahora bien, en el ya citado fallo "Gullo", la Sala III agregó, citando el fallo "Roldan", que se debe poner de
manifiesto la dificultad en la cuantificación de este tipo de daños y la conveniencia de tener en cuenta al menos
tres parámetros fundamentales: la gravedad de la falta cometida por el demandado, la posición del mercado del
infractor y la consideración de los efectos que la sanción a aplicar tendrá en la resolución de los casos
posteriores.

En los autos "Lopez J. C. c/ Edesur" del año 2013, se trató de un grupo familiar compuesto por 4 integrantes.
Señalaron que el servicio eléctrico se vio interrumpido desde el año 2003, especialmente los meses de
diciembre de 2010 y numerosas oportunidades durante el año 2012. El reclamo en concepto de daños punitivos
alcanzó la suma de $25.000 por cada uno de los actores, es decir, un total de $100.000.- El Sr. Juez tuvo por
reconocido que los actores sufrieron cortes de luz por un total de 890 horas, lo cual se desprende de un informe
suministrado por el ENRE.

A pesar de haber reconocido en la sentencia todos estos hechos, el Sr. Juez de grado rechazó la demanda en lo
concerniente a los daños punitivos. Al respecto señaló "Que así las cosas teniendo en cuenta que la aplicación
de los daños punitivos se encuentra condicionada a la existencia de una conducta especialmente reprochable y
que cualquier actuación meramente negligente o culpable no dará lugar a la multa civil prevista en el artículo en
estudio y ponderando que la aplicación de tal instituto es de carácter excepcional y de naturaleza restrictiva y
que sólo procede cuando el proveedor incumpla sus obligaciones con dolo, culpa grave, malicia o cuando el
comportamiento importe un desprecio inadmisible para el consumidor, estimo improcedente el rubro en análisis
(Edgardo López Herrera, "Los daños punitivos", p. 17 y ss, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2008)".

Apelado el decisorio respecto de los daños punitivos, la Sala III, de la Cámara Federal Civil y Comercial puso de
relieve que la empresa prestadora de servicio no invocó -ni mucho menos demostró- la existencia de
circunstancias que le impidieran adoptar medidas razonables y a su alcance para paliar la situación perjudicial a
la que se vio expuesta la usuaria. Y agregó que tampoco aludió a ningún plan de inversiones tendiente a
mejorar la calidad del servicio en las zonas afectadas por los cortes de energía, ni cuáles fueron las medidas
que adoptó para minimizar el impacto de la crisis.

Por su parte puso de relieve que según informó el propio Ente Nacional Regulador de la Electricidad, la empresa
EDESUR no dio una adecuada solución al problema del usuario, por lo que concluyó que la distribuidora obró
negligentemente, advirtiendo de esta manera que el comportamiento de aquélla fue contrario al obrar que le
exige tanto el Reglamento de Suministro, cuanto el Contrato de Concesión. De ahí que una conducta como la
descripta se traduce claramente en una actitud de grave despreocupación del prestador del servicio ante el
eventual resultado perjudicial para con el usuario, aunque dicho resultado no haya sido deliberadamente
buscado. Ello conduce directamente a la aplicación de la multa civil reclamada en autos.

Asimismo, agregó que, para la cuantificación de los daños punitivos, debe en primer lugar estar a la situación
económica del demandado. Así, la pena debe ser adecuada para eliminar las perspectivas del dañador de
obtener algún beneficio económico a raíz del hecho cometido.

De manera tal que la pena dependerá de la situación económica del responsable. Y aclaró que no es el fin de
los daños punitivos llevar a una empresa a la quiebra.

En segundo lugar, señaló que la reiteración de conductas similares por el mismo sujeto demandado es también
un dato de relevancia. De manera tal que, la extensión económica sea de una envergadura tal que evite que
quien comete el daño persista en su conducta antijurídica -función preventiva de los daños punitivos- .

En suma, revocó parcialmente el fallo de primera instancia e hizo lugar al reclamo de daños punitivos por la
suma de $15.000, única para todos los actores.

Propuestas de solución.

Una primera aproximación al problema resulta en una crítica al art. 42 de la ley 26.993, que establece que "La
Justicia Nacional en las Relaciones de Consumo será competente en las causas referidas a relaciones de
consumo regidas por la ley 24.240, sus modificatorias y toda otra normativa que regule relaciones de consumo y
no establezca una jurisdicción con competencia específica, en aquellas causas en las cuales el monto de la
demanda, al tiempo de incoar la acción, no supere el valor equivalente a cincuenta y cinco (55) Salarios
Mínimos, Vitales y Móviles".

Teniendo en cuenta que el salario mínimo vital y móvil desde el 1° de julio de 2017, es de $8.860 (11), la
competencia por el monto de los jueces nacionales en las relaciones de consumo se fija hasta la suma de $
487.300, lo que implica que ningún proceso colectivo o en el mejor de los casos una acción de clase podría
tramitarse ante dicho fuero. Si por el caso 5.000 usuarios decidieran tramitar en forma conjunta en un mismo
proceso superarían holgadamente dicha cifra.
A fortiori, en el informe del ENRE correspondiente al año 1999, tomaron como muy positivo que Edesur había
tenido que pagar $50.000.000 en concepto de multas fijadas por en ENRE -aunque esa suma dividida la
cantidad de usuarios afectados no superó los $322-. Así, la competencia frente a alguno de los procesos
colectivos recaería en el fuero Federal Civil y Comercial de la Nación.

En segundo lugar, vemos que la suma aplicada en concepto de daño punitivo es aún muy baja y lejos se
encuentra de prevenir o evitar el acaecimiento de hechos lesivos similares al que mereciera la punición;
tampoco sancionan al causante del daño inadmisible, ni hacen desaparecer los beneficios injustamente
obtenidos a través de la actividad dañosa (Trigo Represas, 2010: 5).

Resta hacernos la siguiente pregunta: ¿Cambiaría Edesur su política de inversión y mejora de la red eléctrica
-en una zona de servicio que año tras año sufre cortes de luz-, porque en un juicio le fijen $30.000 en concepto
de daños punitivos? La respuesta es NO.- Como ha dicho Picasso (2014, 4) al referirse al monto de la condena
de los daños punitivos, en la mayoría de los precedentes que registra la jurisprudencia nacional se han impuesto
"daños punitivos" sin que hubiera mediado, de hecho, la prueba de un dolo o una culpa grave, y sin embargo
nadie parece haberse inquietado mayormente por esa circunstancia.

Sin embargo, la contrapartida de la responsabilidad objetiva que -de hecho- suelen consagrar los fallos pasa por
la fijación de importes de condena poco menos que irrisorios.

En tercer lugar, del análisis de la jurisprudencia del Fuero Federal Civil y Comercial en los juicios de daños y
perjuicios contra Edesur S.A., concluimos que hay un criterio de interpretación restrictivo del instituto en la
mayoría de los jueces que actualmente lo aplican. A lo que cabe agregar que las sumas otorgadas son
realmente muy bajas, lo que contraría su fin -y aquí hay que buscar las razones en su mayoría en las sumas
reclamadas en la demanda-.

No caben dudas que involucrar sumas elevadas en el monto de condena de los daños punitivos, hace que las
mismas de por sí sean las únicas realmente disuasivas y que logren el fin de producir un cambio en la conducta
de quien las comete.

Como bien dijo Trigo Represas (2010: 5), en rigor, este instituto cumple a la vez una triada de funciones, por un
lado, sanciona al causante del daño inadmisible, puesto que el objeto de la punición se basa, en la lesión al
interés comunitario por una conducta intolerablemente nociva. En segundo lugar, tiene la función de hacer
desaparecer los beneficios injustamente obtenidos a través de la actividad dañosa. Puesto que ningún sistema
preventivo habrá de ser eficaz, si el responsable puede retener un beneficio que supera al peso de la
indemnización. Y, en tercer lugar, tiene la función de prevenir o evitar el acaecimiento de hechos lesivos
similares, al que mereciera la punición, creando un impacto psíquico, como amenaza disuasoria que constriñe a
desplegar precauciones impeditivas de lesiones análogas o abstenerse de conductas desaprensivas.

En fin, ninguna de estas tres funciones del daño punitivo, se observan en las condenas que hemos estudiado,
ya que o bien los jueces rechazan el daño punitivo, o en menor número, hacen lugar, pero fijan una suma de
poca cuantía, lo cual va en contra de la naturaleza jurídica de este verdadero instituto del derecho de daños.

Resta señalar que esperamos a partir del fallo "Coelli" y de los casos traídos a análisis, que en un futuro próximo
nos encontremos con un cambio de jurisprudencia en la materia, que fije mayores montos en concepto de daños
punitivos. Condenando por sumas que disuadan por así decirlo, al prestador de servicio eléctrico de invertir en la
modernización del servicio de suministro. De manera tal que hacerlo le resultará más económico que no hacerlo.

Dentro de este camino se encuentra la ardua tarea de la Cámara Federal Civil y Comercial.
El autor no puede dejar de considerar el principio general que rige las tarifas que retribuyen la gestión privada de
los servicios públicos. Así señala Fernandez (2005: 122) que las mismas deben guardar siempre una relación
básica de justicia, manteniendo la ecuación de razonabilidad y proporcionalidad entre prestación y servicio. Y
sobre este punto observamos que en la actualidad con el sistema de subvenciones públicas que recibe el
servicio, y la falta de inversión en algunos sectores que involucran al sector energético -advertida como hemos
visto por el propio Estado Nacional-, se genera que las tarifas se encuentren desproporcionadas. Pero no puede
la prestadora del servicio eléctrico ampararse en este argumento para justificar una ruptura en el nexo causal de
responsabilidad.

Es importante señalar además que la tesis amplia que da cuenta el art. 52 bis de la Ley de Defensa del
Consumidor y la tesis restrictiva que surgió de la jurisprudencia, deberán ser ponderadas por el magistrado a la
luz de las funciones que cumple el instituto de los daños punitivos.

En otras palabras, al momento de elegir si usamos una u otra teoría, debemos hacerlo considerando la función
que cumple el instituto, es decir, si el comportamiento es socialmente inadmisible y si la conducta lo es con
culpa o dolo grave. Así, a mayor culpa o dolo, mayor será la pena y menores deberán ser los requisitos para su
aplicación. Imaginemos una balanza. De un lado pesaremos la conducta hecha con dolo o culpa grave y del otro
los requisitos para la aplicación del daño punitivo y sus finalidades. A mayor culpa o dolo menores deberán ser
los requisitos de admisibilidad. Dicha circunstancia impone al operador de derecho, afinar al máximo su
instrumental metodológico.

Otros temas que formarán parte de trabajos posteriores se relacionan con la acción de clase y la necesidad de
una ley que reglamente su ejercicio -sabemos que el Ministerio de Justicia se encuentra trabajando actualmente
con varios juristas en un primer proyecto-, y los problemas derivados de la ejecución de estas sentencias, lo
cual como ya vimos en el fallo "Defensoría del Pueblo c/ Edesur", son herramientas más propias de nuestros
tiempos. Es que como bien dijo el gran maestro Morello "tenemos un proceso civil de un mundo que ya no
existe". (Morello, 2000:4).

Para finalizar, Thomas Paine en su ya célebre obra "Derechos del Hombre", dijo que cualquiera sea la forma o
la constitución del gobierno, no debería tener más objetivo que la felicidad general (2008: 279). Agregó el autor
que el habla cotidiana ha consagrado la condición humana en dos descripciones: vida civilizada e incivilizada. A
la una ha asignado la felicidad y la abundancia; a la otra los problemas y las necesidades. (op. cit.). En
definitiva, la vida de una sociedad moderna, concebida sin electricidad o con interrupciones reiteradas y
prolongadas en el tiempo, es una vida llena de problemas y necesidades. Una vida que poco tiene de civilizada.
Tal vez sea el momento de dejar de beber del agua del rio Leteo (12), como decía Erasmo de Rotterdam en su
obra Elogio de la locura y comenzar a aplicar sanciones punitivas de tal magnitud que provoquen en Edesur un
cambio en su conducta, como proveedor profesional del servicio eléctrico. (2007: 15).

Para concluir, es útil recordar las palabras del catedrático español Pablo Salvador Coderch (13), al señalar que
la pretensión por Punitive damages o multiple damages, cuando existe, no se limita a corregir los déficits de
prevención derivados de las ocasiones en que el causante de daños escapa a su responsabilidad. Además de
eso, la pretensión -de triunfar- cumple otras funciones: a) Establece un punto de discontinuidad entre los
comportamientos socialmente admisibles y los intolerables, así como en la función de costes a la que se
enfrenta el dañador potencial: si hay dolo o negligencia crasa, sus costes se multiplican. b) Envía una señal, un
mensaje a toda la comunidad por el que se manifieste que el derecho se establece, se aplica y se desarrolla
para reforzar las normas sociales básicas o, como, se ha escrito en Europa, para reforzar la confianza de
quienes confían en la Ley.
Notas al pie:.

1) Los cortes de luz en el suministro eléctrico por parte de la empresa distribuidora de energía eléctrica Edesur
S.A. han tenido sucesivos capítulos. Desde el llamado evento "Azopardo" ocurrido en diciembre del año 1999, la
empresa ha tenido numerosos incidentes, en su mayoría relacionados en forma directa por la falta de inversión
por parte del concesionario del servicio público y de control por parte del Estado Nacional. En el mes de
diciembre del año 2013, los usuarios del área metropolitana tuvieron nuevos cortes del suministro. El pico se
registró el viernes 20 de diciembre, cuando 152 mil hogares se quedaron sin luz, lo que durante aquella jornada
elevó el porcentaje al 3% del total de los clientes de Edesur S.A. El 3%, significó que sólo ese día unas 600 mil
personas quedaron a oscuras en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en medio de la celebración de las
festividades.

2) El capítulo de Conclusiones, del Informe del ENRE del año 1999, señala que "La acción regulatoria del ENRE
que permitió a la gran mayoría de los afectados acceder antes del 30 de junio de 1999 al correspondiente
resarcimiento económico, que ascendió aproximadamente a $ 51 millones. Al respecto, debe destacarse que la
auditoría ordenada por el ENRE a fin de relevar los tiempos de interrupción sufridos por cada uno de los
afectados y verificar que los créditos a los usuarios se hubiesen efectuado apropiadamente, permitió comprobar
que más del 90% fue realizado correctamente y de acuerdo con lo previsto por las correspondientes
resoluciones. Por otra parte, el precedente sentado a través de la Resolución ENRE Nº 292/99 constituye una
severa advertencia respecto de los riesgos de descuidar las responsabilidades asumidas...".

Una simple cuenta matemática arroja que si dividimos los $51.000.000 de resarcimiento económico, sobre los
155.000 usuarios afectados, el resultado obtenido es de $329, una suma que aún en ese entonces no alcanzaba
a cubrir los daños acaecidos.

3) A las demandas señaladas se sumaron todas las cuestiones derivadas del Sistema Nacional del Seguro de
Salud (ley 23.660) en el que sean sujetos demandados aquellos que forman parte de él en calidad de Agentes
Naturales del Sistema en virtud de lo dispuesto por el art. 38 de la ley 23.661, como así también la totalidad de
reclamos derivados de la implementación e instrumentación de los Programas de Propiedad Participada.

4) Al respecto es útil recordar lo señalado por la Unidad de Renegociación y Análisis de Contratos de Servicios
Públicos, dependiente del Ministerio de Economía y Producción, en su "Informe de Grado de Cumplimiento de
los Contratos de Distribución y Transporte de Energía Eléctrica de Jurisdicción Nacional", de abril de 2004,
donde señaló que: "De acuerdo a lo informado por el ENRE puede concluirse que, en cuanto a la calidad del
servicio, entre el 80 y el 90 % de los usuarios han recibido una calidad acorde con lo comprometido en el
contrato, y existe una cantidad de usuarios, entre el 10 y 20 %, que presentan apartamientos respecto de los
límites de tolerancia fijados en cuanto a los niveles de calidad (excesiva cantidad de cortes y/o duración de las
interrupciones). Al respecto el ENRE mencionó que sin perjuicio de señalar que las interrupciones del suministro
pueden obedecer a múltiples causas, la situación descripta puede indicar, además de algún grado de
insuficiencia en la magnitud de las inversiones que debieron haberse realizado y/o en los gastos de operación y
mantenimiento que debieron haberse efectuado, que la suma de las sanciones aplicadas conforme a las pautas
previstas contractualmente no funcionó como señal económica suficiente para revertir la conducta de las
concesionarias. La cuestión de la suficiencia o no de las señales económicas debería ser objeto de análisis al
momento de una revisión de las estipulaciones contractuales en materia de controles y penalizaciones".

Es decir, fue el propio Estado quien, en ejercicio de su poder de contralor del servicio público, puso de resalto
que las sanciones aplicadas para que Edesur revirtiera su conducta como incumplidor no funcionaron, lo cual
deja entrever lo grave de este incumplimiento "crónico".
Citado en: Novosad, I., Galisteo E. (2016) "Jurisprudencia de Daño Punitivo desde el caso Edesur". Sistema
Argentino de Información Jurídica SAIJ, 3.3.2016 [en línea]. Consultado el 20 de agosto de 2017 en
http://www.saij.gob.ar/isabel-novosad-jurisprudencia-dano-punitivo-desde-caso-ed
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echa/2016/03%7CEstado%20de%20Vigencia%5B5%2C1%5D%7CTema%7COrganismo%5B5%2C1%5D%7
CAutor%5B5%2C1%5D%7CJurisdicci%F3n%5B5%2C1%5D%7CTribunal%5B5%2C1%5D%7CPublicaci%
F3n%5B5%2C1%5D%7CColecci%F3n%20tem%E1tica%5B5%2C1%5D%7CTipo%20de%20Documento/Doc
trina&t=8> 5) Citado en: Novosad, I., Galisteo E. (2016) "Jurisprudencia de Daño Punitivo desde el caso
Edesur". Sistema Argentino de Información Jurídica SAIJ, 3.3.2016 [en línea]. Consultado el 20 de agosto de
2017.

Como se desprende del cuadro, en total durante los últimos 15 años sólo se han presentado 15.677 demandas
por daños y perjuicios contra Edesur. S.A., podemos afirmar que el número de usuarios afectados que tuvieron
acceso a la justicia es ínfimo en relación a los miles de usuarios afectados por los "crónicos" cortes de luz.
Simplemente recordemos que el llamado evento "Azopardo", ocurrido en febrero del año 1999, dejó a 150.000
familias sin luz.

6) ARTÍCULO 1587.- Multa civil. El tribunal tiene atribuciones para aplicar una multa civil a quien actúa con
grave indiferencia respecto de los derechos ajenos o de los intereses de incidencia colectiva. Su monto se fija
tomando en consideración las circunstancias del caso, en especial los beneficios que aquél obtuvo o pudo haber
obtenido con su conducta, y tiene el destino que le asigne el tribunal por resolución fundada.

7) En los FUNDAMENTOS DEL PROYECTO DE CÓDIGO CIVIL, del año 1998, el Dr. Alterini remarcó que
"Siguiendo el criterio del Proyecto del Poder Ejecutivo de 1993 se proyecta asignar al tribunal atribuciones para
disponer, conforme a las circunstancias, medidas tendientes a evitar la producción de daño futuro. También se
prevé asignar al tribunal atribuciones para aplicar una multa civil a quien actúa con grave indiferencia respecto
de los derechos ajenos o de los intereses de incidencia colectiva, cuyo monto se fija tomando en consideración
las circunstancias del caso, en especial los beneficios que aquél obtuvo o pudo haber obtenido con su conducta,
y tiene el destino que determine el tribunal por resolución fundada".

8) A través del decreto N° 191/2011, una Comisión de Reformas, precedida por el Dr. Ricardo Luis Lorenzetti y
conformada por las Dras. Elena Highton de Nolasco y Aída Kemelmajer de Carlucci -junto con 30
subcomisiones-, redactó el Anteproyecto de Reforma y Unificación del Código Civil y Comercial de la Nación.
Entre otras cuestiones el proyecto incorporó en su artículo 1714, la figura de las "sanciones pecuniarias
disuasivas". La Comisión Bicameral para la Reforma, Actualización y Unificación de los Códigos Civil y
Comercial de La Nación, mediante su Dictamen De Comisión, eliminó el instituto en el ap. 115.- "SANCIÓN
PECUNIARIA DISUASIVA (artículo 1714) Se elimina el instituto de la sanción pecuniaria disuasiva del Proyecto,
con el fin de que la autoridad de aplicación mantenga sus potestades, inhibiendo a la autoridad jurisdiccional de
resolver estas cuestiones. Sin embargo, se mantiene el artículo 1715 sobre punición excesiva, con su texto
desdoblado, por entender que su campo de aplicación se extiende más allá de la supresión mencionada pues
en su ámbito quedan comprendidas otras sanciones civiles, como las conminatorias reguladas en el artículo 804
y la especial en materia de daño punitivo contemplada en el artículo 52 bis en la Ley N° 24.240 y su
modificatoria. Asimismo, se adecua la denominación de la Sección 2ª a la que pertenece el artículo suprimido
con la finalidad de comprender a la función preventiva y al supuesto de punición excesiva. También, se suprime
el inciso h) del artículo 930 relativo a las obligaciones no compensables entre las que se encuentra, en la
versión de origen, la obligación de pagar una sanción pecuniaria no disuasiva. Con la misma finalidad se
modifica la redacción del artículo 1708, relativo a las funciones de la responsabilidad, suprimiendo la referencia
a la sanción pecuniaria disuasiva".
9) Ente Nacional Regulador de la Electricidad, ENRE (1999). "Sexto Informe Anual" [en línea]. Consultado el 20
de agosto de 2017 en http://www.enre.gov.ar/web/web.nsf/442a03ac398fbabf0325694a0067e6b3/b59531f0f449
cb2a032569a6005d4fed/$FILE/1999oduccion.pdf> 10) CNCCFed., Sala III, causa N° 5.476/13/CA1, carat.
"López Juan Carlos y otros c/ Edesur S.A. s/ daños y perjuicios", del 18.10.2016; causa N° 5.473/13/CA1, carat.
"Gullo Claudio Fabián c/ Edesur S.A. s/ daños y perjuicios", del 25.10.2016 y causa N° 5719/12, carat. "Roldan
Silvia Beatriz Teresa c/ Edesur SA s/daños y perjuicios", 03.09.2015.

11) El Consejo Nacional de Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil, mediante la Resolución
(C.N.E.P. y S.M.V. y M.) 3-E/2017, actualizó y fijó el nuevo monto de salario mínimo vital y móvil a partir del mes
de julio de 2017 por jornada completa en $ 8.860.- mensuales para dicho mes e incrementándose a $ 9.500.- a
partir de enero de 2018 y a $ 10.000.- a partir de julio de 2018. El jornal horario será respectivamente de $
44,30, $ 47,50 y $ 50,00 para el personal jornalizado. Se dispuso así un aumento del 24% en tres cuotas, para
incrementar el valor actual de junio de 2017 de $ 8.060.- a $ 10.000.- para el mes de julio del año próximo.
(Boletín Oficial del 05-jun-2017).

12)Dice Erasmo de Rotterdam ".llévolos al Leteo, río que nace en las Islas Afortunadas (pues en el infierno no
corre más que un riachuelo), para que allí, bebiendo abundantemente el agua del olvido, vayan poco a poco
disolviendo en ella los afanes y cuidados." (2007: 15). LETE (). Lete, el Olvido, es hija de Éride (la Discordia) y,
según una tradición, madre de las Carites (las Gracias). Había dado su nombre a una fuente, la Fuente del
Olvido, situada en los Infiernos, de la que bebían los muertos para olvidar su vida terrestre. Del mismo modo, en
las concepciones de los filósofos de las que se hace eco Platón, antes de volver a la vida y hallar otra vez un
cuerpo, las almas bebían de este brebaje, que les borraba de la memoria lo que habían visto en el mundo
subterráneo. Cerca del oráculo de Trofonio, en Lebadea (Beocia) había dos manantiales, de cuyas aguas debían
beber los consultantes: la fuente del Olvido (Lete) y la de la Memoria (Mnemósine). Lete pasó a convertirse en
una alegoría: el Olvido, hermano de la Muerte y del Sueño. A título de tal la mencionan con frecuencia los
poetas. (Grimal, 1989: 315).

13)SALVADOR CODERCH, P. (2000). "Punitive damages". Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad


Autónoma de Madrid, (Nº. 4), 139-152.

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