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Sala/Juzgado: II
Fecha: 25-ago-2009
Producto: MJ
Es responsable la concesionaria demandada por los daños y perjuicios sufridos por la actora,
empresa dedicada al rubro gastronómico, como consecuencia de los cortes de suministro de
energía eléctrica, en tanto no existen elementos que sustenten la postura de la demandada en
cuanto a los fenómenos climáticos invocados como caso fortuito.
Sumario:
En Buenos Aires, a los 25 días del mes de agosto de dos mil nueve reunidos en acuerdo los
señores Jueces de la Sala 2 del la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial
Federal, para conocer en recurso interpuesto en autos: "NORFARO S.R.L. C/ EDENOR S.A.
S/ DAÑOS Y PERJUICIOS" respecto de la sentencia de fs. 456/457, el Tribunal estableció la
siguiente cuestión a resolver:
Practicado el sorteo resultó que la votación debía ser efectuada en el siguiente orden: señores
Jueces de Cámara doctores Alfredo Silverio Gusman, Eduardo Vocos Conesa y Ricardo Víctor
Guarinoni.
A la cuestión planteada, el señor Juez de Cámara doctor ALFREDO SILVERIO GUSMAN dijo:
I.- La empresa NORFARO S.R.L. inició demanda contra EDENOR S.A. por los daños y
perjuicios que sufriera como consecuencia de los cortes de suministro de energía eléctrica
acaecidos durante ciertos períodos de los años 2005 y 2006 por la suma de $ 20.058 con más
sus intereses y las costas del juicio.
Asimismo asevera que, como consecuencia lógica de los cortes de energía, tuvieron que
desechar la mercancía perecedera y que, no obstante estas pérdidas, debieroncontinuar con el
pago de sueldos a todos los empleados, como así también debieron abonar tasas, impuestos,
contribuciones y otros gastos relacionados con la explotación comercial correspondientes,
según su apreciación, a períodos improductivos.
II.- El señor Juez de primera instancia hizo lugar parcialmente a la demanda, condenando a la
Empresa Distribuidora y Comercializadora Norte S.A. a pagarle a Norfaro S.R.L. la suma de $
5.000 con más los intereses (a tasa activa del Banco de la Nación Argentina) y las costas del
juicio.
III.- Dicho pronunciamiento fue apelado por ambas partes, la actora lo hizo a fs. 461 y la
demandada a fs. 463 y vta. La accionante expresó sus agravios a fs. 476/77 vta., los que
fueron contestados por su adversaria a fs. 482/85 vta. y la accionada presentó sus quejas a fs.
478/80 vta., replicadas por la actora a fs. 486/88. Median, además, recursos que se vinculan
con las regulaciones de honorarios (fs. 458, 462 y 463 y vta.), los que serán examinados por
la Sala en conjunto a la finalización del presente acuerdo.
IV.- Los agravios de la parte actora se centran en el quantum de la indemnización que otorgó
el señor Juez "a quo", pues lo considera exiguo.
La demandada se queja porque estima excesivo dicho monto. Asimismo se agravia por cuanto
el señor Juez de la anterior instancia no toma en cuenta el daño a cables subterráneos
producido por terceros. El tercer agravio se relaciona con la falta de consideración de las
condiciones climáticas que le impidieron cumplir con sus obligaciones y su última queja guarda
relación con el primero de los agravios: el quantum de la indemnización, en tanto hace
referencia a las sumas otorgadas en concepto de lucro cesante y gastos fijos.
V.- Quiero señalar, ante todo, que la responsabilidad de la concesionaria de un servicio público
por incumplimiento es de índole objetiva.
Ello así, no tengo duda, en ese sentido, de que EDENOR S.A.es responsable, en principio, de
los cortes de energía padecidos por la empresa Norfaro S.R.L. Por lo demás, ha quedado
debidamente acreditada la actividad comercial que cumplía la actora en dicho establecimiento,
mediante el certificado de habilitación emanado de la Municipalidad de Tigre (conf. fs. 61) y,
asimismo, su carácter de usuaria del servicio eléctrico que presta la demandada (conf. fs.
50/60).
Es claro, por otra parte, que entre la actora y la demandada existía un vínculo contractual, de
manera que el incumplimiento de la obligación de suministrar la energía eléctrica da origen a la
responsabilidad de EDENOR S.A., pues en este ámbito de la responsabilidad contractual el
mero incumplimiento hace presumir la culpa iuris tantum, quedando en cabeza de la
distribuidora la prueba del caso fortuito, culpa de la víctima o de un tercero por el que no debe
responder (conf. esta Sala, causa 3967/96 del 29.6.00; LLAMBÍAS J.J., "Tratado de Derecho
Civil", Obligaciones, Bs.As., 1967, t. I, p.190, nº 168; ORGAZ, A., "El daño resarcible", Bs.As.,
1967, p. 14; ALTERINI, A.A. - AMEAL O.J. y LÓPEZ CABANA, R., "Derecho de las
Obligaciones", Bs.As., 1995, p. 187; COLMO A., "De las obligaciones en general", 3ª. Ed., nº
110; BUSSO E.A., "Código Civil Anotado", Bs.As., 1949, t. III, p. 258; etc.).
Es así que, con referencia al usuario, la distribuidora debe demostrar -para eximirse de
responsabilidad por el incumplimiento- que la deficiente provisión del servicio respondió a
causas que no pudo prever o evitar (arts. 513 y 514 del Código Civil). Y sobre el particular,
EDENOR S.A.se ha limitado a invocar excesos pluviales y supuestos actos de terceros, pero
no se preocupó en demostrar qué trabajos de conservación o de renovación de las líneas
practicó desde que tomó posesión (la empresa fue constituida el 21 de julio de 1992) hasta el
año 2005 (fecha en que comenzaron a producirse los cortes que afectaron a la actora).
Por lo demás, el problema no era inevitable obrando con la prontitud que exigían las
circunstancias. Repárese en que la zona se caracteriza por tener gran cantidad de comercios
de este tipo, de mayor o menor envergadura.
Es menester meritar, asimismo, que los usuarios de servicios públicos gozan de protección
constitucional (art. 42), por cuya vigencia en la realidad deben preocuparse los jueces en tanto
son también "autoridades" que proveerán a la protección de los derechos de los usuarios
(conf. esta Sala, causa 3967/96 cit.; Sala I, causa 822/93 del 11.7.95 -anotada por BIDART
CAMPOS, "El servicio telefónico y el art. 42 de la Constitución", E.D. 21.11.95, fallo nº
46.793-; 10.245/93 del 10.6.97, entre otras).
VI.- Respecto de la causal que invoca la demandada para limitar su responsabilidad, esto es,
la ocurrencia de fenómenos meteorológicos de magnitudes imprevisibles, entiendo que con
ello da por sentado que el mero acaecimiento del hecho descripto es equiparable al caso
fortuito y, por lo tanto, que debe quedar eximida de responder por los daños ocasionados.
Debo recordar con relación a esta cuestión que el cumplimiento de la obligación -en el caso, la
de suministrar el fluido eléctrico en los términos legales y contractuales acordados- implica por
parte de la empresa prestataria la adopción de todas las medidas necesarias para su
materialización. Por tanto, el incumplimiento se verifica cuando, de acuerdo a las
circunstancias de modo, tiempo y lugar (art. 512 del Código Civil) el deudor ha omitido
adoptarlas. Esa falta deriva de una actividad voluntaria (imputabilidad de primer grado, arts.897
y 900 del Código Civil) atribuible a la culpa del agente (imputabilidad de segundo grado, arg.
del art. 1067 del Código Civil y LLAMBÍAS J. J., "Tratado de Derecho Civil. Obligaciones"
1973, tomo I, número 185, pág 231).
No está discutido el hecho mismo del apagón en ninguna oportunidad, ni la naturaleza del
vínculo que unió a las partes, por lo que la carga de la prueba del caso fortuito recae en la
demandada, que es quien lo ha invocado, y máxime cuando su obligación es de resultado
(conf. art. 377 del Código Procesal y LLAMBÍAS, op. cit, t. I, nº 208, pág. 233; esta Sala,
causas 4902 del 31.3.78 y 5545 del 26.5.78, entre muchas otras).
Por cierto que esa prueba no se circunscribe a la sola existencia del fenómeno meteorológico,
sino también, y principalmente, a su relación de causalidad -inevitable e imprevisible- con la
interrupción del servicio eléctrico (conf. BUSTAMANTE ALSINA, J., "Teoría General de la
Responsabilidad Civil", séptima edición, pág.293/94).
Pues bien, del informe del Servicio Meteorológico Nacional dependiente de la Fuerza Aérea
Argentina, Comando de Regiones Aéreas, surge que las ocurrencias climáticas corresponden
a sólo cuatro de los doce períodos sin suministro eléctrico y, a mi juicio, no representan
fenómenos de intensidad significativa en la zona norte de Buenos Aires y mucho menos en un
área cercana al río, con lo que va dicho que la demandada no puede invocar como caso
fortuito (con todas las características que encierra y que describí en acápites anteriores) unas
tormentas regulares que ella se veía obligada a prever con un mantenimiento adecuado del
servicio que presta.
Ello así, estimo que no existen elementos que sustenten la postura de la demandada en este
punto.
VII.- Asimismo descarto el argumento dirigido a endilgarle a terceros la responsabilidad por los
daños ocasionados a ciertos cables subterráneos.
Tengo en cuenta, en primer término, que ante la interrupción del suministro de energía
eléctrica, dado el curso natural y ordinario de las cosas (arg. art. 901 del Código Civil), las
mercaderías perecederas sufren deterioro y descomposición orgánica, no siendo aptas para el
consumo.
En tales condiciones, me parece claro que un restaurante de primera categoría, como se trata
en la especie (carácter éste que ha quedado demostrado con las diversas declaraciones de los
testigos), ha debido guardar las máximas condiciones de calidad en los alimentos refrigerados,
por manera que no creo sumamente exageradas las consideraciones que efectúa la
accionante respecto al desecho de mercancía que se vio obligada a efectuar luego de algunos
de los cortes de energía que sufrió.
En consecuencia, más allá de lo informado por el señor perito contador en su experticia de fs.
356/68, punto "b", lo cierto es que no resulta razonable concluir que el restaurante carecía de
un stock permanente de mercadería perecedera por el solo hecho de no contar con un
inventario de productos en su contabilidad.
Por tales razones, no coincido con el señor Juez "a quo" en este punto, pues la lógica me
indica que la accionante ha No obstante ello, no escapa a mi juicio que de lo que aquí se trata
es de determinar el verdadero detrimento patrimonial resarcible, extremo que, conforme con
los principios que rigen el onus probandi, ponía en cabeza de la demandante la carga de
acreditar los daños y perjuicios cuya indemnización requiere y su relación causal con el hecho
antijurídico.Innecesario parece recordar que sin la prueba del daño y de esa relación no hay
responsabilidad jurídica contractual ni extracontractual.
Pues bien, ante la carencia de una prueba contundente al respecto, como podría haber sido un
conjunto de facturas de productos adquiridos para la época en que se registraron los cortes,
sólo cuadra fijar el daño según pautas de prudencia (art, 165, última parte, del Código
Procesal).
Ello así, estimo excesiva la suma pretendida por la actora por el perjuicio sufrido por la pérdida
de mercadería, máxime cuando de la lectura del informe contable surge que de todos los
cortes de energía que se sucedieron con asiduidad, el período más extenso se registró el
16.12.2006 (conf. fs. 357), con una duración de 9.30 horas, pero con la particularidad de
haberse producido cerca de la medianoche (23.45 hs.) y de prolongarse hasta las primeras
horas de las mañana siguiente (9.15 hs.), con lo que va dicho que el corte, que continuó
durante toda esa madr Jueces de Cámara doctores Alfredo Silverio Gusman, Eduardo Vocos
Conesa y Ricardo Víctor Guarinoni.ugada, no pudo afectar el normal desenvolvimiento de la
actividad del restaurante, como tampoco fue necesario abrir las heladeras o freezers en busca
de alimentos, hecho éste que, como es sabido, resulta perjudicial para el mantenimiento de las
bajas temperaturas requeridas para la conservación de los productos perecederos.
IX.- Asimismo, considero atendible el reclamo respecto de los sueldos que debió abonar
puntualmente a sus empleados, como así también el pago de impuestos, tasas y
contribuciones que efectuó, erogaciones debidamente probadas a través de lo informado por el
experto contador a fs. 362/65.No obstante ello, quiero aclarar que discrepo con lo afirmado por
la actora en el sentido de que se trata de erogaciones efectuadas en períodos improductivos,
pues si bien la existencia del daño no se discute, lo cierto es que no se han originado pérdidas
que la ubiquen en un estado cercano a la insolvencia.
Por otra parte, con relación a la queja expuesta por la demandada sobre esta cuestión no
constituyen una pormenorizada y fundada crítica, en los términos exigidos por el artículo 265
del Código de rito, pues se limita a desconocer cómo el Magistrado de grado arribó a dicha
suma y a solicitar su disminución (fs. 479 vta.). Se impone, respecto de esta parte del recurso,
aplicar las consecuencias del artículo 266 de la ley adjetiva.
En tales condiciones, estimo adecuado confirmar el monto otorgado por el señor Juez "a quo"
por este concepto ($ 1.500).
X.- Me referiré, por último, al quantum que fijó el señor Juez "a quo" en concepto de lucro
cesante, el que la demandada considera elevado.
Diré brevemente al respecto que los argumentos que esgrime sobre esta cuestión representan
meras conjeturas sin apoyo probatorio.
Frases como ".observando además que en tres de esos días ocurrieron temporales de lluvia y
viento, es poco creíble que hayan concurrido comensales, debiendo retirarse porque faltaba
energía eléctrica." (conf. dichos de fs. 479 vta.) constituyen apreciaciones de carácter
subjetivo, cuya base de razonamiento posee la fragilidad propia de un comentario ligero y sin el
rigor que exige el debate de una cuestión tan significativa como es el tema de la
responsabilidad por daños.
Mas aún, tan escueta aseveración, que dudosamente constituya agravio técnicamente
fundado (art. 265, Cód. Procesal) deja incólumes los agravios que expone la actora al
respecto.Importa señalar que además de los cortes a los que hice referencia en el
Considerando VIII, el informe contable da cuenta de otro corte prolongado que se extendió
durante siete horas, aproximadamente, comenzando a las 11.57 hs. del día 3 de noviembre de
2005 hasta las 19.01 hs. de ese mismo día y estimo que este corte de suministro también ha
debido causar perjuicios significativos a la actora, como diversas molestias, habida cuenta de
que se trata de un momento de actividad importante en el desarrollo de las tareas típicas de un
restaurante. Lo propio cabe decir de aquellos que se produjeron con fecha 13 de abril de 2005
(que se extendió por un lapso de cinco horas, restaurándose el suministro más allá del
mediodía), asimismo del que aconteció con fecha 13 de abril de 2006, con una duración de
casi siete horas, impidiendo casi en forma absoluta las tareas de la noche, es decir, la
preparación de la cena, pues comenzó a las 19.45 hs. y culminó a las 2.37 hs de la
madrugada del día siguiente.
Asimismo, la actora denuncia como hecho nuevo tres cortes de suministro acaecidos en el
año 2007 (conf. fs. 269 y vta. y fs. 272/73 vta.), los que fueron reconocidos expresamente por
EDENOR S.A. (conf. fs. 271 y vta. y 275 y vta.).
Los testigos propuestos por el restaurante están contestes en que los cortes provocaron la
pérdida de clientes. En ese sentido, Viviana Mónica RIMOLDI declaró que estuvo presente en
tres oportunidades cuando se cortó la luz y que a sus amigos les ocurrió otras veces.
Asimismo agregó que el establecimiento comenzaba a llenarse de humo y que había que salir
rápido, corroborando que en esos casos no le cobraron la consumición (conf. fs.323).
Frente a estas declaraciones que cito a modo de ejemplo y a otras similares, no puedo
soslayar la idea relativa a la desconfianza que genera en el público consumidor (del que soy
parte) un establecimiento gastronómico, o cualquier otro comercio dedicado al expendio de
alimentos, sin energía eléctrica. Aún en momentos en que el servicio es restablecido, los
clientes solemos imaginar que aquello que ingerimos quizás haya sufrido la interrupción de la
cadena de frío que lo mantiene apto para el consumo.
Los demás cortes que da cuenta la experticia no poseen, a mi juicio, la entidad suficiente como
para entorpecer la labor del comercio accionante ni comprometer la calidad de su mercadería
refrigerada.
En consecuencia, juzgo razonable reducir el monto re-clamado por lucro cesante y fijarlo,
según pautas prudenciales (art. 165 del C.P.C.C.N.), en $ 3.000.
Este hecho ilustra que, no obstante la mención de una determinada cifra, la actora no
circunscribió su demanda a ella. Por ende, debe entenderse que, como la actora triunfó en el
aspecto central del litigio -representado por el reconocimiento de su derecho a la
indemnización del daño producido por el corte energético- es razonable considerar que reviste
la condición de vencedora sustancial de la controversia.No considero, por tanto, que se
configure una conducta temeraria por parte del usuario reclamante.
Juzgo, pues, que la imposición de los gastos del juicio a la demandada refleja fielmente el
principio objetivo de la derrota receptado en el artículo 68, primer párrafo, del Código Procesal
(conf. FASSI - YAÑEZ, "Código Procesal Civil y Comercial", ed. Astrea, tomo I, pág. 413;
Fallos: 311:1914; 314:1634; 317:1638).
Es que, tal como lo ha sost enido reiteradamente esta Cámara, dicho principio procura evitar
que la defensa del derecho controvertido se convierta en un daño para quien se ve obligado a
ocurrir a los estrados judiciales en busca del reconocimiento de ese derecho (conf. esta Sala,
causa 7332/01 del 9.5.02; Sala I, causa 1597/99 del 27.6.00; Sala III, causa 4146/91 del
6.9.05, entre muchas otras).
XII.- Por ello, voto porque se modifique la sentencia apelada, elevando el monto de la condena
a $ 5.500, con costas de ambas instancias a cargo de la demandada vencida (art. 68, primer
párrafo, del Código Procesal).
Los señores Jueces de Cámara doctores Eduardo Vocos Conesa y Ricardo Víctor Guarinoni,
por razones análogas a las aducidas por el señor Juez de Cámara doctor Alfredo Silverio
Gusman, adhieren a las conclusiones de su voto. Con lo que ter-minó el acto. ALFREDO
SILVERIO GUSMAN - EDUARDO VOCOS CONESA -RICARDO VÍCTOR GUARINONI -.
Es copia fiel del acuerdo original que obra en las páginas n° 911 a n° 917 del Libro de
Acuerdos de la Sala 2 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal.
Y VISTOS: por lo que resulta del acuerdo que antecede, téngase por resolución de la Sala lo
propuesto en el punto XII del primer voto.
Teniendo en cuenta la naturaleza del asunto, su monto -tomando como tal la pauta que fijó el
a quo, sin controversia de las partes, con más los intereses a la tasa activa B.N.A.hasta la
fecha- la extensión, calidad e importancia de los trabajos desarrollados, así como las etapas
cumplidas, elevase los honorarios de la dirección letrada de la parte actora, doctor Ernesto
Mociulsky a la suma de ($.0) y los del apoderado de dicha parte doctor Rodrigo Ezequiel
Martínez a la suma de ($.) (arts. 6, 7, 9, 19, 37 y 38 de la ley 21.839, modificada por la ley
24.432).
En atención al carácter de las cuestiones sobre las que debió expedirse el perito contador
Gabriel Irazoqui, así como a la entidad de su dictamen de fs. 356/368, elevase sus honorarios
a la cantidad de ($.).
Por alzada, atendiendo al mérito de los escritos presentados y al resultado final del recurso,
fíjase los honorarios de los doctores Ernesto Mociulsky y Rodrigo Ezequiel Martínez en las
sumas de ($.) y ($.), en ese orden (art. 14 del arancel).