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la conservación es una disciplina profesional que desarrolla continuamente


criterios, metodologías, acciones y medidas que tienen como objetivo la
salvaguarda del patrimonio cultural tangible, asegurando su accesibilidad.
La noción de patrimonio se remonta a partir del Renacimiento
Los renacentistas son los primeros que aprenden a separar el pasado, valorar
históricamente algo hecho en otra época.
El patrimonio, para los cristianos, eran las reliquias. Por ejemplo, las catedrales:
Santiago de Compostela.
Lo que se considera patrimonio en la Edad Media es lo sagrado, lo que se respeta.
Los primeros que ven el patrimonio distinto a los medievales son los renacentistas.
Son los primeros valorar los testimonios del pasado, mirándolo como privilegiados,
hablando de patrimonio sino de valores antiguos. No hablan del pasado como un
pasado de fe sino como un pasado distinto al suyo.
En 1789 se secularizan todos los bienes de la Iglesia, que pasan a ser bienes del
Estado, así como también los bienes patrimoniales y colecciones de la nobleza y
de la monarquía. Los primeros cuatro museos, modelo de todos los europeos
durante el XIX, fueron creadosen París, al mismo tiempo, en 1791 y todavía
existen, aunque con diferente nombre al original. A partir de aquí se produce una
explosión de museos por toda Europa, a imitación de los cuatro de París. En
donde el valor de conservar empieza a ser de importancia política y nacional.
La concepción de museo y de patrimonio público, nacional y estatal constituye el segundo gran
paso después del Renacimiento.

Sin embargo el vandalismo revolucionario sobre ciertos monumentos, desde la


creación de la República 1792 y la abolición del cristianismo como religión oficial
en 1793.
Así, se produjo la destrucción masiva de monumentos de la Iglesia
Es entonces donde los inicios de la restauración como disciplina, estuvo dirigida
principalmente al rescate de monumentos arquitectónicos y posteriormente a la
conservación de zonas arqueológicas. Será hasta el siglo XX cuando los
profesionales de la conservación tomen en cuenta y regulen las acciones sobre
objetos muebles, tanto culturales como las denominadas obras de arte.
Es en el siglo XIX cuando empiezan a surgir varias teorias con respecto a la restauración, entre las
más importantes encontramos: la restauración estilística, cuyo principal representante fue el
arquitecto francés Eugène Viollet le Duc, que tenía como su primordial propósito recuperar la
autenticidad de los monumentos y por tanto regresar a los estilos originales e inclusive a los
ideales; la historia de cada época supone un estilo característico desde el punto de vista filológico
y formal, lo que le permitía establecer a partir de un estudio arqueológico de los monumentos, las
reglas generales de cada estilo.

Dentro de sus comienzos, destaca la teoría de Viollet-le-Duc, que se basaba en la


idea de que la restauración debía tener como objetivo recuperar un estado
completo, es decir, conseguir una pureza de estilo original.
En contra de esta postura surge la llamada anti restauración liderada por el filósofo
y crítico del arte inglés Jonh Ruskin quien postulaba el total y absoluto respeto a
las monumentos, llega al extremo declarando que se debe dejar morir los
monumentos con dignidad. Es por tanto que la teoría ruskiniana se considera
fatalista, idealista y pasiva ya que afirma que de ninguna manera se puede
intervenir en los monumentos, ya que según sus propias palabras “no tenemos el
derecho de tocarlos.
surge La Carta de Atenas de 1931, que dentro de su preámbulo considera al
patrimonio italiano y la conservación como una cuestión nacional e incluye
dentro del concepto de patrimonio además de los monumentos, a las obras de arte
a la
ciencia y técnica.
Establece como necesidad primordial la creación de instituciones internacionales
encargadas de regular todas las intervenciones de restauración con el fin de evitar
trabajos que pongan en peligro la correcta preservación de las obras.
La carta italiana del Restauro de 1931 promovida por Giovannoni, restaurador
italiano, recoge muchos de los principios de la carta de Atenas. Sin embargo
profundiza más
o toma con mayor seriedad la responsabilidad de la nación con respecto al
patrimonio.
Prohíbe la pérdida de cualquier parte y momento histórico y artístico en los
monumentos y pide que sólo se restaure cuando sea inevitable y precisa.
Ya en el siglo XX comienza una corriente para dar fundamento a las prácticas de
rescate de los objetos del pasado, comenzando en Italia con las obras de  Camillo
Boito. Con la asunción de la Italia fascista se comienza una labor de restauración y
reconstrucción del pasado romano y renacentista del país que crea las
condiciones para que más tarde se cree el Istituto Centrale per il Restauro. En
esta institución surgirá el más conocido teórico de la restauración, Cesare Brandi.
La necesidad de establecer principios para regular la conservación y restauración
de monumentos históricos quedó plasmada en la “Carta de Venecia” o Carta
Internacional sobre la conservación y restauración de monumentos y sitios,
suscrita en 1964.
A pesar de los grandes esfuerzos y aportaciones de diversos especialistas, la
restauración y conservación actualmente sigue siendo una disciplina con un
"cuerpo conceptual no cosolidado", 14 y por tanto los lineamentos teóricos que
siguen las intervenciones pueden variar de acuerdo al contexto geográfico, el tipo
de objeto intervenido e incluso la formación del especialista. En torno a esta
disciplina se han creado nuevas figuras profesionales, como los científicos de la
conservación, que contribuyen en el proceso de estudio de los objetos, a entender
los procesos de degrado y a desarrollar nuevos materiales y técnicas de
intervención.

Para salvaguardar las obras valiosas artísticas, por una parte, es necesario que a
través de los medios de comunicación, se de entrada de la labor de restauración a
la vista del público, para que más personas puedan conocer la importancia de este
trabajo y la de proteger al patrimonio cultural, incluso les genere interés a
dedicarse a ellos. Por otra parte, debe mejorar el sistema de formación
correspondiente, dar a los profesionales más apoyos económicos para que
puedan desarrollar mejor su labor y también fomentar a más estudiantes a trabajar
en esta carrera. Con todo ello se podrá lograr salvaguardar la mayoría del
patrimonio cultural y seguir con la rica historia que conserva el ser humano.

La historia de la conservación – restauración se remonta al siglo XIX en el cual comienzan a surgir


sus primeras teorías. Dentro de sus comienzos, destaca la teoría de Viollet-le-Duc, que se basaba
en la idea de que la restauración debía tener como objetivo recuperar un estado completo, es
decir, conseguir una pureza de estilo original. Actualmente, existen todo tipo de teorías y el
mundo de la conservación ha ido creciendo a todos los niveles, tanto a nivel académico, como
histórico y técnico.

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