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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio Del Poder Popular Para La Educación


I.U. Politécnica “Santiago Mariño”
Estado Anzoátegui – Barcelona

CARTAS
INTERNACIONALES

Profesora: Bachiller:
Alfredo Paz Albornoz Cristina Mui C.I: 27583663
Conservación y Restauración de Monumentos

Barcelona, 05 de Noviembre de 2022


CARTAS INTERNACIONALES
Las cartas de patrimonio cultural son documentos realizados por reconocidas
organizaciones nacionales e internacionales de patrimonio (como pueden ser, por ejemplo,
la UNESCO o el ICOMOS) las cuales son avaladas por países de todo el mundo.
Existen una gran variedad de cartas internacionales para la conservación del
patrimonio, según la finalidad y el tipo de congreso donde fueron expuestas. Así, las cartas
pueden ser convenciones, cartas culturales, declaraciones, recomendaciones o principios.
Todas ellas abogan por la conservación, protección, divulgación y valorización del
patrimonio cultural de la humanidad.
La Carta de Atenas de 1931 describe la salvaguardia de la arquitectura, es decir la
conservación sin intervención.
La Carta de Roma de 1931 desarrolla el problema del repristino o copia sin elementos
básicos que lo amparen, así como la copia como base de la restauración.
La Carta de Venecia de 1964 separa la restauración como método de la conservación.
La Carta de Roma de 1972 define la salvaguardia de los monumentos añadiendo a
éstos la pintura y la escultura. En sus capítulos describe la metodología necesaria para el
reconocimiento e intervención restaurativa, la cual fue elaborada por Cesare Brandi.
La Carta della conservazione e del restauro degli oggetti d’arte e di cultura, 1987. Se
desarrolla la metodología de intervención, siempre basándose en la Carta de 1972. Define y
diferencia conservación, prevención, restauración y mantenimiento. Esta última carta fue
cuestionada por algunos teóricos de la restauración como M. Cordaro, que defendía en su
postura a Cesare Brandi como verdadero ideólogo de la Carta del Restauro.
Carta de Cracovia del 2000. Se hace hincapié en la importancia de la compatibilidad
de materiales, así como la interacción de la obra con el hombre, la naturaleza y el medio
físico. Cabe destacar su interés en la educación social, ya que “La formación y la educación
en cuestiones de patrimonio cultural exigen la participación social y la integración dentro de
sistemas de educación nacionales en todos los niveles”.

Carta de Atenas, 1931


A pesar de tener carácter normativo no se adoptó de forma genérica en todos los
países firmantes. Eso sí, sentó precedente en las posteriores legislaciones y fue la base de los
textos legislativos de muchos países. Su influencia se vio por ejemplo en la Carta de Venecia
(1964) o la de Cracovia (2001). Cabe destacar entre sus páginas:
Restauración: cualquier intervención que respete los principios de la conservación y
con los estudios previos pertinentes, restituya el objeto en los límites de lo posible y necesario,
concediéndole una relativa legibilidad.
Mantenimiento: es el conjunto de programas y acciones interventoras, encaminadas
a mantener los objetos de interés cultural en condiciones óptimas de integridad y uso,
especialmente si han sufrido actuaciones de conservación y/o restauración.
Importancia de la conservación frente a la restauración, destacando la necesidad de
que tareas constantes de mantenimiento la hagan factible.
Necesidad de respetar todos y cada uno de los estilos y épocas.
Administración y legislación de los monumentos: se destaca el derecho a la
colectividad sobre la propiedad privada.
Se ve necesaria la colaboración con otras disciplinas científicas (física, química) para
parar la degradación de los monumentos.

La Carta de Roma, 1932


Donde se fijó los criterios de intervención en el patrimonio histórico y se puso límite
a las reconstrucciones. Fue realizada para fijar criterios de intervención en el patrimonio
italiano, y pronto fue adoptada por diferentes países europeos. En el Preámbulo se hace
mención al trato de carácter nacional que recibía las cuestiones sobre la restauración del
patrimonio, emplazando este hecho como fundamental dentro de los intereses políticos,
sociales y económicos del país (situación que posibilitaba una mayor tutela del patrimonio al
estar todos los estamentos de la sociedad concienciados del valor de su patrimonio nacional).
Se dejó patente en sus páginas su alejamiento de los planteamientos de Viollet-le-Duc
(unidad de estilo o la recuperación del monumento devolviéndolo a su estado primigenio
aunque este estado jamás hubiera existido en el propio monumento a intervenir).
Fue una Carta que marcó las teorías sobre la restauración en el siglo XX y que todavía
tiene plena vigencia hoy en día. Italia inauguraba con esta Carta una nueva etapa marcada
por el restauro científico.
En 1938, debido a que se sucedían las intervenciones con escaso rigor, se crea el
Istituto Centrale del Restauro, cuya labor formativa y normalizadora estuvo bajo la
responsabilidad del crítico de arte Cesare Brandi, director del centro. En ese mismo año
aparecen también las “Instrucciones para la Restauración de Monumentos”.

La Carta de Venecia, 1964


Cuando acabó la II Guerra Mundial se tenía la necesidad de reconstruir las ciudades
arrasadas por las luchas de los ejércitos enfrentados. En esos años nació la concienciación de
conservar y proteger los centros históricos de las ciudades europeas. En la Carta de Venecia
vemos el primer documento donde se recogen una serie de medidas para proteger esos
valiosos conjuntos históricos. Trato la Carta de impedir las reconstrucciones basadas en la
hipótesis, permitiendo sólo la anastilosis (aquí vista como recomposición de partes auténticas
que estén fuera del edificio, obtenidas del subsuelo y que pudieran reponerse con garantías
en el edificio).
Entre sus dictámenes se puede ver ya una evolución con respecto a la de Atenas,
fundamentalmente porque se supera el concepto de monumento para abarcar otros más
amplios como los ámbitos urbanos y rurales.
Todavía hoy se tiene la voluntad, por parte de los Estados firmantes de este
documento de proteger el conjunto patrimonial que tienen en sus fronteras. Es una carta con
plena vigencia.

La Carta de Roma, 1972


Procede de un programa definido por Cesare Brandi y otros historiadores. En ella se
detallan artículos muy interesantes que debemos tenerla en cuenta como principios generales,
por estar descritos los criterios y la terminología general que actualmente es admitida por
todos.
Se amplía el concepto de “arte”: “todas las obras de arte de todas las épocas, en la
acepción más amplia, que comprende desde los monumentos arquitectónicos a los de pintura
y escultura, aunque sean fragmentos, y desde el hallazgo paleolítico a las expresiones
figurativas de las culturas populares y del arte contemporáneo” (art. 1).
Se prohíben: “Complementos estilísticos o analógicos, incluso en forma simplificada
y aun cuando existan documentos gráficos o plásticos que puedan indicar cuál hubiera sido
el estado de la obra completa” … “las remodelaciones, reconstrucciones o traslados a
emplazamientos distintos de los originales, a menos que esta medida esté dictada por razones
superiores de conservación” (art. 6).
Se admiten: “añadidos de partes en función estática o reintegraciones de pequeñas
partes históricamente verificadas” …” limpiezas, que, para las pinturas y esculturas
policromadas, no deben llegar nunca al esmalte de color, respetando la pátina y los posibles
barnices antiguos” … “anastilosis documentadas con seguridad, reinterpretación de lagunas
que reconstruyan hendiduras de poca entidad con una técnica claramente diferenciable a
simple vista con las partes originales” (art. 7)
Carta de 1987 de la conservación y restauración de los objetos de arte y cultura”
El debate llega hasta nuestros días difiere entre la importancia de una metodología de
restauración universal y la individualización de la restauración arquitectónica,
arqueológica, … Hoy en día se cree que las cartas son imposibles que den una respuesta
general a un caso particular, además tienen el riesgo de que sean utilizadas para manipular
ideológicamente o comercialmente el patrimonio olvidando los destinatarios de la protección
de éste, que son los ciudadanos. Habrá que plantearse que cada equipo de restauración tome
sus decisiones basadas en: el estudio de la obra en diferentes vertientes, la reflexión, la
intervención y la conservación preventiva.
Conclusión
Los documentos internacionales parten y buscan la solución global ante situaciones
complicadas o que representen dificultad en su manejo o gestión.
Para la Conservación y Restauración del Patrimonio resulta importante rescatar el
carácter global que representa la concepción humana y de expresión de la misma; el conjunto
de documentos internacionales representa una guía y muestra de aquel interés suscitado en
los estados involucrados en esta cultura conservadora y de identidad, nosotros somos parte
de una realidad que deja de lado esa cultura. La publicación y promoción de estos
documentos y su correcta interpretación representa un recurso poderoso para construir
identidad en nuestra sociedad.

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