ESCUELA DE TEOLOGIA. VIII SEMESTRE DE TEOLOGIA. SACRAMENTOS DE INICIACIÓN.
Caracas 05 julio de 2022.
Fr. Juan Francisco Moreno García, OFM
LA CONFIRMACIÓN, PERSPECTIVAS DOGMATICAS.
Si en cada sacramento obra el Espíritu, está de un modo especial en la confirmación, ya que «los fieles reciben como Don al Espíritu Santo» (Pablo VI, Cost. ap. Divinae consortium naturae). La Confirmación al ser un sacramento es un dogma de los cristianos, como lo declaró el concilio de Trento, es uno de los 7 sacramentos. Desde el inicio, la comunidad cristiana vio unido el sacramento de la confirmación al del Bautismo. La confirmación ciertamente es la confesión renovada de las promesas bautismales; así, por ejemplo, se llegó a administrar el Bautismo y al mismo momento la confirmación. La reforma emprendida por el vaticano II ha llevado a distinguir de forma clara estos dos sacramentos que forman parte de la Iniciación cristiana. En el Antiguo Testamento, encontramos numerosas referencias por parte de los profetas, de la acción del Espíritu en la época mesiánica y el propio anuncio de Cristo de una venida del Espíritu Santo para completar su obra. Estos anuncios nos indican un sacramento distinto al Bautismo. La Confirmación es “nuestro Pentecostés personal”. El Espíritu Santo está actuando continuamente sobre la Iglesia de modos muy diversos. La Confirmación – al descender el Espíritu Santo sobre nosotros - es una de las formas en que Él se hace presente al pueblo de Dios. (San Juan Pablo II). La Iglesia ha visto en la promesa de Cristo Resucitado al colegio Apostólico de enviarles al Paráclito y en la efusión de este en Pentecostés, la institución de este Sacramento. El soplo de Dios, le efusión del resucitado y el fuego que impetra en Pentecostés son momentos en los que la tradición ha visto la institución de este sacramento. Que, como dice el catecismo de la Iglesia Católica y reafirma el Ritual de Iniciación Cristiana de adultos, viene a completar, o mejor dicho plenificar el don de Dios en la vida del cristiano. La Iglesia a través de la Crismación e imposición de las manos cree firmemente que este sacramento, al igual que el del Bautismo imprime en el cristiano un sello indeleble, es decir, imprime carácter. DIMENSIÓN TEOLOGICA Y CRISTOLOGICA DE LA CONFIRMACIÓN. El Sacramento de la confirmación es conocido también como el Sacramento de la "Crismación”, debido a la unción por la cual se recibe el don del Espíritu Santo. Jesús, en la tradición Neotestamentaria es conocido como el "Cristo” que quiere decir el “Ungido”; las escenas del bautismo en el Jordán, la transfiguración y la Pascua nos permiten contemplar este misterio que nos narran los Evangelios, el Hijo amado del Padre, que es ungido por su Espíritu Santo; él mismo lo afirma en la sinagoga al explicar la profecía de Isaías: “el Espíritu del Señor está sobre mí, y me ha ungido...” (Lc 4, 18). A partir de esta revelación la Iglesia ha contemplado en el sacramento de la confirmación la cristificación del fiel, ungido como Cristo para llevar a cabo la Misión que Dios le ha confiado de forma particular dentro de su Iglesia. Se llama «confirmación» porque confirma el bautismo y refuerza la gracia (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1289); como también «crismación», por el hecho de que recibimos al Espíritu mediante la unción con el «crisma» —óleo mezclado con perfume consagrado por el obispo—, término que lleva a «Cristo» el Ungido de Espíritu Santo.1 El papa Francisco explica de una forma hermosa la relación Teológica y cristológica de este sacramento de la siguiente manera: “Concebido por la Virgen por obra del Espíritu Santo, Jesús emprende su misión después de que, al salir del agua del Jordán, es consagrado por el Espíritu que desciende y permanece en Él... lo declara explícitamente en la sinagoga de Nazaret: ¡es bonito cómo se presenta Jesús, ¡cuál es el carnet de identidad de Jesús en la sinagoga de Nazaret! Jesús se presenta en la sinagoga de su pueblo como el Ungido, Aquel que ha sido ungido por el Espíritu. Jesús está lleno de Espíritu Santo y es la fuente del Espíritu prometido por el Padre. La noche de Pascua el Resucitado sopló sobre sus discípulos diciéndoles: Reciban el Espíritu Santo; y en el día de Pentecostés la fuerza del Espíritu desciende sobre los Apóstoles de forma extraordinaria”. Me parece una síntesis maravillosa del sentido teológico - cristológico del sacramento. En la confirmación es Cristo quien nos colma de su Espíritu, consagrándonos como sus testigos, partícipes del mismo principio de vida y de misión, según el designio del Padre celestial. Podemos concluir que la confirmación nos sella definitivamente como cristianos maduros para llevar a cabo la obra de Dios en nuestras propias vidas, así lo manifiesta la preparación de dicho sacramento en el ritual de iniciación cristiana para adultos.
1 CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO, 23 de mayo de 2018.