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UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO.

INSTITUTO DE TEOLOGIA PARA RELIGIOSOS.


ANTROPOLOGÍA TEOLOGÍA II – GRACIA.
3 TRABAJO.
Caracas, 22 de octubre de 2022.
Fray Juan Francisco MORENO GARCÍA, OFM.

TEMA 3: DOCTINA DEL PECADO ORIGINAL.

Cuando la Iglesia habla de Doctrina sobre el “Pecado Original” lo hace desde la


óptica soteriológica, es decir que remite al misterio de la Redención por medio de Cristo. El
estudio de la Doctrina del Pecado Original en los textos enviados y los apuntes de clases,
me permiten profundizar en un tema de capital importancia en la trasmisión de a fe. Este
dogma se fue formulando por etapas hasta que definitivamente encontró su definición en la
V sección del Concilio de Trento, en junio de 1546.

Partiendo de la rica tradición eclesial, en la que la reflexión teológica desde los


Santos Padres a la luz de la tesis paulina del pecado de Adán y sus consecuencias;
progresivamente se fue gestando a la luz del misterio de la iniquidad en el mundo y de la
solidaridad de los hombres en el pecado, la doctrina sobre un pecado original o primario.

El artículo sobre la doctrina sobre el pecado original de Mysterium Salutis, muestra


como a o largo de las Sagradas Escrituras desde la trasgresión de Adán en el Génesis, hasta
la tesis paulina de Romanos 5, 12 – 21 se gesta progresivamente lo que la Iglesia luego
promulgará en el Concilio de Trento como dogma. Esa distinción entre pecado original
pasivo y pecado original activo, me ayuda a entender la diferenciación que a lo largo de la
historia se fue dado entre los teólogos de las diversas etapas de gestación de la doctrina
sobre el pecado original. La literatura veterotestamentaria comprendida a la luz del anuncio
del Evangelio de Cristo en el Nuevo Testamento se clarifica a plenitud desde la óptica de la
necesaria salvación por medio de Cristo. Me parece que a lo largo de la todo el proceso
para la definición de la doctrina este eje es clave y base para la doctrina eclesial, y la Iglesia
siempre lo asumió como punto para entender el pecado original.

La tradición de la Iglesia, unida a la reflexión teológica desde los inicios de la fe


cristiana, fue asumiendo la contraposición Adán – Cristo, y en ambos contemplo a la
humanidad, en Adán sumergida en el pecado que lleva a la muerte, y en Cristo en la gracia
que concede la resurrección. Incluso la Liturgia asumió esta analogía y manifestó en
antífonas e himnos esta doctrina sobre el pecado original, hasta el punto de proclamar en
1854 un dogma mariano que excluye a María Santísima de esta realidad de pecado, todo
ello después de una larga reflexión teológica.

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