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Los textos periodísticos de Sarmiento. El caso de El Zonda.

Master Cecilia Yornet

Sarmiento periodista es, sobre todo, Sarmiento. Un ideólogo, en el más amplio


sentido de la palabra, que usó la prensa, así como usó la literatura, el teatro, la
docencia o la función pública, para llevar adelante sus ideas. En este sentido
es más Sarmiento que periodista. El Sarmiento periodista sobre el que trata
este texto es ese joven de 28 años que publicó en San Juan el periódico El
Zonda.

Respecto del trabajo periodístico, Sarmiento repite en varias oportunidades,


que los escritos de El Zonda no son más de impertinencias de muchachos que
merecerían un límite. Afirma esto mientras paralelamente presenta su trabajo
como una acción esclarecedora y necesaria.

El periodismo en Argentina y San Juan entre 1810 y 1839.

Entendemos actualmente a la actividad periodística como el conjunto de rutinas


profesionales y de competencias discursivas orientadas a la producción de
relatos de actualidad o noticias. Esta labor no puede ser concebida en forma
aislada. Es el medio periodístico el que proporciona la maquinaria para la
distribución y garantiza la credibilidad. En el interior de estos aparatos
productivos especializados, esta actividad es ejecutada por periodistas,
profesionales que tienen un rol socialmente legitimado e institucionalizado para
construir la realidad social como realidad pública y socialmente relevante.1

La existencia del periodismo se basa en el supuesto de que la realidad puede


fragmentarse en periodos y que puede construirse en unidades independientes

1
RODRIGO ALSINA (1989)

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento


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y completas llamadas hechos que pueden elaborarse, redactarse y


comunicarse al público como noticias.2 Convertir un hecho en noticia es
básicamente una operación linguística, mediante la cual podemos aislar y
comunicar un hecho, titular, diagramar su puesta en página y otorgarle una
jerarquía.

Herederos de los géneros literarios, los formatos en los que el periodismo nos
relata estos hechos se basan en convenciones que nacen de una peculiar
relación entre el contenido y la forma, facilitan el trabajo del redactor y el
reconocimiento del lector. 3

Sin embargo, el periodismo no ha respondido siempre a estas características.

El periodismo argentino, es decir, el periodismo de estas tierras una vez que se


constituyó el primer gobierno patrio, comenzó un 7 de junio de 1810 con la
aparición del primer número de La Gazeta de Buenos Aires.
De todas formas, Buenos Aires ya contaba con publicaciones periódicas antes
de 1810. Según los historiadores del periodismo, ya en 1764 circulaban en el
Puerto de Buenos Aires pequeñas hojas manuscritas.
Recién a partir de 1801 aparecen periódicos impresos. Entre 1810 y 1820
aparecieron y murieron sólo en Buenos Aires más de 100 periódicos.4

La aparición de periódicos en el interior del país está asociada a la progresiva


incorporación de imprentas en las provincias. Las primeras en hacerlo fueron
Santa Fé, en 1819; Mendoza en 1820 y Córdoba en 1823. Entre las primeras
provincias en tener imprentas también estuvo Entre Ríos en 1821, Salta y San
Juan en 1824.
En 1825 apareció el primer periódico sanjuanino, editado por el entonces
gobernador Salvador María del Carril. Se llamaba El Defensor de la Carta de
Mayo.

2
Gomis (1991)
3
Casasús y Nuñez Ladevêze (1991)
4
Beltrán (1943)

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Entre 1825 y hasta mediados de 1839, cuando apareció El Zonda, nacieron y


murieron en San Juan al menos diez periódicos. Algunos de sus nombres
fueron:
El Amigo del Orden , El Solitario, El Tambor Republicano, El Repetidor, El
Observador, La Fragua Republicana, El Abogado Federal, El Constitucional.
Ninguno de ellos duró mucho tiempo ni tuvo el impacto de El Defensor o el que
lograría con el pasar de los años El Zonda de Sarmiento.5

Si sintetizamos las características salientes que nos van a permitir comprender


los escritos periodísticos sarmientinos, debemos decir, en primer lugar, que El
Zonda, como todos los periódicos argentinos de su época, perteneció al
periodo que se conoce como de “prensa ideológica”, “de ideas” o “de opinión”.
Este modelo fue hegemónico en el mundo en los siglos XVIII y XIX y en
América Latina hasta el siglo XX.
Calificados por los historiadores como libelos o pasquines, casi todos eran
órganos de opinión política que tenían que ver con las transformaciones
sociales y los debates políticos del momento. Tan es así que entre 1810 y 1870
se puede hablar de un periodo del periodismo argentino totalmente entregado
al debate político. Los periódicos eran tribunas de ideas y esto se evidenciaba
desde el mismo nombre de las publicaciones.

Los periódicos son siempre, en todo tiempo y lugar, actores políticos, esto es,
capaces de afectar el proceso de toma de decisiones en un determinado
sistema social. Lo característico en esta etapa a la que pertenece El Zonda es
que se trataba de órganos expresamente creados para ello, reconocidos y
autoreconocidos en ese rol, con temas o campos de actuación predefinidos.
Esta característica determina y permite entender los temas que abordan, los
tipos de textos que predominaban o las estrategias de comunicación que
utilizaron.

5
Galván Moreno (1944)

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4

Si hablamos de un periodismo de ideas, podemos decir entonces que


hablamos de un periodismo no basado en hechos; era un periodismo que -
salvo escasísimas excepciones- no construye ni comunica noticias.

Se trata, además de una actividad que no desarrolló ideas de


profesionalización. La actividad, identificada generalmente como de edición y
redacción fue, durante todo el siglo XVIII y casi todo el XIX desempeñada por
personas que no tenían esta ocupación como sustento ni como tarea exclusiva.
Los periodistas no eran considerados profesionales o trabajadores (ellos
tampoco se sentían así). Se trataba de políticos que, gracias a la prensa no
sólo daban a conocer sus ideas; también se hacían conocer.

Los públicos no eran masivos, aunque los hábitos de la época permiten hablar
de lectores más allá de los números escasos de la población alfabetizada.

El contexto: San Juan y Sarmiento en 1839.

El año de aparición de El Zonda la provincia de San Juan era gobernada por el


general federal Nazario Benavides. El marco en el que surge este periódico es
descripto por Ricardo Rojas con las siguientes palabras: “A Sarmiento y a sus
jóvenes amigos, la política del país los preocupaba, aunque ya sin apego a los
desacreditados rivadavianos, sino con otras miras, tal como la Asociación de
Mayo en Buenos Aires acababa de replantear el problema argentino,
superando las contiendas del fanatismo federal, con planes de reformas
sociales más profundas. El gobernador Benavides los dejaba andar, al menos
en los comienzos, por su natural polo agresivo, y porque los jóvenes se
cuidaban muy bien de disimular propósitos, declarándose al margen de la
política o acatando exteriormente el orden oficial. Su plan era de vastos
alcances: querían emprender trabajos de cultura”.6

6
Rojas (1945)

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento


5

Este "dejar hacer" de Benavídez puede entenderse mejor el el marco de otras


acciones que caracterizaron el gobierno del "tirano bueno" y que permiten en
parte diferenciarlo de Rosas: la reapertura de la Escuela de la Patria y la
creación del Liceo Federal. Benavides permitió además el regreso de la
Compañía de Jesús para integrarse a la actividad docente, contrariando así las
órdenes de Rosas. También consentirá la creación del "Pensionado de Niñas y
Señoritas de Santa Rosa de América”, por iniciativa de Sarmiento, quien será
su director, y de Tránsito de Oro de Rodríguez, su regente. El colegio se
inauguró el 9 de julio de 18397.

La preocupación por la educación del pueblo, y en especial de las mujeres -


"artífice modesto y poderoso que, desde su rincón, hace las costumbres
privadas y públicas, organiza la familia, prepara el ciudadano y echa las bases
del Estado" en palabras de Alberdi8- es en este contexto totalmente coherente
con la utilización de la prensa como medio para comunicar -didácticamente-
ideas al pueblo. Una tercera actividad -el teatro- completa el panorama de
acciones de estos jóvenes que aspiraban a sacar a San Juan del quietismo. De
hecho fue el teatro el primer motivo de reunión de los mismos jóvenes en una
agrupación de existencia previa a la Sociedad Literaria (1838): la Sociedad
Filarmónica y Dramática (1834), que montó varias obras en esos años.
En 1839 Sarmiento tenía 28 años y ya había estado exiliado por razones
políticas.

El Zonda como producto periodístico.

El periódico El Zonda apareció, con periodicidad semanal, en seis números


publicados los días sábados 20 y 27 de julio, 3, 10, 17 y 25 de agosto de 1839.
En el momento de su publicación era el único medio periodístico de San Juan y
uno de los pocos en el país debido a las restricciones y persecusiones
impuestas por Rosas.

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Abner y otras (2004)

8
Batticuore (2005)

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Tenía formado de medio pliego de papel de imprenta. Sus cuatro primeros


números tuvieron cuatro páginas y los dos últimos seis, a las que se llegaba
incluyendo, dentro del medio pliego, una hoja suelta. Todas sus páginas
estaban divididas en tres columnas. Los títulos eran pequeños y breves y era
habitual la utilización de algún tipo de recurso tipográfico con la intención de
enfatizar algunos contenidos, así como palabras o frases escritas todas en
mayúscula.
No hay avisos publicitarios tal como se los conoce en la actualidad; sí se
publican gratuitamente avisos que puede decirse que forman parte de los
contenidos redaccionales del periódico. Es posible distinguir dos espacios
diferenciados: el que, a partir del encabezamiento del diario, contiene artículos
periodísticos, y el que alberga los avisos, generalmente al final.
Se imprimía en la Imprenta del Estado, la única en la provincia y se distribuía
por suscripción, la cual podía hacerse en la misma imprenta o en un café.
Se desconocen datos de tirada.

Sarmiento periodista
La prensa en las ideas de una generación.

Son numerosos los estudios tanto literarios como encuadrados en otros


enfoques disciplinares que enmarcan tanto la aparición y los escritos de El
Zonda como la actividad de sus promotores en lo que se conoce como la
Generación del ´37, emergente literaria y política en la Argentina
posrevolucionaria. Sus integrantes, jóvenes cuya característica más destacada
es su filiación al Romanticismo, proyectan la experiencia de la lectura y la
escritura más allá de los límites de lo privado; "celebran con orgullo en
ensamble entre dos fuertes ideales que se interceptan en la escena de la
escritura: la pasión literaria y la razón política". 9

9
Batticuore (2005)

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Las restricciones a la libertad impuestas por Rosas y sus aliados en las


provincias, y la postura de los intelectuales de la época frente a lo que
rápidamente caracterizaron de "tiranía", impulsó la utilización de diversos
mecanismos para la expresión y el debate de ideas. Entre estos mecanismos,
la publicación periodística "era el único medio por el cual personas ilustradas
dialogaban ante el pueblo"10. Es así que en San Juan, como en Buenos Aires,
estos jóvenes están dispuestos a adaptar su arte literario al pueblo "con la
intención de ilustrarlo y al mismo tiempo con el afán de desviarlo de las garras
de la tiranía".11 Se trata de tender un puente hacia aquellos que quedan fuera
del círculo minoritario de elegidos que practican la lectura como un hábito
cotidiano, tanto en libros como en correspondencia, un pueblo al que esta
generación siente el deber de hablarle y educarlo, aunque no necesariamente
sobre libros o literatura sino en aspectos que contribuyan a la fundación de la
moral, el bienestar, la riqueza y la libertad republicanas, así como en "hábitos
laboriosos".

El gran movimiento renovador liberal que se había producido en Buenos Aires,


se traslada a las provincias por medio de libros y hombres. Se forma así en
San Juan un grupo de jóvenes intelectuales -Indalecio Cortínez, Dionisio
Rodríguez, Aberastain , Quiroga Rosas y Sarmiento- que se reunían todas las
noches en torno a la biblioteca nutrida y selecta de Quiroga Rosas."Este era un
espacio de lectura, intercambio de ideas e impresiones, y discusiones sobre la
problemática política, filosófica, social, artística y científica.
En una de esas reuniones fue aprobada el 25 de mayo de 1839 la fundación de
la Sociedad Literaria de San Juan, filial de La Joven Argentina -entidad porteña
que entonces ya no existía en Buenos Aires porque sus iniciadores habían sido
perseguidos por Rosas- cuyos principios, en la redacción de Echeverría,
expresaban el pensamiento de reconstrucción política, económica, social,
cultural, religiosa y moral que compartían sus integrantes" 12

10
Abner y otras (2004)
11
Batticuore (Op. Cit.)
12
Abner y otras (Op.Cit)

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Adherentes más al liberalismo que al unitarismo, en la medida en que


sostenían la necesidad de "superar la escisión entre unitarios y federales,
provocar un gran desarrollo de la producción y unir al país" 13, los jóvenes
sanjuaninos intentaron replicar en San Juan las experiencias porteñas, de las
cuales al menos Quiroga Rosas había participado, y entre las que no era ajena
la utilización de los territorios periodísticos como medio para dar a conocer
ideas, crítica y traducciones de escritores románticos europeos.
Generalmente disfrazando la verdadera finalidad de sus publicaciones, casi
todas identificadas como "de poesía, literatura y costumbres", publicaron
artículos de crítica social y sática de costumbres con estilo irónico. Estas
agrupaciones y sus similares provincianas "permitieron tender un puente
ideológico con Europa e integrar una doctrina liberal progresista, adoptando y
adaptando los ideales del romanticismo surgido en Francia" 14. En este marco
también es posible afirmar que el romanticismo en el que encuadran tanto las
ideas como el accionar de estos grupos de jóvenes "no fue solamente un
movimiento estético sino que constituyó una modificación de la actitud vital del
hombre frente al mundo externo. Asociado particularmente con el liberalismo
progresista, defendía la postura de un sistema de gobierno cuyo origen válido
estaba en el pueblo o la sociedad". 15

El discurso periodístico sarmientino como agenda pública. Tematización.

El Zonda, periódico del cual no se conoce la publicación de un “prospecto”


(edición anticipatoria habitual para la época, en la cual los editores anunciaban
sus propósitos), indica claramente en su primer número: “Nosotros nos
ocuparemos con preferencia en el discurso de nuestras publicaciones, de
nuestro gusto más bien que del de nuestros lectores...”. La lectura de los seis
números de este periódico evidencia la voluntad de cumplir con este propósito,
que según se desprende de distintos párrafos distribuidos en todos los

13
Abner y otras (Op. Cit.)
14
Abner y otras (Op. Cit.)
15
Abner y otras (Op.Cit)

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números, tiene como finalidad “despertar” de su adormecimiento al pueblo


sanjuanino.
La enumeración temática que sigue podrá corroborar la siguiente afirmación:
para Sarmiento y sus colaboradores en El Zonda todos los ámbitos temáticos
pueden ser abordados; la sola condición parece ser la de promover el interés
del público en los hábitos laboriosos, la fundación de la moral, el bienestar, la
riqueza y la libertad republicanas. La lectura de las seis ediciones de El Zonda
no deja de sorprender por la variedad de asuntos que aborda, con la
característica de que no parecen ser los asuntos en sí (y menos aún los
hechos) lo importante en estos textos. Los temas, asuntos o hechos relatados
(que muchas veces son inventados) sólo parecen servir de pretexto para la
reflexión que, de la mano del escritor, los pobladores sanjuaninos deberían
alcanzar sobre cuestiones de fondo.

Ya sea porque no era ese su objetivo o por preservar la existencia de la


publicación y de sus autores, El Zonda no trata en ninguno de sus números
temas específicos de la política o el gobierno local, como tampoco opina sobre
la política nacional o porteña. El mismo Sarmiento lo dice, en "Recuerdos de
Provincia", al referirse al cierre del diario -seguido del exilio- que finalmente el
gobernador Benavídes forzó. Dice el editor que la publicación "fustigaba las
costumbres de aldea, promovía el espíritu de mejora, y hubiera promovido
bienes incalculables, si el gobernador, a quien El Zonda no atacaba, no
hubiese tenido horror a la luz que se estaba haciendo".(Beltrán, 1943 - p. 339)

Los siguientes son algunos de los temas publicados por El Zonda:

Número 1 (Sábado 20 de julio de 1839): De las cuatro páginas con que cuenta
este número, la primera y gran parte de la segunda están ocupadas por un
texto sin título, cuyo tema es el mismo periódico. Con el estilo irónico que
caracterizará a este medio en su corta vida, los redactores escriben sobre los
motivos de esta publicación, las razones de su nombre, los cálculos hechos en

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torno de los potenciales lectores, deslizando cada tanto alusiones al estado de


pobreza material e intelectual en que, según ellos, se encuentra la provincia.
El segundo texto que compone esta edición lleva el título "APERTURA Del
Colejio de Pensionistas de Santa Rosa" y, como este encabezamiento lo indica,
trata sobre el acto durante el cual se inauguró el mencionado establecimiento.
Además de la descripción cronológica de algunos aspectos del acto, lo que
conforma mayoritariamente el texto es la transcripción o relato indirecto de los
discursos dados en esa ocasión. En este número se publica completo y textual
(indicado por el entrecomillado) el discurso dado por el "joven director, D.
Domingo Faustino Sarmiento". A continuación se sintetizan las palabras de la
Rectora y se inicia la transcripción del discurso de "un joven que se hallaba
entre el auditorio, el señor Quiroga Rosa". Este discurso está incompleto y
cerrado por la inscripción "continuará".
Dos textos más componen la totalidad del primer número de El Zonda. Uno,
bajo el título "Interesante", es el aviso de un vecino que ofrece sus servicios de
relojería. En este anuncio, con humor e ironía, el periódico critica la falta de
señalización de las calles de San Juan, al no poder indicar exactamente dónde
atiende el relojero. Por último, bajo el título "Aviso editorial", se informa sobre la
recepción de suscripciones en la imprenta y en el Café del Comercio, así como
se ofrecen las páginas del periódico para la publicación de cualquier
comunicado "que no contenga personalidades, ni ataque la moral, o la
decencia". También se indica que se publicarán avisos gratis.

Número 2 (Sábado 27 de julio de 1839): De la misma manera que en el primer


número, dos son los temas que ocupan mayor despliegue en el segundo
número de El Zonda: el mismo periódico; esta vez, sus problemas financieros
debido a la falta de suscriptores; y la continuación de la transcripción de los
discursos y relato de los momentos del acto de inauguración del Colegio Santa
Rosa. El primero de estos textos ocupa toda la primera página y parte de la
segunda y lleva por título "Bancarrota". El segundo tiene el mismo título que en
el primer número ("APERTURA Del Colejio de Pensionistas de Santa Rosa"),
seguido de la inscripción "Continuación:", luego de lo cual se continúa con la

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transcripción del discurso de Quiroga Rosa (aunque no está identificado en


este número). A éste siguen los discursos de Aberastain e Indalecio Cortínez,
así como el de un "concurrente" llamado Dionicio Rodríguez.
Además de estos dos textos, el segundo número de El Zonda publica, bajo el
título CORRESPONDENCIA, una carta firmada por "Don Serio", que critica los
contenidos del primer número; también una breve carta firmada por las iniciales
DFS en la que solicita se publique un verso escrito contra el mismo Sarmiento y
Quiroga Rosas y firmada por "un Gurdo".
Finalmente, tres avisos cierran la segunda edición de El Zonda: el primero,
sobre el hallazgo de una llave "como de sala o cuarto"; el segundo "al Rudo",
firmante de una carta que no pudo ser publicada por falta de tiempo y el mismo
aviso editorial sobre las posibilidades de suscripción y publicación.

Número 3 (Sábado 1 de agosto de 1839): Bajo el título CONCURSO, un texto


ocupa toda la primera página y la mitad de la siguiente, correspondientes al
tercer número de El Zonda. En él el autor relata lo hablado durante una reunión
de redactores con el "Redactor en Gefe" del mismo diario en torno de los temas
a publicar y de las críticas recibidas a los publicados.
A continuación, identificado como CORRESPONDENCIA, se publica un texto
firmado por las iniciales I.C. que explica y advierte sobre los peligros de ser
mordido por uno de los tantos perros que abundan en las calles provinciales. El
texto contiene recomendaciones y consejos.
Sigue otro texto con el título CARTA que, firmada por "Un Rudo", critica al
periódico debido a la elección de su nombre y señala "falta de veracidad" en el
relato sobre el acto de inauguración del Colegio Santa Rosa.
Una tercera y última carta, firmada por Josefa Puntiaguda y fechada "Angaco
Viernes por la mañana", manifiesta a los editores sus dudas en torno de la
calificación a los redactores del periódico como "hombres del siglo".
Destacado como VARIEDADES, un texto con el título "Monstruos de Dos
Cabezas" reproduce lo publicado en El Mercurio de Valparaíso en torno del
nacimiento de lo que, por la descripción, es un caso de gemelas siamesas.

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Con el título CHILE, un texto de poco más de tres líneas anuncia que en
aquella República "aguardan para el 20 o 25 del presente mes, al Egercito
Libertador del Peru".
Con el encabezado ¡VIVA LA FEDERACION! y el título MOVIMIENTO DE LA
CARCEL, un texto anuncia la intención, a partir de esta edición, de publicar la
nómina de los presos y las razones de su crimen, cosa que hacen a
continuación.
Desplegado ocupando dos de las tres columnas del periódico, un texto en
forma de tabla publica una ESTADISTICA DEL ZONDA, que hace una
clasificación de habitantes de San Juan e indica cuántos son o no suscriptores.
Finalmente, este número de El Zonda cuenta con once avisos, aunque siete de
ellos son del mismo periódico, seis de sus redactores y uno el "Aviso Editorial"
que informa sobre la recepción de suscripciones y la publicación de avisos. El
hallazgo de una llave; el ofrecimiento de trabajo para un peón que pueda echar
abajo "Un lienzo de tapera nuevo"; el alquiler de una casa y un sorteo
extraordinario de Lotería en el Café Aubone son los motivos de cuatro avisos.
Los restantes son textos en forma de avisos que los redactores de El Zonda
utilizan para mofarse de sus críticos o ponerlos en ridículo. Un aviso que lleva
el título "Interesante", ofrece en venta o canje por papel limpio a almaceneros y
boticarios 400 ejemplares de los números 1 y 2 de El Zonda.

Número 4 (Sábado 10 de agosto de 1839): El cuarto número de El Zonda abre


sus páginas con un texto que lleva el título "Las Tapias tienen orejas". A partir
del supuesto diálogo (escuchado a través de una ventana) entre dos jóvenes
sanjuaninos preocupados por la falta de distracciones para la juventud en la
provincia, así como el aburrimiento en que deben caer los hombres una vez
casados, el autor recomienda la lectura y fundamenta extensamente su
postura. No deja de aprovechar la oportunidad para criticar no sólo la
ignorancia, sino fundamentalmente la "desaplicación" de los hombres
sanjuaninos.

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13

Este número publica la respuesta a Doña Josefa, La Puntiaguda, aunque el


texto finalmente no responde a la duda expresada por la supuesta lectora y
prolonga el suspenso para una semana más.
De destacar en este número es un artículo sobre "Periódicos", que continuará
la semana siguiente. Utilizando preguntas y respuestas, así como distintas
tipografías, el autor se explaya sobre la importancia de la publicación de
periódicos para el progreso de los pueblos.
Luego se publica el espacio inaugurado en el número anterior sobre
Movimiento de presos, bajo la misma inscripción de “¡Viva la Federación!”. Al
listado de presos sigue, bajo el título "Movimiento de la Población", los nombres
de quienes han salido y entrado a la provincia en el mes de agosto.
Cuatro avisos cierran esta edición: uno de alquiler o venta de una casa; el
ofrecimiento de gratificación por un libro; el aviso sobre la llave encontrada y el
aviso editorial sobre suscripciones a El Zonda.

Número 5 (17 de agosto de 1839): En este número El Zonda incorpora, en la


apertura de la primera página, información meterorológica y del almanaque
(¿santoral?). Seis páginas tiene esta edición y el primer texto está titulado
MINAS. En él, el autor describe los beneficios de la minería e informa sobre el
comienzo de algunas explotaciones en los cerros de Valle Fértil, así como en el
cerro Blanco "a cuarenta leguas norte de esta Ciudad". Describe algunos
aspectos de las explotaciones y anuncia "una nueva era" para la provincia,
destacando favorablemente el impulso que el gobierno da a esta actividad.
A continuación, bajo el título CORRESPONDENCIA "Contestación de los
Editores a una Madre de Familia", un texto responde a la carta de una lectora
que había preguntado qué hacer cuando un mozo ofrece el brazo a la hija para
salir de paseo. La respuesta es una exposición sobre costumbres y los distintos
bandos o partidos con posturas al respecto: el "antipático antiguo" ("sostiene
las costumbres antiguas, es decir, el absoluto extrañamiento de los dos
secsos"), y el "simpático moderno", integrado por jóvenes de ideas más
avanzadas. El autor explica las posturas de unos y otros en torno del tema, lo
cual hace de este texto no sólo una simpática descripción de las costumbres de

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento


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la época, sino que también es, como otros textos de este periódico, un pretexto
para criticar algunas costumbres o privilegios, en este caso, la de avanzar con
las fachadas de las casas sobre la vereda o la de elevar ésta demasiado por
sobre el nivel de la calle. El texto termina explicando que ciertas costumbres
heredadas de España sobre el trato a las mujeres tienen sus orígenes en los
años de dominación de los moros o árabes.
El siguiente texto lleva el título MORERAS y trata sobre los beneficios de la cría
de la seda, no sin dedicar extensos párrafos a la inacción de los sanjuaninos
que no aprovechan esta posibilidad para salir de la pobreza. El texto incentiva a
los vecinos a plantar moreras para alimento del gusano de seda e incluso
transcribe un capítulo de un libro sobre los cuidados que necesita ese árbol.
El siguiente texto lleva el título PERIODICOS y es la continuación del que
encabezara el número anterior. En esta segunda parte el texto se dedica
directamente a defender a El Zonda y a sus redactores de los ataques de
quienes lo critican en distintos ámbitos de la provincia; lo hace analizando si
puede establecerse un periódico en San Juan, así como a su utilidad.
Sin un título que lo distinga, sigue a esto un texto que cuenta que "Ha llegado
de Buenos Aires el Jóven Franklin Rawson", quien había estado en esa
provincia perfeccionándose en la pintura. El texto habla de los méritos de
Rawson y de su decisión de trabajar en San Juan.
Nuevamente, bajo el título ¡Viva la Federación!, El Zonda publica la lista de los
presos que están en ese momento en la cárcel, la fecha en la que ingresaron y
el motivo. A este listado continúa el de "Movimiento de población".
Destacado como "Variedades", el título "Fabricación de velas" precede un texto
breve que, de principio a fin, enseña cómo hacer velas en forma doméstica.
"Especies metálicas en Buenos Aires" es el título de un pequeño listado que
enumera, con fecha julio 16, lo que parecen existencias de dinero (onzas de
rostro, patrias, pesos fuertes, patrios).
Lo mismo que en los números anteriores, el periódico cierra con Avisos. Esta
vez son 13, incluyendo el aviso editorial sobre la recepción de suscripciones.
Los otros son: un aviso a la policía sobre una tapia a punto de caer;
"Interesante para las damas", sobre los servicios de un peinetero que atiende

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en la provincia; sobre la venta de herramientas para mineros; sobre la venta, en


una tienda, de tinteros, almanaques, y distintos libros que, según se aclara,
"forma parte de los elementos de instrucción" traídos para el Colegio Santa
Rosa; un aviso al comercio sobre la venta de aguardiente en cantidad; la venta
de diccionarios ingleses; el alquiler o venta de una vivienda; la gratificación a
quien tuviera y entregara en la imprenta un libro sobre agricultura; el pedido de
compra de un libro de gramática inglesa; la venta de sillas; la compra de una
silla de montar y un aviso que dice "SE DESEA comprar el primer tomo de la
obra de derecho titulada Vinnius castigatus et ad usum tirouum
accommodatus", cuyo vendedor puede acudir a la Imprenta.

Número 6 (Domingo 25 de agosto de 1839): QUOD SCRIPTUM, SCRIPTUM


(lo que se escribió ya está escrito) es el título del texto con el que abre el sexto
y último número de El Zonda que, a diferencia de los cinco anteriores, no lleva
el nombre del periódico en tipografía destacada, así como tampoco la
inscripción "o no leer El Zonda o comprarlo", presente desde el tercer número.
En este escrito, que ocupa toda la primera página y una columna de la
siguiente, el autor vuelve a señalar la pereza y la indiferencia de los ciudadanos
sanjuaninos hacia los temas que él considera claves: educación, agricultura,
minería, industria. La crítica alcanza a los representantes legislativos y a los
miembros del Poder Judicial.
El siguiente texto de esta edición lleva el título EL SIGLO y es (a pedido de una
supuesta lectora que envió una carta, firmando como Josefa Puntiaguda) una
explicación de qué es lo que caracteriza al siglo XIX, después de describir lo
propio en los siglos XVI, XVII y XVIII.
Un tercer texto va titulado LA PIRAMIDE y comienza, como otros, relatando un
hecho que hace las veces de pretexto para abordar un tema. En este caso es
un relato sobre los pensamientos de un hombre que, en una noche de viento
Zonda, encuentra en su camino la Pirámide de la plaza principal: las luchas de
la independencia, los patriotas, otra vez la indolencia y la pobreza de San Juan,
son los temas que aborda el autor a partir de esta ficción.

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"Cuidado con el rabioso" es el siguiente título. En el texto así encabezado el


autor habla de El Zonda personificándolo y relatando cómo fue mordido por una
"perrilla" rabiosa. Los síntomas alarmantes no se hacen esperar: "una fuerte
cerrazón de garganta" y, sobre todo, "la dificultad en el uso de la palabra"., en
alusión a los problemas que, debido a disposiciones del gobierno sobre el uso
de la Imprenta del Estado, impedirían seguir publicando el semanario. Es, ante
el temor de sucumbir, que El Zonda ya tiene arreglados sus papeles, entre ellos
el testamento que sigue a este texto y que tan conocido es ya entre quienes
escribieron sobre la obra de Sarmiento. Escrito efectivamente según las
modalidades de ese tipo de texto, el testamento enumera los bienes que lega a
quienes considera sus legítimos herederos. Estos bienes "consisten
principalmente en el estudio y en el deseo del bien y mejora del país" puestos
de manifiesto en los contenidos ya publicados en El Zonda y otros que
quedaron sin ver la luz. Nombra particularmente estos bienes, enumerando
artículos publicados e indicando su número, así como artículos todavía
inéditos, y sus destinatarios: señoras, policía, arrieros y traficantes,
hacendados y labradores, etc, quienes serán depositarios provisorios, hasta
tanto aparezcan los legítimos herederos: "los periódicos de costumbres que en
adelante puedan aparecer en el pais", porque -afirma- le deben su origen.

El Zonda no es un periódico que publique habitualmente textos que puedan


calificarse como noticias. Esa era, recordemos, una característica de la época.
La gran mayoría de los escritos publicados en los seis números no están
destinados a comunicar acontecimientos que puedan ser ubicables témporo-
espacialmente de manera que sea esta definición lo que les confiera unidad.
No es que no haya referencias témporo-espaciales; el punto radica en que
éstas sólo son las mínimas necesarias generalmente para iniciar un relato que
da pie a un inmediato desarrollo de ideas.

Cada publicación de El Zonda es un esfuerzo por implicar a los lectores en


temas que (los mismos redactores lo reconocen) no interesan a la gran

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17

mayoría de la población sanjuanina. Es más, es este desinterés tema y motivo


de largos escritos recriminatorios hacia estos ciudadanos.
Respecto de la actualidad, puede decirse que los temas abordados la poseen
de manera general.

Sobre la periodicidad

Los seis números de El Zonda aparecieron con una estricta periodicidad


semanal. Sin embargo ésta debe interpretarse más como periodos de entrega
de materiales para la lectura, a modo de capítulos de una obra extensa, que
bien podría haber estado escrita con anterioridad, que como una peridicidad
que influyera de alguna manera en los contenidos que formarían parte de las
distintas ediciones. Con escasas excepciones, generalmente informaciones
breves como los movimientos de la cárcel o de la población o los avisos, el
resto de los textos que conforman cada número podrían haber sido publicados
en cualquiera de ellos. Ninguno remite a hechos que hubieran ocurrido en el
periodo que media entre una publicación y otra y el concepto de actualidad y
contingencia es en la práctica inaplicable.

Tipologías textuales en los contenidos de El Zonda.

La mayoría de los textos publicados en El Zonda son sumamente extensos.


Varios de ellos responden a una estructura de tipo cronológica (el ejemplo más
claro es el relato del acto de inauguración del Colegio Santa Rosa).
Prácticamente en todos los textos se incluyen situaciones imaginarias que
hacen las veces de "disparadores" para que el autor pueda hacer llegar al
lector aquello sobre lo que quería comunicar sus ideas.

Tanto la preferencia por textos narrativos como la invención de personajes o


situaciones pueden ser encuadradas en la necesidad de llegar a un público que
no posee hábitos de lectura, un público al cual hay que "atrapar" para, una vez
obtenida su atención, desplegar -como lo hace El Zonda en la mayoría de sus

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18

textos- una serie de estrategias que van de lo claramente didáctico a lo


provocador.

Junto a los textos narrativos es posible encontrar desarrollos claramente


argumentativos, con estructuras que hacen gala de la mejor tradición retórica,
con presentación de opiniones contrapuestas e interrogaciones que van
permitiendo sustentar un punto de vista determinado.

Además de los extensos textos narrativos y argumentativos es posible


encontrar en los seis números de El Zonda otra gran variedad de formatos:
avisos que prestan algún tipo de servicio (extravíos, oficios ofrecidos, por
ejemplo), chistes con formato de avisos, avisos editoriales invitando a la
publicación, diálogos, anuncios, consejos, cuadros "estadísticos" y un formato
que las publicaciones periódicas vienen explotando desde sus orígentes: las
cartas.

Más allá de que puedan haber existido cartas reales, en este caso, como en el
de publicaciones que precedieron a El Zonda, el recurso al género espistolar es
común para introducir de manera atractiva temas que el redactor quiere
desarrollar, así como aclarar dudas que supone existen en su público lector,
razón por la que -ante la falta de iniciativa de ese público para expresarlas- el
editor lo hace utilizando una carta que después él mismo responde.

Las cartas proveen un formato más que apropiado; familiares a quienes en los
últimos siglos han querido transmitir -o han recibido a través de ellas- ideas y
opiniones, el mismo Sarmiento dirá años después en el Prólogo de Viajes que
las cartas garantizan ese género "dúctil", "elástico", "que se presta a todas las
formas y admite todos los asuntos" de los que necesita dar cuenta un escritor 16.
A tal punto esto es así que no sólo los periódicos se nutren de cartas, sino que
son conocidos los casos de cartas de escritores que ellos mismos publican

16
Batticuore (Op. Cit.)

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19

luego como libros, en la medida en que esas cartas constituyen verdaderos


ensayos filosóficos y políticos.

Aspectos relacionados con la autoría. El “estilo” de Sarmiento en la


prensa.

Si bien todos los libros de historia argentina y sanjuanina, así como los de
historia del periodismo, coinciden en que El Zonda fue fundado por Domingo
Faustino Sarmiento, Manuel José Quiroga Rosas, Indalecio Cortínez y
Antonino Aberastain, sus nombres no figuran en una sola de las páginas de los
seis números del famoso periódico, pero sí las iniciales de algunos de ellos
(“D.F.S.”, “I.C.”). Sin embarbo, tal como afirma Beltrán, en los escritos de El
Zonda está Sarmiento de cuerpo entero" y Echague dice: "Sarmiento lo
escribió casi solo, número por número", cosa que sin ningún esfuerzo puede
advertir cualquiera que conozca el estilo inconfundible del autor de
"Facundo”.17

Pueden distinguirse distintas formas de autoría. Graciela Batticuore distingue la


"autoría escondida", de quienes prefieren omitir su nombre en una publicación,
y la "autoría impostada", cuando el escritor adopta una voz y un seudónimo
femenino o masculino, según aquello que quiera comunicar y el efecto que
desee lograr.18
Ambas modalidades son comunes en El Zonda de la misma manera que
vienen caracterizando a todo el periodismo desde sus orígenes. Tal vez la
particularidad del periódico sanjuanino se encuentre en el uso habitual que
Sarmiento hace de la modalidad de la impostación como recurso para azuzar la
polémica sobre asuntos que le interesa discutir y asegurarse la atención del
público.

Es importante detenerse en lo que, citando a Genette, Batticuore identifica


como "efecto seudónimo", en el sentido de un efecto buscado por el autor.

17
Beltrán (Op. Cit)
18
Batticuore (Op. Cit)

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20

"Por ejemplo -dice la autora- el autor podría acudir a un pseudónimo que diera
mayor interés a su obra, vinculando el nombre elegido con la temática o bien
podría optar por uno que ya desde un comienzo convocara la fama o la
reputación de alguien conocido (el nombre de un escritor célebre, de un músico
famoso, de un seudónimo que indique a los lectores un campo de expectativas
respecto del autor que se presenta ahora en sociedad)" 19. Es indudable que
Sarmiento en El Zonda utiliza los seudónimos con la expresa intención de
lograr un efecto, en la mayoría de los casos no sólo de atención, sino también
de humor. Don Serio, Don Rudo, Don Gurdo, son algunos de los nombres
elegidos para supuestos lectores que envían cartas u opiniones al periódico.
Además del juego con el plano fónico, el equipo que dirige Berta de Abner,
señala el trabajo en el plano semántico "ridiculizando las carencias de humor,
de sutileza, de finura intelectual y el rechazo a la evolución". 20
Otra de las cartas del periódico está firmada por la Señora Josefa Puntiaguda,
de Angaco, o Josefa "La Puntiaguda", en uno de los tantos casos en los que -
ya no sólo en El Zonda, sino también en años posteriores en periódicos
chilenos- Sarmiento tomará la voz y el nombre de una mujer para dirigirse
precisamente a otras mujeres, a las cuales quiere ganar como lectoras y para
las que explica algunos temas que él, como hombre y como autor, considera
importante que sean de su conocimiento. Esta manera de introducir temas y
opiniones y de llamar la atención de un sector del público determinado se
ampara, según Batticuore, "en ese pacto de ficción con un público que sabe o
adivina"21 que es Sarmiento y no Josefa (en este caso), verdadera, de carne y
hueso, quien escribe esa carta . Lo absurdo o cómico de los nombres elegidos
como seudónimos es precisamente la pista a través de la cual el autor hace
cómplices a sus lectores/as en este juego.

Formas de expresión/estilos

19
Batticuore (Op. Cit)
20
Abner y otras (Op. Cit)
21
Batticuore (Op. Cit)

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento


21

Prácticamente es unánime entre historiadores del periodismo y la literatura de


la época la apreciación de que si se puede hablar de un "estilo" de los escritos
de El Zonda, éste es el propio de Sarmiento, lo cual refuerza la afirmación de
que él escribió solo y por completo prácticamente los seis números. En general,
puede aplicarse a los contenidos de El Zonda aquello que Batticuore expresa
respecto del estilo Alberdi, en La Moda, un semanario porteño contemporáneo
a El Zonda: "el discurso... se balancea entre la intención de reformar al pueblo
a través de un arte instructivo que sancione los vicios y prescriba modelos y
comportamientos a imitar, y el impulso por denostar a quienes se resisten a
entender el nuevo lenguaje con el cual procuran ilustrarlos estos cronistas. Es
así que el tono apelativo es reemplazado a menudo por una provocación
desafiante y muy cercana a la injuria. Como si el escritor quisiera sacudir a sus
lectores, vapulearlos, tocarlos en su amor propio para moverlos a la
lectura..."22. A pesar de las similitudes, la misma autora plantea que mientras
Alberdi cultiva hacia el público una ironía exasperada y filosa, lo de Sarmiento -
sin dejar de ser irónico- se aproxima más a un discurso llano y pedagógico
"capaz de llegar al corazón y el entendimiento de un pueblo inculto".

Por su parte, para Abner y su equipo, la identificación del estilo de Sarmiento


es clara "cuando introduce en gran parte de los artículos personajes en relación
dialogal. A través de estos diálogos expone sus ideas, por lo que se plantea
asimismo otra relación interactiva entre él como autor y el lector potencial.
Para las mismas autoras,"El procedimiento dialogal permite la apertura
ideológica, el rechazo del dogmatismo -característica del espíritu romántico al
que adscribía Sarmiento-, pues convoca distintas voces de las que surgen
opiniones diversas sobre cuestiones problemáticas acerca del estado del
país”.23
Las preguntas y respuestas están presentes prácticamente en todos los
formatos textuales elegidos por Sarmiento. Utiliza el diálogo para construir
argumentaciones, conversando con el lector, razonando con él; también lo

22
Batticuore (Op. Cit)
23
Abner y otras (Op. cit)

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento


22

hace para introducir temas en narraciones que son verdaderas recreaciones o


puestas en escena de situaciones generalmente imaginarias en las que las
preguntas de distintos personajes le permiten responder exponiendo sobre
cuestiones que es el autor el que necesita introducir. Sarmiento también
dialoga en las cartas, a través de las cuales "resignifica irónicamente el género
epistolar cultivado en la época"24. A falta de lectores activos, Sarmiento crea los
personajes, les adjudica un carácter, una voz y una postura o ciertas dudas a
las cuales responde, respondiendo simultáneamente al pueblo sanjuanino,
configurando así un diálogo de al menos tres voces.
El editor como interlocutor aparece también en algunos escritos (algunos de
ellos cartas críticas, otros no) en los cuales interrumpe los dichos del otro para
hacer a su vez comentarios críticos e irónicos que, en este caso, aquel que es
interrumpido no puede a su vez responder.

Sin las dos voces que mínimamente caracterizan un diálogo, Sarmiento "habla"
todo el tiempo a sus lectores y no lectores, se dirige a ellos directamente, los
llama, les avisa, les ordena. Lo hace con quienes le envían cartas, anunciando
la pronta respuesta; lo hace también y fundamentalmente con quienes todavía
no compran el diario, para quienes reserva las más ácidas ironías y las órdenes
más duras ("escoged, malaventurados").
Respecto de las polémicas culturales o políticas que genera la producción
periodística de Sarmiento, dice Batticuore: "...para Sarmiento ellas constituyen
no sólo o no siempre una respuesta natural y espontánea frente a las
disidencias con quienes se muestran más reacios a la influencia creciente de
las ideas románticas y liberales de la época sino también, que la polémica
emerge como un efecto buscado y exaltado, un instumento válido y efectivo
para ampliar al público e involucrarlo en los temas y las reflexiones del
momento."25 Para provocar estas polémicas es habitual en Sarmiento el uso de
la ironía. Lo hace para describir el estado de la provincia y la inacción de sus

24
Abner y otras (Op.Cit)
25
Batticuore (Op. Cit)

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23

habitantes, para criticar a otros órganos de prensa y para responder a sus


críticos.

El uso habitual de exclamaciones, refranes, expresiones coloquiales, citas en


otros idiomas, descripciones cómicas, mezcla e hibridación lúdica de géneros,
diversidad asombrosa de temas, alegorías y personificaciones, así como
estructuras propias de la retórica del discurso clásico, aunque escritas con el
fervor propio del Romanticismo, son las características que pueden verificarse
en los textos de El Zonda. La razón -más allá de la genialidad del escritor- está
en un autor para el cual "todo vale en la escritura si logra acercar al autor a su
público, inculcándole sus ideas y despertando en él sus propias emociones.
Porque Sarmiento es un escritor público que busca sin prejuicio todo tipo de
lectores".26

Destinatarios y lectores.

La lectura de los textos de El Zonda deja poco lugar a dudas respecto de que,
a diferencia de sus contemporáneos como Alberdi o Echeverría, Sarmiento no
escribe para un público refinado y selecto sino para todo el pueblo, e incluso
especialmente para aquellos que quedan fuera del círculo de elegidos que
tienen una relación habitual con la lectura. De ahí que lo suyo constituyera un
doble desafío: no bastaba con escribir de manera tal de ser entendido, era
necesario luchar para construir un hábito de lectura, primer paso para la
adopción, por parte del pueblo, de ideas y consumbres que llevaran al país
hacia el progreso.
Sarmiento no fue el primero ni el único escritor público en enfrentar en el país
este problema, sin embargo se diferenció de sus predecesores y
contemporáneos por la claridad con la que pensó en resolverlo, con la
convicción de que los resultados sólo se verían a largo plazo: su insistencia en
la educación popular, en la apertura de colegios para que las mujeres fueran
educadas también, así como los innumerables artículos escritos en su

26
Batticuore (Op. cit)

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento


24

trayectoria periodística sobre la importancia del consumo de la prensa, fueron


algunas de las batallas que libró.

El público al que con tanta insistencia invoca en casi todos sus textos, aquél al
que provoca, con el que dialoga, con el que juega irónicamente, es "menos un
dato real y concreto que una hipótesis a verificar" 27. La afirmación cobra
sentido al recordar el texto con el que se inicia el primer número de El Zonda,
en el cual los editores hacen cálculos aproximativos sobre la capacidad de leer
de los sanjuaninos: "la población asciende a 30.000 habitantes por lo menos.
De éstos los 25.000 ni saben leer: corriente, quedan 5.000. De éstos a 4.000 se
les ha olvidado por falta de ejercicio, o lo que es lo mismo, porque no se había
publicado nuestro periódico. De los mil que quedan, a 600 no les importa nada
lo que nosotros escribamos". La hipótesis es que El Zonda podía contar con 50
lectores.
En el segundo número, la hipótesis se completa con una referencia en torno de
quiénes son esos lectores (o quiénes suponen los editores que son esos
lectores), entre los cuales aparecen como mayoritarios los comerciantes, los
hacendados, los abogados, literatos y poetas, en tanto son minoría las
personas de oficios, los troperos y carreteros, y, por supuesto, las "matronas y
señoritas", categorías en las que se ordena a las mujeres.

Los destinatarios fácilmente identificables en los textos de El Zonda son tanto


estos suscriptores como aquellos que (prácticamente en la misma cantidad)
compran números sueltos o leen de prestado. Hay anuncios de próximos temas
o respuestas postergadas a cartas, que intentan captar a quienes aún no
decidieron suscribirse; hay fuertes críticas bajo la apariencia de cartas cuya
respuesta da a los editores la oportunidad de explicarse, responder
cuestionamientos, aclarar dudas y tal vez así también ganar nuevos adeptos;
hay provocaciones que tienen el mismo objetivo: construir un público, aunque
sea entre quienes, sin estar de acuerdo con los editores, sólo leerían el
periódico para participar en esas polémicas; hay citas eruditas para quienes las

27
Batticuore (Op. Cit)

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento


25

puedan interpretar, de la misma manera que hay un gran despliegue didáctico


para aquellos que aún no están en condiciones de comprender algunos
planteos.

Entre el público potencial y deseable El Zonda incluyó también a las mujeres, a


las que exceptúa de la lectura de todo el periódico pero para las que el propio
Sarmiento escribe textos especialmente confeccionados, sobre todo bajo el
formato de cartas. "Sarmiento piensa menos en una mujer culta e ilustrada que
en una lectora popular y poco entrenada en la lectura de libros, una lectora que
se acercará a ellos poco a poco, gracias a la intervención de la prensa, en
cuyas páginas el escritor romántico pretende ejercer un verdadero
magisterio".28
Una mención especial merecen los recursos desplegados por Sarmiento para
captar la atención de las lectoras mujeres, acomodando el discurso con
apelaciones a la conversación y a la confidencia, en un tono que -más cálido e
íntimo- se aleja de la impetuosidad y prescinde de la ironía que caracteriza los
escritos no dirigidos a mujeres. Para atraerlas como lectoras se identifica en
sus inquietudes (las que pueden tener y las que el autor considera que deben
tener), las representa, escribe y firma como ellas y responde para ellas, como
en el caso específico de sus textos dirigidos a una "madre de familia"
preocupada por las costumbres de la época o a "Josefa Puntiaguda", que
expresa dudas referidas al "siglo". La elección de ciertos géneros como la
narración o las cartas puede también ser interpretado como parte de esta
estrategia.

Caracterización de los lectores/ Hábitos o modos de consumo

Nuevamente aquí la mejor fuente de información es el mismo periódico.


Sarmiento habla en el primer número de El Zonda de una población
alfabetizada que apenas supera el 16 por ciento de la población total, que

28
Batticuore (Op. Cit)

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento


26

estima en 30.000 habitantes, aunque no hay un "padrón" oficial. Un dato


interesante en la caracterización de los lectores de la época lo constituye el
comentario en torno de que al menos a 4.000 de los 5.000 habitantes que
saben leer, este saber "se les ha olvidado por falta de ejercicio". Más allá de la
chanza en torno de que este olvido tiene su razón en que todavía no se había
publicado El Zonda, lo cierto es que para la época la lectura, como saber y
como práctica, tenía características particulares. Más allá de los índices de
alfabetización, "parece imprescindible también considerar otro dato al que
suelen hacer referencia los historiadores de la educación. Se trata de la
diferenciación entre la adquisición de la lectura y la escritura como dos etapas y
dos niveles separados y sucesivos en el proceso de aprendizaje escolar (ya
sea de varones como de niñas). Dos ciclos que, sin embargo, no siempre se
completan, lo cual define una disparidad en el nivel de la instrucción básica de
la población presuntamente alfabetizada, de la que no suelen dar cuenta los
censos. Es decir, un niño que ha pasado por la escuela pública o privada pudo
haber aprendido a leer pero no a escribir, o bien puede haber dejado la escuela
justo después de aprender ambas cosas, saliendo así de ella apenas con los
conocimientos mínimos. De hecho, Carlos Newland señala que son muchos los
alumnos y alumnas que hacia mediados de la década del 50 asisten al colegio
sólo durante un par de años (el que va de los 9 a los 11, aproximadamente), de
lo que puede inferirse que parte de esos chicos no habían llegado a transitar la
etapa del aprendizaje de la escritura o que su destreza para ejercitarse en esa
práctica es rudimentaria
Tal situación tendría su origen en el periodo colonial, cuando era tradicional
cobrar un monto básico para aprender a leer, a contar y recibir clases de
religión, y un importe más elevado, generalmente el doble, para enseñar a
escribir". 29
Estas diferencias implican, necesariamente, diferencias significativas en las
competencias de lectura del público a las que ya se había referido Alberdi

29
Batticuore (Op. Cit)

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento


27

cuando desde La Moda se queja de aquellos "que leen sin entender o repiten
como loros". 30
La alusión de Sarmiento a los que "leen de prestado" también puede hechar luz
respecto de los hábitos de lectura en espacios tales como cafés o plazas,
donde la lectura pudo ser no sólo una tarea individual y silenciosa sino una
práctica grupal, hecha en voz alta, durante la cual se comparten sentidos y se
expresan comentarios.
De esta forma, mientras el número de los que "saben leer" queda
sustancialmente reducido si se contempla sólo a aquéllos en condiciones de
comprender lo que leen; la estimación aumenta cuando se consideran -para la
época en cuestión- las modalidades de consumo social o conjunta de textos
escritos.

En cuanto a las mujeres, destinatarias privilegiadas de muchos de los textos de


El Zonda, es importante señalar que entre ellas la lectura constituye una
práctica poco extendida, porque no son muchas las que acceden a la
educación escolar. Sin embargo, coincidiremos con otros autores en que "la
sociabilidad doméstica constituyó un importante paliativo de la educación
sistematizada"31, ya que la lectura en voz alta, tanto en reuniones o tertulias,
como en la intimidad del grupo familiar, puso a las mujeres en contacto con las
escasas producciones periodísticas de la época, así como con algunas obras
literarias que llegaban a la provincia. Es evidente que Sarmiento conocía esto y
por ello no dudó en publicar textos especialmente dedicados a las mujeres de
su provincia.

Concepción del papel del medio / Concepción del trabajo periodístico

En forma específica un texto -desarrollado en dos números consecutivos (4 y


5)- explicita y desarrolla con abundantes argumentos el pensamiento de
Sarmiento (y también el de toda su generación) respecto de la importancia de
los periódicos en el camino hacia la civilización y en el fortalecimiento de la

30
Batticuore (Op. Cit)
31
Batticuore (Op.Cit)

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28

República. Estas ideas son expuestas siempre con alusiones al rol de los
diarios en otros países desarrollados del mundo. El mismo Sarmiento es claro
respecto del papel de la prensa en el número 4 de El Zonda: "El hombre que
dice, a mi patria, no le conviene que hable la prensa, dice, a mi país no le
conviene instruirse para ser mejor, a mi país no le conviene saber lo que se
piensa, loq ue se pasa en otras partes para aleccionarse, a mi país no le
conviene saber las medidas que toma el Gobierno para su felicidad, a mi país
no le conviene saber qué hacen los tribunales con las causas que tienen
pendientes, a mi país no le conviene decir lo que es más conducenta a su
bienestar, a mi país no le conviene la discusión, la publicidad".
Más allá de la claridad de este y otros párrafos destinados exclusivamente a
hablar del tema, es importante destacar que la idea de la prensa como luz que
garantiza la cordura y la racionalidad está presente en todos los números de El
Zonda. Al respecto, la metáfora de la luz es clara desde el primer número, en el
que acompaña al nombre del diario el paratexto: "Faros luminosos", inscripción
que "relaciona la publicación con la función de esclarecimiento propia de la idea
progresista de la época, contrastando la altura y la cualidad lumínica de la
imagen con la tácita oscuridad imperante, metáfora de la tiranía y sus males" 32,
así como de la quietud, pereza y falta de iniciativa de la población sanjuanina.

32
Abner y otras (Op. Cit)

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29

Referencias bibliográficas

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Editorial Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes - UNSJ - 2004

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1943

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Editores - Buenos Aires, 1943

GALVAN MORENO, C.: El Periodismo Argentino. Amplia y documentada


historia desde sus orígenes hasta el presente - Editorial Claridad - Buenos
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GOMIS, Lorenzo: Teoría del Periodismo - Editorial Paidós - Buenos Aires -


1991

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Comunicación - España - 1989

ROJAS, Ricardo: El profeta de la Pampa. Vida de Sarmiento. Buenos Aires:


Losada, 1945

Casa Natal y Monumento Histórico Nacional Domingo Faustino Sarmiento

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