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CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD

REPÚBLICA DE GUAT EMALA, C.A.


Expediente 5320-2019
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APELACIÓN DE SENTENCIA DE AMPARO

EXPEDIENTE 5320-2019

CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, ocho de junio de dos mil

veinte.

En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de seis de

junio de dos mil diecinueve, dictada por la Corte Suprema de Justicia, Cámara de

Amparo y Antejuicio, en la acción constitucional de amparo promovida por el

Estado de Guatemala, por medio del abogado de la Procuraduría General de la

Nación, José Leonardo Reynoso Lorenzo, contra la Sala Tercera de la Corte de

Apelaciones de Trabajo y Previsión Social. El postulante actuó con el patrocinio

del abogado mencionado. Es ponente en el presente caso el Magistrado Vocal I,

Neftaly Aldana Herrera, quien expresa el parecer de este Tribunal.

ANTECEDENTES

I. EL AMPARO

A) Interposición y autoridad: presentado el diez de agosto de dos mil dieciocho,

en la Sección de Amparo de la Corte Suprema de Justicia. B) Acto reclamado:

auto de uno de marzo de dos mil dieciocho dictado por la Sala objetada, que

confirmó la decisión del Juzgado Décimo Cuarto de Trabajo y Previsión Social del

departamento de Guatemala, que declaró con lugar el incidente de reinstalación

promovido por Carmen Silvia Garza Maderos en contra del Estado de Guatemala,

autoridad nominadora Procuraduría General de la Nación y, consecuentemente,

ordenó su inmediata reinstalación así como el pago de los salarios dejados de

percibir desde el momento de su despido hasta su efectiva reinstalación. C)

Violaciones que denuncia: al derecho de defensa, así como a los principios


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jurídicos del debido proceso y legalidad. D) Hechos que motivan el amparo: de

lo expuesto por el postulante se resume: D.1) Producción del acto reclamado:

a) en el Juzgado Décimo Cuarto de Trabajo y Previsión Social del departamento

de Guatemala, Carmen Silvia Garza Maderos promovió diligencias de

reinstalación en su contra, manifestando que el veintisiete de abril de dos mil doce

fue contratada por medio del Acuerdo Número 110-2012 como “Delegado

Regional de la Procuraduría”, con cargo al renglón presupuestario cero once

(011), puesto que desempeñó del dos de mayo de dos mil doce al dieciocho de

octubre de dos mil dieciséis, fecha en que le fue notificada del Acuerdo 227-2016

de fecha diecisiete de octubre de dos mil dieciséis en el cual se acordó su

remoción, sin que la autoridad nominadora contara con la autorización judicial

correspondiente, debido a que se encontraba emplazada como consecuencia del

planteamiento de un conflicto colectivo de carácter económico social; b) el Juez

referido declaró con lugar la reinstalación, argumentando que la Procuraduría

General de la Nación no contaba con la autorización judicial respectiva; y c)

apeló, elevándose las actuaciones a la Sala denunciada, la que, al emitir el auto

que en la vía constitucional se enjuicia, confirmó lo dispuesto en primera

instancia, ordenándole al incidentado la inmediata reinstalación de la trabajadora.

D.2) Agravios que se reprochan al acto reclamado: a) La Sala denunciada no

consideró que la incidentante fue contratada por medio del régimen del servicio

exento establecido en el artículo 8 del Reglamento de la Ley del Servicio Civil y,

por ende, considerada como trabajadora de confianza, de libre nombramiento y

remoción, según lo estipulado en los artículos 351 del Código de Trabajo y 8 del

Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo suscrito entre el Sindicato de

Trabajadores Organizados de la Procuraduría General de la Nación (STOPGN) y


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la autoridad nominadora, este último, que en su parte conducente establece: “(…)

los cargos de confianza son ocupados por funcionarios y empleados designados

para cumplir funciones de dirección y representación, en razón de méritos,

cualidades y funciones especiales. Por lo que no pueden afiliarse al sindicato los

siguientes empleados: 1. Directores o Jefes de Sección, Jefe de Compras,

Secretario General, Secretario Privado, Auditor, Jefes de Unidades y

Departamentos (…)”, razón por la cual no tenía obligación de solicitar autorización

judicial para dar por finalizada la relación laboral; b) no advirtió que las funciones

desempeñadas por la incidentante son exclusivas de una persona de confianza

del patrono, de lo que se infiere que, efectivamente, ocupó un puesto de esa

categoría y de representación patronal; c) omitió lo considerado por la Corte de

Constitucionalidad en diversos fallos, respecto de la reinstalación solicitada por

Jefes y Delegados Regionales de esa autoridad nominadora, en las que, con

fundamento en los artículos 379 y 380 del Código de Trabajo, se establece que,

en virtud de la naturaleza del cargo que ocupan, no es necesario solicitar

autorización judicial para su despido, jurisprudencia que es de obligatoria

observancia según lo establecido en el artículo 43 de la Ley de Amparo,

Exhibición Personal y de Constitucionalidad; d) no hay congruencia entre las

constancias procesales y lo considerado en el acto reclamado, pues lo relatado en

este último se aparta de lo que consta en autos, lo que motivó al planteamiento de

los correctivos correspondientes, no obstante, estos no remedien el fondo de la

resolución; y e) se realizó una interpretación y aplicación errónea de la ley lo que

derivó en un daño grave al postulante al ordenar la reinstalación de una

trabajadora de confianza y al pago de salarios y prestaciones que dejó de percibir.

D.3) Pretensión: solicitó que se otorgue el amparo y, como consecuencia, se


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revoque el acto reclamado. E) Uso de recursos: aclaración y ampliación. F)

Casos de procedencia: invocó los contenidos en las literales a), d) y h) del

artículo 10 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad. G)

Leyes violadas: citó los artículos 12, 107, 108, 154, 203 y 204 de la Constitución

Política de la República de Guatemala; 3°, 18, 25, 84, 86, 351, 379 y 380 del

Código de Trabajo; 1° y 4° de la Ley de Sindicalización y Regulación de la Huelga

de los Trabajadores del Estado; 2° y 4° de la Ley del Servicio Civil; 1°, 8°, 12, 17 y

29 del Reglamento de la Ley del Servicio Civil.

II. TRÁMITE DEL AMPARO

A) Amparo provisional: no se otorgó. B) Tercera interesada: Carmen Silvia

Garza Maderos. C) Antecedentes remitidos: disco compacto que contiene las

partes conducentes del expediente formado con ocasión del: a) incidente de

reinstalación número 1173-2016-12918, correspondiente al conflicto colectivo

1173-2014-3462, del Juzgado Décimo Cuarto de Trabajo y Previsión Social del

departamento de Guatemala; y b) Recurso de apelación 1, dentro del expediente

número 1173-2016-12918 de la Sala Tercera de la Corte de Apelaciones de

Trabajo y Previsión Social. D) Medios de comprobación: se relevó del período

probatorio. E) Sentencia de primer grado: la Corte Suprema de Justicia, Cámara

de Amparo y Antejuicio, consideró: “(...) el postulante, a pesar de tener la

obligación de demostrar los hechos fundantes de su pretensión, no aportó ningún

medio de prueba (en el juicio de primera instancia ni al expresar agravios en

apelación) que demostrara que la trabajadora efectivamente desempeñara un

puesto de confianza y funciones de representación patronal. De las constancias

procesales se desprende, que la Sala cuestionada… confirmó el auto de primer

grado, al estimar que el puesto que ocupaba la incidentante al momento de ser


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despedida no estaba expresamente catalogado como de confianza. Al respecto

esta Cámara considera oportuno establecer que la naturaleza jurídica del

empleado de confianza está regulada en el artículo 4 del Código de Trabajo (…)

Para que un empleado pueda ser catalogado de confianza y por ende de libre

nombramiento y remoción, el puesto que ocupa debe estar expresamente

señalado como tal en una norma jurídica, ya sea ordinaria, especial, profesional o

que de las funciones que ejerza se advierta que efectivamente pertenece a dicha

categoría y debe demostrarse en la jurisdicción ordinaria que efectivamente

ocupaba un puesto como representante del patrono. (…) esta Cámara establece

que el cargo ejercido por Carmen Silvia Garza Maderos como delegada regional

de la Procuraduría General de la Nación en la sede departamental de Chiquimula,

como bien lo reconoció la Sala cuestionada, no está catalogado específicamente

como de confianza o representación patronal; ya que el artículo 8 del Pacto

Colectivo de Condiciones de Trabajo suscrito por la Procuraduría General de la

Nación y el Sindicato de Trabajadores Organizados de la Procuraduría General de

la Nación STOPGN establece: ‘Cargos de confianza y de exclusión sindical. Los

cargos de confianza son ocupados por funcionarios y empleados designados para

cumplir funciones de dirección y representación, en razón de méritos, cualidades

y funciones especiales. Por lo que no pueden afiliarse al sindicato los siguientes

empleados: 1. Directores o Jefes de Sección, Jefe de Compras, Secretario

General, Secretario Privado, Auditor, Jefes de Unidades y Departamentos…’, por

lo que no se describe el puesto desempeñado por la incidentante expresamente,

de esa cuenta, el ahora amparista debía demostrar que la trabajadora

desempeñaba propiamente funciones de dirección para tener como sustento

aquella circunstancia, que luego de ser evaluada por la autoridad correspondiente


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determinara si en efecto ello era suficiente para eximirle de la obligación de pedir

autorización judicial. (…) Habiéndose descartado que la trabajadora ocupaba un

puesto de confianza en la institución aludida, se puede afirmar que cuando la

autoridad nominadora dio por finalizado el vínculo laboral con la incidentante, se

encontraba emplazada con motivo del planteamiento del conflicto colectivo (…)

estaba obligada a solicitar la autorización para finalizar el contrato de trabajo

relacionado, por lo que al no encontrarse facultado por el juez competente para tal

fin, aquella omisión tiene como consecuencia la reinstalación (…) Con

fundamento en lo anteriormente considerado, esta Cámara concluye que la Sala

recurrida haciendo uso de las facultades que le confieren los artículos (…)

confirmó la sentencia que conoció en grado atendiendo al principio de realismo

que informa al Derecho de Trabajo, por lo que no existe la vulneración de los

derechos denunciados por el postulante, quien pretende que por la vía

constitucional se revise lo actuado en la jurisdicción ordinaria, constituyendo el

amparo en una tercera instancia, lo cual está prohibido (…) por lo que el amparo

es notoriamente improcedente (…)”. Y resolvió: “(…) I) Deniega por notoriamente

improcedente, el amparo interpuesto por el Estado de Guatemala, en contra de la

Sala Tercera de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social. II) No se

condena en costas al postulante ni se impone multa al abogado patrocinante (…)”.

III) APELACIÓN

A) El postulante apeló y reiteró los argumentos de su escrito inicial de amparo.

Solicitó que se tenga por interpuesto y se otorgue el recurso instado.

IV) ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA PÚBLICA

A) El postulante reiteró los razonamientos que expuso al apelar la sentencia de

primera instancia y agregó: i) el Tribunal de Amparo en primer grado argumentó


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que para que un empleado pueda ser catalogado de confianza y por ende, de

libre nombramiento y remoción, el puesto que ocupa debe estar expresamente

señalado como tal en una norma jurídica o que de las funciones que ejerza se

advierta que efectivamente pertenece a dicha categoría, lo cual debe ser probado

en la jurisdicción ordinaria. En este orden ideas, no tomó en cuenta que Carmen

Silvia Garza Maderos laboró como “Delegado Regional de la Procuraduría” en la

sede departamental del departamento de Chiquimula, el cual es considerado

como un puesto de confianza conforme al artículo 8 del Pacto Colectivo de

Condiciones de Trabajo suscrito entre el Sindicato de Trabajadores Organizados

de la Procuraduría General de la Nación y la autoridad nominadora y el 351 del

Código de Trabajo, con relación a las funciones que ejerció la incidentante, las

que únicamente pueden ser encomendadas a personas de confianza del patrono,

situación en la que se infiere que la delegación que el patrono hace en dichos

empleados es por la confianza que ellos le inspiran, no obstante, no encontrar

regulación expresa que califique el puesto como de confianza; ii) tampoco analizó

la jurisprudencia asentada por la Corte de Constitucionalidad en la que ha

establecido que no existe obligación de solicitar autorización para dar por

finalizado el contrato laboral de un trabajador de confianza o representante

patronal, por lo que inobservó el artículo 43 de la Ley de Amparo, Exhibición

Personal y de Constitucionalidad; iii) no consideró la descripción que del puesto

se realiza en el Manual de Descripción de Funciones y Perfil de Puestos de la

Procuraduría General de la Nación, en la que se deduce que las funciones

desempeñadas por la trabajadora corresponden a un representante patronal y

trabajador de confianza. Solicitó que se declare con lugar el recurso interpuesto y,

como consecuencia, se revoque la sentencia impugnada. B) Carmen Silvia


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Garza Maderos, tercera interesada, expresó: i) la denegatoria de la protección

constitucional se fundamenta en la falta de la actividad probatoria por parte del

postulante, tanto en primera instancia como en alzada ordinaria, situación que no

puede ser corregida en el estamento constitucional; ii) el postulante no demostró,

con elementos suficientes, que el puesto desempeñado por la incidentante

estuviera catalogado como un cargo de confianza o de representación patronal, ni

probó que sus atribuciones correspondieran a un puesto de tal naturaleza; iii) el

amparista pretende trasladar al estamento constitucional hechos que ya fueron

juzgados en la vía ordinaria, los cuales no configuran agravio que deba ser

reparado en dicha jurisdicción. Solicitó que se declare sin lugar el recurso de

apelación impetrado. D) El Ministerio Público manifestó que comparte el criterio

del Tribunal de Amparo de primer grado, debido a que la Sala reprochada resolvió

de conformidad con la ley y las constancias procesales, porque el acto reclamado

es congruente con lo actuado en las diligencias de reinstalación correspondientes,

toda vez que se estableció que el cargo que desempeñó la trabajadora no se

encuentra entre los taxativamente señalados y categorizados como de confianza

o de representación patronal en la normativa laboral ordinaria, especial o

profesional aplicable, pues no se probó, por parte de la autoridad nominadora,

dicho extremo, por lo que sí es procedente su reinstalación, al no haber solicitado

autorización judicial para el despido. En este sentido, no existe agravio de

relevancia constitucional que deba repararse por esta vía. Solicitó que se declare

sin lugar la apelación y, como consecuencia, se confirme la sentencia venida en

grado.

CONSIDERANDO

-I-
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Esta Corte ha reconocido que para que la plaza que ocupa un

empleado o funcionario público pueda ser considerada como de representación

patronal o de confianza, debe estar expresamente determinada en una ley

ordinaria, específica o profesional, por lo que si el puesto no tiene esa categoría y,

el empleador se encuentra emplazado con motivo del planteamiento de un

conflicto colectivo, debe contar con autorización judicial correspondiente de

conformidad con el artículo 380 del código de trabajo previo a dar por finalizada la

relación laboral con el trabajador.

- II -

El Estado de Guatemala acude en amparo contra la Sala Tercera de la

Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, señalando como lesivo el

auto de uno de marzo de dos mil dieciocho dictado por la Sala objetada, que

confirmó la decisión del Juzgado Décimo Cuarto de Trabajo y Previsión Social del

departamento de Guatemala, que declaró con lugar el incidente de reinstalación

promovido por Carmen Silvia Garza Maderos en contra del Estado de Guatemala,

autoridad nominadora Procuraduría General de la Nación y, consecuentemente,

ordenó su inmediata reinstalación así como al pago de los salarios dejados de

percibir desde el momento de su despido hasta su efectiva reinstalación.

En primera instancia se denegó el amparo, al considerar el a quo que la

Sala reprochada constató que el empleador no demostró que el puesto que

ocupaba la incidentante fuera propio de las categorías de los empleados

mencionados, por lo que no era procedente acoger el argumento relacionado con

la no aplicabilidad de las prevenciones originadas con motivo del planteamiento

de un conflicto colectivo, pues, a falta de dicha comprobación, sí estaba obligado

a solicitar autorización judicial para la finalización de la relación laboral.


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- III -

Al realizar el análisis correspondiente, este Tribunal advierte que los

argumentos del postulante se centran fundamentalmente en el hecho de que la

trabajadora ocupó un puesto de confianza, de conformidad con las funciones que

desempeñaba en el puesto de trabajo, así como las responsabilidades dentro de

la estructura administrativa de la entidad en cuanto al mando y jerarquía frente a

los demás empleados, y que por lo tanto la Sala objetada debió aplicar lo

regulado en los artículos 351 del Código de Trabajo, 8 del Reglamento de la Ley

del Servicio Civil y 8 del Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo suscrito entre

el Sindicato de Trabajadores Organizados de la Procuraduría General de la

Nación (STOPGN) y la autoridad nominadora, en el que se determina quiénes son

considerados representantes del patrono.

Esta Corte al analizar los antecedentes del caso, advierte que la Sala

reprochada, al emitir el acto reclamado, posteriormente aclarado y ampliado por

medio de la resolución de veinticinco de mayo de dos mil dieciocho, en la que

declaró con lugar los recursos de aclaración y ampliación planteados por el

amparista consignó el siguiente razonamiento: “(…) con las pruebas que obran en

los antecedentes quedó acreditado que la actora –sic– tuvo el puesto de

Delegado Regional de la Procuraduría General de la Nación con cargo al renglón

presupuestario 011 (personal permanente), de conformidad con el acuerdo

número 110-2012 del Procurador General de la Nación de fecha veintisiete de

abril de dos mil doce, las funciones que le atribuye el mismo no fueron

acreditados ni probadas de manera alguna, por lo que no puede refutarse como

puesto de confianza por el mero enunciativo de la denominación del puesto e

inferirse del mero acuerdo administrativo interno de su nombram iento, además de


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no estar contenido el puesto de trabajo en referencia en la norma invocada por la

parte demandada artículo 8 del Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo

suscrito entre el Sindicato de Trabajadores Organizados de la Procuraduría

General de la Nación –STOPGN– y la Procuraduría General de la Nación –PGN–

así mismo las sentencias aportadas como criterios argumentativos en alusión al

caso que nos ocupa y que ha sostenido en su oportunidad la Corte de

Constitucionalidad, cuyas circunstancias no son coincidentes con las especiales y

singulares del caso objeto de apelación por lo que se tiene como meramente

referenciales, y ante la inexistencia de pruebas que acrediten fehacientemente

sus atribuciones específicas y concretas en previsión legal o normativa alguna,

que indudablemente desglose de manera exacta el puesto que ostentó la actora,

sus funciones y pruebe que efectivamente representó al patrono, por ende es un

puesto de confianza y de libre nombramiento y remoción, extremo que no quedó

probado de manera alguna, por lo que en tal sentido debe resolverse (…)”.

De lo anterior, advierte esta Corte que la Sala denunciada, al emitir la

resolución que constituye el acto reclamado, estableció que el amparista no

demostró que la incidentante desempeñara un puesto de confianza, porque la

denominación del puesto no es suficiente para establecer dicho extremo, ya que

de considerarse únicamente los argumentos expuestos, se incurriría en una

resolución arbitraria. Por ende, el postulante debía señalar la norma jurídica,

ordinaria, especial o profesional en la que se describe expresamente la naturaleza

del cargo señalado con el propósito de comprobar tal extremo.

Con base en lo anterior, este Tribunal considera que las denuncias

formuladas por el amparista y que quedaron apuntadas en el segmento de

agravios de este fallo no pueden prosperar, toda vez que ha sostenido


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jurisprudencialmente que, para que los empleados públicos puedan considerarse

como de confianza o representantes del patrono, debe haber regulación legal

expresa que establezca tal categoría de plaza, ya sea en normas de carácter

ordinario, especial o profesional, ello en virtud que en la estructura administrativa

del Estado no es fácilmente identificable quiénes cumplen funciones de las que

definen las normas de aplicación general (como el Artículo 4 del Código de

Trabajo), ello por seguridad y certeza jurídica, a efecto de evitar que, por

arbitrariedad, o en represalia, se pretenda calificar indiscriminadamente las plazas

que ejercen funcionarios y empleados públicos como de representación patronal.

(La línea jurisprudencial relacionada está contenida, entre otros, en los fallos de

veintiuno de marzo y nueve de abril, ambas de dos mil dieciocho y dieciséis de

enero de dos mil diecinueve emitidos por esta Corte en los expedientes, 729-

2017, 82-2018 y 1014-2016, respectivamente).

El artículo 8 del Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo multicitado,

invocado por el postulante, establece que: “Los cargos de confianza son

ocupados por funcionarios y empleados designados para cumplir funciones de

dirección y representación, en razón de méritos, cualidades y funciones

especiales. Por lo que no pueden afiliarse al sindicato los siguientes empleados:

1. Directores o Jefes de Sección, Jefe de Compras, Secretario General,

Secretario Privado, Auditor, Jefes de Unidades y Departamentos. 2. Personal que

ocupe plaza de seguridad de la Institución. 3. Se exceptúan las jefaturas de

Servicios Generales y de Inventarios”.

De lo anterior, se arriba a la conclusión que la plaza que ocupó la

trabajadora como Delegado Regional de la Procuraduría, no estaba catalogada

expresamente como de confianza o representación patronal en ninguna


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disposición legal de carácter ordinario, especial o profesional al momento de su

despido, por lo que es evidente que Carmen Silvia Garza Maderos se encontraba

protegida por las prevenciones decretadas en el conflicto colectivo de mérito,

como lo determinó la Sala objetada, con lo que ningún agravio causó al

amparista.

Por lo anterior, debe hacerse prevalecer la jurisprudencia decantada por

esta Corte, en el sentido de que, para poder sostener que un trabajador no se

encuentra protegido por las prevenciones dictadas en un conflicto colectivo de

carácter económico social, es imprescindible que se demuestre fehacientemente

que ocupaba uno de los cargos que, de conformidad con la Ley, está

expresamente denominado como de confianza o representación patronal,

circunstancia que en el caso concreto no aconteció.

Al realizar el estudio de los extremos antes descritos, habiéndose

descartado que la empleada ocupara un puesto de representación patronal o de

confianza, y teniendo en cuenta que la autoridad nominadora dio por finalizado el

vínculo laboral, cuando se encontraba emplazada con motivo del planteamiento

de un conflicto colectivo, de conformidad con lo establecido en los artículos 379 y

380 del Código de Trabajo estaba obligada a solicitar la autorización judicial

previo a finalizar el vínculo de trabajo relacionado, de manera que al no

encontrarse facultada por el Juez competente para tal fin, dicha omisión tiene

como consecuencia la reinstalación de la trabajadora en el mismo puesto de

trabajo que venía desempeñando hasta el acaecimiento del despido.

En cuanto a lo argumentado por el postulante en la vista pública respecto

de la omisión de la Sala reprochada de analizar el contenido del Manual de

Descripción de Funciones y Perfil de Puestos de la Procuraduría General de la


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Nación, este Tribunal determina que, si bien este Manual regula un listado de

cargos que deben tenerse como de representación patronal o de confianza por las

funciones que desempeñan, el catálogo de plazas que describe esa norma no

puede ser estimado como un listado que deba considerarse atinente para

establecer los puestos de trabajo de quienes ocupan cargos de representación

patronal o de confianza, porque se trata de un conjunto de normas técnicas

elaboradas por el propio patrono; por ende, si se tomaran esos puestos para

eximir al empleador de la obligación de solicitar autorización judicial para despedir

a un trabajador, se le estaría facultando para que indiscriminadamente en un

Manual de Funciones catalogue las plazas que deben considerarse como de

representación patronal o de confianza, lo que no es posible. (Similar criterio

sostuvo esta Corte, en cuanto a que no es posible tomar como asidero jurídico

una norma emitida por el propio patrono, para catalogar una plaza como de

representación patronal o de confianza, en las sentencias de veintisiete de

noviembre de dos mil catorce, cinco de octubre de dos mil diecisiete, seis de

noviembre de dos mil diecisiete, emitidas en los expedientes 329-2014, 2200-

2017 y 2894-2017).

Finalmente, en cuanto a que el fallo cuestionado es contrario a la

jurisprudencia que ha dictado la Corte de Constitucionalidad, relativa a que no

puede considerarse como empleado de confianza las contrataciones contenidas

en el artículo 8 del Reglamento de la Ley del Servicio Civil, y citó como referencia

los fallos dictados dentro de los expedientes 3552-2009, 2964-2012 y 2204-2013;

esta Corte constata que el caso particular no guarda relación con aquellos que se

analizaron y resolvieron en los expedientes de mérito, porque estos se refieren a

reinstalaciones de trabajadores, cuyas incidencias y particularidades, distan de las


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circunstancias fácticas que presenta el asunto que se analiza en el presente

amparo. Dentro de ese contexto, los citados pronunciamientos no deben

obligatoriamente utilizarse como fundamento en casos que aparentan semejanza,

tal y como ocurre en el juicio que subyace a la acción constitucional que se

examina, porque esta Corte -y de igual forma las autoridades de Trabajo y

Previsión Social en la instancia ordinaria- parte de la necesidad de analizar cada

proceso con la individualización que amerita, por tratarse de controversias

particulares cuya naturaleza puede variar, tomando en consideración las

cuestiones fácticas y jurídicas que correspondan, sin que esto implique la

obligación de sostener un criterio determinado en asuntos con aristas propias.

Al tenor de lo previamente señalado, se evidencia la inexistencia de

violación de derechos del ente postulante y que deba ser reparado en esta vía,

razón por la que, el amparo deviene improcedente, y siendo que el tribunal a quo

resolvió en igual sentido, se debe confirmar la sentencia apelada, pero por las

razones aquí consideradas.

LEYES APLICABLES

Artículos citados y 265, 268 y 272 literal c) de la Constitución Política de la

República de Guatemala; 1º, 5º, 6º, 8º, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 60, 61, 62, 63, 64,

149, 163 literal c), 179 y 185 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de

Constitucionalidad; 7 Bis del Acuerdo 3-89 y 35, 36 y 46 del Acuerdo 1-2013,

ambos de la Corte de Constitucionalidad.

POR TANTO

La Corte de Constitucionalidad, con base en lo considerado y leyes citadas

al resolver declara: I. Sin lugar el recurso de apelación interpuesto por el Estado

de Guatemala, postulante, y como consecuencia, confirma la sentencia venida


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en grado. II. Notifíquese y con certificación de lo resuelto, devuélvanse los

antecedentes.

GLORIA PATRICIA PORRAS ESCOBAR


PRESIDENTA

NEFTALY ALDANA HERRERA JOSÉ FRANCISCO DE MATA VELA


MAGISTRADO MAGISTRADO

DINA JOSEFINA OCHOA ESCRIBÁ BONERGE AMILCAR MEJÍA ORELLANA


MAGISTRADA MAGISTRADO

MARÍA DE LOS ANGELES ARAUJO BOHR HENRY PHILIP COMTE VELÁSQUEZ


MAGISTRADA MAGISTRADO

RUBÉN GABRIEL RIVERA HERRERA


SECRETARIO GENERAL

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