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APELACIÓN DE SENTENCIA DE AMPARO

EXPEDIENTE 4255-2010

CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD:  Guatemala, veintinueve de marzo de dos mil once.

En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de veintiuno de octubre de


dos mil diez, dictada por la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio, en la
acción constitucional promovida por la entidad Proyectos Universales, Sociedad Anónima, por
medio de su Gerente General y Representante Legal, Juan José de Jesús Sosa Tejada, contra la
Sala Segunda de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social. La  postulante actuó con el
patrocinio del abogado Noé Loy Cordero. Es ponente  en este caso el Magistrado Vocal I, Alejandro
Maldonado Aguirre, quien expresa  el  parecer de este Tribunal.

ANTECEDENTES

I. EL AMPARO

A) Interposición  y  autoridad: presentado el cuatro de mayo de dos mil diez, en el Juzgado de


Paz del municipio de Cuilapa, del departamento de Santa Rosa y, posteriormente, remitido a la
Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio. B) Acto reclamado: resolución de
nueve de marzo de dos mil diez, por la que la autoridad impugnada, al conocer en alzada, confirmó
la de veintiocho de enero de ese mismo año, proferida por el Juez de Primera Instancia de Trabajo
y Previsión Social del departamento de Santa Rosa, que declaró sin lugar la nulidad por infracción
de ley interpuesta contra la resolución de diecisiete de diciembre de dos mi nueve y, como
consecuencia, denegó la pretensión de la accionante de que la parte actora dentro del proceso sub
litis prestara garantía suficiente para cubrir los daños y perjuicios que se causaran en caso de ser
absuelta de las pretensiones de la demanda; actuaciones contenidas dentro del juicio ordinario
laboral promovido por Alvan Alemán Girón contra la ahora postulante. C) Violaciones que
denuncia: al derecho de defensa y a los principios jurídicos de igualdad y del debido proceso. D)
Hechos que motivan el amparo: de lo expuesto por la postulante y del estudio de los
antecedentes, se resume: D.1) Producción del acto reclamado: a) en el Juzgado de Primera
Instancia de Trabajo y Previsión Social del departamento de Santa Rosa, Alvan Alemán Girón
promovió en su contra juicio ordinario laboral, reclamando el pago de salarios dejados de percibir y
demás prestaciones laborales a las que, supuestamente, tiene derecho; b) dentro del proceso de
mérito, a solicitud de la parte actora, se decretó como medida precautoria, el embargo sobre
bienes inmuebles de su propiedad, los cuales se encuentran inscritos en el Registro General de la
propiedad de la Zona Central como: b.1) finca treinta y seis (36), folio ciento cuarenta y seis (146)
del libro treinta y ocho (38); b.2) finca doscientos siete (207), folio ciento noventa y siete (197)
del libro doscientos veintidós (222); y b.3) finca cinco mil quinientos dieciocho (5518), folio ciento
veintinueve (129) del libro ciento veinticinco (125), todas del departamento de Santa Rosa; c)
mediante escrito de diecisiete de diciembre de dos mil nueve, solicitó al Juez de conocimiento que
se le ordenara al actor que prestara garantía suficiente para cubrir los daños y perjuicios que se
irrogarían en caso de que fuere absuelta de las pretensiones de la demanda, fundamentando esa
solicitud en lo preceptuado en el artículo 532 del Código Procesal Civil y Mercantil, en aplicación
supletoria, conforme a lo establecido en el artículo 326 del Código de Trabajo; d) mediante
resolución de diecisiete de diciembre de ese mismo año, el Juez de mérito denegó esa pretensión,
al estimar que la norma jurídica en la que fundamentó su solicitud no era aplicable al proceso que
subyace al amparo; e) planteó nulidad por infracción de ley, argumentando que la resolución
reprochada fue emitida en contravención de lo regulado en el artículo 326 del Código de Trabajo,
el cual establece que son aplicables las reglas del Código Procesal Civil y Mercantil cuando, como
en el presente caso, la solicitud de contragarantía encuentra asidero legal en lo preceptuado en el
artículo 532 de la ley procesal mencionada; f) dicha nulidad fue declarada sin lugar mediante
resolución de veintiocho de enero de dos mil diez, al considerar el Juez de conocimiento que, en
atención a los principios de realismo y objetividad que nutren el derecho laboral, no podía obligarse
al trabajador a prestar una contragarantía igual a su misma pretensión, pues, de accederse a lo
solicitado, se dejaría al trabajador en una situación de desventaja económica frente a la parte
patronal, desatendiendo los principios propios del derecho de trabajo. Asimismo, manifestó que no
precisó, con base en hechos concretos y tangibles, cuáles eran los supuestos daños y perjuicios
que se le ocasionarían como consecuencia de la anotación de embargo de los bienes inmuebles de
su propiedad, razón por la cual su pretensión no podía prosperar; g) inconforme con esa última
decisión interpuso apelación, medio de impugnación que fue conocido por la Sala Segunda de la
Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, Tribunal que, al resolver, confirmó el fallo de
primera instancia, enfatizando en que no se podía colocar en desventaja al trabajador fijándole una
contragarantía, pues la pretensión de éste es que se le haga efectivo el pago de salarios y demás
prestaciones laborales, por el tiempo que duró la relación laboral. Asimismo, conforme al último
párrafo del artículo 332 del Código de Trabajo, no era aplicable la contragarantía solicitada, por lo
que la resolución apelada se encontraba conforme a derecho y a las constancias procesales -acto
reclamado-. D.2) Agravios que se reprochan al acto reclamado: la accionante considera que
la autoridad impugnada vulneró sus derechos constitucionales enunciados, ya que no se tomó en
consideración que, de conformidad con el artículo 326 del Código de Trabajo, es aplicable,
supletoriamente, el Código Procesal Civil y Mercantil, norma procesal que en su artículo 532
establece que en el caso de embargo precautorio -como en el presente caso, que se decretó
embargo sobre tres bienes inmuebles de su propiedad-, el demandado tiene derecho a pedir que el
actor preste garantía suficiente para cubrir los daños y perjuicios que se le irroguen si fuere
absuelto, por lo tanto, es evidente la contravención a sus derechos de defensa, de igualdad
procesal y del debido proceso, pues se le negó la aplicación supletoria de la normativa atinente al
caso concreto. D.3) Pretensión: solicitó que se otorgue el amparo y, como consecuencia, se deje
sin efecto el acto reclamado. E) Uso de recursos: ninguno. F) Caso de procedencia: invocó el
contenido en el inciso h) del artículo 10 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad. G) Leyes que se estiman violadas: citó los artículos 4º., 12 y 204 de la
Constitución Política de la República de Guatemala; 326 del Código de Trabajo; y 532 del Código
Procesal Civil y Mercantil.

II. TRÁMITE DEL AMPARO

A) Amparo provisional: no se otorgó. B) Terceros interesados: a) Alvan Alemán Girón; y b)


Inspección General de Trabajo. D) Remisión de antecedentes: copias certificadas de las partes
conducentes de: a) juicio ordinario laboral cincuenta y seis - dos mil nueve  (56-2009) del Juzgado
de Primera Instancia de Trabajo y Previsión Social del departamento de Santa Rosa; y b)
expediente de apelación ciento noventa y dos - dos mil diez (192-2010) de la Sala Segunda de la
Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social. D) Pruebas: a) los antecedentes del amparo;
y b) presunciones legales y humanas. E) Sentencia de primer grado: la Corte Suprema de
Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio, consideró: “…en el presente caso, no se da una de las
condiciones de procedencia exigidas para el otorgamiento de la garantía constitucional instada,
que es la existencia del agravio denunciado por la postulante, de lo cual se desprende la
improcedencia de la tutela constitucional requerida, toda vez que se considera que cuando la
actividad jurisdiccional ha sido producida con apego a los postulados constitucionales, por haberse
desarrollado por el funcionario judicial en el pleno ejercicio de las facultades que la ley le otorga y
dentro del marco de la potestad jurisdiccional prevista en el artículo 203 de la Constitución de la
República de Guatemala, no implica violación de derechos fundamentales. Al examinar el acto
reclamado, se aprecia que la controversia entre las partes fue dirimida en observancia de las
prescripciones legales, y en este caso el amparo no puede convertirse en un medio revisor de las
resoluciones judiciales, por el hecho de que éstas no se adecuen a las pretensiones del postulante;
eso, no sólo por la naturaleza subsidiaria y extraordinaria del amparo, sino porque si la autoridad
impugnada ha actuado en el ejercicio de las facultades que la ley y la Constitución Política de la
República de Guatemala le confiere en los artículos 203 y 211 de la Constitución Política de la
República y 372 del Código de Trabajo. En el presente caso, la autoridad impugnada dictó el acto
reclamado en el uso de las potestades que le son propias de conformidad con la ley de la materia,
ya que, como anteriormente se dijo, la tarea de resolver sobre las proposiciones procedimentales y
de fondo corresponde a la jurisdicción ordinaria, que en este caso consideró que: (…),  razones
por las cuales confirmó el auto de primer grado, sin que su decisión implique violación
constitucional, ya que el hecho de que la resolución impugnada le sea desfavorable al postulante,
no significa que se configuren las violaciones invocadas. La garantía constitucional del amparo que
interpone la persona afectada en contra de la autoridad recurrida, no debe atacar o impugnar el
criterio legal del juzgador o bien, la forma en que valora o estima las proposiciones de fondo de las
partes, sino sólo aquel acto de autoridad que produce el agravio constitucional, enmarcando así el
amparo como un garantía contra la arbitrariedad. Como consecuencia del análisis anteriormente
efectuado, el amparo solicitado por la postulante, debe ser denegado, condenando en costas a la
entidad postulante e imponiendo la multa correspondiente al abogado patrocinante, por ser
responsable de la juridicidad”. Y resolvió: “…I) Deniega por notoriamente improcedente el
amparo planteado por la entidad Proyectos Universales, Sociedad Anónima, y en consecuencia: a)
condena en costas a la postulante; b) impone multa de mil quetzales al abogado patrocinante Noé
Loy Cordero, quién deberá hacerla efectiva en la Tesorería de la Corte de Constitucionalidad,
dentro de los cinco días siguientes a partir de estar firme este fallo, cuyo cobro en caso de
incumplimiento, se hará por la vía legal correspondiente...”.  

III.  APELACIÓN

La postulante apeló.

IV. ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA

A) La accionante reiteró lo manifestado en su escrito inicial de amparo, enfatizando en que se le


está vedando la aplicación supletoria de la norma atinente al caso concreto, es decir, lo
preceptuado en el artículo 532 del Código Procesal Civil y Mercantil, el cual, establece que le asiste
el derecho a solicitar que el demandante dentro del proceso sub litis, preste garantía suficiente en
caso de que sea absuelta de las pretensiones de la demanda. Solicitó que se revoque la sentencia
apelada y, como consecuencia, se otorgue el amparo solicitado. B) Alvan Alemán Girón, tercero
interesado, manifestó que lo resuelto en la jurisdicción ordinaria se encuentra ajustado a derecho
y a las constancias procesales, sin que el proceder de la autoridad impugnada  denote vulneración
a derecho constitucional alguno. Debe tomarse en consideración que el amparo no es un medio de
revisión de lo resuelto por los órganos jurisdiccionales competentes que actuaron conforme a las
facultades que la ley les confiere. Solicitó que se confirme el fallo impugnado. C) El Ministerio
Público manifestó que comparte el criterio sustentado por el Tribunal a quo, ya que, en el
presente caso, no concurren las violaciones constitucionales que ameriten el otorgamiento del
amparo, advirtiéndose, de la lectura del escrito de interposición de la presente acción
constitucional, que la pretensión de la postulante es que se revise lo decidido por la autoridad
cuestionada, que actuó conforme a lo regulado en los artículos 365 y 372 del Código de Trabajo,
por lo que no existe agravio que sea reparable por esta vía. Solicitó que se confirme el fallo venido
en grado. D) La Inspección General de Trabajo, tercera interesada, no alegó.  

CONSIDERANDO

-I-

La procedencia del amparo está determinada, entre otros, por el hecho de que los
postulantes sufran alteración en sus derechos, esto es, que se les provoque un daño, lesión,
afectación o perjuicio en su esfera jurídica, derivados éstos de un acto u omisión proveniente de
autoridad. A esto la jurisprudencia constitucional ha denominado concretamente como "agravio". El
mismo estará ausente cuando por la naturaleza del acto u omisión, sus efectos o las circunstancias
de su emisión, no se provoque a los sujetos un daño que implique menoscabo o violación de sus
garantías reconocidas en la Constitución Política de la República. En consecuencia, es
imprescindible que la decisión o actuación de la autoridad reprochada produzca un agravio de
trascendencia constitucional; al no existir éste, se le imposibilita al órgano encargado del control de
constitucionalidad que pueda otorgar la protección que el amparo conlleva.

-II-

En el presente caso, la entidad Proyectos Universales, Sociedad Anónima, acude en amparo


contra la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, señalando como
lesiva la resolución de nueve de marzo de dos mil diez, por el que dicha autoridad, al conocer en
alzada, confirmó la de veintiocho de enero de ese mismo año, proferida por el Juez de Primera
Instancia de Trabajo y Previsión Social del departamento de Santa Rosa, que declaró sin lugar la
nulidad por infracción de ley interpuesta contra la resolución de diecisiete de diciembre de dos mi
nueve y, como consecuencia, denegó la pretensión de la accionante de que la parte actora dentro
del proceso sub litis prestara garantía suficiente para cubrir los daños y perjuicios que se causaran
en caso de ser absuelta de las pretensiones de la demanda; actuaciones contenidas dentro del
juicio ordinario laboral promovido en su contra por Alvan Alemán Girón.

            La postulante arguye que la autoridad impugnada vulneró sus derechos constitucionales
enunciados, ya que no se tomó en consideración que, de conformidad con el artículo 326 del
Código de Trabajo, es aplicable, supletoriamente, el Código Procesal Civil y Mercantil, norma
procesal que en su artículo 532 establece que en el caso de embargo precautorio -como en el
presente caso, que se decretó embargo sobre tres bienes inmuebles de su propiedad-, el
demandado tiene derecho a pedir que el actor preste garantía suficiente para cubrir los daños y
perjuicios que se le irroguen si fuere absuelto, por lo tanto, es evidente la contravención a sus
derechos de defensa, de igualdad procesal y del debido proceso, pues se le negó la aplicación
supletoria de la normativa atinente al caso concreto.

-III-

            Previo al análisis de fondo respectivo, este Tribunal estima necesario señalar algunos
aspectos relevantes, relacionados con el principio tutelar de los trabajadores, reconocido en
nuestra legislación guatemalteca, entre otros, en el cuarto considerando, inciso a), del Código de
Trabajo, el cual establece: “El Derecho del Trabajo es un derecho tutelar de los trabajadores,
puesto que trata de compensar la desigualdad económica de éstos, otorgándoles una protección
jurídica preferente…”. La tutelaridad del Derecho del Trabajo se manifiesta por medio del principio
protectorio, instituto que la mayoría de los países mantienen en base al denominado garantismo
estatal, en virtud del cual se procura proteger al trabajador para equilibrar sus debilidades frente a
la superioridad del empleador.

El principio tutelar de los trabajadores “tiene como finalidad proteger la dignidad del
trabajador en su condición de persona humana” (Julio Armando Grisolía, “Derecho del Trabajo y de
la Seguridad Social”, Décimoprimera edición ampliada y actualizada, Lexis Nexis, 2005, Buenos
Aires, República Argentina). Consiste en distintas técnicas dirigidas a equilibrar las diferencias
preexistentes entre trabajador y empleador, evitando que quienes se desempeñan bajo la
dependencia jurídica de otros sean víctimas de abusos que ofendan su dignidad, en virtud del
poder diferente de negociación y el desequilibrio jurídico y económico existente entre ellos. Este
principio actúa como una directriz al legislador para que adopte las técnicas necesarias para
cumplir con los artículos 101, 102, 103 y 106 de la Constitución Política de la República de
Guatemala; y también es una orientación dirigida al juez para interpretar la norma laboral
respetando las fuentes y los principios propios del Derecho del Trabajo.

En ese orden de ideas, el artículo 326 del Código de Trabajo establece: “ En cuanto no
contraríen el texto y los principios procesales que contiene este Código, se aplicarán
supletoriamente las disposiciones del Código de Enjuiciamiento Civil y Mercantil y de la Ley
Constitutiva del Organismo Judicial. Si hubiere omisión de procedimientos, los Tribunales de
Trabajo y Previsión Social están autorizados para aplicar las normas referidas leyes por analogía, a
fin de que pueda dictarse con prontitud la resolución que decida imparcialmente las pretensiones
de las partes…”. Dicha normativa reconoce la posibilidad de aplicar, siempre que no contraríen
el texto y los principios procesales del Código de Trabajo, con carácter supletorio y por
analogía, las normas o disposiciones del Código Procesal Civil y Mercantil y de la Ley del Organismo
Judicial.

Se debe destacar que la norma procesal civil no puede aplicarse, si la situación está reglada
de manera expresa por la fuente laboral específica y ésta no ha realizado salvedad de concurrencia
con aquélla, matiz que se corresponde con las alternativas que presentan en general los derechos
especiales; es decir, el razonamiento se basa en la primacía del derecho especial sobre el derecho
común. Hecha la salvedad, se debe indicar que no es sólo uno, sino que son varias las vías por
medio de las cuales el Derecho Civil o el de otra rama que pueda aplicarse, se constituyen fuente
de las relaciones jurídicas que yacen bajo el amparo del Derecho del Trabajo. En efecto, la
aplicación del precepto civil o el de otra rama, como se dijo, puede ocurrir por envío de la ley
laboral, por supletoriedad o por analogía.

No merece objeción la aplicación de la regla civil o de otra rama del Derecho, en aquellos
casos en los que el plexo normativo laboral efectúa el envío directo y explícito a aquélla. Los
supuestos no son numerosos, pero existe en ellos una incontrovertida remisión a otro régimen
normativo. Así, por ejemplo, el artículo 310 del Código de Trabajo establece que para la
sustanciación de las competencias, así como en los casos de conflictos de jurisdicción, rigen las
reglas contenidas en la Ley del Organismo Judicial.

En el supuesto de ausencia de previsión expresa de la norma laboral, en el que el derecho


común o de otra rama, proyecta particularmente su función supletoria o subsidiaria sobre la
disciplina especial, se debe advertir que la aplicación de la norma civil no se produce en forma lisa
y llana y sin inconvenientes, sino que exige una tarea valorativa por parte del intérprete. Este juicio
apunta a la compatibilidad de la norma o principio del Derecho Civil con los principios de la
disciplina especial laboral, que obran a manera de filtro. Es lo que en la doctrina se denomina
“función de filtro o tamiz” de los principios, en virtud del cual la regla civil cobra eficacia si se
ajusta al derecho laboral considerado como un todo.
En ese sentido, la aplicación analógica no implica necesariamente llenar el vacío normativo
de un derecho especial, en el caso de examen, el laboral, por medio de la aplicación directa y sin
retoques del derecho supletorio. Por el contrario, la analogía admite que la solución del derecho
supletorio se aboque redimensionado o adaptado a la especial realidad que fundamenta su
independencia científica. Comprobada la similitud del caso a juzgar en el derecho especial con el
regulado por el derecho supletorio y constatada la laguna legal del primero, el intérprete puede
elaborar una solución ajustada a las necesidades y principios del derecho especial.  

Lo descrito anteriormente, permite concluir que, tal y como la ley lo regula, son aplicables
las reglas del Código Procesal Civil y Mercantil  y las de la Ley del Organismo Judicial a un proceso
en materia laboral, siempre y cuando dicha normativa no contraríe los principios que nutren dicha
materia. Este criterio se encuentra contenido en la sentencia de veinticuatro de enero de dos mil
ocho, emitida dentro del expediente tres mil cuatrocientos cuarenta y tres - dos mil siete (3443-
2007).

-IV-

Con el propósito de determinar si el accionar de la autoridad reprochada, provocó o no


vulneración a derecho constitucional alguno de la postulante, esta Corte estima pertinente señalar
que el derecho del trabajo constituye un mínimo de garantías sociales protectoras del trabajador,
irrenunciables únicamente para éste y llamadas a desarrollarse posteriormente en forma dinámica,
en estricta conformidad con !as posibilidades de cada empresa patronal mediante la contratación
individual o colectiva y, de manera especial, por medio de los pactos colectivos de condiciones de
trabajo. Los derechos que confieren el Código de Trabajo o una ley de trabajo, no son el límite
máximo en la relación de capital y trabajo, de manera que al permitirlo las circunstancias, pueden
aumentarse en beneficio del trabajador. Lo que si no puede hacerse es disminuir esos derechos,
por esa razón se les denominan garantías mínimas. Asimismo, el derecho de trabajo es un
derecho realista y objetivo. Lo primero porque estudia al individuo en su realidad social y
considera que para resolver un caso determinado a base de una bien entendida equidad es
indispensable enfocar, ante todo, la posición económica de las partes; y lo segundo, porque su
tendencia es la de resolver diversos problemas que con motivo de su aplicación surjan con criterio
social y a base de hechos concretos y tangibles.

          En otro orden de ideas, la medida cautelar consiste, fundamentalmente, en la resolución


que dicta un juez con el objeto de garantizar la eficacia de la sentencia que emita, como por
ejemplo, el embargo de bienes. El fin último de la medida cautelar lo constituye, precisamente,
el de garantizar las resultas del juicio y, con ello, la eficacia de la sentencia. Para su otorgamiento,
debe determinarse el presupuesto denominado por la doctrina como “periculum in mora”, el cual
se configura como el daño marginal que puede derivar del retraso -consecuencia inevitable de la
lentitud de los procesos tramitados ante la jurisdicción ordinaria- en la resolución definitiva,
poniéndose de relieve que si esta última fuera instantánea, sobrarían las medidas cautelares; es
decir, se pretende limitar el poder de disposición sobre un bien inmueble, a efecto de que se
garanticen las resultas del proceso.

Las medidas precautorias son, por regla general, de interpretación restringida, por cuanto
tienden a limitar o prohibir de una u otra forma, según su especie, las garantías procesales
(individuales, sociales económicas y políticas) que prevé la Constitución Política de la República de
Guatemala, teniendo sólo como fundamento un juicio conjetural basado en presunciones humanas.
Lo anterior, permite señalar que las medidas cautelares intentan evitar los peligros inherentes a la
dilación del proceso jurisdiccional, procurando garantizar desde el momento  de   la  presentación 
de  la  demanda   -e  incluso  en  ocasiones,  con
anterioridad  a  ésta-  la  efectividad  futura  del  derecho  afirmado  en  la  misma

demanda.

Las medidas cautelares propiamente, las encontramos reguladas en el segundo párrafo del
artículo 332 del Código de Trabajo, el cual preceptúa: “ …En la demanda pueden solicitarse las
medidas precautorias, bastando para el efecto acreditar la necesidad de la medida…”. Tal
disposición es clara al señalar que únicamente es necesario que se acredite la necesidad del
otorgamiento de la medida, es decir, no se necesita de conocimientos especiales para
determinarla. El artículo 527 del Código Procesal Civil y Mercantil -norma aplicable supletoriamente,
en observancia a lo regulado en el artículo 326 del Código de Trabajo-, regula: “Podrá decretarse
precautoriamente el embargo de bienes que alcancen a cubrir el valor de lo demandado, intereses
y costas, para cuyo efecto son aplicables los artículos referentes a esta materia establecidos para
el proceso de ejecución”.  Por su parte, el tercer párrafo del artículo 532 de la Ley Ibídem,
preceptúa: “…en los casos de anotación de demanda, intervención judicial, embargo o secuestro,
que no se originen de un proceso de ejecución, el demandado tiene derecho a pedir que el
acto preste garantía suficiente, a juicio del juez, para cubrir los daños y perjuicios que
se le irroguen si fuere absuelto…”. -el resaltado no aparece en el texto original-. La última
normativa citada regula la facultad que se le confiere al juez para determinar la procedencia y
pertinencia de la medida precautoria solicitada por el interesado, de tal forma que, el criterio del
juzgador, debe ceñirse, en primer término, a los principios que nutren el derecho de trabajo; en
segundo lugar, de acuerdo con la equidad y la costumbre y, por último, con base a los principios y
leyes de derecho común, tal y como lo establece el artículo 15 del Código de Trabajo. Asimismo,
regula que el demandado tiene derecho a solicitar que se preste garantía suficiente para cubrir los
daños y perjuicios que se le irroguen en caso de ser absuelto, siempre y cuando ello no contraríe
los principios propios del derecho de trabajo.

En ese orden de ideas, el régimen del proceso civil, en lo referente a medias precautorias o
cautelares, es diferente al del proceso laboral; este último, caracterizado por la sencillez y el
antiformalismo, pues únicamente requiere acreditar la necesidad de la medida, la que, como ya se
expuso, debe interpretarse como una acepción acorde con los principios rectores del derecho
laboral, es decir, sencilla y antiformalista, bastando que se exponga, en forma razonada, el por qué
de la necesidad de la medida precautoria.

En  el  presente caso,  esta Corte, el análisis de los antecedentes, advierte

que dentro del proceso sub litis, a petición de la parte actora, se decretó el embargo precautorio
sobre tres fincas propiedad de la ahora amparista. En virtud de lo anterior, la accionante, con base
en lo preceptuado en el artículo 532 del Código Procesal Civil y Mercantil, solicitó al juez que se le
ordenara al demandante que prestara garantía suficiente para cubrir los daños y perjuicios que se
ocasionaran en caso de ser absuelta de las pretensiones de la demanda; sin embargo, el Juez de
conocimiento denegó esa solicitud en resolución de diecisiete de diciembre de dos mil nueve. La
amparista, mediante escrito de quince de enero de dos mil diez, interpuso nulidad por violación de
ley contra esa decisión, la cual fue desestimada en auto de veintiocho de enero de ese mismo año,
razón por la cual apeló, medio de impugnación que fue conocido en alzada por la autoridad
impugnada, Tribunal que, mediante la emisión del acto señalado como lesivo, consideró: “…a) Que
si bien es cierto, tal como lo establece el artículo 326 del Código de Trabajo, siempre que no
contraríen el texto y los principios procesales, será aplicable supletoriamente las disposiciones del
Código Procesal Civil y Mercantil; b) Que al hacer el estudio correspondiente de la contra garantía
solicitada se comparte el criterio de la Juez a quo, en el sentido que en derecho laboral imperan los
principios de sencillez, tutelaridad, la equidad, la objetividad y el poco formalismo, resaltando que
en ningún momento se puede poner en desventaja al trabajador, cuya pretensión es que se le
haga efectivo el pago de salarios y demás prestaciones laborales, por el tiempo que laboró, razón
por la cual ha motivado un proceso. Este Tribunal conforme los antecedentes analizados y
basándose en las leyes citadas, concluye que conforme al último párrafo del artículo 332 del
Código de Trabajo, no es aplicable la contragarantía solicitada, por lo que la resolución venida en
grado se encuentra conforme a derecho y que la misma no vulnera normas ordinarias, como
tampoco principios fundamentales de la demandada y la medida solicitada no es procedente
conforme a lo ya considerado…”.

          Al hacer el análisis respectivo, esta Corte considera que la autoridad impugnada, al emitir el
acto reclamado, actuó de conformidad con las facultades que la ley le confiere y sin vulnerar
derecho constitucional alguno, ya que hizo evidentes las diferencias preexistentes entre trabajador
y empleador, en virtud del poder diferente de negociación y el desequilibrio jurídico y económico
existente entre ellos, y estableció el balance de conformidad con las obligaciones que le imponen
las normas jurídicas y los principios de la materia laboral. Asimismo, efectuó la tarea interpretativa
con el objeto de que los principios del derecho común fueran compatibles con el Derecho del
Trabajo considerado como un todo, y elaboró una solución ajustada a las necesidades y principios
del Derecho del Trabajo, al denegar la solicitud de garantía, la cual, a criterio de este Tribunal
deviene prácticamente inaplicable en el ámbito del Derecho Procesal Laboral, con motivo del
beneficio de pobreza del que gozan los trabajadores y por la naturaleza alimentaria de sus
ingresos; de ahí que acceder a lo solicitado por la postulante y dar cabida a dicha figura del
derecho procesal común en casos como el que se analiza, supondría la imposición de una carga
pecuniaria desmedida al actor que, a su vez, podría redundar, incluso en detrimento de su
capacidad económica para sufragar la prosecución misma de la acción incoada.

Lo anterior permite concluir que la autoridad reprochada aplicó el principio garantista del
trabajador para lograr la equiparación de las diferencias existentes entre las partes y encontró una
solución razonable en la aplicación de la legislación procesal civil, sin contrariar los principios y el
texto del Código de Trabajo. En consecuencia, atendió la directriz expresa que se le hace al
operador de justicia, en el texto constitucional de interpretar la norma laboral respetando las
fuentes y los principios propios del Derecho del Trabajo, sin que se denote conculcación a los
derechos denunciados por la amparista mediante la presente acción constitucional. 

Por las razones consideradas, esta Corte estima que el proceder de la autoridad impugnada
no implica violación a derecho constitucional que produzca agravio a la postulante y que justifique
su solicitud en el presente asunto, pues no es viable que se le exija al demandante que preste
garantía suficiente para cubrir los supuestos daños y perjuicios que se ocasionarían en caso de que
la demandada -ahora postulante- fuera absuelta de la demanda, pues ello contravendrían los
principios propios del derecho laboral. Por tal motivo, la inexistencia de agravio reparable por esta
vía, determina la improcedencia del amparo y así deberá declararse; en tal razón, y habiendo
resuelto en este sentido el Tribunal a quo, debe confirmarse la parte resolutiva del fallo apelado.

LEYES APLICABLES

Artículos citados y 265, 268 y 272, inciso c), de la Constitución Política de la República de
Guatemala; 7º, 8º, 10, 42, 44, 46, 47, 57, 60, 61, 66, 67, 149, 163 inciso c), 185 de la Ley de
Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad y 17 del Acuerdo 4-89 de la Corte de
Constitucionalidad.

POR TANTO
La   Corte  de  Constitucionalidad,  con  base en  lo  considerado y leyes citadas, resuelve:
I) Confirmar la sentencia apelada. II) Notifíquese y, con certificación de lo resuelto, devuélvanse
los antecedentes.

ROBERTO MOLINA BARRETO

PRESIDENTE

ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE                                      MARIO PÉREZ GUERRA

              MAGISTRADO                                                                              MAGISTRADO

GLADYS CHACÓN CORADO                                              JUAN FRANCISCO FLORES JUÁREZ

       MAGISTRADA                                                                             MAGISTRADO

JORGE MARIO ÁLVAREZ QUIRÓS                                  VINICIO RAFAEL GARCÍA PIMENTEL

             MAGISTRADO                                                                                MAGISTRADO

MARTÍN RAMÓN GUZMÁN HERNÁNDEZ

SECRETARIO GENERAL

Análisis a realizar

1. Identificar el motivo de la demanda ordinaria laboral.

. C) Violaciones que denuncia: al derecho de defensa y a los principios jurídicos de


igualdad y del debido proceso.

Lo resuelto en Primera Instancia.

Proferida por el Juez de Primera Instancia de Trabajo y Previsión Social del departamento
de Santa Rosa, que declaró sin lugar la nulidad por infracción de ley interpuesta contra la
resolución de diecisiete de diciembre de dos mi nueve y, como consecuencia, denegó la
pretensión de la accionante de que la parte actora dentro del proceso sub litis prestara
garantía suficiente para cubrir los daños y perjuicios que se causaran en caso de ser
absuelta de las pretensiones de la demanda; actuaciones contenidas dentro del juicio
ordinario laboral promovido en su contra por Alvan Alemán Girón.
2. Lo resuelto en Segunda Instancia.

3. Acto reclamado en el Amparo.

D) Hechos que motivan el amparo: de lo expuesto por la postulante y del estudio


de los antecedentes, se resume: D.1) Producción del acto reclamado: a) en el
Juzgado de Primera Instancia de Trabajo y Previsión Social del departamento de Santa
Rosa, Alvan Alemán Girón promovió en su contra juicio ordinario laboral, reclamando el
pago de salarios dejados de percibir y demás prestaciones laborales a las que,
supuestamente, tiene derecho.

4. Lo resuelto en apelación de sentencia.

5. Comentario de proceso, y en cuanto a las sentencias, en el sentido de


determinar si se tomaron en cuenta los principios del derecho de trabajo

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