Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Se dice que todos hemos mentido alguna vez…pero aunque nos excusemos diciendo
que son mentiras piadosas, la pregunta es: ¿Por qué lo hacemos?
Mentir no es simplemente el hecho de decir cosas que no son verdad, también se miente
ocultando información, se puede mentir sin utilizar las palabras (sonrisas falsas,
maquillajes que ocultan o disfrazan parte de nuestro cuerpo…)
La gente miente para quedar bien, para excusarse, para obtener lo que quiere, para no
perder ciertos derechos, para dar una mejor imagen de sí misma, para no ofender
o hacer sufrir a otras personas con la verdad, porque no saben o no pueden decir que no,
para postergar decisiones, por temor al rechazo o al castigo.
Hay cerebros que por su estructura son más capaces de mentir que otros: mentir es un
aprendizaje que se inicia en la infancia.
El psicólogo Robert Feldman de la
Universidad de Massachusetts (EEUU) expone que cuando las personas sienten que
su autoestima se ve amenazada, empiezan a mentir.
Hombres y mujeres mienten por igual, pero en general los hombres mienten para
sentirse mejor con ellos mismos, mientras que las mujeres tienen tendencia a mentir
para que otros se puedan sentir mejor.
Las personas extrovertidas tienen también tendencia a mentir más que los introvertidos.
Vivir enredado en mentiras puede generar ansiedad y otros problemas afines, ya que
obliga a mantener una personalidad falsa, estando presente el riesgo a ser descubierto y
a que se desmorone toda la falsa estructura construida a base de falsedades.
Respecto a las personas a las que se engaña, la mentira es muy perjudicial porque rompe
la confianza en uno, hace que no lo tomen en serio, lo vean como una persona poco
fiable y falsa. Normalmente la gente deja de hacer caso a lo que dice este tipo de sujeto
porque ya se le ve como mentiroso compulsivo, y su palabra no les merece ningún
respeto. La relación con estas personas es como caminar por un suelo poco firme que en
cualquier momento puede ceder y derrumbarse. La desconfianza va derivando
progresivamente en malentendidos y enredos en la relación, lo que provoca discusiones,
desarmonía y todo tipo de conflictos debidos al hecho de que el que miente cambia el
significado de las palabras y el orden de las cosas, de manera que en su empeño de
distorsionar la realidad genera una atmósfera ambigua muy confusa que puede llegar a
lo paranoide. Esto es fuente de neurosis y de gran confusión en el que es víctima del
engaño, que en parte capta intuitivamente la mentira pero en otra parte de sí duda por no
tener la certeza absoluta y no poder demostrarlo. En estos casos el mentiroso mantiene
La mentira de la mujer es especialmente ambigua y dañina para los que la rodean, sobre
todo en las relaciones de pareja o las relaciones maternales. Los efectos neurotizantes y
paranoides de la mentiras de una mujer son desastrosos por la extremada sutileza que
presentan. La mujer tiene la tendencia psicológica a actuar siempre con doblez y de
forma encubierta, a través de comportamientos ambiguos que resultan un buen escudo
de sus dobles intenciones, sus motivaciones ocultas, sus deseos de provocación y sus
manipulaciones. Este doble juego responde a un comportamiento infantil, narcisista y
neurótico de la mujer que perturba seriamente y llega a neurotizar a la otra persona. En
el caso de hacer esto con sus hijos inconscientemente los educa en la hipocresía, la
doblez, el subterfugio y la ambigüedad. El hombre, al ser más simple, no provoca tanto
daño al mentir o comportarse como un hipócrita, ya que este comportamiento es
fácilmente identificable para el que lo recibe, que simplemente se resigna a seguir el
juego por verse obligado a ello. El hecho es que, tanto en el hombre como en la mujer,
la mentira y la hipocresía se relacionan con los deseos de poder, la importancia personal
En todo caso, el doble juego hace que las personas no sean transparentes y se vean
malditas por su propia consciencia, ya que esta no les dejará jamás ser felices, amar y
tener auténtico éxito en la vida. La mentira deriva siempre en el efecto bola de nieve, es
decir, una pequeña mentira implica tener que mantenerla y protegerla con más mentiras,
de manera que la mentira va creciendo cada vez más y comprometiendo la dignidad y la
salud mental del que miente y de todos los que le rodean. Pero antes o después todas las
mentiras acaban quedando en evidencia, y al ser descubiertas hacen que la persona que
ha mentido se quede sola y pierda el aprecio de las personas que le habían dado su
confianza. La mentira es un acto infantil de una personalidad
inmadura que no quiere asumir la responsabilidad de las cosas y que trata de hacer
siempre lo que quiere, como quiere y cuando quiere, sin verse coaccionado por el
respeto a normas y a las demás personas. En último término, la mentira es un acto
animal que niega la humanidad y la suprema verdad de la vida, que acaba esclavizando
y desintegrando el espíritu del que la ha alimentado.