Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PROFESOR:
ORLANDO ALBARRACIN
Sobre este cargo, la Corte estipula analizar profundamente si la existencia de tal desarmonía
jurídica, y si ello genera efectos desfavorables para los sujetos procesados, o, reforma la
pena para los atores determinadores. En caso de que de tal desarmonía no dimanen cambios
sustanciales al resultado fáctico, por haberse ceñido fielmente a los hechos objeto del
proceso, no se considera que se incurrió en ningún vicio. Para el caso de la omisión y la
acción, el resultado punitivo no varía, pues resultan idénticas a las inicialmente pactadas,
aunque se desarrollen otros aspectos para su consideración.
La congruencia, según la sala, debe predicarse de la imputación fáctica y la adecuación
típica, no de la conducta formulada en la resolución de acusación y/o argumentación
dogmática respecto de la teoría del caso asumida. Por lo tanto, habrá incongruencia cuando:
se condena por hechos o delitos distintos a los contemplados en la acusación
por un delito no mencionado fáctica ni jurídicamente en el pliego de cargos;
por delito imputado pero incluyendo alguna circunstancia genérica o específica que
implique una pena mayor, o suprimiendo una genérica o específica de menor
punibilidad que si fue tenida en cuenta en la acusación.
Es menester determinar la competencia del sujeto, es decir analizar si le correspondian los
deberes de seguridad en el tráfico o de protección frente a estos bienes jurídicos para lograr
evidenciar si el resultado era evitable.
Respecto del tercer cargo respecto a la violación indirecta de la ley sustancial frente a la
carencia de mando operacional sobre la tropa llamada a repeler la incursión paramilitar y de
cuya se pretende modificar la condena proferida en contra del Brigadier General Uscategui
Ramirez, se debe hacer especial énfasis en que el deber de evitar un resultado le
corresponderá a quien tiene que garantizar su evitación, en este caso un militar debe
proteger y defender el bien jurídico contra todas las formas que puedan lesionarlo para
garantizar la indemnidad del mismo, aquí para cumplir con su deber de protección a la
población de Mapiripán, Uscátegui, aunque no tuviera el poder operacional, debía: (i)
informar de esa delicada situación a su comandante superior o (ii) trasladar esa información
al Comandante de la Brigada Móvil Nº 2 a fin de que tomara las acciones pertinentes, toda
vez que Hernán Orozco nunca se dirigió a esa brigada móvil para informar lo que estaba
sucediendo. Ningún miembro de la F.P. puede mantenerse estático alegando que no era su
jurisdicción, mucho menos un brigadier general.
Esta injustificada omisión de no informar a quien sí tenia mando operacional, para que
desplegara acciones le correspondía un accionar administrativo de información y
comunicación entre los altos mandos, desde su posición de garante. Tanto el mando
operacional como administrativo convergen, cuando es necesario, pues aunque sean
divergentes una de la otra, se coadyuvan entre sí.
La Corte hace enfasis que la responsabilidad de Uscategui deriva en que tuvo oportuno y
especial conocimiento de los graves acontecimientos que estaban ocurriendo, pero que sin
embargo guardo silencio al punto de omitir cualquier informacion a sus subalternos,
compañeros o superiores, omitiendo un comportamiento que pudiera repeler la masacre a
los ciudadanos para que acudieran tropas en la zona y evitar mas daño en aras de proteger a
la comunidad. Es por ello que tanto en la acusación como en la condena se determina la
falta de actuación, en incumplimiento de su deber.
Se descarta la alianza de Uscategui con el grupo de autodefensa que ejecuto la masacre,
precluyendo la investigacion por el delito de concierto para delinquir,y dejando claro que
su grado de participación lo es a titulo de autor de un delito de omisión impropia.
El fallador de segundo grado destacó la actuación de los miembros de las Fuerzas Militares
para la realizacion del hecho criminal ejecutado por las autodefensas como coautores
impropios por acción, concluyendo que hicieron parte de una arbitraria y dolosa actuación,
desanparando la población de Mapiripan. Su interveción además atiende a un
comportamiento de comisión por omisión, al fijarse su posición de garantes.
Es por ello que se determina que no hubo error de prohibición en la conducta del
procesado: al pensar que como no era su jurisdicción, su omisión no era contraria a
derecho, en virtud de su limitado mando. En el marco de la posición de garante, no vale la
máxima “ante la duda, abstente”: Por el contrario, surge, que ante la duda, se verifique,
proteja, prevenga, constate, a fin de no omitir los deberes constitucionales, propio de un
Estado Social de Derecho.
El Art 28 del Estatuto de Roma, en lo que respecta a la responsabilidad de un jefe militar
establece que será penalmente responsable en razón de no haber ejercido un control
apropiado cuando:
“ No hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razonables a su alcance para
prevenir o reprimir su comisión o para poner el asunto en conocimiento de las
autoridades”.