Está en la página 1de 2

PERDIDOS EN EL TEMPLO DEL AMOR.

Esta historia empieza cuando Shainal, una joven artista, con un espíritu viajero,
personalidad extrovertida y muy amigable, viaja a la India a encontrar la inspiración que
poco a poco ha estado perdiendo por culpa, dice ella “De este mundo tan recto y
superficial en el que vivimos”. Llevaba ya varios días en la India, recorriendo sus templos,
explorando y conociendo su cultura, alimentándose de todos los colores y patrones
encontrados en las calles de este hermoso país. Ya con un poco de inspiración, decidió ir al
lugar del que todos hablan, al lugar donde todos encuentran la inspiración del amor, al
templo Taj Mahal, un lugar con una historia de amor que añoran muchos, para lograr así
recuperar el sentido que le ha estado fallando y crear su obra maestra. Shainal es una
pintora extraordinaria, a la cual le encanta el color y las texturas que se pueden mezclar
para crear lo que ella llama “sus obras maestras”, entusiasmada llega a este templo con su
cuaderno, lápices de colores, y muchas ganas de empezar una de sus obras. Ya estando allí
decide dar un recorrido e ir anotando todo lo que le genera emoción y ansiedad por estar
dibujando; cuando termina su recorrido decide ir a su hotel, al balcón donde puede ver el
exterior. Ya allí empieza a pintar, a mezclar colores y desentenderse del mundo que la
rodea, esto sin percatarse de que en el balcón del frente está siendo observada con
admiración.
El admirador de la joven es Mustal, un muchacho tímido que por casualidad decidió
asomarse por el balcón de su cuarto a despejarse de todos sus pensamientos, pero al
hacer esto lo primero con lo que se topo fue con una mujer que antes sus ojos fue la más
preciosa de todas, hallo en ella un aura de tranquilidad, inspiración y arte que no supo
explicar. Se quedó toda la tarde viendo a esta joven pintar, tratando de entender el
sentimiento que le producía la joven misteriosa, pasaron las horas y llego el anochecer, y
con ello el retiro de la joven del balcón. Tras aquel primer vistazo en el balcón, Mustal se
sintió atrapado, capturado y con ganas de poder conocer a esa joven. En la mañana,
Mustal vio que Shainal salió de su hotel, sin dudar y sin pensarlo dos veces, se puso una
chamarra y decidió ir a buscar algún acercamiento con ella, no sabía cómo iba a hacerlo,
pero no perdería la oportunidad, él no se iba a quedar con las ganas de poder conocer a
esa bella joven que lo descontrolaba. Shainal esa mañana salió temprano, despreocupada,
y con ganas de poder observar e inspirarse una vez más en el Taj Mahal para hacer su obra
maestra, sin saber que conocería en el camino a un joven atento y sabio que desviaría sus
planes.
Ya estando en el Taj Mahal, Shainal se quedó observando la copula del mausoleo, pues en
esta había una mándala en todo el techo con incrustaciones de oro, plata, diamantes y
amatistas, todo un arcoíris de piedras preciosas, un arcoíris con vida, dando un efecto
brillante y sin igual. Shainal se distrajo tanto mirando este espectáculo que no se percató
que al seguir caminando se tropezaría con un relieve del piso, Shainal no alcanzo a
reaccionar, lo único que hizo fue cerrar sus ojos con fuerza y esperar el golpe, pero por
fortuna de ella ese golpe nunca llego, al sentir los brazos que recibieron su caída abrió sus
ojos y mientras lograba enfocar la vista, vio un muchacho con unas facciones fascinantes,
unos ojos color marrón hermoso, Shainal quedo embelesada con lo que sus ojos veían y
solo reacciono hasta que el joven le hablo preguntándole si estaba bien a lo qeu ella con
una hermosa sonrisa le respondio que sí.
El joven que recibió la caída de Shainal era Mustal, que desde que la vio salir del hotel la
siguió; en el camino iba pensando como poder acercarse a la bella joven sin parecer un
acosador. El concentrado en sus pensamientos y planeando una estrategia no se fijó que
ya habían llegado al templo, esto para él fue un presentimiento, pues habían llegado a un
lugar con una historia de amor que aún se escucha y se suspira. Mustal se quedó a lo lejos
viendo a Shainal, buscando la oportunidad perfecta para hablarle, hasta que Shainal se
quedó estática viendo algo en el techo, Mustal con curiosidad siguió la mirada de la
muchacha y quedó cautivado, sin pensar siguió caminando más cerca de Shainal para
poder observar mejor el hermoso espectáculo que deban el reflejo de las piedras con los
rayos del sol, hasta que por su reflejo vio que Shainal se tropezaba, Mustal sin pensar se
lanzo a tratar de amortiguar la caída de la muchacha con sus brazos, por fortuna de los
dos esta acción dio resultado, y por destino el encuentro que tanto Mustal deseaba se
logró dar.

También podría gustarte