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ENTRAÑABLE AMANECER.

El día se esconde como la presa de la noche, se escabulle como un niño travieso y el tiempo se
hace eterno.

Solo un segundo y la penumbra comienza a surgir de los rincones más solitarios, buscamos las
horas en un reloj vacío, soñando los minutos y suspirando los segundos que faltan para espabilar
nuevamente, contando los días que faltan para que tu reinado sea eterno y así nunca más ser
huéspedes del país de los sueños.

Estas por llegar, nos has dado una señal de tu bella aparición, ya puedo olfatear tu perfume que se
impregna en mi alma, y tu cálida sonrisa al despertar, incluso dan ganas de ponerme los pétalos
más claros de mi ser, tomar una deliciosa gota de agua y un sueño despierta.

La mirada de tu luz me logra dominar y expande en mí, tus preciosas maravillas, entre ellas el
hecho de poder aferrarme a ti, a tu amor….

Pero cuando te vas vuelve el frio como ahora, llega la oscuridad que perturba mi mente y algunas
orugas que intentan comerme.

Cuando te vas tú, luz de mi vida, vuelvo a cerrar mis pétalos y los brillos de la luna opacan mi
belleza y mi amor por ti debe dormir para la eternidad hasta que deslumbres nuevamente mi
despertar.

Falta poco para tu llegada, para que alumbres mi vida, ojalá con eso me traigas algunas amigas,
aunque espero que no pienses mal pues yo no pretendo compartir tu aroma, mucho menos
nuestra bella historia.

Pero creo que ahora algo cambio y tu luz ya no es tan cálida, tu aroma a perdido dulzor y tu
presencia ya no es imprescindible.

Ahora pienso, que el único regalo que quiero en mi esplendor es marchitarme a tu lado.

Si antes ansiaba tu llegada inesperada, amor mío, ahora no estoy tan segura.

Tu renacer puede esperar, pero mi marchitar pronto llegara.

Amanezco esperando poder besar tus labios calurosos, abrazar tu mano segura, admirando toda la
luz que refleja tu inocencia, pero aún falta para tu llegar.

Así que quizás sea mejor que me vaya, tu sombra será el recuerdo de nuestro amor y mis pétalos
secos mi gran desilusión.

Sabía bien que nunca me amarías, tú nunca privarías a los demás de tu elegancia, pero, aunque
me marchite y no te vuelva a sentir, sé que no olvidare este entrañable amanecer.
UN SILENCIO ETERNO.

Las luces de aquel lugar lastimaban sus ojos carbonizados, su rostro brillaba por el sudor
proveniente de su arrugada frente, sus ojeras se hacían cada vez más evidentes por el pálido tono
que tomaba su piel, su cansancio ya no se ocultaba y lo único que contaría su pasado eran esas
venas marcadas y lastimadas.

Ella soló escuchaba miles de voces que la rodeaban, algunas hablaban muy fuerte, otras solo
susurraban, escuchaba tantas cosas que ninguna parecía tener sentido, ella quería gritar, pero no
podía ni suspirar, ahí entre tanta gente, tantas voces, se sentía tan sola, ¿Acaso lo estaba?

No pudo ni siquiera notar su inmovilidad cuando una sola voz cancelo todas las demás y esa fina
aguja en su ya casi transparente piel no la dejo despertar más.

No escucho voz alguna, solo gente agobiada, aunque no sabía si eran aquellas personas tan
ruidosas de su cabeza, la noción de perder el conocimiento o algo más, pero para bien o mal ella
no volvería a escuchar voces jamás, ni siquiera lograría despertar.

Aquel árbol, tan solo, tan triste, tan hermoso, simplemente majestuoso.

Solo el, el en un jardín que se volvió su mundo, él y el sol que parece no existir, él y la luna que lo
hacía soñar con un hermoso despertar rodeado de alguien más.

No solía hablar pues la gente parecía nunca escuchar, el tiempo soló pasaba, pero a él no le
importaba pues a nadie esperaba.

Su belleza se perdió con el tiempo, pobre árbol, viejo y solo, viejo y triste, viejo y nadie lo
recordaría, pronto se marchitaría, moriría, pero ella llegaría, lo ilumino, ella tan bella, llena de
color, con amor para dar y recibir, para nunca desistir.

Entro al jardín, el árbol recordó lo que solía ser, ella en él se posó, pero realmente no lo vio.

Sin embargo, él no se rindió, se movió hasta recordar que sus hojas podía perder, el suspiro, ella se
asustó y aparto, hasta que así lo vio y pregunto, - ¿Qué haces ahí viejo tronco?, pronto morirás y
solo estarás, el solo la miro, ella comprendió y de nuevo se posó.

Cada hora que pasaba el árbol más se marchitaba y la mariposa estaba cada vez más cansada, lo
único que florecía y si acaso permanecía era su compañía que cada vez más crecía.

Pero ella llego, opacando la belleza de la mariposa, ella tan brillante, ella tan joven, ella tan fresca,
ella una flor, tan majestuosa, tan gloriosa.

Aquel árbol solo pudo amarla y a la pobre mariposa olvidarla, hasta que simplemente se marchó,
ha él poco le importo, pues aquella flor lo ilumino.

Dos días, una noche eso duro su amor, el árbol moriría y a ella ni siquiera le importaría, mucho
menos lo vería.

Su amor por ella murió con él, lenta y dolosamente.

El solo desistió, sus últimas hojas perdió y su pensar murió, solo recordó su eterno amor, a su
mariposa llena de color.

¿Cómo pudo pensar que a una bella flor le iba a importar?, ella sólo quería lealtad, aunque no la
supiera dar.

Qué triste tuvo que estar, que pensar tan grande tuvo que reflejar y murió sin dar más, pues solo
sabía imaginar.

Pues la mariposa no solo lo dejo, si no que nunca existió.


ELLA.

Ella, con una sonrisa que parece quedar congelada eternamente.

Ella, que, aunque este rota aparenta estar completa.

Ella, como la luna que, aunque no se vea es eterna.

Ella, que con su presencia ilumina toda ausencia.

Ella, con una mirada que penetra el alma.

Ella, con ojos acaramelados, piel rebosante de pétalos blancos que rompen en su llanto.

Ella, tan perfecta como la noche al brillar.

Ella, tan segura al soñar.

Así es ella.
EL PESO DEL ALMA.

Una mañana me desperté, fue un día normal y a la vez distinto, creo que tuve una pesadilla,
sudaba y sentía que el alma se me iba, fue algo extraño, diferente, nuevo, prácticamente no sentía
nada, pero lo sentía todo.

En ese instante desperté, fue una mañana normal.

Solo lograba ver luces frente a mí, gente a mi alrededor, hombres vestidos de blanco y otros
tantos que corrían en vano.

Intente abrir los ojos, mover mis brazos, pronunciar palabras, fue raro, algo me obligo a dormir
contra mi voluntad, tuve un sueño extraño que me hizo pensar más allá de mi conocimiento, fué
complejo, no sabía que podía pensar eso, pero, si yo quisiera morir, si yo muriera al fin, me
gustaría saber, que pasa si se me va el alma.

Acaso, ¿Me convertiré en un fantasma? o, por ejemplo, si yo siento que se me va el alma, ¿La
puedo regresar?, o ¿Quién decide que se me ira?, ¿El alma?, ¿Yo?, ¿Mi conocimiento?, o será algo
más allá de eso.

No lo sé, solo sé que yo no quiero, ya no puedo, pero se va, se me va el alma.


LA LUNA.

La luna la vio nacer.

Ella vio nacer a una persona más, no era especial, mucho menos fundamental.

La luna la vio cada noche, la vio llorar todo un mar, la vio reír tanto que sonreía a su lado.

La luna se enamoró tanto que cada noche se asomaba a su ventana, la chica la miraba con sus
labios que se empujaban como dos pétalos rojos que una suave brisa se llevó.

La luna conoció a una chica frágil como una flor, tenía sueños que florecían como la soledad de sus
pensamientos.

Y así pasaron meses, años, hasta eternidades, pero la luna nunca olvido a su compañera nocturna
y así cada noche sale a buscar su ternura.
LA CARTA

Me levante, vi el techo se veía inalcanzable como mis sueños, frágil como yo, incluso sucio como
mi cuerpo, no se la hora exacta, probablemente tarde, cuando la oscuridad salía ustedes dormían.

Las gotas en mi cuerpo parecían hermosas estrellas que caían del cielo, era una noche realmente
bella, nítida y fría, mis lágrimas recorrían cada parte de mi ser y mis latidos no me dejaban razonar,
me senté en el piso con la mente y el corazón vacíos.

Caí lentamente hasta que mi cabeza termino en el suelo y no recuerdo más que mi dolor, era un
dolor inexplicable, feroz, simplemente propicio, entonces sentí el dolor de ustedes no lo podría
explicar, pero si lo entendía, alguien lloraba.

-¿Les gusta llorar?

Mi madre despertó como de una pesadilla, pero con algo de placer.

Yo solo pensaba en ustedes, ella dijo que no hiciera, que el momento aún no debía llegar pero no
lo pude evitar, lo siento en verdad.

-¿Ustedes piensan en mí?, yo sí.

Recordé tantas cosas lindas, agradables, cosas aterradoras, tantas cosas, entre eso estaban
ustedes, siempre son ustedes, me miran como siempre y me señalan desvergonzadamente.

-¿Por qué no dejo de pensar en ustedes?, me angustian tanto.

Odio recordar ese día, yo solo moví la puerta de ese oscuro closet, tenía miedo, pero eso no
importaba, hoy saldría de ese lugar, sucio, pequeño, oscuro, por fin los saludaría, nunca pensé en
como son, cuando me ven suelen correr, yo solo los miro por un rincón y ellos se llenan de terror.

Sé que hay alguien afuera, él me observa, no me deja dormir y hoy aquí lo podré ver.

No sé qué ocurrió, salí, hice todo bien.

Sonreí tanto que mis colmillos se podían ver, avente la puerta del closet por tanta emoción, pero
no creo que fuera eso, él se veía tan emocionado como yo, pero cuando me acerqué él se puso tan
feliz que cayó al suelo, me quise acercar más, pero había tanto frio que se comenzó a poner
blanco.

Entonces llegaron, los vi, vi a todos los demás correr hacia él, yo me escondí, no sabía que pasaba,
pero creo que el ya no volverá, su pancita estaba tan fría que su corazón ya no latía.

Mami dice que tenemos que ir a otra casa, que aquí ya no tienen niños, pero no me gusta comer
niños como a ella.

-¿A ustedes les gusta comer niños?


Para: Ellos.

COLORÍN COLORADO.

En la montaña prohibida vive el amor de su vida, en el castillo eterno pasando un tormento.

Viviendo los días sin ninguna expectativa, pero su padre un baile organizaría.

Llena de ilusión contaría los días para su gran salida, cantaría aquella melodía aquella melodía, la
lloraría, la sentiría.

Aquella noche la soñó, en realidad no despertó solo los ojos abrió, pensó, pensó.

-¿Qué será el amor? Lo encontraría que se yo.

Ella tan bella como siempre, más alegre que en diciembre, llorar ya no quería, pero mas no
aguantaría, llorar, llorar, cantar al mar.

Un hombre solo, lleno de despojo, allá por la colina escucharía su melodía, lejos, muy lejos por en
el mar de los recuerdos.

Busco en el mar, la busco en el rio, pero nunca encontró el camino.

El día llego, el baile comenzó, pero él a la dama nunca encontró, de pronto escucho su melodiosa
voz, sin dudar se acercó.

Una lástima pues a él no beso, ni siquiera miro, si no a su otro amor, así es a su dama si encontró,
pero ella a él no amo, el solo las vio, lloro y lloro pues para él no había amor.
UN PENSAMIENTO.

La serenidad eterna de la mirada pérdida que anhela tu sueño, tu melodía, tu fragancia


malditamente perfecta que se apegaba a mi ser.

Y me doy cuenta de lo simple que eres, de lo mágico de tu existencia, que lloras y gritas que te
sobra la ira.

Siempre estás ahí, nunca te vas, no te quieres ir, no te puedes ir, eres eterno hasta la muerte y sin
embargo más allá.

¿Eres feliz? Yo no lo sé, me gustaría saberlo, me gustaría sentir la alegría de tus coloridos
pensamientos y tus encantos.

Estás rodeado de tanta belleza que aquellos que te rodean son como la melodía de las golondrinas
cantando solo para ti.
MI ESPERADA MUERTE.

Una tarde perfecta, una mañana inocente, una mirada perdida, un sueño roto, eres eso, eres todo,
eres uno, eres mío.

Entonces me doy cuenta de que no eres mío, ni de ella, eres un sueño que me arropa en la
mañana.

Nada más lejano que tu sonrisa al recorrer mi alma y estremecer mi corazón.

Me muero, me matas, me duele el alma y sin embargo espero tu llegada, pasan minutos sin ti,
horas por ti, semanas que lloro, años que espero, una vida te anhelo.

Y aquí estas, la sombra de mi alma, la expectativa de mi sueño.

Ahora sé que si me suicido me muero, pero sin ti, estar ya no puedo tu perfección debe mía, pero
ella la quiere, creo que la tiene y si voy contigo estaré igual, la melodía de tus ojos no podre
cantar.

Y si voy contigo, voy sin ti, si lloro mañana la noche me sigue, pero al final sé que terminare
contigo, te amo y te espero, te sueño y anhelo, tu llegada tardara, pero no para siempre, total da
igual si muero sin ti, contigo ya lo estaré.
A CALLAR.

Era singularmente bella, tan bella como el amanecer en los arroyos, pero tan sola como ellos.

Era ella una chica tan ilustre, no consciente de los pecados del mundo, un lugar tan lleno de gente
deslumbrante, animales llenos de gloria, para ella todo era tan emocionante, apasionante.

Era extraño para ella, pero al llorar parecía aliviar su soledad, le gustaba llenar sus pastosos ojos
con ese líquido tan emblemático, no lo sabía, esa noche se escaparía, ya no desistiría.

Lo pensó mucho, caminar, caminar, un lugar encontrar.

Camino, camino y a un bar entro.

En ese lugar todo le fascino, pero mejor se marchó.

Camino, camino y a un callejón llego.

Camino y camino, a muchos lugares llego, todo observo y lo entendió, lo odio, le dio asco.

Al entrar al bar sentía un olor horrible, embriagante, llego gente, se fue, vio gente hablando,
riendo, se abrumo.

Llego a un callejón, vio gente moribunda, con hambre, unos llorando, algunos peleando.

Se marchó…

Camino y camino, a un puente llego, observo, admiro, gente caminando, gente parada,
contemplando, hablando, saltando.

Se marchó…

Después de un rato de caminar y caminar, a una tienda llego, entro y observo, había gente hasta el
borde, había comida, había ropa, tantas cosas que se sentía extasiada.

Pero su mirada quedo pasmada, quedo atónita al ver gente en las esquinas del lugar, gente sucia,
hambrienta.

Salió totalmente consternada, pensó en cómo podía haber tantas cosas, tanta gente y nadie les
podía dar algo a ellos.

No sabía cómo podía haber gente tan cruel, tan inhumana, la enfermaba, como se podían sentir
superiores siendo tan horribles, salió totalmente decepcionada.

Y camino, pensó en que encontraría algo mejor, sin importar que, ese no podía ser el mundo que
tanto había esperado conocer, llego a un parque, era realmente bello, casi no había gente.
Una cuanta gente caminando, otra corriendo.

Había puestos, globos, helados, todo era realmente mágico, excepcional, era tan hermoso, el lugar
estaba plasmado de naturaleza.

No había entrado a ningún lugar tan tranquilo, pacifico.

Pero, vio más a fondo y otra vez no lo podía creer, había gente sola, hambrienta, sucia, triste.

Y no solo eso, había gente tirando basura, destruyendo su propio paraíso, su mundo, su hogar.

Las flores estaban secas, los arboles morían, el color se iba, los animales carecían de alimento y se
iban como el viento.

Camino, camino, decepcionada se marchó.

A un lugar llego, pero como en todos parecía no haber nadie sin importar la abundancia de gente.

Entonces solo se santo en un rincón, comprendió lo sola que estaba, sin nada para ella, aun
creyendo que el mundo era suyo.

Pero entendió que no había nada, todo era de ellos, se sentía triste, corrompida, desilusionada.

Como había personas que podían sentirse mejor que los demás siendo peores y como los mejores
se perdían entre el alcohol y drogas.

Como podía haber gente tan feliz, cuando otros querían morir.

Como la gente podía destruir su hogar, sin nada importar, contaminar, arboles talar, lastimar a
otros seres vivos simplemente por existir.

Como querer quitarle al mundo algo que por derecho es suyo.

Ella sentía pena por el mundo que había descubierto, como solo se podía hablar de pobreza,
injusticia, enfermedades, guerras, mal gobierno, muerte….

Con cada pensamiento sentía como su alma se destrozaba, su inocencia se perdía, su mente se
distorsionaba, su corazón ya no quería latir y ella solo quería gritar.

Necesitaba decir la verdad, gritar las injusticias, callar al dolor, quería ser escuchada, hacer ruido
más allá de su simple existencia.

Pero para que gritar si nadie la iba a escuchar, para que hacer ruido si estaría loca.

Llego a entender que en el mundo no había lugar para escuchar, para detenerse a pensar, a
intentar amar.

Ella ya no podía más, dejo de pensar y se mantuvo en ese lugar, estuvo segundos, suspiro los
minutos, se tragó las horas.

-¿Cómo algo que parecía tan fascinante, algo que imaginaba tan mágico podía lastimar tanto,
matar tan lentamente?

Y ella solo lloro, prefiero que su mente viajara por sus expectativas.
Y ahí en ese frio lugar, murió, murió de hambre, murió de sed, murió desilusionada, murió
fracturada.

Murió tan lentamente que nadie lo noto, ahí sola en un rincón, con tanta gente a su alrededor.

La gente solo se acercó cuando ella se desplomo.

No sabían quién era ella, ¿Acaso era alguien? ¿Era algo más allá de una persona común?

No lo sabían, no lo sabrían, solo fue una más, ¿A quién le iba a importaría?

Y así el mundo volvió a callar.

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