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La vida que se va en un soplo y el amor de mi vida

Agustín Hernández López

En una lejana ciudad, una tarde de verano, un joven artista contemplaba la


majestuosa firmeza de los robles así como la calidez del clima, y sentado en una
banca pensativo por tratar de querer plasmar su mirada y no poder.

Él era Milo, un joven que realizaba pinturas excepcionales y esa tarde decidió
comenzar a crear su paisaje en un lienzo blanco, sin embargo, al enfocar su
visión, a lo lejos observó una bella silueta a la que él describía como hermosa, al
compararla con el delicado árbol de cerezo con sus hojas de tinte morado como su
cabello y un tono de piel deslumbrante que dejaba notar esa bellas pecas en sus
manos, brazos y piernas; Traté de correr hacia ella, pero el corazón latía tan
acelerado como podía y las piernas me temblaban lo que impedía mi
desplazamiento, -y justo cuando recuperé mi movilidad ella se había esfumado
como el cigarro, y su rostro no pude identifica…

Tiempo después volvía a ese parque con el deseo de volver a verla para apreciar
su figura y examinar su rostro por primera vez, esto no ocurrió, lo que hizo que
Milo entristeciera, pero no se desmotivó, él debía buscar hasta encontrarla y lograr
reunirse.

Para comenzar la indagación, Milo la imaginó de nuevo tan hermoso como pudo
para forjarla en su mente y así rescatarlo que sería el punto de partida de su
búsqueda; y en ese momento recordó que ella llevaba un uniforme el cuál
pertenecía a la universidad TOHO que se localizaba a escasas 5 cuadras de
donde se encontraba en ese momento.

No lo pensó mucho y decidió ir al colegio a buscarla, sin embargo era algo


complejo por el hecho de que la universidad TOHO se distingue por la enorme
cantidad de estudiantes que ingresan a esta escuela, lo que tal vez sería un
inconveniente a la hora de tal búsqueda.

Después de un lapso tan largo en tiempo en espera; Observó y nunca percibió esa
figura que a él cautivo.

Esto le provocó una enorme desilusión y pensó que jamás la volvería a ver y fue
entonces cuando comenzó a caminar sin rumbo con la mirada perdida como si le
hubieran robado su alma, fue en ese momento cuando decidió entrar a una
cafetería sin saber que el destino le tenía preparado una sorpresa…su mirada se
paralizó y su corazón volvió a latir aún más rápido que aquella ocasión donde la
vio por primera vez con ese nerviosismo que le impedía hablar apareció…-¿será
ella?, se preguntó y con un uniforme naranja y delantal verde se presenta frente a
él, -Buenas, ¿tardes va a ordenar algo?; no cabe duda es la chica del otro día en
el parque e inmediatamente Milo se levanta y con una mirada tan pura la abraza,
una lagrima sale de su rostro y al oído susurra, -“te encontré”; la chica sorprendida
por la actitud del joven lo aventó contra el sofá y fijos se miraban a los ojos; Él la
contemplaba, sus ojos eran azules como el cielo y su rostro tan hermoso que no
existía comparación alguna, Ella miraba un rostro muy viril con ojos café marrón
nariz aguileña, y sonrisa grande muy expresiva, de complexión delgada.

Continuando con la historia y el improvisado encuentro, Milo se disculpó y la invitó


a tomar un café, a lo que ella aceptó y comenzó por presentarse, -Mi nombre es
Azuna Mido, mucho gusto, ella sonrió…

Prosiguieron conversando de ellos, Milo le explico cómo fue la primera vez que la
vio y lo que había hecho por encontrarla y los dos reían, se sonrojaban etc. Así
continuaron unas semanas más, saliendo por las tardes, algunas veces a caminar
y otras en aquel café donde se vincularon dos corazones.

Sin pensar que la vida da muchos giros y algunas se complica, una tarde antes de
finalizar verano Azuna invitó a Milo a su casa para presentarle a sus padres; esa
misma tarde al llegar al hogar de destino, en ese instante no se percataron que
desde la ventana del 3° piso de la casa caía velozmente un cristal que provocó
que Milo se aventara a Azuna para quitarla del peligro, segundos después Azuna
despertó y creyendo que todo se encontraba bien, volteó a ver a su alrededor y lo
que miró fue a Milo cubrirse los ojos pues estos sangraban e inmediatamente
volvió a desmayarse… al parecer algunos cristales se incrustaron en Milo al
empujar a Azuna para evitarle tal accidente.

Pasado el tiempo una tarde Azuna despertó en su cama y un profundo dolor le


perforaba el pecho e inmediatamente miro a su alrededor y lo que observó fue a
sus padres que se encontraban a su lado para abrazarla y ella soltó en llanto al
recordar que tenía más de 2 años de aquel accidente en el que Milo un chico que
robo su corazón sacrifico su vida por salvarla.

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