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ESTUDIANTES:
CARO CELDAMI C.I.: 30.924.587
GONZALEZ OMAR C.I: 27.953.344
MOTA VILLERLIS C.I: 28.385.456
RUIZ LUIS C.I: 29.723.720
SUBPROGRAMA ACADÉMICO: DESARROLLO PERSONAL Y ÉTICA PROFESIONAL
CARRERA: ADMINISTRACIÓN
PROFESORA: YURUARY FIGUEREDO
Abraham Maslow explica su teoría sobre el desarrollo personal en su libro “Motivation and
Personality” (1954). Ahí, Maslow plantea que existe una jerarquía entre las motivaciones de los
seres humanos y cómo esta estructura jerárquica
1 ) Fisiología: son las motivaciones fisiológicas fundamentales para la vida, como el aire fresco,
la alimentación, el agua, la temperatura.
Autoestima:
La autoestima es la
valoración que hace
una persona de sí
misma. Puede ser una
valoración negativa,
o positiva en función
del valor que da a sus
ideas, y
pensamientos.
La autoestima es un
término muy ligado
al autoconcepto. Pero
en este caso está más
relacionada con la
valoración subjetiva
que tiene alguien
sobre sí mismo.
La autoestima se origina a través de las experiencias vividas, del aprendizaje y de lo que opinan
los demás respecto a uno mismo. No obstante, está relacionada con la valoración personal que
uno hace, no con el poder adquisitivo que pueda tener.
Auto-control:
El autocontrol es la capacidad de ejercer dominio sobre uno mismo y, concretamente, sobre los
impulsos y fuentes de motivación centradas en el corto plazo. Es decir, que es aquello que nos
permite, controlar (hasta cierto punto) las propias emociones, comportamientos, deseos, o
simplemente estar tranquilo. Esta capacidad nos permite afrontar cada momento de la vida con
mayor serenidad y eficacia cuando nos proponemos emprender proyectos, socializar o
simplemente alcanzar metas a medio y largo plazo.
La persona que posee un alto autocontrol es capaz de dominar sus pensamientos y su forma de
actuar, lo que puede ser beneficioso en multitud de situaciones. Por ejemplo, en un conflicto de
pareja o una negociación laboral. Las investigaciones afirman que inteligencia emocional es
clave para poder dominar esta habilidad.
Por el contrario, si no desarrollamos adecuadamente el autocontrol, somos más proclives a
desarrollar adicciones, dinámicas conflictivas al relacionarnos con los demás, o incluso patrones
de comportamiento autodestructivos, además de tener más dificultades para lograr metas
ambiciosas.
El primer paso para controlar nuestro comportamiento y nuestra forma de pensar es tener un gran
autoconocimiento. De esta manera, uno es capaz de reconocer sus emociones y es capaz de
regular su forma de actuar.
Lo esperado es que todas las personas conozcan y pongan en práctica principios éticos básicos
para hacer que la convivencia social se lleve a cabo en armonía, buscando la superación personal
pero nunca en detrimento de los otros.
Principio de vida: Se refiere al derecho a la vida como soporte a los demás principios, por lo
que se debería privilegiar siempre todo aquello que favorezca la vida tanto en un ámbito personal
como colectivo.
Principio de libertad: Este principio proclama la libertad del ser humano desde el momento de
nacer, por lo que cualquier medida que le impide ser libre está violando este principio.
Principio de humanidad: El ser humano es la medida de todas las cosas y por tanto, su vida y
dignidad deben ser preservadas y respetadas.
Principio del bien: Hacer el bien, entendido como aquello que se considera correcto para el bien
común, y evitando toda conducta que contraríe este principio.
Principio de igualdad: Todos los seres humanos son iguales ante la ley, sin distinción de raza,
género, nacionalidad, condición social o cualquier otra característica.
Principio de moralidad: Se refiere a todas las normas que se han de seguir para procurar la
estabilidad y la convivencia social ejerciendo los deberes y derechos establecidos para tal fin.
Los valores son aptitudes o cualidades individuales que definen la conducta de un individuo en la
sociedad. Dichos valores derivan de los principios éticos universales, de allí que su objetivo sea
guiar a los individuos a obrar correctamente, de forma individual y colectiva.
Tipos de valores
Valores éticos: Son guías o pautas sociales para regular el comportamiento social de manera
general. La responsabilidad y la solidaridad son ejemplos de valores éticos.
Valores religiosos: Son las pautas dictadas por una religión en cuanto a lo que es correcto e
incorrecto según su tradición. En la religión católica, un valor religioso es el matrimonio, que se
considera como la única vía para comenzar una familia según sus preceptos fundamentales.
Valores cívicos: Son aquellos valores que regulan el comportamiento ciudadano, como el
respeto a los símbolos o tradiciones de un país y sus leyes.
Valores personales: Son las cualidades que cada individuo decide cultivar y poner práctica en
función de lo que considera correcto para sí y para los otros. Son un compendio de los valores
éticos, morales, familiares, religiosos y cívicos.
Si bien se espera que los valores sean positivos o buenos, también existen los valores negativos o
antivalores. Por ejemplo, la impuntualidad, la falta de respeto por el otro o por el colectivo y la
deslealtad son antivalores, y son perjudiciales para la convivencia social.
Relaciones Interpersonales:
Cuando hablamos de relaciones interpersonales, nos referimos al modo de vincularse que existe
entre dos o más personas, basándose en emociones, sentimientos, intereses, actividades sociales,
etc.
Este tipo de
relaciones son la
base de la vida en
sociedad y se dan
de distinto modo en
numerosos
contextos
cotidianos, como la
familia, los amigos,
el entorno laboral,
clubes deportivos,
matrimonios, y
muchas más,
siempre y cuando
existe en ellos la
posibilidad de que
dos o más personas
se comuniquen de
manera sostenida.
Además, forman parte de la vida humana a niveles tan profundos que pueden estar incluso
reguladas por la ley, por convención o por la costumbre. Así se crea un entramado complejo de
vínculos y grupos sociales que constituyen la sociedad por completo. De hecho, el manejo de las
relaciones interpersonales es un hito fundamental en el crecimiento del individuo.
Coach de Vida:
El rol de un Coach de Vida o Coach Motivacional se asemeja al de un Coach Laboral, ya que
aconsejan y asesoran a sus clientes en la resolución de sus problemas; no obstante, mientras que
el último se enfoca en los asuntos vinculados a la vocación del individuo, el Coach de Vida
abarca distintos aspectos, tales como la salud, las finanzas, el trabajo, las relaciones y la vida
social de sus clientes.
En tal sentido, el Coach de Vida utiliza una diversidad de herramientas y métodos para ayudar a
que sus clientes aprendan y desarrollen las destrezas y habilidades necesarias para convertirse en
miembros independientes de la sociedad. Suele pensarse que estos profesionales trabajan con
personas con discapacidades mentales o físicas; sin embargo, por el contrario, su clientela consta
de individuos que, por alguna razón, no tienen las destrezas necesarias para funcionar de la mejor
manera posible, por lo que buscan el modo de poner sus vidas en orden, obteniendo un sentido
de la disciplina o el incentivo que les hace falta.
Dependiendo de su tiempo y del caso, es posible que un Coach de Vida trabaje con uno o varios
clientes al mismo tiempo. En su mayoría, estos profesionales trabajan de manera independiente o
autónoma, siendo contratados directamente por quienes requieren sus servicios; no obstante, son
muchos los que han fundado o han pasado a ser parte de agencias de Coaching.
Funciones principales:
Empoderamiento:
Como empoderamiento se conoce el proceso por medio del cual se dota a un individuo,
comunidad o grupo social de un conjunto de herramientas para aumentar su fortaleza, mejorar
sus capacidades y acrecentar su potencial, todo esto con el objetivo de que pueda mejorar su
situación social, política, económica, psicológica o espiritual.
De ahí que el empoderamiento se refiera, sobre todo en las ciencias sociales, al proceso de
conceder poder a un colectivo, comunidad o grupo social que se encuentra en situación precaria
en términos económicos, políticos o sociales, por lo general marginado o excluido por diferentes
motivos (sexo, origen, raza, religión, preferencias sexuales, etc.).
La finalidad última del empoderamiento social es que dicho colectivo sea capaz por sí mismo,
trabajando y organizándose, de mejorar sus condiciones de vida.
Fuente: https://concepto.de/relaciones-interpersonales/#ixzz7f9yuJU3N