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CARLOS REAL

CARLOS DE Azúa
REAL DE AZÚA

EL PATRICIADO
URUGUAYO

`-1-Zu-L


CARLOS REAL DE AZÚA
AZUA

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EL PPATRIÄAUQ
EL ATRI JÁI)O
URUGUAYÉ
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EDICIONES ASIR
MONTEVIDEO
M O N T E V I DEO
A la
memoria
de mis
padres.
C. R.
C. de A.
R.deA

COPYRIGTH BY CARLOS REAL DE AZÚA


MONTEVIDEO-URUGUAY
MONTEVIDEO'-URUGUAY
1

PERFIL Y CATEGORIZACION DE
<1 J
PATRlC|ADO(1¡
NUESTRO PATRICIADO

Los rasgos capitales que pueden calificar un Patri-


uruguayo en la primera mitad del siglo XIX no son,
ciado un¡guayo
seguramente, distintos de aquellos que pueden cvnfigu-configu-
rarlo en otra sociedad de su mismo tipo yy altura histórica.
“patricio” implica, para comenzar, una situación
Ser "patricio"
superior en la jerarquía social, significa pertenencia a las
“clases altas".
llamadas "clases altas”. También el arraigo en la sociedad:
la misma noción patricia connota vinculación estrecha a
un destino histórico dado. Esto, sin embargo, no es obstá-
culo para que puedan tomarse en cuenta muchas perso-
nas no nacidas en el país pero que como ocurrió en el
caso uruguayo, en él se afincaron (2).
afincaron(2).
Esta intervención decisiva e importante, esta partici-
pación activa en la vida pública no debe circunscribirse a
lo e.otrictamente político y admite personajes de actividad
estrictamente politico
secundaria en ese plano, pero considerable, en cambio, en
el económico, cultural y social. La diferencia de resulta-
dos que puede producir la aplicación de cualquiera de los
dos criterios no es, en el Uruguay del pasado, grande; im-

(1) Ver Apéndice I: Un método para el estudio. El autor reco-


mienda que se proceda a la lectura.
lectura de este a!lóndice
apéndice :previamonte
previamente a
la del texto.
(2) Tal ocurre en la lista que elaboramos con Ro:::deau,
Rondeau, Julián
Alvarez
Alvarez, Jorge :Pacheco
Pacheco, Carlos Anaya, Julián de Gregario
Gïfiãflifl Esp!nosa,
ESPÍUOSIM
Francis~o Remiglo
Francisco Remigio Casteilanos,
Castellanos, Lucr,s
Lucas Obes y Melchor :Pachcco
Pacheco Yy Obea
Obes
nacidos al otro lado del rio
río y con los españoles :M:ignel
Miguel AntGnio
Antonio Vilar-
ddsbó,
obó, Antonio Diaz
Díaz y Francisco Aguilar.

-D
--9
que más adelante se refieren así ln ciP-
periosos factores aue de- to, en
to, en el
el más
más lato,
lato, de
de un
un perfil
perfil vital
vital que
que se
se sostiene
sostiene en un
en un
cidieron. · núcleo de
núcleo de creencias
creencias yy en
en la
la actitud
actitud que
que ellas
ellas determinan.
determlflafl-
Importa, por último, un Patriciado, un cierto grado Pero es
Pero es evidente
evidente que que lala clase
clase directora
directora de de unauna so-so-
de vinculación con la ciudad, de apego a formas civiles ciedad en
ciedad en cualquier
cualquier épocaépoca no no constituye
constituye un un Patriciado.
Patriciado.
de vida; un mínimo de dignidad o decoro exterior que ¿La clase dirigente, entonces, fundadora de una comuni-
marque la importancia de la persona en su continente, en dad? Esta
dad? Esta es es la
la acepción
acepción del Patriciado en
del Patriciado en elel sentido
sentido ro- ro-
su presencia dentro del ámbito de deliberación y de lucha. mano lo
mano lo que
que tiene
tiene gran
gran importancia
importancia porqueporque fue fue Roma
Roma
Sobrentendido en lo anterior está también que la ca- la que
la que acuñó
acuñó el el concepto. Frente aa su
concepto. Frente su antónimo
antómmo "plebe" “plebe'
lidad patricia significa un dado nivel de cultura, aunque el Patriciado
el Patriciado se denotó allí
se denotó allí como
como el el grupo
grupo dede personas
personas no- no-
esta cultura no tenga porque ser entendida en un sentido torias y
torias y antiguas
antiguas que que están
están al al frente, visiblemente, del
frente, v1s1blemente,_ del
estrictamente intelectual, libresco (3), sino en el más vas-
libresco(3), trayecto inicial de
trayecto inicial de una
una nación.
nación. AgréšUeS9_<l\_1€
Agréguese que el Patricia-
el Patrlcla'
do parece
do inseparable -y
parece inseparable -y es lo que
es lo que lo lo distingue
d1S_t1I18Ue de otras
d@_0tfaS
(3) La lista lista. de ciento quince nombres se ha formado :..i en base formas afines-
formas afines- de una constitución
de una política republicana.
constitución politica republicana.
a estos criterios y comporta, por ello, exclusiones Inevitables. inevitables. No toma Así ocurrió
Así ocurrió en Roma aa partir
en Roma partir de de lala caída
caída dede los reyes y
los reyes Y
en cuenta,
cuenta., por ejemplo, aa, los jefes montoneros, a la mayoría de los en las
caudillos departamentales, aa. ciertos militares de impostación puramente en las ciudades
ciudades europeas,
europeas, caso
caso dede Ginebra
Ginebra oo Venecia,
Venecia, don- don-
instintiva. Anacleto Medina, Andrés Guaycurú Artigas, Tlmotco
Instintiva. Timoteo Aparicio, de el
de el término
término tuvo tuvo vìgencia(4)-
vigencia ( 4). .
Dionisio Coronel no están incluidos en ella por esas razones. Por con-
Dionisia Entre nosotros, sin embargo, y por razones que ba- ha-
siderar individuos y no familias no aparecen tampoco representantes de brá que que fundar,
fundar, el Patriciado no
muchas de ellas que, con ser las más importantes social y económi- brá el Patriciado no implica
implica calificación
calificacion éti- eti-
camente ae de los primeros tiempos, no produjeron figuras personales rele-
ca de
ca gentes que
de gentes que "hicieron
“hicieron la Patria", de
la Patria”, padres de
de padres una
de una
vantes o que, por lo menos, hayan sido objeto de biografías. biografias. Es el caso nación nueva
nación nueva sino,
sino, yy meramente,
meramente, la la constelación
constelación de de indi-
indi-
Illa, Xlménez,
de los lila, Ximénez, Ollonlego,
Olloniego, Areta, Cavaillon,
Csvoillon, Estrada,
Bstrsds, Balparda,
Balperdo, viduos que
viduos que estuvo presente cuando
estuvo presente cuando aquélla
aquélla se se hizo;
hizoã que
que
Siento., Villagrán, Basañez, Bacna,
Slenra, Baena, Pedralbes,
Pedrslbes, Ordoñez, Buxarco,
Buxareo, Sus- intervinieron en un sentido
Lsrrevide, Wich, Camusso y muchas otras. Lo mismo ocurro con
viela, Larra.vide, intervinieron en un sentido oo en en otro
otro -lo
-lo queque es es cierta-
cierta-
linajts más importantes del siglo XVIII, unidos incluso, algunos de
los linajrs mente distinto-
mente distinto- cuando
cuando la la nación
nación advino (5).
advìno(5). __
ellos, ao la toponimia
toponimia, departamental: es el caso ceso de los Soria, Sostoa,
Sostos, Al- Llegados aqui,
Llegados aquí, y y puestos
puestos aa identificar
identificar en en la realidad
la realidad
zaibsr, Más de Ayala, Maturana, Melilla, Burgues, Carrasco, etc.
zaibar, etc, En histórica uruguaya
histórica uruguaya un un núcleo
núcleo patricio,
patricio, eses admisible,
admisible, (es (es
patricia; que produjeron varios personajes de nota, como
las familias patricias prologalmente admisible) una triple posibilidad:
ocurre con los Artigas, Rivera, Oribe, Gómez y alguna otra, se ha
elegido la le figura más destacada o, 0, as. lo sumo, dos. En otros casos se F.l Patriciado nuestro es un rótulo vacio,
El vacío, que encu-
asumen en los descendientes algunas personalidades paternas de impor- bre una
bre efectiva pluralidad
una efectiva pluralidad de de clases
clases (estanciera, militar,
(estanciera, militar,
tancia. y es el caso dé Pedro Francisco de Berro en su hijo Bernardo;
tancia
de Juan de EllaurlIlllauri en su hijo José; del primer abogado montevideano montevideanu comerciante, letrada), con lo que, entonces, los vínculos
Francisco de los Angeles Muñoz en su hijo Francisco, Joaquín; d·J de de identidad
de identidad cultural,
cultural, económica
económica y y social
social serán menos fuer-
serán menos fuer-
Mateo Magariños y Ballinas -el "Rey “Rey Chiquito"-
Ghiquito"- en su hijo Fr~.n­ Fran- tes
tes, que sus diferencias recíprocas, que sus internos con-· con-
clsco;
cisco; dode José Ba.tlle
Batlle y Carreó
Carrcó en su hijo Lorenzo, etc. Tampoco se flictos.
toman en cuenta cuente algunas
algunos famlllas
familias Importantes
importantes vinculadas a la Band'l Banda
Oriental a cierta altura del período periodo colonial (es el caso de los De-
metrio, o Mitre) pero cuyos descendientes notorios tuvieron su ámbit: âmbit.:
de actuación en otros paises. países. La exigencia de atender ae un cierto nivel no se toma
toma tampoco en cuenta el elenco femenino pe3e
femenino patricio. Esto, pese
social y económico obliga a excluir figuras tan beneméritas y atractivas aa la
la notoria importancia de
notoria importancia de las
las esposas
esposas de Rivera, Lavalleja
de Rivera, Lavalleja yY Oribe
Oribe
oomo maestros, caligrafos,
calígrafos, poetas y periodistas: así ocurre con Barto- Berto- (nermuains
(Bernardlna ri-agora,
Fragoso, Ana.
Ana Monterroso v y Agustina Contucci)
0°11w_¢v1) YY en
en otro
°"°
lomé Hidalgo, Juan Manuel Besnes Irigoyen, Isidoro de Maria, María, Juan orden (bastante
Oman (baggmge más gmvoso)gravoso) Agapita
Agap!ta Flores y Joseflna
Josefina Méndez de
Manuel Bonlfaz,
Bonitas, Pedro Giralt y algún otro. Justa compensación a esta Pereira.
exclusión lamentable es descartar ciertas personalidades de gran Im- im- ( 4) Para la distinción entre "aristocracia"
(4) "aristocracia" y "patriciado":
“patriciado":
portancia económica pero que no llenan llenen lale calidad patricia
patricia. según los Emlle Faguet,
Emile Faguet, "Polltlques
“Polltiques etet morslistes",
moralistes", t.t. 1, págs. 55 Y
I, på-gs. y 16-19.
16-19-
extremos con que es discreto establecerla, ya ya. sea por lale índole de sus (5) En Gate este sentido de Participación
participación y testimonio del P\`0°¢S°
proceso
tareas; turbios asentistas, proveedores, aglotlstas,agiotistss, especuladores o gené- histórico naciente del pais
mseói-ig@ país cs
es que usaba el término Montero Busta-
ricamente hombres de negocios, ya sea porque &Un sun arraigando
arraigsndo algunoa
algunos mante que fue en realidad quién le dio efectivo efectivo curso.
curso. Hablando de de
en el país, mantuvieron cultural, religiosa o económicamente, su carác- alguien dico:
dice: "su
“su cepa es patricia, pues los Jos nombres de varios de sus
ter extranjero. Es En el caso
ceso de José de Béjar, de Samuel Lafone, de mayores ae hallan vinculados a las guerras de la Independencia
mayores se hallan vinculados a. las guerras de la indenfiflåfiflcifl Y ¡$8 Y las
Francisco Hccquart y de muchos otros. Por razones de homogeneidad, lucha& civiles"
luchan civiles'' (En •'Revista Nacional'', N?
“Revista Nacional”, N9 155, pág. 221-
155. PM- 221.

10-
10 - --11
11
Analizar'
Analizar estas preguntas plantea tremendas compleji-
dades que tienen un doble origen. El primero es el carác-
El Patriciado es un concepto pluriclasista histórica ter europeo, irreductiblemente europeo, de la terminología
efectivo, en el que conflictos y solidaridades se
mente efedivo, de clases
de clases usada
usada habitualmente;
habitualmente; el e-1 segundo
segundo eses la
la impreci-
impreci-
contrapesan. sión total, universal, de ella (8). Con todo, hay que tratar
ella(8).
El Patriciado es un concepto de clase fundacional es- de contestarlas.
pecialísimo, con conflictos intraclasistas que son fuertes ¿Fue el Patriciado una nobleza, una aristocracia
pero menos intensos, de cualquier manera que las efec- con credenciales hispánicas, poseedora de la tierra, dueña
tivas solidaridades que lo unenunen(6).
( 6). de tradiciones, modos de vida, mentalidad (como en ese
La elección del tercero de estos términos se justificará caso corresponde), "precapitalistas",
“precapitalistas”, "preburgueses"?
“preburgueses”? No es
en todo lo que sigue. De acuerdo a él, puede sostenerse difícil encontrar un estamento de esta clase en Perú, en
dificil
(sin perjuicio de no perder de vista las otras posibilida- ll.1éxico y en algunas otras naciones hispanoamericanas.
México
des) que el Patriciado fue uno; que fue la clase dirigente Una clase social formada por el sector de la nobleza es-
del principio de nuestra formación nacional y que se inte- pañola que vino a los virreinatos de América, o por los
gró con distintos sectores: estanciero, comercial, burocrá- descendientes de los compañeros de Pizarro Pizarra y de Cortés,
tico, militar, letrado y eclesiástico. Una clase que participó ennoblecidos a su turno y poseedores de tierras y de indios
de intereses, ideales y modos de vida religantes y comu- en magnas cifras. En el Río Rio de la Plata -Y -y es acuerdo
nes, sin que esto obste a la existencia de acentuadas, de unánime de nuestros historiadores- nada semejante ocu-
(7) .
profundas tensiones internas (7). rrió y la conquista y la colonización fueron empresas que
aqui, debe intentarse una categorización.
Llegados aquí, tuvieron protagonistas provenientes de sectores -labriego
Pues tras de sostener que algo es una cosa, y aun de tener o militar- generalmente modestos. Otro cantar se habria habría
sobre ella un principio de conocimiento, queda por inda- rantado si los Adelantados hubieran hallado condiciones
cantado
gar a qué clase de entes pertenece esa cosa. En nuestro de riqueza y población semejantes a las de los imperios
caso, y brevemente ¿qué fue nuestro Patriciado en la va- indígenas del Pacífico, pero ni Mendoza ni sus continua-
indigenas
“clases altas"?
riedad posible de las "clases altas”? dores dieron con semejantes dones.
Contestar a esto no puede hacerse en abstracto y -- La traslación de una sociedad señorial a un continente
aqui y ahora- no puede hacerse empírica ni comparati-
aquí nuevo tuvo que tener, con todo, inevitables repercusiones.
vamente. Reduzcamos, entonces, nuestro radio de acción a Si al caso concreto del Uruguay se atiende, tiene, por ejem-
algunas preguntas: ¿fue el Patriciado uruguayo -supues- plo, alguna relevancia el que, poblada la Banda funda-
ta su existencia- la alta burguesía de nuestros orígenes, mentalmente desde Montevideo, las Leyes de Indias (ley
la clase nobiliaria de filiación hispánica, una aristocracia VI, título VI, libro IV) cumplidas en esa parte por Zavala,
“ad hoc", de cuño local?
"ad permitiesen convertir en "hijosdalgo
permiticsen “hijosdalgo de solar conocido"
conocido” a
los humildes pobladores de 1726, a sus hijos y descen-
comprenderá., la elección entre los términos no es
(6) Como se comprenderá, dientes legítimos.
legitimos. Cabos y sargentos, agricultores canarios,
ajena a la noción y terminología de clases que se emplee; su multipli- pequeños artesanos, ,fueron
fueron objeto de una atribución cuyo
cación ilimitada nos inclinarla
eación inclinaria a las primeras soluciones; la tendencia
resistencia. a multiplicarlas excesivamente nos llev:i,
a su reducción, la resistencia lleva, uso, sin embargo, ya parece haberse diluido en el Monte-
en nuestro caso, a la última opción. video colonial
video colonial posterior
posterior y
y que nunca rebasó,
que nunca rebasó, probablemen-
probablemen-
'(7)
(7) Además de do los reiterados conflictos entre estancieros y Y co-
merciantes. tan comentados y conocidos, se mencionan ahora, pues no (3)
(8) Bxaminando,
Examinando, no hace mucho, un trabajo uruguayo, me oeu- ocu-
se hará
110 hará, referencia nueva a ellos, los muy importantes entre los estan- rria reprocharle su oscilación constante en el empleo Empleo de los términos
cieros y la naciente clase industrial saladerlsta.
saladerista. En 1806 se produjo rría.
deros • 'bn!'guesia.'' 1
"burguesía" y ''clase medi::i.' •. ¿Es la burguesía la alta clase medja
“clase media". media
un conflicto entre ellos a raiz raíz de la disposición obligando a los sala- gcnóticamente inmediato a la aristocracia territorial y el due-
el sector genéticamente
derlstas
ÚQTÍSMS a2 comprobar
¢°111Probar la efectividad de las marcas del ganado comprado. ño, ve~. de la propiedad mueble? Y si es así,
iio, ¡,a su vez, asi, ¿a qué confundir
Durante la
Durante la Clsplatlna,
Cisplstina, la
la prohibición
prohibición dede matanza,
matanza, emitida
emitida por
por L~cor,
L-ecor,
saladeristas, no así a los estancieros qua que los términos con el tercero, innecesario y tan usual de "alta “alta burgue-
perjudicó gravemente a los saladerlstas, 11fa' '7 Y si no lo es ¿qué se hace con la ''clase
nía"7 “clase media''
media" que no es
tenían abierto
ten!an abierto el
el rico
rico mercado
mercado de de ventas
ventas de
de Rlo
Rio Grande.
Grande. Despnés
Después de de ''burguesía''
“bnrgiiesia” y que se ha identificado, sin embargo
embarso con ella? Etc., etc.
1851 sase llegará, en ocasiones, an coaliciones de saladerlstás
saladeristas con vista
imponer la rebaja del precio de las reses. (La
a lmponP.r (Ls. misma política
politics que
reiterarian).
los frigoríficos reiterarían). --13
13

12
12-
te, la corta esfera de la vanidad individual yy familiar. En un progresivo borrarse de todas las distinciones socialea sociales
la clase enriquecida, en los pudientes que fueron monopo- venidas de España, si bien no ocurriera lo mismo con las
lizando las funciones del Cabildo desde antes de 1800 bro- aquí determinadas por la fortuna y el éxito. Los cultores
taron, sin embargo, ciertos pujos de orgullo aristocrático. de una "genealogía
“genealogía democrática", del tipo de Azarola Gil,
Tal, es por ejemplo, aquel uso de "maceros"
“maceros” que Pivel han señalado como el ambiente determinó a muchas fami-
refiere, concedido por merced real al cuerpo de la ciudad lias a prescindir de la partícula "de"
1135 “de” que acompañaba a
en 1807, junto con el título bien ganado de "muy “muy fiel Yy su apellido, democratizándose por esta ahorrativa vía(10). vía (10).
reconquistadora”. Por ese tiempo, también, algunos espa-
reconquistadora". El mismo término de Patriciado, cuando aparezca, se
ñoles prósperos - -yy así lo ordenó el gallego Antonio Pé- cargará entre nosotros de esta intención igualitaria. Du-
peninsula sus linajes de
rez- hicieron reconstruir en la península rante las Invasiones Inglesas se creó en Buenos Aires un
hidalgos de aldea. Pero ni éste ni el anterior síntoma conjunto de doscientos hombres que recibió el nombre de
anotada(9).
rebasan la esfera ya anotada (9). “Cuerpo de Patricios”
"Cuerpo Patricios" y que, en su mayor parte, estaba
Algunos altos funcionarios civiles y militares españoles formado por jornaleros, artesanos y menestrales pobres.
yy sus descendientes -los Zavala, los Alzáibar, los Viana,
Viana. Cuando en 1811, después de una sublevación, la unidad fue
los García de Zúñiga- atributarios en ciertos casos de disuelta, se decretó que en adelante todos los cuerpos se- sP-
grandes latifundios, pudieren
pudieron haber diseñado con más fir- rían patricios y ninguno podría tener esa denominación
meza una posible nobleza rioplatense. A la mayoríamayoria de particular (11).
( ll).
ellos, la tormenta de la Revolución los dispersó o los arrui- Se marca así, desde el principio, la politica
política de diluir
habian alejado por ese
nó y otros linajes importantes ya se habían
toda categoria
categoría distintiva en un orgullo general de pobla-
tiempo de nuestras tierras. No deja de ser, a este respecto,
ción nativa y fundadora. Y, a medida que el tiempo corra,
singular, que posiblemente el patricio posterior a 1810 de
será difícil aun hallar indicios de una realidad psicológica
más vieja raigambre sudamericana haya sido justamente
y social de este tipotipo(12).
(12). Si, por ejemplo, contrastándolo
“populista” por tantos rasgos- des-
Fructuoso Rivera -un "populista"
con la relativa abundancia con que el término "Patricio"
“Patricio”
cendiente de un compañero de don Pedro de Mendoza, con
-eendiente
se emplea hoy, recorremos la letra de nuestro primer bió-
largo asentamiento en la zona de Córdoba.
grafo, mucho nos costará encontrarlo en ella ella(13).
(13).
Aun en los muy relativos términos en que es propio
hablar de una crecida riqueza de la aristocracia española Otra posibilidad queda. La posición eminente en una
del siglo XVIII, tampoco entonces puede señalarse el tras-
-O.el pequeña sociedad, la propiedad de grandes extensiones de
tierra, la consolidación de un régimen agrario concorde concord~
pais de una clase acaudalada. Los miembros de
lado al país
-ésta instalando en otras
ésta que venían a América se siguieron ínstalando con ello, hábitos económicos de "ocio" “ocio” y "consumo
“consumo coni;-
cons-
pícuos”, rareza (o ausencia radical) del espíritu de em-
pícuos",
“primera acumulación"
regiones, y la "primera acumulación” -aunque con claras
-ventajas
ventajas para los que por sus funciones estaban cerca de presa, lucro y trabajo característicamente
característicamente burgueses, cln- cla-
gobernadores y virreyes- se realizó habitualmente en la
zona rioplatense. Sólo en unos pocos casos que se conocen
"Zona (10) Sefiala
(10) Señala Azarola el caso de las familias Acevedo, Castellanos,
Ellauri, Portezs,
Forteza, Rivera y Sienra.
Sienrs. Sin embargo, es posible observar que
(José Milá de la Roca, Francisco Aguilar) puede hablarse en 1829
1329 cuatro constituyentes: Antuña,
Antufia, Berro, Pagola.
E'agola y Zudáfiez
Zudái!ez no han
ha11
antes de la Independencia de españoles que hayan venido
'antes prescindido de ella.
al país con verdadera fortuna. (11) Juan Beverina.,
(11) “Historia de la Nación Argentina",
Beverina, en "Historia Argentina'', dAde
Balanceando con cuidado todo lo anterior, es posible la Academia de la Historia, t. IV, parte 2?,
la. 2~. pág. 328 y Elllilio
Emilio Loza,
sostener que, al margen de muchos humos, de numerosas 2''"
idem, t. V, parte 2%, pág. 514. 514.
(12) Santiago Vázquez sa refirió en la ·constituyente
'Constituyente a los patri-
presunciones remanentes, la tendencia central fue la de clado1 extranjeros; es imposible rastrear en sus palabras la menor señal
eiados
de que no pensara estar hablando de una realidad ajena totalmente aa.
(9) Tenidas en cuenta las circunstancias de la ls. época, no pued~
pueda su propia,
propia circunstancia..
circunstancia.
un alarde nobiliario
considerarse nn nobiliaria la
la. exigencia Impuesta
impuesta aa. los cabildan.
cabildsn- (13) Pues
Puos es el caso que Isidoro de Maris, Maria, que trszó
trazó las vidas
vidn.s
tes de Montevideo de no tener entre los ascendientes •'judíos,
·tes "judios, moros, de lo más sustancial
siistancìal de nuestro Patriciado, sólo emplea raramente el
hai-ejes o penitenciados por La Inquisición". Y menos la posterior de
·herejes término "patricio" y también unas pocas poca& veces el de "repúbllco"
“repúblico" o
que supieran leer y escribir ...
escribir... ' 'compatrioio' '.
''compatricio' '.

14
'14 -_ --15
15
ses
ses estratificadas
estratificadas rígidamente
rígidamente oo poco poco movibles
niovibles ¿no ¿iio confi-
confi- empero, de un estrecho vínculo igualitario de tipo vital y
gurarían
gurarían al al Patriciado
Patriciado como como una una nobleza
nobleza local local "ad. ad hoc",
hoc , em0¢¡0na1 es eficaz,
emocional efmaz, pero es corto. El conjunto de esas
"Ólo
sólo no no reconocida
reconocida por pOr lala falta
falta de de un
UI1 aparato
aPa1`a'f° exterior
e,Xte1`1?ƒ` de de identidades, efectivas para el estanciero residente y que
títulos
titulos yy jerarquías

jerarquias yy de
v I
de lala presencia
Pfesencla de de una
'
una "corte"
corte in-
I
m
D M
perduró en algunas zonas del país hasta nuestro siglo, pu-
mediata?
mediata?(l4). (14). .__,, On do
do no
no serlo
serlo -
-yy seguramente
seguramente nono lolo era- para aquel
era- para aquel gran
gran
La
La pregunta
pregunta contienecontiene muchos
muchos elementos
elementos yy se se ira
iia con- c - hacendado
hace-ndado ausentista
ausentista de
de Montevideo
Montevideo queque fue
fue la base colo-
la base colo-
testando
testando aa lo lo largo
largo de de todo
todo el el planteo.
planteo. Se Se irá
ira contestando
contestando nial de la distribución de la tierra. El feudalismo no se
negativamente.
negativamente. Pero Pero desde
desde aquíaqui cabe
cabe sostener
sostener .que que unauna p:e- p_1“€- configura, además, por la sola y acentuada diferencia de
sunta
sunta aristocracia
aristocracia oriental
oriental parece
parece haber haber carecido
carecido de de vanos,
varios, niveles de vida (cuando el señor permanece en sus tie-
yy dede los los más
más importantes
importantes elementos
elementos definitorios
definitorìos de de una una rras), sino por otras y más considerables características.
caracteristicas.
clase nobiliaria normal. _ _ Una economía esencialmente agraria, natural, con circuito
Del privilegio de la sangre y el nacimiento ~o no creo que económico autárquico o semiautárquico son dos de sus con-
sea posible decir que actuó actuo en ella en forma difer~nt~ diferente de diciones ambientales. Y otras más concretas, la irrompi-
lo
lo que
que actúa,
actúa, como como desigualdad
desigualdad de de "pu!1~0
“P11_11f¢0 de de partida
Pârtlda en en ble radicación del hombre con la tierra en calidad servil:
una sociedad
Sociedad burguesa moderna, la familia en que se nace. la superposición de los derechos de la propiedad y de las
yY sisi sese menciona
menciona otro otro ingrediente
ingrediente importante,
importante, el el de de ln la potestades cuasi-políticas del mando.
"ejemplaridad",
“ejemplaridad”, expresa o tácita,tacita, de modos de vida, q~e qu@ Pivel Devoto, que parecería inclinarse a la tesis de
" . ,' ø _ L
operó
operó tnn tan intensamente
intensamente en en una una sociedad
sociedad tan tan cabalmeTILe
cabalmente un feudalismo agrario oriental
oriental(17)
(17) destaca las funciones
aristocrática como la inglesa tradicional,
aristocrática como la inglesa tradicional, hay que recono- hay que recono- defensivas que la estancia tuvo, sobre todo en el norte, y
cer
cer que
que es es dificilísimo
dificilísimo su su rastreo
rastreo en en las las valoraciones
valoraciones del del que se tradujeron en la tendencia a congregar en torno a
resto de la población (15).
población(15)-_ ella, bajo la soberanía indiscutible del patrón, pueblo, co-
Queda, ~on con todo, el gran tópico
› .
topico del "feudalismo"
¿
“feudalismo agra-
si
agra
_
mercios, capilla, cementerio y gentes, haciendo de cada
rio por considerar. Fijarlo -para la
rio por considerar. Fijarlo -para la iieãaflfm 0 La aCePt9-' negación o .la acepta- establecimiento una fortaleza que tenía tenia y podía bastarse
ción-
ción- no no eses unauna tarea
tarea fácil.
fácil. Luis
Luis Pedro
Pedro Bonav1ta,
Bonavìta, que quâ es ÉS por sí sola.
quien con mayor originalidad de pu~to punto de vista lo ~~ des- Ieâ- Reflejando un periodo
período muy posterior, los cuentos de
. . . - ' f~ p
mentido
mentido(16), (16), insiste
insiste en en que
que la la identidad,
identidad, la la comumdad
comunidad de- Javier de Viana fijaron, todavía con indeleble sabor df' de
maneras
maneras yy tren tren dede vida
vida entre
entre patrones
patrones yy personalpersonal era era en en verdad, la imagen del ganadero fronterizo, de origen bra-
la "estancia
la “estancia cimarrona"
ciniarrona” el G1 rasgo
1”8Sš0 general.
general- El El argumento,
argumento' sileño casi siempre, señor de vidas y biene-sbienes y honras y
para el cual no existía, contrastado con su querer, o su ca-
(14) Con con todo±0¢10 no parece haber estado ausente ausentede las reacciones
de las pricho, ni policia,
policía, ni justicia ni, en puridad, Estado.
de nuestra
de nuestra. clase
clase directora
directora la la. creencia
creencia de de queque lala mediatización
mediatizacionoel del país
pais Obsérvese, no obstante, aueque con la relativa excepción
a3, un peder
poder monárquico
rnonái-quico la la. convertiría
convertiría. ''ipso
“ipso facto''
facto" en una aristocracia.
aristocracia que este fenómeno norteño pudiera
pÜdiera configurar, varias dis-
regular;
regujfl; son San reveladores
¡eve1ad_¢,¡-es los
¡os comentarios de la esposa de Florentino Cafl- Cas- cordias esenciales subsisten todavía entre un feudalismo
tellanos
tellanos aa sus sus amigas,
amigas, atemorizadas
atemorizadas en en lo lo más
más torvotorvo ee intenso
intenso de de la
la.
intervención brasileña: "Pero “Pero entonces nosotras seriamos
seríamos las marque
marque-.. enterizo y lo que fue la realidad uruguaya.
sas, las condesas, las
gasy 1,19 cena-was, 19.5 princesas"prince~as" (En los Informes de J!II. :Maillefer:
M. lvíailleferz La diferencia de que en este tipo de feudalismo, el de
Reviste.
Revista Histórica). ., la Edad Media, no existía Estado, en el sentido moderno
(15) Seria interesante el estudio pormenor
(15) Sería interesante el estudio pormenor de la tentativa. $011- de la tentativa, ocu-
rrlde. en la Cisplatina, de crear una nobleza.
rzids en ls Oisplatina, de crear una nobleza urflgflâïä fïšfiï de Ha uruguaya filial de la bra-
Ia'
de la palabra y de que en nuestro país sí lo había, pero
sileña
siiefia. yy rastrear,
rastrear, sobresobre todo,
$050, suS11 eco
*G0 entre
entre nosotros.
nosotros. Nicolás
Lmoiás He:rera errors era incapaz de cumplir sus funciones más allá de deter-
hubo
hubo de de serser Conde
Conde del del Rosario,
Rosario, Francisco
Praiicisco .Juanicó,
Juanicó, Barón Barón del del M1gu;-
Mille- minado radio, es relativa; el feudalismo sobrevivió con
lete
lete, .Juan
Juan ,fosóJosé Durán,
Durán, Conde
C0nlìe_ del
del Cordobés,
C0_r§_0bëS, Fructuoso Rïvemi Be.r~n
¡`f“°É“°5° Iiivera, mucho al siglo XV y las consecuencias de las dos situa-
de
de Tacuarembó
Tacuarembó yy Tomás Tomás García
Garcia de Zúñiga, Marqués
de_Z11!11g-21, Camïwl ~·~uc
del Campo
1\ïƒ=\f:l“°S ,del _n^i'fã
y Barón
gm-ón de 1% Calera.
¿Q ia, (93131-¿_ De toda
toda. la lista, este últ!mo iilt.ino título
titulo fue el e umco
u. -. ciones vienen a ser, en ambos casos, similares .Que en la
;
cue li'
se hizo i' t' .
efectivo. . Banda Oriental no se haya dado nunca plenamente una

que (16) En efèïânica
äöl Izcšne •'Crónica Genero.!
General de de la Nación" (:M~ntev'.dª~;
la, Nación'' (Montevideo, 1958) 1958)
págs. 56-6s_ También, otros argumentos en D~niel
pãqg 56-66. Daniel Vidart.
Vidart: •_“Las S0-
Las So- .-
ciedades campesinas del &rea platense'' (Montevideo,
cielìedcs cainpesinas del área PïfiW011S@" (M°ïìWVÍde°› 196°) pags' 1°'12' 1960) pags. 10-12. (17) En "Raíces
“Raices coloniales de la
la. Independencia oriental".
oriental”.

16- - 17
economía agraria autárquica y natural es más importante;
todas las teorizaciones sobre "la “la edad del cuero"
cuero” (acierto d~ gentes
dfš gentes unidas
unidas aa todos
todos los
los azares
azares yy peligros de un
peligros de rin-
un rin-
que pertenece a Larrañaga y no a Zum Felde) no destru- c~n de
Con de A_mérica
América _co1!stantemente
constantemente amenazado
amenazado por contraban-
por contraban-
yen el hecho de que "la “la tierra de Sanabria"
Sanabria” integró desd¿
desde distas, piratas,
d_IStas, indios yy portugueses
piratas, md10s portugueses que que acuciaban
acuciaban aa la la
el principio una activa, aunque irregular, economía de mer- ciudad yy sentaban sus reales en "la “la tierra de nadie".
nad1e”_ Fuer-
pum-
cado. Lo que al elemento humano toca, es más relevante templados, modest?s,
tes, ten;plados, modestos, austeros, vivieron esos pobladores
todavía que en la tierra oriental no se haya conocido el montevide-anos una
monte"'.1deanos vida difícil
una vida difícil yy criaron,
criaron, enen sus
sus largas
largas
“encomiendas” que se practicó en casi toda
régimen de "encomiendas" PI`0g@I1ìeS,
progemes, a los que habrían de ser los actores de la li-
Sudamérica. Sin indios mansos no era posible un expe- bertad (20). Aún aceptado
beftad(20)- aC€P'¢8d0 esto, creo que el término es es,
diente semejante y las "encomiendas
“encomiendas de charrúas"
charrúas” que se
otorgaron en Buenos Aires después de 1630 tenían el úni-
co, pero gran inconveniente, de ser absolutamente teóricas.
isšfif ¿°fe°»1;“§fa;e*;1ì°““Y° W
sob_re todo, más retributivo (y retrospectivo) que defini~
tono. Q~e ~a clase estanciera y cabildante haya constitui-
do el
do el Princi
prmc1palal caudal
caïidasl anclera y cëbfldante
que engrosó el futurohaya c.OI.1Sütui`
Patriciado es
Más tarde,
tarde-, el desarraigo del peón, su resistencia a la es- 1una cosa-, extender
una cosa; exptender
I A est eqäe
este engroão
-echo
hecho más e1'futur9
mas alla
allá Patncla-do
nofltiene
no tiene sentido 8%si
tancia, la incoercible aspiración libertaria que tanto se su- lo0 que se Se está
GSÍH intentando
Intentando es una tipificación
t1p1f1cac1on social
socia1(2l).
(21).
brayó en todos los análisis de nuestra sociedad rural, le-
sionó, en uno de sus más importantes pilares, cualquier po-
sible configuración "feudal" (18). Si a todo esto se agrega
“feudal”(18).
que la titularidad de la posesión de la tierra tuvo, por lo
me!loS
menos hasta 1850, una gran fluidez, debe concluirse que
sólo analógicamente existó
exìstó un "feudalismo
“feudalismo oriental'',
oriental”, con-
dición esencial de una clase nobiliaria en un país agrario
y que sólo el prestigio de las etapas económicas europeas
ha llevado a radicar entre nosotros una categoría que de'3- des-
encaja con toda la especificidad de nuestras condiciones.
condicione-s.
Desde 1750 a 1900 en suma, nuestro latifundio parece
haber vivido en un régimen Que que no fue feudal ni capita-
lista sino una mezcla muy especial de esas dos modalidades
imbricadas en una dominante nota patriarcal bastante an-
terior a ambas. Al fin y al cabo, para repudiar hoy la re-
gresividad, la ineficacia y la injusticia de nuestro sistema
agrario basta la realidad nuda y presente sin que f'.ea sea ne-
cesario entenebrecer el pasado con etiquetas verbales que
no le ajustan bien.
Algún historiador -tal el caso del inglés John Street
-(19) habla de una aristocracy
arìstocmcy of oƒ public service, refi-
riéndose con ella a las familias de los primeros pobladores,
cabildantes, estancieros modestos y soldados. Se trataba

((18) también,
18) Esto explica tam blén, en buena parte, el empleo de esclavos
en las estancias hasta la segunda mitad del siglo. Fne,Fue, sobre todo, ge- (20)
(20) ES el
Es 01 caso
caso de
de los
ios Callaros,
C ll¬ '
los Cáceres les Bauzá» les Pagola
neral en el siglo XVIII y podría.
podría ser otra clave, inesperadamente fértil, Sobre todo, los Artigas.
Y, sobre a bros, 108 Caceres'' les Bmw'• las Pagola
pa r a un ''feudalismo''
para "feudalismo" secciona!.
seccional . (2i{I)
2
(Cap( 31) yía 12;”
(Cap _°°“f" estos
para .cerr_ar °st°S_ descartes,
d°S<==11'1=¢S. en un posterior desarrollo
((19) “Artigas and the Emancipation of Uruguay" ((Cam-
19) En "Artigas Cam- más
. èicos
·. Y seconCY..ammara
Íïånìïflilät
la Pøšlble 1denb1f1c_ae1,on del Patriciado con los
posible identificación
bridge, 1959). hadan~~s30Y
::si 1830 con er una nacient~
C911? ''altaalta. burguesía''
burguesxa urugu~ya, qu
uruguaya, ~e dibufia
qu:J se dibu~a
ca P
pero0 apenas esta insinuada
insinuada. en 1815.
18 -_
--19
19
11
II

EL PATRICIO EN SU MARCO

Nació en el tiempo en que Montevideo tenía Gober-


nadores; hijo o nieto de primeros pobladores, estudió en
Buenos Aires, en Córdoba, en Chuquisaca o, 0, más modes-
tamente, con los Padres Franciscanos de la ciudad. Peleó,
joven aún, contra los ingleses; en 1811, rompiendo con los
suyos, acudió a filas de Artigas al acercarse éste a las mu-
rallas pero ya, antes de 1820, se separó de él y volvió a la
ciudad rendida a Lecor hacia,hacía, en esa fecha, tres años.
Acató la autoridad portuguesa y colaboró con la Provin-
cia Cisplatína;
Cisplatina; en 1822, la separación de lusitanos y bra-
sileños le hizo avizorar una posibilidad de liberación que
secundó, discretamente pero no sin valor. En 1825 adhirió
a la Patria Nueva y desempeñó tareas civiles o militares
en los sucesivos gobiernos de Lavalleja, Suárez y Rondeau.
Constituyente en 1828, firmante de la "carta
“carta magna”,
magna", res-
paldó al Presidente Rivera con esperanzada expectativa,
para desilusionarse después de su ausencia y su desorden.
Congregado en torno a Oribe, en quien ve uno de los su-
yos, le siguió a Buenos Aires en 1838 y volvió con él al
Cerrito, donde pasó ocho años en la semioscuridad, vitu-
perando de corazón las intervenciones europeas
europeas. y murmu-
rando entre los suyos contra la inútil severidad del Ge-
neral o su ciega confianza en Rosas. Murió poco despuésdespuéS
de la Paz de Octubre, menos rico de lo que había sido
pero todavia
todavía con un tren de vida holgado, distribuyendo
el trámite apacible l\/ligue'
auacible de sus años entre su quinta de Migue-
let-e
lete y su casa
ca;a del centro. Sus hijos, ya crecidos por enton-
ces, actuaron como dirigentes de los partidos, tales como
éstos se dibujan después de 1351,
1851, pero también abrigaron

--21
21
anhelos de fusión y creyeron en la extinción (algún día),
;tnhelos se debe, en e-n buena parte, a que
que casi todos nuestros patri-
de las viejas divisas. Educados en la Universidad recién giog
cios eran de ascendencia elevada (hijos de funcionarios ci-
fundada, fueron
fue-ron abogados o médicos en la ciudad, o e?tan- estan- viles oo militares
viles militares del Virreinato oo la
del Virreinato la Gobernación,
Gobernación, de
de letra-
letra-
cieros, o burócratas o, en menos casos, militares. Tuvieron dos de estancieros o de comerciantes ricos) y sólo unos
dos,
ros, o burócratas o, en menos casos, militares. Tuvieron poc~s pueden señalarse como descendientes de agriculto-
pogos
tiempo de ver el albor de un nuevo siglo y de sentir,
se-ntir, irres- res o comerciantes modestos, canarios o gallegos casi to-
tañablemente, que también todo su tiempo.
tiempo había pasado. ellos ( 25) .
dos ellos(25).
Esta breve biografía no corresponde a nadie; no coin- La mayor parte de nuestros patricios se caracterizó
cide con ningún ser real. Lograda por acumulación de ras- por una experiencia espacialmente limitada a lo riopla-
gos- no siempre mayoritarios- puede ajustarse muy tense, pues muy escasos fueron los que viajaron más allá
bien, sin embargo, al arquetipo patricio. Admite también, Y y de nuestra región o el Brasil. Los muy pocos que lo hicie-
ls comprensible, una crecida cantidad de variaciones.
es ron fue-ron
fu,!O·ron movidos por razones educativas, la mayoria,
mayoría,
Cubriendo el rol patricio tres cuartos de siglo, es na- algunos otros por la necesidad de exilarse y un reducidí-
tural que pueda marcarse más de una generación en él y simo núcleo por funciones diplomáticas
diplomáticas(26).
(26).
profundas diferencias existan
e-xistan entre los nacidos al princi- La educación de la época era sumaria y difícilmente
pio, al medio y al fin de cualquier nómina ( 22).
nómìna(22). puede identificarse el Patriciado con estudios superiores y
El grupo patricio presenta homogeneidad grande de una cultura correspondiente. Una parte de nuestra clase
origen nacional y racial (23). Nacido en un medio humano
racia1(23). dirigente no tuvo otra instrucción que la adquirida en los
cuantitativamente reducido y con gran contigüidad física,
los vínculos parentales o amistosos formaron entre él cons- rranaga-Berro-Errazquln,
rrañaga-Berro-Errazquin, unido más tarde por matrimonio con la rica
telaciones muy especiales y, en ocasiones, de gran signi- familia Jackson. Un grupo familiar bipartidario
bipartidarlo lo formaron, en cam-
bio,
bio, los Acevedo y
los _Acevedo y los
los Díaz (Eduardo yy Norberto
Díaz (Eduardo Norberto Acevedo,
Acevedo, Antonio
Antonio y y
ficación política yy económica (24). Y
económica(24). Y si ello ocurría así, Cosa:
Cósar Díaz,
D1az, el suegro de este último, Enrique Martínez Martinez 7 y más tardo
tarde
Eduardo Acevedo Diaz).Díaz). Otro más corto, pero de gran altura altura. social, lo
(22) Para la lista
(22) listo elaborada,
elaborado, ver la lo nota 133,
133, al Apéndice "!. 1'. constituyeron
constituyeron loslos Oribe, los Vlana,
Oribe, los Viana, los
los Lasala., etc. También
Lasala, etc. También pesaban
pesaban
Para taslis generaciones patricias:
patricios: Apéndice II. las
las vinculaciones amistosos, antecedidas,
vinculaciones amistosas, antecedidas, a,a. veces,
veces, por
por los estrechos
los estrechos
(23) En dos tercios tabulados de nuestra nuestra. lista (75) hay cuarenta
cuarenta. vinculos
vlnculos. de los padres: la de los espafioles
españoles Antonio Pérez, Roque Gómez, Gómez.
y ocho hijos de españoles, once de uruguayos, ocho de do argentinos, do1 dos Juan Vázquez
Vazquez e Ildefonso García se prolongó en la promoción de Juan
de brasileños, dos de chilenos y cuatro de italianos. Se toma tomo sólo en M2.-ría
María Pérez,
Pórez, Andrés y Leandro Gómez, Santiago y Ventura Vazquez Vázquez
cuenta. la nacionalidad de los padres.
cuenta ' y
J' Doroteo Garcia. Hasta qué punto eran fuertes estos vínculos vinculos puede
(24) Se ha señalado mucho, y se hará aqui aquí también, la la. exi;-
exis- rastrearse cn en las excusaciones judiciales
juáiclales realizadas en la.
la época. Dete-
tencia del "clan" Obes: Lucas Obes y sus cuñados Josó
tencla José Ellaurl, Ni- nido, por caso, en la Defensa, Cándido Juunicó, Juanicó, se inhabilitaron por ese
Herrero, Julián
colás Herrera, Julian Alvárez
Alvarez y Juan A. Gelly. A este grupo debe ado- motivo los tres jueces (Andrés(Andrós Lamas, Florentino Castellanos y Manuel
sarse a Jorge Pacheco, esposo de una Obes y a Melchor, su hijo. Tam- Herrera.
Herrera y Obes) que habían hablan de juzgarlo. No se comprenden bien las
bién aa. Manuel Herrera y Obes, hijo de Nicolás, y ao su pariente y guerras civiles si sl no se tiene en cuenta cuento el efecto amortiguador que
emlssrlo ante Urqulza,
emisario Urquiza, Benito Chain. Igualmente an Juan Pedro Ramírez, estos
esto~ vinculos les prestaron, por lo menos dentro de la clase alta.
yerno dedo Julián Alvárez
Alvarez -Y-y vinculado por ello au todos los anteriores--
anteriores- (25) Es cl el caso de Carlos Villademoros, Tomás Villalba, Jacinto
padro de los conocidos políticos
padre politicos de la segunda
segunda. mitad del siglo. Este Esto Vera.,
Vera, Pedro Bermúdez, Francisco Antonino Vidal, Vldal, José Gabriel Palo-
ramiflcó después en la
grupo se ramificó la. época prlncipista
prlncipistn. au travós
través de vincu- meque y algún otro.
laciones muy importantes: Juan Miguel Martinez, Martínez, cufiado
cuñado de Manuel (26) En tiempos de su juventudJuventud estudiaron, asi:así: en Estados Uni-
Herrera y Obes; éste último tio de los Ramirez Ramírez (José Pedro, Gonzalo, dos, Juan F. Giró; Cándido Oándldo Juanicó,
Juanlcó, Francisco Lecocq y posiblemente
Carlos Maria, Octavio) y con el primero de esta familia·, familia.-, yerno de José Francisco Aguilar lo hicieron en Inglaterra; Teodoro Vilardebó en Pa.- Pa-
Marín Muñoz, etc. Forman el meollo del Patriciado colorado y liberal,
Maria rís; Nicolás Herrera.,
Herrera, Francisco Magariños,
Magarlfios, Lorenzo Batlle y Federico
más tarde "conservador"
“conservador” y por último "prlnciplsta".
“pi-inciplsts". En los afios años ini- Nin Reyes en España..
Espafia. Con misiones diplomáticas salieron del continente
ciales de lala. Patria Vieja obraron fuertemente los vinculos vínculos parentales
pzrentalos Nicolás Herrero
Herrera y Giró; enviados por el Gobierno de la la, Defensa, José
urtiguista, puesto
dentro del grupo artiguista, nuesto que estaban unidos directa directo o indi-
índi- Illlauri y Francisco Mzgariños.
Ellaurl Magarifios. Fueron también a Europa, pero no por
roctomonto Artigas, sus secretarios Barreiro y Monterroso, Otorgués, Ca-
rectamente Cn- lapso dllatudo,
dilatado, Manuel Oribe, Ventura Vázquez, Luis de do Herrera
Herrero Y Y
Pereira tenia
lleros y Lavalleja. Gabriel A. Perelra teni; lazos con los anteriores J'y Adolfo Rodriguez; hay un matiz en ellos entre el viaje de estudios,
Andrés Latorre con LavalleJa.
Lavalleja. Otro núcleo colorado lo formaron la lo fa-
fs- el exilio literal 1 y el spzrtamieuto
apartamiento táctico del país. Otro caso es el
millc Vázquez, Adolfo Rodriguez
mllia Rodríguez ,. y Luis ,.
y Andrés Lamas.
Lomas. El Patriciado alejamiento de la Defensa por parte de Francisco A. Vidal y su ins-
blanco tuvo, aa. su vez, su centro más fuerte en el grupo parental La- Lo- talación en Paris
Paria hasta su lu muerto.
muerte.

22- --23
23
Montevíde0(27).
modestos claustros franciscanos de Montevideo (27). Los periodísticas imbricándolas, y a veces desplazando o pos-
militares formados con posterioridad a la Independencia tergando sin plazo, sus propias vocaciones de hombres de
(los anteriores estaban en superior condición) tuvieron, neg0¢i0s,
negocios, estancieros, letrados, comerciantes, historiadores
como es previsible, poco más que cierta educación ele· ele- poetas (33).
o poetas(33)-
mental yy sólo de unos pocos de origen elevado -Oribe, La• La- E1
El Patriciado se caracterizó, claro está, por algo más
sala, por caso- es sostenible que poseyeran una formación que por un elenco humano. Implicó, también, una para-
profesional regular. En la última generación la situación fernalia de lugares, objetos, valores, modos de vida y
mejoró algo y César Díaz yy Melchor Pacheco y Obes rea- creencias.
lizaron estudios en Chile, Brasil y la capital porteña. Sus casas de la ciudad, sus quintas del Miguelete han
Buena parte del sector letrado civil o eclesiástico estudió sido descritas en distintos periodosperíodos por viajeros y com-
en Buenos Aires, ya fuere en su Colegio Carolino, en su patriotas; el estudio ha tipificado después sus formas ca-
Universidad, en su Seminario o en sus conventos (28). De
conventos(28). racteristicas(34).
racterísticas (34). Con posterioridad a 1900 se produjo una
la Academia Teórico-Práctica de Jurisprudencia egresó, en- intensa corriente de evocación de todo ese mundo ya clau-
tre 1835 y 1840, la primera generación de abogados for for- 4
surado, en la que la poetización transfiguradora de "Los “Los
mada en el país ( 29). Otros ascendieron a la calidad forense
país(29). Parques Abandonados”
Abandonados" de Herrera y Reissig puede ser el
a través de un largo ejercicio y una idoneidad proba· proba- ejemplo más eminente pero en modo alguno el único.
da(30). Una mayor ambición cultural (claro que no en La vestimenta, la expresión, el aire de aquellos hom-
los meros casos de práctica yy entrenamiento comercial) la bres y aquellas mujeres están en cambio directamente vi-
representan los que viajaron en su juventud a Europa o a vos en la admirable galería que el italiano Caetano Gallino
Chuquisaca(31)
los Estados Unidos; los que estudiaron en Chuquisaca (31) pintó entre nosotros con posterioridad a 1833.
Córdoba(32).
o en Córdoba (32). Sus gustos literarios, su cultura, sus primeros alardes
Sobre esta base o la mera práctica, el Patriciado abar- poéticos están en "El “El Parnaso Oriental"
Oriental” de Luciano Lira
có una gran cantidad de quehaceres humanos y carreras. (1834) y en el "Album
“Album de poesías uruguayas"
uruguayas” de Maga-
politicos, letrados, militares, comerciantes, estancie-
Tuvo políticos, riños (1878). Como saldo de posibilidad creadora valen
ros, hombres de empresa industrial, eclesiásticos, periodis- poco pero no son testimonio de prìmitivìsmoprimitivismo intelectual.
tas y hasta algunos escritores. Suponerlos hombres espe- Poraue debe afirmarse que las lecturas del Patriciado
Porque
cializados sería falsísimo. Las dimensiones reducidas de la edu;ado eran sustanciales; comparar la cultura (por ejem-
educado
clase dirigente, la escasa densidad social de un país des- plo) de Bernardo Berro o Andrés Lamas con la de un po-
arbolado, la multiplicidad de funciones exigidas por ello, lítico de nuestros días sería reiterar algo semejante a la
gravosas presiones de nuestra circunstancia hacen que
las gravasas melancólica observación de Wright Mills de que mientras
melancólìca mientra..s
mayoria del Patriciado haya tenido q_ue
la m2_yoría que cumplir urgidas Washington distraía sus ocios leyendo las cartas de Vol-
tareas políticas, militares, administrativas, diplomáticas o taire y el "Essay
“Essay on human understanding”,
u:-iderstanding", Eisenhower
Eisenhovver
mata los suyos leyendo novelitas de detectivas y vaque- vaa_ue-
(27) AsíAsi ocurrió con A!tigas,
Artigas, Callercs
Oallercs yy Otcrgués; otros, ot-ros, como ros.
Barrciro, dGlJieron
Bar-r::iro, debieron completar este bagaje con lahoL labor antcdid&ct2
autodidacta bast~nte
bastante Nada preciso, en cambio, es lo que puede dedrse decirse de
arapiia.
amplia. la<:< convicciones religiosas
las reli;:>;iosas del Patriciado. Es posible sos-
Acuña, de Figueroa, Acevedo, Florentino Castellanos, Fran-
(28) Acuña
cisco Sols.:n~
ci3co Solano de Antufía,
Antuña, Jesé
José Ellauri, Francisco ;J. 3'. !ánñoz,
Muñoz, Tomás Gar- tener con seguridad, y en calidad de trasfondo del cuadro,
cía de Sí~ñiga,
Zúñiga, Sm1tiago
Santiago Vázqu.ez, Villademoros, Juan Carlos Gó~ez,
Vázqiiez, Vi11ademorcs, Gómez, qne la uruguaya fue, desde tiempos
que tien1pos de la Colonia, una so-
ïrancisco Llambi,
Francisco Llambí, etc. De los ecL~siásticos,
ecl-ssiasticos, casi todcs:
todos: :Larrañaga,
Larrañaga, Mon- ciedad menos militantemente c'1tólica católica eme
que cualauiera
cualquiera otra
terroso, Lorenzo Fernánde3,
tsrrosa, Fernández, Vera La.rrobln.,
Larroble., L:ir;o:'.lro
Limro G:-.;1,Ja,
Gczlea, etc. de América hispánica. observad~ aue
hisoánica. Se ha observado la expulsión
que fa-
(-29) ~!anuol
(29) Manuel Herrera yy Obos,
Obes, José María
'María Muñoz, Cándido Jns,njcó,
Juanicö,
.Tcaa1u'ín RequB~.rn.,
J'ca[i1Ún Hermana, Jaime Estrá:::ulas,
Estrázulas, cte.
etc. cl_e Jesuítas,~ en 1767, no produjo (a diferencia
de los Jesuitas, diferencia de la
(30) Francisco Araúcho, Juan .Jesé José Aguinr,
Aguiar, Antonino D. Costa.
{31)
(31) Jaime Zudáfiez,
Zudáñez, Juan :r,Jaxía.
María P6rez,
Pérez, Francisco B.emíg:fo
Remigio Cn.s-
Gas- AlJóndice III: Las ocupaciones del Patriciado.
(33) Ver Apéndice
tcllanos yy Juliin
t~llanos Julián Alvarez. (34) Sobrr.
Sobre "todo esto, ver Horacio Arredondo
todo esto. Arrcdondo "Civiliz?.ción
“Civilización del
José M:.1nuel
(32) .José Manuel Pórez
Pérez Ct:stellano
Castellano yy Jnlián
Julián A!varez.
Alvarez. Uruguay" (Montevideo, 1951) t. !. I.

DO »P- -....25
25
casi revolución que provocó en otras part'-ëS) GCO o0 emo-
partes) eco El ambiente, de acuerdo a una larga tradición, seguía
seguia sien-
sien-
ción visible en el país. Un siglo después, con motivo de do sobrio, temeroso de aparentar.
afirmaria que la Igle-
la consagración de Jacinto Vera se afirmaría El estilo moral y vital del artiguismo había sido el de
de
sia uruguaya aparecía como una estrella pálida en el ƒìr- fir- una austeridad revolucionaria, con fuertes reminiscencias
momento del continente americano. En el correr de ese
71tamento de Grecia, de Roma republicana, del Iluminismo y la Re-
lapso, se acumularon l&
lapw, la influencia protestante anglosajona, volución Francesa. La pobreza de equipos y de objetos,objetos
la acción del liberalismo español y francés y la tenaz obra en Purificación respondía (y reclamaba a la vez) a un
oe la Masonería, que tiene reuniones precursoras en el
e.e talante hostil a toda pompa, celoso de la máxima simpli-
Montevideo ocupado de 1807, se organiza en 1830(35), y cidad. Era auténtico en Artigas; posiblemente le resultaba
alcanza sus mayores alturas, entre el fin de la Guerra incómodo a su séquito ciudadano y connatural, en cambio,
Grande y el del siglo, con Gabriel Antonio Pereira, Flo- al campesino, estanciero o militar, Que que nada tenía
tenia que·
que
rentino Castellanos y Carlos de Castro. desechar para vivir en la parquedad en que habíahabia nacido
Sobre este contexto, las convicciones religiosas de nues- cre-cido. Este sello, con el interregno cortesano de la
y crecido.
tro Patriciado típico (y salvo un núcleo intensamente re- Cisplatina, quedó impreso en la vida nacional, y a él se, se
ligioso de origen español) aparecen moviéndose entre un referirían numerosos extranjeros y nacionales hasta el si-
catolicismo doctrinalmente tibio y un deísmo espiritualista “carácter na-
glo XX, como ingrediente de un definido "carácter
también desvaído.
tdmbién desvaido. Aunque su plena acuñación sea algo cional”, como rasgo de un dechado uruguayo. En 1827,
cional",
posterior no deja
de-ja de valer para aquellas promociones una Pedro Trápani
Trâpani condensaba en una carta la aspiración a
división de actitudes que fue característica de la clase di- un gobierno justo y humilde, apartado de aparatos, pom-
rigente criolla hasta casi nuestros días: marido e hijos vas
pas y demás sarandajas de puro ƒausto.
fausto. Todavía
Todavia en 1833
1833'
“liberales”, en toda la variedad que va desde el
"liberales", e-l anticle- Darwin destacaba dentro de la sociedad montevideana la
D&rwin
ricalismo al ateísmo; mujer e hijas educadas religiosamen- perfecta ignaldad
igualdad que reina en todas partes. Durante el e-l
te y con frecuencia fervorosas. La religión resultaba con- período, por lo menos, de su forma plena, el Patriciado no
cebida, esencialmente, como un seguro del orden familiar, renegó nunca de este ideal, que quedaque-da como uno de los
de la disciplina filial, de la castidad prematrimonial; a
<ie elementos más firmes, más distintivos, de esa visión nor-
menudo -también- como una garantía epilogal, como la mativa que todo paispaís se hace de sísi mismo.
condición de una muerte conforme y apacible.
Puede sostenerse, por fin, que el Patriciado conoció
cierto lujo de residencias, muebles, vestimentas y carrua-
jes. Una verdadera opulencia, y las maneras aue que le corres-
ponden, tenía visibles antecedentes -si a inv-entarios
inventarios con-
servados nos atenemos- en las grandes familias coloniales
de los Viana, los Alzáibar, los Sostoa y alguna otra. En los
tiempos independientes también fue notoria en algunos ri-
cos: Juan María Pérez y Francisco Juanicó valen como
como ejemplos. El tono general, sin embargo, era tan no-
toriamente parco, modesto y, si se Quiere,
quiere, aldeano, que
todavia en la sexta década nuestro implacable censor Mai-
todavía
llefer podía anotar que era Florentino Castellanos el úni-
que sabía recibir en su casa (de acuerdo a las
co oriental aue
pautas que un diplomático exigía). yY debía tener razón.
(35) Con Gabriel A. Pereira, Carlos de San Vicente, Francisco
Mflsariños, José
Magarifios, Jose de
ae Béj:ir
:Béjar yy José
Jose Brito
Bm@ del
del Pino,
Pino, entre
entre los
ios más
mas im-
im-
portantes,
portantes.

26_
26 - --27
27
111

LA ECONOMIA DEL PATRICIADO

el)
a) montevideana.
El mostrador montevideano.

La fortuna patricia provino -la afirmación tiene va-


lidez general- de lo más exitoso de la inmigración mon-
tevideana del siglo XVIII. Esa inmigración, que formó los
cuadros del Cabildo de la ciudad, desde 1726 hasta la In-
dependencia(36),
dependencia (36), que se enriqueció con las adjudicacio-
nes de tierras, el comercio terrestre y marítimo yfY'. la indus-
tria saladeril, recibió entre el fin de la centuria y 1810, el
aporte de algunos españoles que llegaron con grandes bie-
nes al país, sin que tampoco faltara en ella la aportación
francesa e italiana(37).
italiana (37).
Constituyó así la selección de los primeros pobladores,
estancieros, comerciantes y hasta artesanos que sobrevi-
vieron a muy duras condiciones y se elevaron después, lle-
gando, hacia las Invasiones Inglesas, al dominio económi-
co incontrovertido de la ciudad. Con las excepciones ya
anotadas, fueron hombres que iniciaron su patrimonio en-
tre nosotros; gallegos y vascos, en su mayoria(38),
mayoría(38), carac-

(36) La nómina.
nómina en De María: "Compendio
“Compendio de la historia.
historia de
la República Oriental del Uruguay" (Montevideo, 1895) t. 1,
le I, págs.
168-179.
(37) No deja de ser curioso que entre la
is primera decena de po-
bladores
blacfores de Montevideo se encontrara un Borghese (Burgues) y un
Oeiilois
Caillois o Ceiiot
Callot (Galilea).
(Caillos).
( 38) Los catalanes fueron aportación algo más tardía, pero tam-
(38)
suficientemente importante como para que Pérez Castellano, en
bién lo suficientemente
carta de 1787, les llamara •'levadura''
su cana. “levadura” de nuestro Montevideo co-
lonial, con 1;;
lonial. Con las gentes de otras zonas periféricas de España constitu-
Espalía constitu.

--29*
29'
te-rizados, se ha sostenido, por la frugalidad,
frugalídfld, la capacidad de los que pudieron vivir los primeros montevideanos
montevideanos(42) ( 42)
dure-za, la acentuada escasez de imaginación.
de trabajo, la dureza, yy nutrió luego, hasta mediados del siglo XIX, grandes pa-
'Con estos rasgos morales yy psicológicos, se ha idealizado
·Con trimonios.
tr!monios.
la indudable aspereza de la "primera La exportación de frutos del pais país dio un decisivo en-
“primera acumulación",
acumulación”, pero
con todo, yy teniendo en cuenta el medio y el origen, no es vión a las ambiciones de la clase comercial. Primero fue-
ron
ron los
los cueros,
cueros, dede los
los que
que se
se exportaron
exportaron en 1787 la
en 1787 la canti-
canti-
difícil conceder que pudieron ser mayoritariamente efec-
dad de un millón por el puerto de Montevideo sin contar
tivos.
tivos. la cifra, probablemente pareja, de los que debieron evadir
Entre 1300
1800 y 1810, estos hombres constituyeron la fuer- lus
los controles por toda la frontera de la Banda. Después
za principal de la ciudad, la crema social, los padres de
w fueron industrializadas las grasas y el sebo y, finalmente,
muchas de las figuras del Patriciado o supervenientes pa- la carne se aprovechó en forma de charque, de tasajo. Los
tricios ellos mismos (39). s<::laderos
saladeros constituyeron, desde las dos últimas décadas del
No hay que imaginarlos
imaginarios en la rutinaria tarea del sim- s:glo
s;glo XVIII, una actividad industrial que también cayó en
ple comprar y vender mercaderías
mercaderias con que satisfacer las montevide-anos yy a la que se vincula-
manos de los ricos montevideanos
necesidades de un mercado tan estrecho como el de de- Mon- ron nuevos nombres conspicuos en la ciudad ciudad(43).
( 43) .
tevideo y sus alrededores. Uno de sus S-us grandes negocios Con tales armas en la mano, la clase comercial mon-
fuE:ron
fueron los "asientos"
“asientos” de esclavos, un rubro que contribuyó tevideana inició en el siglo XIX su carrera hacia el poder.
sustancialmente a algunas de las sólidas fortunas de aquel Una carrera que se transformaría pronto en la aspiración
tiempo ( 40). Otro fue el de la compra, armamento y expe-
tiempo(40). a subsistir a través de la Revolución, a no desaparecer
dición de buques, actividad que formó parte de ciertas con ella.
ccn
combinaciones económicas complejas pero que también fue Hasta allí yy aun dentro del remolino, la clase comer-
para otros dedicación más simple y especializada ( 41). La
especializada(41). cial montevideana se movió con una variedad tal de talan-
guarnición de Montevideo yy el activo tráfico de la marina tes y de posturas que sólo el fuerte cordel del propio in-
die-ron origen a una intensa gestión de proveedores
militar dieron terés puede enhebrarlas coherentemente.
yy asentistas que comenzó siendo uno de los pocos rubros Enriquecida por el sistema de los "navíos
“navíos de registro"
registro”
instaurado por Carlos III, representó la libertad y la ini-
yeron un sólido grupo de trabajo, para el cual su destino en nuestro ciativa económica frente a los alardes monopolistas de Bue-
continente --como
-como lo observaba finamente José L. Pérez de Castro- Castrc- nos Aires yy al mismo tiempo una tendencia monopolista, u
se traducía en el término de "hacer “hacer la
la. América". Una expresión muy oligopolista
oligopolìsta -una palabra que habrá que usar- frente al
diferente a la ls. de "las
“las Indias" con la que expedían
expedisn el mismo propósito
andaluces y castellanos, haciéndolahaciéndola. símbolo de una riqueza fácilmente
cuerpo dede- hacendados. (Ese cuerpo de hacendados que no
~lograda,
10grsda, de una, una actitud predstorìa
predatoría ante ella. luchaba ya contra un monopolio formal, como tantas veces
(39) Los principales aparecen firmando numerosos dccumen- documen- y erróneamente se ha esquematizado, pero sí si necesitaba, Y y
tos de la época, viva viva. manifestación de un activo espiritu de cuerpo. exigía, tanto liberación de trabas impositivas c?mo como mayor
Sus nombres
Sus nombres eran eran los
los de
de Miguel
Miguel Antonio
Antonio V!lardebó,
Vilardebó, Francisco
Francisco Antonio
Antonio variedad
Maciel (hasta su muerte en 1807), Pedro F. 1'. Berro, Pedro Errazquin, variedad de de lugares
lugares de
de embarque,
embarque, mejores precios y,
mejores precios y, sobre
sobre
Luis Godefroy, Francisco Juanicó, Ildefonso y Faustino Garcia, Mateo todo, más diversidad y más competencia de compradorea compradores
Magariños,
M9-Eariños, Roque Gómez, Manuel Diago, Diego, Joaquin
Joaquín Chopitea,
Chopitea., Juan Mén- -
-y productos.~ .
y no sólo españoles- para sus productos.) ,
Caldeyrs, José González Vallejo, José Batlle y Carreó, Antonio Pérez,
dez Caldeyra, Las Invasiones Inglesas fueron un dec1s1vodecisivo remezan
remezón
Cristóbal Salvañach, Jaime lila, Illa, Antonio de San Vicente, CarlosGarlos Ca-
Ga-
para la
para la clase
clase comercial
comercial montevideana
montevideana que
que si bien respon-
si bien respon-
mllfläfl, Jerónimo
musso, -T°I6111I110 de Olloniego,
0110111080, Juan Vázquez, Antonio Massíni,
Massìni, Domingo
González, etc. También, por esa época, parecían contar con un sé- dió
dió enen su
su mayoría,
mayoría, yy con
con generosidad,
generosidad, aa las
las exigencias
exigencias de de
quito jurídico-notarial
jurídico-notarial que componían Lucas Obes y Gerónimo Pfa Pío
Bianqui.
((42)
42) En los primeros afioR
años de la ciudad, ya.
ya los vecinos funda-
((40)
40) Sobre todo as las de Mateo Magarifios, Magariños, Luis Godefroy,
Godefrcy, Fran-
dores reclamaban franquicias para la industria del "bizcocho",
cisco Juanicó,
Juauicó, Francisco
Francisco Antonio
Antonio Maciel
Maciel yy Antonio
Antonio dede San
San Vicente.
Vicente. “bizcocho”, con el
cisco
que se alimentaba a la guarnición.
(41) Ver Clifton A. Kroeber: "The “The growth of the shipping in· in-
dustry in the Río Rio de la Plata Region: 1794-1860" (University ot of Balbin y Vallejo, Gesta!,
(43) De Medina, Balbln Gestal, Zamora, Larravide,
Wisconsin, 1957). Piñeyrúa, Solsona, Buxareo, etc.

30_ --31
31
30 -
.I

la Reconquista,
la Reconquista, tampoco
tampoco dejó
dejó de
de sentir
sentir dentro
dentro de de sísi misma
misma 1
il
il
l
-›
mercancías dejadasdel-a¿aS por
un latente conflicto.
un latente conflicto. Fue
Fue elel conflicto
conflicto entre
entre esa
esa fidelidad
fidelidad inercancías por los ingleses en
los ingl?:?s en Montevideo.
Mon~ev.ideo. O, O, pa_
pa-
nacional yy la apenas escondida simpatía a Inglaterra, a :1 ra precisaflo
ra me]-Or; quiso
precisarlo mejor: quiso I'.erc1b;r
percibir mon?pohsticamente
monopollsticamente los los
ese pais
ese que representaba
país que representaba para
para loslos hombres
te burguesía sudamericana algo así como el símbolo
hombres de de la la nacien-
nacien-
simbolo del
l frutos
frut ¿G la Operación pero invoco tambien los argumentos
03 de la operación pero mvoco tamb1en los argumentos
liberales
11be¡¬a1@; para resistir a los tributos (52 % %?)) que quiso im-
curso prometedor de los nuevos tiempos. La ambigüedad l'.._g.a.«,;- prmer Buenos Aires a la entrada de esos bienes a su Banda.
pfmer Baiida.
radical que estos dos impulsos provocaron no fue ajena No
Nú dejaría (entonces y después) de de- recurrir al contraban-
a las actitudes cordiales del Cabildo para con el invasor r
i
d:i
do todas
todas las las veces
veces queque ello
ello lele conviniera
conviniera ni ni despreciaría
despreciaria.
inglés, que tan graves peligros involucró para algunos de tampoco, los frutos de la guerra, financiando el corso, muy
los miembros de este cuerpo después que aquél se retira-
lo!: activo en algún momento, moinento, contra la navegación inglesa.
ra(44).
ra ( 44). El pueblo y otros sectores de la sociedad montevi- Empobrecida y perseguida durante las guerras de Ar-
deana no habían habian sido tocados todavía
todavia por este proceso de 1r tigas,- la clase comercial se benefició en la Cisplatina, co-
tigas,·
“modernización” europeísta
"modernización" europeista que a la clase comerciante al-
canzaba, no viendo, por tanto, en él, yy esto de modo vio-
4
1
mo
rrio Pivel lo ha observado, con el renovado movimiento
del puerto yy con el general tono conservador de la politica política
lento, irracional, más que una mera traición traición(45).
( 45). lecoriana. Conseguida la independencia política del pais, país,
1
Entre 1810
Entre 1810 yy 1815,
1815, en
en que
que loslos "tiempos
“tiempos revueltos"
revueltos” ad- ad- <Jfianzó
afianzó sobre la nueva república una influencia que, aun-
vinieron, la
vinieron, la clase
clase comerciante
comerciante se se refugió
refugió en en las
las fuertes
fuertes 1
1
que tuvo altibajos, no ha conocido hasta hoy ninguna quie- qule-
certidumbres
cert,id~mbres de de un localismo ciudadano
un localismo ciudadano que que fue
fue para ella
para ella l decisiva..
bra decisiv·a.
la única
la forma viable
ui:1ca forma viable dede "patriotismo"
“patriotismo” yy en en un orgullo
un orgullo Si recapilulando,
recapitulando, se parte de un poderoso impulso lu-
gremial frecuentemente
gremial frecuentemente desaforado
desaforado(46). Los movimientos
( 46). Los movimientos cr:o¡tivo,
crativo, es d::ible
dable ver cómo la cl2cse clase comerciante buscó sn su
aa que
que se se libró
libró enen esos
esos años
años son
son sobremanera
sobremanera complicadoR
complicados 1 incremen1o
incremento por tres caminos distintos, distiiitos, por tres diferentes
y no
Y no se se agotan
agotan en en ninguna
ninguna antítesis
antítesis fácil.
fácil. Si
Si había
había encar-
encar- vías
vias cuyo empleo acompasaba a las distintas circnnst::mcias circunstancias
nado cierta
11ado cierta libertad
libertad económica
económica frente
frente aa Buenos
Buenos Aires
Aires, re-
re- históricas que el pais país vivió.
presentó
presentó después después de de 1810
1810 el
el monopolio
monopolio comercial
comercial de d~ los
los i Uno fue el de la ya examinada multiplicación de ac-
españoles ante
españoles ante lala vecina
vecina rival
rival pasada
pasada aa la la Revolución
Revolución tivid::ides:
tividades: una clase comerciante químicamente pura re-
y al
Y al "multilateralismo".
“multilatera1ismo”. Si Si había
había buscado
buscado el el oligopolio
oligopolio sultó siempre un ente menos real aue que una clase comer-
frente aa los
frente los estancieros
estancieros yy aa la
la competencia
competencia del del comercian-
comercian- deci~'\idamente comprometida
ciante decididamente comprometìda e;1 empre~as industria-
en empresas
te extranjero, huscó buscó aprovecharse de los frutos de la fran- les, agropecuarias.
~es, financieras y agropecuari2.s.
quicia comercial en ocasión de la venta de las valiosas La segunda vía via fue la ext?nsión
extensión del radio de inflnen- influen-
cia. Con un puerto natural muy superior al de Buenos Ai-
cb.
(44) Mass!ni,
(44) Massini, padre
padre deldel constituyente,
constituyente, Juan
Juan Vida!,
Vidal, Mateo
Mateo Maga-
Maga- res, el Patriciado comerciante no abandonó, por lo menos
riños, Antonio
rU!.os, Antonio de de San
San Vicente,
Vicente, Francisco
Francisco Juanicó
Jiianicó y y algunos
algunos otros
otros fue-
fue-
ron objeto de amenazas de muerte. hasta 1860, el gran proyecto de de- convertirse en el m.'Íximo
máximo
((45) Pflblo Blanco
45) Pablo Blanco Acevedo,
Acevedo, solvente
solvente historiador
historiador de de este
este periodo, emporio del Río de la Plata, la gran factoría factoria del "hinter-
“liinter-
sostiene en
sostiene en susu libro
libro "El
“E1 Gobierno
Gobierno Colonial
Colonial enen el
el Uruguay",
Uruguay", la la exis-
exis- 1;,n¿1" p;~0vln@ìa1_
:and" provincial. La resistencia que en esto encontró encontro fue
tencia. de
tencia de tres
tres clases
clases sociales
sociales (y (y uns. cuarta supen!niente)
una cuarta superviniente) en en el
el Mon-
Mon-
~iempre más fuerte que todos sus planes y tuvo sus epi-
siempre
tevideo de
tevideo de aquel
aquel tiempo,
tiempo. UnaUna clase
clase alta
alta espaiíola,
española, funcionaria,
funcionario, militar
militar
yy comerciante.
comerciante. Una Una. clase
clase media
media de de espaiíoles
españoles pobres, criollos yy extran-
pobres, criollos extran- sodios capitales en eii aauellos
aquellos derechos impuestos por Bue-
jeros.
jeros. Un Uii pueblo racialmente heterogéneo
pueblo racialmente heterogéneo de de cuarterones,
cuarterones, pardos,
pardos, ne-ne- Aires en 1808,
nos Aires. 18ü8, en los
los que e:;tableció
estableció Rosas en l835 1835 y en
SIOB, Y
gros, y aindiados
Billdlfl-dos (una
(uns especie de "lumpen-proletariado"),
“luinpen-pro1etariado”). A esta este di- 105 C}Ue·
los ¿¬_U_i¿. todavía
ïgdavía se5@ aplicaron
aplicaron en en el
el período
periodo de de la
la Confede-
Confede-
visión se
visión se habría
habria sumado,
sumado, después
después de de 1780,
1780, una clase artesana,
una clase artesana, de de con-
con-
dición másmás elevada
elevada. que
que Jala última,
última, nutrida
nutrida por las maestranzas
inaestrsnzas de de Jala ración
ración (con (C011 vistas
Vistag a proteger los
a p1'0'(GgE];` puertos del
105 p\,lQI`ÍOS d€i Paraná).
Pafïlïlšâ). La
La
dición por las
guarnición y por marinos que decidisn permanecer
guarnición Y por marinos que decidían permanecer en la ciudad. en la ciudad. división (antes de éstos) del Plata en dos naciones fue
(46) En un documento de 1810, el gremio comerciante aunque fatal a tales perspectivas y el propio y rápido desarrollo d€SH1`I`0110
reconoce que que el el pueblo de Montevideo
Montevideo ''no “no tiene
tiene artes,
artes, nono tiene
tiene In-
in-
reconoce
dustrias, su
pueblo de
su agricultura
agricultura camina
camina torpemente
torpemente por entre espinas
espinas y y peñas-
de Buenos Aires las alejó para siempre.
dustrias, por entre peiías-
COS”, cree que merece "el
cos", “el titulo
título de ciudad comerciante" y esto parece El tercer camino resultó, por pcr el contrario, transitable
bsstarle
bastarle para
para su su inflado
inflado orgullo.
orgullo. hasta hoy. Puede llamarse el de dc la "concentración
“concentración en la
cima”, el oligopolio del "alto
cima", “alto comercio".
comercio”. Se tradujo en la
32-
-__33
33
creación de una estructura jerarquizada de gestores que, sus conocidas "Cartas",
“Cartas”, observaban que en el Río Rio de la
si admite en su base la extensión y multiplicación de es-
1:1i Plata el interés se acercaba habitualmente al capital.) Los
tablecimientos, a todos los subordina a un pequeño núme- plazos eran cortos y la garantía
garantia canónica estaba constitui-
ro de casas directoras. Tan cerca del presente como la últi- D
da por las
da por las no
no muchas
muchas y y ya
ya gravadas
gravadas fuentes
fuentes impositivas.
impositivas.
“derecho a la cuota"
ma década, el "derecho cuota” representó una última 't Otras
Otras veces
veces se
se fue
fue aa la
la enajenación
enajenación directa
directa de
de esas
esas fuentes
fuentes
forma proteica en la conservación, variada y celosa, de aa cambio
cambio dede la
la cantidad
cantidad necesitada;
necesitada; es
es de
de calcular
calcular que
que en
en
esta preemìnencia.
preeminencia. la mayoría de las ocasiones -aunque el riesgo no faltara-
Ninguna clase del pais
país ha tenido, seguramente, una el previsto de los producidos no perjudicó a los presta-
más firme conciencia económica de conjunto ni ha sido ob- mistas.
jeto de críticas semejantes a las que contra el sector co- Cualquier obstáculo inesperado a la marcha de la Ad-
mercial se han dirigido. Hasta el Presidente Herrera y Obes l ministración, cualquier amenaza revolucionaria hacía su-
que, hacia fin de siglo, expresaba su deseo "de “de ver andar bir el interés; cualquier traba en el pago de las obliga-
alpargatas” a toda la oligarquía comercial, se viene re-
en alpargatas" ciones tenía el mismo efecto sobre nuevas operaciones siem-
pitiendo desde la época colonial una corriente constante de pre inminentes. Aun antes de que tuviéramos una Bolsa
hostilidad. En 1779, en documentos de hacendados y en ex- de valores (con lo que estas maniobras se renovaron) es-
pedientes del Consulado se sostenía que los comerciantes te tipo de tácticas -alguna vez lo denunció Lucas Obes-
de Montevideo no tenían más patriotismo que el interés
<ie fue muy proficua para unos pocos. Siendo,Siendof además los pres-
propio, más impulso que el lucro ni más actividad que el tamistas los más fuertes comerciantes, había un interés
giro pasivo de comprar y vender (lo que no era cierto). público en el estricto cumplimiento: su caída arrastraba
Belgrano afirmaba en Buenos Aires que los comerciantes la de todo el comercio y podía implicar un colapso na-
de su ciudad sólo sabían vender porp-0r cuatro lo que compra- cional.
ban por dos (un margen menos crecido que el del pre-
Esta permanente debilidad de un Estado que no pue-
critica era seguramente válida para los nues-
sente) y su crítica de disponer de sus recursos fiscales, menesteroso de par-
tros. Y el mismo rol de acusaciones: rutinarismo, lucro ticulares o del subsidio europeo o brasileño es, si se le
desmedido, visión angosta de los intereses comunes, loca-
df:smedido, une a la falta de un mecanismo bancario adecuado, una
lismo, se fue repitiendo en muy variadas ocasiones pero de las cojeras clásicas del Estado Uruguayo, una de las
con similar impostación. razones de esa indefensión que preocupó a los mejores
orientales del período patricio.
Tampoco ha sido estudiada la alta clase profesional.
b) Otras fuentes de fortuna. Notorio es, sin embargo, que nuestros primeros médicos
nacionales y los extranjeros que aquí se afincaron, fueron
Se sabe que la usura constituyó un verdadero azote personas de relevancia social y que acumularon fortunas
de Montevideo hasta bastante entrado el siglo XX.XX, De su importantes, invertidas a menudo en tierras. La condición
f0rma pública, los préstamos al Gobierno, es posible cal-
forma de abogado con título de Chuquisaca, Buenos Aires o Es-
cular que fue uno de los basamentos más sólidos de al- paña, la habilitación lograda por una eficiencia probada,
gunas grandes fortunas. Una historia económica del país el diploma expedido por nuestra primera Academia im-
tendrá que acercar mucho el lente a ese complicado trá- portaron en la época patricia credencial natural de di-
f1_co de dinero que se anudó entre administraciones cró-
fico rigente. En un país semidesarbolado de instituciones y le-
nicamente urgidas de numerario y un núcleo relativamente › yes propias, con una intensa actividad mercantil yY una
invariable de importantes comerciantes prestamistas. Los verdadera maraña legal entre la que moverse (tal fue la
intereses variaron con el tiempo y las circunstancias en- situación hasta nuestros primeros Códigos), la actividad
trf·
ÍTG el UI10
uno Y medio
medÍ0 y
Y el
81 tres por ciento mensual; en épocas del letrado no tuvotuvo, seguramente, una significación menor
excepcionales la tasa se acercó al cuatro por ciento por de la que asumiría en ~n tiempos posteriores yy se
Se halló, como
C0m°
mes. (No mucho tiempo antes, los hermanos Robertson, en es natural, mucho más concentrada en un0S unos P0605-
pocos.

34-
34 - ---35
35
Alguna atención habría
habria que dedicar también al sector primer Gobernador de Montevideo, comenzaba en las fuen-
de los propietarios de inmuebles en la ciudad. Los alqui- tes del Cebollati y segu'.a
seguía la línea
linea de la Cuchilla Grande
leres eran bajos pero las sumas conjuntas importantes pa-
kres I
hasta Carnpá
Casupá y Santa Lucía, cubriendo las zonas de Godoy,
ra la época: cuarenta mil pesos mensuales pagaban los 105 Polanco,
Polgngo, Marmarajá, Aiguá y Barriga Negra.
montevideanos en 1835 por dos mil seiscientas casas yY la i En el litoral sur, comprendido en la jurisdicción de
propiedad urbana -si es que se atiende al inventario de
p·opiedad Buenos Aires, había desde principios del siglo XVII va3- vas-
de la época- se hallaba en no
algunas grandes fortunas de- tas estancias; las primeras se Se otorgaron en 1635 y 1636;
muchas manos. Era una inversión segura, salvo unas po- fue después que se fundaron los grandes latifundi03 latifundìos del
cas ocasiones (época cisplatina para los arrendadores de Colla, perteneciente a la Orden de 103 los Bethlcmitas y pro- pro··
la plana mayor portuguesa; Guerra Grande para los que
ia piedad más tarde de Francisco de Medina, y el del arroyo
militares y sus familias) que no alteran la
alquilaban a miliü:res de las Víboras, del que fue dueño Juan de Narbona. Ade-
estabilidad general.
l y
“Desamparados” y otros dominios,
más de sus tierras de "Desamparados"
los jesuitas
jesuítas poseyeron en el arroyo de·
Y dos leguas, con veinte mil cabezas de
de- las Vacas cuarenta
d~ ganado, herrería,
c)
e) Los dueños de la tierra. carpinteria, jabonería, telares, grandes huertas de frutales
carpintería,
y casi doscientos esclavos.
Durante la época colonial se constituyeron en la Ban- Las propiedades de los cuerpos públicos yy del Rey tam-
da Oriental enormes latifundios. Sus límiteslimites eran tan im- '.m.n-,.'-»1 bién eran extensísimas. La "Estancia
“Estancia del Cerro",
Cerro”, o "del
“del
precisos que hoy resi~lta
p·eci.sos resulta problemático fijar las dimemio-
dimensio- Rincón del Rey"Rey” ocupaba toda la zona de Montevideo al
nes de muchos de ellos. De algunos apenas se conoce el Pantanoso, La Estancia de San Ramón (del Rey
oeste del Pantanoso.
rombre del propietario o el del fundo, de otro::;
Pombre otros su ubica- Li también) se extendía entre el Santa Lucía Lucia y el Tala. La del
ción más o menos vaga.
c(ón Este cubría toda la costa entre Maldonado yy San Ignacio.
El Padre Barral, primer Párroco de Montevideo, era El centro de la Estancia del Cabildo de Montevideo estaba
dueño de toda la 2xte11sión
duefo extensión comprendida entre lDs. los río.o
rios `, asentada en lo que hoy es el área urbana de Florida y
Santa Lucía y San José; su estancia, hacia el arroyo de la
Virgen, era conocida con el nombre de "Tape:::as “Taperas de San-
š corría a lo largo del Santa Lucía chico desde el Pintado
hasta la Cruz. Al norte del de-l Río
Rio Negro, la estancia del
Fe”. Miguel Zamora poseía cuarenta y seis ieguas
ta Fe". leguas cua- Pueblo misionero de Yapeyú abarcaba los departamentos
dradas (165.000
(165.090 cuadras) en la zona de los ríos Negrn Negro yy de Artigas, Salto, Paysandú yy mitad del de Tacuarembó;
cie
Tacuarembó. Manuel Durán era poseedor de ocho e~ian­
Tacuarcmbó. estan- la del Pueblo de San Borja la mitad del departamento ele de
cias. Francisco de Alzáibar, el hombre posfoleme11te
ci2s. posiblemente más Rivera.
rico de aquellos tiempos (estanciero, barraquero, armador, Esta magnitud de la distribución era la general hacia
comerciante) tenía
c.0mercianie) tenia ciento d~eci~iete
diecisiete leguas ((423.000 cua-
423.000 rna- fines del siglo XVIII yy principios del XIX. Azara, en su
dra-S) aue
óras) que ocupaban parte de los actuales departamentos “Memoria sobre el estado rural",
famosa "Memoria rural”, refiere el caso
de Colonia, San José y Flore3, Flores, hasta el Río Yí Yi (46 bis). \ de la estancia de Diego Arias que, distribuida, dio cabida
ele
Miguel Ignacio de· de la Cuadra, Bruno Muñoz, Martínez de |I
a dieciocho hacendados, con seis mil cabezas de ganado
costa este, entre el Río Negro y el Queguay,
Haedo en la co.<:ta (cerca
\ccri::a de 200.000 hectáreas, probablemente).Larrañaga,
probablemente). Larrañaga,
Melchor de
lVl:elchor de Viana,
Viana, José
José Villanueva,
Villanueva, Cosme
Cosme Alvarez,
Alvarez, eran
eran “Viaje de Montevideo a Paysandú",
en su "Viaje Paysandú”, cuenta el caso
también duefíos
también dueños de·
de grandes
grandes extensiones.
extensiones.
La famosa estancia "La “La J'vfariscala",
Mariscala”, propiedad de 1'/fa-
Ma-
de su acompañante Antolín Reyna (que algunos datos dan
ae
1ría
ía Alzáibar de Vi:ma,
Viana, hija de Juan Alzáibar y esposa del como !':m;tre)
com':l sastre) aprove·chando
aprovechando la misión que el Cabildo ies les
en-.comendaba para vi.sitar,
e;:i_comendaba visitar, por primera n:z, vez, su gran os·es-
detalles en
(46 bis) Otros detal1€s cn Homer~
Homero Martínc
Mai-tinc:3 Montero: "La “La cleud&
deuda
« tancia Encontrånclola ocupada
bncia del Monzón. Encontrándola ocupa-:la por colonos, re-

de 1'-fontevideo
de Montevideo concon FTancisco
Francisco de
de A12:-..
A1z:;,y1;¿;- (cu Suplemento
ybar (en g\¡p¡emen†,f; Ce
df; ''El
"51 Din.'',
1j,1;y', fiere Larrañaga que Reyna les permitió lc:
Í1ere la !'crmancncia:
permanencia en
de 25 dode febrero de 1957). su campo, con la única condición de c:onservarle
conservarie el cuero
uu-±.› ,-1'.-_
en r_¿> --37
37

3
-i l
yy el sebo de los animales que faenasen y ayudar a sus peo- Las leyes de Indias -así lo ha desarrollado Ots Cap-
dequi en un sólido estudio ( 48)- se habían preocupado por
estudi0(48)-
nes en los trabajos del rodeo(47). ›
Z
dE-fender
defender el régimen comunal del "ejido"“ejido” de las ciudades,
Hacia ese tiempo, otros nombres se agregaron a la lis- Í
poro ni habían atendido en igual forma lo que quedaba
pero
ta de grandes estancieros: Pablo Perafán de la Riv7~a,
Rivera, Ber- más allá de él ni en la práctica indohispánica se habían
nardo Suárez del Rondelo, José Ramírez; sus hIJOS hijos res- respetsdo
respetado sus preceptos, por lo que se hizo un hábito que
pectivos (después) Fructuoso y Bernabé Rivera, Joaquín V»¬=-.-_.
los Cabildos distribuyeran sus propias tierras. En lo que a
Suárez y Juan Pedro Ramírez; Tomás García Garcia de Zúñiga, Montevideo corresponde es observable, empero, que no sólo
Luis Eduardo Pérez, Francisco Juanicó y algunos más. .se
se puso en práctica una disposición tan sana como el ré-
Perafân, que era dueño de la consabida chacra
Pablo Perafán, gimen de comunidad para bueyes y aperos de labranza uti-
en los alrededores de Montevideo, compró después cam- 1 lizados en el Ejido y en los Propios sino que las medidas
pos en San José desde Carreta Quemada hasta Chamizo de las primeras estancias y chacras concedidas (sino pe-
dP
y desde el arroyo de la Virgen hasta el Pintado, adqui-
riendo más tarde dos estancias sobre el Río Negro: la del
Rincón de A Averías
verías y la de Arroyo Grande. Logró después,
ya en los confines de la provincia, los campos de San Luis
y del Hospital. Se dice que todo redondeaba las cien le-
guas cuadradas (unas 270.000 cuadras). Bernardo Suárez
poseía extensos campos en Canelones y San José, hacia la
'l
1
.èn

-«f¿L:
Hm-w-n
l queñas) difícilmente pueden considerarse latifundiarias.
Me-día legua por una legua y media (3000 por 9000 varas)
Media
era la medida de las primeras, en Pando, Carrasco Y y Las
Piedras; doscientas a cuatrocientas varas por seis mil (240
Piedras·
cuadras) la de las segundas, ubicadas desde Carrasco a la
ciudad, Manga, el Pantanoso, el Miguelete y Toled?.Toledo. Con
estas magnitudes se repartieron en los primeros tiempos
e-stas
altura de Carreta Quemada. Era también dueño de gran- los términos de Montevideo que llegaban hasta poco más al
des latifundios en el norte: Cerro Largo entre Tupambaé
y Aceguá, y entre todo lo anterior y sus propiedades de
) .~»\.__
norte del RíoRio Santa Lucía (treinta leguas de norte a sur
por cuarenta de este a oeste).
Río Grande, totalizaba más de cincuenta leguas. El alma-
Ramirez y Pérez poseía setenta y cin-
cenero andaluz José Ramírez
i Las causas que provocaron el gran latifundio no se
cc- leguas en el Rincón del Tacuarí; dejó al morir hacia
co t
=›«xL\n›op› †-if *J="
hallan, seguramente, en estos repartos.
critica de la época y la de tiempos posteriores, para
La crítica
1830 casi un millón de los pesos fuertes de la época.
comenzar a desbrozar la cuestión, insistió en el carácter
ccmenzar
Con tal tipo de extensiones se comprende que, por lo
menos en el papel, los establecimientos agropecuarios no `| de los procedimientos administrativos de atribución. La se-
ci'-encia de denuncia, mensura,
C\;encia me-nsura, tasación, información, rema-
fueran muchos. Se dice que en 1720 había quince grandes te y composición de los campos realengos imponía a la ad-
estancias en el litoral; en 1757, a treinta años de fundado judicación tales complejidades, lentitudes y onerosidad que
Montevideo, ciento doce en su jurisdicción. Que todas es- ello llevaba a los solicitantes, al decir de Azara, a reclamar
tas unidades no eran grandes, o que hubiera habido tras muchísimo más de lo que pensaban explotar a fin de com-
esa fecha un fenómeno poco verosímil de intensa concen- pensar los crecidos costos. Pues ocurría que los del juicio
tración
tración, es necesario suponerlo si se aceptan las aserciones eran casi más importantes que el precio de la tierra misma,
de Diego de Alvear, más de un cuarto de siglo posterio- por la que se abonaba, a estar al mismo testimonio, sólo
res, de que quince o veinte personas residentes en Monte- I
veinte y, a veces, hasta dos pesos la legua cuadrada. No
video eran poseedoras de inmensos latifundios. observaba Azara algo que, sin embargo, parece evidente,
Cabe preguntarse (y la interrogación no se ha plan- y es que esta complejidad y lentitud de los procedimien-
teado sistemáticamente en nuestra historiografía) cómo se tcss primaba a los hombres de ciudad que podían
tc po~ían atender-
atend~;­
llegó a esta situación. los y ya tenían su modo de vida en el comercio, la, la func10.n
función
s.dministrativa
administrativa o la milicia. Quedaban, desde aqu1, pref1-
aquí, prefi-
((47)
47) Se puede preguntar que si estaban obligados as privarse
privar-no de
altún valor c61Do
lo único que tenia algún cómo se las
lu arreglarian
nrreglarím para vivir pero,
poro,
probablemente, ni
probáble1Dente, nl el 1Dls1Do
mismo Antolin
Antolín Reyna pensara en la efectividad “El Régl1Den
(48) "El Régimen de la Tierra
Tierra. en la
la. Alnérlca
America Espaflola
Española durante
ãflflnfl'
de su exigencia. el periodo colonial''
colonial" (Ciudad TruJillo,
Trujillo, 1946).

38- ---39
39
gurados los perfiles del gran latifundio a manos manes de un numeroso sector de aquella clase social n1arginal marginal que la
propietario ausente. Haber r,rovocado
provocado c5a
esa situsción,
situación, que estructura esclerosada del Virreinato fue produciendo: in-
fue- la gran rémora de nuestro desarrollo agrario es una
fue
española que la mayor parte
culpa más grave de la obra P..3pañola
de la fraseología tremendista con que solió
“leyenda negra".
"leyenda negra”.
salió organizarse la
1 dios, mestizos, "gauderios",
“gauclerios”, la incipiente clase peonal y la
futura clase montonera no estaban en condiciones de aho-
rrar ni habían de recibir tierras gratuitamente -lo que
muchas veces ocurría- porque no los daban como califi-
aque-llos juicios, como en la forma más com-
Tanto en aquellos cados para tal los que estaban en condición de hacerlo. En
pendiada o directamente atributiva con que concedieron tie-
rras Virreyes, Cabildos, Gobernadores, demarcadores y co-
{ bte sentido puede ser cierta la afirmación de Frugoni de
este
que las clases burguesas lograron "excluir"
“excluir” e "impedir"
“impedir” a
mandantes militares, dos conclusiones son indudables. La tierra(49).
los trabajadores el acceso a la tierra ( 49). Para lo que al
prime-ra
primera es que los grandes funcionarios de Montevideo y resto de la población se refiere hay que sostener que aún
Buenos Aires (caso de los Alzáibar o de los Viana aquí)
estaban en condición especialísima para recibir grandes
crmtidades
cantidades de tierras al simple y somero título de ser "ve-
aqui)

“ve-
\
1
con los precios de la "suerte"
“suerte” de campo hacia 1830 ó 1840,
capacidad de ahorro de
la tierra estuvo al alcance de la cauacidad
uu burócrata montevideano, de un ·pequeño
w.1 pequeño comerciante,
cinos"
cinos” o hallarse "vacos"
“vacos” los campos concedidos. La segun- de un militar(50) y, ni que decirlo, de la formidable ca-
da conclusión es la de que tales adjudicaciones estaban
C:a pacidad acumulativa de aquellos pulperos cuyos descen-
movidas por un criterio económico señorial o feudal (las dientes son hoy, todavía, los dueños de media república.
palabras importan ahora menos) que hacía hacia ver el dominio Si, retrocediendo un poco, se atiende a los precios vi-
de la tierra en manos de unos pocos como la normal con- gentes a fines del siglo XVIII y principios del XIX parece
d:ción de una sociedad bien organizada. más claro aun que, salvo para los literalmente desposeídos,
Las, circunstancias históricas de la Banda Oriental pue- el acceso a la tierra no era imposible ni siquiera difícil.
den, sin embargo, precisar mejor esos móviles y, en cierto Veintitrés pesos la suerte de campo pagó Miguel Zamora
modo y a la vez, servirles de atenuantes. 1796 por sus tierras del Río Negro; a veinte y hasta a
en 1796
Una de las mayores tragedias de nuestro desarrollo dos pesos se refiere Azara yy en las más cercanas a Mon-
fue la de que el ganado existiera antes que la gente que tcvideo y las únicas relativamente protegidas, los precios
tevideo
habia de aprovecharlo; la otra consistió en que la pobla-
hc.bía c-scilaron, de 1800 a 1825, entre los trescientos yy los cua-
eoscilaron,
ción de nuestros campos tuviera que realizarse menos por trocientos pesos, ya que sólo por excepción las primeras primera:>
razones económicas que por motivos estratégicos. " estancias formadas alrededor de los Propios llegaron a va-
ec;tancias
Un país así lleno de un riquísimo caudal semoviente, ler dos mil pesos cada una.
que atraía la codicia -Y -y la presencia- de faeneros y pi- El corto valor de la tierra, que hasta ahora ha servi-
ratas, de portugueses, ingle3es,
ingleses, holandeses, franceses, fue do como explicación de su accesibilidad dependía, como
en buena parte el cuadro obsesivo que las autoridades di-
er> <e-s
es natural, de su escasa rentabilidad. Explotándose sólo el
versas del Río de la Plata trataron de modificar y que
VE:rsas
cohonestó aquellas enormes concesiones de tierras. Consi- Frugoni: "Lr.s
(49) Emilio Frngoni: “Las classs
clases saci::lBs
sociales en el Urnguay'
Uruguay", en
', e:a
derándolas un medio de defensa militar, viendo en ellas “Revista NacionsJ'
''ne-Yista Nacional",', NCJN? 177, pág. 329. Los téo:rmincstórmincs ele de Frugoni
Prugcni aun aun-..
un mínimo de encuadramiento y protección
protecdón de aquella pro- scan inteligibles en 1960 no lo son tanto aplicados
que sean aplio~d0s :1 zi 1750 o a
realanente excluitloa:
1800. Los sectores realmenta excluidos no estaban i.at!:!grad.os
integra-ios a formas
for:-sas
lífica riqueza, ninguna otra razón de futuro o de justicia trabajo regular ni sólo la clr.se
de trJ.bajo clase alt3
aìts mcntev"ideana,
mcntevicleane, la “alta
lP~ deviniente "alta
detuvo la urgencia de tan tremendas donaC'iones.
donaciones. burguesía" ora 1a
l:ul"gnesla.'' la que tenía al alcance
alcan~e elede unn.
una ''primera
“primera n.:<.:mulación',
acumulación"
Aceptada o desechada la anterior explicación, es difí- difi- la baratísima tierra de aquellos tlcmpcs. tiempos. Si '"burguesía"
1
“clase me
burgucsía.'' es ''clase me-..
día", !a.
dia'', la cl8.se
cl:-se :m.c:dia
media, ya.ya era
era ''tral+aj.'.ldo:ra''
"trabajadora" pcr por aquellas
~H¡ni:-Jlas ¿peer-s;
é:poc~s; si si es
es
riqueza inmueble haya sido,
cil afirmar, no obstante, que la riCl_ueza el 'šèctor
ii~ctor parasitario de la clase alta no ennoblecida,
cla~e alt:. enuoblecida, puede soetenerse
sostenerse
hasta buena altura de la historia del país, "relativamente"
“relativamente” que la "clase
r¡ue “clase media"
media." trabajadora no est.aba estaba privada del acceso a fa la
cara respecto a una normal capacidad de acumulación, de tierra. -
ahorro. Como este segundo término también es relativo, Pìénsesc que en 1835 una "suerte" de cr\w.vo
(50) Piénsese campo 't"alía
valia. mil pee<.
D€~
sos y que
GOS qu~ los sueldos anualeBanuales de la Pr.tria.
Patria Nueva variaban también ta~bién
señálese que ese nivel acumulativo era imposible para el alrededor de esa cifra y bastantes la superabn.

40-
40 - --41
41
cuero y más raramente sebo y cerdas, el precio del gana- te
to desalojada, aparece como realidad en muchos documen-
cio
do fue bajísimo, subiendo algo más cuando se S6 desarrolló tos de la época y fue muy claramente precisado por Azara.
la industria saladera. Sostiene Ferrés que tal era el des- Esta clase, por la que nadie hasta entonces se preocupó
perdicio del animal que un cuero valía
pcrdicio valia lo mismo que la13 formalmente (con la excepción de Azara mismo) fue la
bestia (en campo) que lo producía, lo que explica que gran alucinada (valga
(Valga la
18 expresión de Vedia) por Artigas.
hasta tiempos de la Independencia el precio del animal no Como se sabe, éste intentó dar una solución a sus recla-
se desplazara sensiblemente de uno a dos pesos por vacu- mos en el Reglamento provisorio de 1815. Junto a Rivera
no. Obtener rendimientos altos con estas cifras exigía te- se congregó aquel sector después cuando con admirable
nE:r
ner mucho campo y ésta es, evidentemente, junto con otras intuición vio el conquistador de Misiones en él la materia
~'ª mencionadas, una de las causas coadyuvantes del la-
ya de un séquito seguro con que lanzarse a la lucha a muerte
tifundio. por el predominio(51).
predominio (51) .
Planteado todo esto, cabría preguntarse si en estas con-
diciones fue perceptible una presión por la tierra, un "ham-
“ham-
bre de tierra"
tierra” que pudiera haber actuado como fermento
revolucionario en una sociedad tan precaria, tan suscinta- d) Tópicos y realidades.
mente estratificada. Aquí tiene que hacerse la misma di-
visión hecha antes entre "los
“los que contaban"
contaban” y "los
“los que no Revisar los tópicos que sobre los grupos económicos
contaban".
contaban”. Si a los primeros se hace referencia: habitan- del Patriciado corren importaría realizar el estudio de la
tes de las ciudades, fundadores, descendientes, inmigración historia económica del país durante, por lo menos, un si-
artesana y militar posterior, la respuesta parecería nega- “tópico” no apunta
glo. Uno de esos tópicos (y el término "tópico"
tiva. Más que la dificultad de composición, la inseguridad necesariamente a falsedad) es el de que la única y ver-
del campo, sus bajos rendimientos, la inconveniencia de dadera riqueza estuvo en la tierra. Otro, muy transitado,
abandonar tareas más estables dentro del recinto amura- “progresistas” que reclamaban
es el que opone estancieros "progresistas"
llado parecen haber dictaminado un tan general desinte- paz y libertad económica frente a los comerciantes de Mon-
rés por la tierra que, todavía en 1763, un bando del Gober- te-video configurando un grupo que tenía su fin en un
tevideo
nador tendría que invitar a los habitantes a que pidieran lrcro crecido y seguro y tendía, incoerciblemente, a for-
lt.cro
campos. Poco después se remataría un fundo valioso sin mas de estricto monopolio.
que hubiera, prácticamente, competencia de ofertantes. Si la tierra, y debe comenzarse por ella, era la forma
En todo lo que tiene que ver con niveles más inferio- más tangible de propiedad y y riqueza durante el período
res,
1 es, la respuesta tiene que ser distinta. Había en esos sec- patricio, debe repetirse la observación de que no fue lo
tores verdadero apetito de tierras por lo mismo que había bastante cara hasta muy entrado el siglo, ni su posesión
una creciente clase aue
que los cuadros de la ciudad expelían fue lo bastante estable y segura como para que pueda ha-
y que no absorbían las limitadas necesidades de las estan- blarse
b]arse de un poder preeminente de la clase estanciera fren-
cias ya constituidas. Agréguese que la rutina y la depen- te a los otros sectores productivos(52).
productivos (52).
implic~ba hicieron esta
dencia que la condición de peón implicaba Los términos de baratura y carestía son, como es na-
función tan poco deseable que, desde el último tercio del tural,
~ural, relativos y si se recurre a la comparación sobre pa-
siglo XVIII, hubo de producirse hacia nuestra región una trones monetarios suele sostenerse que todavía es desco-
afluencia de paraguayos, mucho más sedentarios y tran- nocido un método satisfactorio para reducir una determi-
quilos y más aptos, por consiguiente, para aquélla. nada suma de dinero al equivalente de su poder adquisi-
tiada
Que esa clase marginal o simplemente pobre quiso ins- tivo durante un largo periodo.
período. Sea. No es difícil percibir,
talarse en tierras y no podía comprarlas, o no tenía me-
dios ni tiempo para seguir un procedimiento de adjudica- (51)
(51) Ver Apéndice
Ver Apéndice IV:
IV: "La
“Le estancia
estancia de
de Desamparados"
Desamparados" 'Y 7 Joir
los
ción, y las ocupaba sin formalidad alguna y era a menu- García. šo
García ~e Zúñiga.
Zúfiiga.
do, después de realizar muchos trabajos, compulsivamen- (52) Ver obserT&clones
observaciones anteriores sobre el
ol Talor
valor de la
lo tierra
tiene como
do
factor de htihuidio.
latifundio.

42-.
42- - 43'
en cambio, que la relación entre muebles e inmuebles e ran cruzado en su camino, resulta verosímil que la cre-
nm cre_
inmueble3
inmuebles campesinos e inmuebles montevideano.s
montevideanos era ab- ciente ampliación de las bases sociales del artiguismo hu-
solutamente distinta a lo aue que hoy es. Algún cronista
CYOHÍSÍH biera implicado, primero un motivo de inquietud y, al fin,
ha anotado que en los tiempo; tiempos coloniales un balcón de hie- una causa de hostilidad para la clase estanciera.
rro podía
podfa valer tanto como una estancia. Una casa de Mon- En los hechos, la Revolución no trajo nada semejante
tevideo,
tevidco, de calidad regular, valía valia hasta 1830 tanto como
corno a la confiscación masiva que en los Estados Unidos se rea-
muchas "suertes"
“suertes” de estancia y el mismo coche-sop::mda
coche-sopanda lizó después de 1776,
1778, con las tierras que los "tories"
“tories” po-
que encargó Juan María Péreo: Pérez a Buenos Aires por esosGSOS seían desde el Atlántico hasta los Alleghanys. Establecida
años teníatenia un valor equivalente a ocho mil cuadras de en el Reglamento provisorio de 1815 la distribución de las
campo. propiedades
prnpiedades de los malos europeos y peores americanos re-
Desde 1800 hasta la Guerra Grande el valor de la tie- sulta, de ambas expresione3,
suJta, expresiones, aue
que la medida no castie:aba
castigaba
Ha
rra fue creciendo desde cien a mil pesos la legua cuadra- automática a~ toda una categoría de- ha-
por determinación ciutomática
da; en 1835 se establedó
estableció el último precio por decreto, a bitantes, mientras que, por otra parte, gracias al sabotaje
efectos de servir al Jurado de Avalúas Avalúos y a las enajenacio-
enajenació- montevideana y a la guerra (52 bis) próxima, el Regla-
montevideano
nes que practicara el Estado. Si se atiende a que la for- mento tuvo, como e·s es lo cierto, muy limitada ejecución.
tuna del recién mencionado Pérez ascendía a cuatro mi- Con posterioridad a 1817, Lecor trató de ganarse al
llones de pesos y que poco más de seis millones importa- mismo sector ganadero y obtuvo, en esa política,
polític';, grandes
ban, de acuerdo a esa tasación, todas las tierras de la éxitos. Esos éxitos no son ajenos al hecho de que, produ-
República, es fácil comprender que los grandes patrimo- cida la división portuguesa-brasileña,
ciúa portugue3a-brasi1Eña, el grupo estanciero
nios descansaron en bases más variadas y más seguras que cisplatino que acaudilló García de Zúñiga acompañara fiel-
las de la tierra, aunque nunca, tampoco, prescindieron mente al Barón de la Laguna hasta la misma -Cruzada Cruzada de
de ella. los Treinta y Tres. Es posible que haya sido durante la Cis-
En lo que a la estabilidad de la propiedad agrope- platina que por primera vez se enunció coherentemente
cuaria tiene que ver, los cuarenta años que van desde la (y fue Lecor quien lo hizo) la profecía de que por siglos
(y
Revolud6n
Revolución hasta 1851 verán constituirse y disolverse, -- y tal vez para siempre nuestro de3tino
destino sería ganadero. Ar-
pero sobre todo disolverse-
disolverse_ gran cantidad de fortunas ga- tigas había tenido una visión más arbitral de la:: las di2tin-
distin-
naderas. Arrastrado el país en el torbellino de las guerras
no.deras. tas posibilidades del país y"y aunque dio preferencia
fas prefcren::ia a la
regionales y civiles, ni Artigas, ni Buenos Aires, ni Portu- ~;anadería por sus rt.pidas
ganadería rápidas posibilidades de recuperació01,
recuperación,
gal, ni Brasil pudieron regular sus estrategias por el res- difícil es que hubiera preferido
ciifícil esa frase que parece acu-
proferido ern
r,eto
)_'.›eto a los destinos y a los intereses de los pu-clientes
pudientes g:>.-
ga- ñada en Smithfield(53).
naderos montevideanos. Si existe una solidaridad interna- Hacia la altura de 1825, la clase [(anacle:·a porteña
portefía
cional de las clases poseedoras yy si esta solidaridad pudie- que financió el des2mbarco
desembarco de la AgracÜ\da,
Agraciada, proseguía aca-
ra probarse en esta margen atlántica de principios del si-
n1. riciando el ideal de la Banda Oriental como "gran
nd2.ndo “gran estan-
glo XIX, hv.!Jría
habría que contemplar en esta luz a los grandes cia de Buenos Aires";
ria Aires”; no deseaba, c::>n
con toda ver:csimilitud,
verosimilitud,
propietarios orientalPs
orientales como rehenes que debieron ser clase ganadera
la competencia de otra clao:e ganadera. rival. Ei
El curso de
abandonados y sacrificados ineluctablemente. la indecisión bonaerense y de la decisió:.1
]a decisión inglesa deter-
Sin recurrir a esa hipótesis, es posible azegurar
asegurar que minó, sin embargo, otra cosa y poco tiempo más tarde el
el sector ganadero no estuvo nunca en condiciones ele de des- encontró en Rivera un auténti-
sector estanciero oriental Ei1contró
arrollar una política sólida y propia en resguardo de sus
cc-nveniencías.
conveniencias. ~ntercsn.r.tcs
(52 bis) Ver los iiitercsantcs
([i2 &rí:ic~1los
articulos Fernández
de Ariosto F-crnández
A poco tiempo de su actuación, Ar'cigas,
Artigas, que fuera su sobre atribuciones ele tier~a:; c0n:orme
de tierras conforme al ''Reglamento Provisor~.o''
“R-eglamento Provisorìcfl'
portavoz má3 más sincero, tuvo oueque subordinar el desarrollo (cn Suplementos d:J
(en de "El Di:i"
Dirt" de 19581953 y 1959).
(53) Fero
Pero tambión L~ccr cum¡;liría
también Leccr cumplíria lo que fue la línea linea constal!te
consìâllte
dc la canrnaíí.a
de canipaña a las necesidades
necesidades, crecientes desde 1316.
1316, de tle
:le Brasil en nuestro país,
pais, esto es, elcl desplazamiento de haciendas hacia.
haclendas_hacíS-
defensa militar. Y aun si los'
la defensa- los portugueses
p2rtugueses no se hubie- Rfo
Río Grande y las transferenci2..S
transferencias de prcpir:dad
propiedad a beneficio de brasilefios.
b1'flS119fi0S-

,44_.
44- ---45
45
co defensor. Pero ese sector no significa ya aquí la clase
eo Magariñor, de Mello
enemiga. Magariño:; Mello(54)
(54) con todo, sostiene que
titulos de origen español sino
latifundista montevideana con títulos las rigurosas disposiciones tuvieron muy limitada ejecu-
el núcleo más amplio que había ido ocupando los campos ción, validando sólo unas pocas donaciones realizadas,
en esos veinte años revueltos. El vencedor de Rincón fue tiempo antes, a Lamas e Ignacio Oribe. Si ello es así, yy
el abanderado al mismo tiempo connatural e interesado de
t:l pese
pr.se a haber sido declaradas inválidas todas esas adjudi-
él, habiendo visto, como vio allí, la materia de un sólido
d, caciones durante el último gobierno de Flores, su real im-
respaldo. Rivera y Lucas Obes transan a favor de ese nú-
1e.;paldo. portancia
pcrtancia debe confundirse con el hecho mismo de la di-
e-n 1832 -como Pivel Devoto justamente lo ha sub-
cleo en visión del país en dos zonas. Aislados de sus campos los
rayado- el pleito entre ocupantes y propietarios pero to- propietarios colorados y los unitarios argentinos, hubo de
do lo que tenía de estabilizador esta medida se frustró po- intensificarse entonces el movimiento de intrusos hacia
co más tarde. Cuando el impulso de la ambición (y la ac-
<:o ellos, iniciándose o concluyéndose prescripciones que fue-
tiva presión dede- franceses y unitarios) arrastró al caudillo ron después fatales para los primeros(55).
primeros ( 55) .
en 1838, Rivera abrió hacia abajo, pero en forma aun. aun más El único resumen factible de esos cuarenta años esiä es~
inmediatamente politizada, su política de tierras. Rivera
los que pagaron,
entonces, el de que fueron los estancieros los,
deja de ser, entonces, el hombre de las consideraciones, y
ceja voluntaria o involuntariamente, los gastos mas más pesados de
afanoso de alentar a sus oficiales, soldados y fuerzas tapes las guerras civiles y regionales.
ias
inicia una política antiestanciera que se vertió poco des-
Materialmente, esto se tradujo en los ganados faena-
pués sin individualización, en la gran corriente destructiva dos, en los caballos arreados por los ejércitos, los cueros
de la Guerra Grande.
d.e
recogidos y robados, los peones enrolados por las buenas o
Cuando Rivera -y también Oribe- deja de ser "hom- “hom- las malas y, sobre este rol casi siempre cubierto, vivien-
bre de consideraciones" ya no le bastará al hacendado la das y cobertizos destruidos cuando el ganadero era ene-
neutralidad, que le había sido suficiente en tiempos ante-
nt:utralidad, “estancia cimarrona"
migo. Tales males explican que la "estancia cimarrona”
res y se exige el partidismo más pleno y sumiso. Es el fuera a menudo (y (y como ya se dijo) una verdadera forta-
espanto que refleja admirablemente la correspondencia de
e>'panto leza, en la que era posible defender hombres y enseres,
Francisco Juanicó y sus hijos, cuidando lo que podían en pero no el campo ni el ganado que la rodeaba. Y todo
las cincuenta y seis mil cuadras salteñas del Hervidero. esto no ocurría desde la Revolución sino desde el siglo
El período que corre de 1838 a 1851 importó un in- XVIII, durante el cual, si no hubo guerras civiles yy na-
tenso proceso redistribuidor de la tierra y el dinero. En cionales, operaron, en forma conjunta o por partidas suel-
lo que al campo atañe, después de la derrota riverista en t:is,
tas, soldados, corambreros, indios y portugueses. __
Arroyo Grande ((1843),
1843), hubo que contar, en especial, con En'todo
Esto en el orden de las cosas, en lo material. En· todo
dos protagonistas. lo que está más allá de él, el pillaje de laS las estancias, la
Brasil, refugio de unitarios y colorados, prosiguió
prosigwo en escasez de ganado para repoblarlas, la desvalorización de
lo posible su política de depredación y las grandes trans- lo poco que quedaba por imposibilidad de comercialización
ferencias de ganado (ya iniciadas bajo Lecor) hacia el nor- (una circunstancia que no incrementa el valor de lo es-
te. A este provechoso ejercicio está unido el nombre de caso) contuvo durante muchísimo tiempo (de 1810 al 30,
Francisco de Abreu, barón de Jacuy, al que tuvo que por lo menos), el alza del valor de la tierra y, en ciertos
contener Diego Lamas, y que fue más tarde "guerrero
“guerrero del periodos,
períodos, la depreció sensiblemente. No fue infrecuente que
Paraguay” y arquetipo de esos señores riograndenses de
Paraguay" el estanciero desesperanzado u obligado a abandonarla para
horca y cuchillo que prolongaron su sombra sobre nuestra salvar su vida, refugiado lejos de ella, la enajenase por
historia. una bagatela. En el caso de los grandes estancieros .au- _au-
Dueño del interior Oribe desde 1843, ha sido habitual
sostener la fundamental importancia del decreto del 28
wstener “El Gobierno del Cerrito" (Montevideo, 1948) t. I, pàgi-
(54) "El pági-
de julio de 1845, refrendado por el ministro Carlos Villa- na 658.
demoros y que estableció la confiscación de la propiedad
(1emoros (55) Tal parece haber sido
(56) aldo el caso de Tomás Garc!a
García. de Zúfiiga
Zúñiga
Iø examina
que se elimina en Apéndice IV.
Iv.
46
46-- ---47
47
E
l
1
formas sumamente
formas interesantes que
s~ma::nente .interesantes no importa
q_~e no importa subrayar
subrayar
sentistas, como lo fueron casi todos los terratenientes mon- en ·demasia
en -demasía s1
si se
se afirma
afirma que
que constituyen
constituyen expresiones
expresiones tem-
tem-
tc-videanos de la primera época, el fenómeno tuvo segura-
t<?videanos pranas de lo que pudo ser un capitalismo nacional, de ple-
mente más amplitud y permitió la intervención de ese na motivación altoburguesa, si el destino histórico -y con
nuevo factor -la presión de los ocupantes- ya menciona- cl del país- no hubiera decidido más tarde su frustra-
él rl
do aquí.
cic. aqui. ción. Si no se hubiera impuesto, tras la caída de Rosas y
con todas sus consecuencias, la irrupción del capitalismo
c0n
europeo en sus formas mercantil, financiera y empresa-
e11ropeo
e) empresarios cornplejcs.
Formas empresarias complejas. ria, el curso del desarrollo uruguayo pudo ser otro. Aque-
llas formas frustradas estaban constituidas por manife;- manifes-
taciones altamente originales de una integración que
La anterior referencia a la clase comercial montevi- podríase llamar "vertical",
“vertical”, aunque sólo soporten como
deana señalaba hasta qué punto habían
habian sido vo.riadas
variadas sus que han
analogía el mismo adjetivo que las estructuras a que·
actividades económicas y cómo resulta peligroso esta al-
peligrorn a e.sta
tura (más tarde será también políticamente deshonesto) llegado en nuestra época la empresa privada en los Esta-
enfatizar con exceso el antagonismo urbano-campesino
cdatizar dos Unidos y la planificación e3tatalestatal en la Unión Soviéti-
dentro de la clase alta de la riqueza. Lo normal fue fu~ que, ca. Importaban, eso sí, una coordinación y sucesión de eta-
pas, que empezaban con la estancia,E~tancia, seguían con el sala-
~ala­
instaurada la libertad <le
insí:aurada de comercio, actividad mercuntil
mercantil yy
actividad agropecuaria funcionen como dos ruedas de una
a:tividad dero y Y la grasería ((dentro
d:=ntro o0 cerca del perímetro de la es-
tancia en algunos casos), continuaban con la barraca aco-
máquina y se condicionen recíprocamente, hasta al-
misma m:'>quina
piadora y los muelles que ésta -o directamente e1 e-l sala-
canzar esa lubricada perfección a que en la primera dé- l

cada del siglo XX llega el país, ya plenamente in:::crito


c2da inscrito en
i
dero- tenía adosados y concluían con los barcos que car-
la órbita del imperio econó!nico
fa económico bi-itánico(56).
británico (56). gaban el producto yy lo conducían, algunas veces, hasta
Ayer como hoy, para comenzar, era bastante frecuente 1
muy lejanos puntos del mundo.
actividad comercial y la agropectrnria
que la activ;dad agropecuaria se reunieran constituyeron así una
Estancia, saladero, muelle y flota constituyeren
en las mismas manos, dándose casi siempre el caso de secuencia que se produjo desde el siglo XVIII y alcanzó
.óecuencia
que lo-;
los lucros de la primera, vertiéndose en estancis.s,
estancias, varios éxitos sorprendentes para tener, las más de las ve-
abr-ieran el camino a la segunda, fenómeno que puede
abrieran ces, abrupto final.
ce·s,
comprobarse en numerosos casos de nuestro Patriciado Francisco de Medina, montevideano de origen, fue, se
económico (57). sostiene, el primero que hacia 1786 dio madurez a esta
Como ya se esbozó, los primeros gran-des comerci3ntes
primero3 grandes comerciantes coordinación, con su estancia del Colla, su saladero yy una
desarrollaban actividades sumamente variadas y ajenas;
de2arrollaban ajenas, al- actividad marítima que ya años antes le hizo, en la~ las cos-
guna-s de ellas, al concepto tradicional de comercio. Fra·o-
guna."- Fran- tas de la Patagonia, empresario de pesca ballenera. Tam-
Maciel, entre otros, adem5.s
cisco Antonio MacieL además de su actividad bién Francisco de Alzáibar combinó la corambre, la estan-
especifica, era asentista de esclavos -r2mo
esperMica, -ramo muy prestigio- l cia, la barraca con muelles y la flota exportadora. La mis-
so y lucrativo en el principio del 800- rnladcrista,
saladcrista, moli- ma integración procuró con sus bienes Pablo Perafán de
nem, prgpicfarig
nero, propietario de graserías y de varias elaborn.doras
ela`oo1'adoras Rivera, padre del caudillo. José Milá de la Roca fue un
conexas.
cono~xas. personaje relativamente desconocido de principios del siglo ~iglo
Esta enumeración sólo indica, sin embargo, variedad. 4 pasado. En un escrito de de- 1849 dirigido al Gobierno de Mon-
En otros casos, y son los más significativos, la actividad tcvideo(58),
tevideo (58), recuerda Milá, nacido probablemente en 1769,
comercial, la agropecuaria y la industrial se integraron en A
1
que en 1790 vino de España con grandes capitales yy que
gracias a su actividad: once saladeros, cuatro elaboradoras
(56) Para una adecuada
adecuada. descripción de esta etapa: Israel
israel Won- se-bo, llegaron a sacrificarse hacia fines de siglo un mi-
de sebo,
sever: ''La
!::ever: “Ls política
politica económica del Uruguay''
Uruguay" (ffeiontevideo,
(lfïontevidec, lü56}
1956)›•
págs. 34-37.
(57) Por
(57) Por ejemplo:
ejemplo: Juan
Juan Francisco
Francisco García
García de
de Zúiiiga,
Zúñiga, Francisc()
Francisco (58) En “Revista Nacional" N9 170, págs. 440-445.
"Revista
Juanicó, Juan María
Jua!licó, María. Pérez y muchos otros.
-- 49
48-
48 -
llón de novillos por año, subiendo las marcas del comercié>
comercio
exportador de medio millón a seis millones de pesos anua- tI`abaÍ0 era, como es previsible, regulado "de
trabajo “de facto"
facto” pm- ej
por el
mismo colonizador.
mismo colonizador. Es,
Es, sin
sin embargo,
embargo, el
el caso
caso de
de Juan
Juan María
María
les y el precio de la cabeza de gm:ado
ganado de seis a dieciocho
Pérez (1790-1845),
Pérez (1790-1845), el
el que
que más
más merece
merece estudiarse
estudiarse(61)_
( 61) .
reales. Beneficiando carnes, huesos y astas, Milá llegó a
obtener seis pesos por animal y, dueño de una flota na-
Gbtener
viera, llevó sus productos hasta el Océano Indico, a las po- ..`\.

sesiones francesas de Isla Mauricio y a toda la costa del Pa- f)


f) La Riqueza y el Poder.
cifico de Chile y Perú. La actividad empresaria de este
cífico
hombre, de indudables proyecciones y continuadora de la ~l e.squema
El esquema P1`eVÍ0
previo que 51~e esbozará cualquiera que haya
de Medina, se cortó hacia 1805, en que estallaron las hos-
dC: de estudiar
de ~~tudiar el el tema,
~e~a, partirá
partira de de una suposición: el
una suposición: el sector
sector pa-
pa-
tilidades entre Inglaterra y España, con lo que la primera, tricio
ti monopolizó el
~c10 monopoh,zo el poder económico durante
~;:ider económico durante loslos primeros
primeros
dueña del mar, estuvo en condiciones de desalojar de to-
l
ticinpos del
tkm?os del país, haciéndolo bajo
pai~, ha_ciendolo bajo la la forma
forma de de grandes
grande; lati-
135-
dos los océanos a los navíos del país enemigo. (Al estar fundíos en
ft.:nd10s en el el mterior
interior yy establecimientos
establecimientos comerciales
comerciales ta- ta-
inscriptos a uno de los bandos, las luchas interimperialis- l~t:res Y
lleres sal~deros en
y saladeros ~n la la ciudad
ciudad de de Montevideo.
Montevideo. Esta ~ose­
Esta pose-
tas de Europa sofocaron esta vez, en lugar de alentarlo, Sionde
s10n. la riqueza
d_e la riqueza mfluyó
influyó decisivamente
decisivamente en en la
la politjça de1
política del
harian otras, el desarrollo industrial y comercial
como lo harían rs).¢. Patriciado; el
Patriciado; el cuidado
cuidado de de sussus intereses
intereses fuefue susu blanco
blanco prin-
prin-
de una zona periférica).
periférica) . cipal.
c"pal.
Las mismas fortunas posteriores nos dan el mismo ras- ._ El
El esquema
esquema 1:º no esfundamentalmente
e~. fun~amentalmente inexacto, inexacto, aunque
aunque
exige
cxi~e muchos muchos mas más aimamientos
afinamientos yy precisiones de lalas que
go de multiplicidad y, en algunos casos, la misma integra-
t;o precisiones de 3 qu:~
Francisco Aguilar, por ejemplo, el rico cana-
ción vertical. I'"rancisco aquí pueden hacerse.
ac¡ui
VI
que- sentó sus reales en tierras de Maldonado, fue es-
rio que . Si s~ qui.ere partir, sin embargo, de un hecho evidente,
tanciero, agricultor, salinero, iniciador de la industrializa-
fanciero, 1 si se quien~ mtuir el peso que la riqueza tuvo tras C'l po-
ción del lobo marino. El comercio, la explotación agraria y der que
cJer,
breš no de3a
no deja
ocu de de ser
ser E i19f`qu1Í`
1_1ca ivo8 nqueza
~ significativo de tuvo
que, 'de iras elhom-
los cinco po"
combínaron en varios magnates de la
la colonización se combinaron bres - qu_e_ ocuparon paron la la presidencia del del pais hasta 1860,
país hasta 1860, Oribe
Oribe
epoca,
c:~Joca, como e3es el caso de Juan María
Maria Pérez, de Francisco ha~a sido,_
haya S1<ì0, esGS seguro, el menos acaudalado, sin que esto
J uanicó y de Doroteo García. Aunque Juan Antonio Oddo-
Juanicó quiera decir que el segundo jefe de los Treinta y Tres Tres, hijo
ne ha abordado el tema en un reciente estudio estudio(59)
(59) no ha de un
ae alto funcionario
un alto funcionario español, español, emparentado
emparentado aa far:iilias
familias
sido todavía
!'ido todavia examinada en su integridad esa primera for- tan opuler.itas
tan opulentas como los Alzáibar
~orno los Alzáibar yy los los Viana,
Viana, fuera
fuera "pobre"
“pobre”
conscribia familias en las zonas más
ma colonizadora que conscribía en, el sentido
Sentïd0 literal.. ~on, sin
literal- S011, Sin embargo, los restantes los que
atrasadas de España y sus dominios: Galicia, las Islas Ca-
atrnsadas i nias atraen la atencion.
n-.as atención.
narias(( con su población nativa sometida, según testimonió
narias Fructuoso Rivera,
Fructuoso Rivera, hijohijo de de Pablo
Pablo Perafán,
Perafán, descendiente
descendiente
1
Humboldt, a rígidas formas feudales) y poblaba con ellas a21 susu vezvez_de de un compañero de
un compañero de los
los Adelantados
Adelantados, recibió
recibió unun
las zonas uruguayas que se deseaba valorizar. Tanto los patrimonio cabalmente
P_atrimonio cabalmente cuantioso.
cuantioso. Puede Puede sub;ayarse,
subrayarse, por por
i
contratos de colonización como su posterior y fluctuante Gilo que, pese a su manejo desaprensivo y señorial de los
ello
cumplimiento parecen haber encubierto algunas veces un
rastrearle- aun en acusaciones de
régimen de semiesclavitud, rastrearle
un diplomático español estampadas contra Doroteo García Garcia
,Í bie-nes,
los
dente del
dente
económicos se
bienes económicos
los más mas ricos
ricos de
del Gobierno
Gobierno de
se halló
de nuestra
halló aa cierta
nuestra Banda.
de la la Defensa,
cierta altura
Banda. Joaquín
Defensa, fue
altura de

fue hijo
de su
Joaquín Suárez,
su vida
vida entre
Suárez, el
hijo también
también de
entre
el Presi-
Presi-
de uno
uno
cn un documento de 1855 (60). El principio era que el co-
C'n de los
de los estancieros
estancieros más más fuertes
fuertes del del 800,
800, Bernardo
Bernardo Suárez
Suárez
lono pagara con trabajo lo que el colonizador había habia des- del Rondelo,
del Rondelo, financiador
financiador de de los
los primeros movimientos in-
primeros movimientos in-
embolsado por viaje e instalación, pero el precio de ese dependentistas yy de
dE:pendentistas de lala guerra
guerra contra
contra Brasil,
Brasil, enen 1826.
1826. Juan
Juan
Érancisco
~rancisco Giró, Giró, hijo
hijo de de un acaudalado médico
un acaudalado médico español
español re-re-
“La inmigración y la formación del Uruguay moderno", en
(59) "La. sidente en
sidente en Montevideo,
Montevideo, gestor gestor del del primer fracasado emprés-
primer fracasado empres-
“Tribuna Universitaria'',
''Tribuna Universitaria.", NI?
N? 8.
B. tito internacional
tito internacional del del país, enviado de
país, enviado de joven
joven aa loslos Estados
Estados
(60)
(60) En “Revista Histórica.
"Revista. Histórica de la.
la Universidad'',
Universidad", 2'!-
2-? época, pá-
gina. 173.
gina
(61) fortuna de Juan
Ver Apéndice V: La. fortuna. ¡uan María
Maria Pérez.
50-
50 - `)1 ,.a
,S

Unidos a realizar sus estudios, resulta también uno de los


ciudadanos más opulentos de mediados del siglo. Gabriel mo hombres cuya benevolencia, cuya munificencia era ne-
Antonio Pereira no sólo fue una de las primeras fortunas cesario a toda costa lograr.
de su tiempo en campos y propiedades urbanas sino que
el mismo Oribe (para el que había
pocos
habia sido "salvaje
“salvaje unitario”
pecas años antes) en la carta de 1855 en que le ofrece la
unitario" 1 Las Invasiones Inglesas, iniciando la marcha, exigieron
a fondo, como ya se vio, al alto comercio montevideano.
Este, español casi todo, respondió con amplitud y, en oca-
primera magistratura del país insiste en el hecho de su for- siones, con extraordinaria generosidad ( 63). El grito de
generosiclad(63).
tvna
tuna como especial factor habilitante para el cargo. Y Y aún Asencio fue financiado (extraña financiación) por JJulián Lllián
podríase añadir a esta nómina el caso de Tomás García de de Gregario
Gregorio Espinosa que, pese a su condición de porteño
Zúñiga, segundo Presidente de la Cisplatina, cuyo ejemplo siempre se interesó en el destino del país y constituyó con
se explaya mejor en
.se e-n otra parte(62). Luis de la Torre y Pedro Trápani un núcleo que nportó aportó
habria que sumar aún el de los Mi-
A estos nombres habría con ejemplar dadivosidad al desembarco de los Treinta y
cen
nistros de Hacienda, elegidos habitualmente entre los J1om- lxom- Tres. Para la expedición de Lavalleja se recogió también
bres de mayor riqueza: Juan María Maria Pérez durante las pre- mucho dinero entre la clase ganadera porteña, que contri- ·~ontri­
sidencias de Rivera y Oribe, José de Béjar y Santiago Sa-
buyó con dieciséis mil pesos fuertes en todo, de los que
'!::n1yó
yago en la Defensa; Doroteo García bajo la presidencia de
yugo tres mil pertenecieron a Tomás de Anchorena y otra sus-
Pereira, Francisco Agell y Antonio María Maria Márquez en los tancial donación a Juan Manuel de Rosas. La Patria Nueva
períodos de Flores. exigió a fondo a los ricos: dos mil pesos entregó para ella
Durante todo el siglo XIX uruguayo parecen haber te- Francisco Aguilar en 1825; treinta mil se sostiene que Joa-
“Considerations on
nido vigencia las razones que en sus "Considerations quiín Suárez y todo su ganado su padre para el ejército
the Revolution in France"
thE: France” (1790), daba Edmund Burke, de Alvear; diez mil Muñoz y cantidades semejantes otros.
contrarrevolucionario,
el eminente teórico del liberalismo contrarrevoluci0nario,
El mismo e infatigable de Gregario
Gregorio Espinosa financió la
que en los ricos descansara el gobierno de la socie-
para aue·
campaña de Misiones, ligado como estaba a Rivera por
P.ilmPaña p 1:rr uno
p~ra que ellos asumieran la representación de la co-
dad, para
munidad entera. La fortuna -sostenía Burke- le da al
vínculo.s admirativos y amistosos más fuertes que
de los vínculos
nuestra historia registra. También marca, en este episodio,
necesarios
hombre cultura y, con ella, los conocimientos neces•lrios
la influencia aciaga que, voluntaria e involuntariamente,
a.l manejo de la gestión pública. Y, sobre todo, le da obje-
al übje-
estos financiadores podían tener, ya que fue Espinosa el
tividad,
ti vi dad le confiere independencia, le hace interesado (es-
que más eficazmente contribuyó a que
, que- Rivera abandonara
abandonará
pecialmente) en los valores, para él supremos, dedel1 orden
'
?ra~n yY
las Misiones Orientales, un territorio que nos pertenecía
de
dc la tranquilidad social. siendo, como es, el que mas más tiene históricamente,
históricamente. para ceder a la presión de la mediación
que perder en caso de desórdenes (62 bis).
inglesa. (Ponsomby, harto de Buenos Aires .Y. y de misión,
Por extraños que estos argumentos puedan resultc.rnos
resultarnos deseaba frenéticamente su paz y estaba dec1d1dodecidido a pres-
-el de la "objetividad" olvidar su
“objetividad” entre todos- no hay que olvid3r
cindir de sus buenos modales para conseguirla).
real operatividad histórica y aun el prestigio remanente que
Pero más que ningún otro hecho de nuestro pasado,
en ciertos países poseen.
Pero los muy ricos no pesaron sólo a través de un pres- foe
fue la Guerra Grande la que exigió má<s más crecidas contribu-
1 ciones.. Ahora bien: de los dos bandos fue el de la De-
socia~es poco
tigio que se basaba en un cuadro de vigencias sociales p~co
discutidas. También importaron, y mucho, mucho. como fmancia-
financia-
dores de los movimientos militares o civiles decisivos, co- Maciel, Miguel Vilardebó, José Batlle y
(63) Francisco Antonio Maciol,
otros donaron cantidades mensuales, esclavos, barcos, provisiones. La
contribución global fue de cien mil pesos, suma crecidisimacrecidísima para la
(62) Ver Apéndice IV. ópoca. También en este sector español de alto comercio, habitualmente
(62 bis) También, en un plano de menor seriedad doctrinal, el
(62515) gr~ndes las donaciones para fines caritativca,
muy religioso, resultaron grandes caritativoa,
“los ricos''
argumento de que ''los ricos" o ''los
“los millonarios no roban'',
roban", que aca.bn
acaba 1o qua
lo que es especialmente notorio para les lcs drys
dos primeramente nombrados,
que pesó de algún modo en nues-
de recordarse en los Estados Unidos, qua sin perjuicio de que Maciel, ''el “cl padre de ll'.:s
lcs pobres'',
pobres", fuera, como
frecuencia.
tras elecciones de 1958 y que suele esgrimirse con alguna frecuencia se dijo, asentista
asentista. de esclavos. Con todo, es posible pensar que esto 10 io
comicios de nuestros clubes deportivos.
en los comicics som€tiera.
sometiera a una condición de ''conciencia
“coiiciencia dividida''
dividida" mucho menos in- iii-
:“.'šÉl¿¿ilf: teng; de lo
tensa 1o que hoy podemos imaginar.
t
I
52-
52 -
_›

1
---53
53

si1
fensa el e-l que más las reqmno,
requirió, ya que la base económica todos los105 que seguían el camino del compromiso eran mo-
e impositiva de Oribe, con ser cortísima, cortisima, era relativa- vidos por impulsos más elevados. _
mente más segura y al no poderse (ni quererse) contar La política en eii suma no vestía, no aumentaba la ~a ini-
im-
con subsidios extranjeros se ajustó a ella el estricto tren portancia de
portancia de unun personaje.
personaje. No No era,
era, como
como es es hoy,
hoy, m:iun ins-
ins-
del Cerrito. En Montevideo, mientras los comerciantes trumento
trumento frecuente
frecuente yy excelente
excelente del progreso matnwl
del progri-ISO m€l'L€1`1€11 de de
extranjeros y el agio se enriquecían
enriquecian sin precedentes, el muchos.
muchos. Con Con todo,
todo, debe
debe hacerse
hacerse unun distingo.
distingo. Pues
Pues e.-;
es el
el caso
caso
pequeño sector colorado del Patriciado que había habia per- aue
que los sectores económicamente pudientes suelen llamar
manecido en la ciudad fue exigido, o se exigió a sí si ,;política"
Jpolítica” aa toda toda acción
acción estatal
estatal (militar,
(militar, impositiva,
iinpositiva, legis-
legis-
mismo, más allá de toda relación. Hombres de condición lativa)
lativa) aueque incomoda
incomoda oo perturba
perturba sussus intereses,
intereses, aa la vez que
la VP.Z que
mediana, como el General Bauzá entregaron, redondamen-
n~ediana, llaman '~derecho" al
llaman “derecho” co~junto de
al conjunto de disposiciones
disposiciones administra-
administra-
te, todos sus bienes; los ricos más comprometidos se :i.rrui- arrui- tivas
tivas concretas
concretas yy aa todo todo elel "status"
“status” económico,
económico, social
social yy le- le-
r-aron literalmente. Rivera donó de una plumada a la Le-
r·<;ron gal que garantiza su actividad y su fortuna. Señalada esta
gión Italiana la mitad de sus campos del Río Rio Negro, entre interpretación tan cómodamente discriminativa discriniinativa es claro, sin
los arroyos Averías y Grande; Joaquín Suárez fue enaje-
10s embargo, que las exigencias de orden material yy estabilidad
nando durante los ocho años del Sitio toda su gran for- social cueque las clases altas reclamaban no tuvieron, durante durant@
tuna compuesta de
hllla de- los campos heredados de su padre, de may~r parte del siglo pasado, adecuada satisfacción. Es
la mayor
grandes cantidades en metálico y de sus casas en la ciudad. en este sentido que puede afirmarse que la "política" “politica” se sc
Se recuerda como ejemplar, y es justo, su frase posterior hizo durante este lapso lapgo contra las clases ricas, no por sus
ante el ofrecimiento de indemnización: No le cobro c1lentas cuentas fines,
fines, queque raramente
raramente eran eran "populares",
“populares”, en en el
el sentido
Sentido PTE' pre-
a mi madre; no se recuerda tanto que le faltó después la sente
sente de de la palabra, sino
la palabra, por sus
sino por sus medios,
medios, queque resultaban
resultaban
superior elegancia de no volver más sobre el tema. desquiciantes para todos (o casi todos) todos)..
Las relaciones entre los ricos y la política tienen su En estas condiciones, una línea de conducta de los ri-
complemento natural en la actitud de los ricos "ante" “ante” la cos no era siempre fácil de ajustar. Requeridos como ha-
política. Como había pudientes de distinto origen origen, tal vez cendistas, ministros y prestamistas, fueron también los
la más típica (por extrema) de ellas, sea se-a la que r~presente
represente hombres que se buscaron para amortiguar las pugnas, pugna~~. para
la clase comerciante, el sector del Patriciado mercantil de
In !as
las embajadas de paz. paz, para la difícil tarea de terciar entre
Montevideo que tanto influyó en nuestra historia. los caudillos. En el grupo mediador que se envió a Rivera
en
en 1838
1838 formaban
formaban Juan Juan María
Maria Pérez
Pérez yy Joaquín
Joaquín Suárez;
Suárez; des-des-
_ Si se Se toman,
t0man, por ejemplo, las vidas de Francisco Jua- pués de 1851 son los grandes estancieros de
nicó Y y de Juan María Pérez (ya que las conocemos mejor de origen extran-·
extran-
que ?tras)
otras) esta actitud fue fue bastante clara. La posición de jero los que toman a su cargo muchas tratativas para poner
fin a las revoluciones. Quejándose constantemente de que
desdén y de apartamiento ante
desden ante- la política resulta haber la ofrec~ con
sido lala_ley;
ley; la rehuída de los cargos públicos electivos, la
la ruina
ruina los los acechaba
acechaba (también
(también este este rasgo
rasgo sese ofrece con
ejemplar
ejemplar nitidez
nitidez enen lala correspondencia
correspondencia de de Juanicó)
Juanicó) tenían
tenían
aceptación aairegañadientes
regañadientes y por corto plazo cuando lo 1o protectores
protectores variados
variados para las las circunstancias
circunstancias embarazo-
embarazo-
anterior era imposible. Un temor general al servicio yy al sas (64)., desarrollando
sas(64l, desarrollando complicadas partidas de
complicadas partidas de adhesiones
adhesiones
compromiso estuvo
compromiso estuvo imbricado
imbricado aa una
una incoercible
incoercible aspiración
aspiración yy reticencias
reticencìas que, que, alguna
alguna vez,
vez, despertaron
despertaron la la ira
ira oe de los los
al apartamiento,
al apartamiento, en en este
este caso
caso ni
ni horaciano
horaciano ni ni renacentis-
renacentis- caudillos y hombres de guerra ( 65).
guei'ra(65)-
ta sino condición, a veces muy postergada por los hechos,
de una completa dedicación a los propios intereses. in1;e1-e5eS_ Esta (64) Juanicó, en esa oportunidad, podria recurrir al mismo tiem-
postura ha llevado aa ciertos jueces de muy mal olfato aa po a Rivera,
Rivera., aa. 01ibe
Oiibe yy a Tomás de Anchorena en Buenos Aires, todo-
poderoso Junto
junto aa. Rosas.
esbozar la imagen del hombre de cultura, sereno, del pró- (65) Es reveladora,
reveledora, aa. este propósito, la escena qu~
escena. de violencia qua
cer por encima de los partidos, del que no ha conocido las Rivera
Rivera. le hizo a Cándido Juanicó,
Juonieó, joven en aquel tiempo yy que con 0011
re-al situación no fue segu- evasivas
ovasivas rehuia
rehuia ser ser diputado
diputado en
en las
las Cámaras
Cámaras titeres
títeres de 1838. cuando
de 1838. C\1M1<10
miserias de la Revolución. La real Cándido
Cándido va. a Durazno a. intei-ceder por la estancia de Hervidero, Ri-
va a Durazno a interceder por la estancia de Hervidero, R1-
ramente tan
ramente tan enaltecedora,
enaltecedora, aunque
aunque pueda
pueda decirse
decirse queque no
no vera
vero se
se niega
niega. redondamente
redondamente a1 ninguna
ninguna. medida
medida yY abandonando
flMHå°11°“d° su
W ha-
N'

54- ---55
55
9)
g) Riqueza y pobreza del Patriciado. rior posesión
poses10n de bienes que se han perdido, esos pobres,
es03
esos menos ricos, integran la clase dirigente.
En la sociedad uruguaya, para concretar, ni el sector
Considerar el volumen de la fortuna patricia; hablólr
hablar de letrado, ni el militar, ni el específicamente politico
letrado político pre-
los muy ricos, ricos, acomodados y pobres importa C'l cl uso ~ayoría de pudientes y,
sentó mayoria
de categorías forzosamente relativas. Es importante no per- y, como ya se ha sefr:ilado
sen'-alado
en otra parte, las violentas alternativas del dernrroilo
desarrollo y
der esto de vista, ya que si lo contrario ocurre, el es- las necesidades económicas
e-conómicas de luchas ininterrumpidas lle-
de- la economía patricia caerá en esa falta de pro-
tudio de varon a la extrema pobreza a muchos que habían estado
porciones, en ese vacío neumático por el que se aislan los en situación acomodada o cabalmente próspera(66).
próspera (66).
concatenricióii
fenómenos nacionales de su comparación y concaten.ación Los sueldos militares fueron siempre relativament0
relativamente
con los mundiales aue que tanto ha desorbitado, en lo político, 1
bajos ( 67) yY pevorosa
pavorosa resultó la miseria, que no la 3imple
! bajos(67) simple
una parte de nuestia
nuestra historiografía.
pobreza, de los viejos militares de la Independencia du-
Riqueza y pobreza son categorías,
categorias, calidades que, coma
como rante
rante- la Defensa de Montevideo. Así Asi 10lo abona el cauda-
es pleonástico decirlo ,tienen un sentido en la Antig;iedad.
Antigüedad. loso testinomio de Iriarte y las penurias de Ron'leau, Rorideau,
otro en una gran superpotencia industrial del siglo Siglo XX y Martín Rodríguez, Olavarría
Olavarria y otros muchos.
un tercero, muy distinto, en un pequeño pais país agrario ame- Hubo cierto tipo de letrado, inquieto y versátil, en
ricano de los siglos XIX y XX. Lo aue que en el segundo caso el que fueron frecuentes las alternativas de inopia y_v opu-
implica un modesto nivel de vida para pára muchos puede sig- lencia·
lencia; la fuente que alimentaba sus grandezas nunca era
nificar la riqueza para los del tercero pero también la re- ~·isible pero -tenían
muy visible tenían la elegancia de un gastar rápidorapido
cíproca -piénsese en los rubros de la alimentación yy del y munificiente. Estaba hecho de esta madera Lucas Obes
“espacio vital"-
"espacio vital”~ puede ser verdadera. que pasó en pocos años de su suculenta posicion posición de Mi-
esto en cuenta; recordando que el Patriciado
Tenido e.sto nistro de Rivera a quejarse de la cortedad de su guarda-
raíces económicas en la tierra, la industria sala-
afincó sus rafr·es rropa; también Santiago Vázquez, ~ntre crónicas
Vazquez, que entre dif~­
cronicas difi-
dera, el comercio, la propiedad inmueble urbana, el prés- pré3- cultades regaló una fortuna a :ou su sobrmo
sobrino como
coino obseqmo
obsequio
tamo y algunas profesiones liberales, la identificación de de bodas. '
“ricos” resultaría, pese-
toda su clase con los más "ricos" pese a ello, Muchas veces el Estado o, más personalmente, el cau-
excesiva.
exce:;iva. dillo solucionaron esta.s
estas situaciones ( 68). Pero si las libe-
situaciones(68).
estamenta-
En toda sociedad que haya roto los moldes estarn.enta-
les (por loio menos en ellas) no hay clase dirigente sin con- (66) Muchos
Muclios de nuestros patricios murieron positivamente pobres
trol, mediato o inmediato, de de- la riqueza. Pero la clase po- este es el caso de los ya mencionados Rivera yy Suárcz:
y est., Suárez, .dede Franci.sco
Francisco
seedora no tiene por qué estar compuesta, toda entera, por J. Muñoz, Carlos Anaya,
/maya, Santiago Vázquez, Lucas Obes, Fchx Félix E. Agmar,
Aguiar,
Francisco Araúcho, Manuel Pagola, Lorenzo Batlle, Josó José Ellauri, Luis
hombres efectivamente ricos. Quiere esto decir que los re- Erìuarrio Pórez,
EC.uanlo Pérez, Eugenio Garzón y Manuel Basilio Bustamante entre,
sortes del poder económico los tiene, claro está, esa clase seguramente, muchos más. Algunas de estas personas, perS0I19-S, Y Y es.to
05% ocurre
OGUITG no 11°
como unidad, pero siempre hay, sobre las mallas de las re- sólo con Rivera y Suárez sino también con coii Batlle, Bustamante Y Y
Ellauri sid~ pudientes dnrante
E11:-iuri habían sido durante buena parte de sus SHS vidas.
VÍÚHS-
algunos menos ricos, algunos
laciones que ese hecho crea, alguno.s (67) Cuarenta y ocho pesos ganaba ganaba. Artigas como capitán en
pobres. Sostenidos por la afinidad familiar, la educación, 1805; sesenta y siete un Coronel de la Cisplatina en
1805: eii 1820. Pero el
los modos de vida y (muchas veces también) por la ante- sueld~
sueldo de Lecor era de v··inticinco mil pesos anuales.
veinticinco 1'lil _
(68) ''El
“Ei vnerable don Manuel Callercs'' Calleros" -ya ~iemp:e ze
--ya que slempïe 5°
le llama •sí- recibió de Rivera en 1841,
le llamo así_ recibió de Rivera en 1841, y com~o premio por y como premio por susil
actuadón
actuación e:1 en la
la Asamblea
Asamblea de de la
la Florida,
Florida, cuatro
Cuatro pequeñas
I>€<llJeI`-HS casas
Casas de de Mon-
MOU'
'bitual corte.sía
bitual cortesia le reprocha airadamente
airadainente que ''ningano
“ninguno de LEtedes
ustedes ha. he- tevideo. du~a11tc la
tcvideo. Diez
Diez mil
mil pesos
pesos le le fueron
fueron donados
donados aa Araúcho
Araúcho diirzinto la pre-
DN'
nada. por la.
cho n&da la patria [ino
sino es ganar plata". Es la reacción típica
g~n<'.r plata''. sidencia
sidencia de de Berro;
Berro; también
también diezdiez mil
mil aa Luis
Luis Ed:iardo
Eduardo Pere3 Pérez en 011 1841
1341
militar-cainpesìno Que,
del caudillo militar.camr,:es:no que, en lo emocionrJ
emocional y eneii lo económico
cconóm~co y tres mil mn anuales de (1-3 P'nsión
pznsìôn azi Joaquín
Joaquin Suárcz
Suárez '.'.n 18~5. En 1865
en 18§5.
egoístameiite, ''la
identificaba, egoístamente, “la patria''
patria" con él el mismo, pJro
pero tnmbiél!,
también, al- ~e obsequio una
se obsequió c~s3. aa Tomás
una cesa Villalba, yy vei.'!.:te
Tomás Vil!alba. veinte r.n!'s
:ines rras
mas tarde
tarde una n~a
truístamlnte, se sentía
truíst:i.m:mte, seiitía. uno con ella.
ella.. L.!l
El episodio sustazicioso libro
cp~sodio en el sustancioso pensión de quinientos pesos mensuales hizo asignar Santcs Saiitcs a los a.rt1- arti-
Lereiia Juanicó:
de Julio Lerena -Tuanicó: ''Crónica
“Crónica do de un hogar montevidea.no''
moritevid.e:i.no" (Mon-
(l\i'on~
tevideo, 1938), págs. 309-312.
ficesi aipzomáticos «ie ia Defensa, Ma““91 Herrera v Obes Y André@
fices dip!omát'cos de la Dofensa, Manuel Herrera y Obes y Andrés
Lamas. V

56-
56 - --57
57
ralidades no se retaceaban demasiado, io lo difícil era na me- mente su casa (en la actual calle Za Zabala)
bala) y diez mil a
nudo conseguir su efectividad: tropiezos de esta natura- los otros jefes. Durante la primera Presidencia creció la
Joaquin Suárez. En otras
leza tuvo la estricta vejez de Joaquín cuantía de las donaciones, recibiendo Rivera cincuenta mil
ocasiones, y esto también tuvo que ver con la Defensa, pesos por la victoria sobre la sublevación de Lavalleja.
se enviaban diplomáticos al exterior y se perdía después Cincuenta mil pesos también, más cuarenta leguas de cam-
noción de su existencia. En esta noción entraba, natural-
mente, iala cuenta de los sueldos. Obsiáculos
Obstáculos de este orden po ofreció aquél a éste y a los suyos por su total renuncia
a planes revolucionarios ( 70) y la zarabanda de dineros,
revolucionarios(70)
encontraron en su camino Francisco Magariños y José
Ellauri(69).
Ellauri (69). La reclamación de Lorenzo Batlle por los da- tierras y ganados no termina ciertamente en esta ocasión,
ños infligidos por los patriotas a su padre José Batlle y que es apenas más que un principio.
Carreó durante el primer Sitio de Montevideo se arrastró Si se estudia así el socavamiento o el origen de la
también a lo largo de toda una vida. fortuna patricia en base a fenómenos puramente objetivos,
Un carácter bastante distinto tienen los premios en el proceso no queda, con todo, exhaustivamente dilucidado.
metálico y en cabezas de ganado a jefes, oficiales y sol- Tampoco es ajena a él, y contribuye a aclarar muchas
dados por ciertos hechos de armas, los obsequios de las ruinas, la propia actitud que un ancho sector patricio pro-
autoridades y las ofertas de dinero yy tierras que alguna fesó ante los bienes económicos.
vez se hicieron como prenda de desarme revolucionario.
Estas operaciones nos enfrentan, unas veces, al poderoso Si se hace la excepción del sector comerciante español
sustrato económico que subyace en nuestras guerras, nos y de unos pocos descendientes, el uso dispendioso,
díspendioso, "pre-
“pre-
colocan ante ese apetito de tierras y ganados que fue el burgués”,
burgués", de la riqueza parece haber sido la regla. Dis-
móvil corolario sino la causa inicial de las contiendas ci- pendioso decimos, y no ostentoso, recordando la diferen-
viles. Otras, y es la fisonomía de algunos premios bien cia que va del gasto poco útil al gasto exhibicionista. Este
mersddos,
merecidos, eran lo bastante cuantiosas como para iniciar era desusado y de ahí que la parquedad del tono de vida, la
una fortuna, como para cambiar la suerte económica del sencillez de las costumbres fue la dominante pauta gene-
beneficiado. ral hasta muy pasado 1851, ya que de trenes de vida ver-
Lecor, que concedió a les los cabildantes de Montevideo daderamente señoriales es dificultoso hablar si no se llega
“mil patacones para refrescos"
"mil refrescos” a cada uno, también rea- a los tiempos de Flores y Bernardo Berro.
de- tierras y ganados entre su <;équito
lizó distribuciones de séquito
Aquel uso dispendioso de los bienes, ínsito, hasta cier-
militar y el elemento oriental adicto. La guerra de Brasil
conoció los grandes repartos de animales realizados por to grado, al carácter psicológico del e.3pañol
español y del hispano-
Alvear después de Ituzaingó (que muchos jefes rehusaron
re-husaron americano, se reflejó, sobre todo, en el manejo de la tierra,
por encontrarlos escandalosos) y aquellos, de los que tanto influyendo en el rápido ritmo de su trasmisión. Los ejem-
se ha hablado, que practicó Rivera tras la conquista de plos de Rivera y de Suárez, ya colacionados, pueden ser
las Misiones, verdadera operación de rapiña no obstanfoobstante máximos, pero también son representativos. La regla sea
su singular mérito militar y su alto sentido nacional. En tal vez condensable en que se recibía, o se veía llegar la
1830 fueron premiados los Treinta y Tres por el nuevo fortuna con moderado placer y se la veía veia alejarse sin in-
gobierno del pais,
país, atribuyéndose a Lavalleja quince mil moderado pesar. Las necesidades primarias no eran difí- difi-
pesos en fondos públicos, con los que compró probable- ciles
ciles de
de satisfacer
satisfacer yy las
las grandes
grandes superfluidades
superfluidades en
en térmi-
térmi-

Illlaurì llegaron a adeudarle dieciseis afios


(69) A Ellauri años de emolumen-
~molumcn­
tos y hubo de vender por ello cuanto tenía, para subsistir en Europa. limpiamezite la propuesta.,
(70) Lavalleja rechazó limpiamente propuesta, exigiendo, en
Su crédito por aquellos, que ascendió a ciento vcint!tres
vcintitres mil pesos, cambio, que una Comisión del Poder Legislativo juzgan
juzgara la administra-
tampoco pudo Pflgårsele
¢imP0¢0 P\1f1° pagársela en un todo yy se tuvo que idear¡dear un procedi- ción de su rival si bien excluía
excluía. de ella
ella. como posibles componentes a
miento de amortización en cuotas que sólo llegó para beneficiar a sus Nicolás Herrera yy a Jul!án
Julián Alvarez, a los que consideraba sin tltulos
títulos
hijos. morales para una labor de esta indole.
índole.

58-
58 - --59
59
parte, explicarse, si se piensa que hasta la profesionali-
nos de viajes, medios de transporte o habitación no pare- zación militar, comenzada con la fundación de la Escuela,
nadie(7l).
cen habérsele ocurrido a casi nadie(71). en tiempos de Santos, la iniciación de la carrera de las
Si las ruinas eran frecuentes, también lo eran rápidas armas desde niveles de pobreza marcaba las actuaciones
debian influir de
recuperaciones de fortuna, en las que debían posteriores y les daba ciertos rasgos de "marginalidad"
“marginalidad” que
modo importante las vinculaciones sociales que permitie- mal podían registrarse en el clero, dada su organización.
ran repechar la cuesta y la misma alta elasticidad del Los rnlidos
salidos de muy abajo fueron, sobre todo, jefes mon-
negocio ganadero. No debe haber sido muy raro el caso toneros o caudillos departamentales; por muchas razones
de Martín Artigas, para quien su hijo pedía cuatrocientas no pueden ser comprendidos en el concepto de Patricia-
o quinientas cabezas que le permitieran salir de su mise- do (72).
do(72).
ria y muere pocos años después dejando una regular for-
tuna. Otros patricios de tiempos posteriores tendrían tam-
bién (es el caso de los ya mencionados Obes y Vázquez
y el de Francisco Joaquín Muñoz) grandes alternativas
de estrictez y de bonanza económica.
Con esto no quiere decirse que durante los prime-ros
primeros
tiempos del país la movilidad social ascendente haya sido
muy acentuada. Entre los nombres que se han hasta aquí
ve-z el de Carlos Villademoros sea el único
manejado, tal vez
de alguien pobre en su infancia que sube a efectivas al-
turas de poder, pero tampoco hay que descartar, en su
caso, las vinculaciones de sangre con dos familias impor-
tantes como los Anaya y los Vedia Ve-dia ni su condición de
hijo de un español muerto como oficial al servicio de d~
Artigas.
Dos carreras, sin embargo, estaban abiertas a los sec-
tores menos favorecidos de la sociedad: la eclesiástica y
la militar. En la primera, si Larrañaga nació en medio hol-
gado, Jacinto Vera, el primer obispo del país, fue hijo de
modestos inmigrantes canarios. Pero trayectorias como
ésta se explican sin factores excepcionales en un país
donde nunca existió una efectiva preeminencia social del
clero y donde las vocaciones religiosas en las clases altas
siempre fueron escasas.
La vocación militar resulta bastante-
bastante afin a la ante-
rior, con la particularidad de que ninguno de los grandes
jefes de la Independencia o épocas posteriores resulta ins-
cribible en una clase literalmente humilde. Esto puede, en

(71) También es digno de s•iialarse señalarse que todo nuestro primer Pa-
triciado fue ajeno a las formas impersonales del capitalismo financiero.
tricfa,do
El caso de Ventura Vázquez, militar y poseedor de acciones de las (72) Todo esto, en cuanto fenómenos que se produjeron dentro
IE`2'.matina, en la Rioja, parece sólo el fruto de una casua.
minas de Famatina, casua- de ese sector. Fuera de él, y entre 1807 y 1830, iría
iria creciendo una
119«bï¿>11f1019 llegado esos valores a través de su vinculación con
lidad, habiéndole dass de origen extranjero entre la que se reclutarán
clas; reclutaráu las grandes for-
Quiroga, que había
Quircga, habia sido interesado en on esp:culaciones
espcculaciones mineras de ingle- tunas de laia segunda mitad del siglo.
ses durante la presidencia de Rivadavia.
--61
61
60
60-
IV

PATRICEADO
LA TRAYECTORIA POLITICA DEL PATRICIADO

cs)
a) Poiíiica o políticas.
Poiítica

Toda la
ToJa la historia
historia política
política del
del Patriciado
Patriciado exhibe
exhibe un con-
un con-
junto humano que,
jmüo humane> que, pese
pese aa evidentes
evidentes afinidades
afinidades interna.3,
internas,
sólo muy
sólo muy raramente
raramente coincidió
coincidió en
en actitudes
actitudes unânimes. Iden-
unánimes. Iden-
tificar, por
tificar, ello, el
por ello, el Patriciado
Patriciado concon la
la clase
clase dirigente
dirigente que
que
hizo la
h:izo la nación
nación puede tener validez
puede tener validez enen otras
otras partes; no la
partes; no la
tiene aquí.
tiene aquí. Porque
Porque compárese:
compárese: en en la
la revolución
revolución dede los
los Es-
Es-
tados Unidos
tados Unidos operó
operó un coherente equipo
un coherente equipo director,
director, una cla-
una cla-
se que
se que hizo
hizo una Constitución yy después
una Constitución después la la reformó
reformó aa su su
conveniencia, que confiscó implacablemente los bienes de
sus enemigos,
SU3 enemigos, queque asentó
asentó su su firme
firme impronta
impronta sobre
sobre todo
todo el
el
desarrollo inicial del país. En la Argentina, existió un Pa-
triciado porteño que rompió primero con la subordinación
politica
política a la autoridad española y optó más tarde por una
nación independiente (ya bajo la etiqueta unitaria, ya ba-
jo la federal) bajo el control de Buenos Aires y en pre-
eminente beneficio de ella.
Reducir en nuestro país, en cambio, el elenco patricio
a aquellos que sirvieron lo que constituye la línea en cier-
io modo ortodoxa de nuestra historia (y sobre todo: los
to
que no sirvieron a ninguna otra) significa dejar cual-
quier clase dirigente nuestra irreconociblemente mutilada.
Sólo la multitud paisana, sólo algunas figuras de segundo
plano registran en estado puro esta limpia fidelidad de ar-
tiguismo y Treinta y Tres y, aunque no disgustaría esta
inesperada conclusión: el Patriciado fue el pueblo, el cri-
terio histórico tiene que huir, como de una añagaza sen- Sen-

--63
63
timental, de un arranque que ue reemplace JU1c103 juicios de exis-
timental, de_ 1:11'. arranque rq Los hechos son los hechos Y diata Y que existan
~ - _
tencia por juicios 1 3 de valor. 10 Los hechos Son 105 h€Ch0S Y diata.- Y que finalmente
por JU1C ? de
tenciatransferencia
toda de d".ª d
dignidades. des tiene tiene que detenerse en
en la las clases (y existan, finalmente,
los paísyes que hoy intereses comunes entre
ilaisntaiïiïisiïnïojnunes entre
toda transferencia de _rgm a . . de que clasedetenerse
y sólo apenas la las clases (y los países que hoy las asumen) lo planteaba
.
circunstancia · de que sin conciencia de clase y sólo apenas ¿ramáticamente Aneurin
dramáticamente Aneurin Bevan Bevan cuando cuando sostenía sosten'0 planteaba que des-
circunstancia , de 1los tores dirigentes
dirigentes que que ese de 19451945 existía
existía entre entre los los hombres
hombres de de la la URSS
URSS ylalque
reflejos, fue a traves través os sec sectores ese de los dedes- los
pueblo pesó y actuó. Estados Unidos
Estados Unidos el el interés
interés común común de de estar
estar vivos. Vivg' os de los
pueblo pesó Y, actuó. , todo lo precedente, reducir Se uneune aa todo todo esto esto el el frecuente
frecuente fenómeno fenómen Sáde los in- .
Irreal sena
Irreal seria entonce.o,
entonces, por por todo lo d precedente, " b o" reducir
por la Se
el Patriciado
. . a los
1 que hubieran opta optado, o, “ab a ov ovo”, ' pm" la dividuos qu
dividuos qu se se evaden
evaden del del estricto
estricto marco mar o de d 0valoracione.~
e los in..
el Patnc1ado a os que_ d. t aue consagraron la de su su clase
clase yy que, que, sin sin embargo,
embargo suelen suelen ser scer frecuentement"'
fe valoraciones
nación políticamente mdepen. independiente ien .e que ,- consagraron la de
_p0r más rico bagaje cuìtural › ' recuen emente
- . , 1823
Convención de 1828 y la Constitución de 1830. 1 Conshtucwn ae 183 . -por
~ - más los rico bagaje cultural yY mayor articulación articula clon " comu-
a d.rv"rs1.d ac,~ del Patriciado ' la bus-
0
Convencwn .de · · dy la n1cativa~ encargados de e . Comu-
La explicación de diversidad del Patriciado, la bus- nicativa- los encargados de enunciar nunciar esas valoraciones valora ' co-
,Launa expl!cacron e re 1a t.iva
- Lincoherencia
·ncoherencia puede puede hacerse munes yY esos
munes esos idénticos
idénticos intereses.
interese . Esta evasión clones
" de los cua-
de los co`
ca de
ca ae
clave
lave de su
una c concretos. .
relativa
ttampoco. oco le es inútil
hacerse
otro P
1
an- dm; en que se esta, originariame . . , S t ` e Vasion ' cua-
en términos Pero le dros en que se está originariamente inscrito y que tiene
en términos concret_os. Pero amp ecurra a laotro
es inútil plan-
genenili- dos nombres- ob' ' ' n e mscnto y que tiene
teo que, por digresivo d" crre"Ivo que parezca, recurra a la generali-
r .- , nombres:- objetividad
dos Jetlvldâd y generosidad,
generosid no falta en nin- -
teo que,depor
zación toda i,,,una:.. ciase i
clase d~" fenómenos
de fenómenos aue que
- son
son suscep.i-
suscepti-
gun periodo de la historia. Si la primãi; 20 falta en n1n_
gún período de la historia. Si la primera se considera im-
posible, háblese de una capacidad de ver «-âe Cânì1dera”iin_
posible, háblese de una capacidad de ver "desde fuera", de
bles
bles de de explicarlas.
explicarlas. ~ ue e' Patricia- sentirsetiene,
gunda “en aienidad”
sentirse "en ajenidad" en cambio alSïrfctlilo '
_
círculo propio,
propio,
S e “emla ' se-
originario;
- originario;
- - . la se-
de
Dese
D ,sse por descontado, para
por descontado, comenzar, qque t ell Patricia-
para comenzar, r·11tº-e -
do fue- una . clase y una clase d"" dirigente, que tuvo uva intere- gunda
- tiene, en cambio,› su forma 0 ma unívoca univoca en esa genero- gene;-Q-
una, clase.~
y que ~~~s esos c;~~=res~~g~~~~ne~ tuvier~n que
r .. , , d .

do fue sidad oue


_ identifica emocionalme ' + al hombre -y esto con
ses comunes intereses comunes tuvieron que sidad que identifica emocionalmente
ses comunb ,Y que todas s u s consecuencias- - con mediosme. (1 al h°,mbre L “Y QSÍO COD
reflejarse
refle¡arse (sólo
(solo. ellos oo no
ellos no . sólo
sólo ellos) en
. . ellos) ales en
ideolog1as, en
Aunideologías,
supuesto en lo
todas sus consecuencias- con
beneficiados m.e 1°”
más vastos
mas VaSL0S
y menos
Y menos
formas de de conc1enc1a
conciencia supramd1v1dusupraíndividuales.. l Aun supuesto lo beneficiados que aquel en que vive (73).
formas º"'udio de cual- Esta diggišïaquel ion no no en tieneque aVWGÍ73). ' '
anterior, no es exagerado que eel eJ, estudio de cual- Esta digresión, tiene aspiraciones presuntuosas aa
anterior, no es ~xage
' rada sostener aue
quier clase confirma -y la de nuestro Patriciado lo hacel ,d nuestro Patriciado lo hace “revision” o a "refutación"
"revisión" o a "refutación" del P
delsplšaïonçs
pensamiento
n-am1ento
presuntuosas
marxista
marxista en en
quier clase confirma -:-Yd a ne mismo sector social no se
asi-- que los hombres de un mismo sector social no se
este Punto
deste punto (el (el mismo
mism o Marx, Ma rx, si si` no
no sus sus vulgarizadores, .
vulgarizadores, no
no
así- que los hombre_~ e u unívoco lo.s medios de sa- escmtabatrae
dxgresíón
descontaba quea la
que las claãeesbaaišíåzìièan
las cl s actuaran como
clases como :un un todo). todo). Esta Esta
Salvo ~xtremas
plantean de modo uniforme y univoco los medios de sa-
plantean esos
tisfacer de 1:11ºªº
intereses. umforme extremas situaciones situaciones de de ase-
ase- digresión traepoiioea a la clave, bastante más limitada, de la he-
tisfacer esos mtereses. Sa_lv;_d de proyectos históricos, con ferogeneidad
terogeneidad política del Patriciado. aeiipamciadoinas “mada” de la he`
dio, siempre hay tina variedad de proyectos históricos, con Faltaba para coi
dio, siempre hay ..u:bª.1".'dande so. a l"s que los dirigentes de Faltaba, casi para comenzar,
HÉDZHI' esa GÍQ presión
peligros y concon posibilidades,
po-i l i a e , a los que los dirigentes "bT d de apuïisziolà "desde desãe abajo" abaJ0” que
_ 2 1» _ " ze _

pe
l" ro" Y
rg ~ , - d. i 'n
una clase están en condición de invitar, están en posibilidad de
v
invitar, están en pos1 1 a
d aglutina
aglutina casi
automáticamente
automáticamente a una clase directora
que
muy
una clase estan en ~on ic:o
l
f"rmes y hasta frenéticos asediada y oue _ si al guna vez existió _ _
e - ' aquíf -y sólo ase irectora
- muy
de proponer. E-os Esos mtere,,es
intereses, por firmes, I , y hasta frenéticos . . . asediada
vaga (fuey que
una sidealguna las segurasxicsälcè aqtåi -y solo en en forma
forma
de
que proponer. " que tene" tener ' en cuen t·a lala dura
dura constncc1on vaga del (fue artiguismo)-
una de las seguras causas
que
sean, t• tienen cuenta
·~sistencia indescartable
constricción tricia no resulta 2181 de nïoåa la deserción
dïsercion pa- pa-
de la
de lasea.n, ienen . la resistencia
circunstancia,
circunstancia, la r indescartable 1960 sea
de
de la rea-
la(cuan-
rea- trici.a del artiguismo
nome;-,O general Y no q.. ) - no resulta en modo 0 H guno el fe-
alguno el fe-
lidad. Que la avidez de
lidad. Que ia av1 ~z .e.
. ·a d lucro patrona
patronal1 en 1960 sea (cuan-
la de 1860 es aceptable,
.
nómeno
dirse hacer general. “
~ Y no siéndolo,
››
-ien
dolo' la
ia clase
C18*
- alta pudo divi-
alta PUÚO Olvi-
,_ _
l › se fronda , controvertir
dirse, hacerse "fronda", controvertir entre sí (74). entre S,(74
titativamente i:ied1da)
titativamente medida) igua igual qule que patrón la de de 1860nuestroes aceptable,
tiempo 1 ).
pero no lo es igualmente que el patrón de nuestro tiempo
pero no lo es igu~lmen~\~~~: una jornada de trabajo si- (73) . El mismo niarxís mo acepta t d
pueda optar a la imposición de una jornada de trabal0 'SÍ'
pueda optar a la ~mi:ios1c1 , del "cartismo" (y es sól~ :-in
(73)“êiäzelectuales”
giïmåflss EJ mismo marxismo
que por acepta todo esto, al
un esfïxeïzãstãe destacar la
Íilbjìãtåixu la función
función
milar a la de los tiempos del “cartismo” (y es sólo un de los 3 "intelectuales"
ocan del ladoquede por
las un
clas esfuerzo de objetividad
V ad yY genero-
genero-
milar a la de 1.º," tiempos 1 hay largo abono histonn . __ d -
sidad 83 colocan del lado de las clases desposeídas. Claro que no saca
ejemplo). También es usual, y hay largo abono histórico
ejemplo).
para esto, Tamb~en
que ni los es ;:;s~:e~ conozcan
hombres ~onozcan de modo parejo par_ejo sus de su ãflrmacion
gãstsll afirmación las
postulados las consecuencias
fundamentalesconsecuencias
tal admisión
riesgosas
implica.
que para
rišessgoììlsioseiidasi algunos
claro que de sus
no saca'
para esto, que m l_os ho . entesdedemodo ellos m sepan sus “(335
. Ãundamentaies
este ¡`9Spe¢to tai
es admisión
revelad implicfil
' t e para algun” de 8"”
intereses ni sean igualmente
intereses ni sean igualme'.1}e cons~fiende Y quién los ame - conscientes de ellos ni sepan (7 4) wn
âctuficlóll A este respecto eschileno
el Patriciado reveladora, sin
tiiiiieän embargo,
Í¡mh¿."5°' la diferencia Je
¡f"'_d¡f91'¢110ifl de
actuación con el Patriciado chileno, cubierto dee intromisiones interna-
con absoluta
con absoluta seguridad
seguridad qu1en quién los los ddefiende y quién losename-
, coincidiendo los Wa-105 P01' una sóldia situación ie
cionales Edwards;
por una sóldia situación _€
' ' 0
geográfica.
mtmmlsmnes interna'
(Para
Alberto -«La Pmnd Oårafica. (Para esto,Csto, el el libro
libro dodo
naza. Del
naza. Del mismo mismo modo modo lo lo es es que,que, aundisentir
aún coincidiendo los hombre~
en los AlbertoPudo
811290 Edwards:
hacerse''La Fronda aristocrática'').
“fmnda.,a ““Sf°¢rati¢s~)_ Si si el el Patriciado
Patriciado uru- uru-
ob`etivos
1
objetivos finales de
finales ~e defensa,
d~fendsa, pueden p~:~ención disentir
próxima los hombres
e inmc- guayo pudo hacerse "fronda" por falta de asedio desde la base, l&
Pfemim
premiosa coyuntura
coyuntura mtefnacionaipfiì
internacional ima d°
no lee permitió “Mio
permitió nunca desde is base.
entregarse la
a ese
en modos contradictorios dee sa satisfacción
is ac proxima e inme- Juego gratuito, a esa sou naaa
- “un”
mai cíliorcoilasqtileiiiïiriu entre f*
Juego gratuito, a esa
hislmnoamericanas han actiVidad lúdica
controvertido con que otras clases cdasesWW" it °"
dirlgentea
dirigente.
hispanoamericanas han controvertido por las primicias I cas del el Poder.
Poder.
64-
64
--65
65
Pero a esta falta de presión “desde abajo"
pre310n "desde abajo” hay que bía desde Europa-, o la vuelta a las entrañas, ahora duras
sumarle- la ambigüedad fundamental de la coyuntura his-
sumarle y revueltas, de una federación entenebrecida y caótica
caótica('76).
(76).
tórica, la latente posibilidad de varias salidas distintas, y Mas que Maquiavelos entonces, los patricios uruguayos,
contradictorias, a una misma situación. lVIovido
todas contradictoria.3, Movido en un repartidos alternativa o sucesivamente entre tantas pers-
torbellino
brbellino de fuerzas internacionales cuyo origen estaba pectivas, pueden parecer, más que otra cosa, burguesas
burgueses
muy fuera de su alcance, el Patriciado uruguayo pudo con-
Muy perplejos entre una zarabanda que los marea. Difícil se
asi una serie de proyectos históricos diferente3,
cebir así diferentes, en los hace así, marcar una política del Patriciado; tener algo
que se conjugaba, de algún modo poco comprensible hoy más que un manojo de políticas del Patriciado.
para nosotros, el sentido de la propia conveniencia y el
apego al área geográfica y humana en que se estaba in-
serto. Este apego, que hoy recibe el nombre canónico de
"patriotismo",
b) El Patriciado y el Artiguismo.
“patriotismo”, no estuvo posiblemente divorciado nunca de
aquella
aque-lla reacción de clase, ni faltó tampoco en la mayoríamayoria
de los que adhirieron -ya sea la fidelidad a España o a Cuando Artigas
Cuando Artigas inició
inició en
en 1811
1811 elel levantamiento
levantamiento orien- orien-
la Cisplatina- a los planes o a los estatutos que más pa- tal, lo
tal, lo más
más nutrido
nutrido deldel Patriciado
Patriciado de de origen
orígen americano
americano acu- acu-
recen contradecirlo ( 75)..
contradecir1o('75) dió junto
dió junto aa i~l él oo se
se solidarizó,
solidarízó, de de más
más lejos,
lejos con con el el hecho.
hecho
7 ø
Asi se explica en forma suficiente que el Patriciado
Así Fue, en
Fue, en puridad,
puridad, durante
durante esa esa emergencia
emergencia que que la la mayoría
mayoría
uruguayo haya enfrentado tan gran cantidad de planes po- del sector, identificándose con el proceso
del sector, identificándose con el proceso de la comunidad de la comunidad
liticos a los que pudo adherir.
líticos naciente, ganó
naciente, ganó títulos
titulos para ser Patriciado
para ser Patriciado, para convertirse
para convertirse
La lealtad a España era el primero, lo QUeque también im- en "padre"
Padre de una entidad nueva. '
portaba beneficiarse con la notoriedad casi mundial de la tOdO, la realidad (como siempre) no se dio de mo-
Con todo,
ciudad resistente, y con las promesas de seguridad qne que eSq11emá'fiíC0 yY si es posible hacer
do tan esquemático hacer algunos distin-
implicó desde 1815 el afianzamiento de la Restauración eu- gos, el
gos, el contorno
contorno ,de. de otros
otros impulsos
impulsos ha ha quedado
quedado yy proba- proba-
ropea más las perspectivas -no tan contradictorias con blem~nte quedara
blemente quedará siempre
Siempre en la sombra.sombra Se sabe, sabe eso sí, si
lo anterior como podria
podría parecer- de un liberalismo espa- junto al Precursor acorrió el grueso de la clase diri-
que Junto diri.:
ñol capaz de emancipar el Imperio sin destruirlo. La adhe- gente ~s,tanciera,
gente estanciera, saladera
saladera :;'5' eclesiástica,
eclesiástica, representada
representada para para
sión a-a Buenos Aires era otro, concibiendo toda la luch'.l lucha la ocas10n
la ocasion por las figuras
por las figuras de de los
los Durán
Durán, García
García de de Zúñiga
Zúñiga,
interprovincial posterior, al modo de Santiago Vázquez, co- cc- Bar~eiro,
Barreiro, Monterroso
Monterroso yy muchosmuchos otros.
otros. El
El apoyo
apoyo de los es~
de los es-
mo un conflicto entre la Ia unidad y laIa anarquía. La se:::uen-
secuen- tancieros -lo
tanc1eros -lo subrayaba
subrayaba el el mismo
mismo Artigas
Artigas en en un un oficio
oficio al
al
cia del proyecto confedera!
confederal artiguista era el tercero, con 1;f=\I`Hgu8y-
P?raguay- tuvo, como se sabe desde el capital planteo de
todas las perspectivas de una futura y grande nación que :f'.1v~l
.ivel Devoto,
Devoto, motivos
motiv0s_y hasta urgencias
y hasta urgencias bienbien precisas:
precisas: re- re-
hubiera tenido en la re-gión
región oriental su dirección posible y sistir aa los
SIStlr los pesados tributos exigidos
pesados tributos exigidos por Montevideo para
por Montevideo para
su segura salida atlántica. La aceptación de la Cisplatina la lucha
la lucha contra
contra la la Junta
Junta de de Buenos
Buenos Aires;
Aires; evadir
evadir la la nueva
nueva
fue otro posterior, con el prospecto, también, de un orden “ordenación de
"ordenación delos camposï yy la
los campos" la revalidación
revalidación de de los
los títulos
títulos
estable y-y de constituir región económicamente privilegia- que las
que las autoridades
autoridades españolas
espanolas pretendían imponer. For-
pretendían imponer. For-
da de un gran imperio. Y como si esto fuera poco, después mando los
mando los ganaderos
ganaderos juntojunto aa Artigas,
Artigas, como
como ya ya sese ha
ha ob-
ob-
del 30, la nación independiente planeada, o la factoría
factoria mon- Íervado,
s~rvado, lo lo hacían
hacian en en torno
torno aa un
un hombre
hombre de de su su plena con-
plena con-
tevideana -la "ciudad
“ciudad hanseática"
hanseática” con que se nos conce- lan-ZH yY al
fianza 1-11 que acababan de premiar poco antes por sus
(75) Agréguese aa. estas dos causas: faltafalta. de presión desde abajo, yan <?6) T~mbién tiene Importancia que los factores _de
gãg cšãlllslìäålpïelšãsiinìoïïfïiagoue de coherencia ha-
ha.-
ambìguedad de la situación, una tercera,
ambiguedad tercera., subrayada con aicerto por Yan sido casi siempre los "naturales", es decir afinidades ideológicas
Francisco Pintos ((op. cìt., págs. 62-66 y 111) de la falta
op. cit., falta. de una clase comunidad
c~munidad inicia-1 vínculos
inicial,
algunas tentativa; vincul d aìarïiåšgsco
de
posteloifloreì aes ' esyY decir'
parentesco estil~ afinidades
estilo de vida yY ¡d°°16g¡°”›
-salv~
no -salvo
"unida, progresiva y fuerte''
•'unida, fuerte" capaz de tomar a su cargo el desarrollo a ~unas
nacional. Ninguno de estos tres adjetivos pueden aplicarse aa. una clase p 0
pos
plos
tenta~ivas centralizada
de actuación
decercanos
actuación tanto
posteriores a se1830-
ha abunãad
centralizada
t-- los _l1ue
que Pueden
pueden imponer gru-
cre a. del tipo _l1ue,
y secreta que, Para
para Poner
Eni-
ejem.
poner ejem·
Variada en sus motivaciones y tan
tan variada 'tan llena de perplejidades como el plos
“Logiacercanos,
Lautåton tanto
h ha abundadoo en la historia argentina argentina. desde la
Patriciado. "Logia Lautaro" hasta asta el G.O.U.
G.0.U. y el "Dragón
“Dragón Verde".

66-
66 - ---67
67
~xitos
éxitos militares en la pacificación de la campaña.
campaña- Igual
ocurría con los saladeristas, estancieros la mayor parte de Oriental a combatir al Norte argentino o acompañaron a
ellos y muy dependientes todos de la prosperidad del inte- San Martín a Chile Y y al Perú. La decisión fue provocada,
rior. Los clárigos de origen nacional y hasta algunos es- en unos, por el choque personal con Artigas, con quien el
pañoles se alinearon también junto a Artigas y, formando trato de los hombres de ciudad se fue haciendo progre-
una gran parte de la escasa minoría cultivada, no es sor- sivamente difícil después de 1812. En otros, de origen por-
prendente encontrar que de los cinco diputados electos a teño la mayoría,
mayoria, pudo darse muy bien un conflicto conflioto de fi-
la Asamblea porteña del año XIII cuatro fueran sacer- delidades Y y de concepciones revolucionarias. En un último
dotes(77). núcleo, y es seguramente Ñ e›l más honroso, debió predominar
Con el sector letrado de Montevideo, sobre el que ya el disgusto de intervenir en una lucha que apareció pro-
llamaba la atención en 1810 el español Salazar observando gresivamente como civil y una vivencia, nada rara, de la
que los abogados que eran todos hijos del país, formaban común "americanidad"
r.omún “americanidad” de la empresa independiente. Pen-
entre los prosélitos de Pasos, el diagnóstico del marino es- saban que su espada podía valer en cualquier parte- parte y tra-
pañol se probaría justo: fueron en su gran mayoría prosé- taron de demostrarlo(78).
litos de la Revolución porteña (no sin adhesiones iniciales Con el núcleo comercial dirigente montevideano sería
a España por parte de algunos). A título
titulo de tales estarían unavlhistoria distinta. Español
una..historia distinta. Español en en su
su gran
gran mayoría,
mayoría, perma-
perma-
destinados a ser enemigos de Artigas y es con ellos que se necio buena
nec10 buena parteparte dede él
él junto
junto aa España
España hasta
hasta 1814
1814, resis-
resis-
marca hasta qué punto obraron durante esta época dos con- ti~ con
'E19 co~ to.das
todas sus posibilidades al artiguismo ocupante ocupant~ de los
sece--
cepciones radicalmente distintas de los efectos de la sece- 91105 siguientes
anos S1gU1,€H'f€S yY se adhirió a la Cisplatina desde 1817 1817(79).
( 79).
sión de España: revolución para aquél; transferencia de los En el
En el periodo
período que que abrió
abrió la
la ocupación
ocupación de de Lecor
Lecor, sin
sin embar-
embar-
poderes españoles al núcleo dirigente ciudadano para ellos. go, se
go, se renovó
renovo en en muchos
muchos el el latente antagonis~o histórico
latente antagonismo histórico
Obes, Nicolás Herrera y el maldiciente Pedro
Lucas Obe·s, hispano-portugués yy manteniendo
hispano-portugués manteniendo una actitud generalmen-
una actitud generalmen-
Feliciano Sáenz de Cavia dieron la pauta inicial de esta te prescindente,
te prescindente, fue fue aa través
través de de esa
esa mansa
mansa (y (y más
más queque
actitud que contó, si es que junto a ellos se nombra a cauta) disidencia
cauta) disidencia que que muchos
muchos de de ellos,
ellos, oo sus
sus hijos,
hijos, sese in-
in-
Santiago Vázquez, con las figuras más hábiles, más capa- corporaron al
co.rporaron al proceso
proceso de de lala Independencia,
Independencia, de de nuevo
nuevo in- in-
ces de la época.
ce.s época_ Este sector, que secundará los planes mo- minente.
mmente.
nárquicos de Buenos Aires (Herrera lo hizo con pertine-
pertina- 1 Al comenzar
Al comenzar la la Revolución
Revoluciónjsu itinerario, con
su itinerario, con todo,
todo, en en
cia y a veces a título propio) parte de una cosmovisión 88 clases
las Clases altas montevideanas se produjo una ruptura de
burguesa, iluminista, doctoral, que será
se-rá inasimilable a la explicacion complicada. La
e~plicación .complicada. La refleja
refleja la la anécdota
anécdota de de Roque
Roque
idea de esa nación de bases agrarias, al mismo tiempo tra- Gomez, un
Gomez, un iinportante mercader español
importante mercader español queque encontró
encontró un un
dicionales y revolucionarias, que Artigas (a pesar de la dia aa sus
día sus hijos,
hijos, niños
ninos entonces,
entonces, entrenándose
entrenándose militarmente
militarmente
superficial coincidencia de lenguaje político con sus enemi- con el
con el fin
fin de de matar
matar .god.os. Para dilucid8r
godos. Para dilucidar e3tas
estas bruscas
bru3cas so-so-
gos) buscaría instintiva y firmemente. luciones de
luciones de continuidad
continuidad en en un mismo ambiente
un mismo ambiente social
social yy
No siempre es asimilable a esta posición de los Obes afectivo las
af·?ctivo las muletillas
muletillas dede unun patriotismo
patriotismo casicasi pre-natal
pre-natal no no
y los Herrera la de aquellos que salieron de la Banda
Vu (78) Entre
. (78) Entre los
los alejados
alejados de de Artigas,
Artigas, Francisco
Francisco J.-T. Muñoz,
Muñoz, Vc;:tura
Ventura
(77) Pintos, en op. cit. ha lia. afirmado que, actuando dentro de Fé-fiflflel. Antonio Díaz,
Vazquez, Diaz, vinculado a Alvear yy Viana, vinculndo vinculado al~· Po-Po~
la. Iglesia la lucha
la lucha. de clases, el bajo clero fue independentista, mien- sad~s.
? ds- EnE~ el caso de los portenos: Julián Alvarrz,
porteños: Jnlián Alvarez, José I:on:lcnu
ïïonçleaii y'y
tras el alto estuvo con la Reacción. El fenómeno que se esbozó, cier- cler- Jose Mari~ . Reyes. Entre
°5° MaWjl_ReYes- Enffe los105 que
fl'-le combatieron en el norte arge:1tino
argentino o
tamente, en otras regiones de América, sobre todo cuando el alto clero en el
en el PaCif1co:
Pacifico: Eugenio
Eugenio Garzón,
Garzón, :M'.anuel
Manuel Pagola,
Pagola, Ciprinno
Cipriano ?ti-iiró,
Miró, Rufino
Ruf~no
marcarla aquí, dado que no existía
era español, no es fácil marcarlo existia práctica- Baflzä. Enrique Martínez,
Bauzá, Martinez, etc.
mente en el futuro Uruguay "alto “alto clero", aunque pudiera oficiar de _(79) A. Españg,
España mantuvieron una fidelidad más o0 monos hrga large. los
él el párroco de la Catedral metropolitana que era también Vicario espanoles Miguel Antonio Vilardebó, Francisco Juanicó y Ramón de
de la región. Como ocurre que estos cargos fueron ocupados, durante Alftflšflveytia. Otros criollos la sirvieron por más breve
Az:tagaveytia. Andrés
brc·1e lapso: A!1drés
el período
el que importa,
periodo que importa, por Dámaso
Dámaso Antonio
Antonio Larrañaga,
Larrañaga, se
se hace
hace dificil
dificil GOIHGZ. Juan Francisco de Larrobla y José E!1auri.
Gomez, Ellauri. Por más di!J.tado
dilatado
afirmar con
afirmar con quién
quién estuvo
estuvo oo no
no estuvo
estuvo el
el sucedáneo
sucedáneo uruguayo
uruguayo de de un
un tiempo, Francisco
tiempo, Francisco Acufía
Acuña de de Figueroa
Figueroa yy Francisco
Francisco M."lg:aiños,
Magsriños, v:nculado
vinculado
“alto clero''.
''alto clero". al liberalismo
al liberalismo español
español yy aa sussus planes de n!Oa
planes de mas reeatructuración
reestructuración liberr.l
liberal
de la totalidad del Imperio.
68-
68 -
--69
69
resultan útiles. Las varias versiones de la Independencia
Indepefldeflfiia ._ ,Sostiene Anaya que
Sostiene Anaya que fue
fue hacia
hacia 1815
1815 que
que la
la "élite"
“élite” aba"
aban-
1_
tienen que acumularse sobre el punto: conflicto de libera- dono aa Artigas
aonó Artigas yy Ramón
Ramón de de Cáceres
Cáceres registra
registra en
en su
su "Memo-
“Mem0_
lismo y absolutismo en lo político ("la
(“la guerra civil");
cìvi1”); rup- Iia” la e3tupefacción
ria" estupefacción indignada de Francisco Xavier de
tura nacional de americanos y españoles; rencillas locales Viana ante el
'~i.:ma aate, el hec.ho
hecho dede que alguien pudiera
qu~ alguien creer que
pudiera creer que un
un
(de Montevideo
Monte-video y Bueno3
Buenos Aires en nuestro caso) y quiebra Viana podía
V:ana podw servir a las ordenes
órdenes de un Artigas oo de un
generacional entre viejos yy jóvenes (también "civil",
“civil”, de- Ro~idccw.
Rondcau.
masiado soslayada en las múltiples interpretaciones de la Es
~s seguro,
~eguro, d, sí, que
que laslas características
características que que el
el artiguismo
artiguismo
Independencia americana y a la que lleva directamente la portaba:
por-faba: desorden inmediato, irrupción
dc~o;:~en inmediato, irrupción física
fisica del
del campo
campo en en
anécdota contada). Y todavía, yy como si esto fuera poco, la cmdad,
la ciudad, politica agraria, presencia
politica agraria, presencia de de las
las clases
clases desposeí-
desposeí-
en el fondo del cuadro el aflojamiento de los vínculos
vinculos de dëš, alarde3
das, Hïëfdeì igualitarios
íšUH1ÍÍ21Fi0S(30)
(80) tuvo que distanciar al Patri-
una unidad imperial y el dinamismo alocado y posterior de ciado mon~evideano
ciado rnonfevideano del del JEfe
Jefe de
de los
los Orientale3
Orientales yy preparar
preparar
ele-mentos.
todos sus elementos. la hostilidad que siguió.
Sólo entonces, sólo después de contar con todo eso, e:.; es 1815 e3
1815 es un año capital
un añ::i capital para estudiar, rastreando
para estudiar, rastreando aa tra-tra-
que puede comenzarse a explicar la variedad desorientado- vés de
vé:; de hechos
hechos muy muy malmal conccidos,
conocidos, e3ta
esta enemistad
enemistad recípro-
recípro-
ra de actitudes que en un mismo sector se se- adoptan en aque- ca, larvada
ca, larvada primero, desembozada después,
primero, desembozada después, entre
entre Artigas
Artigas
llos momentos iniciales y seguirán adoptándose después. y el Patriciado montevideano.
No cala de modo simple en planos conscientes la hos- Bien marcados
Bie;1 marcados parecen
parecen entonces
entonces darse
darse enen la
la ciudad
ciudad dosdos
tilidad que Artigas, montevideano de familia y formación sectores patricios antagónico3,
sec~ore~ patricio3 antagónicos, controvirtiendo
controvirtiendo ambosambos por por
“la muy fiel yy reconquistadora".
profesó a "la reconquistadora”. En <?ste
este aspec- la direc:ción
la dirección dEl del Cabildo.
Cabildo. Mientra3
Mientras unauna facción
facción queque dirigía
dirigía
to, Artigas es el patricio montevideano hostil a los suyos, Garcia de
Gnrcía de Zúñig:i
Zúñiga yy Felipe
Felipe Cardoso
Cardoso se se mostraba
mostraba dispuesta
dispuesta
seria después Batlle y Ordóñez) que
el patricio (como lo sería aa sabotear
sabotear las las medidas
medidas de de rigor
rigor contra
contra los
los españoles
españoles que que
toma una coyuntura histórica -en su caso el levantamien-
t:Jma Artigas prohijaba, otro grupo algo más joven, más ambicio-
to estanciero- y le da un contenido mucho más va3to, vasto, so yy exitista,
so exìtista, sinsin duda
duda (Lucas
(Lucas Obes
Obes yy Juan
Juan María
María Pérez
Pérez en en
más profundo. primera
primera fila)fila) rodeaba
rodeaba aa Fernando
Fernando Otorgués
Otorgués yy pugnaba
pugnaba por por
Aqui vienen dos adjetivos: catilinario, desclasado. In-
Aquí impulsar aquéllas.
impulsar aquéllas. Hasta
Hasta quéqué punto este sector
punto este sector trató
trató de de
ajustable es, sin muchas precisiones, el primero. La técni- capitalizar, no sólo política sino también económicamente económicamente,
ca catilinaria implica desesperación y cinismo: los dos ele- la pendiente amenaza de deportaciones y confiscaciones so- so~
mentos faltaron en Artigas. Desclasado económicamente, si, bre el rico sector español es algo que no es posible despe-
comparando sus medios, sus servicios y sus sueldos con las jar hoy aunque sí presumir con fundados visos de verosi-
entradas y los méritos de los pudientes montevideanos. militud.
¿Debe sumarse a esto la extrema y cabal experiencia de En el centro de la pugna aparece Fernando Otorgués,
unos modos de vida radicalmente ajenos al ámbito de la uno de los "hombres
“hombres malos"
malos” de nuestro pasado, uno de los
ciudad? Todo debe quedar en hipótesis pero lo que no es calumniados de
calumniados de nuestra
nuestra historia,
historia, cuya
cuya leyenda
le-yenda de de cruelda-
cruelda-
hipotético es el antagonismo entre Artigas y la urbe pa- des forjada por la alta clase montevideana sobrevivió te-
tricia. El mismo hecho de no haber vuelto más a Monte- nazmente la reivindicación de Artigas y el paso de la "le- “le-
video desde la Revolución; muchas medidas económicas del negra” a la "leyenda
yenda negra" “leyenda cele!':te".
celeste”. Hombre de algunos
tipo de la de fomentar todos los posibles puertos naciona- posibles, con estudios suficientes como para no poder hacer
les que no fueran el de nuestra ciudad, tienen en todo de él un "bárbaro",
“bárbaro”, vinculado familiarmente a Artigas,
esto un claro significado. Tampoco cuesta mucho colegir
e3to Otorgués constituyó el blanco tras el cual ocultó el Patri-
que, desde 1816, todos sus planes estratégicos daban por ciado comercial montevideano la animadversión animadve-rsión ya viva
redondainente traidora,
descontada la actitud derrotista, o redondamente a su jefe. Si se tiene en cuenta que Otorgués entra en
de aquellos de quienes calculaba que quitar de un golpe 90117@
las pasiones de esos hombres es difícil; nunca fueron vir- (30)
(80) Rfifiläecto a este
Respecto Punto
punto fue importante la medida del Con-
greso de Abril eliminando los títulos Y de-
militares y eclesiásticos Y 41°'
tuosos. jando sólo en pie, concesión sin duda “doctor".
insuficiente, el de ''doctor''.

70
70-- ._.71
71
afìíšl-lista no
Montevideo al frente de la masa campesina artiguista 110 sentaron del país(82),
país (82), no cabe duda que el movimiento
es difícil
dificil ver en el temor, el horror, el odio que este épico mayoritario del Patriciado fue hacia la adhesión a la ocu-
barbudo provocó en Montevideo un episodio más de una pación, hacia la plena colaboración con el invasor.
colisión de clases y estilos de vida que tiene innumerables Levantar, sin embargo, listas compactas de colabora-
versiones en la historia de Hispanoamérica. (Desde los cionistas o disidentes es, no sólo una tarea difícil
dificil sino tam-
Ramirez atando en 1820 sus caballos a la
montoneros de Ramírez bién irrelevante. Pues lo cierto es que si se consideran así
Pirámide de Mayo hasta los descamisados del 17 de Octu- dos bloques. inmediatamente se percibe dentro de ellos in-
bre o0 los guajiros de Fidel Castro irrumpiendo en La Ha- numerables matices. Muy distinto fue, por ejemplo, el gra-
bana.) Encarnó sí si la dureza revolucionaria que el artiguis- do de adhesión al ocupante de los que formaron la crema
mo implicaba en sus profundidades; la necesaria, inexora- “Club del Barón"
de los cisplatinos, los integrantes del "Club Barón” o
ble, purificadora y a veces triste y a veces repulsiva du- Círculo de Lecor (Nicolás Herrera, Lucas Obes, Tomás
reza revolucionaria, pero en lo que violencias atañe, como García de Zúñiga, Larrañaga, Juan José Durán, Gerónimo
muy bien Plácido Abad lo señalaba, todas las medidas de Pio Bianqui, Francisco Llambí y José Raimundo Guerra)
Pío
Otorgués fueron nada frente a las crueldades de los des- que el del resto del Patriciado y aun en aquellos hubo
tacamentos españoles que libraban una guerra de partidas quien, como Lucas Obes mostraron algún arresto en pro
los campos del sur. Pero estas crueldades, naturalmen-
en lo3 de la integridad del país. También adherido ese resto hubo,
te, no era la ciudad la que las sufría. sin embargo, dentro de él quien fue capaz de algún gesto
Menos clara, en cambio, es la "revolución
“revolución de los cívi- de fundamental disidencia (Luis Eduardo Pérez en el Con-
cos"
cos” contra Miguel Barreiro, colocado por Artigas en sus- greso Cisplatino) de protesta enérgica (Juan l\faría
María Pérez
titución de Otorgués y como prenda de transacción entre defendiendo los fondos del Consulado) y pueden, sobre to-
los dos grupos anteriores. Dirigida por la ex-facción otor- do, ser comprendidos en este último rubro quienes,
quie-nes, produ-
guesista sobre la que, en contradicción con su primera ac- cida la escisión de portugueses y brasileños, formaron junto
titud rigurosa, pesaron después sospechas de entendimiento a los primeros en 1822 y 1823, buscaron el apoyo de Bue-
(o tentativas de él) con los españoles, Otorgués, sin embar- nos Aires o se congregaron en el grupo conspiratorio --
go, más abiertos los ojos, depuso más tarde contra ella. tan mal conocido- de "Los “Los Caballeros Orientales"
Orienta1es”(83).
(83).
Una línea clara hay -Y -y es la única- en todos estos Pese a todo ello queda todavía en pie la verdad his-
sucesos, y es la recíproca con que la clase dirigente de tórica de que el Patriciado adhirió mayoritariamente a los
J'v!ontevideo
Montevideo le devolvía
devolvia a Artigas su hostilidad (81). Cuan-
hostilidad(81). resultados de lala sublime
sublime intriga
intriga de Nicolás Herrera y del
<lo,
do, en 1817, el Cabildo de Montevideo salga a re:::ibir recibir a sublime propósito de Lucas Obes. Exhausto el país por una
Lecor y afirme que sólo por temor y por fuerza había obe- lucha desigual y desesperada de cuatro años, roto por Bue-
decido al Precursor, hacíahacia años, probablemente, que no nos Aires y el poder lusitano el proyecto artiguista, no
hablaba con tanta sinceridad.
(82) Englobadas en nna una mism::i
misma lista
lista. las distintas actitudes, al-
guna posición relativamente ambigua y adhesiones de primera primera, hora rec
rec-..
tificadas después, es el caso de Manuel
tificadas después, es el caso de Manuel Pagcla, Pagcla, Pedro
Pedro Pablo
Pablo dede Ja
la
Sierra, Sti.árcz,
Sierra, Suárez, Zudáñcz,
Zudáñnz, Otorgués,
Otorgués, Jul!án
Julián Alvarez,
Alvarez, Francisco
Francisco Araúcho,
Araúcho,
c)
e) Cisplaiinu, respiro patricio.
La Cisplatina,
Artagaveytia., Magariños
Artagaveytia, Bauzá, José Benito Lamas, Latorrc,
Ma~ariños Banzá., Latorre, Callcros,
Calleros,
Lavalleja, Pedro Lenguas, Lázaro y Santiago Gadea, etc. Dominan, como
Lavalleja,,
se ve, los militares yy sacerdotes de la época artiguista.
artiguísta. YY aun existen
Mon-
Vencido Artigas y asentado firmemente Lecor en Ivfon- nóminas del (101 Principio
principio dedc la ocupación en que reciben sueldos militares
tevideo, aunque hubo personalidades que resistieron, se civiles o componentes de Jos
futuros resistentes civil's los Treinta y Tres: Pedro
refugiaron en sus tierras o profesiones o, las menos, se au- Trápani, Lavalleja, Simón del Pino, Giró y Ramón Massini.
Trápanl, Massìni.
También en una sola nómina
(83) Tambión nómina, yy con varios nombres, por lo
menos, discutibles: Manuel Oribe, Cristóbal Echeverdarza, Echeverriarza, Juan F. P.
(81) A este propósito fueron significativos lo•
los agasajos
agasajcs que S9 so Giró, Francisco J. Muñoz, Silvestre yy Juan Benito Blanco, Santiago
Purificación, c10!1de
dispensaron a Pérez y a Lucas Obes a su vuelta de Purlficac!ón, donde Vázquez, Francisco Lecocq, Francisco Aguilar, Ramón Massini, Lorenzo
Vázqnc?.,
habían
babíen sido conducidos engrilladcs. Pérez, Antonio Díaz,
J. Piirez, Diaz, etc.

72-
72 - ---73
73
que habían
sólo los aue habian abandonado temprano al Precursor, sino diciones que el pensamiento político porteño enunciaba por
muchísimos más, .creyeron
muchísirr;os creyeron inclinarse ante la realidad acep- aquel entonces como indispensable) (86).
tando el poder extranjero. Para unos, esta adhesión era la Con esto se satisfacían
satisfacian todas las necesidades de la clase
justa retribución por una victoria, la compensación por una ganadera y comercial, letrada y burocrática, a las que se
dádiva. AsíAsi lo sintieron, sin duda, las clases propietarias, daba hasta la miniatura de una corte y un bien dosificado
dosifícado
esa "fuerza
“fuerza conservadora"
conservadora” adversa a la Independencia, de congresos. Que las satisfacían,
desahogo de diputaciones y congre3os. satisfacian,
que ha hablado Pivel, que obtuv:lobtuvo por cinco años una pre- es necesario hacer la aclaración, en cuanto esos sectores
eminencia inconirovertidr...
incontrovertida. Así, igualmente, los grandes la- eran utilitariamente, predatoriamente "clase";
“clase”; en cuanto no
tifur<jistas
tifurfiistas ausentistas que vieron asegurados sus derechos tuvieran, y esto no rezaba para todos, reflejos nacionales,
contra la presión de los ocupante.:;,
ocupantes, tan peligrosa durante emocionales o ideológicos.
el artiguismo y que lograron archivar los propósitos
propó3itos de habian inclinado era,1
Los hechos ante los que se habían eran de
reforma agraria de Lucas Obes. Así, la ciudad en bloque una soberbia contundencia y el automatismo del "amor “amor
que, con el régimen portugués, ganó limpiamente una vuel- fatì”, la desesperanza de poderse ser nación tocó en esos
fati",
ta de su lucha c::mtra
contra el campo, victorioso en el quinquenio años mayor hondura que en cualesquiera otros de nuestra
anterior. seria injusto callar Que,
historia. Hoy sería que, en cuanto a lo último,
A todos estos sectore3,
sectores, a las gentes que él llamaba estaban en lo cierto y que los argumentos de aquella hora
ilustrada, intc:ira probidade, se dirigió casi exclu:iva-
ìnteìra e de probídade, exclusiva- tenian un peso que conservaron mucho más tiempo de lo
tenían
mente la politica
política de Lecor, desde sus medidas económicas que se cree. En esos argumentos coincidieron entonces hom-
hasta el fomento de alianzas matrimoniales entre su séqui- bres que habían tenido que ver con los dolores y esperaI'.-
esperan-
to militar y las mujeres patricias de Montevideo (84) o su
Montevideo(84)_ zas de la emancipación (caso de Larrañaga y de Rivera)
tentativa de crear una nobleza uruguaya entre los orienta- con seres gélidos (del tipo de Francisco Llambí o Geróni-
les afidalgados,
aƒidalgados, que tal llamóse a los más notorios cis- mo Pío Bianqui) que habíanhabian crecido o vivido al margen
platínos (85) .
platinos (85). de ella.
Que hubo otros medios a los que· que no llegó el derrotis- Que el futuro Uruguay poseía insuficientes elementos
mo, la aceptación estratégica o la cínica conformidad no para ser una nación -y éste era el básico de sus argu-
sólo lo certifican los núcleos patricios crecientemente disi- mentos- resultaba tan cierto en 1823 como en 1828 ó
dentes sino otros sectores más postergados de la ciudad y 1830 ó como es, en cualquier período de los tiempos mo-
el campo. A los primeros apuntaba la afirmación de Jua- dernos, problemática la autonomía de las pequeñas comu-
derno.s,
nicó cuando sostenía que un tercio del vecindario monte- nidades en un mundo mediatizado
mediatízado a los imperialismos. La
videano era independentista en 1823 yy a los otros la frase, “aspirabilidad” y "posibilidad"
diferencia entre "aspirabilidad" “posibilidad” -la afir-
atribuida a Nicolás Herrera, sobre esos perros gauchos a mación de que no basta querer ser nación y de que hay
los que él quería ver ahorcados puesto que no hay q1lien quien que tener los medios de serlo- era una verdad contun-
los mueva a trabajar por su Majestad Imperial ya que dente del viejo realismo clásico, cuyo desconocimiento fue
ninguno deseaba sino Patria neta. en América una fuente constante de males. La certidum-
Para los otros, para el Patriciado, la Cisplatina asegu- bre de ser una futura pieza en el juego de las ambiciones
ró (y esto con el secreto alivio de inclinarse a lo inevita- limítrofes --yy era otra de aquellas razones- valía por una
ble, con la firme dispensa de no haber ido a buscar reyes profecía que en menos de veinte años los hechos se en-
profE:cía aue
o Incas por el mundo) aquella paz, aquella tranquilidad, cargaron de ratificar.
aquella
aque-lla seguridad, aquella estabilidad que tantos reclama-
ban desde hacía
hacia años y que ahora creían segurada por una
autoridad fuerte, indiscutida y de remoto centro (tres con- (86) O 0 como decía Rivera, en su manifiesto del 13 de febrero
“como el único medio que prcsenta
de 1825, concebían la Cisplatina ''como presenta
la,
la situación política de esta parte del Continente Americano para ter-
casândose, ya
(84) De las que él mismo dio ejemplo, casándose, ya. viejo, con minar la la. anarquía, restablecer el orden, afianzar la si:-guridad
sfguridad de la'3las
Rosa de Herrera . propiedades, restituir el sosiego a las familias yy gozar de una libertad
85) En C:i,p,
((85) Cap. II se hace referencia aa. esta tentativa. estable bajo las garantías de un gcbierno
gobierno poderoso y protector".
protector''.

74-
74 - 75
-75
I
seria con los años una de sus áreas
también era América y sería áreas:
Pero esto no era todo, y el resto era lo que decretó, creadores y profundas. Y es revelador que
más conscientes, creadoras
si no la inviabilidad histórica de la Cisplatina (los moti- los mismos que agotaron su caudal de desprecio con los
vos fueron otros) sí el juicio que tiene que merecernos.
merecemos. El hombres de 1821 aplaudieron después las victoriosas tenta-
remanente no mencionado en 1821 era el temor a la ƒunes- funes- tivas imperialistas de hacernos una sucursal, muy bien
ta oclocracia, la decisión de mantener bajo la tutela ex- instalada, de la "Civilización".
tranjera una rígida estratificación social, la necesidad de
“los díscolos",
reprimir a "los díscolos”, el afán de estabilizar una socie-
dad ganadera 3', ~'i comercial para bien de unos pocos. Todo
esto cohonestado con la pudibunda e infaltable antítesis, d) 1830: unanimidad patricia.
tan de la época, en la que se elegía la Esclavitud en vez
de la Anarquia(87).
Anarquía(87).
Es bueno tener en cuenta lo que antecede, porque no Un hecho, después, aparece indiscutible: dividido de
es sobre estas razones que la mayor parte de nuestra his- 1810 a 1825, el Patriciado tiende a agruparse y a capita-
toriografía ha hecho con la Cisplatina un cómodo y mó- del país que se estatuía en
lizar en su favor la existencia de-1
dico patriotismo retrospectivo. Sólo unos pocos (Falcao Es- la Convención de 1828. Por única vez, posiblemente, será
palter, Azarola Gil, Lerena Juanicó) han mostrado hacia verosímil hablar de una política del Patriciado que se ex-
ella cierta equidad o simpatía (88) que, demás está decirlo,
simpatía(88) pide unívocamente,
unívoçamente, que sabe lo que quiere.
tampoco cala en aquella especialísima situación de nues-
tro pasado. El artículo del documento internacional que nos crea-
4
No se ha dicho, en cambio, que pese a aque1las
aquellas "inme-
“inme- ba (o reconocía) estatuía el perpetuo y absoluto olvido de
1
diatas” razones regresivas (que sólo Pivel ha precisado) y
diatas" i todos y cualesquiera hechos y opiniones politicas
políticas que se
aun sobre las barreras (tan problemáticas) de raza, (tan hubieren sustentado, asintiendo tácitamente a algo que el
restañable-s) de odios históricos, in-
tenues) de idioma, (tan restañables) ín- Patriciado también suscribió con entusiasmo, esto es, que
tegrar el Brasil era también, a largas vistas, un proyecto todos los proyectos politicos
políticos en que la clase dirigente ha-
histórico incitante y posible. Si no hubiera existido la va- bía participado habían sido posibles, fueron abrazados ho-
lla de la esclavitud (que también entonces teníamos y 4
r.estamente
nestamente y estaban (unión con Buenos Aires, con Bra-
tendríamos dos décadas) no e·s es justo anatematizar a al- 1
sii,
sil, con Portugal, con el litoral argentino) irremisiblemen-
gunos de aquellos hombres que, moviéndose en un imagi- te clausurados. Sólo Tomás García de Zúñiga, se supone,
nativo radio de contingencias, vieron en la unión con el el más comprometido cisplatino, quedó de alguna manera
Brasil la posibilidad de un espléndido futuro. Si la ruptu- foera
:fuera de esta universal voluntad de olvido y el mismo Lu-
ra del plan confederativo de Artigas era inevitable -Y -y rns
cas Obes, de tan activa participación junto al ocupant€:
ocupante pu-
ahí estaban Buenos Aires y los intereses europeos para ›¬.¡
¡ a_a_ do reintegrarse, tras algunas dificultades en Buenos Aires,
asegurarle- es evidente que lm
asegurarlo- los cisplatinos veían más cla- a la nueva sociedad independiente. (Una vez aquí, su in-
los orientales (en muchos casos ellos mismos) que
ro que ios
acogieron con alborozo la Convención de Paz de 1828.
Ver más claro no es siempre ver mejor pero Brasil
i discutible talento práctico y su ductilidad poco gravada de
escrúpulos le aseguraron junto a Rivera el papel promi-
nente que desempeñó.)
1830 señala, entonces, el momento cenital de integra-
Vcr, por ejemplo, la
(87) Ver, b defensa de los cisplatinos que Santiago ción politica
política del Patriciado y nuestra primera Constitu-
Vazquez hacia
Vá.zq:iez hacía en ''El
“B1 Piloto",
Piio~o' ', de Bueaos
Buenos Aires, el 8 de junio de 1825.
importante la observación do
(88) Es importonte de Falcao Espalter en el sen-
ción es un reflejo de él.
tido de que b lo provincia oriental disfrutó durante, Cisplatina de una
durant~ la CisDlatina Sobre la página en blanco de un paispaís sin textura ins-
federal, quo
autonomía de tipo feileral, que imp1icaba
implicaba el manejo de -laslas renta3,
rentas, el titucional y, en puridad, casi sin población, el Patriciado in-
civiles y la
respeto de las libertades civi!as vigencia de las ordenanzas y leyes
!~, vig·oncia
anteriores ((“IE`o1~niación
nntariores "Forniación histórica del Uruguay". Madrid, 1929), págs. tentó normar un Estado moderno, una nación construida
27 y 57. Claro que todo esto en la letra de las declaraciones y no ilObre
sobre los cánones politicos
políticos vigentes en Occidente. Sobre
siempre en los hechos.
niempre
-77
-77
76-
76 -
“la revolución"
el suelo resbaladizo de "la revolución"(89)
(89) quiso levantar que, según Anaya, había habia planeado incluso el asesinato del
un orden estable. A la desesperanza en la subsistencia Jefe de los 105 Orientales. Pocos años después -en 1832- la
posible de una nación, tan viva en años anteriores, sucede presencia del
presencia del fraile
fraile Monterroso
Monterroso en en Montevideo
Montevideo despertó
despertó la la
un ánimo de aventura que encarece el inesperado coto de ira
ira yy la la aprehensión
aprehensión del del Patriciado.
Patriciado. Lucas
Lucas ObesObes habló
habló dede
caza que cae como regalo para la ambición patricia, que La rara
la mm y aterradora
ater-radom memoria de aquel apóstol de la anar-
aprovecha alegremente la coyuntura ofrecida, que suspen- quía,
quía, pero
pcro los los calificativos
calificativos se se dirigían
dirigían menos
menos al personaje,
al,P€rS0HHJe,
de, más que apaga, la descreencia de pocos años antes y de
de vida
vida tremenda
tremenda yy aventurera
aventurera que que aa toda
toda unauna época
epoca cuyo
cuyo
hace prenda de las altas garantías -tan flacas, tan poco recuerdo se deseaba sepultar. Y también desde allí en ade-
sinceras- que presidían nuestro nacimiento como país in-
::inceras- lante
lante la jmticia del
la justicia del Patriciado
Patriciado comenzaría
comenzaría aa rechazar
recharäl' las183
dependiente. adjudicaciones de tierras realizadas por Artigas, mientras
Se acepta así la forma de un Estado nacional, aunque validaba como intachables las realizadas, a nombre del Rey,
esa forma estuviera a llenar, y la realidad fuera la de
e~a por Cabildos, Virreyes yy Gobernadores. _
una sociedad rota y misérrima, y la misma forma careciera Si
Si nosnos atenemos
atenemos aa la la cálida proclama de
cálida PI`0C1ama (le Lavalleja
Lavanela al al
de algo tan esencial como un territorio con contornos físi- desembarcar en el país, pais, a las actas de la Florida, a la misma
cos, con fronteras. Al aceptar tal cosa se repudiaba lo que jura de la Constitución rivadaviana de 1826, resulta resulta claro
había sido el gran proyecto artiguista de una gran confe- que, sobre la fundamental ambigüedad de aspiraciones que
deración de pueblos afines y progresivamente integrados ellas portan (el designio de restitución al gran conglome- C0nã101T1e'
en formas defensivas eficaces y en líneas de desarrollo eco- rado platense, el reconocimiento de la necesidad de coope-
nómico armónicas; se aceptaba la balcanización impuesta ración de Buenos Aires, de financiar la guerra, de nutrir
conveníencias de Inglaterra, la prepoten-
por las múltiples conveniencias los ejércitos) se levanta también la aspiración aspiracion de muchos muc1'i0S
cia porteña y el revolverse ciego de los caudillos. patricios de cerrar con doble llave el periodo período artiguista,
Contrariamente a lo que han pensado muchos histo- de renegar del espíritu de las Instrucciones del año ano XIII,
riadores nacionales, desde Luis Alberto de Herrera hasta de iniciar un estilo político libre de esos embarazos embaiazos doc-
Eugenio Petit Muñoz, la autonomía en forma de nación no trinales
trinales yy más más apto para servir
apto para servir intereses
intereses cuyocuyo horizonte
horizonte se Se
“plus”, un aguinaldo, una última consecuencia de
era un "plus". había empequeñecido tanto. _
la Confederación sino otra cosa y, probablemente, la con- La
La Constitución
Constitución de 1830 ha
de 1830 ha sido
sido estudiada
estudiada muchas
muchas
buenas
traria. Este repudio de la obra artiguista, a la que buena veces
veces (casi(casi siempre
siempre en en forma
forma superficial)
superficial) yy no n0_@Ses oportu-
OPOFÍU'
parte del Patriciado asiente con entusiasmo, se exteriorizó nidad aquí de hacerlo sino en la pista que se Se sigue:
Slšlleï como
00m0
en múltiples modos. El cambio de bandera es uno de ellos: expre3ión
expresión de la voluntad, del plan PaÍ1`1<?10- patricio. , _
nada que recuerde a la tricolor de la Patria Vieja. En la Señálense
Señálense sólo sólo entonces
entonces los los aspectos básicos de
aspectos basicos este
de_est€
Constituyente se rechazó la posibilidad de que entre las documento
documento que que haha sido
sido calificado
calificado de de "instrumento
“instrumento oligár-oligar-
facultades del Poder Ejecutivo se enumerara la de con- quico"
quico” por varios historiadores actuales ( 90).
actuales(90). .
“tratados de Confederación".
cluir "tratados Confederación”. La moción, que tuvo l.
I. La La Constitución
Constitución de 1830 instituyó
de 1830 instituyó, “llun gobierno
§'0b1€fn0 re-Te'
rechazada por los
su inesperado defensor en Ellauri fue rechazada- presentativo,
presentativo, pero pero representativo
representativo de una ínfima
de una infima clase elec-
clase elec-
argumentos de Santiago Vázquez, viejo antiartiguista como tora,
tora, sisi es
es que
que aa magnitudes
magnitudes hay hay o_ue
que atenerse,
atenerse, ee identifica-
identifica-
ble con
ble con el el Patriciado
Patriciado mismo.
mismo. Establecía,
Establecia, como como se Se sabe,
Sabe, la13
(89) Es un concepto que brota a menudo en el cl pensamiento de inhabilitación
inhabilitación del del voto
voto (artículo
(GPÍÍCUÍO 11) 11) del peón yornalero,
del peon jornalero,
ilustracion sobreabundante
la época -y valgan como ilustración sobreabiindniite de él las va.liosas
valiosas
memorias del general Tomás de Iriarte- bajo la forma forms de una imagen
dinámica: ''la
.dinámica: "la carrera de la revolución". Una competencia puramente (90) A1 tiempo de su gestación fue calificado en igual forma
Al forms ¡:;or
por
individuai, individualista
individual, individualista. (entiéndase
(entiéndsse bien)
bien) en
en la
la que
que la
la ambición,
ambición, la la un esmdim tan
un estadista mi a1 menudo
menudo lúcido
incide como
como Santiago
saunas@ Vázquez,
Vázquez. cuando
cimndø amo-
enm-
deslealtad, la
1;; ruptura
ruptura, de las145 leyes establecidas de conducta,
conducta., de los nestaba
nestziba contra el peligro de una ''oligarquía
“oligarquía nacida
nacida, al amparo de la
vinculos sociales regulares, el ''sálvese
vínculos “sálvese quien pueda'',
pueda/', en suma, eran nmbiiidad; oligarquía
notabilidad; oiigarquis más
mas corta
com enen número,
número. más
más desnuda
deflflflflfl dede _*=SP1°“'
esplen-
caudtllsjo, el generalato,
la condición del Poder o la Fortuna, del caudillaje, generalsto, el dor
dor que
que las
las aristocracias
aristocracias más
más abusivas
abusivas yy oligarquías
oiigarflflíflfl cuyos
°11Y°5 miembros
m1°mb1'°5
gobierno o el gran negocio. Da el tono de un proceso que ha ha. disipado no cuentan en su favor ni n1 los
¡us grandes recuerdos de los nobles de Fran-
los patrones éticos anteriores yy no ha logrado -ni tal vez intentado- cia
cia., ni
ni las
las funciones positivas de
funciones positivas de los pares de
los PHIGS åø Inglaterra,
Inglaterra, ni
ni las
las con·
con-
crearse otros. sid~raciones de los patricios de Venecia yY Suecia".
sideraciones S“°°¡fl"~

78-
78 - ---'79
79
del sirviente a soldado de línea y de los vagos,
o. sueldo, del sotdado U.
II. La La Constitución
Constitución de 1830 se
de 1830 se afanó
afanó también por pre-
también porrpre-
concepto latísimo que, como hasta las piedras lo supieron parar el ej campo a3 un régimen liberal en el que, .delimitán- _de-limitan-
después de Martín Fierro, podía incluir a toda la clase dose
dose un un marco
marco estricto
estricto de
de lo
lo estatal por los
estatal por los med10s
medios que
que en-
en-
paisana. Confirmaba la exigencia de la calidad de propie- sea·uida
seguida se se verán,
verán, elel ámbito
ámbito anchísimo
anchísimo yy tenuemente
tenuemente nor- nor-
tario, para ser elegido, con capital de cuatro o diez mil m~do de
mado de lo lo "privado"
“privado” sería
sería elel escenario
escenario dede lala consolidación
consolidación
pe-sos
pesos para diputados o senadores o profesión, arte u oficio oƒìcìo de ~lenamente
de aquel orden burgués ya plenamente insinuado. Se
aquel orden burgués ya insinu~do. Se con-
con-
útil que produzca una renta'renta equivaLente
equivalente (artículos
(articulos 24 yy Sagraba, para ello, la plena libertad de comercio y de em-
sagraba,
30). Este principio estaba vigente desde 1825 yy había
habia pasa- presa, la
presa, la de prensa yy de
de prensa de opinión,
opinión, la prohibición de
la prohibición de mayo
mayo--
“Constituyente
do a la segunda y tercera legislaturas (la "Constituyente razgos (artículo 133), la exclusión de los fueros eclesiá::tico eclesiástico
y Legislativa")
Y Legislativa”) provocando dificultades para la aprobación yy militar, las cortapisas a la esclavitud: nadie nacerá ya
de- los poderes de Francisco Joaquín Muñoz. La elección
de esclavo; queda prohibido su tráfico e introducción (artícu- (articu-
presidencial en segundo grado (artículo 73) yy la exclusión 131), la previa y justa indemnización para todo particu-
lo 131),
(articulo 25), aunque tam-
de los militares del Parlamento (artículo lar despojado de un bien por razones PÚUÍCHS públicas (artículo
(ëïïifiulo
bién tenían otros fines, reforzaban los puntos débiles de 144), y todo, virtualmente, lo que se hallaba contenido en
esta construcción del Patriciado montevideano según la la serie de artículos
articulos aue
que van del 130 al 147.
cual, los que habían vivido hasta las heces la dolorosa ex- La politica
política econÓmica i~1mediatamente posterior a la
económica inmediatamente
periencia del desarrollo nacional quedaban sometidos al Carta confirmó esta dinámica intención de secundar por
poder omnímodo
omnimodo de aquellos otros (un Herrera, un Ellau- las vías in~tauración de un orden alto-
vias constitucionales la instauración
ri, un Obes) que tan poco habían tenido que ver con él. La burgués y descarnadamente prìvatista. privatista. Son relevantes en
misma exclusión de toda idea de partidos, que también se este aspecto, las gestiones ministeriales de Lucas Obes Y y
nuestra Constitución de 1830, aunque fue-
ha señalado en nue3tra Juan María Pérez, con sus medidas de enajenadón enajenación del Eji-
ra común a los textos de la época, apunta al mismo blan- do yy de los Propios, con su busca de empré-otitos empréstitos interna-
C0, ya que el "partido",
co, “partido”, por oligárquica que su cima sea, cionales (aun con el ominoso ejemplo del Baríng Baring Brothers
implica siempre la noción de un séquito popular y, en de- porteño a que aludía en su oposición Miguel Barreiro), con
decisorio(91).
finitiva, en alguna forma, interventor y decisorio (91). el proyecto de afectación de las tierras públicas en garan-
Se instauraba así una modalidad pudorosa de demo- tía de esas operaciones, con la transformación de los fun-
cracia censitaria, en la que los ricos y los cultos (de acuer- dos dados en enfiteusis a la plena propiedad yy otros actos
do a aquellos argumentos de Burke) representaban al res- similares. El Patriciado altoburgués buscó por estos medios
to de la población. Desde ese entonces, y el fenómeno tie- la estabilidad y el de 0arrollo económico (identificados con
desarrollo
ne amplitud sudamericana, la masa popular adoptó otras su propia prosperidad) custodiados por una paz interna Y ,v
vias de expresión política que las electorales. Es una de las
vías externa que, rápidamente, el juego de los sucesos de-struiría.
razones de nuestras guerras civiles, aunque no sea la deci- III. Debajo de todas estas disposiciones se halla la tá-
siva. Entre las cortapisas electorales y el descreimiento en cita y única voluntad de crear un orden impersonal, civil.
la propia eficacia del medio, no es sorprendente que en homogéneo y e·stable; estable; el designio de obstaculizar eficaz-
1842 sólo sufragara en Montevideo menos del siete por mente toda posible manifestación de personalismo, de divi-
ciento de la población, proporción mucho más baja en el sión,
sión, de perturbación. A
de perturbación. A este planteo responde,
este planteo responde, ahora
ahora esen-
esen-
resto del país y que se mantuvo hasta fin de siglo (92). cialmente, la exclusión de la idea de "partido'', “partido”, en todo
cuanto ella podía institucionalizar la realidad de facciones Y Y
(91) Esto
Esta mismo espíritu oligárquico
oligârquico puede seiialarse
señalarse en J:i
la re-
te- de jefes· la
de jefes; la insistencia
insistencia enen lala "soberanía
“soberanía de de la
la ley"
1€_y” (en
(911 el
el
sisteneia de
sistencia de Josó
José Ellauri
Ellauri alal pago dede dietas
dietas legislativas
legislativas yy su
su posterior mismo
mismo tono tono sese habló
habló desnués
después de de la preeminencia de
la pre-eminencia de "la:o:
“las
proyecto de reducirlas
reduclrlas a9. dos tercios.
(92) En las elecciones de 1887 sólo votó el 5% de los pobladores.
instituciones?'
instituciones.” yy aun aun de la
de la dede "las
“las cosas")
cosas") sobre
sobre las perso;-
las P917507
Piénsese también en lo que esto representa en cifras absolutas duranto
nas·
nas; el robustecimiento de un orden unitario contra toda
un periodo
período en que la población creció (penosamente al principio, hol- división localista y los frenos puestos a la clase militar. A
gadamente al final), desde los cincuenta mil al medio millón de habi- esta
esta clase
clase castrense
castrense- excluida
excluida de de las
las Cámaras
Cámaras yy considerada
considerada
tantes. como
como factor
factor supremo
supremo de perturbación, posteriores
de perturbación, posteriores intentos
1nt€1¬/C05
80-
80 - - 81
'-_
“reforma militar"
de "reforma militar” también se empeñarían en reducir mejor, al que su propia parquedad numérica obligaba a
cuantitativamente hasta el límite de lo posible.
En el "Manifiesto
“Manifiesto a los pueblos”_
pueblos". de 1828 se sostenía
que ninguna sociedad puede conservar la paz interior sin
1 acumular en unas mismas manos funciones de legislador
y de juez(93)
juez (93) y a violar reiteradamente las recíprocas in-
habilitaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo. Frente a
un centro de autoridad que, reuniendo alrededor de si sí la estas razones, puede parecer menor que no se crearan ins-
opinión pública del pais,país, el mismo interés común la haga tituciones departamentales bien dibujadas y que las preca-
obedecer y respetar. Por una ƒataiidad
fatalidad que ha hecho la des- rias Juntas Económico-Administrativas
Económico-Administrativas del artículo 122 fue-
gracia de los pueblos americanos, el espírituespiritu de partido, la ran un pálido contrapeso vecinal frente a la universalidad
ambición, la codicia, la La venganza, las pasiones todas se han de funciones del "jefe político" del artículo 118.
“jefe político”
reunido para desconocer ese centro común. V. La clave de bóveda de la construcción constitucio-
Contra ese subsuelo pasional y siempre amenazante, la nal era, sin embargo, la constitución misma. El Patriciado
Constitución del 30 trató de cimentar por una firme coac- del 30 intentó crear con ella una especie de firme roca en
tividad un orden rígidamente impersonal. Un orden que i el mar, un cielo de fijos por encima de las tormentas, una
fue, sin embargo, la fetichización de su voluntad, entonces «
intocable- norma suprema. A eso tendían las casi insalva-
intocable
íncontrovertida, de poder.
incontrovertida, bles vallas que los artículos 153,-159 establecían para toda
IV. Podría condensarse el espíritu de, la Carta de 1830
dela proposición de reforma.
sosteniendo que trató de erigir un ejecutivo fuerte contra Si se quiere entender esto cabalmente es necesario te-
la ,anarquía
anarouía posible y una sociedad libre contra la tiranía cuenta el ambiente intelectual que, más allá de sus
ner en cuenfa.
también -eventual.
eventual. citadas o precisables, nutrió a nuestro primer texto
fuentes citanas
.. Para un Estado fuerte contra la convulsión anárquica máximo.
la Constitución le daba a la Presidencia los extensísimos El doctrinarismo y el liberalismo posteriores a 1815, el
poderes que estatuían
e-statuían sus artículos 79 '79 a 84. Pero, y eran “liberalismo doctrinario"
"liberalismo doctrinario” de la Restauración (Royer Co-
dos peros muy graves, el Estado no llegaba al país entero llard, Constant, Guizot) había construido su precario (pero
o sólo podía llegar hasta sus límites mediante caudillos na- inteligente) edificio político como una entente entre los
expre-sarían sus voliciones
cionales o departamentales que expresarían extremos dialécticos de la Revolución, que temía, y de la
en forma habitualmente irreconocible. Y a esos límites, y Contrarrevolución, que consideraba antihistórica. Esa en-
dentro de ellos, llegarían también otros Estados, que se en- tente le parecía inseparable de un cierto orden natural e
cargarían activamente de hacernos sentir su impacto. intemporal de la sociedad, por más que en algunos, como
Para una sociedad libre de tiranías
tiranias se había establecido Guizot, tuviera ese orden su firme formulación historicista.
la garantía de una elección presidencial en segundo grado, Para lograr tal síntesis, los ya nombrados y todo el equipo
todo el capítulo de derechos individuales, los ya mencio- constitucional de la época, solían inspirarse en dos imáge-
nados límites a la influencia militar y la división de po- nes: una tranquilizadora, la otra intimidante. La de la
deres, que debía asegurar un Estado neutralizado contra “inundación” era la versión de cómo concebían aquellos
"inundación"
ex~eso. Pern
todo exceso. Pe-ro también esto encontraría demasiados obs- “soberanía popular”,
hombres el ejercicio eventual de la "soberanía popular'', de
táculos. cómo preveían una irrupción masiva, unitaria, torrencial,
Esa sociedad no tenía, para comenzar, consistencia ins- de las clases económicas y culturalmente inferiores sobre
titucional, no estaba integrada. El Ejecutivo, para seguir, fi los cuadros del orden burgués recientemente comolidado.
consolidado.
no conocía prácticamente vallas: las facultades extraordi- 1% Esa irrupción no podían concebirla movida por otras fuer-
“medidas prontas de seguridad"
narias, las "medidas seguridad” (artículo 79 y zas, por otros impulsos que los del capricho, el resentimien-
143) le permitían -le permitieron siempre- vivir en cons- to, la ignorancia. Y toda esa eventualidad se condensaba en
tante estado de excepción. La división de poderes, por otra *K las palabras a exorcisar: voluntad, voluntarismo. Si la so-
parte, poco significó -como poco significa en cualquier
tiempo- al no responder a tensiones y equilibrios inter- 1 Guerra, Grande, especialmente en la.
(93) La Guerra. ~frece nu-
la Defensa, ofrece
nos de la estructura social y al encontrar un equipo diri- , merosos casos de subordinación de la justicia al dictado político
pohtico Yy al
gente y unificado y con comunes intereses. Un "elenco" “elenco” de los políticos (que no es lo 10 mismo)
mismo)..

82_
82 - ¢
' --_ss
83
;;
i
beranía popular era una voluntad caprichosa
caprichosaee imprevisi- tant (1767-1830) puede muy bien desdibujarse. Pues, si en
ce-rrarla con algún cerrojo invisible, que
ble había que cerrarla lo que al texto constitucional uruguayo, por ejemplo, se
encapsularla por algo que no fuera la desnuda yY mera refiere, no cabe duda que son característicamente
característicamente suyas al-a1-
fuerza. Por algo, y aquí concurría la segunda imagen, se- gunas de las ideas que más influyeron en él: el gobiern0 gobierno
mejante a un "dique". como sistema de frenos y balanzas; la concepción de la
Para erigir ese dique, algunos (Royer Collard) conci- división de poderes; dos cámaras que representan, una la
bieron la fragmentación de la soberanía, su distribución en- estabilidad y la otra la variabilidad; la distinción entre
tre los innumerables cuerpos intermedios que, entre el Es- los ministros y el jefe del Ejecutivo, también Constant sos-
tado y el individuo, la sociedad portaba o iría
iria creando en el tenía algunas de las ideas que se han expuesto. También
futuro. Esos cuerpos intermedios debían fijar (en forma de “soberanía de la Razón"
creía en una "soberanía Razón” que imponía al Esta-
libertad de prensa y de culto, por la inamovilidad de los general”, límites infranquea-
do, más allá de toda voluntad general",
magistrados, con el gobierno parlamentario) los necesarios bles para la libertad de los individuos y para ese elemen-
e infranqueables límites a la acción del Estado. Adelantán- to nuevo, de cuño ultraliberal, que él llamaba su "con- “con-
dose a Duguit, se llegó también a la literal negación del ciencia” (94).
ciencia" (94) .
concepto mismo de soberanía; se le consideró mítico, de- La construcción de Constant y los doctrinarios suponía,
formante, pura y redondamente prescindible. La mayor como toda teoría política, una cierta racionalización de si-
parte buscó, por fin (y todo lo anterior era más que nada tuaciones de hecho y estas situaciones -fue fundamental-
preparar infinitos desagües) sustituir "la“la soberanía del pue- era muy distintas a la que nuestro país presentaba.
blo”
blo" por otra cosa. Royer Collard hablaría de la "sobera-“sobera- Suponían, y era la b3S€,
base, un país dominado
dominadø por una
nía de la Carta",
nfa Carta”, el resto, más generalmente, de la "sobe-
“sobe- “clase media"
"clase media” que hace la opinión, gobierna por una mez-
Constitución”. Uno y otros trataban de colocar
ranía de la Constitución". “razón” y de "tradición"
cla de "razón" “tradición” (Guizot) yy liberaliza el
sobre el querer del común una instancia más alta pero el viejo Estado absoluto inyectando en él dosis crecientes de
edificio todavía no estaba completo, todavía le faltaba su iniciativa individual.
iniciativa individual. Suponían
Suponían también,
también, como
como toda
toda elabo-
elabo-
“Sobera-
invención típica. Esta invención típica fue la de la "Sobera- ración europea, un pais verticalmente', unitario,
país integrado verticalmente,
Razón” o "Soberanía
nía de la Razón" “Soberanía de la Justicia",
Justicia”, de una razón en el
en el que
que la
la dinámica
dinámica social
social fuera
fuera ejerciéndose
ejerciéndose (como
(como lolo
inmanente, de un orden justo y natural (y que la clase fue) de abajo hacia arriba, en un impulso que tendría su
dirigente, es claro, interpretaría) afirmado en la preemi- cauce beligerante en la acción revolucionaria y su versión
nencia clásica de la Inteligencia sobre la Voluntad y en la política en la caída de las limitaciones censitarias. (Un pro-
superioridad de lo objetivo sobre el puro parecer. ceso que fue relativamente pacífico en Inglaterra y dramá-
Se trataba, en suma, de darle un contenido "material"
“material” tico y violento en Francia.)
a esa pura forma aséptica que puede ser una Constitución, Como nuestro país no tuviese una clase media cohe-
de hacer de ese contenido algo indiscutido e indiscutible, rente yy en ascenso pues el Patriciado, aun progresivamen-
algo que constituyera eso que Ortega y Gasset llamó con
eficaz imagen el estrato de la concordia previo a todas las
(94) Es de señalar, sin embargo, que Constant, cuya influencia
divisiones; un equivalente intelectualista a aquella "ley
“ley mo- sobre los constituyentes de San .Josó José es la única clara (la otra es
ral” que, para los teóricos del legitimismo monárquico po-
ral" indirecta y ambiental) era contrario a la
indirecta. la. "soberanía
“soberanía de la ley", a la
nía invisibles pero coactivos límites a gobernantes y gober- que conce.bía
concejoía como ''despotismo
“despotismo impersonal'',
impersonal”, sosteniendo las garantías
efectivamente- la soberanía
nados. Así se llegaba a sustituir efectivamente del individuo más allá allá, de toda regla. Las obras capitales de Guizot
Guìzot en
teoria política.
materia de teoría política habían aparecido entre 1816 y 1822 y podían
del pueblo por la soberanía de la Constitución o así, por ser conocidas. Sobre este momento del pensamiento político europeo hRY
oer hay
lo menos, se la canalizaba, se la normaba, se le cortaban un reciente libro de Luis Díaz del Corral: "El “B1 liberalismo doctri-
sus previsibles uñas. Así, también, se ponía límites al Es- nario". Retomando el tema de los elogios de Ortega y Gasset a los cloc-
nario''. cios-
« “Prólogo para europeos" de
trinarios (en el "Prólogo “La Rebelión do
d~ "La de las
tado y se garantizaban derechos de los grupos y potesta-
Masas“), el estudio de Carlos A. Florit sobre estos pensadores yy la
Masas"), la me,.,
idea
des a los hombres fuera del temido oscilar de las mayorías. de libertad en "La “La Nación" de Buenos Aires (suplemento)
(sflplemenw) de
lie 19 do
'10
En este cuadro de posiciones, que son las centrales abril de 1959. Son útiles todavía
todavía. los viejos yy penetrantes estudios de
“doctrinarismo liberal",
del "doctrinarismo liberal”, el aporte de Benjamín Cons- Faguet en "Politiquea
Emile Faguct “Politiques et mornlistes",
moralistes”, vol. l.
I.

84
84-- --85
85

i
te aburguesado, no lo era, esta ausencia ya comenzó a dar
i que también debió contribuir el poderoso personalismo de
por tierra a una estructura que ponía lo traído antes de hispânicos, incapaces de ver ninguna relación
los pueblos hispánicos,
lo trayente y la forma política antes de una sustancia que religiosa o humana en una pura faz impersonal. Esto des-
todas las condiciones se resistieron a promover. Pero ade- arrolló fortísimos
a~rolló fortisimos lazos de fidelidad, de lealtad humana que,
más, trasplantadas al Uruguay, las cautelas de la clase di- d1- ni nuestros doctores patricios ni nuestros "partidos
ni “partidos de
rigente hubieran necesitado de otras representaciones. Es- efn-M.«o=›m~.Ma-_s, ;
ideas” han sabido valorar, pese a que constituya una de las
ideas"
tas, para nuestro caso, no admitían un país constituido "aba-
“aba- pocas
Pocas fuerzas morales, una de las escasas reservas éticas que
jo"
jo” (el proletariado y el infraproletariado urbanos eran nuestra sociedad ha podido manejar entre e1 el desdibuja-
incipientes.) sino un país
pais "al
“al lado",
lado”, un mundo horizontal- miento, la canjeabilidad y la hipocresía de todas las "ideo- “ideo-
mente circundante. En este mundo que aquí era la campaña
campana logias” y de todas las "plataformas".
logías"
había, descontados unos pocos pueblos, no mucho más de
quince o veinte mil individuos. Pero la poca receptividad
1 margen
Por todo esto es comprensible que lo que quedaba al
margen de de los
los propósitos
propósitos constitucionales
constitucionales eraera demasiado
demasiado
de la economía rural, la dispersión de la propiedad yY su S11 not.,-rsanfia- irrefutable, demasiado
irrefutable, demasiado innormable
innormable para que la
para que la limitada
limitada ex-
ex-
extensión, la soledad propicia y constante hacía hacia de ellos
una masa de maniobra inquieta, sin medios de vida, entre-
nada en las violencias de la Revolución y siempre dispues-
[ periencia de
periencia de loslos constituyentes
constituyentes dede San
San José
José y
de antecedentes que manejaban pudiera hacer mucho an-
él(97).
te él (97).
y elel caudal
caudal

ta a todo. Aunque la etiología de tal conglomerado no sea


sencilla, cabe afirmar que aislada, no integrada, esa masa 1 Desde que Bernardo Berro planteara en una resonante
carta a Francisco Xavier de Acha el tema de la inocencia
que (ya sea en el estado pristino de montonera, ya en pro-
ceso de encuadramiento militar) sería la fuerza decisiva de 1 ti
o la culpa de la Constitución del 30 respecto a los males
del país, el asunto fue fatigado por muchos elocuentes ocho-
centistas y llega, incluso, hasta los escritos póstumos de Ja-
c;ntistas Jo-
nuestras guerras civiles, no tendrá otro medio de comuni-
“el país legal",
cación con "el legal”, otro medio de integración, otro 1-.-rvä sé Pedro
se Pedro Massera.
Massera. Hoy
Hoy puede
puede resultarnos
resultarnos unun modo extraño
modo extraño
“pontifical” que el caudillo.
expediente "pontifical" de responsabilidad
d_e responsabilidad el el hipostasiar
hipostasiar enen un documento algún
un documento algún
El caudillo militar, campesino o ciudadano pero de área tipo de
tipo de culpabilidad
culpabilidad que
que se
se aisle
aisle del
del juicio que la
juicio que la lucidez
lucidez oo
,.-eaëw;-:-
¿,
nacional y la constelación de caudillos locales que a él res-
pondia fueron así el paliativo, y la reparación de una hon-
pondía n°¡ï°11°S internacionales,
nexiones ïI1¢°U1&¢1°M1BB, no siempre pudieron cumplirse y esto explica explica.
scentuados altibajos
acentuados altibajos enen el
el arrastre
arrastre caudillesco.
caudillesco. EsEs elel caso
caso de
de Rivera
Rivera
del una falta radical de integración
da discontinuidad social, de1 Y entre 1825
entre 1825 yy 1828,1828, entre
entre 1835
1835 yy 1838
1838 y después de
y después de 1843;
1843; eses elel caso
caso
de la comunidad que aquél o0 sus secuaces, oficiando de de Flores entre 1863 y 1865, en que recorre el pais acompañado por
país acom!lañado
“puentes”, en alguna manera, llenaron
"puentes", llenaron(95).
(95). Por esta razón, íntimas partidas de composición predominantemente brasileña y a las
ínfimas
en un país sin instituciones, sin densidad social, la adhe- que ~ólo
sólo la memorable incapacidad de los generales de Berro impide
erradicar. Es claro que el prestigio del caudillo no esplendía esplendia únicamente
sión a la persona del caudillo, aun con las condiciones que sobre la multitud montonera más destituida. destituido. La clase estanciera,
estanciera., que
apuntar(96),
es posible apuntar (96), representó un valioso cohesivo, al tenía algo o mucho que perder y hasta la que no llegaba la
tenia la. protec-
efectiva. de un Poder central, debla
ción efectiva debía apoyarse también en él y de
(95) Las jefaturas de pollc!a
policia departamentales, verdaderos "baja- “baja- él depender. Y esto sea dicho porque creo que, en general, se ha exa-
tl
lstos", como alguien les llamó, eran apañadas
latos", apaiiadas por los caudillos de la gerado bastante el carácter carismático de la atracción caudillesca y
reglón
ffilïón y debían
debian servir
Servir como instrumentos de Montevideo para estable- 1
sus notas de fidelidad, misterio, desinterés y seducción irracionales. Fue
cer un principio de orden regular en los pueblos y camDOS campos del Interior
interior buena, parte el caudillo un fenómeno bastante explicable de con-
en buena
pais. Resultaban así
del país. asi instrumentos tremendamente -inseguros
inseguros pues, direcclón Y
gregación, dirección y secuencia. Algo similar al ''tribuno
“tribuna del pueblo"
pueblo''
como la experiencia lo demostró, más que proyecciones de Montevideo de la Roma republicana, también •'pontifical''“pontifical" al modo de aquél, el
“l1interland" fueron manifestaciones del "hinterland"
sobre el "hinterland" “liinterland" contra caudillo no fue forzosamente ni campesino, ni militar, ni ciudadano, ni
promovía.
el orden que Montevideo promovia. "super1atifundista." ccmo
rico ni pobre, ni "superlatlfundista" como crela
creia Ingenieros; fue, más
(96) Aún reconocido este valioso collgantecoligante espiritual, sobre el que nada, una uns "categoría
“categoria estructural", un "tipo “tipo ideal"
Ideal" que pudo -Y _y
"mistico" de la relación caudillo-secuente se ha literateado
carácter "mistlco" lìteratefldo puede_
puede- llenarse con ejemplares humanos bastante variados aunque,
en exceso. Y esto es e.si así porque el caudil~J
caudillo vive esencialmente del dar està., con algunos rasgos
claro está, rasgo; psicológicos imprescindibles
Imprescindibles de encanto,
y del proteger. Resulta, en cierto modo, la combinación de la relación
Y calor humano y decisión.
feudal de la Edad Media y de la clientela politlca politica secciona!
seccional de nues- (97) Es digno de setialarse señalarse que
41119 el
01 autor
Mlìfll' del proyecto de Cons-
¿G1 P1'0Y°¢¦t° 90119'
tro tiempo. Aquellas funciones, logradas en base 'base al regateo
rcgateo con el Pa- titución,
tituciôn, el Dr. Jaime Zudáñez Zudâilez había
habia vivido sólo ocho años en el P8Í9› pals,
triciado de la1; ciudad yy basadas en su fuerza de masas yY en 011 sus
SHS co-
¢0- del que conocía única y prácticamente a Montevideo.

86-
86 - -_.87
87
previsión o imprevisión
la torpeza, la prev1s10n impre-visión de los que lo.
loredac-
redac- tifical” entre la ciudad y el interior rural) se iba a mover
tifical"
taron pueda merecer. en un variado registro. Un registro que va desde la tenta-
tiva de conquista hasta el plan de extirpación, desde la
empresa de rodearlo para obtener de él el máximo prove-
cho hasta la busca (o (ola la entronización) de un caudillo de
e) De la ilusión au la realidad: 1830-1843. t la propia hechura. Hubo todo un juego de traición y de
fidelidad, de altivez yy servilismo, de toma y daca, de "de- “de-
Como era de presumir, el orden que los patricios pre- safío"
safio” y "respuesta",
“respuesta”, de seducción activa y pasiva que no
pararon no funcionó; no "trabajó". “trabajó”. Instituido por un acuer- deja de tener un alto interés dramático. Mientras algunos
interésfdramático.
1
do internacional provisorio para las dos partes e instru- i
doctores y comerciantes se movieTon movieron de un ídolo a otro y
mentalízado por el mediador a largas vistas políticas y eco-
n:entalizado a todos los traicionaron, algunos, sobre todo militares o es-
nómicas, el país siguió inscrito en el turbión de fuerzas K tancieros, formaron en el séauito
tancieros séquito de un solo hombre, al
i que siguieron en todas sus eventualidades, ev~ntualidades, al que secunda-
cuya operación cubría toda el área del Plata. i
politico, era el choque entre el civilismo bur-
En lo político, ron en errores y en aciertos aciertos(98).
( 98).
gués yy el caudillismo caudillísmo rural en su variedad de formas; en- Pronto se vio, sin embargo, que el caudillo era una
tre el liberalismo, el "despotismo “despotismo ilustrado"
ilustrado” yy el despotis- incógnita indomeñable, nunca de·spejada despejada del todo, un vigo-
mo simplemente cerril. En lo económico, eran las contradic- roso animal que, por tupidas q_ue que fueran las mallas que en
ciones irresueltas entre un desarrollo agrario equitativo de torno a él se tejiesen, siempre escaparía al fin y siempre
todas las zonas, las pretensiones monopolistas de la clase esa escapada tendría estrepitosas cstrepitosas consecuencias.
comercial o letrada de nuestras capitales yy la disconformi- La primera camarilla patricia del país había habia sido la del
` t
dad inapr,gable inapagable de los ios sectores pauperizados del agro. En "Club
“Club del Barón'', Barón”, durante la Cisplatina. La segunda fue
los dos planos anteriores, era la tensión creciente entre la la de "103 “los Cinco (o seis) hermanos" hermanos” formada en torno a
aspiración porteña a la hegemonía y los derechos, ya ma- Rivera durante su primera presidencia. pre<:idencia. Cornpue-sta
Compuesta por Ln- Lu.-
durados en viva conciencia, de todas las provincias. In- cas Obes y sus cuatro cuñados: Nicolás Berrera, Herrera, Julián
trincado con todas ellas se daba también el antagonismo Alvarez, José Ellauri y Juan Andrés Gelly, suele adoc:arse adosarse
horizontal de la ciudad yy el campo y, abarcándolas todas, JW
'w-»MMM a ella a Santi8..rn
Santiago Vázquez Feijoo para completar esa media
Q
desbordándolas hasta profundidac1es profundidades mayores, el choque so- docena que atrajo las furias politicas políticas de su tiempo y que
cio-cultural de formas de vida criollas yy formas de vida hombre
nombre tan circunspecto como Giró llamó (con frase pro- pra-
europeas, de Tradición y Modernidad. Agréguese a todo, el bablemente moderada) rnoderada) nna una aristocracia
aristocmcãa insaciable '!./71 anfi-
anti-
impacto de la penetración anglo-francesa anglo-france-sa yy la también pro- mar~en de cualauier
iflacionfrl. Al margen
r>aciorwl. cualquier dicterio, es indudable que
gresiva resistencia que ella suscitaba yy se tsndrá
g:-esiva tendrá apenas "el
“el !!runo
eruno de 10, los cseis" preser!taba en su nór;nina
seis” presentaba nómina ]8; las dos ca-
un.a
una formulación cortísima cortisima de ese nudo de conflictos que pacidades nolíticas
politicas más completas -Santiago VQzqur>z Vázquez Y
des9.fía
desafía tDdas todas las i11terpretaciones
interpretaciones monistas, todas las sim- Lucas Obe;-Obes- aue oue el pais país tuvo durante la primera mitad
plif*Fa F0 ciones. Un nudo de conflicto.s
vlificaciones. conflictos de1
del eme
que :::Denas
apenas son del sil!lo pero, también, el núcleo de hombres más ajeno.s,
sielo nero, ajenos,
~ifra
cifra insnficie11te,
insuficiente, símbolo los
simbolo inadecuado, los téiminos términos de yy más infieles, a la línea linea de desarrollo naciona1 popular
nacional y por-ular
“unitarios” yy "federales",
"unit,-,rios" “federales”, de Unidad yy Federación que in- ín- c.ue arti,~ui,..."!11.o v los
que el artig{ui^mo Jo~ Treinta y y Tres renresenta:ron.
representaron. Poco
flamaron medio siglo los ánimos, que afilaron las arrnas
flarns.nn armas yy ec::c1_"UPU10sO. cama1eónicom~nte rBnaz
escifumil-oso. carnaleónicomente canaz de toda-:;
todas 18.S ad?.nta-
adapta-
las plu_mas. plumas. cio~i::s. ri~on31y1uico
ciones. monérmiico yy h3r:+s. Íoa"-ta con planes
plc.nfi.,s r:rrncretos
concretos ele de tal hBs-
has-
Soiirc-v
Sri todas las fronteras creció esta mar2.ña
0Jr?· tofü\s maraña yy la Cons- \
na"-ado 1810,
ta nH':'ad0 1820, porteñifta. anth~rtio;ttista, cisnlB.tino
porte::fí.i-:ta. antìartìfïuista, cisnlatino yy es-P~­
titv_ción, r': ión, r1ue
que hahía
habia previsto u~a una política internacional que pafiolista
pañolista a ratos, Nicolás I-Ierrera Herrera es tnl tal vez el trTn1órn0h·o
termófinetro
.31
se2-;32,1' haría Montevideo c~r
naria desde 1\'1ontevideo por las vías
vias dinlomáticas
diplomáticas regu-
iares
-*Vi¢~
lares no contó con otra, mu'cho mucho más efecÜva,
efectiva, que a tra\•és
través (93)
(98) Caso de Pedro Trár,ta!LiW. y Andrés La:.o:ro
Latorre coacon LJi"'la.11.:::jc.;
Lavalleja; do
'\
de los ríos rios yy cuchillas realiznron
realizaron los caudillos yy caudillejos
caudillejlos ¿. Gregorio Espinosa, da
Julián de Gi·egorio de Jnlián .- Laguna, lle de Félix Aguiur,
Aguiar, de
del Uruguay, Río Rio Grande, Entre Río3,Ríos, Corrie~tes
Corrientes yy Santa Fe. Jcsá
José Antonio PoEsolo,
Possolo, con Eivor::i o Ce
Rivers, ì4'< tc·~':os lo::;
de casi te-ios jcf2s rr.:Et:!iros
los jefes militares
poiitica patricia 2.nte
La política ante el caudillo (ese elemento "pon-“pon- del Cerrito con Oribe.
,
2 --89
89
88
88- Éìš
¿É
de máxima de esta ajenidad
aje-nidad radical a todo lo que el país
pais Oribe dominara incontrovertiblemente
incontrovertiblemente el pais,
país, pareció pre-
oriental, en su entraña, había querido, pero todos sus pa- verlo Rivera desde mucho antes. Fue entonces que éste éste-
rientes participaron, así sea más tenuemente, de esas pro- tendió a formarse su propia escolta en la clase media agra-
clividades. ria
ria, aunque no será hasta 1838 en que, jugándose el todo por
La formación de de- ese grupo, de ese movimiento a ro- U
4
el
el todo
todo declararía que él
declararia que ya no
él ya no era
era el
el hombre
hombre de de las
las con-
con-
dear a Rivera, tenía
tenia sin embargo, como tantos otros actos sideraciones de antes, que sus únicos amigos eran los que
políticos, una inspiración bastante compleja. Implicaba, por habian estado a su lado en al acción y que con la ƒortuna
habían fortuna
una parte, capitalizar a favor de un sector reducido de de todos los demás serian serían premiados sus oficiales gene-
patricios,
PHÍIÍQÍPS, contra
C0ntra otros, las ventajas del poder, pero porPor otra, rosamente (99).
tambien, significaba -
también, -y beneficiaba a todos sus igua-
y esto beneficiaba Pese a estas circunstancias (por entonces futuras) una
les- dar una forma más sólida al control estricto del Cau- porción abrumadora del Patriciado se alineó junto a Ri-
dillo. (A esta maniobra, yy a su transitoria aceptación por vera durante la insurrección de Lavalleja en e-n 1832 (100) por
1832(100)
el Presidente, llamó Rodó, tan crédulo históricamente, tan mucho que Rivera desagradara ya yy por mucho que Lava-
despistado para todo lo nacional, el reconocimiento, yy la con- lleja tuviera títulos tanto o más limpios que él a la gratitud
politico y sociaL
sagración, del valor poiítico social de la inteligencia por del nuevo Estado. Casi todo el Patriciado también, espe-
Rivera)..
parte de Rivera) cialmente el estanciero, el comerciante y el militar, se agru-
'lao
Lo cierto es que la formación de camarillas, la agru- pó junto a Oribe cuando el año 1835 prometió el hallazgo
pación
pacion en torno a los jefes militares del clausurado período de un hombre que representaba, discretamente balanceados,
independentista, el peso del mundo físico yy humano del los intereses patricios de la ciudad y el campo, el prestigio
interior que logra su presencia a través del caudillo campe- sobre la clase
clase- militar y la íntima consustanciación con el
l
sino
SÍ110 yY militar, las presiones internacionales crecientes des- país lograda a través de una limpia carreracarr~ra :evolucion~ria
revolucionaria
1§35, los antagonismos culturales, la diversificación de
de 1835, sin dobleces ni estridencias. Incluso estaran
estarán Junto
junto a Onbe,
Oribe,
los intereses económicos yy esos mismos peligros de "la “la cuando Rivera sea a su turno el revolucionario, tan resuel-
anarquía" yY "la“la tiranía",
tiranía”, que son los dos vértices hacia los tos y posteriores "hombres
“hombres de la Defensa"
Defensa” como Joaquín
que amenaza romperse un equilibrio nunca logrado del to- Suárez y Gabriel Pereira. Y esto es verdad hasta 1838, pese
do, hacen que la realidad de "los “los partidos",
partidos”, tan evitada por a la resistencia creciente que las vinculaciones del segundo
década. del siglo, un vi-
la carta del 30, sea ya en la cuarta década presidente con Rosas despertaron entre muchos que q~e ~:se ha-
I
goroso esquicio, cuyo pleno tramado se completará entre llaron junto a él en el Sitio e incluso -lo que s1gmf1caba significaba
1838 yy 1851. más- le acompañaron a Buenos Aires el año de su re-
Por de pronto, Rivera, que como iniciador no dejó de nuncia. Lo cierto es que, en 1835, los patricios creyeron
“benévola expectativa"
contar con la infaltable "benévola expectativa” de todo prin- haber encontrado en Oribe su hombre. Esto, a pesar de su
cipio, reveló muy pronto Que que no constituía la entidad f;'i-
fá- falta dede- seducción multitudinaria, de su rígido
rigido carácter or-
cilmente domable que que- algunos preveían. Su acentuado per- denancista
denancista, de su temple introvertido y sombrío. Sería Seria des-
sonalismo, su innato desorden, su imprevisibilidad, rom- pués que 'revelarían
revelarian las terribles consecuencias,
consecuencias que. que PB:ra
para
pieron los contornos de cualquier plan, las aspiraciones a él
él, para los suyos (y para la gran causa que en el él se mv1s-
invis-
1
cualquier regularidad, las exigencias, por bajas que fueran, i
ticS)
tió) tuvieron, algunos de sus trazos !?sicológicos
psicológicos más hon-
de cualquier forma de orden. dos: lealtad rectilínea, orgullo, credulldad
credulidad en formas yY ex-
Había también, es claro, otra perspectiva, y era la del
caudillo mismo. Por poco explícitas que sus ideas sociales
fueran, y Rivera no tenía un pelo de inarticulado, el cau- (99) En la correspondencia de la familia Juanicó.
Juauicó. No deja
deja. de se.r
ser
dillo sabe aueque- Montevideo y el Patriciado le son nativa- un atisb?
atisbo aA las causas económicas de las guerras civiles, lo 10 mismo
mïsnm que
QW
la presión de los legionarios italianos por tierras en tiempos posterio·
la. presión de los legionarios italianos por tierras en tiempos posterio-
hostiles y que le abandonarán apenas se le caigan
mente ho.stÜes res aa. la Guerra Grande. .
las cartas de la mano. (Esas cartas que eran el manejo del 1 (100) Con Lavalleja: Silvestre Blanco, Eugenio Garzón, Lms Luis de
110
interior
íI1f€I`Í0r yy las
188 valiosas vinculaciones internacionales.) Que Herrera, Pablo Zufriateguy, Migual Barreiro, Cipriano Miró,
Herrera, Pablo Zufriateguy, Miguel Barreiro, Cipriano Miró, I`ra!1¢iS¢°Francisco
habia de ocurrir durante la Guerra Grande apenas
esto había J. Mufioz
Muñoz y Bernardo Berro.

90-
90 -
---91
91
terioridades, terquedad empecinada, cuando se encontraran aquellos hombres veían en juego- la totalidad, casi lite-
con esa circunstancia que Francia, Rosas yy el destino te- ralmente (una sola excepción: la de Manuel Freire) de
jieron. los treinta y tres expedicionarios de la Agraciada que ha-
bían llegado con vida hasta ese tiempo y la mayor parte,
bian
también, del equipo militar que acompañó a Artigas, re-
f) La Guerra Grande y el Patriciado dividido. presentado allí
alli por Lavalleja, el infortunado Andrés La-
torre, Leonardo Olivera, Agustín Muñoz y muchos otros.
Dividido progresivamente a través de las dos prime- <
Los tres grupos anteriores tenían,
tenian, en cierto modo, un
ras presidencias, la escisión del Patriciado no era era, hasta carácter remanente y resulta capital la mención de otro
1838, insoldable. Los cinco años que siguen, y que ~ierrancierran sector que fue el c-l que dio el tono político del Cerrito.
la derrota de Rivera en Arroyo Grande, ahondaron, en il Bernardo Prudencia
Prudencio Berro y Carlos Villademoros forman
cambio, la separación hasta tal punto que la existencia, parte de la que Pivel ha llamado "la “la generación de 1835"
1835”
desde 1843, de dos capitales en el país: la plaza de Mon- o de "El
“El Defensor de las Leyes'',
Leyes”, a la que se debe ads-
tevideo y el Cerrito oribista resulta apenas una pálida I
cribir, pese a su incorporación más tardía, a Eduardo Ace-
imagen material de hasta qué hondura la disidencia había vedo. Como también suele hablarse de una "generación
“generación de
cavado. "El
“El Iniciador"
Iniciador” o de 1838", que formaron Andrés Lamas,
Si se mira a los roles del Patriciado actuante entre Cané, Gómez y los emigrados
e-migrados argentinos más jóvenes, re-
1825 y 1838, se da con toda evidencia que el grueso del sulta evidentísimo que entre 1835 y 1840 -ya se fije una
elenco patricio se congregó junto a Oribe en lo que se fecha u otra- se produjo una detectable quiebra genera-
ha llamado "el“el Sitio"
Sitio” y frente a la coalición unitario-fran- cional con irrupción de nuevos valores, envejecimiento de
cesa-riverista que girará históricamente como "Defensa “Defensa los anteriores, sucesos deci3ivos
decisivos y hasta un nuevo lengua-
Montevideo”.
de Montevideo". je. Reconocido esto, es interesante marcar que, mientras
los que se alinearon junto a Oribe en el Cerrito llevan
Entrar en las causas de tal fenómeno implica la no
consigo un sello decididamente antirromántico (extensa-
br~ve
breve . tarea de revisar el significado del federalismo y el
unitarismo, el de los nacientes partidos Blanco y Colorado me11te
mente articulado en Berro), iluminista, liberal del siglo
umtansmo,
y sus :vinculaciones
Y vinculaciones con los primeros, y el de los planes i XVIII, el grupo de "El “El Iniciador",
Iniciador”, que hará la fundamen-
y med10s
Y medios de los imperiali.~mos
imperialismos inglés y francés. Pero es
posible, en cambio, inducir, que en torno a Oribe Oribe, el Pa-
r
›.
tación politica
política e histórica de Ja la Defensa se afilió, marca-
damente, en el Romanticismo europeo.
triciado cuidó el rescoldo de aquel Estado nacio~al nacional que Debe afirmarse, con todo, que no fueron las "ideo- “ideo-
el segundo jefe de los Treinta yy Tres intentara, con sus logías"
logías” conscientes, las construcciones mentales plenamen-
trazos de organización regular, predominio de la ley, de- te formuladas, las que dividieron al Patriciado en esta
fensa de las fronteras, orden regular, eficiencia adminis-
jerarquía social. Esa era "la
trativa y jerai·quía “la Forma" yy sólo oa-
recía un accidente histórico que ella se hubiera desdiÍ~u­
pa-
desdibu-
i oportunidad o en otras ya que, con esta perceptible ex-
cepción, las ideologías que las facciones del Patriciado te-
nían a la mano para cohonestar sus impulsos, sus pro-
jado ei1.
ja?o en el turbión ardiente de lo que una perspectiva
orientalista debe llamar "la
onentallsta “la internacionalización de los
partidos” y otra perspectiva rioplatense tiene que contem-
partidos"
l yectos, sus intereses, eran las mismas para todos. Y es-
taban disponibles con los mismos rasgos (demora en la
recepción respecto a su vigencia en Europa, eclecticismo
corno la alineación auténtica de fuerzas por encirna
plar como encima general con que se combinaron entre nosotros) que pue-
de fronteras recién levantadas. den generalizarse a toda Hispanoamérica
Hispanoamérica(l01).
(101). ·
montevideano aue
Buena parte del Patriciado n:ontevideano que había Había también Patriciado en la Defensa, pero sus sec-
tenido participación desde la época de Artiga;:Artigas; Anaya, tores acusan con los anteriores diferencias muy sensibles.
Larrañaga, Antuña, Antonio Díaz, Masini
Iarrañaga, Masini, los Vilardebó
Vilardebó,
Juan F. GÍFÓ, formó uno de los núcleos d~l
F~ Giró, del Cerrito. Junt~
Junto (101) Esta enórgicament~ subrayad"
Esta. homogeneidad ideológica fue enérgicamente subrayarla
a8 él --Y “Ideas de Fusión''
por Berro en sus ''Ideas 1E'usì6n" (1855). En ''Escritos''
“Escritos” de Andréc
Andréfl
-y no deja de ser un síntoma de los valores que II, pág. 336.
Lamas (Montevideo, 1943) t. 11,

92-
92 - --93
93
Joaquín Suárez y Gabriel Antonio Pereira, grandes es- Sobre la honesta imparcialidad -o sobre la estólidaestólìda
tancieros, eran, probablemente, las dos figuras más respe- inamovilidad- de Joaquín Suárez, se movió, mucho más
tadas por toda la clase alta de los que permanecieron intensamente que en el Cerrito, un apretado enjambre de
entre las defensas de Montevideo. Junto a ellos se ali- bandos y sub-bandos a los que sólo el temor al rigor de
nearían los políticos aporteñados, ex-unitarios o ex-cispla- Oribe prestaba una precaria cohesión: grupo de Rivera,
tinos, que habían sobrevivido del círculo de los "seis “seis her- grupo de Pacheco y Obes, grupo de Díaz Diaz yy Bauzá, grupo
manos” riveristas: Santiago Vázquez, la gran capacidad
manos" de
de- Flores, "orientalistas",
“orientalistas”, partidarios de un entendimiento
politica de la Defensa, José Ellauri, alejado materialmente
política con Urquiza y Brasil, partidarios a rajatabla de las in-
ella por funciones diplomáticas y algún otro, como
de el~a tervenciones europeas, etc.
Joaquin Muñoz, de difícil
Francisco Joaquín dificil clasificación. La vieja Bajo este revoloteo de pareceres yy pequeñas ambicio-
'emigración unitaria no ingresa, naturalmente, en un con-
.emigración tres grandes fuerzas estructurales había, cuya efectiva
nes tre.:;
cepto de Patriciado uruguayo, pero junto a los instiga- imbricación dio la efectiva consistencia de esa Defensa
dores del asesinato de Dorrego: Aguero, los he-rmanos hermanos que, si a las apariencias se atendía, estuvo un centenar
Varela, formarían algunos militares porteños vinculados al de veces a punto de ceder ante la presión de los sitia-
pais como José Rondeau. Estaban aglutinados por el odio
país dores. (Si e3es que Oribe también, por su parte, cosa más
y el temor a Rosas y veían
Y veian toda la causa y las divisio- hubie-ra deseado,
que problemática, hubiera deseado. consistentemente. to-
nes uruguayas como una mera instrumentalización de su mar la ciudad).
lucha contra aquel adve-rsario. La nómina no se cierra Una de esas fuerzas se halló constituída
constituida por los co-
establecidos algu-
merciantes y especuladores extranjeros, e3tablecidos
aquí, Y y debería
deberia pormenorizar otros militares vinculados a
las campañas americanas, como Enrique Martínez y Ru- nos en el pais
país en las décadas anteriores y accedidos otros
'fino más tarde. Sus figuras más notorias fueron Samuel La-
fino Bauzá, algún raro artiguista como Miguel Barreiro
fone, José de Béjar, el banquero Buschental hacia el fin
yy un sobreviviente, como era el caso de Félix Aguiar, del
del Sitio y los uruguayos (y ex-constituyentes) Alejandro
núcleo de militares atados a Rivera por un firme vínculo
Chucarro y Francisco Antonino Vidal, de oscura reputa-
personal.
persom11.
ción en esos años. Constituyen el sector que suolió suplió a las
La diferencia, no obstante, reside en que mientras fue necesidades económicas de la Defensa y complÚócompletó aún las
Cerrito(102),
el Patriciado el que dio el tono del Cerrito (102), no fue insaciables exigencias de la guerra al llegar el tiempo en
el Patriciado el que dio el tono de Montevideo. que el subsidio extranjero alivió, en alguna forma, la per-
manente penuria. Formaron varios de los nombrados yy
(102) Guillermo Stewart Vargas en su denso yy sugestivo libro otros comerciantes, ingleses, franceses yy españoles, la fa-
“Oribe Y
"Oribe y su significación frente a Rozas yy Rivera"
Rivera” (Montevideo, 1958)
afirma In.
-afirma la existencia de un ''Patriciado
“Patriciado con instinto yy con historia''
historia"
habria sostenido la obra política
que habría politica de Oribe durante el psríodo
periodo 1843- teo García o de .Juan Juan Maria
María Pérez- hasta la concepción
Concepción campesln<i.
campesina
1851. Si se vierten estos términos, de evidente Impronta impronta spengleriana, y nacional de la mayor parte de los sobrevivientes del artigulsmo
Y artiguismo y los
a9, formulación másmas explícita
explicita habría
habria que hablar as! así de una clase diri- Treinta y Tres). Heterogeneidad de actitudes politicas políticas (federales netos,
gente con tradiciones de modos y de fines lines (caso de la romana o de antirrosistas y antioribistas como Eugenio Garzón o Leonardo Olivera,
la Inglesa)
inglesa) y sería
seria el caso de la "historia"
“historia” yy que sabe "adónde
“adónde Ir",
ir", pro-rosistas apartados de Oribe como Lavalleja o nada incondicionales su-
automaticamente con una percepción que prescinde los
que reacciona automáticamente yos como Antonio Diaz; Díaz; oriblstas
oribistas antlrrosistas
antlrrosistss como lo seriasería hasta 1838
disfraces ideológicos o del cariz engañoso de las ies circunstancias. Si se J”. Muñoz y lo serían
Francisco .J. serian después Juan María Pérez, Luis de
analiza el Patriciado del Cerrito al menudo, esto no resulta resulta. nada evi- Herrera, Doroteo GarcíaGarcia y aporteñados hostiles a los caudillos como
dente yy se marca en cambio gran heterogeneidad. Heterogeneidad de Eduardo Acevedo). Sólo es aceptable "el “el Instinto"
instinto" como un oscuro Oscuro
temperamentos (desde la timidez de Giró al ímpetu sectario de Vllla- Villa- “no querer" lo que la coyuntura política.
"no politica de Montevideo anunciaba, esto
demoros). Heterogeneidad de ideologías (el suave tornasol escolástico,escolastico. es: la conversión de nuestra capital en una factoria de los Imperia- imperia-
“ilustrado”, liberal yy francófilo de Larrañaga, el regalismo liberal, apor-
''Ilustrado'', lismos mercantiles de Europa pero, para que ese cse "instinto"
“instinto” hubiera
tofiado yY doctoral de Acevedo, el ''puritanismo''
tefiado “pui-itanismo" de Bernardo Berro Y y sido algo más que negativo habríahabria resultado necesario el gran prospecto
español de Artagaveytla
el carlismo cspafiol Artagaveytia y otros conterráneos).
conterrâneos). Heterogenei- rioplatense de desarrollo autónomo yy burguesía nacional que había em-
dad de intereses (desde el localismo comercial montevideano de muchos pezado frustrando la Convención Preliminar de Paz de 1828 yY cortarian 0°ÚafÍ¢m
105 refugiados en el Cerrito para huir a las exacciones de la ciudad
de los definitivamente hacia esa época la hostilidad disfrazada de Rosas Y Y sus
SHS
-y era el caso de Francisco .Juanlcó,
-Y Juanicó, de Domingo González, de Doro· Doro- localista:-1, el Brasil siempre vigilante,
recelos local!stas, vigila-nte. Francia
ïFfN1°ï=1 e9 Inglaterra.
ïnglflteffa-

94
94-- 95
-95

I
l

mosa “Sociedad de la Ad
mosa "Sociedad de la
Aduana”, na" recibieron en hipoteca
ua b ' de consejo y asesora- 1 deja
deja de de tener
tener cierto simb01i¡;
bienes comunales,
miento financiero.
miento
•.
nnanc1e
fensa se presencia
fensa se prese c
· ro Stewar
n
·
ia
fueron
bienes comunales, fueron thVom res sos~iene
Stewart Vargas
la
la
hombres
.
sustitución
sustituc10n
.
. , d
de- consejo
argas sostiene que en la· De-
del
e 1
empresario
empresario
ob~ervacwn
que yenasesora-
. ,
la De-
onen
oriental
resu a
t l
a
lt
! la gran cantidad
dedores
cierto simboli¡;mo
la gran cantidad de saladerošnâuì1 trâìlfi
de Montevideo de saladeros Se hubìe
dedores de Montevideo se hubieran reducido a uno sólo:
el h hecho de que, en 1854,
que trabajaban
Se que, en 1854
aJa_an en los alre- alre
por el el comerciante
comerciante extran_Jero extranjero yy 1la observación resulta el
el de Samuel Lafone_
de Samuel Lafone. ran reducldo a uno sólo:
por : han- sido subrayadas
justa.
justa. Las Las razones
razones son son variadas
variadas Y y nno han . sido subrayadas
oriental fue oh- C0m0
Como Segundo gran
segundo in d'
con tantatanta nitidez.
nitidez. Mientr~sMientras la la ~~ases
clase r~~~rió
rica oriental fue ob- tevideo contó con gran ingrediente, gm lente' la Defensa de
la Defensa de Mon-Mim'
con c;ntribuciones tevideo contó con una masa formada por pequeña bur-
jeto de gruesos reclamos impositivos, sufrió contribuciones
jeto de gruesos reclam?s imp?s~tiv?nd~le la clase comer- gueäía artesana
guesía artesana
descripciones
y
y comercial de franceses e italianos. buy
y 1-efer
ctóriiïerróiâladšogïaìììsffsor
' ,
Ptìqlgeña
e 1 a 131105- Lai: Las
“voluntarias” de de la la masmás vana variadaª 1índole, te r~-pPtada la clase Los comer- descripciones y referencias de la época,
"voluntarias" bu- I 1? famosa carta de êgäïšeåìtì epoca, comenzando Por por
ciante
. extranjera
..__ . · resultó
sultó generageneralmente 1men respetada.
º - · Los bu- , la famosa por carta de los Sarmiento
cianto ex., ar1Jera re , - b en el puerto pm a §1guiendO todos tesfimonaa Vicente dicente FidelFide-1 LópezLopez y y
ques de guerra de 'e sus países eota
~u' paises estaban an en el puerto para siguiendo por todos los testimonios de diplomáticos y via-
ques tde . guerra
garantizarla 1 y todo a el - ºmov1rn1en
- . . to importador
movimiento importador
- cayó
cayó en en sus sus
· Jeros insisten en alguno de estolšìsdoš diplomaticos y vía-
garan
manos(103).izar a Mientras . , -t ttenía
ésta nía sus ~us intereses
intereses en en 1laa cm- ciu-
V.
3jeros
menudoinsisten en en ambalguno _ de estos _ dos raSgos
rasgos y y coinciden,
coinciden,
manos ( 103). Mientras ,eº a e la ~;1-aguardia asegurada, ::1 a menudo en ambos: Montevideo, una ciudad dominada
Por los agiotistas Yoslialliiítìrdtãvlllâeo, una bcmdad dominada
dad y en ella se movía con la retaguardia asegurada, cl por de los extranjero.
agiotistas y Lhabitada porr una abrumadora
dad Y en ella se rr:ovl3 con '"1. ca·npo o lo.s alrededc- ría a rumadora mayo-
grupo oriental
gruuo oriental con con mte-resles
intereses en_,, en eel campo o los alrededo-
a'- la ben"'volencia d2·l ría de extranjeros. Las celebradas Legiones de Garibaldi
res .tuvo que bbuscar, ar en alguna
a ouna forma,' la benevolencia
.lorm - d del1 Y de Thiébaut ftiseroiiaseiïêlãbdadas Leglones de Garibaldi
y de Thiébaut fueron enroladas con esa masa italiana
res tuvo
Cerrito. El que
El paso use
paso al '
al campo
campo s1 º 't' d r no estaba veda o a
sitiador Y francesa que constituyó La espina
aS_ Con esa de masa Defens:i,
italiana
Cerrito. 13 o 1 no estaba cantidade.s
s ino-entes vedado al
junto con laquemarinería
y francesa constituyó fran la en-pma dorsal dorsal de la la Defensa,
grado
g
r~do que pue
aue puede d e su suponerse,
P one~s" pero las
J - '" -, - •
a. ingentes
- ,..,'b- a cantidades
aumentar junto emancìpadosuw)
gms con la marinería franco-inglesa co-mglesa Y y los esclavos ne-
que '" . esto- costaba a 1los ricos . os no siempre 1iban an .
, ban mucho amáco aumentar gros emancipados (104).
que esto costaba a os ne a me-
los ffondos d dde la Hacienda Y y aueaa
quedaban mucho . más ·- a me- El tercer
El tercer sector im 0 t
los
nudoonen enoslaslas emanos
manos d1scre .
discretas t d s más altos jerarcas. tegrado por elsector gru importante P -r an te . de la D Defensa
9 f ensa estuvo
estuvo in- .
in-
nudo as dee 1los o más r una altos causajerarcas.
decisiva tegrado por el grupo P0 civil1 y militar ' de la generación ., de
Esta diferencia de trato pl ude.de soe que percibía decisiva
Esta diferencia de trato puede ser una causa el Go- ¿S3?
1838. .Empäpado
Butopico” Empapado
Y universal de rorìlgótíãisrïólltar
romanticismo,
de los conflçcïtlósuã con de un lasentido
ge.nerac1°n
Salgado también
también de
pero no es lla única. , · a Todo eel dinero mer que percibía el Go- "utópico"
b . ” y universal G _ de los conflictos
. ¡_ dee "Civilización
44 -1- ., y
pero no es a umc ·
bierno de Montevideo era a cargo de reembolso futuro; de reembolso futuro;
bierno de Montevid_eo era a ~!rf~garon, en ocasiones, al Barbarie"
ar ame y
relevantes yy dedeen "Libertad
¡Libertad Y y Tiranía"
Tiranía” tuvo tuvo algunas figuras
a1gu`iiIaisZaf(i10nrgu y
as
y,, en cierto cierto modo ' ' › _ .
1
estaba gravado
estaba gravado con con mtere~esL
intereses qque bligaciones llegaron, en de ocasiones,
reembolso al relevantes modo,, tlpicas.típicas. En su
En núcleo
su nucleo civil,
c1v11
cuatro por ciento mensual. Las obligaciones de reembolso
1 Andrés Lamas y Manuel Herrer y Obes, tan brillantes - '
cuatro por ciento me~sua . de ª~a ~'Sociedad de la Aduana"' Andrés Lamas y Manuel Herrera
como ondulosos. tan cultos comoa' y Obes, tan brillantes
aa largo
largo plazo,
plazo, las. las acc10nes
acciones de laa “Sociedad muy acentuada de 1a Aduana”,Y antes como ondulosos, tan' cultos como impermeables
ponderables lmpermeables aa los los im- im-
solieron desvalorizarse en forma muy acentuada y antes
solieron desv~l?nzarse en,sfoJ::11852 (cuando el Gobierno -
ponderables e DHIS,
del país, fueron los artífices t'f de la política
del fin de-1 Sitio o después de 1852 (cuando el Gobierno Internacional
internacional Y la la diplomacia
diplomacia -L que aš-1 lees de triunfó
finalmente la' DOÍÍÍÍCH ' (a
del fin del S1ho o desi;:ue udiar totalmente tales 1 enorme costo) y Juan › inalment e triunfo (3
de GiróGiró no no tuvotuvo energ13 energía pda;a para dreepun repudiar totalmente
de pago,tales enorme dotado costo).- de Juan Carlos Gómez G' _ _
de rumor de orador Capacidad 0mez_ fue fue un un periodista
periodista y
y
cargas) su cotización t . a 1·ón depen dependía 13 de un rumor de pago, , t' de orador dotado de capacidad expresiva (además de '2Xe-
cargas) su co iz c . .
una amenaza revolucionaria, de una gestión diplomática. de una gestión diploma ica. “able p0€f¿1) exhibicionista
erhibicioni-t del de}1šp-reslvâ (además de exe-
una amenaza revoluc10nana, t d ese papelería desvalo- crable
fiza poeta),
melancol', “ §_H e infortunio lnfortunio y y de una
de una pos-
pos-
No es difícil
difícil comprender
comprender que que todo ese negociante
papelerío desvalo- tiza melancolía. con una intolerabilidad radical para "el
Ycaudiiio” cuyïiiêoii'una.,1“*°1e1"abï1ïded radical r-ara “ei
N o es o ºdel Y espe-
rizado hhaya tterminado rminado en manos del negociante y d espe- concretaba
caudillo", . en legitimación
' cuya· qã l ¿idr1Ía)c1}Í_.i+
` 1 nunca alcanzó alcanzo , a comprender“ '
rizado
culador europeo que, ese sí, siempre tuvo el apoyo dee sus
aya e , . re tuvo el apoyo sus
culador europeo que, ese s1, "~1em~tener muy satisfactorios y concretaba en su odio histérico a Rivera. Desertó de la
Defensa ^~ aa med' M
iados dessu 1S“eT1C0 a Rivera.- Desertó .._'d de 1'
ministros y sus
ministros Y sus escuadras pTr ~ oescuadras para obtener muy satisfactorios Defen!"a mediados
'
el origen de muchas
' has renovar sus enconos de transcurso, sin
cua-130 transcurso, perjuicio
sin perjmmo de
de
p orcentajes
porcentajes de reembols_o.
de reembolso . .-Tal a ~~ es Guerra
el origen de muc
Grande y tal renovar sus enconos cuando
Olvidarlosuoã) En el Secltš-r (casi) todo el país quería (casi) todo el país quería
grandes fortunas posteriores
grandes fortunas P?sten?:es a , . a del Patriciado. a la Guerra Grande y No tal olvidarlos ( 105). En el sector militar de esa generación,
el principio de la d1soluc10n disolución econom1c económica del Patriciado. No César
César Díaz
_ Díaz Y y Melchor
Melchor Paclie Pacheco C0mmtar Obesdeanuncian
y Obes
Y esa -generación'
anuncian en
en mu- mu-
(104) Ver A (5 - . .
fensm
fensa.(104) pndïce VI,
Ver Apóndice VI; El caracter
carácter “progresista›,
"progresista" de la De_
De-
(103) “E1 extranjero es el único garaiitido. Los par-
•'El extranjero es el umc~
• . poseedor garantido.
(103) ara salvar la confiscación, (105) Una. fl-ase S _
cló n.
tidos oprimidos
tidos oprimidos lele hacen
hacen ventas
ventas :1mu::1 ª~o:para
simuladas salvar del
la acción la confisca
tiempo, las mejor(105) Una fraseotraiivìsaqiiïl
que cualquier suya, que decidio
deciciió la admiración de ¿e muchos, da
_y de la venta ficticia al contrato real por la. acción del tiempo, las
Y de la venta ficticia al contra ohry intermedio posible'' (D. F. Sar• Y- de su
mejor quegrupo: “Yo otra
cualquier soy cosa,
1ma,idel estilo mental y_ vit~l de sa
y vital su persom,
person"
mejoras
. y el poder
d ddell dinero
dinero, no haya intermedio · posible") (D. P. Sar- y de su grupo: "Yo soy una idea q'le avanza triunfante hacia el Ca-
mejoras
miento: ycarta
el poa er. e
Vicente F
F.. López
López,' de
de enero
enero 2525 de
de 1846
1846).• ¡m°1Í° de 12- Libertad" Mom eaB.que avanza triunfante “Cia el Ca-
2 pitolio de laciencia,
volumezi
volumen de
Libertad". Montero Bustamante
de ciencia políñcayiaera
política".
dice que
.istamante dice q¡¡e vanó “par un
valió "por un

96 ---
!JG
- fo9~'-1
1

É
ii
i
ri
'sus rasgos las todavía lejanas dictaduras de cuar-
chos de ·sus i
tel; desmesuradamente ambiciosos, llenos de arranques ¦
“romanticismo vital"
napoleónicos, cultores de un "romanticismo vital” que es
más evidente en ellos que en las figuras civiles, insacia- 1
bles de prebendas y de mandos, terminarán ambos en- P

feudados a los planes del unitarismo porteño, muriendo


bajo su signo, el uno de la enfermedad romántica por ,
!

Li
i

excelencia, y el otro en el trágico episodio de Quinteros. 4


i
V
1

41*
±
LA IDEALIZACION DEL PATRICIADO

Si se recorren las ,páginas


pagmas históricas de Raúl Montero
Bustamante -que sólo se pone aquí a título titulo de más no-
torio ejemplo- nos encontramos a cada periodo período con que
“ilustre”, "eminente"
los adjetivos de "ilustre", “eminente” o "prócer"
“prócer” montan
“patricio” que también este
guardia infalible al sustantivo "patricio"
escritor manejaba pródigamente. Si se examinan con
más atención las biografías de Montero -la -1a de Juan María
v Pérez es un caso casi delirante de esta proclividad- po-
driamos convencernos que todos los llamados hasta aquí
dríamos
patricios fueron seres de una intachabilidad poco menos que
1 sobrehumana, enérgicos, generosos, leales, movidos por el
1
norte del Bien Común, inaccesibles a las reclamos del in-
. 1 odio..
terés o del odio
Es previsible que toda nación que mantiene su iden-
tidad social idealice su pasado, embellezca la calidad in-
telectual yy moral de sus protagonistas, mejore -en lo
posible- las motivaciones de sus actos. Esta afirmación
podría extenderse aun para las sociedades en que aquella
identidad sustancial de sus clases dirigentes se ha roto,
puesto que todavía en ese caso habrá personajes deter-
minados con cuyo significado el presente se cohonesta his-
tóricamente, con cuya obra se valida, por integración, una
tradición nacional (105 bis). La tendencia responde, en to-
nacional(105
dos los casos, al resguardo de ciertos valores de "conti-“conti-
nuidad",
nuidad”, sin un mínimo de los cuales, aparentemente, nin-
guna sociedad existe.
«
4:
Q: (105 bis)
b!s) (Ocurre asi
así en la Unión Soviética, como ya ya. se sabe,
Sabe,
con Iván el Terrible, con Pedro el Grande, con Kutusov y Bagration,
los marisca.les
marìscales de la guerra antinapoleónica
antinapoleönica. y con otros héroes).

--99
98
98--
r 99

1
;-_12-±':1f^"&~=-
Que esta validación idealizadora puede todavía todavia ser deddió a generalizar: Hasta ƒísicamente
riador se decidió físicamente se di-
más acentuada cuando son los descendientes de aquellos ƒerenciamn
ferenciaron de nosotros, con aquella su gravedad, que tra-
personajes primiciales sus biógrafos y los historiadores es ducía
ducia el pensamiento hondo que los absorbiera, con su
una circunstancia fácilmente comprensible ( 106).
comprensible(106). compostura y dignidad castellana, con sus cabelleras y con con
Con ser muy general esta actitud tuvo, sin embargo, sus barbas aleonadas y románticas. Fueron de otro temple,
un grave obstáculo entre nosotros. Ese obstáculo fue la de otra contextura moral. Cuando hablaban de la patria,
existencia de dos partidos cuyos orígenes se remontan que era un ensueño, lo hacían
hacian con modo uncioso, cual sa-
hasta el principio de la nación independiente y cuyo in- cerdotes de un supremo culto(108).
terés, muy presumible, es el de desvalorizar a sus adver- En otras ocasiones fue un sector determinado del Pa-
sarios pasados tanto como encomiar a sus propios voceros triciado el que despertó estos fervores. Carlos María de
y fundadores. Oribe y Rivera, especialmente, fueron los Pena juzgaba así a nuestros primeros naturalistas e inves-
blancos principales de esta cejijunta historiografía ( 107),
historiografía(107), tigadores: ¡Qué hombres y qué tiempos! ¿Dónde están y
que aunque llega tenuamente hasta nuestros días lo hace cuantos son (escribía a fines de siglo) los que en medio
ahora en boca de políticos y nunca de verdaderos histo- a este marasmo aplastante del presente pueden ostentar
riadores. como título de gloria, siquiera para lo ƒuturo,
futuro, el cando-
La táctica llegó a ser destructiva y la corriente, nunca roso entusiasmo, la abnegación sin límites,
limites, la paciencia
extinguida, de una idealización equitativa encontró hacia profunda y luminosa observación que caracterizó a ntles- nues-
1928 otra fórmula. Es la que pudiera llamarse de "las “las tros sabios en el estudio de su propio pais? país? ¿Los hom-
ópticas” y la enunció Herrera en forma muy
distancias ópticas" bres del pasado ƒueron
fueron de otra raza que nosotros?
coherente. Se estaba en tiempos de firme seguridad na- De este lado del Plata, y más a menudo del otro,
cional y de una flúida coparticipación politica:
política: la idea cuando la protesta generacional y moral contra las clases
casaba admirablemente con ellas. No hay gran hombre dirigentes de hoy ha querido manejar una antítesis, el
-en suma- para "su “su ayuda de cámara"
cámara” (o (0 su hijo, o su ~u
Patriciado es término útil para ella. El gaucho -decía
vecino); mirada de muy cerca no hay eminencia que re- Eduardo Mallea- el hombre típico tipico de nuestro campo
sista. Herrera decía: En conjunto hay que mirarlos 'yy to- posee una riqueza de ƒondo
fondo oscuro, de naturaleza inerte;
marlos, sin someterlos a la crueldad del análisis micros- por lo tanto, esta vez si,
sí, ciertamente ciega. Su modo de
cópico que hasta de la impureza de la gota cristalina emoción es hondo y noble. Pero vive sin luz, desprovisto
convence ((...)
. .. ) Hay diferencia ƒundamental
f1mdamental entre la crí- cri- ya para siempre de cualquier ƒacultad
facultad creadora. Simbóli-
tica histórica que toma en conjunto a los grandes hombres camente no puede ser más rudimentario al lado de la
'y a las grandes empresas, y el análisis microscópico de
Y ƒorma
forma en que lo que hay en él de bellamente argentino
sus lunares; de lo contrario se necesitarían
necesitarian las condicio- se encuentra desarrollado, evolucionado, supremamente
nes minuciosas de un coleccionista para juzgarlos debida- maduro, en la conformación espiritual de nuestro patri-
mente. Otras veces, sin tales distingos, el mismo hi<>to- histo- ciado. Nuestra calidad creadora, en su ƒorma forma potencial,
está en este tipo hasta su último átomo contenida. Os rn- pa-
recerá vasto y confuso
conƒuso el término "patriciado".
“patriciado”. Quiero
Unos pocos ejemplos, en nada exhaustivos, de esta "bio-
(106) Unes “bio-
Erafis familiar''
grafía familiar" en el Uruguay son las obras de Aurcliano Aureliano Berro apresurarme a aclarar que no aludo a un grupo innomi-
~nrique R. Garet (Carlas
(BBTYD) Enrique
(Berro) (Carlos G::cret)
Gsret) Gastón Nin (Federico Nin nado de próceres en su manida alegoría eMatutaria,
estatutaria, sino
Reyes) Ricardo
Re"'.es) Ricardo Campos
campos (García
(Garcia de de Zúñiga)
zúiigm M. M. C.c. Idiarte
Iaiarte Borila
Borris a muy particulares circunstancias de naturaleza y espírituespiritu
(Idiarte Borda)
(Idlarte Borda) Julio Lerena Juanicó
J~ilio Lerena Juanicó (Francisco
(Francisco yy Cánd1do
Cándido Juanicó)
Juanicó)
José C. Williman
Williman (Claudia
(Claudio Wil!iman)
Williman) Daniel
Daniel Herrera
Herrera, yy Thode
Thode (Lucas
(Lucas
que aparecieron conjugándose en alqunos algunos h01nhres
hombres de
J~sé C.
Obes), etc. Las razones de linaje pesan también considerablemente
Ooes), considerablemente en nuestro albor estadual y que alcanzaron su máxima sus- sus~
la, historia
la historia de
de Eduardo
Eduardo Acevedo
Acevedo yy en en las
las obras
obras del
del ya
ya mencionado
mencionado Mon-
Mon- tanciación en San Martin. hombre.~ no
Martín. Este hombre, estos hombres
tero Bustamante
tero Bustamante Y y enen éste
éste no
no sólo
sólo en
en lolo que
que azi Pedro
Pedro Bustamante
Bustamante se se llevaban dentro inercia, sino la visión y la gesta corpo-
fefierfi. pues puede decirse que Montero se sentía
refier,,, sentia descendiente de todo
el Patriciado de!del 800.
Le0š8«Id0 Miguel Torterolo, Julio María
(107) Leogardo María. Sosa, Aquiles Oribe (108) Luis Alberto de Herrera: "La “La Misión Ponsomby" (MOD-
(Mon-
yy muchos otros. ieviaeo, 1930),
tevideo, 1930), t.i. I,I, pags. as, 222-223,
pigs. 89, 222-22s, 98.
sa.

100 - -- 101

rizado de medio continente americano. Es increíble
rizada increible como tos que una v1s10n
visión inmediata agiganta no funcionan
funcionan, cier-
los estudios de caracterología
caracterologia. emprendidos entre nosotros tamente, como elemento calificador de una clase. ' Si se
por .extranjeros y argentinos, han descuidado el examen toma para el Uruguay cualquier periódico satírico, cual-
de lo que este hontanar psicológico representa. Estos hom- quier conjunto epistolar o testimonial de aquellos tiem-
pos, la más acentuada concepción pesimista de la natura-
bres, radicalmente
radicalmente' nuestros, desmienten todas las ƒábulasfábulas l humana y de su condición encontrará en ellos sus-
leza hurpana
a través de las cuales se nos podria
podría complicar en un pa-
norama de inercia sudamericana. En ellos, no sólo su ri- tancia con que hacer sus delicias. Están, por ejemplo, los
queza emocional estaba canalizada,
canalizado, su sangre arriesgada en “Memorias” del general Tomás de Iriarte:
diez tomos de las "Memorias"
la suerte de una empresa lúcida, sino que su propio es- eS- ¡ no hay mejorme-jor material que sus páginas para la incrimi-
í
píritu estaba comprometido en la imagen que se había
piritu habia nación de Rivera, de Lavalleja, de Oribe y, dicho sea de
paso, de todo el equipo proceral porteño. Están también
creado -y en la realización de esta imagen--
imagem- de un orga- li para esos tiempos la poesia poesía satírica de Acuña de Figue-
nismo continental, desplazado desde su primitiva masa ¡
telúrica hacia su propia integración como entidad cultural i ¡
roa o la feroz prensa política reidera: en "La
o0 "La
“La !'1'.atraca"
“La Diablada"
Matraca” de 1832 no hay persona que importe que
y espiritual
espiritual(109).
(109).
Que los juicios de Herrera, de de Pena y de Mallea wz.-=-w,«
esté rotulada con un epíteto casi siempre infaman-
no este
contengan una verdad esencial, "ideal"
“ideal” en la acepción más ff-2(110).
te (110). Están, para el período que va de 1853 a 1868 los
válida, no tiene sentido el negarlo. Toda la significación penetrantes
penetrant.es informes de Maillefer, encargado de negocios
de Artigas puede inscribirse en ellos. Y tras Artigas, el -»,faws›er,ä-f
de Francia en Montevideo y algunos otros repertorios di-
F~a~cia e_n
plomáticos
plomahcos ,solosólo parcialmente conocidos. En Maillefer
Maille-fer apa-
sustancial contorno de los jefes de la Patria Vieja yy de
Andrés Lamas como un Tartufo
rece _And~es Tartuƒo de alta escuela y
la Patria Nueva, de nuestros primeros administradores, de í

nuestros primeros científicos J un comphce


cómplice de los agiotistas brasileños, Joaquín Requena
cie-ntificos yy profesionales. Entereza,
como un tenebroso bribón, Florentino Castellanos, muy
com?
arrojo, desinterés, profunda autenticidad .vital,_vital, devoción
sin restricciones a su propia comunidad se dio en ellos y elogiado por otros rasgos, burlado en su pusilanimidad,
en otros de los tiempos que siguieron. Pero si se habla ni Manuel Herrera y Obes criticado en su probidad, Jaime
del Patriciado como de una selección moral -previo un ,_ Estrázulas como
Estrázulas como intrigante,
intrigante, Eduardo
Eduardo Acevedo
Acevedo como
como un un Ie-
le-
cuidadoso expurgo- se corre el peligro de confundir de-
»I
gista rígido
g~s!a rígido y~ presuntuoso, Pacheco yy Obes
pr.esuntuoso, Pacheco Obes romo
como un un Al-
cibíades egocentrico
cibiades egocéntrico y levantisco, José María Muñoz como
masiado los términos. El Patriciado fue un todo yy aque-
1 un h?mbrecillo
hombrecillo bilioso y y nervioso que se pasó la vida
llas calificaciones no pueden regir para ese todo. Resul-
tan, por ello, ajenas a las necesidades de nuestra concien- conspirando, Venancio Flores como un violento violento, esclavo
de sus impulsos y de su debilidad por unos hijo; hijos viciosos
cia histórica actual esas tendencias a fundar un estrato
histórico admirado en una distancia de visión que esca- y ~esmandados.
Y desmandados. Y casi todos los personajes de la época
motee
mote~ los defectos, que embellezca los perfiles y decir que
están enfocados bajo una luz semejante.
estan
son extrañas a nuestras exigencias intelectuales, a nues- Es evidente que el juicio moral de una clase no pue-
tra más radical sensibilidad importa afirmar que nuestro de fundarse sobre esta mera acumulación. Aunque una
juicio ético e histórico del Patriciado tiene que recurrir constituida por hombres de carne y hueso, se
clase esté constituída
a otras vías para llegar a una conclusión, a otros enfo- A trata de conocer sus actitudes y valoraciones éticas con-
ques para existir. juntas Y y no debilidades, no proclividades que tan a me-
Hay un juicio que es justamente aquel del "ayuda “ayuda de
cámara”
~ámara" que, por pleonástíco,
pleonástico, resulta inválido. La inmen- (110) Lucas Obes es, para ellas, "Don Ceremonial" (por su
(110)
sa falibilidad del hombre, los grandes o pequeños defec- forman;; Santiago Vázquez, ''Vasco
amor a las formas) “Vasco Agarras'•
Agarns" (por su avi-
doz); Julián Alvarez, ''Hueco''
dez); “Hueco” (por s11 su vaciedad);
vncieded); Giró, •'Don
"Don Bobo'•
Bobo"
“Conocimiento yy expresión de la
(109) "Conocimiento ln Argentina" (Buenos gu simplicidad)
(por su simplicldad);; Juan Benito Blanco, ''Juan“Juan Bolas'•
Bolas" (por su inu- inn-
Aires, 1935), págs. 32-34. Demás está decir que utilizo este texto a tilidad);
tilida.d); Eugenio Garzón, "Lagrlmlta"
"LH-8111111118-" (por
(Por su remilgo);
rem118°); Francisco
¡'l'2¡1¢iS¢0
titulo de ejemplo, prescindiendo de la tarea de juzgar
simple título in-
jnzgar este In- Joaquin Muñoz, “Chupaguindes"
Joaqu!n Mull.oz, "Chupaguindas" (por sus
sna modales almíbar-ados);
almibarados); Nico-
tento sutil de filtrar una apolog!a
apología de la oligarqu!a
oligarquía porteña
portell.a detrás de la “Maquiavelo”• (por su inescrupuloaidad)
lás Herrera, ''Maquiavelo' inescx-upulosided);; y José Ellauri
persona. Martin, tan distinta
persona de San Mart!n, distinta. 'I1 tan ajena ae ella.
elle. “Mosts.chos" yy "Sucio" (lo que no requiere aclaración).
"Mostachos"

102 -- -- 103

/9
nudo
nudo se se neutralizan
neutralizan laslas unas
unas con
con las
las otras.
Otras- Ahora
Ah0I`a bien:
bìeflï severo, pero no es de creer que sustancialmente distinto
no sólo cada época tiene especial sensibilidad para ciertos al de Montevideo.
valores
valores morales
morales (y (y esto
esto es
es aceptable
aceptable incluso
incluso para Para _aque-
_a<111e' Sobre el trato al asalariado libre de la ciudad y de la
llos que profesan una fe religiosa declaradamente,
declaradamentevmmu- m~u­ campaña se dispone de un material infinitamente más es-
table),
table), sino
sino que
que cada
cada época,
época, también,
también, impone
impone ma_s,mas' viva
viva cueto, pero una conclusión general no es demasiado aven-
yy más
más conscientemente
conscientemente la la experiencia
experiencia oo la la exclus10n
eXC1US10I1 de de turada. Completando con una segunda parte la observa-
ciertos valores que de otros. ._ ción de Blanco Acevedo puede decirse que un paternalismo
Aplicar esta reflexión al Patriciado uruguayo (y (Y apl~­
aP1}" relativamente suave fue el fruto conjugado de una socie-
carla
carla en en sus
sus dos
dos momentos)
momentos) resulta,
resulta, creo,
creo, un un procedi-
Pl`0Ced1“ dad con pocas necesidades de brazos (puesto que descan-
miento válido. Juzgar al Patriciado por tres rasgos que saba en el comercio y en la ganadería extensiva) pero que,
nos importan, yy que (en medida desigual) importaban, a la vez, esos pocos brazos que necesitaba debía cuidarlos
es tenerlos casi inconscientemente elegidos. Uno es el d0 de con especial atención. En la ciudad el esclavo era caro y
su
su actitud
actitud ante
ante las
las clases
clases que
que sese hallaban
hallaban debajo
debajo suyo.
suyo- la inmigración muy corta; en el campo resultaba imposi-
Otro
Otro, el el de
de su
su actitud
actitud ante
ante la
la violencia
violencia yy la la crueldad
crueldad po-P0- ble ponerle coto al peón (ya fuere éste blanco o negro)
lític~s.
líticas. El tercero, el de su actitud ante los provechos de cuando su albedrío le impulsaba a la errabundez. Con una
la
la función
función pública.
pública. La La cuenta
cuenta de
de los
los tres
tres es es larga,
larga, pero
pero fuerza de trabajo en esas condiciones lógico es que la cau-
puede ser abreviada. tela y una utilitaria equidad fueran las normas. Sin una
La primera tiene que tomar como punto de partida el presión reivindicadora fuerte la clase patronal no tuvo que
hecho de que toda clase poseedora del 800 consustanci~ba consustanciaba cerrar sus cuadros muy rígidamente. Con todo, no faltaron
su preeminencia con el orden natural de las cosas. Temdo Tenido en el Montevideo colonial las señas de una actitud bastan-
en cuenta esto, debe reconocerse que las condiciones de lo 10 te precavida frente a la intromisión de elementos que pu-
que sería nuestro país fueron bastante diferent~s dífereI1'¢€S ~H ~as
IHS de insurreccional capaz de conta-
dieran aportar un germen insurrecciona!
otras regiones de América. Blanco Acevedo ha msistido insistido en giarse(112).
giarse ( 112).
que Ja la escasez de brazos, tanto en Montevideo como en el Las prescripciones de la Constitución de 1830 sobre la
interior impulsó a las clases económicamente superiore~ superiores a esclavitud plantearon en el Patriciado un serio conflicto
una actitud más contemplativa y justa que la que pudie- de conciencia; un choque entre los intereses económicos
ron adoptar las clases señoriales de Perú, o México, o Bra- ideologia que creía estar profesando. El primer im-
y la ideología
sil con las inmensas masas indígenas o negras que a su pulso fue la violación abierta de la segunda parte de la
disposición estaban. No había indios mansos y mayor escla- “nacía ya esclavo en
disposición constitucional y si nadie "nacía
vatura hubiera exigido recursos que no se tenían. Era tema el país”,
país", todavía no podía decir que "nadie"
“nadie” era introducido
común de los viajeros que pasaron por Montevideo a prin- esclavo en él. Justo es precisar que no fueron los autores de
cipios del siglo pasado, el trato humano, comparativamente la disposición los primeros en violarla, puesto que no co-
hablando, que el esclavo recibió entre nosotros. Tal con- laboraron en el texto ni Lucas Obes que en nombre del
ducta resaltaba más puesto que todos venían de recalar en utilitarismo benthamiano apareció patrocinando descarada-
Río
Rio de Janeiro y podían haber contemplado, tal como le mente la trata en su calidad de ministro de Rivera ni el
ocurrió a Charles Darwin, las más revulsivas crueldades. saladerìsta -los Magariños entre
gremio comerciante y saladerista
Pocos episodios de violencia racial se conocieron en Monte· Monte- otros- que se puso a la sombra del poderoso Obes. El
video a esa altura de la centuria: el de Celedonia Wich humanitarismo liberal colocaba así al Patriciado -según
arrojada por sus esclavas desde la azotea de su casa en observaba Azarola Gil- en e-n un agudo conflicto entre la
represalia por sus rigores(lll)
rigores(l11) debió resultar tan raro como teoría y los hechos y en el que la primera, como casi siem-
ejemplar. En el campo, donde el esclavo era preferido al
peón, siempre tan inestable, el trato debe haber sido más Perrés: "La
(112) En Carlos Ferrés: “La Administración de Justicia en Mon-
tevideo" (Montevideo, 1944) pág. 86, so
tevideo•' se refiere a la expulsión de la
(111) La actual "Casa
“Casa de Rivera", del Museo Histórico Na- ciudad en 1768, de un cordonero llamado Joaquín Duarte, acusado de
cional. “genio osado, inquieto, builicioso
tener "genio bullicioso yy provocativa".
provocativo''.

104 -- -._ 105


ios
pre ocurre, fue la sacrificada. Ese conflicto que también alegar que Oribe hizo matar de acuerdo a los reglamentos
tuvo su versión en el exterminio de los últimos charrúas, militares europeos que eran tremendamente severos. Pero
se resolvió, con todo, en otras actitudes divergentes de las haber aplicado los reglamentos militares europeos fue ya lo
tipicas.
anteriores, y asimismo, y en algún modo, típicas. “utopismo",
que significó, además de ceguera intelectual y "utopismo",
Juan María
Maria Pérez, se afirma, consideraba a sus escla- crueldad inocultable. Aquellas ordenanzas, con sus nítidas
vos como libres y les pagaba jornal, cumpliendo en dema- “fuerzas legales"
distinciones entre "fuerzas legales” y "rebeldes",
“rebeldes”, entre elen-
sía el texto fundamental, pues si ya no se "nacía"
“nacía” esclavo co militar y población civil; con sus precisiones sobre de-
en el país y ya no era posible ser "introducido"
“introducido” en él en serción, espionaje e insubordinación resultaban absurdas
calidad de tal, no se decía, en cambio, que los que ya lo para su aplicación a la letra en el caos primigenio de nues-
eran se liberasen por ello. “tiempos revueltos".
tros "tiempos revueltos”. El fusilamiento de los chasques
Un grupo, en el que se conjugaron jóvenes y otros que enviados por Rivera desde las Misiones, y que Oribe orde-
ya no lo eran tanto, atacó con armas polémicas y poéticas nó, es una muestra casi experimental de esa tenebrosa zona
todas las formas remanentes o0 clandestinas de servidum- de un carácter, tan digno, por tantas otras cosas, de au-
bre; esta campaña, a la que concurrieron Acuña de Fi- téntica devoción.
gueroa y los hermanos Bernardo y Adolfo Berro, ganó el
apoyo de Oribe y fue una causa más para que el grupo Esta observación no niega, naturalmente, que hayan
saladerista de Montevideo se inclinara
inclínara desde 1838 hacia “tablas de sangre"
existido otras "tablas sangre” que las que Rivera In-
Fructuoso Rivera. darte levantó y a que en torno de Montevideo se "des- “des-
Todavía fue necesaria una guerra civil e internacional penara”
penara" tan implacablemente a los heridos y prisioneros
como la de 1843-1851 para que las necesidades de los ejér- de un bando como de otro otro(113).
( 113) .
citos llevaran a los dos bandos,
bandos, necesitados de soldados, a El episodio de Quinteros, al que el énfasis de la época
una abolición lisa y llana. Que tales fueron los motivos de “hecatombe” (1858) es tal vez el ejemplo más ca-
tituló "hecatombe"
una medida tan tardía como a medias humanitaria se ex- racterístico de rigor colectivo por parte de un núcleo tan
presó alguna vez inequívocamente por boca de Santiago coherente de Patriciado como el que se había unido en tor-
Vázquez. no a Gabriel Antonio Pereira. Pero Quinteros es, funda-
En lo que toca al segundo punto: el de la actitud ante mentalmente, una expresión de una voluntad de réplica a
la violencia y la crueldad política, disipada la leyenda de las represalias sangrientas que se llevaban a cabo al otro
los suplicios de Purificación y de las maldades de Otor- rio desde seis años antes. Si se tiene en cuenta la
lado del río
gués
gués, no hay mucha tela que hilar hasta el periodo período de la vinculación estrecha entre el Partido Blanco uruguayo y
Gue;ra
Guerra Grande. Hasta ella, como después de 1865, la ac- los intereses de las provincias argentinas agrupadas en Con-
titud habitual fue la crueldad con heridos y prisioneros en feredación frente a Bs. Aires, no es posible aislar el episodio
el mome~to
momento mismo o inmediato al combate; benevolencia de Quinteros y el espíritu de revancha que ese quinquenio
después y equidad y hasta cortesía entre los jefes y pa- posterior a Caseros había suscitado. En ese periodo,
período, no se
tricios civiles. Con excepciones numerosas pero no decisi·-
decisi-- debe olvidar, Buenos Aires cumplió con saña extrema, en
vas
vas, también parece haber existido en nuestras guerras ci- la persecución del paisanaje federal, el prospecto que sus
vil~
viles las que Graham Greene llamaría una "clase “clase degolla- teorizadores le habían fijado. Sobre esa clase paisana, a la
ble" y otra "no
“no degollable".
degollable”. “inintegrab1e" (y cuyo reem-
que se suponía esencialmente "inintegrable"
Como formas de violencia patricia quedan, sobre todo, plazo por sumisos colonos extranjeros se planeaba minucio-
los años del gran Sitio y el episodio de Quinteros. Los dos samente), cayeron, al menor alarde de insurrección, las
casos han movido, y siempre en tren de controversia, mon- mon~
nuevas armas de la ciudad. Dos años antes, en la provincia
tañas de papel. Hoy, con una distancia mayor, es posible
porteña, había tenido lugar el trágico fin de J'e_rón~os-
de_J_e_r_ó_nimo Cos-
llegar a algunas conclusiones.
Negar, por ejemplo, la crueldad de Oribe parece pue- p_ue-
(113) A este propósito, las "Memorias" de Ir!arte,
Iriarte, t. VIII: "El
“El
ril. Se suele alegar la ferocidad general de aquel conflicto Sitio de Montevideo yy la
ls. política
politica internacional en el Río de lala. Plata"
y la influencia rosista y esto vale como atenuante. Se suele (Buenos Aires, 1951), págs.
pigs. 182-193.

106 -- -- 107
F
ta, similar, aunque de signo politico
político inverso, al de César esclavos; la de Santiago Vázquez en el arrendamiento del deI
Díaz
'Díaz y los suyos. derecho de Lobos a Francisco Aguilar. Toda la presidencia, presidencia~
En ese contexto así, de revancha bilateral, debe ser en fin
fin, auedó
quedó enlodada en ese documento casi increíble increible que
comprendido Quinteros, manifestación también de una exas-
,comprendido constituyen las observaciones de la Comisión de la Cámara
peración creciente ante el apoyo porteño a esa verdadera 1 -'I de Representantes a la rendición de cuentas de Rivera. Es
profesionalización de los intentos insurreccionales que tuvo un texto aue
que debe leerse si es que se quiere entrar en con-
en César Díaz su más completo dechado.
«en tacto con la materia viva de la época. Muchos han sosteni-
En cuanto a la actitud ante los provechos de la función do, por vía de disculpa, que Rivera disponía de su patri- patri:
pública puede decirse, en general, que una parte del Pa- monio como si fuera del Estado y del del Estado como s1 si
triciado tuvo muy abiertos los ojos para ellos. Esto vale l
fuera propio. Pero es el segundo término de esta simetría
tanto para los beneficios notorios y legalizados como para el único que allíalli aparece.
los provenientes del cohecho y el peculado. Con haber sido un momento extremo -y ya es bas-
"Murió pobre", después de ejercer altas funciones pú-
“Murió pobre”, tante ominoso para comienzo- una cadena interminable interminable
blicas, decía el epitafio preparado para Juan Antonio La-
blicas, podria
podría seguirse con acusaciones, con pruebas de actitudes y
valleja, y el empleo solemne de ciertos elogios es el mejor maniobras semejantes. AvidezAvìdez de sueldos, venta y compra compra*
testimonio de la excepcionalidad con que se merecen. de votos parlamentarios en elecciones presidenciales yy en
Aunque pudieran colacionarse muchos episodios ante- ratificación de tratados, favorecimiento administrativo o
riores
riores a 1830 (Nicolás Herrera, por ejemplo, cobrando por parlamentario de negocios privados; leyes y decretos con
segunda vez los gastos de su misión a España de 1808) fue, nombre y apellido no son (estos últimos) fenómenos de
sobre todo, la primera Presidencia de Rivera la que vio 4 nuestra época ni carecen de larga tradición en nuestra
"repetirse,
r&petirse, con la reiteración de un hábito, el manejo más I historia.
desprejuiciado de los bienes y de la influencia públicas. En
“Viaje de un naturalista alrededor del mundo'',
su "Viaje mundo", Charles Difícil es, empero, que pueda ya no comprenderse pe-
Darwin, testigo del Uruguay de esa época, anota: Casi todos
réhnflr ro sí juzgarse lo anterior, sin tomar, de nuevo, una cierta
los funcionarios son venales y hasta el Director de Correos distancia con los hechos. Pues, en sustancia, la situación
vende sellos ƒalsos
falsos para el franqueo de los despachos; el I era ésta: en un pequeño rincón del mundo, una clase diri-
J
presidente y el primer ministro están de acuerdo para esta- gente educada en torno a ciertas convicciones morales de
ƒar
far al Estado. No hay que contar con la justicia desde que origen tradicional se internó después en "la “la carrera de la
el otro interviene. He conocido un inglés que fue a ver al revolución”. En esa carrera tuvo que prescindir a menudo
revolución".
-ministro
ministro
_ _ de_ justicia en las siguientes condiciones
condiciones(( ...
_ . .). “Se-
) . "Se- ,r----¢›,A convicciones (que tantas veces y para tantos
de aquellas conviccione3
nor --le
ñor -le dijo-
digo- vengo a ofrecerle
oƒrecerle a usted doscientos pesos eran sólo convenciones);
c0nvenciones); se trataba de sobrevivir o de ir
-en
,en el caso de que usted haga detener en un plazo determi- sin remisión al fondo. Usando la clasificación de Montes-
nado a un hombre que me ha robado. Sé muy bien que mi quieu fue "el “el miedo",
miedo”, sostén del despotismo, e hijo de la
demanda es contraria a la ley, pero mi abogado (y citó el inseguridad, la tónica dominante. No "la “la virtud"
virtud” (salvo
nombre de éste) me lo ha aconsejado así". asi”. El ministro son- 1 excepciones), pilar de las repúblicas y, ni qué decirlo, ni
rió, tomó el dinero, le dio las gracias y antes de acabar el
dia el hombre en cuestión había
día habia sido arrestado"
arrestado”(1l4).
(114). "el
“el honor'',
honor”, ni "la“la moderación"
moderación” sostén, según aquél, de mo-
Contemporáneamente a este episodio se denunció la aristccracias.
narquías y aristocracias.
desembozada intervención de Lucas Obes, fuerte en su doc- Artigas, en uno de esos irüuitivos
intuiti*-Jos e innumerables acier-
trina de aue lo útil es lo lícito,
Lícito, en el tráfico clandestino de tos que sólo hoy estamos en condiciones de reconocer, ha-
bía querido basar una clase dirigente en el e-l quilate de su
Darwin pertenece al 26 de noviembre de
(114) La anotación de Darwln d~ ejemplaridad. Hay que constituir en
1833 parece referirse a un suceso poco anterior. Es difícil
1333 yY Parece dificil concre-
er. las alturas -decía-
tar,
ta-IH con
COD todo,
t0_<ì0, la imputación que contiene. El1-31 texto Inglés
inglés habla de dc ejemplos de virtud. Los primeros en la representación de la
“chief 111811109"
"chief justice" yY no
U0 puede traducirse por un "Ministro" de Justicia Justicia. confianza de un pueblo deben ser los ejemplares donde
que no existía ni existió nunca entre nosotros. Más bien creo ¢;-en que
alude al
alude al :Presidente
Presidente del
del Superior
Superior Tribun:il
Tribunal de
de Justicia.
Justicia. * aprendan las virtudes los demás ciudadanos.
"108 --
108 -_- 109
Hasta qué punto el Patriciado fue infiel en esto --
como en tantas otras CDSas
cosas -a su lección, una caudalosa
historia lo prueba.
El romanticismo agregó después su sólida huella en la
cultura y, en lo que más aquí importa: en las costumbres.
Es difícil negar que cohonestó con cierto halo estético la
revelación de muchas reservas humanas de sacrificio, des-
interés y valor: la marcha de nuestro pueblo no fue enton-
ces -no había sido antes- (no vaya a creerse), un "ro- “ro- VI
man noir".
noir”. En otros, y son muchos, justificó la feroz com-
petencia individualista por "el
“el poder y la gloria",
gloria”, la am-
bición cesárea, la quiebra del freno ético de la humildad y
del límite intelectual de lo objetivo. En algunos, por fin, DECLINACION Y CAIDA DEL PATRICIADO
PATR!CIADO
creó una "conciencia
“conciencia místificada"
mistificada” (y en otro pasaje se alude
aa Juan Carlos Gómez) en la que gesto y vida, decorado Y y
entretelón corrieron irremisiblemente divorciados. Un po-
sitivismo vital, en suma, coexistiendo con un vistoso adere- a) la nueva clase.
La
zo de extremosidades y de melancolías.
La trayectoria política, económica y cultural del Patri-
ciado no concluyó, como es natural, en ese 1851 que sólo
debe tomarse como fecha terminal de lo que cabe considerar
la plenitud de su forma. Entre este hito y nuestro presente,
transcurrió más de un siglo, durante el cual el caudal pa-
deslìzó durante un tiempo con fuerza para reman-
tricio se deslizó
sarse después en zonas quietas y soslayadas.
Después de 1851, el Patriciado, o lo que quedaba de él,
reanudó el proyecto de 1835: una nación independiente,
con vigoroso desarrollo económico basado en la moderniza-
ción técnica y cultural y una estructura flexible de clases.
Pero las condiciones no eran las mismas. Como ya se ha
examinado, la Guerra Grande había encaramado al proce-
rato económico a todo un nuevo estrato que nada tenía
rat::J tenia de
patricio pues, aunque algunos de sus miembros pudieran
lucir una permanencia relativamente larga en el pais, país, era
dificil que ninguno de ellos alcanzara ese título
más que difícil
“participación”, de "compromiso"
de "participación", “compromiso” en el destino nacional
que hasta los más egoístas de los patricios eran -o ha-
bían sido- capace3
capaces de lucir.
Sobre esta primera victoria, las
la.s guerras civiles trans-
curridas, y las a ocurrir, presenciaron un continuado paso
curricbs,
manos de la tierra -el más sólido valor a pesar de
de mnno3
todo- e igual cosa pasaría con el gran comercio exportador
montevideano, los inmuebles de la capital y los otros ru-
bros. En una palabra: en un país abierto a la energía, al
capital y al espíritu burgués del occidente europeo, el Pa-

110 ·-·
110 --- -- 111
res), Mac Eachen y, como era.era previsib1e,, Samuel Lafone, el
previsible!1 S'.'-muel ~l
principal actor del apoderam1e?to
apoderamiento econom1c?
económico del .Montevi-
Montevi-
triciado tradicional no fue, como cuerpo, capaz de enfren- llegó a posee 1111
deo de la Defensa. Lafone llego ÍIHPGYÍO comer-
un imperio 00m9?-
ant€I`i01' no
tar el desafío que esto implicaba. Lo anterior I10 quiere de- despué~ que abarcaba
_que perdió después-
cial -que ab~rcaba desde las .Mal- _Ma1-
cir que una parte de la clase comercial (los (10S descendientes intereses mmeros
vinas y Patagonia hasta mtereses mineros en la cordillera
de aquellos gallegos y vascos tenaces y avarientos de 1810) de los Andes.
no haya podido sobrevivir y aun prosperar. Considerado.
Considerado, La primera Dirediva 187~,
Directiva de la "Asociación
“Asociación Rural",
Rural”, en 1871,
empero el sector patricio como un todo, ni barreras insti- presenta junto a uruguayos de vieja cepa, como Juan Mi-
tucionales (que eran inexistentes) ni condiciones económi- guel Martínez, Juan Antonio Porrúa y José María Caste-
(estabilidad y precio de la tierra en especial) fueron lo
cas (Pstabilidad llanos otros más nuevos (y de origen vasco) como Marcos
bastante fuertes para compensar la notoria inferioridad en Vaeza, y su verdadero propulsor Domingo Ordoñana. Pero
la lucha ya planteada. hay también en ella el ingrediente anglo-germano repre-
Aunque el factor no se haya señalado, no es posible sentado por Ricardo Hughes y por Gustavo Heber, que ac-
subestimar la influencia que en el decaimiento de las for- cedió a través del matrimonio al fabuloso fundo agrope-
tunas, por división de ellas, tuvieron las enormes proles cuario que había sido de los jesuitas,
jesuítas, de García de ZúñigaZúñ~ga
(ocho, diez y hasta quince hijos). Desde 1820, en que ha- y de Jackson. Esta proporción que presentaba la directiva
bían sido prohibidos por el derecho español, y desde 1830, de la Rural no era, con todo, representativa de la intensa
en que lo fueron en nuestra Constitución, este proceso no redistribución de la propiedad de la tierra que había ocu-
pudo ser contrapesado por la institución de mayorazgos. rrido a través de la ruina de los viejos ganaderos a lo largo
Si se examinan los directorios de los primeros bancos de las revoluciones, de las crisis bancarias de los sesenta
--a este respecto el del más antiguo hoy, el "Banco
-a “Banco Co- y del poderoso empuje brasileño. Este, ya iniciado con la
mercial”, es muy ilustrativo- si se recorren las primeras
mercial", Guerra Grande, proseguido en la época de las intervencio-
“Asociación Rural";
Directivas de la "Asociación Rural”; es posible establecer nes y culminando en las violencias que acompañaron a la
los nuevos roles en los que se fue concentrando, en forma invasión y el triunfo de Flores, tuvo su más típica expre-
creciente, el poder económico. Los primeros presidentes de sión en los latifundios del General Netto, colaborador de
aquél fueron Pablo Duplessis, residente en el Uruguay des- aquél. Aunque bastante
bastante, anterior, también está ~stá, engranado
~ngrana~o
de 1815, rico barraquero
ba:rraquero y exportador; Pedro Sáenz de Zu- terricola del norte el casi m1tico
en ese dinamismo terrícola mítico domi-
marán, comerciante y representante diplomático español a nio del Comendador Faustino Correa, que q_ue después pasaría
la vez; el inglés Tomás Tomkinson, vinculado también es- a las manos del padre de Carlos Reyles(115).
Reyles( 115).
trechamente a nuestros primeros servicios públicos (gas y Y
Se calculaba en 1863, en vísperas todavía de lo más
ferrocarriles); Jaime Cibils, exitoso hombre de negocios ca- grave, que tres cuartos de la propiedad mobiliariamobi~iaria e _in-
in-
talán; Juan Jackson, hijo del comprador de la estancia de mobiliaria del país se hallaba en manos extranJeras,
extranjeras, reite-
“Desamparados”, constructor, con Cibils, de un gran dique
"Desamparados", registraba(l16), la
rando el diplomático que este hecho registraba(116),
seco, propietario de trescientas mil hectáreas, y, más hacia Observación de la
observación 1a misma maniobra que venía repitiéndose
el fin del siglo, un próspero comerciante, Augusto Hoffmann, desde la Guerra Grande. Los extranjeros de fortuna com-
de origen alemán. Hasta esa época también, sólo un uru- praban a ínfimo precio las obligaciones impagas por los
guayo de los que han sido enrolados en el sector patricio, gobiernos y las cobraban más tarde, con la intimidación di-
Juan Miguel Martínez, ocupó el cargo en 1879.
plomática y naval de Francia, Inglaterra yy Brasil. Un ne-
semejantes protagonistas aparecen en las
Los mismos o semcjante3 gocio en el que demostraría su habilidad el famoso Ireneo
“Sociedad de 1848",
Juntas de accionistas de la famosa "Sociedad 1848”, el
resonante negociado fiscal de la Defensa, cuyas obligacio-
Mauâ.
Evangelista, Barón de Mauá.
nes fueron satisfechas al fin gracias a la intimidante pre-
sión de los poderes europeos. En sus listas se encuentran, ,.-_?.

junto a muchos de los anteriores, algunos nuevos nombres Menafrs: "Carlos


(115) Ver Luis Alberto Menafra: “Carlos Re7les"
Rules" (Montevideo,
1957), págs. 21-25.
que integrarán la primera plana económica: Ferber, ale- (ne) 14.
(116) M. Maillefer,
Muuem, en en "Revista
"Revista mst6rica"
nmóriw' ni'n? 55,
55, pig.
vis- 4.73.
473-
mán, el español José María Estévez, los ingleses yy escoce-
ses Francisco Hocquart, Francisco Agell (ministro de Flo- ~-
- 113

112
1l2 --
b) u Batlle.
De Berro a 1e¢±jva de Berro,
lectiva Ben-0, en 1853 y las instrucciones a Juanicó, en
1865) miraron desesperadamente a una protección europea
Sobre esta creciente precariedad de su base económica, que garantizara al país contra el cerco que lo ~o envolvía.
el Patriciado luchó, hasta 1865, por encontrar el instru- Los propósitos de
Los propósitos de ingleses
ingleses y
y franceses
franceses eran,
eran, sm
sin embargo,
embargo,
mento político que habilitase ese plan de desarrollo nacio- otros
otros yy ya
ya estaban para ese
estaban para ese tiempo
tiempo enen camino
camino muy
muy diverso
diverso
nal trazado tan de antemano y en cuyas formulaciones, muy del de veinte años atrás.
numerosas por ese tiempo, suE.'len
suelen entremezclarse todos los El
El cuarto proyecto, yy fue
cuarto proyecto, fue seguramente
seguramente elel de
de mayor
mayor im-
im-
lugares comunes del liberalismo político romántico con las pacto, estuvo movido por la afinidad ideológica y social
más agudas, y más prosaicas, manifestaciones del sentido entre el Patriciado de origen defensista y el patriciado por-
económico burgués. teño que había encontrado en Bartolomé Mitre su ideólogo,
Aceptados los partidos como un mal pero también como su estratega y su implacable ejecutor. A él responden el
una insoslayable realidad, las preferencias más reiteradas final tumultuoso de las carreras de Pacheco y Obes y de
de la sexta década se dirigieron hacia la idea de "la “la fu- César Díaz, el plan de "anexión"
“anexión” de Juan Carlos Gómez
sión"
sión” o0 del "tercer partido", que tuvo su expresión más or-
“tercer partido”, (que implicaba, pura y simplemente, una incorporación a
“Manifiesto” de Lamas de 1855.
gánica en el "Manifiesto"
Buenos Aires) y la formación del curioso Partido Conser-
Las razones que decidieron el fracaso del proyecto no
son sencillas. El país no era una tabla rasa emocional y las vador. Este grupo, que no debe ser confundido con todo el
divisiones del pasado, sobre ser vivas en muchos, tuvieron Partido Colorado y que tuvo sus principales figuras en los
quienes se encargasen de renovarlas. Los motivos que ha- ya nombrados, en Lorenzo Batlle y en José María Muñoz,
bían llevado al Patriciado a agruparse en torno a los cau- fue seguramente el conglomerado más desenfadadamente
dillos -en cuanto seguía vigente aquella su calidad de oligárquico que el país haya tenido. Su posición general pue-
instrumentos "pontificales"
“pontificales” entre la ciudad y el interior-
interior-- de estar expresada, mejor que en ninguno de sus ampulo-
subsistieron, por más que estos caudillos no fuE.'ran
fueran más sos manifiestos, por este párrafo de "El “El Comercio del Pla-
Rivera y Oribe, que mueren por ese tiempo. La insuficien- ta”, el órgano que fuera del unitario Varela y que comen-
ta",
cia, la peligrosa precariedad de la forma nacional creada asi su algarada de 1855: Baste decir que los que ini-
taba así
el año 28 se mostró más tangiblemente que nunca en este cia-ron este movimiento son la juventud más ilustrada del
ciaron
período en que Brasil y Buenos Aires, y tras ellas más país, los hijos de las ƒamilias
familias más conocidas y más altamen-
cautamente los intereses europeos, controvierten unas ve- te colocadas. Alli
Allí no había proletarios ni vagos, sino docto-
ces y otras se entienden para mediatizar el país. Incapaz de res, ciudadanos, estudiantes. Inspirado doctrinariamente en
enfrentar todos esos meteoros juntos, carente de una fe na- el conservadorismo inglés según Juan Carlos Gómez, su
cional intachable, el Patriciado se dividió, de nuevo, entre atendido(1l7) fue su destino, sólo aparente-
vocero más atendido(117) apare-nte-
varios prospectos históricos simultáneos.
mente contradictorio, haber presidido una serie casi inter-
Uno de esos prospectos era el que implicaba el plan
de brasileñización, proseguido tenazmente por Andrés La- minable de asonadas y desórdenes que resultan ininteligi-
mas desde su gestión diplomática de Río y que atrajo, sobre bles si no se enhebran en su permanente talante de pa-
todo, el sector económico por las mismas razones que a sión dominadora, de presuntuoso jerarquismo, de ceguera
tantos
tanto~ había atraído la Cisplatina. Otro fue el movimiento irremediable al pais
país que pretendía dirigir. En su montevi-
hacia una integración con la Confederación, que debió tener deanismo arrogante representa una traición más cabal a los
por artífice a Urquiza (si éste, cuidadoso de sus enormes ideales artiguistas y populares de lo que lo había sido la
intereses no abandona la causa de los pueblos después de misma Cisplatina yy todavía tuvo fuerzas, aunque no es pun-
Pavón, en 1861) yY que, como continuación de la línea arti- to a desarrollar aquí, para influir aciagamente, a tra-
guista, contó con el apoyo de la muchedumbre campesina vés del vínculo familiar de Lorenzo Batlle y Pacheco y
del país y de aquel sector del Partido Blanco no sometido
al influjo doctoral. El tercero, y no es el último, está repre-
sentado por los planes (que como el proyecto de tutela co- (117) Artículo de "El
Articulo “E1 Orden",
Orden". del 28 de julio de 1853.

1l4 --
114 -- 115
Obes, en las valoraciones históricas del futuro partido po-
pular que el Batllismo sería ( 118).
sería(l18).
Pe-se a todo lo que ya se cernía, con la presidencia
Pese componían (rigidez desdeñosa de toda maniobra, pasión pas1on
de Bernardo P. Berro (1860-1864) el Patriciado reanudó desatada, centralismo absorbente, principismo inflexible y
el proyecto de 1853 y dio su final llamarada. aun cierta dosis de candidez "puritana")
“puritana”) éstos hubieren
Proyectos meditados de fomento económico, ideas vivas sido distintos el término de esta peripecia pudo ser otro
politica y de orden administrativo, bríos mo-
de conciliación política fue.
del que file.
dernizadores que no desconocían, como era habitual, la ma- ¿Después? 1865-1885 contemplan el vacío notorio del
habian de incidir y un decidido propósito
teria viva en que habían Patriciado sin nada coherente que lo reemplace. El periodo
período
de enfrentar sin titubeos la doble pinza de captación de de Flores, la guerra del Paraguay, dan un decisivo envión
Buenos Aires y Brasil: todo estaba listo para un feliz re- el desarrollo capitalista uruguayo que, de ahora en adelante,
“carácter” y "destino"
comienzo si "carácter" “destino” no se hubieran conju- se cumplirá con pautas impartidas desde fuera. Para las fi-
gado para frustrarlo. liales de los primeros directorios de los servicios públicos
El "destino"
“destino” se encarnó en la continua guerra que a de propiedad inglesa todavía se recurrió al Patriciado. Adol-
,Berro
Berro llevó el sector extremista del Partido Blanco, en fo Rodríguez fue el primer Presidente del Ferrocarril
complicados conflictos religiosos y en la decisión, sobre Central y otros ocuparían puestos similares. El tipo del
todo, porteño-brasileña de avasallar la resistencia de una abogado de intereses extranjeros, que habia
había tenido un de-
nación que era una puerta peligrosamente abierta a la re- coroso antecedente en Florentino Castellanos, se dibujó más
belión latente del interior argentino y una aliada eventual
b€1ión desaprensivamente desde aquí. Pero son, esencialmente, la
del Paraguay. De ese Paraguay que tenía la múltiple inso- nueva clase bancaria y la nueva clase ganadera las que
“bárbaro” y de fundar su industria siderúr-
lencia de ser "bárbaro" asumieron, a esa altura, el poder económico. La primera,
gica, (ignorando que ése era un privilegio europeo), de que tuvo en Mauá su gran figura, se colocó en ese entonces
no conocer el latifundio y de poseer un Estado que mo- en un centro muy decisivo, pero también muy arriesgado,
nopolizaba prácticamente el comercio exterior. de la atención pública.
Las camarillas liberales de Buenos Aires y Río, tra- El Patriciado letrado y universitario asumió hacia aquel
maban fruiciosamente la extirpación de tanto horror, la tiempo esa singular conformación ideológica que se llamó
“civilización” a sangre y fuego de este país, su inexorabl:;
·"civilización" inexorable el "principismo"
“principismo" y cuyo mecanismo mental (alienación
democratización. Habiéndose encontrado en Venancio Flo-
·democratización. esencial al contorno, conducta conformada por rígidos es-
res el caudillo revanchista en quien el despecho había quemas previos) aun requiere un estudio que complemen-
ahogado los reflejos nacionales que alguna vez tuvo, todo te las amplias y comprensivas
comprensìvas descripciones de Blanca Pa-
fue cuestión de menos de un lustro. Paysandú y Cerro- rís y Juan Antonio Oddone.
Corá, ele-l sacrificio de Leandro Gómez y el de Francisco Con estos principistas que ponen una fe enteriza en la
Solano López fueron así dos capítulos de una misma tra- presunta universalidad de las instituciones liberales y bus-
ma, dos copias de un mismo protocolo. can su incondicionado trasplante; que defienden la santi-
Con Bernardo Berro se expide así la última tentativa dad de la propiedad como un "tory"
“tory” inglés (119), los bene-
inglés(119),
patricia, decía. Que su carácter (no sin cierta similitud con ficios del librecambio como un exportador de Birmingham.
el de Artigas) haya empujado, más que detenido, el desen- la superioridad de la inmigración anglosajona como Cecil
lace, es uno de los dramas de nuestra historia. Aunque es Rohdes y la irrupción de la inversión extranjera como un
de preguntarse que, si en vez de los ingredientes que lo vendedor de acciones de la City, se pone en evidencia un
hecho que, sin embargo, es ya notorio desde el principio d?. de
(118) Esto, que sólo se ha observado alguna vez voz 71 en
on forma
forma. por eda
esta historia. Ese hecho es la total inadecuación entre las
demás panfietaria
demis panfletsria. 7y lateral, no deja de haber tenido consecuencias in·
in- ideologías a aue
que el Patriciado echó mano (y(Y que eran irre-
calculsbles, vinculando al
calculables, 11 partido de Batlle ae una
una. linea montevideana misiblemente - las que estaban en su contorno) Y y las
135 cir-
C11”
y doctoral, que lo aisló de las fuerzas más auténticas del desarrollo na-
7
cional. W ,
respecto, las acentuadas críticas de ?ed:o
(119) Son típicas, a esta reo!'ecto, Pedro
116 ~
116.-.- oca??-BWS en
Bustamante a Lucas Obes por su actitud favorable a los oc:ipantes °“
el pleito con los propietarios, ddurante
ure.n te la presidencia de Rivera-
Rivera.

-- 117
--¬.

cunstancias a las que esas ideologías debían debian servir y ade- ción y encuadramiento que bajo Flores le había sido im-
c1on
cuarse. En
cuarse. En esto,
esto, el
el "principismo"
“principismo” fue fue sólo
sólo la
la expresión
expresión ma-ma- preso, le dieron a la clase militar un peso que no tenía tenia
yor de un fenómeno que venía desde el comienzo de nues- y que, inevitablemente, gravitó.
tra trayectoria social(120). No es irrelevante para la comprensión de la hosti-
La secuela de regímenes militares que se abre enton- lidad que el Patriciado remanente profesó a Latorre y a
ces (aunque las dos dictaduras clásicas de Latorre y San- Santos, subrayar la modestia del origen de ambos dicta-
tos tienen claros precedentes en la de Flores y aun en dores(l20 bis), sin que esto quiera decir que ninguno de los
el motín de 1853) es fácil de comprender a esta luz. dos hayan tenido mucho de democrático, ya no en el sen-
La propia conformación mental del Patriciado prin- tido politico,
político, pero sí social de la palabra(l2l).
palabra (121).
cipista que en su mayoría las enfrentará, la inhábil ges- Las dictaduras militares vieron dividirse al Patriciado
tión financiera de Pedro Bustamante durante la presiden- más en torno a tácticas que en torno a fines. Hubo un
ciacia de Lorenzo Batlle (fue una piedra de toque capi- Patriciado principista, que negó el pan y el agua a los
tal), la
tal), la debilidad
debilidad suicida
suicida dede Ellauri
Ellauri (hijo),
(hijo), la
la actuación
actuación gobiernos "de“de facto"
facto"(122)
(122) y hubo un sector que osciló en-
de las famosas Cámaras del 73 (y sus grandes enlevitados tre la colaboración simple (y muy fructuosa), la "cola- “cola-
enfaticos que recitaban el último libro leído y creían posar
enfáticos boración para el bien”,
bien'', en torno a fines concretos, la dis-
ante la historia), testimoniaban que el sector doctoral ha- “por medidas"
criminación "por medidas” más que "por“por regímenes"
regímenes” o la
bia
bía perdido sus reflejos politicos
políticos o que, por lo menos, es- más total prescindencia de la superestructµra
superestructura política -Y
-y
tos no funcionaban con el mínimo exigible de coordina- fue el sustrato de la actitud del naciente positivismo-
ción y eficacia. encarrilando la fe yy la acción hacia cambios estructurales
_De
De Flores hasta Latorre, tambiéntambién, la nueva clase ban- económico(123).
de cultura o desarrollo económico ( 123).
caria y el alto comercio enriquecido en ~n los manejos y pro-
veedurias de
veedurías de la
la guerra
guerra se se atrajeron
atrajeron una vasta odiosidad
una vasta odiosidad (120 bis) El general Esteban Pollo, en recuerdos recogidos por
(120
nacional. Sobre
nacional. Sobre lolo que
que ya
ya pesaba sobre ellas
pesaba sobre ellas como
como cóm-
cóm- Rómulo Rossi en "Santos “Santos y su época" (folletín
(tolletin de "El “E1 Diario",
de 24 de agosto de 1927) sostuvo que a Santos lo desvió ''el “el desprecio
plices del Brasil y de las intervenciones se acumuló la de los politicos sbolengo", que lo llamaban "el
politlcos de abolengo", “el carretillero'',
carretillero", por
animadversión con
animadversión con que
que el
el pequeño comercio, la
pequeño comercio, la burocra-
burocra- su primera. profesión.
cia, el
cia, el ejército
ejercito yy el
el campo
campo contemplaron
contemplaron -Y -y sufrieron
sufrieron do-
do- (121) Apoya.do
(121) Apoyado en el sector estanciero, al que le aseguró efectiva efectiva.
lorosamente- los los complicados
complicados negociados
negociados de de la1a inconver
inwnver tranquilidad y sólido desarrollo, Latorre, sobre todo, gobernó para aquel,
lorosamente- persiguiendo con dureza, aa. lo mitrista, los restos del paisanaje mar-
sión monetaria. ginal. De acualquier manera,
gina!. manera., es útil no perder nunca
nunca. de vista que el
Quedaban los
Quedaban los -ganaderos, m.ucho más
ganaderos, mucho más fuertes
fuertes queque años
años cspilaridad social, aunque su estructura rígida
ejército es un órgano de capilaridad
antes l0€^I`0,
pero, desprestigiado
despfestígiado el "principismo"
“principismo” (sobre todo y su mecanismo disciplinario lo hagan poco apto para otra otra. labor que
ante ellos),
ellos), quedó
quedó sin sin personeros sea, la incorporación a las clases altas de jefes originarios de los
no sea
ante personeros urbanos seguros, sin
urbanos seguros, sin
sectores inferiores, y siempre de acuerdo a las pautas que aquellas im-
gentes en
gentes en quien
quien confiar
confiar elel creciente
creciente sector
sector residente
residente- enen ponen. La experiencia hispanoamericana confirmaría
confirmsría que los orígenes so-
los campos. ciales y el ambiente son factores menos importantes en el ejército que
Con estas ausencias, con estas inhabilitaciones se creó creó, en cualquier otra institución. Salvo, naturalmente, excepciones, como la la.
poder". Y
como era era previsible, de los actuales paises
países islámicos, en los que, aa, favor de una propicia
como previsible, un verdadero "vacío
un verdadero “vacio dede poder”. Y coyuntura.
coyuntura mundial y de una formaciónïormación ideológica
ideológica. primaria, pero sana,
este "vacío
este “VaCí0 dede p0deI`”,
poder", elel ejército
ejército tendió.
tendió, naturalmente,
naturalmente, aa la clase militar puede convertirse en la directora de la lucha a,uticolo- antioolo-
ocuparlo.
o~uparlo. Nuevas armas más
Nuevas armas más eficaces,
eficaces, elel desarrollo
desarrollo inci-
inci- nial y,Y» al
sl ser reclutada
reclutado, en capas de clase media media. muy insatisfechas
insatisfechafl
piente
piente de de las
las comunicaciones,
comunicaciones, el el principio
principio dede regulariza-
regulariza- (como que están comprimidas entre el imperialismo y una clase alta alta.
de servidores nativos) oficiar de núcleo en torno al cual se congregue congregu~
una sociedad falta de integración y desarrollo.
._ (120) En
(120) E111@la Promoción oribista, del
promoción oribista del Sitio
Sitio fue
fue perceptible, por (122) Es el caso de los cuatro hermanos Ramírez (.José (José Pedro,
91911?-P10, 111121-
e¡emplo, confusa mezcla de reflejos americanistas,
una. confus.a. americanistas casuismo docto- Gonzalo, ·Carlos
'Carlos Maria
María, y Octavio), de Julio Herrera y Obes, Daniel
1`a1› Pedfmfefía ïïumïfiïflffl Y 1ï`D€m1iSm0;
ra!, pedanteria ilumm1sta y liberalismo; Berro y Villademoros represen- José Sienra y Carranza, Prudencio Vázquez y Vega, Luis
Muñoz, .José LUÍS Me-
Me'
taron, ª.
:="1`°11, a›_ alguna
älgunï altura de sus vidas, la admiración a Rivadavia, el li- lián Lafinur, Juan Carlos Blanco, Pedro Bustamante, Eugenio B11šG11Í° Garzón
recsmbismo absoluto,
brecambismo a soluto, el.
el. embrujo
embrujo por por lala experiencia,
experiencia, tan
tan intrasp!an-
intrasplw- y el gruvo nacionalista
grupo nacionalista. de Alberto Palomeque, Agustín de Vedia, Eduardo
3¢¡“1“d°
table, de los Estados Umdos 'Unidos y la confianza
confianza, más crédula en Ja la. buena Díaz y otros.
Acevedo Diaz
voluntad europea. (123) Es el caso de José Pedro Varela, Eduardo Acevedo, Alfredo Alfred!!

118 -- -.__ 119


Aunque el poder efectivo hubiera resbalado -y lo si- duos, de origen menos antiguo pero "decente",
“decente”, que bri-
guiera haciendo velozmente- hacia otras manos, a la caída llaron con facilidad por su talento y su apostura(125).
de las dictaduras el Uruguay es todavía,todavia, y en términos Julio Herrera y Obes y su gobierno (1890-1894) mar-
-generales,
generales, un pais
país presidido, política, social y culturalmen- can el último esfuerzo patricio. El
E1 ingenio fácil, la bri-
te, por los continuadores del Patriciado. Las palancas de llantez cínica del personaje (no sin zonas penumbrosas
dominio aparecen así divididas entre dos núcleos fun- más estimables); la esterilidad fundamental de su período
dístintos, sin que deba creerse por ello
damentalmente distintos, señalan que todo su estrato social se ha hecho anacrónico

1
que una tensión entre clases nuevas y clases viejas sea y desdibujado sus valores más allá de toda recuperación.
demasiado perceptible. La verdadera auiebra quiebra entre sec- Ya no hay una política patricia a desarrollar, entre el
tores antiguos y recientes se producirá - recién en oportu- empuje mesocrático que se acentuará con Idiarte Borda
nidad del ascenso de la clase media, que crece hacia fin y Cuestas y la poderosa presión inglesa, más fuerte que
de siglo y obtiene su primer gran triunfo político con el nunca ahora, y que da los últimos toques el mecanismo
gobierno de José Batlle y Ordoñez. Antes de ese hecho, que hace del Uruguay un rodaje exportador e importador
puede afirmarse que una integración esencialmente flúida del mercado inglés (126).
fundió al viejo tronco de descendientes con los nuevos
sectores triunfantes. No rectifican esta sustancial verdad
los reproches de los principistas a los estancieros y co- c)
e) Penumbra y epílogo.
merciantes nuevos que habían apoyado por interés a las
“espiritualismo” elegíaco de los últimos
dictaduras ni el "espiritualismo" En buena parte de lo que va del siglo XX, los viejos
años de Julio Herrera y Obes que, socialmente interpre- sectores de la sociedad siguieron marcando, con todo, su
tado, se halla encañonado contra las capas más recientes. peso en las costumbres y en la cultura.
En cambio, con los nuevos ricos de la industrialización de
principios de siglo el proceso integrador ya no fue tan (125) Es el caso coso de
do Angel Floro Costa Costa. (1838), Aureliano Ro-
driguez Larreta
dríguez Larreta. (1843), Mariano Soler (1846), Juan Carlos Blanco
fácil yY la
fácil la misma
misma diferencia
diferencia de
de orígenes:
origenes: germano
germano yy anglo-
anglo- Justino Jiménez de Aréchaga
(1847), .Justillo Aréchage (1850) y1 de algunos otros.
escocés
esc~cés antes, P_redominantemente
predominantemente italiano después, agre- (126) Esto sea dicho sin detrimento de todas las precisiones que
gará algunas fricciones no sólo "sociales".
gara hay que
hay que hacer
hacer cuando
cuando se se habla
habla dede imperialismo
imperialismo enen elel país. Lo sustan-
país. Lo sustan-
incidencia on el Uruguay se configura, hasta l&
cial de su Incidencia la. segunda
Hasta que eso ocurrió, manteniendo el Patriciado las guerra mundial,
guerra mundial, en en elel proceso referido
referido pero en en cambio
cambio no no eses posible
de la conducción politica
riendas de, social(124),
política y social (124), pudo mos- extender sin
extender sin falsificación
falsificación hash
hasta noeotros
nosotros diversos
diversos rasgos
rasgos que
que elel impe-
impe-
trar todavia
todavía una gran receptividad para algunos indivi- rialismo europeo o norteamericano adoptó en otras naciones de Ibero-
américa. Nacidos como fruto de la la. balcanización, pleonástico es decir
que no fuimos balcanizados.
balcanb:adoa. Habiendo incidido la acción imparialistaimperialista
sobre un país de economia monocultora, difícil es sostener que su in· in-
Vâzquez Acevedo, Ildefonso García Lagos, Carlos de Castro,
Vázquez Aurelio
C~stro, Anrelio fluencia se tradujo en ese proceso regresivo
fluencia regresiva monocultivador
monocnltivsdor que el im· im-
Berro, Juan
Berro,. Juan José
José dede Herrera,
Herrera, Zorrilla
Zorrilla de
de San
San Martín,
Martín, Aurelio
Aurelio Berro,
Berro, perialismo inglés o norteamericano impulsaron, o más directamente im-
Magariiios Cervantes y algunos más.
Francisco Bauzá, Mateo Magariños pusieron, en Argentina, Cuba, Puerto Rico y otros lugares. No teniendo
(124) Si se hace un rol de la clase dirigente politica,politica y cultural hasta hoy hulla, hierro ni petróleo, el obstáculo imperialista aa. la indus-
entre 1870 y 1900 se ve hasta qué punto la situación ha cambiado trialización se identifica con el mismo hecho de haber colaborado aa.
poco. Pueden considerarse descendientes "patricios" en ól él a Juan Ra- nuestro seccionamiento político
politico de las posibles zonas industriales ds
Magariíìos Cervantes (1823), Pedro Busta-
món Gómez (1822), Mateo Magariños la Argentina y Brasil. Y el mismo ''quantum'' “quantum” de explotación fue se-
Alejandro Magariiíos
mante (1824), .'l.lejandro Magariños Cervantes (1825), Juan José de guramente menor que el de todo el resto de Ibcroamérica Iberoamérica si se tiene
Aurelio Berro (1834), José Ellauri (hijo) (1834), Il-
Herrera (1832), Aurel!o “estado-tapón" y por añadidura, tan pequeño»
en cuenta que, como "estado-tapón" pequefio,
defonso García Lagos (1834), Carlos de Castro (1835), Josá José Pedro Ra- estratégicos superaba en mucho todo lo que se
su valor en términos estratéglcos S0
mirez (1836), Julio Herrera y O
mírez Obes
bes (1841), José Sionra
Sienra y Cairanza
Carranza pudiera extraer de él. Todas estas circunstancias ex;ilican, explican, en buena
(1843), .Alfredo
Alfredo Vázquez Acevcdo
Acevedo (1844),
(184-1), José Pedro Varela (1845),
(18-15), parte, el triunfo del empuje nacionalizador de tiempos de do Batlle y son
Ramirez (1846), Martín
Gonzalo Ra:mírez Martin Aguirre (1847), CadosCarlos Maria
María Rami·
Remi- también, como se sobrentenderá, anteriores a las formas que adopta adolltl
(1343), Francisco Bauzá (1849), D:tniel
rez (1848), Daniel Jloiuñoz
Muñoz (1849), Eugenio la presión imperialista desde el segundo cuarto del siglo actual. _Para Para
Garzón (1849), Luis Melián Lafinur (1850), E:luardo Eduardo Acevedo Dhz Diaz una
una' buena descripción de este último período,
periodo, el estudio de Vivian
V1V_'1¶1}
Zorrilla. de San !v!artin
(1851), Juan Zorrilla Martín (1855), Jesé
José Batlle y Ordoñcz
Ordoñez Trías:
Trias: "El“E1 Imperialismo en el Uruguay" ("Tribuna (“Tribuna Universitaria"
Universitaria
Eduardo Acevedo (1857).
(1856) y Edi.:ardo n9
TL9 5, abril de 1958).

120 --- -_.. 121


121

Ateneo ìì
“generación del Ateneo"
Los hombres de la llamada "generación Después de 1940 y de la Guerra Mundial N° aurr
NQ II aun
(1880-1885) habían sido, por lo menos en su gran ma- estas débiles presencias parecieron disiparse y el flaco hijo--
hijo~
“generación del 900"
yoría, de origen patricio. Los de la "generación patricio arribó a un estuario donde se confundió con pan-
(con las excepciones de Viana y de Herrera yY Reissig)
RےSSig)
pertenecen a la nueva burguesía inmigratoria, a la clase
i tanosas formas altoburguesas y tendencias plutocráticas-
plutocráticas.
crecientemente desembozadas. Pues es ley general que una
acomodada formada después de 1851 o a la clase estan- sociedad dinámica (y constituimos una, aunque no se crea)
ciera (Carlos Reyles) nueva también. la tendencia a fundar una selección en el nacimiento siem-
Se ha dicho que para la formación de una clase alta pre fracasa. Mucho más discutible es que fracasen las que que
con prestigio se requiere "dinero, más inclinación, más ¬ la fundan en otros títulos.
tiempo”. La fórmula parece exacta y, lejos de ser peyo-
tiempo". Políticamente, yy con esto termina la historia, el Patri-
rativa es estrictamente neutral: el segundo de los térmi- ciado tuvo todavía arrestos para darle sus jefes a las dos. dos-
“inclinación” carga cualitativamente una serie de im-
nos "inclinación" variantes que adoptaron en nuestro siglo los dos partidos.
partidos
ponderables nada fáciles de explicar. Los tres ingredientes tradicionales. Condición de todos los patriciados es produ-
existieron con relativa abundancia en la sociedad urugua- e-ug, cir sus disidentes yy tanto José Batlle y Ordóñez (1856-1929)
ya de nuestro siglo y si en algunos casos el tiempo era Herre-ra (1873-1959) tuvieron algo
como Luis Alberto de Herrera algo-
corto la cuantía económica compensaba la brevedad del de ello. El primero llevó al poder a las clases medias y
tercer término. Como sostiene Wright Mills: siempre hay abrió vías de desarrollo a la clase obrera de la ciudad. He-
una clase alta y siempre hay adiciones. origina-f
rrera, mucho más apegado que Batlle a su núcleo origina-·
En el Montevideo de los diez, de los veinte, de los rio, le dio al nacionalismo la base popular que había
habia per-
treinta, en sus casas de la Ciudad Vieja cada vez más dido o dejado desorganizar desde el fin de las guerras ci-
amenazadas por la pi-queta
piqueta o la oficina pública, en sus viles. A cierta altura de sus vidas los dos tuvieron que en-
todavia
quintas del Prado, en sus decrecientes estancias, todavía frentar, a su vez, la disidencia de aquellos grupos que en
la vieja clase siguió marcando un melancólico magisterio sus partidos resistían esta presencia de lo popular: Batlle
de modales, un invisible canon del gusto. El estilo del Pa- Ã después de 1910 yy Herrera después de 1931. Pero toda esta esta.
triciado remanente se fue refugiando en esporádicos bailes
privados, en algunos centros, en algunas salas polvoríen-
polvorien-
tas que se abrían raramente, en una nostalgia de "matro-
“matro-
i É
1
nueva cuestión es medularmente ajena a la plenitud pa--
tricia y su destino no tiene dilucidación aquí.
pa-

nas” expedida por cronistas de sociedad(127), en una li-


nas" I
1
teratura biográfica y genealógica aderezada por descen- 2
dientes. Se derrumbaron, entre tanto, algunos pequeños y J
orgullosos patriciados departamentales, que hasta no hace
mucho todavía eran visibles en San José y en Salto, yy to-
monte-vi-
dos sus aportes se nivelaron en la competencia montevi-
deana.
Como una aristocracia o un Patriciado implican, para
su plena vigencia, una aspirabilidad hacia ellos de los otros »=¬.-an e- \~
sectores sociales, un deseo de imitarlos y de entra1'
entrar en con-
tacto, todo ese mecanismo exige un rol canónico de impor-
tantes. No existió nunca entre nosotros una lista similar
“los cuatrocientos"
a la de "los cuatrocientos” de los Estados Unidos, puesto
que nada similar podría haber representado la tarifada
“guía social"
"guía social” de algún anuario.

a este respecto: "El


(127) Típico a. “El Breviario de la Patria."
Patria" (Mon-
dc Juan Carlos Garzón, págs. 11-17.
tevideo, 1938) de

122 -- -- 123·
123-
A p
P E
E N D
D I eC E
E sS

UN METODO PARA EL ESTUDIO

Desde hace bastante tiempo, la historiografía riopla-


tense se mueve entre el dato bruto y el esquema; oscila
“canteros” (de aue
entre los eruditos "canteros" que hablaba Zorrilla de
San Martín) lyy los brillantes teorizadores, que apenas pare-
cen moverse con un suelo bajo sus pies. Son tendencias
extremas pero, en cierto modo, tendencias polarizantes.
“sentido”
Unos manejan, o exhuman, hechos históricos cuyo "sentido"
pleno se les escapa, otros tienen fértiles ideas pero el mate-
rial con que tallarlas (si con la imagen de nuestro poeta
se sigue) no parece sobrarles. La diferencia (entiéndase
(entìéndase
bien) no radica, siempre, en la capacidad generalizadora o
en el caudal erudito. En unos, la urgencia politica
política de su-
brayar las significaciones actuales del proceso histórico los
lleva hacia un lado; en otros, la superviviente oscuridad en
torno a episodios y procesos capitales los arrastra hacia
el otro.
Que hay toda una tradición, una línea historiográfica
que escapa a esos extremos sería injusto negarlo; tan in-
justo como ocultar el mal que antes se subraya(128).

(128) Registremos, en lo que al el Uruguay toca,


tool, tres nombres:
francisco Banzá,
Francisco Bauzá, Pablo Blanco Acevedo y Juan Plvel
Pivel Devoto, Integran-
integran-
tes de tres
tree generaciones
¡enencionel historiográficas
historlogråficn distintas 'T
1 qae
que representan una
una.
labor capaz de manejar un amplio 'T 1 fresco caudal de datos 7y una uns in-
descntnña, su sentido. En la nueva generación
teligencia que desentralla zenci-ación results
result~

-.__ 125
Por más que su campo preferente sea el de la socio- ro Y
y unos comunes modos de vida, una psicología social
logia, el concepto de "clase
logía, “clase social"
social” representa una salida semejante, una cultura, una cosmovisión, unos valores par-
-posible
posible en ese conflicto, tan real, de generalidades yy minu- ticipados yy unas relaciones sociales internas más efectivas
cias. Puede significar un instrumento por el cual el hecho que las otras. Podrá aceptarse, incluso, que las deficiencias
»concreto se trascienda yy la generalizadora vaguedad se
•Concreto de identidad que arrojen algunos de estos rubros se com-
concrete. pensen con la nitidez de la presencia de otros.
En nuestra historia ocurre, sin embargo, que el de Optado así un concepto más laxo pero también más
-clase
clase social es uno de los términos más desatendidos o, si comprensivo, ya en los umbrales del tema, los peligros yy
se quiere atenuar esta afirmación, menos sistemáticamente las posibilidades de cualquier procedimiento se compensan
atendidos. En este sentido es justa la afirmación de Fran- hasta el punto de desazonar
desazonar(130).
(130). ¿Cómo, sin saber lo
cisco R. Pintos, que es quien en el Uruguay ha intentado “patricios”, encon-
que son esos incógnitos seres llamados "patricios",
con mayor voluntad, sino siempre con mejor fortuna, uti- trarlos en la etapa inicial de nuestra historia? Y
Y ¿cómo sin
lizarlo. Y, como también éste sostiene: mientras el estudio haberlos
~aberlos encontrado, tener una firme seguridad empírica,
de los móviles económicos se consagró tempranamente en inductiva, de lo que son?
mductiva,
'nuestra
nuestra historiografía con la obra de Mitre, con el de las Desde Dilthey hasta nuestros días, la viva conciencia
clases no ha acontecido nada similar (129).
similar(129). de este problema es común a todas las disciplinas histórico-
Supóngase entonces que alguien quiere explorar esta culturales o, con latitud, humanas. ¿Cómo lograr los con-
vía; que alguien desea llenar este vacío. Inicialmente se en- tornos de un concepto o de un valor históricamente encar-
contrará con dos diferentes modalidades con que emprender nados si no los inducimos de unos determinados fenóme-
su tarea. Podrá usar un concepto definitorio yy dogmático de nos del mundo real? Pero, si así hemos de hacerlo ¿qué
“la clase";
.,'la clase”; podrá recurrir, por el contrario, a un manejo guía, qué aguja de navegar previa podemos usar para sa-
descriptivo, esencialmente arbitral, de los distintos agluti- ber de qué material los induciremos (o en qué materiales
'nantes
nantes con que una clase puede ser configurada. Se encas- los confirmaremos) si no son aquel mismo concepto, aquel
tillará en un solo elemento-causa, del que todos los <lemas
demás -i-
serán consecuencia o recurrirá en cambio (y así se hará en ' (130) Propuesto
Propm'-sto su estudio por la redacción de ''Tribuna
“Tribuna Uni-
'Uni-
'lo que sigue) a esa diversidad que alinea intereses comu-
·10 versitaria", el concepto
v~rsitaria", el concepto del
del "patriciado"
"patriciado" carece
carece de
de la
la má.s
mas minima
minima pre-
nuestra, historiografía o en nuestra investigación social. Es
cisión en nuestra
.nes,
_nes, una similar posición en el proceso productivo, deter- as. título entonces de desafio,
desafío, palabra tan a la moda, que he hs aceptado
minado nivel de ingreso y de necesidades, un común géne- medir con él mi esfuerzo. Quiero subrayar, pues, que se trata de un
orbe virtualmente inexplorado y que las conclusiones a que en torno
a él se llegue han de ser, soy el primero en saberlo, forzosa y extre-
cxtremadamento promisoria la labor de Gustavo Beyhaut y de Juan
-extremadamente madamente controvertibles. Un estudio má.s más cauto
canto del tema, más de-
.Antonio
Antonio Oddone. Eduardo Acevedo, el má.s más importante estudioso de la deberia importar una exploración exhaustiva de muchas fuen-
morado, debería
generación posterior a Bauzá.
Bauzã. y anterior a Blanco, fue, sobre tOd?.
todo, un tes de nuestra historia social que apenas han sido tocadas, y nunca nunc~
preparador,
préparador, un organizador de materiales, como él mismo lo reconoció sucosorios, memorias, versiones parlamen-
sistemáticamente: expedientes sucesorios,
'honestamente al dar el nombre de "anales"
·honestamente “anales” a su obra mayor. tarias, correspondencias conservadas, libros de comercio, cuadros catas-
((129)
129) En el libro "De “De la Dominación Española a la Guerra trales del pais, protocolos notariales, necrologías, genealogías,
tráles genealogíss, •“cróni-
'cróni-
Grande" (Montevideo, 1942). Adelanto desde aquí aqui que, con el fin de cas sociales" (desde que existe existo este singular "género")
“gónero") y, práctica-
aliviar a un trabajo, que no tiene nada de "técnico",
“técnico”, de un pesado mente todo lo conservado en los Archivos de los Juzgados de lo Civil,
aparato de referencias, se prescindirå,
prescindirá. de ellas salvo unas pocas ex- de los Registros parroquiales, de la Escribanía
Escribania de Gobierno yy Hacienda,
›cepciones. Pero antes debo seilalar
•cepciones. señalar mi deuda con los numerosos ele- etc. La extrema dificultad del tema se precisa, entonces, si se recuerdo¡
recuerda
mentos quequo he tomado de Pivel, especialmente de ''l!.aices
“Raices coloniales la casi total ausencia de investigaciones que pudieran auxiliar su tra-
de la Independencia Oriental", de "El “I-il Congreso Cisplatino"
Gisplstino" y de yecto. Leyendo no hace mucho “La ''La élite del poder"
poder'' de C. G. Wright
“Historia de los Partidos y de
''Historia do las ideas politicas en el Uruguay''.
Uruguay". El MUls
Mills yy sobre todo su imponente aparato referencial, comparaba el cau-
'reconocimiento debe extenderse aa. los dos libros de Carlos Ferrés
-reconocimiento Perrés sobre dal de estudios que el sociólogo norteamericano ha utilizado
·dal utilliado con nues-
“Epoca Colonial'',
"Epoca Colonial", a "El
“El Gobierno colonial en el Uruguay" de do Pablo tra. absoluta parvedad de un material semejante. Y aun su propia si-
tra
'Blanco Acevedo, a los repertorios biogrâficos
·Blanco biográficos de Isidoro de Maria yY tuación le lleva a Milla Mills a quejarse de muchas lagunas en el previo
María Ferná.ndes
de José Maria Fernández Saldaila,
Saldaña, a las monografías
monografias genealógicas
goneslóglcas de caudal del ''research''
“1'08o81'oh" yy as llegar, aunque esto no lo acepte con tanta
'Luis E. B. Azarola Gil y1 a los informes de Maillefer
Maillafcr publicados en la lealtad, a conclusiones que, por convincentes que sean, scan, aparecen no po-
“Revista Histórica" del Museo Histórico Nacional.
"Revista voces bastante menesterosas
cas Teces monestcrosss de fundamentación.

:126 _.
T126 -e --- 127
mismo valor, ya plenamente perfilados los que nos orien-
ten? ¿Cómo buscar lo que no sabemos y cómo saber cabal- 1 te sencilla:
te sencilla: muchos
muchos de de estos
estos actos,
actos,'muchas
muchas de de las
los impulsos que los cohonestan pueden no haber sido ca-
las ideas
ideas o0
mente lo que todavía no hemos buscado?buscado?(13l).
(131).
Es habitual decir que el dilema puede romperse por racterísticas de una postura patricia sino otra cosa. Pueden
haber sido dictados externos de la circunstancia, pueden
un procedimiento de "tipo “tipo circular" y la práctica no hace
otra cosa. Se comienza con una noción previa; se entra con
ella en la materia de los hechos, de los fenómenos. Se
i haber sido el repertorio (conmutable, reemplazable) de lo
que esos hombres tuvieron que hacer b,acer por otras especifica-
corrige aquéllas, se ve si "funciona"
“funciona” pues, liminarmente, ciones que llevaban, por otras calidades más amplias o más
pcrcibirse lo contrario. Si, por el contrario resulta
puede percibirse “patriciosorientales”.
limitadas que las de ser "patricios orientales". Por las de
efectiva, se organiza con ella, se deslinda la masa empí-
efediva, empi- ser, por ejemplo, sudame·ricanos,
sudamericanos, seressé:es humanos, letrados,
“círculo” se con-
rica. Se va cada vez más a lo hondo: el "círculo" militares o estancieros, ávidos o dadivosos, enfermos o sa-
nos, Juan Pérez .-oo Tomás García. '
vierte en "espiral".
En el caso del Patriciado, el trayecto no puede reco-
1 1 Sin desconocer, con todo, que cualquier "tipo “tipo huma-
rrerse de otra manera. no” (psico-físico o social) se integra y se sostiene en una
no"
Comienza con el uso del término en la experiencia his-
de haceres o condiciones más generales, es evidente
serie d,e
tórica universal, con la acepción generalizada que sobre su que tenerlos en cuenta para contrastar contra ellos una con-
significación existió en aquellos ámbitos sociales en que fue wL't:L;
“patricias” es cosa muy diferente de
ducta o una ideología "patricias"
empleado. Pueden, en nuestro caso, ayudarnos (aunque muy hacer de la 'condición “patricia” la suma bruta 'y
condición "patricia" azarosa
y ·azarosa
precariamente) las pistas que el uso local de la palabra de todo lo que es específicamente tal y de todo ese resto
ofrece. -condiciones, haceres- que en cierto modo la envuelven.
Supongámoslo ahora fijado. Lo contrastaremos con el Pero el previo trabajo es inevitable si si queremos.
queremos mane-
jar un concepto histórico lleno de real validez local local- y no
re-pertorio de actitudes, gestos, palabras, hechos, que nues-
repertorio
uno de esos "tipos
“tipos ideales"
ideales” genéricos e inamovibles (De-
tra clase dirigente inicial (ya nos hemos situado en ella)
puede ofrecernos. Rectificando, enriqueciendo aquel pri- mocracia, Burguesía, Imperialismo, Proletariado y tantos
mer concepto con todos esos elementos, trabajando inducti-
otros) que
otros) que son
son la
la delicia
delicia de
de los
los grandes
grandes esquematizadores.
esquematizadores.
vamente para lograr sus rasgos generales, no renunciando Pero aun todo esto no será bastante. Si este estrato
“imaginando”, llenando los
nunca a la noción inicial y guía, "imaginando", “patricio” quiere concretarse, "poblarse",
social "patricio" “poblarse”, es forzoso
claros (que esto también tiene que hacerse), llegaremos de recurrir al método biográfico, desafiando e1 e-l riesgo (aue(que al-
“fisiognómica”, a una fisonomía del Pa-
algún modo a una "fisiognómica", biográƒtca de-
guien señalaba) de llegar a una teoría biográfica de la so-
ciedad Y y de la historia bastante cándidacándida(l32)_
(132). Con una
triciado que ha de ser la clave prologal, inevitable, de to-
do futuro desarrollo. comunidad tan reducida como nuestro país y una clase di-
Las ambigüedades, sin embargo, no concluirían aquí, aqui, rigente tan corta como la de nuestro siglo pasado, la ten-
tautologia reunir todos los
puesto que representa una pura tautología tación (y con ella el riesgo) es mayor, pero también ma-
actos económicos, políticos, culturales o privados de los que yor la retribución en términos de humanizar el rótulo o
“patricios” y afirmar sobre ellos que son la
consideramos "patricios" el todavia vacíos de la clase y, ni qué decirlo, de de-
~l molde todavía
economía, la política, la cultura o la vida privada del jar una menor distancia entre el lote individualizado yy
Jar
Patriciado. la clase total.
La explicación de esta necesaria cautela es relativamen- Este método biográfico que he he- intentado, tropieza, a su
vez, con grandes escollos. Los repertorios biográficos son
(131) ParaPere &clarar
sclsrsr esto, el ejemplo clisico
clásico de la
le ciencia esté-
este- escasos Y
esca.sos y malos, presentan graves vacíos, son variada-
tics, ¿Cómo saber lo
tica. 1° que ea
es "belleza", no 7a
ys como un "apriori"
“spriori" de- mente tendenciosos, dejan elementos de origen familiar, for-
sistems general
ducido de un sistema genersl sino como una
uns revelación de los mismos tuna Yy educación sin mención alguna. Todo rol, toda lista
objetos que la ls. portan, si no sabemoa
sabemos por ese mismo e irremisible
“spriori” en qué
"apriorl" que objetos hemos de buscarla
buscsrls o, mejor, qué
que hemos de que se elabore, ha de ser lo suficientemente amplia y a la
buscar en ellos, as qué que experiencia
experiencis de ellos hemos de darder el nombr•
nombro
estetica/I
de estética? (132) 0- Wrlght
C. Wright Mills:
Mills; “La élite del poder"
"La. (México, 1957)
pág. 263.
128 --
-- 129
vez limitada, pero no hay ninguna
ningima medida canónica
canónìca yy nin- Que
Que todo
todo el el catálogo,
catálogo, másmás allá
allá de
de veinte
veinte oo_ treinta
treinta nom-norri-
guna enumeración preceptiva yy razones habría, por ejem- bres sea
bres sea discutible,
discutible, no no debe
debe extrañar.
extrañar. Si es difícil
S1_es dificil hoy ubi-
hoy ubi-
plo, para que la colección de personalidades con la que aquí car ~ alguien que conocemos en un matizado
car à alguien que conocemos en un matizado sector social, sector social,
se ha trabajado, se duplicara o se redujera a la mitad, o mucho
mudm más más embarazoso
embarazoso tienetiene que
que resultar
resultar reunir
reunir en en una
una
para que esos nombres fueran sustituidos por otros, por lo constelación
¢°nste1a¢i6n coherente,
coherente, yy aa siglo
siglo yy medio
medio de de distancia,
distancia, gen-gen-
tercio(133).
menos en un tercio ( 133) . tes
tes dede cuyo
cuyo conocimiento
conocimiento tantas
tantas lagunas
lagunaã tenemos.
191193105-
Con
Con laslas falibilidades
falibilidades queque esta
esta lista presenta, es,
lista presenta, GS, con
C011 to-
f°“
Mii
do, posible rastrear
do posible rastrear en en ella
ella algunos
algunos elementos ~omunes ca-
elementos comunes ca-
(133) Las ochocientas biografias “Diccionario Uruguayo d•
blograrias del •'Diccionario de racterizantes
Biografias" (Montevideo, 1945)
Blografias" 1945) de José Maria Fernálldes Fernandes Saldalia
Saldaña no raóterizantes y y así
asi se
se han
han tomado
tomado en en cuenta
cuenta siete
siete elemen-
elemen-
tos.
tos Son ellos: la clase y condición social de los ascendien-
Son ellos: la clase y condición social de los
libres de una acentuada tendenciosidad
están libr11

turo Sca.rone,
tuto
tendenciosidsd partidista sobre ser toda•
rorsosamento, sintéticas. De las •'Efemérides
ellas, torsoaamente,
Sterone, apenas puede extraerse
todavia los cuatro tomos y
son todavía
“lliemérides uruguayas",
utraerae alguna rechr..
y las cincuenta y
uruguayas••, de Ar·
fecha. Mucho más útiles
y una biografias
todos
Ar-
\\tilea
“Bas-
biografías de ":Ras·
i tes·
tes; su
su
su nacionalidad;
nacionalidad; la
su 'profesión
profesión yy actividades;
política ee ideológica
la cultura
cultura y
actividades; su su nivel
Y estudios
nivel económico;
economico; su
ascendien-
del Per_s(_ma.¡,e¡
€Studi,°S_de1 personaje;
filiación
su_filiac1o_n
gos blog:-áticos
&os hombres notables de la :República
biográficos de hombrea República Oriental del Uru· Uru- politica ideológica yy susu áctitud
actitud ante
ante los los cuatro
cuatro oo cinco
cinco epi-
eP1-
guay" (Montevideo, 1879-1896) de Isidoro de Maria,
guay•' Moria, pese a su can• can- sodios
sodios capitales
capitales de de la
la historia.
historia, nacional
nacional que que más
mas importaron,
1mP°1`tar°n'
dorosa ausencia de todo método. También son manejables las muchas que más definieron.
biografias singulares que se han escrito entra
blograriaa sinpla.rea entre nosotros, aunque este , _ Í.
Pero
Pero mismo
mismo estos
estos siete
siete elementos
elementos no no son
son :fáciles
faciles de de fi-
1-
género se ha concentrado en el Uruguay sobre una escasa docena (o
poco mis) mts) de personajes y muchisimos, muy interesantes,
y haya dejado muchísimos, jar. La
jar. La tipificación
tipificación por por fortunas
fortunas resulta,
resulta, como se compren-
CQII10 'SÉ C0mP1`en'
sin investigación alguna. De entre las ausencias sensibles del material derá,
derá, sumamente
sumamente imprecisa.
imprecisa. Los Los hábitos biográficos eluden
habitos biograficos elude!!
es especialmente importante la que se refiere al primer
ea priiner Patriciado arti· arti- ese
ese detalle
detalle como
como unauna entretela
entretela indecente.
indecente. En En la profesión Y
la profesion Y
guiata
Euiste que formó las diputaciones ae Buenos Aires yy los congresos !ni· ini- actividades
ciales
cial~a de la Patria Vieja: León Pérez, Bruno Méndez, Juan Méndez, actividades no no sese han
han tomado
tomado en en cuenta
cuenta lala obtención
obtención de de
José Revueltas, José Vldal,
Joae Vidal, Santiago Figuetedo,
Figueredo, Francisco Plá, Felipe l grados
grados militares
militares ni ni el
el desempeño
desempeño de de funciones parlamen-
funciones parlamen-
Cardoso, Pedro Casavalle, Santiago Sierra, Francisco Bruno de 11.iva· Riva-
rola, etc. Igualmente lo es respecto as, algunos saladerlstaa, saladeristas, comercian-
importantes en la gestión económica Inicial
tes y hacendados, figuras Importantes inicial
om; (Antonino
Costa (Antonino Domingo),
Domingo), Dfllz
nin (Antonio),
(Aflf°fli°). Diaz
Díaz (César),
(Gén-1). Egalia
Iinñs (Joa- (JN-
quin),
quin), Ellauri
Ellauri (Joaé),
(José), Ellauri
Ellauri (Plácido),
(Plácido), Errazquin
Iirrszquin (Manuel),
(Manuel), Estrázu-
Iistrâsu-
del pais: Francisco de Medina, Juan José y y Manuel Dur&n,Durán, Luis Go· Go-
detroy, Juan José Seco, José
defroy, Jose Mili
MILG. de la Roca, etc. ete. Lo mismo para algu- ns (mm), nstmuias y Lamas (sflnfiiasø). FHM-H<1°I (1-°=°HI°)› Flo·
las (Jaime), Estrázulas y Lamas (Santiago), Fern&ndez (Lorenzo), ¡`1°'
res
res (Venancio),
(Venancio), GadeaGadea (Lázaro),
(1-äIB¡°)› Gadea
GB-5°* (Santiago),
(3IH†fi&8°), Garcfa
Gfltie (Doroteo),
(Doroteo),
nas personalidades de la época Clsplatina, Cisplatina, de la Constituyente y de García do Zúñiga (Tomás), Garzón (Eugenio), Giró (Juan Francisco).
Garcia. do Zúñiga, (Tomás), Garzón (Eugenio), Giró (Juan Francisco),
las primeras presidencias: Luis B. Cavia, Tomis Tomás Diago,
Diego, Cristóbal Eche·Eche- Gómez
Gómez (Andrés),
(Andrés), Gómez
Gómez (Juan
(Juan Carlos),
Carlos), Gómez
Gómez (Leandro),
(Leandil-gw), Gregorio
Iïäïïgg
verriarza, Luis de la Torre, Francisco García Garcia Cortina, Agustin de Ur· Ur- Espinosa
tubey,
tu Bssilio Pereira de la Luz, etc. La lista
be~,. Basilio lists. ha sido elaborada fijand.>
fijando
¡gpmoss (Julián(Julian de),
de), Herrera (Luis de),
Herrera (Luis de). Herrera (Nicolás),
H¢1'f°NIfN¡°°_ ”)› Herrera
La una
y Obos
01,3; (Manuel), Juanlcó
Juanicó (Cándido),
(Ca-11fiïd°)› Juanicó
Jllfmïcó (Francisco),
(““°15°°)' Laguna gm
un hmlte
limite en el tiempo a fin de no diluir los contornos y extender el (Julián),
concepto hacia épocas en que ya no es una clave interpretativa interpretativa. ·'dt!l.
iútil. (Julián), Lamas
Lamas (Andrés),
(Andrés), Lamlis
Lamås (Diego),
(Dï°S°)› La.mas
L9-mas (José
(J°sé Benito),
Bemïzlmblg La·
mas (Luis), LapidoLspldo (Atanaslo),
(Atanasio), Larraliaga
Larrañaga (Dámaso Antonio), Laraueja Larrobla
Por ello
ollo se han tomado en cuentacuenta, los nacidos entre los primeros tlem· tiem- (Juan
pos de la Colonia (Pérez Castellano, 1743) y 1820. El conjunto rcsul· resul- (Juan Francisco
Francisco de),
de), Lasala
Lasa” (Francisco),
(Pmn°1sc°)' Latorre
Latorre (Andrés),
(Andres), Lavalleja(7Aveli
(Juan Antonio), Lecocq (Francisco), Lenguas (Pedro), Lerena (Avell·
tante tuvo actuación entre las Invasiones Inglesas y la Guerra Grande, no), Llambí (Francisco), Maclel (Francisco Antonio), Magariños (Fran-
abarca un conglomerado cuyos miembros más antiguos murieron haci•
abare& hacia no), Llambí (Francisco), Maciel '(I'iauc sco _ › I Í i (Ramón)
cisco)
01300), ?/Iartinez
Martgnez (Enrique), Martínez
Martinez (Juan Miguel),
M1š'~\¶1)› Massini
1.35511' (Ra.món),fiuñoå
los tiempos de Artigas y los últimos Integran integran la primera generación Miró '(Clpriano), Monterroso (José Bonito), Muñoz (Agustin), Muñoz
romantica
romá.ntic:> y una promoción que alarga su influencia hasta las dicta-
dicta• \ (Francisco Joaquin), Muñoz (José María), Nin Reyes (Federico), Obes
duras militares. Después de 1851 creo que se asiste aa. la disolnción disolución (Francisco Olivera
(Lucas), J-Damm), Munoz (Joseibmarlaxa
(Leonardo), Oribe (Ignacio), io? Oribe
Oryibe (Manuel),
(Manuel) , Otor·Otor-
del Patriciado y aa. la actuación de generaciones que, aunque todavía todavia gnés
(L“cas)' (Fernando), Pacheco (Jorge),
ohvem (Leonardo), PachecoC y Y Obes (Melchor),
of eP(%1n (Melchor) ,PagolaPa~ola
portan su Ingrediente,
ingrediente, ya son cualitativamente
cualitativamente distintas. Hechas esta' estas (Manuel), Palomeque (José (J°Ige'),l
precisiones, aquíaqui va la lista de ciento quince nombres: Acevedo (Eduar· (Eduar-
gués
(Mflm12\>›
(Juan
(Femand°)'
Pe1°“=°*1“° ('T°“é Gabriel),
Pacheco
Game): B;Perelra
°'° “. (Gabriel« Eduardo).
eciø y(Gabrie1 Antonio),
Antonio) Perez
mi ao), Pérez
Pérez
do), Acuña
do}, Acuña. de Flgueroa
Figueroa (Francisco), Aguiar (Félix Eduardo), Aguiar Juan Maria),
Maria), Pérez
Pérez (Lorenzo
(Lorenzo Justlniano),
Justiniano), Pérez
Perez (Lu;s
(LU-S “H 3 Pérez _
Castellano
t .
és,5*e'lano (Jos.\
(José :Manuel),
Manuel) . ll.equena
Requena (Joa.quin),
(Joaquin), :Reyes
Reyes (José , María),
(José 1
Mar1a),ñB-ã Ri·
(Juan José), Aguilar (Francisco), Agulrre Aguirre (Atanaslo
(Atanasio Cruz)
Cruz), Alvarel
Alvarez vera
(Julián), Anaya (Carlos), Antuña Antuña. (Francisco Solano de),' de), Araúch•
Arancha vom (Fructuoso),
(Fructuoso), Rodriguez
Rodriguez (Adolfo),
(Adolfo), Rondeau
Rondeau (José),(Jose), Salvañach
Sa va HC
(Cristóbal), Sayago (Santiago), Sierra (Pedro Pablo de la), Suárez
(Francisco), Artagaveytia (Ramón de), Arrascaeta Arrascaeta. (Enrique de), Artl· Arti- (Cristóbal)
(Joaquin), Sayago (Pedro),
Trápani (Santiago), Sierra (Pedro Pablo de le), Suárez
-M 'Trápam (Pedro) Vázquez (Santiago), Vázquez (Ventura), (Ventura).
gas (Josó),
(José), Barreiro (Miguel), Batlle (Lorenzo), Bauzá (Rufino), Ber· Ber- Vera (Jacinto), Vlana
$1°Í1“â_1,,;;1n1;0) Via,-19, (Francisco Xavler
Xavier de), Vida!
Vidal (Francisco Anto·
Anto-
múdez (Pedro), Berro (Bern2rdo (Bernardo Prndoncio),
Prudencio), Blanco (Juan Benito), Bonito), ef V!lardeb6
nino),
nino), viiamebó' (Miguel
'.
(Miguel -
Antonio),
Antoiiio), -
Vilardebó
Vilardcbó (Teodoro ' 1 Villa·
(Teodoro :Miguel),
M1guc),_ v'11-
1 ll
Blanco (Silvestre), Brito del Pino (José), Bustamante (Manuel Basi· Basi- demoros (Carlos), Villalba (Tomás), Zudáñez (Jaime de) y Zufriateguy
lio), Cáceres (Ramón gamma; (Carlos) › Villalba (TOHHS), Zud-'M92 (Hime de) y Zufriatcglly
(Ramon de), Calleros (:Manuel),
(Manuel), Castellanos (Florentino),
Castollsnos
Cas@-llanos (Francisco ncm;gio),
Remigio), Chain (Benito), Ch u carro (Alejandro),
Cbucarro (Pablo).

-__ 131
130 --
-› tarias ya que,que,-en¿
. en tiempos de -formas irregulares. de guerra
formas irregu,lares
.-Y y de gobiernos de "facto", “facto”, poco ayudan ambas. a calificar
_ la importancia de una persona. La identificación de actitu-
des en el último rubro comporta también varias razones
l de oscuridad,
oscuridad. Marcar un límite de edad a fin de saber los los ,
que no hemos de. tomar en cuenta ·para para examinar, por
._ ejemplo, las actitudes patricias ante el artiguismo o .el el ré-
-_ gimen cisplatino es prácticamente imposible: junto a Arti-
-_gasgas acudieron algunos casi adolescentes y otros, pudiéndo-
-_1o lo hacer -ya--ya sea por desconformidad, egoísmo o desinte- 11
rés- no aparecen interviniendo, adoptando actitudes se-
ñalables hasta tiempos posteriores. En otras coyunturas o ã

_ en el artiguismo mismo, debe tenerse en cuenta dónde ha-


`%`
. lla el acontecimiento al personaje: hay .quienes quienes al encon-
trarlos 1811 en el Brasil o0 Buenos Aires aparecen siguiendo LAS GENERACIONES DEL PATRICIADO `
,wm-te
,una una línea política que sólo epidérmicamente
epìdérmicamente podría distin-
guirlos de los demás. Carreras existen, como la eclesiástica
en la que, por la misma naturaleza de las funciones pre- Con todas las cautelas que el resbaladìzo
resbaladizo concepto his-
ceptuadas, es dificultoso clasificar a sus integrantes en ac- “generación” imponga,
toriográfico de "generación" -imponga, es posible hablar de
titudes tajantemente definidas. Y en todos los casos casos, por una primera
'una primera generación patricia(134) que debe compren-
._ último,
ultimo, es prácticamente imposible medir el grado, la 'tem- tem- der a los hombres nacidos hasta 1775. Ellos son: José Ma-
Peratura de la adhesión, su continuidad. Casi todo el Pa-
peratura nuel Pérez Castellano (1743-1815), Francisco Antonio Ma-
triciado estuvo
triciado estuvo sucesivamente
sucesivamente en en pro
pro yy enen contra
contra de
de la
13 Cis-
C15- ciel (1757-1807),
(1757-1B07), Jorge Pacheco (1761-1833), Manuel Ca-
platina; casi
platina; casi todo
todo estuvo
estuvo concon el
el artiguismo
artiguismo peropero casi
casi nadie
nadie lleros (1763-1847), José Artigas (1774-1850), Francisco X.
estuvo hasta
estuvo hasta el e1_fi_n con Artigas;
fin con Artigas; enen la
la alineación
alineación dede la
la Gue-
Gue- de Viana (1764-1820), Dámaso A. Larrañaga (1771-1848),
rra Grande
rra Grande decidieron
decidieron en en la
la actitud
actitud dede algunos
algunos las
las circuns-
circuns- Jaime de Zudáñez (1772-1832), Miguel A. Vilardebó (1773-
_anc1as del
~ancias del azar,
azar, elel lugar
lugar dede residencia
residencia oo el el asiento
asiento de
de los
los 1844), Fernando Otorgués (1774-1831), Nicolás Herrera
intereses.
mtereses. ,ll (1774-1833), Juan Francisco de Larrobla (174-1842), Luis
Pero como se decía antes, aun para obtener este nú- E. Pérez (1774-1841) yy José Rondeau (1775-1844).
merdaìiea
nes hay
mero lfiïimfafiã
š
de biografías s decíapo dantes'
y poder 3-un para
er realizar sobre°1Ítener.eSte'”n.ú_
el las induccio-
él inducció- ' Bajo el régimen colonial vivieron todos los nombrados
nes_ hay que tener una previa idea de lo que el Patri- parteede
la mayor parte Invasiones Inglesas fue-
de sus vidas; las Invasiones.
ciado es. ron para todos un acontecimiento decisivo. Los integrantes
·cultos
'cultos de la nómina se formaron en ese tornasol de Esco• Escoe

(134) Slg<>,
Sigo, por resultarme la más convincente, la mejor fu:ul:i.- fundzv-
ble, la
ls menos refutable, la ordenación generacional que toma. toma en cuenta
periodos
períodos de quince afios
años y hace coexistir, . en "contemporaneidad",
_en “co_ntemp0raneida.d",
cuatro y hasta cinco generaciones distintas "i y` en diferente posición: cre-
cíendo
ciendo (hasta
(liasts los 15 años);
años), !orinándose
formándose (15 (151.a 30), luchando por la
primacía
primacía. (30 aa 45), dominando (45 aa. 60), ba.tiéndose~ batiéndose· en retirada (60
a 75) y ya desaparecida
desaparecida. o totalmente marginal '(despuós.de (después. de '75).
75). Este
esquema, no niega, por supuesto, innumerables
esquema individuales
Innumerables excepciones Individuales
y formulado, como lo es, sobre la situación oecldental occidental eul'o:!Jea
europea debe res-
rea-
justarse en sociedades Inmaduras
inmaduras y y periféricas, en las Q.ue que el ritmo de
i sucesión y, sobre todo, de Iniciación
iniciación generacional
generacional-es es mucho más rápido.
En la.
;En primera generación que se.
1a.,_primera se construye.
¢0nstruye- les los dos nombres iniciales
quedarlan
i1ued_a.rísn estrictamente
estrictamente fuera
fueraide de ella,
ella., pero se trata.trata 'de una· excepció!Í
“de uns excepción
meno;-,' y por muchas ra.zones,
menor, razones, aceptable~
aceptable. - ' f . . 1
l32_.
132 - C
--- 133
\

lástìca e Iluminismo, de argucia y de amor a la ciencia,


lástica Sin diferencias sensibles de formación cultural con la ante-
que es tan característico del XVIII americano yy español
españoL rior,
!'i0r, el llamado que hacía a la ambición una sociedad des-
Participantes en la Revolución de Mayo y en la época éP0¢fl de quiciada supone una mayor variedad de destinos indivf- indivi-
Cruzada de
Artigas, eran maduros cuando la Cisplatina y la cruzada duales, vidas más llenas de alternativas, color y obstáculos.
los Treinta y Tres. Batidos por otra generación durante las Puede contarse entre 1790 y 1805 otra generación que
dos primeras presidencias, murieron a través de la Guerra comprende P~dro Pablo de la Sierra (1791-1842), Rufino
comprende' a Pedro
Grande todos los que habían sobrevivido hasta ella, pero, Bauzá (1791-1854), Francisco Acuña de Figueroa (1791-
aun en este caso ya eran figuras del pasado, ya eran restos 1862), Juan Francisco Giró (1791-1863), Manuel Oribe
dejados en la orilla por la tormenta. Todos ellos también, (1792-1857), Lorenzo Fernández (1792-1852), Francisco So- S0-
con las excepciones de Otorgués, Nicolás Herrera y, natu- lano de Antuña, (1792-1858), Juan José Aguiar (1792-1871),
ralmente, Artigas, constituyen figuras esfumadas, sin brillo, Luis Lamas (1793-1860), Leonardo Olivera (1793-1863),
discretas y hasta oscuras. Santiago Sayago (1793-1863), Lázaro Gadea (1793-1865),
De 1776 a 1790 se desplegó otra ganeración que contó Santiago Gadea ((1794-1849),
1794-1849), Gabriel Antonio Pereira (1794-
entre sus roles a Francisco Aguilar (1776-1840), Francisco 1861), Francisco Araúcho (1794-1863), Francisco Magariños
Juanicó (1776-1845), Carlos Anaya (1777-1862), Francisco ((1795-1855),
1795-1855), Ignacio Oribe ((1795-1866),
1795-1866), Eugenio Garzón
Remigio Castellanos 0 779-1839), Enrique Martínez (1779-
(1779-1839), (1796-1851), Ramón de Artagaveytia (1796-1852), Francis-
1870), Lucas Obes (circa 1780-1839), José Benito Monte- co Antonino Vidal (1797-1851), José Brito del Pino (1797-
rroso (1780-1838), Manuel V. Pagola (1781-1851), Andrés 1877), Cipriano Miró (1797-1890), Agustín Muñoz (1797-
Latorre (1781-1860), Joaquín Suárez (1781-1868), Julián 1897), Ramón Massini ((1798-1854),
1798-1854), Atanasio Lapido (1798-
Laguna (1782-1835), Pablo Zufriateguy (1783-1840), Pe- 1859), Ramón de Cáceres (1798-1867), Andrés Gómez (1798-
dro Trápani (1783-1737), Silvestre Blanco (1783-1840), To- 1877), Atanasio Cruz Aguirre (1801-1375), Manuel Erraz-· Erraz-~
más García de Zúñiga (1783-1843), Juan A. Lavalleja (1784- quín (1801-1867), Bernardo P. Berro (1803-1868), Teodoro
1854), Fructuoso Rivera (1774-1853), Manuel Basilio Bus- Vilardebó (1803-1856), José María Reyes (1803-1856), Fran-
(1785-1867),
tamante (1785-1863), Antonino Domingo Costa (1785-1867). cisco Lasala (1805-1859), Tomás Villalba (1805-1886) y
José Benito Lamas (1787-1857), Lorenzo J. Pérez (1787- Juan Miguel Martínez (1805-1889).
1857), Santiago Vázquez (1787-1847), Julián Alvarez (1787- La mayoría de Jos los componentes de esta generación
1843), Francisco Llambí (1787-1837), Julián de Gregorio formaba apenas un grupo primicial
primicia! cuando el artiguismo
Espinosa (1787-1834), Miguel Barreiro (1789-1848), Juan (Oribe, de Cáceres, Olivera) y todavía seguía en calidad
Benito Blanco (1789-1843), Antonio DíazDiaz (1789-1869), José de promoción ascendente a la altura de la Cisplatina. Inte-
Ellauri (1789-1867), Ventura Vázquez (1790-1826), Juan gran otros, en cambio, la primera Constituyente (Massini
Joaquin Muñoz (1790-
María Pérez (1790-1845), Francisco Joaquín fue su miembro más joven) y ya actúan plenamente en la
1854), Pedro Lenguas (1790-1859), Alejandro Chucarro época de las primeras presidencias y la Guerra Grande.
(1790-1884) y Francisco Lecocq (1790-1882).
(1790-'1884) Puede llamársele "la“la generación de la división",
división”, aunque la
Fue esta segunda generación patricia la de la Inde- escisión política y emocional aparezca en ella más como un
pendencia y la Constitución, la de Artigas y la Cisplatina. dictado de las circunstancias que como una decisión delibe-
Los más jóvenes de ella tenían veintiún años en 1811; los radamente facciosa y no falten en sus miembros más re-
mayores treinta y seis; cuarenta cuando la jura los últimos presentativos esfuerzos generosos --o -o por lo menos aspi-
y cincuenta yy cinco los más viejos; cincuenta y tres los pri- raciones- de una reconciliación nacional. Culturalmente
Culturalrnente es
meros a la iniciación del Sitio Grande y sesenta y ocho los probable que sea la menos densa de todas las generaciones
postreros. En esta última coyuntura de la Defensa o el analizadas, como que fue la más tomada durante los años
Sitio, salvo unos pocos (Suárez, Vázquez, Anaya), los otros, de formación por el desorden revolucionario. Debe hacerse
aunque en menor grado que los de la generación anterior, la excepción, sin embargo, a este respecto, de algunos de
son figuras fuera de vigencia. Fue, con todo, una promoción sus últimamente nacidos: Bernardo Berro, José María Re-
de larga actuación histórica y la que dio el sector más yes y Teodoro Vilardebó. Con ellos la cultura, menos que
numeroso de
numeroso de creadores
creadores de
de nuestra
nuestra primera
primera constitución.
constitución. un repertorio de ideas `universales,
universales, se hizo un deliberado y

134 --- -- 135


honesto esfuerzo por 'comprender
comprender el país yy levantar
levantar* su lin- in-
-ventario
ventario geográfico yy humano. " 1 - `
- La última generación que se tendrá en cuenta estuvo
.compuesta por Félix Eduardo Aguiar ((1806-1844), 1806-1844), Carlos
Villademoros (1806-1853), Luis de Herrera (1806-1869), Ma-
nuel Herrera yy O bes (1806-1890), Joaquín E
Obes' gana (1807-
Egana
1876), Doroteo García (1807-1885), Venancio Flores (1808-
1868), Benito ChaínChain (1808-1869), Joaquín Requena (1808-
1901), Melchor Pacheco y Obes (1809-1855), Florentino Cas-
tellanos (1809-1866), Cristóbal Salvanach (1809-1876), Die-
š m
111
go Lamas (1810-1868), José Gabriel Palomeque (1810-1872),
Lorenzo Batlle (1810-1887), Leandro Gómez (1811-1865),
César Díaz (1812-1858), Cándido Juanicó (1812-1884), Ja-
cinto Vera (1813-1881), Adolfo Rodríguez (1814-1873), LAS OCUPACIONES DEL PATRICIADO
Eduardo Acevedo (1815-1865), Avelino Lerena (1815-1890),
Plácido Ellauri (1815-1893), Santiago Estrázulas (1815-
1898), Pedro Bermúdez (1816-1860), José María Maria Muñoz Se dijo que la multiplicidad había sido el signo de las
(1816-1899), Andrés Lamas (1817-1891), Jaime Estrázulas tareas de aquellas generaciones dirigentes. Hubo, sin em-
(1817-1896), Enrique de Arrascaeta (1819-1892), Federico bargo, en cada rubro un núcleo de vocaciones predomi-
Nin Reyes (1819-1886) y Juan Carlos Gómez (1820-1884). nantes. of _
Constituye esta generación la más precisada de todas Francisco Remigio y Florentino Castellanos, Julián Al-
las que se han recapitulado y, en puridad, la única que se varez, Eduardo Acevedo, Joaquín Requena, Francisco Araú-
ha intentado individualizar sobre el lote, un poco indiscri- cho, Francisco Llambí, Francisco S. de Antuña, José Ellau-
minado, de los hombres que la precedìeron.
precedieron. Se ha hablado Zudâñez, Adolfo Rodríguez fueron, sobre todo,
ri, Jaime Zudáñez,
así de "la “la generación de 'El Iniciador'"
Iniciador' ” (1838) y más re- sin perjuicio de ocasionales politicos
hombres de leyes, siri políticos o
cientemente (Pivel Devoto) de "la “la de 'El Defensor de las diplomáticos. En otros casos, yy son los de Nicolás Herrera,
leyes' " (1835).
leyes'" Lucas Obes, Carlos Villademoros, Andrés Lamas, Manuel
' Nació entre las Invasiones Inglesas y el fin de la re- Herrera yy Obes, José María Muñoz, Juan Carlos Gómez
sistencia de Artigas; formó los cuadros más decididos de la fue más acentuado e importante, en cambio, el hacer polí-
tentativa civilista de Oribe en 1835 y de la lucha antirro- tico, periodistico
periodístico o diplomático. '
sista desde 1838. En la que dio, con su pasión y su deci- Militares lo fueron casi todos en algún momento de su
sión, las tónicas de la Defensa y el Sitio grandes, fue pro- vida pero hay un núcleo más profesionalizado que forma-
tagonista del revuelto período “la fusión" y de las in-
p€:ríodo de "la ron, por ejemplo, Lavalleja, Laguna, Garzón, Enrique Mar-
tervenciones brasileñas y ya era vieja al iniciarse la etapa tínez, Ventura Vázquez, Rondeau, Brito del Pino, Latorre,
de las dictaduras militares. (Eran además tiempo.; tiempos en que Diego Lamas, Rufino Bauzá, Pagola,
PagQla, Pedro Lenguas, An-
los hombres se gastaban rápidamente.) Cultural e ideoló- drés Gómez, Ignacio Oribe, Miró, Agustín Muñoz yy algu-
gicamente es nuestra primera generación de signo román- nos más. En otros casos yy son los de Artigas, Oribe, Rivera,
tico: un romanticismo libresco en unos y vital en casi to- Flores, César Díaz y Melchor Pacheco y Obes el militar se
dos, civiles
dos, civiles yy militares,
militares, doctores
doctores yy caudillos.
caudillos. SuSu' liberalismo
liberalismo confundió inextricablemente con el político, el hombre de
recibió también
recibió también este
este sello
sello romántico
romántico yy estuvo
estuvo muchomucho más más estado o el caudillo.
abierto aa las
abierto las especificaciones
especificaciones diferenciales
diferenciales deldel pais que fa.
país que la Santiago Vázquez yy Bernardo Berro dan, el primero,
generación que le siguió. ~ si 7 ' 9 un eouilibrio
equilibrio entre
entre el periodismo yy la intensa afición polí-
tica; el segundo completa
completa' ambas.
ambas con la proclividad'
proclividad litera-
ria yy la gestión ganadera. La inclinación a las letras cons-
tituyó el
eI rasgo característico de Acuña de Figueroa pero
136 --. ~ 137
--
también estuvo presente (y con general poca fortuna) en dero y comerciante, en 1825 y Ramón de Artagaveytia, lan-
Arrascaeta
Arrascaeta, Araúcho
Araúcho, Villademoros, Melchor Pacheco Y y chonero, comerciante y militar durante el Sitio Grande.
Pedro Bermúd~z
Obes, Peru'.o Bermúdez y Juan Carlos Gó~z. Gómez. En Andrés El servicio militar y la gestión agropecuaria se dieron
Lamas la curiosidad histórica emergió, en el correr de los en Ignacio Oribe, Atanasio Lapido y Joaquín Egaña (que
años
años, como el trazo esencial. Fueron memorialistas
memorialìstas de suS11 Largo)-
llegó a poseer cincuenta leguas de campo en Cerro Largo).
vida'
vida, de
de algún
algún episodio
episodio de
de ella,
ella, oo de
de su
su tiempo,
tiempo, Larrañaga,
Larrañaga, Otros dilapidaron en la gestión pública, y fue el caso de de»
Ant¿nio
Antonio y César Díaz,
Diaz, Carlos Anaya, Ramón de Cáceres, Rivera y Suárez, grandes fortunas agropecuarias. Algunos
Antuña y Brito del Pino. patricios recurrieron en momentos difíciles de su vida a va-
De nuestros periodistas, tal vez los más conspicuos Y y riedad de quehaceres: Rufino Bauzá se hizo chacarero en
persistentes hayan sido Antonio Díaz y Juan Carlos Gó- alguna ocasión; Carlos Anaya y Francisco J. Muñoz fueron
mez; la prensa, en el período especificamente patrici~
periodo específicamente patricio .no
no burócratas, saladeristas, estancieros, comerciantes y políti-
tenía todavía
todavia la importancia que, como instrumento pohtico
politico cos (todo en forma bastante esporádica) y hasta repartidor
adquirirá después de 1851.
callejero de pan tuvo que ser el coronel Ramón de Cáceres,
La vocación científica
cientifica no faltó en algunos: geógrafos, de- Pacheco y Obes.
oficial de Artigas y víctima de·
matemáticos, naturalistas, etnógrafos o simplemente estu-
diosos fueron Larrañaga y Pérez Castellano, Francisco Xa- Algunas figuras del Patriciado tuvieron, sin desmedro
vier de Viana, José María Reyes y Egaña, Massini y Teo- de una intensa actividad política, base sustancial ganadera.
doro Vilardebó. Garcia de Zúñiga, el de Luis Eduar-
Tal es el caso de Tomás García
Muchos patricios desempeñaron funciones administra- do Pérez, el de Gabriel Antonio Pereira. Otros combina-
tivas civiles y militares pero fue tal vez Tomás Villalba, el ron una participación política muy notoria con iniciativas
patriarca de nuestra vieja administración, el más especia- renovadoras en materia económica. Así lo hicieron Jaime Jaime-
lizado en ese quehacer. Estrâzulas en colonización con su "Sociedad
Estrázulas “Sociedad de Fomento",.
Fomento”,.
La vocación pedagógica constituyó un verdadero apos- Federico Nin Reyes y Francisco Lecocq actuando como pre-
tolado (manso y desleído también) para un patricio de los estancieros.
cursores de la industria frigorífica y algunos estancieros
últimos tiempos: Plácido Ellauri, "Don “Don Plácido", pero asi- iniciando experiencias (generalmente ruinosas) de refina-
mismo resultó preocupación central del grupo de los clé- ción de ganados. Un grupo, militar en su mayor parte, po-
rigos de la Independencia: Larrañaga, José Benito Lamas, seyó estancias que fueron habitualmente descuidadas o só-
Lázaro Gadea. Figuras posteriores: Lorenzo Fernández, Jo- lo atendidas en determinados periodos
períodos (Barreiro, Otorgués,
sé Gabriel Palomeque, Florentino Castellanos, aparecen vin-
Lìavalleja, Laguna, Lavalleja, Flores, Pagola y algunos
Lavalleja,
culados al prime·r
prime-r desarrollo de la "universidad
“universidad vieja"
vieja” y una
técnica tan específica como la taquigrafía tuvo un entusias- o ros .
otros).
ta en el simpático Ramón Massini. De los patricios del sector eclesiástico no todos se re-
La actividad económica fue sin duda predominante en dujeron al ejercicio estricto de su ministerio. Santiago Es-
muchos patricios que, sólo a regañadientes condesce~d~e­
condescendie- trázulas y Lamas fue también -y pintorescamente- poli-
--y pintorescamente_ polí-
ron a las exigencias de la política
politica o de los cargos admmis-
adminis- tico y médico-curandero; Monterroso, junto a Artigas y a
trativos. Fue el caso de Juan María Pérez, de Francisco Ramírez todo lo que había
habia que ser en tales situaciones. Más
Aguilar, de Francisco Lecocq, de Francisco Ma~ariños,
Magariños, de apacible, Larrañaga se redujo a ser hombre de ciencia y
Doroteo García,
Garcia, de Santiago Sayago, de Juan Miguel Mar- educador además de sacerdote y político de todas las con-
tínez,
tinez, todos muy ricos. Otros combinaron más buenamente temporizaciones. Los otros: Pérez Castellano, Gadea, La-
la actividad política con la comercial o industrial: así asi lo rrobla, Lamas, Vera, Lorenzo Fernández muestran ya un
hicieron a lo largo de sus vidas Lorenzo Batlle con su mo- quehacer mucho más especializado.
lino y Luis Lamas con su casa de comercio, y en determi-
nados períodos de sus existencias, Pedro Trápani, salade- Un tan largo y hasta tedioso despliegue e imbricación
rista, en 1828, Pedro Pablo de la Sierra, estanciero, pana- descriptivo, Permite
de actividades no tiene un puro valor descriptivo.

138 -- -- 139
ver
ver cómo
cómo es es casi
casi imposible.
imposible* individualizar
índividualizar sectores
sectores nítidós
nitidóš
·de
de ' comerciantes,
comerciantes › letrados,
letrados › estancieros,
estancieros, militares
militares Y Y como
°°m° lo 1°
en 828 .t?~os
. ,
común ._ . . l t dos
comun es es una
una multiplicidad
multiplicidad de de quehaceres
quehaceres que
que _enlaza 0
l1os sectores_ a través , - “ “ ' .._D'f'
representativa~ il-
los sectores a traves de de las
las figuras
figuras representativas D1f1cil-
1 icsea
-mente
,mente puede sostenerse,
sos-tenerse, frente a ella, que el P~t;1c:ado
' ` do
Pfltflcfa _ l sea
un puro
un puro rótufo
rótulo queque oculta
oculta clases s~bclases_ d1Slm11;s;
clases yy subclases disimiles, por po~
el . ' " ' aparecerseno
e érsenos
el contrario
contrario, esas
esas clases
clases yy subclases
subclases tienden
tienden aata_P§1` ¿ás am_ IV
poderosame~te integradas
poderosamente integradas en en eseese conjunto
conjunto Papatricio
1`1C1° más am-_
plio que se trata de examinar.

DESAMPARADOS” Y LOS
LA "ESTANCIA DE DESAMPARADOS"
' GARCIA DE ZUÑIGA

_ No existe, seguramente, mejor ilustración, mejor tes--tes-


t~monio en vivo de la formación de la riqueza estanciera en
txmonio
el Uruguay que el de la historia de la familia García de
. Zúñiga y sus bienes(135).
bienes (135).
edad,
En 1720 llegó a Buenos Aires, con treinta años de edad,.
Alonso García de Zúñiga. Funcionario y militar español,
ocupó el cargo de Alférez Real, tuvo, como todos los hom-
bres de la
la- época, una larga descendencia y se dedicó al co-
co--
mercio, haciéndose dueño de grandes campos en los alre-
ciudad.,
dedores de Buenos Aires y de varias fincas en la ciudad.
Garcia de Zúñiga (1739-
Uno de sus hijos, Juan Francisco García
1815) se radicó en la Banda Oriental, donde se casó en
1777, aportando al matrimonio la muy importante cantidad
de sesenta y siete mil pesos en bienes maritales.
“Estancia de Nuestra Señora de los
Las tierras de la "Estancia
Desamparados”, o "Grande
Desamparados", “Grande de los Jesuítas",
Jesuitas”, que adquirirá,
habian sido concedidas a la Compañía
habían Compañia de Jesús por el Ca-
bildo de Montevideo, en medida ratificada por el Gober-
nador de Buenos Aires, Andonaegui, a raíz de la instalación
de la Orden en el país. Instalada en 1745 por el Padre Cos-
me Agulló, cubría, mal medida, unas ciento veinte mil

(135) Los datos en Ricardo Campos: ''El “E1 Brigadier General Dr.
Zúñiga” (Montevideo, 1946); Carlos Ferrés: "La
Thomas García de Zúfi!ga" “La
época colonial --- La Compafiía
Compañía, de Jesús en Montevideo" (Montevideo,
1919); M. G. E. T. Mulhall: "HandbOok
“Handbook of the River Plate" (Lon-
don, 1875).
1375), "Sucesión
“Sucesión Zúñiga" (Montevideo, 1898) con los escritos de
Angel
Angel Floro *Costa y Luis Enrique Azarola
Floro ·Costa y Luis Enrique Azarola Gil:
Gil: "Los
“Los Maciel
Maciel en
en la
¡A
historia del Plata" (Buenos Aires, 1940).

-_ 141
140 .S
1.40 .=
cuadras en nas mil pesos más (treinta mil) por la valiosa posesión. Este
cuadras _ en elel rincón
rincón- sudoeste
sudoeste del del' actual
actual departamento
deP31'fHm€Ht0
Santa Lucia
de
de curioso personaje, al que se ha mencionado como el hom-
Florida
Florida, entre entre los los ríosrios Santa
Santa Lucía Lucia GrandeGrande Y Y 'Santa Lucía
Chico bre más rico de la Banda en la segunda mitad del siglo
Chi ; los los arroyos
arroyos de de Arias
Arias yY Chamizo.
Cham1z°~ Llegó L1eg° aa contenerwntener XVIII, había
habia reclamado pocos años antes, en 1764, todo
en esa co yéépoca oca grandes
grandes cantidades
cantidades de de ganado,
ganad0. extensas
extensas plan- Plan'
taciones el ganado no marcado de la región como suyo, utilizando
ïlcieósiïes lìie trigo y maiz y una importante cantera de
de trigo y maíz y una importante cantera de cal,
081. como argumento el de ser el único ganadero que no em-
molino
molino yy un
un cementerio.
cementerio. Los
Los jesuitas
jesuitas la
la acrec~ntaron,
acrecentaron, agre-
HEW-
,
gándole por compra las tierras ' de San Gabriel riel Y, los cam- pleaba hierros. Se supone que consideraba intachable esta
pos de Pago la, siguiendo el curso de Santa, razón. Pero Alzáibar que parece haber constituido una ex-
gandole por compra'
pos de Pagola, siguiendo e curso las helras de ãÉnSSr¦iìtlá I Lucia
Lu::]ia
cuafenta Grande le_ cepción en lo que sería el estilo tradicional de los acauda-
al
al este.
este. Se Se calculaba
calculaba en en este
este tiempo
tiempo que tenia cuarentat le-
que tenia lados del pais
país (escaso despliegue exterior, protestas reite-
guas en cuadro, lo que equivaldría
guns en cuadro I lo que equivaldria a unas ciento cuaren a Y a unas ciento cuarenta Y radas de descapitalización) yy que, pese a ser ya viejo (había
cuatro mil ' cuadras.
adras. ., nacido en 1695), alardeando de sus infinitas tierras y ga-
Disfrutaba de
cuatllšisrftäitáäa de una una situación
situación muy muy especial,
especial, cubriendo
cubriendo el el
centro--norte nados aún deseaba más, mås, se había granjeado (por esa u
ntro norte de de loslos términos
términos de de Montevideo,
Montevideo. circunstancia ¢Íl`¢U1\5'¢an¢¡a otras
otr~s causas) la sólida hostilidad de la Junta de Tempo-
que _aunque nunca se haya observad~.
file --aunque observado- no 110 debe haber
_
sido . - -f que se ' ' en cuenta en a la ralidades. La Junta rechazó su oferta al ser consultada des-
sido ajenaajena aa la la asignación
asignación que se hizo.
hizo. TemdaTenida en cu t la de Buenos Aires (y esto aunque era más ventajosa) no
permanente amenaza que corambreros,
permanente amenaza que corambreros, indios, piratas Y indios, piratas. y siendo nada improbable, dadas algunas circunstancias, que
portugueses
portugueses ya ya implicaban
implicaban en en ese
ese tiempo,
tieI_uP0¿ pudo Pud° haber haber s1d~ sldcf haya existido colusión entre el cuerpo y el postor victo-
atendida
atendida la la especial
especial capacidad
capacidad de de los
los jesuitas
jesuitas (aunque(aunque aqm aqi-11
no rioso. Pero adjudicados que le fueron los bienes a García
no habíahabia "indios
“indios mansos" mansos” como como en en Paraguay)
P81'âS\1aY)_ para Para _en" en-
de Zúñiga, todo no paró ahí.
cuadrar
cuadrar aa la la población
población nativa nativa en en formas
formas defensivas
defensivas efica- efica-
ces Cien mil y pico de cuadras tenía
tenia la estancia de los je-
ces -como
-como se se probaron
probaron en en el el norte--
norte-« en en una
una curiosa
0U1`ì0Sa com- Com'
binación suitas y puesto a reclamar las suyas, compradas por seis
suítas
binación de de patriarcado
patriarcado'y y racionalización burguesa. . .
racionalización dburguesâsmmìos mil pesos, García
Garcia de Zúñiga exigió las que van hasta Man-
Expulsados
Expulsados los los jesuitas en 1767 de
en- 1767 de todos
to os los os dom1mos
del - jesuitas , dos” en _ savillagra y el Timote yy otras hacia los cuatro puntos car-
del Rey Rey de de España,
Espana, la la "Estancia
'Estancia de de los los Desamparados"
D_esampara en-
tró dinales: lo cierto es que cuando se le escrituran los bienes
tró en en el el lote
lote de de los los bienes,
bienes, no no tan
tan crecido
Cre°1d0 como 001110 se Se espe-
GSPG'
raba, las cien mil cuadras se habían multiplicado misteriosamente
raba que que tomó
tomó aa su su cargo
caI`g0 la la "Junta
“Junta de de Temporalidades"
Tempwalidadesn hasta abarcar una extensión de cuatrocientas tres mil.
con
con vista
vista aa su su administración
administración yY posterior D0Ste1`ï°1` venta. Venta' Una Una pro- pm'
Comprendian ciento doce leguas más de las primitivamen-
Comprendían
piedad
piedad de de esta
esta categoría
categoría no no suscitó,
suscitó, como como se~íasería de. de creerse,
creerse,
una te ofrecidas.
una competencia
competencia de de codicias
codicias yy no no fue fue dede mmediato
ínm€d1a'¢0 que que
Juan
Juan Francisco
Francisco García García de de Zúñiga,
Zúñiga, ya ya enriquecido
enriquecido en en el el co-
co- Algo similar ocurrió con el ganado. Cuarenta y dos
mercio,
mercio se se presentó
presentó ofreciendo
ofreciendo veintinueve
veintinueve mil mil pesos
pes0S por DOY cabe-zas exigía el comprador; pese a los indudables yy
mil cabezas
todo
todo de de los
los queque veinte
veinte mil mil (más
(más de de dosdos tercios)
tercios) se se des-
des- campos con cien mil ani-
múltiples robos se recibió de los camoos
tinaban
tinaban al al pago
pago del del ganado
ganado que que la la finca
finca contenía
contenía yy que que males. Tampoco la historia termina en esto y, a pesar de
García
García de de Zúñiga
Zúñiffa estimaba,
estimaba, con con exigencia
exigencia de de su su efectivi-
efectivi- tantas ventajas, García de Zúñiga tardó veinte años en pagar
dad
dad › en en cuarenta
cuarenta yy dos
dos mil mil cabezas.
cabezas. Sólo Sólo seis seis- milmil pesos
pesos' el precio; fue mandado ejecutar en 1787 y sostuvo un largo
`
ofe;taba,
ofertaba, en cambio, por el campo -en seguida se
en cambio, por el campo -en seguida verá
Se_Vera pleito con la "Mariscala"
“Mariscala” de Viana por los campos de Man-
con
oon qué imprecisiones- yy la tierra fue tasada al fin en savillagra y del Timote. Al fin de su vida, su estancia era
1772 én
1772 en seis
seis milmil trescientos
trescientos ochenta ochenta yy siete siete pesos.
pes0S- El E1 proce-
P1f0¢e" un enorme poliedro que cubría buena parte del actual de-
dimiento
dimiento se se prolongó
prolongó como como se se dilataba
dilataba todo todo lo lo colonial
colonial Y Y partamento de Florida yy que, partiendo de la confluencia
hubiera
hubiera sido sido aun aun más más demoradodemorado si si nono mediaran
mediaran razones razolnes de los dos Santa Lucías, seguía por Chamizo la margen de
de
de alguna
als-'una urgencia,
urgencia, como como ser ser lala dede que que looi
los peones
peones de de "LaLa Grande hasta Casupá; de allí tiraba al norte hasta los Ce-
Mariscala",
Marisïala”, el el super-latifundio
super-latifundio vecino vecino del del este,este, invadían
invadían rros de Illescas, se desviaba al oeste, buscando el Yi por
los
los camuos
campos abandonados
abandonados yy se se llevaban
llevaban el el ganado.
gBn_-'=1d0- ,__ los cerros y arroyo del Monzón, continuaba el Yi hasta el
En Ía la mitad de aquellas actuacione:> actuaciones le salió salio aa_Zuniga Zúñiga
arroyo del Timote, yy seguía desde éste, la línea de la Cu-
un
un competidor
competidor en en Francisco
Francisco de de Alzáibar
Alzaibar que que ofreció
0fI`@C10 ape- HPB'
--- 143
142
l42 --
chilla Grande hasta los altos del Santa Lucía chico, cos- primitiva, no es
primitiva no es pr0bab1e
b bl que ba-e
. d .
. teando después por el este el antedicho río. - ~es de
nes ~e pesos
inferior ell c~:p: p=la~~~ ~~~e~a~~idl~s
J n e. 1°S no
en våorcìrâiãâispêüiãiëegåìlcìnäílad
p;sos Vemte IYÚ110-
tpor m.illo-
veinte cierto
Cuando Juan Francisco ' ' de Zúñiga
García
Garcia '"
Zunlga " * en
murió
murlo en m:ferior en valor adquisitivo general a 1 d no por ~ierto
1815, 'después combatir contra las Invasiones Inglesas
después de éombatir Inglesañóy y sos
S05 que J Ja ks d ..,• os ,Sesen
sesenta 3 mil
11111 pe-pe-
ac on ~~b10 desembolsar por él en 1825 (136)
ver la ciudad en manos portenas, deJo casi medio millón
porteñas, dejó mi n Como Sfa ge? diišãloncfersïfìåïqlsar
Como ya se diJo no recib'. l por el en 1825036)- .
de pesos fuertes en los cuales sus doscientas ocho leguas
de pos, en
p°S› ende 1815,
1315» Tomás,
T0máS,García García ldéo d~o .;,. )~rueso de
Zedñigšdlesiïn estos cam-
dedesílos cam-
de campo (un medio millón de hectáreas) sólo represen- híjos Juan Fran.
hijos de Juan Francisco futur un~ga, .uno de los once Í _ ,_ 0 e os once
“estancia de la Calera",
taban cien mil pesos. La "estancia Calera”, el casco Calera Y Marq~és d 1 ºe Brigadier, Barón
y frustrado 1VÉåÍ,Ífi;ésUâ:1roC;3¿å)g()ad;_ïr,d Bašon de la
primitivo de cincuenta yy cinco leguas, fue tasada a cuatro- tre el gru grupo dC1 .- e ampo Verde. r e' Formó _°rmÓ en- en"
1812, en
1812 en eplo
el colffrefìstägclågosplsåïâgìdcìreì
e estancieros sostenedores de de Artigas
Artigas yy enen
cientos setenta yy cinco pesos la legua, lo que da poco másmas • correr de las pr ·
de un real por hectárea. Junto a estas tierras yy a otras para
P ara adquirir
ad . . en el Salto tier imeras uc
1uchas as _se
se lasas amañó
amañó
qumr en el Salto ti d ·
(chacras en el Colorado y en el Miguelete, estancias en- las de su padre·
las ad _ tamb"t ., d e:ras _raS dee magnitud mašnitudpsimilar similar a
tre el Olimar yy el Sauce), García de Zúñiga dejó dos- te
te ia
la mitaã
mitad de ~quel ~en dfsmentas
aëeaqãâbåên ~scientas leguas leguas Y
Y Pfacmamefl-
prácticamen-
cientos mil pesos en casas de ciudad (una proporción que su era la
supera 1 marca d eparPar amento.
am~nto. Las Las obtiene,
obtiene, Y y en
en esto esto
tenidapmuy
debe ser tenida muy en cuenta) yy cerca de doscientos mil Bartolomé
Baìtolomaé M
¡Irc/Feïca de e su su progenitor, Por
progenitor* por simple
Simple cesión
cesión de
dc
•,__
Zumga -. UH, un analfabeto
. . ena,
auxiliar al queque TomásT omas ' G •,', d
pesos en otros bienes. En ese resto formaban doscientos Z uniga aux1hara con do ._ 1 Garcia
arcia dee
siete esclavos, tasados a doscientos pesos cada uno yy de bidø
bido en en 1801
iaoi de ag Joa
fggqgif . s dm1Ã?1spe'SOS'
spe~os, yy que que las las había
había mi'
reci-
los que emancipó a diecisiete (casi todos viejos).
los nosos seguramente
nasos seguramente de dequin llenare lona
llenar
oria yy de
. de A Aïara' E
~ara. ESt°S› stos, afa'
afa-
Repartida su fortuna entre sus once descendientes, land” tentador ppara 1la expaãsišämlmçtvacm,
land" e 1.enorme vacio, el "no “no man's mamas
.
¿ado en el norte ara la desa a expansión _ _' lus't
usi ana que había • de-
buena parte de sus campos de Florida aparecen adjudi- ~ado_
. , en el norte la desaparició paricion dde las i an~ “estque .habia
' de-
cándose a su hijo Martín, aun la llamada Calera, a que Jesul/cas» no parecen haberse
Jesuitas" no parecen haberse d~ 7d las estanc1~s de los det _ ancias de los
alude el título que la Corte de Río de Janeiro otorgó a puramente nominales .
nominales como 11
como em.dooden
en11· en conces10nes
concesiones ' ~ tantan
las que A
las Azara t aa rearealizadaiza a aa Mena Mena. (Y (Y en
su hermano. Sólo diez años más estuvo esta parte del pa- rece que bajo una zara,iu;-:-nunespâcãaâãìšüyt
en este caso Y d. dichloh sea de__Pas0, . apa-en
trimonio en la :familia
familia yy en 1825, Juan Jackson compró re b . , le o sea de paso

estos campos de la Florida a trescientos pesos la legua tic~e yª~~f~~mª alduozruna poc? ddistinta a la del sociólogo' P~~~=
tico y reformador a rar_ d n aa a delsociologo prác-
tado rural")
tado rm.a1,,)_ El t
grano
El Otolggarrïentš · .
e Éu su "M Memoria
emona · sobre
sobre el el es- es-
cuadrada, redondeando un latifundio que algún testimonio
extranjero describió, diciendo simplemente que tenía vein-
Francisco X
Francisco X. .d de V?
Viana orgam1e~to
confirmadue fue 1ratif1ca_do_en
ratificado en 1805 1805 por por
· e iana, confirmado al - · ·
te leguas de largo. bremontedey meíïäaei;
pmceso Si "
siguió , 1låuïalaåos L~_ Ã 1809 O a ano Y l810 Slgmenfe
s1gmente
un de-morado DOF
por So- S0-
Inglés afincado en el país después de las Invasiones, proceso de mensuraen :~al~:os 1809 Y !810 un demorado
de Vigodet
de Vigodet de de 28 28 dde Yenero deqlìšlãulminafcoiå que culmina con el el decreto
decreto
Jackson constituyó el arquetipo de ese dinámico sajón que
Sarmiento soñó para regenerar sociedades yy que, efecti-
trega a Mena de ciento . e tene~o _ .deB 1811,, accediendo acce ie-n o a la en- en_
cien o cincu<>nta y s · 1 .
vamente, iría desalojando al Patriciado criollo, de origen das yv tasadas en m'l mil clncumta
t - Y
· S915
eis leguas
eguas deslinda-
des1mda-
13 legua)
la " e Pa"o a1 noven
en ~oven taa Y Y dosdos De pee"os
3 os (a siete ' pesos
Desos
español, de sus posiciones económicas. Enriquecido proba-
bleme-nte
blemente en el comercio de exportación y unido por ma- adeudados 2 éste y\~~~
a Iéìtgeo dehalgcf md menose nos de mil DGSOS pesos de su~ldos sueldos
A este dominišf aciìndole
A cien o1e merced merced del del resto
resto.
trimonio a la vieja familia de los Errazquin, su hijo Juan de Zúñiga, este quedominio que fue de Me
cubrâuìosueércllå Mena y sería • de· García
es ya hombre de empresa a la moderna y pisa fuerte en de Zúñiga, que cubría los t. . na Y sena de García
arroyos Arerunguá Arerunguá, Corumb. corumbé M ermmos M1:ar1Los'entre el A
entre el Arapey,
la sociedad uruguaya posterior a 1851. Sus hijas se unen arroyos L • rapey, 1103 os
a personajes de la nueva "elite"
“elite” económica: Cibils, cata- la cuchilla
la cuchilla de Ha~do debe
de Haedo r fª•~OJO iìirapcše
debee,,refeiïiìrìleao Gra?de Y y Chico
Chlco Y y
lán, Heber, alemán. Sucesivos matrimonios traerán dividi- ' e enrse un informe ln orme norte-
-mv
do (aunque sustancialmente intocado), hasta nuestros días (136)
(lSG) También es
También es de¡1 - ti 1
'usticia 8 -' .
extensísiino. En términos de poder
este núcleo estanciero extensísimo. estos
esto? campos
camp” se
Se ha
ha. ofrecld
ofrecidas J
1:18 enalar que
xïuaestìïanaliall en
efl algún sector
“ect” de
económico, la subdivisión en su caso, como en todos, ha ãración de lo que Pudiera
tracíón pud· o rendir
en .nuestro siglo que
el caãitgafislï mas
la más
algim
ešmneme
eminente de
demos-
iera rendir el cap·t l.
sido menos rápida que la valorización y sus lotes pre-
d e eficacia económica yy dde res 1
ª ismo0 agrario
agmro en términos
té"“m°s
atendida, sin embargo
emba y e r;s~onsabilidad
P0fl53bflÍdBd
. 80013.1. Una, leccfón nada
social. Una lección nada
sentes, que deben oscilar alrededor del quinceavo del área cap del
cal, da Jatiflllldio.
¡am-¡md¡o_rg°'' Y que *1“° de-la intacto el
e¡a intacto el fenómeno
fenómeno mismo,
mismo, yy radl·
mm.

114
144 --
-- 145
americano de 1817 que lo precisa con los tér,minos términos de
treinta leguas (ciento cincuenta kilómetros) en ltn:ealínea recta
yy llama a su propietario amigo de todos los partidos que
han estado en el poder. 2
Después de su actuación notoria en la C~splatina;
Ci_SP1atÍDa; en-
en' V
noblecido, Presidente de la Provincia sucediendo aa_Ma- . Ma~
gessi, Brigadier General, García de Zúñiga no se restituyo
restituy0
más al país
pais y murió en Buenos Aires en 1843. 1343-
LA FORTUNA DE JUAN MARIA PEREZ
Como todos los cisplatinos se sintió inclinado al bando
unitario, no sin que algún documento, como su Man~fiesto
Manifiesto
de 1823, lo señale con cierto artiguismo retrospectivo Y y ' Juan
¿Juan María
María Pérez
Pérez es,
es, para aquella
aquella época,
época, el
el ejemplo
ejemplo
emocional, el que abonaría
abonaria también el hecho de que, tras maximo de multiplicación e integración de negocios.
máximo
la derrota de Artigas haya dado asilo en su casa a Fer- H1Jo ya
ya de
de rico,
rico, pues
pues su
su padre,
padre, Antonio Pérez,
Pérez, poseía
Hijo
nando Otorgués. chacras enen el
el Miguelete
Miguelete yy Arroyo Seco, una estancia enen el
el
chacras Arroyo Seco, una estancia
Garcia de Zúñiga
Además de sus tierras de Salto, dejó García Colorado, una atahona, barraca, muelle, barcos y tierras
al morir catorce leguas en Florida (restos del bien de su Su en _la_
la zona llamada de "la“la Aldea”,
Aldea", de la herencia de éste,
padre) y tenidas en cuenta las circunstancias anteriores dividida entre
dividida entre muchos
muchos descendientes,
descendientes, no
no parece
parece haberle
haberle
no es mucho de dudar el aue que le comprendería aun falle- tocado bienes muy cuantiosos. Pérez, no obstante, se las
cido el decreto dictado no~ por Oribe y Villademoros el 2a 23 arreglará para ser entre 1830 y 1840 el hombre más pu-
de julio de 1845. Está e~ en cambio perfectamente estable- pais, con una fortuna apreciada en cuatro mi-
diente del país,
cido que, entre 1834 y 1841, el Fisco consideró baldías
baldias sus llones de pesos fuertes. Como ya se ha destacado, la mag-
tierras de Salto y procedió a nuevas ventas, lo que· que es nitud de esa suma se aprecia mejor si se atiende a que
más que explicable en el contexto político recordado. Muy todas las tierras de la República no debían valer mucho
oscuro resulta, en cambio, que ya se hubieran realizado más aunque, como es natural, la fortuna de Juan María
concesiones sobre ellas en 1824, en tiempos en que García Pérez no estaba totalmente invertida en ellas. Poseía,Poseia, eso
de Zúñiga era todopoderoso. Cuando, con una dilación sí, diecisiete estancias que totalizaban veintiseis "suertes"
“suertes”
peligrosa para fortuna tan considerable, se sustanció la de campo (unas setenta mil cuadras) en las que realizó
sucesión en 1884, se formalizó plenamente en ella el con- ensayos de hacendado progresista en materia de caballos
flicto entre los descendientes del segundo propietario y y mulas, tan necesarios los unos a las continuas exigen-
los beneficiarios de las enajenaciones fiscales, en un cho- cias militares como las otras al trabajo y al transporte
que de intereses que, por otra parte, ya había
habia tenido rei-re-i- de la época.
teradas manifestaciones en las décadas anteriores. Los se- Su especialidad, sin embargo, fueron las tierras de
gundos invocaron prescripciones cuya prueba no fue fácil los alrededores de Montevideo, en los que llegó a poseer
y el defensor de los Zúñiga las simonías
sìmonías del Fisco, el des- las cinco mil cuadras del Rincón de Carrasco, Buceo y la
orden de la titulación y las arbitrariedades de caudillos Chacarita, que es como decir todo lo que queda entre
y autoridades. El pleito tuvo resonancia en e-n la época y fue Carrasco, Pocitos, la costa y Avenida 8 de Octubre, lle-
defendido por abogados muy notorios: José Pedro Ramí- Rami- gando sus propiedades hasta la zona de Maroñas. Como
rez y Carlos María de Pena por los poseedores y Angel ocurría siempre en estos casos, parece haber comprado
Floro Costa por los García de Zúñiga. Y, como ha solido todo ese inmenso bien por muy poco. Doscientos pesos
en otros casos ocurrir, el litigio tuvo una derivación ines- anuales pagaba por el alquiler de las tierras, desde 1827,
perada y, sin llegar a sustanciarse la acción reivindica- a los Padres Franciscanos de San Bernardino que eran sus
toria los descendientes del propietario lo perdieron por pol' dueños y cuando la Orden se extingue en el Uruguay y
defectos de notificación. retrovierte el bien al Estado, las compra, presumiblemente
sin competencia, en 1834. También era Pérez dueño de

146 -- -- 147
veintiuna cuadras en torno a lo que hoy es la Plazoleta
del Gaucho (la quinta o "Chacra
“Chacra del Oficial Real",
Real”, que =-en-›=-¬4u- t«i.a signatario, barraquero y acopiador de frutos. Se dice que
así se llamaba); también de casi seiscientas cuadras en su casa de comercio llegó a cumplir funciones de banco;
Punta Yeguas, de cien en Piedras Blancas y de diversas carente de un mecanismo bancario eficaz hasta las últi-
«..›¬'¢«*bm
extensiones en otros lugares. mas décadas del siglo, el naciente capitalismo uruguayo
En todas estas propiedades se dedicó Pérez a la agri- improvisârselo.
hubo de improvisárselo.
cultura en vasta escala, plantó árboles en gran número, › Prestamista del Estado, poseedor de grandes cantida-
¢
instaló pulperías y panaderias,
panaderías, levantó atahonas y hornos des de deuda, también fue Pérez perceptor de los tribu-
de ladrillos y un molino hidráulico en el Buceo. tos públicos de papel sellado y alcabala, con derechos
Para sus campos del interior probablemente se espe- F
espe' comprados en remate, como era habitual en ese tiempo.
cializó ~n
en compras a militares arruinados; es un síntoma, Sometido a una progresiva ceguera desde principios
¡
por lo menos, que haya accedido a las tierras de la su- i de su
de su madurez,
madurez, todavía
todavía no
no le
le faltaron
faltaron arrestos
arrestos yy se
se con-
con-
cesión de Otorgués en San José y adquiriera otras de los virtió en
virtió en un
un precursor del proceso
precursor del de industrialización,
proceso de industrialización,
hermanos Reinafé, eficazmente incriminados por Rosas en planeando para elloello un
un establecimiento
establecimiento textil,
textil, con
con destino
destino
el asesinato de Juan Facundo Quíroga.
Quiroga. <;:.~:. s›~. al cual importó telares y trajo bien seleccionados artesa-
Nada parecía escapar al apetito de extensión y multi- fí nos de Europa.
plicidad de este precursor empresario capitalista. Sus ca- La Guerra
La Guerra Grande
Grande frustró
frustró todo
todo este
este ensayo
ensayo dede capi-
capi-
sas en Montevideo llegaron a sumar ochenta en 1836; edi- talismo nacional como frustraría otros, iniciando la etapa
ficaba, compraba, alquilaba. Percibía
Percibia dos mil pesos men-
suales por alquileres en 1840 y la perla de su corona ur-
t en que la única prenda de modernización económica se
buscaría en la famosa "energía
“energía anglosajona" y en la cre-
bana era la gran casa de Plaza Independencia y Sarandí,
Sarandi, 1 irrupcìón mercantil de Europa.
ciente irrupción
construida para hotel y recién demolida en 1959. Abogado
construída Los ejércitos de Rivera o de Oribe arrasaron las cha-
recibido en Chuquisaca, fue también en esto precursor de cras y las estancias de Pérez; el Sitio y la Defensa crean-
otro tipo: el "avocat-d'affaires"
“avocat-d'affaires” que recién se ha dado con “tierra de nadie"
do la "tierra nadie” en los alrededores de Montevideo,
intensidad en nuestra presente plutocracia económica pero destruyó sus telares yy sus atahonas, taló sus árboles y
que, en su caso, servía sus propios negocios. Asentista del
Estado en los rubros de carne y pan desde la época de
Artigas y más tarde en la Cisplatina, Ministro de Hacien-
1 dispersó sus colonos. La suspensión del pago de los al-
quileres establecida en la Defensa para los combatientes
y sus familias sería sólo un golpe más; su gran edificio
da por dos veces, Raúl Montero Bustamante que ha con- de la Plaza fue destinado a hospital y sede de legiones.
tado su historia ("Juan
(“Juan María
Maria Pérez",
Pérez”, Montevideo, 1945) En 1845 se le debían noventa yy un mil pesos de arren-
afirma que contrarió varias veces sus propios intereses, damientos. Muere en ese año sintiéndose arruinado aun-
proponiendo cargas impositivas que habían de recaer so- que, también, dejando lo bastante para asegurar el hol-
bre él mismo. Las víasvias del propio interés, con todo, no gadisimo bienestar de una larga descendencia
gadísimo descendencia(l37).
(137).
son unívocas yy el caso no puede fallarse inquiriendo en
los trazos acartonados de perfección patricia que Montero
propone: el sólido desarrollo económico que hubiera ase- l
(187) Al narrar
(137) nsrrsr estos ejemplos de multiplicidad o integración eco· eco-
gurado el destino de una fortuna de este tipo no podía ã inevitable la
nómica es Inevitable ls refieltlón
reflexión sobre qu6 quo tremenda fue la diferencia
prescindir de un Estado eficaz aunque limitado; de un ixnprimió la
que imprimió lo renluclón
revolución mecánica as la ls condición relativa de los pai- pal-
Estado fuerte, por lo menos, para asegurar la tranquilidarl
tranquilidad ses centrales .,
aes 7 periféricos. Cuando estos barcos orientales recorrlan rscorrían loa
los
océanos o cuando la ls Confederación Argentina
Argentino ae ss defendía
dsfcndis de ds las na-
ns-
tenia que saber aue
social. Pérez tenía oue para esto se necesitaban cloncs Interventoras
ciones intsrventorss en sn aguas del Paraná,
Paraná., todaTia
todavía lals. diferencia
difsroncis sustan-
impuestos yy que estos impuestos alguien tenía que pa- ers la
cial era ls de
do que
qns una
uns. nación europea
europe; tenla
tenis "mas"
"mos" ca.fiones
cañones .,y "más"
“más”
garlos. ' 'barcos
barcos quaque una sudamericana.
sudamericano. La Ls diferencia era oro esencialmente •'cuan-
“cuan-
En el rubro comercial Pérez fue constructor yy arma- titstivs". De ah1
titativa''. ahi aeso llegarla
llogsria enon el correr de do un siglo más a9. una si· si-
tuación en la que, tanto
hls-¢16l1 021 ll QUO, tonto cn en términos industriales, técnicos o de poder
dor de barcos que cargaba con los productos que impor- ls dlferencia
la difsroncis iriairis creciendo ., y ae
so hsris “cns1itstivs":
baria absolutamente "cualltatiTa":
taba yy exportaba en gran escala ya que también fue con- piénssso, hsblsr de
piénae11, sin hablar do cohetes, satélites o ciclotrones,
clclotronss, en on los medios
do comunlcaci6n,
de comunicación, en on la electrotécnica,
slscttotécnics, en
on la Industria
industria posado.
peaada.
148
l48 --
-149
-- 149

3-sfiw nfiíw nmi.


“burguesa” tiene, en una zona periférica, una acepción
o "burguesa"
extremadamente ambigua. Es dedr, decir, que se despliega en
dos posibilidades. Una es la posibilidad de que la influen-
'I cia técnica, cultural y económica de Europa sirviera a es-
É tos países para un desarrollo autónomo (y señálanse en
otra parte de este trabajo los indicios de un capitalismo
VI nacional con promisorias formas de integración que más
i›:- tarde frustró el desarrollo histórico). La otra posibilidad,
la que se hizo efectiva, fue que esas influencias y esos
medios sirvieran a los intereses de unos países lejanos,
EL CARACTER "PROGRESISTA"
"PROGRESISTA” DE LA DEFENSA J y
Y a sus grupos sociales dominantes en primer término término,
más un pequeño margen de beneficio para una clase sud- sud~
v
La presencia de las masas artesanas italianas y fran- americana intermediaria.
americana interrnediaria. En
En este
este sentido
sentido nos
nos adherimos
adherimos
cesas dentro de Montevideo y la misma actuación de Ga- decididamente a la posición de Jorge Abelardo Ramos
ribaldi entre ellas, ha llevado a algún cultor de las cate- cuando afirma (y sus términos son parcialmente conver-
gorias marxistas en nuestra historia -Y
gorías -y es el caso de tibles a la realidad uruguaya(138) que se ha designado
Francisco R. Pintos en su libro "De “De la Dominación Es- i “política colonialista"
colonialista” a estas operaciones de defor-
deƒor-
É como "política
pañola a la Guerra Grande"-
Grande”- a sostener el carácter pro-
gresista de la Defensa, señalando el conflicto entre ésta Fi mación y trituración económica de los paises países débiles. No
y Oribe como una lucha entre la burguesía liberal apo- necesita demostración el carácter reaccionario de este
yada en las masas contra la reacción ƒeudal
feudal (pág. 132). “antiƒeudalismo” europeo. Los civilizadores cierran el paso
"antifeudalismo"
Esta tesis coincide impremeditadamente con la de la a los que necesitan civilizarse. Cuando algunos "teóricos" “teóricos”
historia oficial uruguaya (coincidencia que Pintos por lo hablan déldel progreso posterior a Caseros mencionan los
gene-ral evita) y no es tal vez casual que haya sido emi-
general ferrocarriles, el telégrafo,
telégraƒo, la producción agrícola,
agricola, la inmi-
tida en la gran confusión de 1942. También Pintos acepta, Pl›=i¿šjaai¿ïa-v~\f¿ñ›<à-.fxl<» gración. Ejemplos semejantes nos están diciendo que este
como la historia oficial este choque entre "la “la Civilización 4 progreso puramente superficial consistió en organizar la
Barbarie” y "la
y la Barbarie" “la Libertad y la Tiranía".
Tiranía”. En realidad, ë plataforma administrativa y técnica de la dominación im-
si se piensa que el periodo
período de la Defensa es el prólogo É perialista. Su objetivo central era impedir el desarroilo desarrollo
inserciónfdel
de la inserción del Uruguay en el ámbito económico de capitalista argentino ((...). .. ) Europa, que incorporó nuestro
los imperialismos, hay que creer que esta historia pre- continente emplumado a la historia del mundo, nos hizo
sumiblemente marxista exalta la resistencia antimperia-
lista una vez, después que una comunidad ha sido digerida
›-
1 la trampa del imperialismo e impidió nuestra evolución
autónoma (() . .. ) La tragedia de Alberdi y Sarmiento re-
por el imperialismo, nunca antes. Es el fruto inesperado
de concebir la historia como una secuencia rígida de eta- sidió en que quisieron abrir las puertas del pais país para que
pas económico-sociales (economía natural, esclavismo,
l el europeo se instalara aquí aqui y repitiera su viejo ciclo;
feudalismo, capitalismo burgués, socialismo;
socialismo, comunismo) y pero el
el progreso
progreso de allá sólo podiapodía mantenerse con nues-
de identificar el período capitalista (además)
(ade-más) en los paises
países tra colonización; su 'secreto
secreto estaba en nuestro atraso. Para
periféricos con una ineluctable dominación imperialista. No
'periféricos obtener la esencia de Europa había habia que contenerla. Cuando
sólo el verdadero marxismo acepta (yo lo intuía José Her-
sóio lo advritieron era demasiado tarde tarde(139).
(139).
nández ient-re
entre nosotros) que pueden saltearse etapas eco-
nómicas (dejo al margen que constituyan una secuencia
inevitable- u ordenada como Marx lo hacía);
ir¡.evitable
acepta eso, sl.no
marxismo aceptá
hacia); no sólo el
sino que un marxista como dice
f
\

-
1-mi

(138)
(139)
Ver nota 126.
“Revolución y contrarrevolución en la
"Revolución ls. Argentina"
Argentina." (Bue-
“capitalista”
ser Pintos debe saber que la misma etapa "capitalista" nos Aires, 1957) págs. 131-132.
1957) "pags, 131-132.

150 - -- 151
Por no tener en cuenta los dos términos posibles de Los testimonios de aquel tiempo o del inmediatamente
la disyuntiva, por su ignorancia del significado de la "for-
“for- posterior son inagotables sobre la serie sin fin de alga-
ma nacional" como valla antimperialista, Pintos habla del “lumpen-burguesía" a
radas, asesinatos y rapiñas de esta "lumpen-burguesía"
nacionalismo exclusivista -yy reaccionario, cimentado en el la que sólo la urgencia de la lucha hizo medianamente to-
odio al extranjero (muletilla que hoy podrá encontrar en lerable. De una manera u otra, cuando la parte asimi-
muchos sesudos editoriales) matizando así peyorativamen- lable de este contingente se incorpore a la sociedad uru-
te lo que era un reflejo elemental de defensa. guaya, se funda con ella, no lo hará al nivel artesano ni
En cuanto a la presencia humana de las Legiones ita- obrero sino al nivel burgués, fenómeno que, al parecer, no
liana y francesa también parece carente de base ver en altera el planteo de Pintos. Que este sector haya sido
ellas un fermento revolucionario efectivo insertado en es- ') importante en la posterior evolución del Partido Colorado,
1
tructuras presuntamente feudales. En primer término, que haya nutrido el Batllismo hacia fin de siglo, no puede
porque esas estructuras ya eran en una buena dosis (y imponer la idealización retrospectiva de una presencia
no sólo en el perímetro de la ciudad) cabalmente burgue- capaz de cambiar el sentido, muy claro por otra parte, de
sas (aquellas formas de empresa nacional varias veces la Guerra Grande.
referidas) y en lo que no lo eran se hallaban muy lejos La equivocidad fundamental del liberalismo se pone
de toda posible acción (felizmente) de estas masas en- aquí de relieve con ejemplar nitidez: la "falsa
“falsa universa-
quistadas en la ciudad y cuya única ideología (si es que lidad” que hace que, cuando una doctrina se adopte sin
lidad"
tenían alguna) era la devoción a los principios abstractos crítica en paises
países extraeuropeos, sus resultados sean losIDS
de Libertad tal como los concebía
concebia el liberalismo nacio- contrarios a los presumiblemente concebidos, hizo que los
nalista europeo de los años treintas. La inmigración pos- garibaldinos, que luchaban por la libertad nacional y so-
terior a 1848 tendría otro sello pero, incluso admitiendo que cial en Europa hayan contribuido a la división de nues-
lo hubieran portado los que se hallaban en Montevideo tros países, hayan ayudado a remachar las cadenas que
hacia 1843, su aislamiento del país interior (aun sin la ba- los mediatizarían a la economía europea.
rrera militar del Sitio) al que miraban con el mismo des-
Demás está decir, después de todo lo dicho, que di-
precio que los doctores y comerciantes montevideanos y la
inexistencia de un efectivo proletariado urbano al que hu- siento de la tesis, muy respetable por otra parte, de Ste-
wart Vargas, en su ya citado libro. Cree Stewart que la
bieran podido incorporarse y en el que entonces (tal vez)
influido, los dejó aislados y sin otro destino en
habrían influído, Guerra Grande se produjo durante un acentuado bache en
el país que constituir el séquito de los nuevos caudillos las expansiones coloniales de Francia e Inglaterra, en cuyo
militares. Esto en lo que se refiere al sector de artesanos caso la presunta amenaza imperialista que estas implica-
y pequeños comerciantes, de auténticos trabajadores. No ban fue simplemente un fantasma que esgrimiera Rosas
parece haber sido el que nutrió a la mayoría de la Legión para intimidar y coligar los ánimos nativos.
Italiana, de la que decía el propio Garibaldi (que tenía tenia Puede decirse que todo consiste, en último término, a
algún motivo para conocerla) que era una verdadera qué acepción de la palabra "imperialismo"
“imperialismo” nos pleguemos.
chusma cosmopolita, compuesta de todo y de todos los Hay quien lo detecta en el simple contacto de dos socie-
colores y naciones. Los americanos eran en su mayor parte dades desniveladas en poder, riqueza o cultura y hay
negros libres y mulatos y generalmente mejores y de más quien exige para su configuración la conquista militar o,
confianza. El resto estaba compuesto de esa clase de ma- por lo menos, la explícita
explicita subordinación de la soberanía
rineros aventureros, conocidos en la costa del Atlántico política. Y entre estos extremos, todos los matices.
politica.
con el nombre de "Hermanos
“Hermanos de la Costa",
Costa”, clase que ha- Contando con esta segura equivocidad, puede, con
bía compuesto el contingente de los ƒilibusteros
filibusteros y de los todo, afirmarse que durante el periodo
período librecambista de
tratantes de negros. expansión del capitalismo mercantil (en que se inserta la

152 -- -__. 153


153
Guerra Grande) continuó por. esta vía via la adscripción de
nuestros países
paises a la órbita económica europea; el desprecio
a todas las formas de vida no-occidentales y no-modernas
“pintorescas”) y la misma mediati-
(salvo en calidad de "pintorescas")
zación de las sociedades a través de un aporte inmigra- F INDICE
torio de alto nivel (estancieros y comerciantes) más prós-
pero y garantizado que ningún otro.
I.
l. Perfil y caracterización de nuestro Patriciado 9
Y aunque todo lo anterior no fuera evidente (que lo
es) las reacciones que la amenaza franco-inglesa suscitó II. El patricio en su marco .. . .. .. . .. . .. .. .. .. . .. . . .. . . . .... 21
tuvieron todas las características de una reacción defensi-
va de tipo nacionalista y antimperialista no menos tangi-
,,
Í*Ai-*_^r
III. La Economía del Patriciado . ._ .. . . .. . .. .. . . .. . . .. .._. 29
poi' el hecho de que sólo la sensibilidad histórica de
ble por h
a) El mostrador montevideano .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .._. 29
las presentes generaciones haya sido capaz de percibir en
trascendente, y fundacional, significado. b) Otras ƒuentes
fuentes de ƒortuna
fortuna .. .. . . ... . .. ... . ... . ... . ... ... 34
F c) Los dueños de la tierra .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... 36
d)
d) Tópicos y realidades .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ._.. 43
e) Formas empresarias complejas .. .. .. .. .. .. .. .. .. ._.. 48
f) La Riqueza y el Poder .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... 51
(
g) Riqueza y pobreza del Patriciado .. .. .. .. .. .. .._. 56

IV. La trayectoria política del Patriciado . . . . .. . .... 63


¿Í a) Politica
Política o políticas .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .._.
b) El Patriciado y y el Artiguismo
Artignismo .. .. .. .. .. .. .. .. .. ....
63
67
c) La Cisplatina, respiro patricio .. .. .. .. .. .. .. ....
c) 72
1

l
d) 1830: unanimidad patricia .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. . .._.
d) 77
e) De la ilusión a la realidad: 1830-1843 . . . 92
f) La Guerm
Guerra Grande y el Patriciado dividido 92

V. La idealización del Patriciado . . . . . . . . . . . . _. 99'


99

VI. Declinación y caída del Patriciado . . .. . . .. . . .. .... lll


111
a) La nueva clase .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... 111
b) De Berro a Batlle .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... 114
c) Penumbra y epílogo .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... 121
Apéndice I: Un método para el estudio . . .. .. . .. . .... 125
Apéndice II: Las generaciones del Patriciado . . . . . 133
Apéndice III: Las ocupaciones del Patriciado . . . . . 137
“Estancia de Desamparados"
Apéndice IV: La "Estancia Desamparados” . . . . 141
Apéndice V: La fortuna de Juan María Pérez . . . . 147
147'
“progresista” de la Defensa
Apéndice VI: El carácter "progresista" 150
15<>

154 --
ESTE LIBRO
ESTE LIBRO SE
SE TERMINÓ
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