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GUILLERMO ANTICH

EJÉRCITO DE
SALVACIÓN

COLECCIÓN
POESÍA
-2013-
Guillermo Antich.
Ejercito de salvación – 1° edición.
Córdoba, Argentina: Borde Perdido Editora, 2013.

Borde Perdido Editora (Córdoba Capital)


Contacto: bordeperdidoeditora@gmail.com
www.facebook.com/borde.perdido

Armado y encuadernado del libro


realizado de manera artesanal.

Diseño interior: Pablo Toia

Grabado original de tapa: Sebastián Maturano


www.flickr.com/photos/sebamaturano/

Los izquierdos de cada obra pertenecen a sus autores.

Realizado en la Cueva del Borde.

[2]
EJÉRCITO DE
SALVACIÓN

[3]
[4]
Ahora no faltar a la verdad tampoco mejora las cosas
Cierta transparencia mitiga poco
La exacta noción del entorno no explica
o no ayuda a fijar las cosas en paz.
Entonces sopesar la idea fija
Recibir el choque sin queja
Helarse y sin transición
perder el ánimo argumental

Pero recordar que el cáncer nunca dejó de diluirse en caos


Saber que la próxima manía de irrisión
tu distancia feliz y tu lectura
una vez más
van a divertirte el ciclo.

(Este es el momento que no hay que vivir,


El momento de hacerse el muerto).

[5]
Ya sospechaba que si pasaban las cuatro de la mañana,
Una hora en la que la inteligencia acumulada todavía es
coherente-
iba a terminar mal, a las nueve;
un desorden tornadizo que hace benigno el cansancio
y la exactitud de la risa de la madrugada una coyuntura que se
aleja.

En fin, ojalá fuera un simple insomnio, y no,


como esto, un movimiento del nervio
sometido a ligeras e involuntarias intervenciones.

[6]
EL HÉROE DE LOS NIÑITOS

Me gustaría decir que entre vómitos,


vidrio roto de botella, sangre
coagulada en la oreja,
algún brazo enfriándose en el suelo,
esa mujer de ojo ennegrecido, desvivida por un mal
y aquel negro que amenazaba al civilizado lector;
pero esta gente se embriaga en seco, sin huellas
se droga en dos minutos, muere
y deja conmigo la casa que no es mía, con los nenes en la mañana
que cagan en un baño sin papel higiénico,
se pasan el antebrazo por la boca; alguno
choca el juguete en el umbral
mirando crecer un charco líquido
acercándose a sus pies.
A una le ato el cordón de la zapatilla rosada
mientras su mamá desgraciadamente babea semen.
Ofuscado, muy sobrio, subo al auto,
meto tres nenitos atrás, y los llevo.
Tengo treinta pesos.
Manejo hacia un parque, ellos no tienen miedo, compro.
Ellos tienen hambre, sed, risa benévola.
Milena Nahuel Benjamín
morirán violentamente, o recordarán con asco
el pasado en que crecieron, pero ahora son niños
nada más sin porvenir.
[7]
Estas criaturas del infierno de los que se comen el rock
caminan por ese borde de cantero,
se saben canciones; de lejos
parezco padre. Los traigo;
una mina fea prepara fideo, me invita;
como fideo, soy el héroe de los niñitos
que desde distintas partes de la casa
me sonríen con las bocas aceitadas.

[8]
No te enojés conmigo Lalia
no soy Bioy Casares, aunque tenga un toco de plata.
Se inglés, francés y danés, pero no
no soy Bioy Casares
ni le voy a comprar los pañales a la nena.
La situación de los poetas de la ciudad me mata
para que vos me hartés la cabeza pidiendo plata.
Seamos amigos, te invito a comer de vez en cuando
y todo lo que tengo lo gasto en publicar a los poetas
aunque también si puedo le doy plata a esos míseros
que están en una mesa sin poder comprar una cerveza
y no hay cuadro más miserable que poeta sin plata.
Lalia, no te voy a dar posibilidad de sobrevivirme,
la económica-estructural da empleo,
el reanimado neoperonismo se ocupa de la mujer,
no me mirés con tus ojos de madrecita de suburbio,
prepará café con leche y hacé tostadas,
ahora que Gracias a Dios la nena duerme.
Vos no sabés ni quién es Joyce, ni Maella, ni Lutero,
tu situación conmigo es insostenible Lalia
con esa idea de que soy Bioy Casares
solamente porque tengo plata, escribo, viajo mucho
y además de que me gusten las mujeres
y sepa inglés y francés y danés
continúe toda esta farsa y lea a Olivari
que para vos es “hola, hola”, “pío, pío”,
no “ola, ola”, de “ola” de mar
sino de “hola, hola, ¿qué tal?, me llamo cuál”
[9]
Escuchame Lalia, mis poetas amigos se mueren de hambre,
hacen “ola” en los bares
no “hola, hola, ¿qué tal?” sino “ola” de mar,
tratan de conocer a alguien para quedarse,
un rato, en algún lugar, de noche, caliente
y no subirse en la bicicleta y andar
con su cabeza pagada a la máquina de un colectivo, hostil materia,
llegar a una casa para mentirle a una madre
escribir en un papel mugriento lo mal que va
la vida “Hola, hola, ¿qué tal?
¿qué tal? ¿cómo la están pasando?”

[10]
LA TORPE EJECUCIÓN DEL POEMA

Machucones en una rodilla, en un muslo derecho,


en un hombro peligroso golpe
cerca de la clavícula, esa pasión, la clavícula
hecha dolor de caída de bicicleta
anestesiada por el alcohol. Amables policías
me levantan del suelo, mientras balbuceo incoherencias,
y en la casa muero en la cucheta, tras
deambular en el living entre gente desconocida,
gente educada y buena, que bebe vino
y consume mi cansancio. Recuerdo que una
mujer miraba los tres milímetros de mis uñas
como si fueran el símbolo
de lo que represento. La situación es difícil,
no debo drogarme,
pierdo plata y fumo mucho, pero el alcohol
esa droga diabólica,
ese cuchillo clavado en la cabeza
la metáfora del horror-dominio
es una mano que sacude
una cabeza que no se separa
porque la carne y el hueso no se sueltan
de su acanalado filo de hoja de entrecasa.
Todo el tiempo, todo, pensaba/
si bien el pensamiento ya era manía
y lo conocía como articulación de voz en la mente
[11]
la cuestión se complicaba. Había
golpeado, sin embargo
mi cara estaba intacta. Pensaba que era
porque era más fuerte que ellos,
y yo como un gran joven de dos metros
era más que invencible. Desperté, un sábado
ya encima de la bicicleta, media rota, hacia
el lugar en el que me explotaban. Mi mano
era un temblor. Fui-
toda la materia tenía brillos blancos en las puntas
y decidí abandonar mi lugar de trabajo;
no creo que vuelva a trabajar
y el alcohol es barato. Cuando salí
divagué en los bares,
en el marco de una alucinación tan cómoda
que me llevó a las putas. Desperté
en un lugar muy alejado de mi casa , era
casi campo. Cerré mi campera, palpaba
mis bolsillos. Pude regresar a la cama
para olvidarlo todo.

[12]
GARROTE

Garrote, acá palo, y soga acá,


allá, lugar, espacio, es cuerda;
igual que atrás, en algunas circunstancias acá
es como lo trasero allá, que también
allá es posadera, nalga, glúteo; pero
culo es ecuménico: trasero es limitado,
“en la parte trasera”, no “un lugar trasero”, espacio,
parte, delimitación del territorio, territorialización,
Estado Nacional opresor. Como deleznable
palabra si la hay excelsa en la lectura,
aunque en algunas circunstancias orales
sólo se presta al tilingo uso de débil, inconsistente,
en el extremo lo blandengue o, “en el extremo,
lo blandengue”.
El costurero que va a la mercería
le compra a un buhonero o gorgotero
hilos, parches, agujas, dedales, botón, cierre.
Nunca se pregunta el costurero
si es una tienda la mercería
y sin embargo el hilo y la aguja
deambularán por siempre, sobre todo
los hilos de colores, en la mente. Mente
aparte tienda es casa de., local, negocio, comercio
y para algunos salvajes federales
es tienda para que la atienda la abuela
[13]
entre tinturas y cordones.
Pero nunca algo es siempre, ni
las variantes inútiles sobre lo mismo
como siempre es algo.
El problema consiste siempre (lapso)
en orientar moderadamente el sentido
de las frases con confort
sin baldón para el abolengo. Baldón
y la palabra “laceria” son el resto
que quedó en mi mente tras la lectura
de algunos antologados poemas de Leopardi
y me dijeron cuidado, ¡órdago con eso!
Y yo me lo imagino ahora, a Giacomo
sonriendo torcidamente, casi contra su
voluntad, en medio de un dilema nauseabundo,
observando a distancia, tras una columna,
sin ser observado, a alegres criadas,
en realidad muy a su pesar, muy a su pesar.
Tonto
Inteligente
Azorado
Pesimista
La proximidad del fin.

[14]
LÍRICA

La situación es tan difícil que me vuelvo pánico


la situación se duplica en más pánico
como se fija en este estado de descolocamiento psicológico
que domina la situación, insostenible,
pánico de decir “socorro”, “ayuda”, “auxilio” y casi
que cuestan más que pedir comilla. Pido comilla
y aunque lo sugiera con ironía
voy a perder en un colchón
entre emanaciones tóxicas que harán
que sucumba a la tonta cursilería de la muerte
tal como sucumbo a la palabra “sucumba”. Estoy muy apurado
por morir, trato de ponerle forma
pero mi deforme estupidez no se centra
en el punto fijo del malestar que,
supuestamente, lo justifica todo, y
mis versitos se carcomen en un día sin continuidad;
le doy fuerza a mi pecho y saco una mueca ridícula. Chau,
suerte con el intento, amigos -sonrisas-
de decir lo que se piensa. No pienso,
nunca pensé, era imposible hacerlo, nunca
pensé en nada seriamente, nunca lo hice, era
imposible hacerlo.

[15]
[16]
Guillermo Antich

Nació en Mendoza en 1985 y todavía


sigue vivo.

[17]
Este libro se terminó de imp rimir
en septiembre de 2013, en Córdoba Capital.

Se utilizó la tipografía Garamond.

Tirada: 50 ejemplares.

[18]
P.S.

Si el libro es instrumento de saber, es arma de guerra:


palabra escrita que viaja por los cuerpos de quienes
quemados aún sueñan con el viaje, la excursión,
el sin sentido liberador: el deseo de lo imposible
(que no es el deseo de lo inasible).
En franca tensión fraudulenta con este
mundo literario -y literal-,
aparece BORDE PERDIDO EDITORA:
espacio-movimiento para (re)encontrarnos
quienes lean, escriban, editen:
actora-movimiento, acción-insinuación, intriga-movimiento:
proyecto laboral de edición de escritorxs sean
de los espectrales territorios que nos rodean o no, sean
de esta tierra, la tierra de los vivos que mueren, o de la otra,
la tierra donde viven los que mueren o no.
Entre ese espacio de muertos y vivos,
de muertos-vivos, y de vivos-muertos,
aparece la fantasmática BORDE PERDIDO.

Pablo Toia
Sebastián Maturano

[19]

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