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Marcelo Díaz

El arquero real

C olección P oesía
2016
Díaz, Marcelo
El arquero real / Marcelo Díaz. - 1a ed . - Córdoba : Borde Perdido
Editora, 2016.
44 p. ; 21 x 14 cm.

ISBN

1. Poesía Argentina. I. Título.


CDD A861

Ficha Técnica
Borde Perdido Editora

Diseño y arte de tapa: Sebastián Maturano


Comunicación: Ana Almada
Haz de luz: Victoria Dahbar

Contactos:

bordeperdidoeditora@gmail.com
Facebook: Borde Perdido Editora
bordeperdidoeditora.wordpress.com

Los izquierdos de cada obra pertenecen a sus autores.


Realizado en la Cueva del Borde. La inocencia del justiciero placer.
Esa lucecita está allí para que no la miremos.
Arnaldo Calveyra.

Y el rayo será un niño entre las hojas.


Susana Thénon.
Temporal
La partícula de la cuerda
desplazándose
desde la base de bambú
hacia su blanco.
La puntería es precisa
un mundo idéntico al mundo
centellea
en la voz del rayo.

9
Las estrellas caen
lo escrito en el cielo se deshace
con la misma facilidad
con que derramo
agua sobre el piso.
Los árboles entonan
una canción de los
mientras recordamos
el corazón roto de la casa,
cuando la voz del dragón
era la tormenta y la lluvia.
Y el auto de papá
se elevaba como
una bengala
en la noche de año nuevo.

10
El viento hizo su propia ciudad
en una morada imposible
del mismo modo
que el delta hizo de sí
un punto luminoso
en el mapa de las aguas.
Un espejo que refleja
la pobreza en la pobreza
la crónica acerca
de la suciedad de los objetos
en los ojos vidriosos del dragón
quien explica
entre adivinanzas y horóscopos
la familia es un templo terrible
para un hombre
que habita la ausencia.

11
Mamá dragón.
Mamá corazón de Samurái.
Mamá y el Tao.
Mamá y su arco
y su morral de flechas.
Mamá, el rayo
imantado de sentidos
colisionando
con millones
de partículas
de materia oscura.

12
Hubo un tiempo
en el que había que ayudarle
a sobrellevar las pesadas hojas
que nacían en su espalda
encender las lámparas silvestres
y apagar temprano la radio.
Como captain Kirk quería llegar
hasta donde ningún poeta
había llegado. No sabíamos
de los reclamos de los árboles
como de los reclamos de la muerte.

13
Pastillas y cajas de fósforos
dibujan la pregunta
«por qué la aceleración
es imperceptible flotando
por las paredes»
Desde la terraza estudio
los autos que cruzan
el portal para completar
el modelo teórico
todo es el nombre
que recibe la nada.

14
Mamá discutió con los antepasados
y se arrojó a la pileta
con la precisión de un clavadista.
Papá, en cambio, era
un punto tridimensional
multiplicado en la oscuridad.
El perro ladraba
la luz aún lo reclama
como a una casualidad
del desencanto.

15
La máquina celestial
Como un vector de luz
el De Lorean
diagrama discos abiertos
en la longitud de la sombra.
No la mínima acción
la menor curvatura.
Sino los efectos de la polaridad
en la exploración del eje temporal.
La fotografía relativa
a cómo perdimos la referencia
el impulso métrico
la vida en común.
Una vez descansados
la máquina celestial continúa
como si todo el porvenir
se concentrara
en una ruta de nubes.

19
Mi padre sentado es un golem
cuando mueres –explica–
acabas inclinado
como un grano de sal.
Por el espacio de las piedras
diseminadas
asoman palmeras artificiales.
También los monstruos
precisan de nosotros
para existir.

20
Al igual que las gárgolas en su trayectoria
por el vacío descubrimos
que los cálculos eran incorrectos.
A falta de equilibrio
nos dirigimos hacia el desastre.
No le pregunté al astrólogo
por los ojos del dragón;
oh, pequeño dios desplegado
en la alfombra amarilla
desenfunda tus cazadores
con sus maquinarias nocturnas
convierte los enunciados
en una lengua de fuego
enciende los árboles de la experiencia
como el manto de un meteorito
que avanza imperturbable
sobre los acontecimientos.

21
Los brazos elevados
para olvidar la conversión
en minerales extraños
despojados de sentimiento.
¿Y si como una lanza
descendemos
hasta el núcleo de la tierra
para confirmar
la herida del relámpago
de nuestros padres?
La prueba es la combinatoria
del tránsito de los incendios
hacia la última de las especies.
El calor nos revela
ninguna superficie
puede amortiguar el peso
de los cuerpos
a semejantes alturas.

22
La casa prefabricada
en la panza del dragón
el título de la propiedad
en los sueños de los okupas.
Cuándo olvidamos
la muerte tardía
de las cosas habitables.
La alegría estalla
en una película de ceniza
empañada por el ruido
que se manifiesta en el día.
Cada escama es una esquirla
un átomo incandescente
en el recuerdo borroso
de las estructuras terrestres.
Lento y cansado
cierro las ventanas.

23
Acaso desaparecimos como lobos marinos
en el instante en que desde un crucero
cientos de turistas gritaban
nuestros nombres y el capitán del barco
con un altoparlante
buscaba una familia perdida
en lo más profundo del océano congelado.
El desplazamiento del hielo
nos conduce a practicar
un destino a bordo
de los cuerpos celestes.
La nuestra es una casa
que ya no puede ser de nadie.

24
Al amparo de sus propias fuerzas
mi padre planea, archiva el pasado
de sensei en la figuración del aire;
resta un gigante erosionado
en el centro de un remolino
contrario a las estrellas.
Los días comprometen
los músculos de la felicidad.
Permanecer en el camino –digo yo–
con la brújula rota
señalando el cuadrante
donde nos extraviamos.

25
Jardín japonés
El dogo es una criatura de papel
moviéndose en la tarde.
El vecino pregunta por mi madre
y escribe el nombre con un origami
«de qué manera traducir
el ideograma cuando
la figura representada fija
una distancia tan grande como
la bocanada de un pez
entrando en contacto
con la atmósfera» Anochece
las repeticiones del silencio
arrasan con las hojas del jardín.
El ruido de los trenes
es un talismán
para protegernos del futuro.

29
Ensayo movimientos
como si esquivara balas de sal
en una escena de artes marciales.
Qué son miles de años
para un dragón
sobrevolando con su cola
el retroceso de la poca luz.
Una autobiografía
el sonido de la infancia.
Escribo así,
no hay interior cuando encendemos
las luces
de nuestro hogar.

30
Un cinturón de asteroides
llega hasta la cama de mamá
mientras descansa
con muñecos de nieve
atados a su espalda.
Parece que nos transformamos
en seres temerosos
al costado de un glacial
trabajado por capas geológicas
buscando resguardo
de los campos magnéticos.

31
Los personajes envejecen como papelitos
depositados en las uñas del dragón.
¿Puede un flechazo eléctrico
desviarnos de la voluntad
de los ejércitos de insectos
que por la madrugada
indican el lugar exacto de la pérdida ?
Apenas un movimiento del lenguaje
alcanza para comprometernos con la luz.

32
El hemisferio de la memoria
insiste en el ejercicio
de la gramática de la culpa
a no ser por la fuerza
que el olvido ejerce
en la recámara del más allá.

33
Las analogías despiertan
las transformaciones
constantes de la escritura
afectan el paisaje.
Qué acción nos trajo hasta aquí;
bajo la autopista
descansan los huesos de la familia.
La historia es un pájaro
proyectado en la piedra
esperando
el sable inmóvil del samurái.

34
El miedo nos ordena
en una sucesión finita
de luces invisibles
equivalentes a la duración
de un chispazo.
No el campo de batalla
sino la rodaja de luz
la ruina de los cielos.
Enclavado en la alocución
de la embestida
acumulada en las hojas
de la tormenta
tiemblo en su nombre.

35
Sobre el autor

Marcelo D. Díaz 1981. Licenciado en Letras. Premio Bienal Arte


Joven Universidad Nacional del Litoral. Publicó en el año 2007
el libro de poemas “La sombrilla de Wittgenstein” (Reeditado en
el año 2013 por Colectivo Semilla. Bahía Blanca). En el año 2011
publicó el libro “Newton y yo” (editorial Nudista). En el 2014 “El
fin del realismo” (Viajero insomne). Y en 2012 publicó el ensayo
“La máquina de enunciación K” con editorial EDUVIM. Participó
en la antología de jóvenes narradores “Es lo que hay” llevada a cabo
por Lilia Lardone en el año 2009, y de las antologías “Penúltimos:
33 poetas de Argentina (1965-1985)” selección a cargo de Ezequiel
Zaidenwerg (UNAM. 2014) y “20 años agarrándose los dedos con
la puerta” por Llanto de mudo ediciones (2015). Y en el año 2015
editó en co-autoría el libro “Los fuegos de Orc: antología de poesía
y ciencia ficción argentina”. En el año 2016 fue seleccionado como
becario del FNA. Textos suyos aparecen en las revistas ADN,
poesíaargentina, Veintitrés, no-retornable, Otra Parte, Indie Hoy
y Ñ.

37
-SOBRE BORDE PERDIDO EDITORA-

BORDE PERDIDO EDITORA es un proyecto independiente y autogestivo


de la ciudad de Córdoba, Argentina, que comenzó su trajinar editorial en 2013 y
tiene como premisa poder cruzar, atravesar y habitar, las prácticas de la literatura
y las artes visuales. Sabiendo la endeble línea que divide géneros, la editora
lleva adelante tres colecciones, una de ellas de poesía, otra de narrativa y una
dedicada al dibujo. El concepto con el cual armamos el catálogo de BORDE
tiene que ver con los compromisos y pasiones asumidos por los editores y l*s
autores con sus obras y trabajos, compromisos de orden existencial, ya que no
concebimos un arte separado de la vida. Nuestras ediciones se caracterizan
por una fuerte impronta visual que cuida tanto del diseño de interior como
del arte de tapa, que siempre lleva una obra visual realizada para la ocasión. El
proceso de producción del objeto-libro es artesanal: tanto el cosido, como el
doblado, el encuadernado, y el armado total de nuestros libros, es desarrollado
tracción a sangre. Las ediciones del BORDE incluyen, a modo de epílogo, un
texto crítico que intenta ofrecer una mirada, una lectura, de la obra publicada.
Pensamos a BORDE PERDIDO como un proyecto laboral que intenta
resignificar el trabajo editorial, manteniendo un trato cercano con l@s autores,
cuidando en detalle las ediciones, y generando modos de circulación diversos.

38
p.s.

Si el libro es instrumento de saber, es arma de guerra:


palabra escrita que viaja por los cuerpos de quienes
quemados aún sueñan con el viaje, la excursión,
el sin sentido liberador: el deseo de lo imposible
(que no es el deseo de lo inasible).
En franca tensión fraudulenta con este
mundo literario -y literal-,
aparece BORDE PERDIDO EDITORA:
espacio-movimiento para (re)encontrarnos
quienes lean, escriban, editen:
actora-movimiento, acción-insinuación, intriga-movimiento:
proyecto laboral de edición de escritorxs sean
de los espectrales territorios que nos rodean o no, sean
de esta tierra, la tierra de los vivos que mueren, o de la otra,
la tierra donde viven los que mueren o no.
Entre ese espacio de muertos y vivos,
de muertos-vivos, y de vivos-muertos,
aparece la fantasmática BORDE PERDIDO.

39
Borde Perdido Editora
Títulos publicados

Colección Poesía

Poemas Sentimentales, Silvio Mattoni


Lago de cenizas, Héctor Márquez
Campeón, Ioshua
Ejército de Salvación, Guillermo Antich
La Bestia Negra del Proletariado, Gastón Moyano
Sin más compañía que una linterna, Germán Arens
Vertiente, Luciana Sastre / Sebastián Huber
Mate c/Pizza, Martín Moureu
La muerte de Charlie Sheen, Emanuel Gatto
Los restos permanentes, Christian Hertel
Profano, Rodolfo Schmidt
Tres experimentos para decir lo mismo, Javier Ramacciotti
Sostener la piel, Claudia Huergo
Mi monstruo punk, Pablo Espinoza
Como un corazón, Gustavo Borga
La cautiva, alucina, Silvina Mercadal
Otros Rayos, Alejandro Schmidt

40
Colección Narrativa

I, o el lugar del caos, Pablo Toia


Animalia, Sebastián Maturano
Niña Soviética, Liria Evangelista
Pollitos, Pablo Giordano
Cuásar, Juan Revol
El cielo es para los ángeles, Mariela Laudecina
Niña Soviética (aumentada y corregida), Liria Evangelista
Sobre las complicaciones de vivir sin nombre, Fabrizio Li Gambi
La escuela del dolor humano de Sechuán, Mario Bellatín
Dichas y quebrantos, Roberto Videla
El brillo gemelo, Nicolás Jozami
El sueño de Thènon, Walter Giacomelli

Colección Dibujo

Distante, Lucas Di Pascuale


Respiromundo, Coty Olea
Estructural, Florencia Breccia
Contame un cuento y te toco un ojo, Manu Kápilan
Corazón de cuarteto, Juan Martín Juares

41
A Santiago, Raquel, Adriana, Sebastián, René, Gabriel y Cecilia por las
lecturas y relecturas.
Y al espíritu de samurái infinito de mi madre.

42
índice

Temporal......7

La máquina celestial......17

Jardín japonés......27

sobre el autor......37

43

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