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Como el autor del libro indica, muchas son las definiciones de sistema económico,
pero podríamos empezar a entender la palabra sistema como un conjunto de
normas y procedimientos para que algo funciones, existen sistemas económicos,
educativos, políticos, etc.
Existen principios, instituciones y reglas que orientan el desarrollo de una actividad
económica, estos principios se ajustan a lo que conocemos como sistema
económico, en teoría es el marco general en el que se desenvuelve la actividad
económica de un país.
el «sistema económico» exigirá no sólo la aceptación de un conjunto de principios,
sino la aprobación o adopción de una serie de decisiones básicas. Normalmente,
éstas incluirán desde la definición de los derechos de los distintos agentes sobre
las cosas, hasta los mecanismos que se consideran más adecuados para asignar
los recursos, la distribución de lo producido entre quienes participan en el proceso
productivo o, sin agotar la relación, a quien corresponde la responsabilidad de
abordar y resolver los problemas económicos del país o el suministro de
determinados bienes considerados de interés colectivo.
Las opciones adoptadas en el campo económico no son en absoluto ajenas a
otras de carácter esencialmente político. Se ha afirmado, por ejemplo, y con razón,
que el sistema de decisiones descentralizadas que implica la implantación de una
economía de mercado exige un sistema político democrático, donde las libertades
de los individuos sean reconocidas y respetadas (Capitalismo). un sistema
económico autárquico únicamente puede perdurar bajo un régimen político
autocrático o dictatorial, implican siempre un claro recorte de las libertades de los
ciudadanos, incluso en aquellos casos (socialismo).
Una de las conclusiones que se deduce de los análisis comparativos es que
ningún sistema económico ha resultado ser plenamente satisfactorio. Para un gran
número de autores, y no solamente economistas, sino también estudiosos de la
Ciencia Política, el sistema económico ha sido considerado siempre como un
medio para alcanzar los fines realmente deseados por la sociedad. El mercado es,
así, el medio imprescindible para que el bienestar material de la sociedad pueda
mejorar y para que se realicen los ajustes que la economía requiere.
En su obra Capitalismo, socialismo y democracia, publicada por primera vez en
1942, J. A. Schumpeter manifestó importantes reservas a la idea de considerar el
sistema económico como un simple «medio». Esta valoración, que esencialmente
supone considerar el sistema como un fin deseable en sí mismo, entraña por
supuesto una visión que va mucho más allá de los simples resultados económicos.
El problema no es, por tanto, si el sistema A es económicamente más eficiente
que el B, sino si el sistema A garantiza el logro de unos determinados valores (p.
ej., la libertad o la solidaridad) y si sus «resultados» en otros terrenos distintos del
económico (el cultural, el de los valores humanos, etc.) son realmente los más
deseados por la sociedad.