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Universidad Autónoma de Sinaloa

Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas


Licenciatura en Políticas Públicas 2-2

Las medidas de política económica no se aplican en el vacío, sino dentro de un marco


en el que previamente se han definido un conjunto de principios generales, instituciones
y reglas que orientan el desarrollo de la actividad económica. Este marco presenta en
cada país unas notas propias y diferenciales, pero en sus líneas básicas suele responder
a un modelo más general de organización de la vida política y económica, con
determinados rasgos y principios comunes. Dichos principios se ajustan a lo que
comúnmente ha dado en llamarse el sistema económico.

2.1 ¿QUÉ ES UN SISTEMA ECONÓMICO?

El marco general en el que se desenvuelve la actividad económica de un determinado


país constituye su sistema económico y puede definirse como «el conjunto de principios,
instituciones y normas que traducen el carácter de la organización económica de una
determinada sociedad». Bien sea el resultado de una decisión democrática o bien el
resultado de la imposición por parte de un dictador o de una minoría social, el sistema
económico exigirá no sólo la aceptación de un conjunto de principios, sino la aprobación
o adopción de una serie de decisiones básicas. Normalmente, éstas incluirán desde la
definición de los derechos de los distintos agentes sobre las cosas, hasta los
mecanismos que se consideran más adecuados para asignar los recursos, la distribución
de lo producido entre quienes participan en el proceso productivo o, sin agotar la relación,
a quien corresponde la responsabilidad de abordar y resolver los problemas económicos
del país o el suministro de determinados bienes considerados de interés colectivo.

Ramírez Quevedo Jonathan Alexis


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En este sentido, conviene recordar que, la alternativa de organización económica
adoptada en un determinado país tendrá siempre mucho que ver con los principios
políticos aceptados, con los poderes políticos, con la organización social, con el papel de
las fuerzas armadas y, en último término, con la naturaleza y estructura del poder que
exista en un momento dado en una sociedad. Economía y política no son
compartimentos estancos, ni realmente separables.

El sistema económico: ¿un fin o un medio?

Para un gran número de autores, el sistema económico ha sido considerado siempre


como un medio para alcanzar los fines realmente deseados por la sociedad; Considerar
el sistema como un medio equivale a valorarlo, esencialmente, como una forma de
resolver los problemas de la producción, la distribución y el consumo. En consecuencia,
el sistema en cuanto tal prácticamente no se discute. Lo que importa son los problemas
concretos que surgen para lograr unos determinados objetivos económicos y las posibles
acciones o medidas que pueden contribuir a resolverlos y/o a lograr que el «sistema»
opere con la máxima eficiencia.

Los defensores del sistema de mercado pueden incluso ser el resultado del mal
funcionamiento del mismo. J. A. Schumpeter, manifestó la idea de considerar al sistema
económico como un simple medio; incluso, propuso valorar el socialismo y el capitalismo
desde una óptica bastante más amplia: la sociopolítica.

2.2 LOS PRINCIPIOS Y ELEMENTOS BÁSICOS DE UNA ECONOMÍA DE MERCADO

El sistema de economía de mercado descansa esencialmente en el principio de la libre


iniciativa del individuo para tomar decisiones en el terreno económico. En el sistema de
mercado, cada agente, cada sujeto que opera dentro del mismo, debe poder decidir
libremente qué va a consumir (si es consumidor), qué va a producir y/o utilizar para
producir (si es productor), o cómo va a emplear sus recursos (en cuanto sea propietario
de algunos de ellos). En un sistema de mercado, los consumidores son quienes deciden
qué bienes y servicios adquieren de acuerdo con sus preferencias y con los medios de
que disponen, lo que implica que pueden poner en práctica lo que ha dado en llamarse
la soberanía del consumidor, a la que con tanta frecuencia se ha situado en el centro
mismo del sistema. Los productores ofrecen los bienes y servicios que consideran
conveniente producir y deciden igualmente con qué medios y mediante qué
procedimiento los producirán a efectos de maximizar el beneficio.

El mercado es, en esencia, el encuentro y confrontación de intereses entre diversos


agentes económicos, unos son oferentes (de lo que ya disponen o de lo que han

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producido) y otros son demandantes (de bienes, servicios o factores). Quienes compran
obtienen lo que desean mediante una contrapartida que en tal caso es aceptada por los
que ofrecen el bien, el servicio o el factor deseado. Como es obvio, no existe un solo
mercado, sino múltiples mercados que permiten informarse, confrontar los respectivos
deseos e intenciones y otorgar un valor a las cosas o bienes objeto de un posible
intercambio.

En cada mercado concreto, los deseos e intenciones de los consumidores, de los


productores y/o de quienes poseen los recursos se hacen compatibles a través del precio
de cada bien. La regla de juego de las confrontaciones entre demandantes y oferentes
es, en definitiva, el intercambio: cada agente únicamente obtiene lo que compra si
entrega una contrapartida, normalmente expresada en dinero, que satisface a quien
ofrece el bien, el servicio o el factor. El precio es, entonces, el indicador de la
contraposición entre oferta y demanda del bien o servicio objeto de transacción.

Pero para que este libre juego de intercambios pueda darse es necesario que el sistema
económico reconozca algunos principios institucionales básicos, entre los que destacan
especialmente los cuatro siguientes:

• El derecho a la propiedad individual.

• El derecho a contratar e intercambiar libremente.

• La libertad en la prestación del trabajo.

• La libertad de emprender y correr riesgos.

2.3 VENTAJAS Y PROBLEMAS DEL SISTEMA DE MERCADO

Subrayar las ventajas que normalmente se han venido atribuyendo al sistema de


mercado y también sus inconvenientes o los problemas que resuelve mal es
absolutamente necesario en el contexto de este libro para comprender al menos dos
cuestiones: la primera, que los sistemas reales basados en la economía de mercado se
suelen apartar del modelo teórico ideal; la segunda, que los fallos del mercado han
justificado la incorporación del Estado como sujeto activo en la economía, para alcanzar
objetivos no cubiertos automáticamente o para evitar/suavizar costes no deseados. Ello
fundamenta, en buena parte, la puesta en práctica de las políticas económicas.

2.3.1 Las ventajas atribuidas al mercado

Sin que el orden en que se presentan indique su mayor o menor relevancia, las
principales ventajas que suelen destacarse son las siguientes:

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• El sistema de mercado permite que los recursos económicos se asignen con más
eficiencia que cualquier otro sistema.
• El comportamiento egoísta (búsqueda del propio bien o, mejor, del propio
beneficio) y competitivo de los agentes conduce a lograr la solución más adecuada
para el conjunto.
• El sistema de toma de decisiones de carácter descentralizado por parte de los
productores y de los consumidores reduce claramente los costes de información
y de transacción, cosa que no sucede en cualquier otro sistema donde sea preciso
recoger y acumular la información para, más tarde y a nivel colectivo, tomar
decisiones y definir las líneas de actuación de la economía, a las cuales se
sujetarían (o deberían sujetarse, supuestamente) las decisiones de los
productores y de los consumidores.
• El sistema de mercado respeta la libertad del individuo.
• Los cambios en los precios relativos y la competencia inducen la rápida
introducción de innovaciones y cambios técnicos en los productores; inducen a
efectuar los cambios necesarios en la producción (proceso de producción y
productos/servicios ofrecidos); e inducen también a reformar lo que sea necesario
en la organización de la unidad productiva para poder subsistir en un mercado
concurrido y competitivos.
• Los desequilibrios que se producen en una economía de mercado tienden a ser
sólo temporales.

2.3.2 Los fallos del mercado

El catálogo de los fallos que normalmente se han denunciado en el funcionamiento de


las economías de mercado es relativamente extenso. Sin embargo, ha habido y hay
coincidencia en subrayar algunos que son fundamentales y que, de alguna manera,
incluyen a otros cuya relevancia parece inferior o que son colaterales. Los más
destacados son los siguientes:

1. Existencia y riesgo de desarrollo de mercados no competitivos.


2. Existencia de efectos externos.
3. Bienes públicos.
4. Rendimientos crecientes.
5. Mala o insatisfactoria distribución de la renta.
6. Fallos en el logro de algunos objetivos: empleo, estabilidad, crecimiento.
7. Necesidades preferentes e indeseables.
8. Impulso a la insolidaridad y a las posiciones antagónicas, más allá del mundo
económico.

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2.3.3 Los fallos del sector público

El apoyo a la necesidad de que las autoridades «intervengan» en la economía para


corregir los fallos del mercado ha generado en muchos países un sector público cuyo
peso en la economía llegó a ser, en algunos casos, superior al 50% del total de la
actividad económica. Este crecimiento del sector público se apoyó en la creación de
empresas públicas y en la oferta de numerosos servicios por el Estado (educación,
sanidad, vivienda…) para garantizar la igualdad de oportunidades y favorecer una mayor
igualdad en el conjunto de la sociedad.

Esta generalización de la presencia del sector público en las economías ha hecho que la
literatura económica haya dado cabida también a críticas sobre los fallos del sector
público, contrapuestas a los que anteriormente se han señalado como fallos del mercado.
Como señalan C.Wolf, C.Wattin y otros autores, frente a los fallos del mercado hay que
tener también en cuenta los fallos del sector público, los cuales pueden agruparse en las
siguientes categorías:

• Imperfecciones derivadas del mercado político.


• Ineficiencias en la producción de bienes públicos y sociales.
• Dificultades en el control de los monopolios naturales, ya que, en la práctica, es
muy difícil conocer cuál es el coste marginal de los servicios que prestan, para
poder determinar adecuadamente unos precios políticos o unas subvenciones.
• Existencia de internalidades, frente a las externalidades generadas en el sector
privado.
• Existencia de externalidades asumidas por los poderes públicos como
consecuencia de las actividades de grupos de presión organizados, que tratan de
conseguir y, a veces, con éxito que los órganos ejecutivos o legislativos apoyen
resoluciones que les benefician y de las que no se conocen los efectos externos
que pueden tener para el resto de la sociedad o para determinados grupos
sociales.
• Ignorancia de los costes reales con los cuales se está operando en la
Administración o en los organismos y empresas dependientes de ella debido a la
inexistencia de competencia y del riesgo de quiebra.

2.4 DE LA ECONOMÍA DE LIBRE MERCADO A LAS ECONOMÍAS MIXTAS

Los problemas con que se han tenido que enfrentar las naciones que optaron por un
sistema de economía de libre mercado (derivados, en buena parte, de los fallos a los que
se ha hecho referencia anteriormente) han justificado que los gobiernos, las autoridades,

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en general, y a distintos niveles, hayan ido asumiendo un papel muy importante en el
funcionamiento de sus economías. Se ha llegado así a un tipo de economías mixtas, es
decir, economías cuyo funcionamiento se basa esencialmente en el mercado, pero en
las que el sector público asume un papel relevante, a veces muy relevante, y donde las
autoridades han dictado normas y creado instituciones orientadas a corregir y
«complementar al mercado. La historia es un ejemplo claro de cómo fue transicionando
el sistema económico o de mercado a como lo conocemos hoy en día, y como cada país
ha pasado y pasaran por un proceso diferente dependiendo de su contexto económico,
político y social.

Los sistemas que realmente han funcionado en las principales economías del mundo
responden a este esquema que acabamos de describir, aunque siempre con matices y
diferencias propias. Las connotaciones comunes son, empero, bastante claras:

• Se sigue reconociendo como un derecho esencial la libertad individual para tomar


decisiones económicas.
• El mercado (los mercados) sigue siendo el mecanismo básico del sistema, aunque
cierto número de ellos dejaron de ser realmente libres al existir regulaciones y
normas estatales.
• La propiedad del capital y, en general, de los recursos naturales sigue siendo
prioritariamente de carácter privado.
• Las unidades de producción pueden organizarse internamente de acuerdo con su
criterio, combinando los factores productivos y la tecnología bajo la supervisión y
control última de los propietarios.
• El Estado asume claramente una serie de funciones dentro del sistema.

2.5 UNA NOTA SOBRE LAS ECONOMÍAS EN TRANSICIÓN

El tránsito de una economía de planificación centralizada a una economía de mercado


ha supuesto y sigue suponiendo para bastantes de estos países unos costes muy
elevados, tanto en términos económicos como sociales. Los cambios se han
materializado, sobre todo, en tres ámbitos básicos:

1. Liberalización de los precios, ya que han dejado de ser controlados por las
autoridades para determinarse de acuerdo con las leyes del mercado. Este
cambio ha sido relevante no sólo para las empresas, que ahora tienen en los
precios las señales que les orientan sobre los costes reales, las demandas de la
sociedad y su capacidad competitiva frente a otros países, sino también para los

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ciudadanos, que sólo ven restringida la satisfacción de sus deseos y necesidades
por los precios, pero no por regulaciones y planes impuestos por la autoridad.
2. Privatización del sector productivo. Ha implicado que las empresas estatales que
anteriormente existían se han transferido, en gran parte, a los capitales privados.
Señalemos, con todo, que las diferencias por países fueron y son todavía bastante
importantes. El modo de efectuar dicha transferencia no ha sido el mismo y en
algunos casos el Estado sigue teniendo en sus manos un sector público
empresarial importante. Además, las transferencias al sector privado han estado
marcadas a veces por actuaciones corruptas y por la presencia y actuación de
grupos pseudomafiosos.
3. Cambios en el plano macroeconómico. El sistema fiscal se ha adaptado a su
concepción en las economías de mercado: creación de un sistema impositivo
semejante al de los países más desarrollados; control y reducción de los gastos y
subvenciones; aminoración del empleo en el sector público, etc., más la puesta
en práctica de políticas monetarias como las existentes en el resto de los países
europeos. Uno de los problemas con que han debido enfrentarse los gobiernos de
la transición son las tensiones inflacionistas

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