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TEMA 1.

La ECONOMÍA COMO CIENCIA SOCIAL


Tras cualquier acción de un político se puede encontrar algo dicho por un intelectual quince años atrás.
John Maynard Keynes

1.1 El concepto de economía

En economía no se hacen experimentos de laboratorio ni se utilizan microscopios, pero se dice


que es una ciencia, lo que confiere a una disciplina el carácter de ciencia es la utilización de un
método científico. En economía se utilizan la teoría y los datos observados como en otras
ciencias, a pesar de que los experimentos sean más difíciles de hacer. El principal sustituto de
que se dispone para experimentar de una manera natural es el estudio de la Historia. Saber
cuáles eran las condiciones de los años sesenta, qué efectos tuvo la crisis del petróleo, qué
hicieron los países y cómo lo superaron es la principal fuente para contrastar si las ideas
económicas son ciertas o no. Los economistas utilizan modelos, ecuaciones, diagramas, etc.
para tratar de entender la economía. Como los modelos físicos o químicos, los modelos
económicos omiten muchos detalles, de modo que, a partir de unas hipótesis, se elaboran
unos argumentos y se llega a unas conclusiones. Es un hecho que hace imprescindible en
cualquier investigación tener en cuenta el realismo de los supuestos, las dificultades de
experimentar. Y sobre todo, la presencia constante de los juicios de valor: cuando describimos
el funcionamiento de los mercados hablamos de economía positiva. Conocimientos científicos:
deben tener un objeto y un método de conocimiento bien determinados.

La economía es la ciencia social que estudia cómo satisfacer unas necesidades prácticamente
ilimitadas con unos recursos limitados y que son susceptibles de utilizarse para diferentes
usos. En otras palabras, la economía estudia cómo las sociedades administran unos recursos
escasos para producir bienes y servicios y cómo se distribuyen entre los individuos. Cómo
debería funcionar la economía o qué objetivos debería alcanzar, se trata de economía
normativa.

La economía quiere conocer las leyes y regularidades que gobiernan las relaciones humanas
que tienen que ver con la satisfacción de las necesidades. No basta con conocer fenómenos
aislados; hay que descubrir las regularidades y las leyes de comportamiento para poder
obtener conclusiones que faciliten la generalización y permitan aplicar la acción social.

Las relaciones económicas existentes y de las cuales se ocupa la economía son:

- Relaciones de propiedad: indican quiénes son y quiénes no son los propietarios de los
recursos productivos. Configuran el sistema de derechos de apropiación.

- Relaciones de producción: reflejan cómo se utilizan los recursos para producir aquello que
satisface nuestras necesidades. Indican una relación de tipo técnico entre los productos y los
medios utilizados para la producción.

- Relaciones de distribución: indican la relación entre los productores y los resultados del
trabajo antes de que éstos sean consumidos. Es decir, determinan quién dispone de los
resultados de la producción (salarios y beneficios).

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- Relaciones de consumo: reflejan los vínculos entre los agentes y los resultados del trabajo en
cuanto qué objetos son susceptibles de satisfacer necesidades.

Las relaciones de producción y consumo son relaciones de transformación material, que


indican las relaciones entre el hombre y la natura. Las relaciones de propiedad y distribución
son relaciones de organización social, que indican las condiciones de acceso a los medios que
hacen posible la satisfacción de las necesidades sociales. Por lo tanto, la economía trata los
problemas económicos situándolos en su contexto social y político. Dado el carácter jurídico de
la primera relación, en este curso se analizan sólo el resto de relaciones.

Los economistas han tratado los temas que interesan a los contemporáneos de su tiempo y
desde aproximaciones diferentes. (Ver Anexo I. Las escuelas de pensamiento económico)

1.2 Necesidades humanas: bienes económicos, valores y precios

Necesidad es todo aquello que se desea. En economía se considera siempre que su satisfacción
requiera un determinado esfuerzo, es decir, que no sea gratuita. De la necesidad surge el
concepto de bien económico: cualquier elemento disponible que juzgamos como útil para
satisfacer necesidades, que no se encuentra a disposición nuestra de manera libre y gratuita,
es decir, su adquisición requiere una asignación específica de esfuerzo o recursos, en
detrimento de lo que se pueda hacer para obtener otros. Un bien puede ser económico, o no,
dependiendo de las circunstancias geográficas, históricas y sociales (ej. agua).

Cuando los bienes se intercambian, ya no sólo tienen utilidad sino que, además, tienen un
valor de cambio, entendiéndose como la relación cuantitativa que tiene un bien con el resto a
la hora del intercambio: nos indica qué cantidad del bien X hay que dar para obtener una
unidad del bien Y. Así, hay un valor de uso (la capacidad intrínseca de un bien para satisfacer
necesidades) y un valor de cambio (que surge del intercambio). Por ejemplo: una obra de arte
tiene un valor de uso diferente a su valor de cambio.

El valor económico de un bien procede del trabajo que incorpora, y su expresión monetaria es
el precio. En economías capitalistas, el precio incorpora, además, las ganancias por los
propietarios de los medios de producción. Según Adam Smith, el precio de mercado, en un
momento determinado, puede ser más grande o más pequeño que el precio natural (que es el
precio deseable puesto que incorpora el valor del trabajo y un beneficio justo). Pero, en un
mercado que funcione libremente, de libre competencia, a largo plazo el precio de mercado
equivale al precio natural. El mercado se regula automáticamente. Es como si hubiera una
mano invisible que lleva a un equilibrio económico donde la producción ofrece aquello que
piden los consumidores y las mercancías se venden al precio más bajo posible, es decir, al que
representa que realmente cuesta la mercancía (precio natural). Todo el mundo
sigue sus intereses personales, pero de hecho todo el mundo está controlado por una ley
impersonal: la mano invisible. Por lo tanto, Smith defiende un mercado libre, sin
intervenciones del gobierno en la economía.

Aun así, John K. Galbraith señala que los precios no tienen por qué seguir el mecanismo de
mercado descrito por Smith, sino que las grandes corporaciones (que dominan la mayor parte

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de mercados) fijan los precios, y la demanda (consumidores) se ajusta a los mismos (Ver tema
6).
Cómo indica Galbraith, la descripción de Smith requiere del entorno económico que el autor
conoce (siglo XVIII, con pequeños productores que no inciden sobre el mercado, que es
dominado por los consumidores), mientras que en la realidad actual, las corporaciones
dominan los mercados.

Tipo de bienes económicos:

- De consumo (si el destino es la satisfacción inmediata) o de inversión (contribuyen a la


obtención de otros bienes).
- De primera necesidad, normales o de lujo.
- Materiales (bienes) e inmateriales (servicios).

En nuestra sociedad (capitalista) se reconoce a los propietarios de los recursos productivos, la


capacidad de apropiarse de los beneficios resultantes de aplicar los recursos a la producción.
Así, muchas veces, el objeto de la actividad productiva es la obtención de beneficios, y no
satisfacer las necesidades sociales. No se produce lo que necesitan los seres humanos, sino
aquello que genera beneficios. Por eso, en nuestra sociedad predominan los deseos inducidos
por la oferta, necesidades no imprescindibles para nuestra vida pero que al ser satisfechas
mediante el consumo, generan beneficios importantes, mientras que otras necesidades no son
satisfechas por buena parte de la población (vivienda, salud, educación, etc.).

1.3. El proceso de producción

Mediante el proceso de producción los individuos obtienen los bienes y servicios que necesitan
para satisfacer sus necesidades. El proceso de producción es un proceso de trabajo en el que
se utilizan y se transforman recursos materiales. Este proceso de producción utiliza, además de
trabajo, capital (en forma de instalaciones productivas y maquinaria, que incorpora la
tecnología del momento), así como, a veces, materias primas (ver gráfico). Son los
denominados factores de producción. Si bien no son determinantes, sí condicionan el proceso
de producción.

Para producir los bienes, una sociedad dispone de diferentes recursos o factores productivos.
Los factores productivos se clasifican en:

• Recursos naturales: son aquellos que obtenemos de la naturaleza, como pueden ser el agua,
el petróleo, etc.

• El trabajo humano: es el tiempo y las capacidades intelectuales que dedicamos para producir
un bien o hacer un servicio.

• El capital: son los bienes duraderos, que no se dedican al consumo sino que se utilizan para
producir otros bienes. Los edificios, la maquinaria, las materias primas, etc.

Dado que la disponibilidad que tenemos de estos factores no es infinita, tenemos que decidir
qué queremos producir con los recursos que tenemos. Saber cómo utilizarlos es uno de los
principales problemas económicos de cualquier sociedad. La economía estudia cómo una

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sociedad administra estos recursos productivos (denominados también inputs) que son
escasos, combinándolos para obtener unos productos (denominados outputs).

La Economía es el estudio de cómo la sociedad decide qué, cómo y para quién


producir.

Si suponemos una sociedad cualquiera, en un periodo cualquiera, el proceso de producción se


puede describir de la siguiente manera:

Consumo improductivo

Proceso productivo
INPUTS OUTPUT Excedente

Materias primas
Trabajo Consumo
Capital (tecnol.) productivo

El producto bruto (output) es el valor de todo aquello producido en el proceso de producción.


El producto neto es el valor del producto bruto menos el de los productos necesarios para la
actividad del mismo, es decir, los medios de producción utilizados o productos intermedios
(materias primas y capital).

Así: PNET = PBRUT– Medios de Producción (capital y materias primas) = VALOR AÑADIDO

El producto neto se dedicará a la reproducción del factor trabajo (salarios). En caso de que se
produjera por encima de lo necesario para reproducirse, diremos que hay un excedente. En
cada contexto social, político e histórico, se decide qué es necesario para el factor trabajo y,
por lo tanto, qué uso se tiene que dar al excedente. En una economía capitalista, el reparto del
valor añadido depende de la negociación entre los trabajadores (normalmente mediante
sindicatos) y los propietarios (o la dirección) sobre el reparto del valor añadido (o producto
neto), entre salarios (para los trabajadores) y beneficios (propietarios y dirección). Ahora bien,
en entornos donde los trabajadores se encuentran con poca fuerza, es la dirección quien
prácticamente establece, sin negociación, la distribución del producto neto. Así, el proceso de
producción es a la vez un proceso de distribución.

El excedente se puede dedicar a consumo improductivo y a consumo productivo. Con el


primero, se sacan recursos del sistema productivo y éste no mejora (ej. excedente agrícola que
se usa para hacer pirámides al Antiguo Egipto o para hacer catedrales en la Edad Media
Europea). Con el segundo, el excedente se destina además a recursos para el factor trabajo o a
medios de producción (acumulación). La acumulación del excedente puede transformar el
círculo de la reproducción en una espiral creciente, puesto que con la acumulación pueden
aumentar los medios de producción y se puede incrementar la producción.

La acumulación (o inversión) puede ser en stocks en almacenes (materias primas, productos


semielaborados, bienes de consumo no consumidos), que constituye el capital circulante, y

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bienes de equipo (herramientas, máquinas, edificios, instalaciones), que es el capital fijo. Los
bienes de capital circulante se destruyen a medida que se utilizan en el proceso de producción;
en cambio, los bienes de capital fijo sólo sufren desgaste (por envejecimiento técnico o por
desgaste físico natural). Este desgaste se denomina depreciación o amortización. Con la
acumulación se pueden generar medios de producción mejores (progreso tecnológico) que
incrementen la productividad1 del trabajo y, en consecuencia, la producción aumente.

El producto neto se puede definir desde tres perspectivas (es lo que, en terminología de
macromagnitudes, ver lección 5, denominamos producto interior bruto):

- Producción: valor del producto final o bruto − valor de los productos intermedios
- Renta: salario + beneficios
- Gasto: consumo + inversión.

En la óptica productiva descrita, propuesta por Piero Sraffà, el crecimiento económico


depende del excedente existente en los diferentes sectores y de su uso. La tasa de excedente
(Te=excedente/inputs) sectorial más baja indica la tasa de crecimiento total del sistema (si
sobran ruedas pero falta acero, no habrá más coches). Por lo tanto, la tasa de crecimiento será
máxima si se igualan las tasas de excedente de todos los sectores productivos. Además, hace
falta que crezcan del mismo modo otros factores necesarios para la producción, cómo son los
recursos naturales y la población. Finalmente, el excedente se tiene que destinar al consumo
productivo: el elemento más importante de crecimiento es el progreso tecnológico, que tiene
que permitir aumentar la productividad (que con los mismos inputs, se obtenga más output).

Existen pero, otras aproximaciones económicas respecto al crecimiento, como la neoclásica,


que basan el crecimiento en la acumulación de factores, tales como el capital físico o el capital
humano (educación o formación e I+D). Desde otra aproximación, John Maynard Keynes y sus
seguidores (postkeynesianos) destacan la importancia de la inversión como elemento
determinante del crecimiento económico. Ahora bien, se puede dar crecimiento económico,
con o sin plena ocupación, y recesiones, puesto que el sistema capitalista es intrínsecamente
inestable. Si las tasas de crecimiento de la demanda, la oferta y la población coinciden se dará
un crecimiento sostenido con plena ocupación, una situación que Joan Robinson denominó
“edad de oro”.

Finalmente, el nuevo institucionalismo destaca el papel de las instituciones en el crecimiento


económico: comportamiento de los gobiernos, partidos políticos, agentes sociales, grupos de
presión, etc., que pueden crear marcos que favorecen o dificultan el crecimiento (seguridad
jurídica, estabilidad política y económica, etc.).

1.4. Procesos de intercambio y mercados

Fruto de la división del trabajo, los individuos y las organizaciones intercambian productos
(bienes y servicios) de acuerdo con un sistema de precios relativos. Este intercambio se
produce porque unos piden una serie de bienes que necesitan y otros los producen. El

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Productividad = producción realizada por cada individuo = Output / nº de trabajadores o horas trabajadas.

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intercambio tiene lugar en el mercado, donde se distribuyen los productos. Ahora bien, el
intercambio de bienes y servicios no es el único mercado, puesto que también se intercambian
recursos financieros y trabajo; además, en los intercambios interviene el sector público y existe
un mercado internacional.

El mercado de bienes y servicios expresa el conjunto de interrelaciones entre los agentes


(empresas o productores individuales), que intentan vender su producción y forman la oferta
del mercado, y los consumidores (o compradores) del producto que se ofrece, que forman la
demanda. Los intercambios que se realizan son voluntarios. Si bien, en muchos mercados, los
ofertantes suelen tener lo que se denomina poder de mercado (ej. monopolio, oligopolio, etc.)
– ver lección 7.

El mercado de factores es aquel en que los individuos ofrecen a las empresas su capacidad
de trabajo a cambio de un salario. Los individuos constituyen la oferta laboral y las empresas la
demanda.

El sistema descrito requiere que haya un mercado financiero que aporte los recursos
necesarios a los que los necesitan (en general, las empresas), y obtenga estos recursos de los
que no los necesitan (en general, las familias). Los primeros tendrán que pagar un interés por
el capital recibido a los intermediarios financieros, y los segundos cobrarán un interés por el
capital proporcionado. El sistema financiero es fundamental para la actividad económica,
puesto que el dinero es el bien que permite la realización de las diversas actividades
económicas. Así, el mercado financiero trata del intercambio de activos financieros (dinero y
otros activos), que realizan los individuos y las empresas mediante los intermediarios
financieros. Estas entidades financieras permiten las inversiones de las empresas y los
individuos, que son el motor de la actividad económica, y lo hacen a partir de los
recursos sobrantes de otros agentes. Estos intermediarios financieros pueden ser bancos,
cajas, entidades aseguradoras, agentes de bolsa, etc. (ver lección 8).

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Los agentes privados también se relacionan con el sector público. Los intercambios entre estos
agentes son los siguientes:

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- A las familias, el sector público les proporciona bienes, servicios y transferencias
monetarias a cambio de unos impuestos. Además, el sector público puede contratar
trabajadores a cambio de un salario.
- A las empresas, el sector público les proporciona bienes y servicios y subvenciones
monetarias a cambio de unos impuestos y la compra de otros bienes y servicios.
- A las entidades financieras les pide recursos financieros (pagando un interés), aunque
también presta recursos (Banco Central); además, les proporciona bienes y servicios a
cambio de unos impuestos.

Finalmente, podemos ampliar todas estas relaciones e incluir el sector exterior. Por lo tanto, en
total existen 4 agentes (empresas, familias, instituciones financieras y sector público) y 3
mercados (bienes y servicios, factores y financiero), además de un mercado exterior que
incluye los agentes y mercados mencionados anteriormente a nivel internacional.

Es necesario decir, que en los mercados mencionados, el dinero tiene una gran importancia
porque facilita los intercambios, puesto que sirve como:

- Medio de pago. Es decir, es un intermediario efectivo en las transacciones. Sin dinero,


¿cómo se ponen de acuerdo los agentes económicos en las transacciones?
- Unidad de cuenta. Es un patrón de medida del valor de las diferentes mercancías.
Conocemos la importancia por la experiencia al cambiar de pesetas a euros.
- Depósito de valor. Permite conservar un determinado poder adquisitivo a lo largo del
tiempo (si no existen crisis monetarias fuertes).

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