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ITERVECIOES TERAPÉUTICAS E LA VEJEZ

Conde-Sala (2010)

1. Conceptos generales

1.1. Conocimientos, habilidades y actitudes

Es inevitable, en un capítulo sobre Intervenciones terapéuticas en la vejez, hacer


referencia al documento de la Asociación Americana de Psicología (APA, 2004):
“Guidelines for Psychological Practice with Older Adults". La guía pretender orientar a
los profesionales, especialmente psicólogos, en las actitudes generales, los
conocimientos necesarios, las características clínicas de las personas mayores, el
proceso de evaluación, las intervenciones y la necesaria formación continua sobre la
temática del envejecimiento. Esta guía puede complementarse con las aportaciones de
Losada, Márquez y Pérez (2005). Sintetizamos en la tabla 1 los aspectos más relevantes.
Especial relevancia, en relación a las actitudes, merece la consideración de la
alianza terapéutica con el paciente. Más que una posición neutral el terapeuta es
conveniente que mantenga una actitud activa y de soporte al proceso, motivando a la
persona mayor para su implicación y gratificando los logros conseguidos; la fragilidad y
mayor vulnerabilidad de bastantes personas mayores aconseja este cambio de posición
respecto al mantenido con personas más jóvenes. Merece la pena subrayar que la alianza
y empatía terapéutica con la persona mayor es la mayor garantía de que el proceso
avance positivamente; esta cuestión es cuando menos tan o más importante que el
modelo terapéutico teórico.
De hecho, todos los modelos teóricos necesitan una cierta adaptación a las
características de los mayores: mayor lentitud en el procesamiento mental, mayor
facilidad para expresar el malestar de forma psicosomática. Conviene por tanto resaltar
la necesaria focalización en la intervención terapéutica en alguno de los núcleos que
más influencia tenga en la situación actual; favorecer una regresión excesiva puede
generar en algunas personas un incremento del malestar que podría manifestarse con
sintomatología somática. Tampoco es conveniente favorecer tratamientos

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excesivamente largos que sitúen a la persona mayor en una situación de gran
dependencia respecto al terapeuta.

Tabla 1. Conocimientos y habilidades en la intervención con personas mayores

A. Conocimientos generales 2. Integrar la información de otros ámbitos


1. Diferencias entre vejez normal y patológica 3. Capacidad para proporcionar información
2. Patrones de cambio y estabilidad
3. Aspectos biológicos del envejecimiento E. Habilidades específicas en la relación
4. Comprender la diversidad en la vejez 1. Actitud de incondicionalidad y apoyo
4. Influencia de la edad, género y escolaridad 2. Capacidad de tranquilizar
5. Influencia de los factores contextuales 3. Establecimiento de una relación empática
6. Trastornos psicológicos más frecuentes 4. Respeto, evitando juicios de valor
5. Habilidades de comunicación
B. Conocimientos específicos 6. Comportamiento asertivo
1. Actualización en avances científicos 7. Habilidad para el refuerzo positivo
2. Conocer límites de la propia competencia 8. Habilidades para explicar el tratamiento
3. Conocer la red de servicios del entorno 9. Habilidades de escucha
4. Conocer la sintomatología clínica 10 Habilidades para ajustar las expectativas
5. Conocer los métodos de evaluación
6. Conocer las técnicas de intervención F. Habilidades específicas en la intervención
1. Intervención lo más individualizada posible
C. Habilidades específicas en la evaluación 2. Planificación de metas realistas
1. Adaptar los instrumentos y procedimientos 3. Pausar el ritmo de las intervenciones
2. Ayudar a maximizar la comprensión 4. Flexibilidad en la implementación
3. Valoración funcional, cognitiva y emocional 5. Contemplar un enfoque bio-psico-social
6. Fomentar en los mayores un papel activo
D. Habilidades para el trabajo interdisciplinar 7. Explicar el procedimiento y finalidad
1. Colaboración con otros profesionales 8. Valorar la cooperación de las familias

1.2 Aspectos éticos

La situación de vulnerabilidad en la que pueden encontrarse algunas personas


mayores, debido a los problemas de salud física o mental y aislamiento social, ha
requerido desarrollar algunos principios éticos que sirvan de referencia para la práctica
profesional. La sección de personas mayores de la Asociación Mundial de Psiquiatría
(WPA), ha publicado una declaración de consenso sobre principios éticos en relación a
las personas mayores con trastornos mentales (Katona et al., 2009). Aunque es un
documento dirigido a los psiquiatras, define una serie de principios que pueden
generalizarse a cualquier práctica:
▪ Respeto por la autonomía y capacidad de decisión de la persona mayor.
▪ Valorar el beneficio y perjuicio de la intervención antes de su implementación.

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▪ Justicia, en el sentido de que todas las personas mayores deben tener el mismo
acceso a los tratamientos, independientemente de su edad o circunstancias.
▪ Respeto a los derechos de las personas mayores: independencia, seguridad y
dignidad, atención y tratamiento.
▪ Neutralizar los prejuicios, discriminación y estigmatización sobre la vejez y la
posibilidad de obtener beneficios de los tratamientos.
▪ Derecho a la confidencialidad en la práctica terapéutica.
▪ Combatir el abuso hacia las personas mayores con problemas de salud mental.
▪ Regularizar las situaciones en las que las capacidades de decisión están
disminuidas, con el inicio de un proceso de tutela desde las instancias judiciales.
▪ Acceso a los cuidados paliativos en situaciones de enfermedad grave y terminal.
▪ Regular la participación de las personas mayores en las investigaciones a través
del consentimiento informado y la protección de datos.

1.3. Perspectiva general sobre las intervenciones terapéuticas con personas mayores

Los prejuicios acerca de la conveniencia del trata amiento psicoterapéutico con


personas mayores se han basado sobre la hipotética dificultad para poder modificar y / o
cambiar conductas, percepciones o sentimientos con los tratamientos psicológicos. Los
comentarios de Freud (1905), sobre la dificultad para cambiar después de los 40 años,
jugaron un papel negativo en el desarrollo de psicoterapias específicas para la vejez;
aunque posteriormente, autores como Abraham, Jung o Erikson se desmarcaron de esta
posición (Botella, 1994).
El progresivo aumento de la esperanza de vida y, por tanto, del porcentaje de
población anciana en los países desarrollados, plantearon nuevas necesidades que
atender respecto a este colectivo. El número de publicaciones y de investigaciones sobre
la vejez empieza a aumentar a partir de 1970 y también aparecen nuevos planteamientos
sobre la posibilidad de intervenir terapéuticamente. Knight y Robi (2001) señalan seis
temas predominantes en los años 1980 sobre la psicoterapia con ancianos:
▪ Necesidad de valoración cuidadosa de la persona mayor.
▪ Necesidad de que el psicoterapeuta actué como terapeuta de casos.
▪ Reconocimiento de los estresores más frecuentes.
▪ Atención a la diversidad de la población anciana.

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▪ Importancia de la interacción terapeutas jóvenes - ancianos.
▪ Aparición de literatura empírica.
Según los autores citados anteriormente, estos temas fueron ampliándose hasta la
situación actual, especialmente en:
▪ Reconocimiento de la vejez como una etapa de gran diversidad.
▪ Explosión de las publicaciones sobre salud mental y envejecimiento.
▪ Ampliación del espectro clásico, demencia, delirio y depresión, a otros
trastornos: ansiedad, adicciones, psicosis, trastornos del sueño.
▪ Integración de los servicios de salud mental y salud global.
▪ Desarrollo de nuevos modelos teóricos que integran la vulnerabilidad
biológica, los estresores vitales y las capacidades de adaptación.
▪ Mayor atención a la salud mental integrada en la asistencia socio-sanitaria.

Es previsible que la demanda de atención psicoterapéutica aumente en los


próximos años, no sólo por el aumento relativo de la población mayor de 65 años, sino
también por la presencia de unas cohortes más acostumbradas y familiarizadas con los
tratamientos psicoterapéuticos.
No obstante es preciso subrayar que todavía en la actualidad el uso de
psicofármacos, desde la sanidad pública, es la alternativa más utilizada ante la
imposibilidad de responder a las demandas de atención psicoterapéutica por parte de la
población de cualquier edad.

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2. Modelos teóricos de intervención

2.1. Revisión de vida y reminiscencia

El término revisión de vida fue utilizado originalmente por Butler (1963) para
definir un proceso en el que la persona realizaba una evaluación de su historia personal,
a través del autorecuerdo. Butler concibió la revisión vital como un proceso normativo y
universal donde la reintegración de experiencias pasadas y conflictos no resueltos
pueden ser de nuevo revisados ofreciendo una resolución a los mismos, así como un
sentimiento de serenidad y sabiduría. El marco teórico es el de la Teoría psicosocial de
Erikson (1950, 1959) (Tabla 2), según la cual las personas mayores desarrollan, de
forma espontánea y normativa, un proceso de revisión y balance de su ciclo vital, cuyo
resultado favorable produciría un sentimiento de integridad y seguridad, mientras que
un resultado negativo del balance vital comportaría sentimientos de desesperación y
malestar con uno mismo. Las terapias de revisión de vida pretenden acompañar este
proceso natural y convertirlo en una revisión terapéutica de aquellas dificultades y
conflictos no resueltos, los cuáles continúan teniendo un potencial patológico. El
principal obstáculo de este tipo de terapia es la dificultad que pueden tener algunas
personas para elaborar recuerdos con gran contenido patológico.
Existen diversas modalidades y, aunque la original diseñada por Butler era un
proceso individual en la actualidad muchas de la terapias de revisión de vida se
desarrollan de forma grupal. Entre los diferentes modelos, destacar la Terapia de
Revisión de vida (Lewis y Butler, 1974), La guía autobiográfica (Birren y Deutchman
(1991) y el modelo estructurado de Revisión de vida (Haight y Webster, 1995). Una
adaptación de este último modelo se desarrolla en 4 sesiones de 1 h. de duración durante
4 semanas; la primera se centra en la infancia, la segunda en la adolescencia, la tercera
sobre la edad adulta y la última es un repaso de todo el ciclo vital. El aspecto novedoso
de esta adaptación es que las preguntas están formuladas para conseguir que la persona
mayor recuerde acontecimientos específicos de carácter positivo (Navarro, Latorre,
López-Torres y Pretel, 2008).

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Tabla 2. Estadios de Erikson y Modelo de Revisión de vida

Estadio Preguntas de Revisión de Vida

1. Confianza vs. Desconfianza ¿Cuidaron siempre de ti?

2. Autonomía vs. Vergüenza y duda ¿Te sentiste guiado cuando eras pequeño?
¿Recuerdas sentirte alguna vez avergonzado?

3. Iniciativa vs. Culpa ¿Te sentiste alguna vez culpable por algo?

4. Laboriosidad vs. Inferioridad ¿Eras un buen estudiante, trabajabas duro? ¿Te


sentías capaz de lograr lo que te proponías?

5. Identidad vs. Confusión ¿Tenías alguna pandilla? ¿Tenías un sentimiento de


pertenencia? ¿Cuándo definiste tus proyectos?

6. Intimidad vs. Aislamiento ¿Recuerdas la primera persona por la que sentiste


atracción? ¿Cómo fue la relación sentimental con ella?

7. Generatividad vs. Estancamiento ¿Tienes interés por los temas sociales? ¿Sientes que
puedes ayudar a las próximas generaciones?

8. Integridad vs. Desesperación ¿Qué balance haces de tu vida?

Adaptado de Serrano-Selva, J. P. y Latorre Postigo, J. M. (2005).

2.2. Terapias conductuales

Aunque frecuentemente van unidas a las terapias cognitivas, podemos hablar


específicamente de ellas para identificar los rasgos característicos. El aprendizaje de
nuevas conductas y habilidades más "normalizadas", a partir de nuevos modelos y el
refuerzo positivo de las nuevas adquisiciones serían los elementos característicos. Este
tipo de intervenciones han sido frecuentemente aplicadas para superar déficits
funcionales y para mejorar situaciones ambientales de clima y relación (Souto,
González, Fernández y Díaz, 1984). Necesitan establecer una monitorización minuciosa
de las conductas a aprender que permitan superar progresivamente los déficits, así como
incrementar la capacidad para afrontar situaciones adversas Uno de los programas
clásicos, que resumen los principios del modelo conductual, es el de Patterson et al.
(1982) aplicado a la intervención en los déficits de las AVD; este programa explicita 6
puntos básicos (Tabla 3).

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Tabla 3. Modelo conductual. Programa básico de Patterson

1. Definir explícitamente la conducta a modificar.


2. Realizar un análisis detallado, identificando los antecedentes y consecuentes de la conducta.
3. Establecer un objetivo realista que pueda ser alcanzado, teniendo en cuenta los deterioros
físicos y cognitivos.
4. Provocar y recompensar de manera consistente la conducta correcta, y no reforzar la
conducta no deseada.
5. Monitorizar la evolución de la conducta a estudiar.
6. Generalizar los logros obtenidos (refuerzo intermitente, entrenamiento en diferentes
entornos, etc.

La práctica de habilidades y actividades sociales agradables y positivas formarían


parte de este modelo, así como también las técnicas de relajación (Patterson y Jackson,
1980 a y b). Algunos autores han aplicado el modelo conductual al tratamiento de la
depresión, incluyendo entrenamiento en relajación, incremento de actividades
agradables, reestructuración cognitiva y optimización de las interacciones sociales
(Lewinsohn, Antonuccio, Breckenridge y Teri, 1987).

2.3. Terapias cognitivas

Estas terapias ponen el acento en la reestructuración cognitiva, es decir en el


cuestionamiento de las cogniciones del sujeto que están asociados a pensamientos o
comportamientos disfuncionales. Estos pensamientos negativos o disfuncionales se han
formado en la mente del sujeto a partir de las experiencias pasadas y consisten en
creencias pesimistas y críticas respecto a uno mismo y respecto al mundo y el futuro. La
intervención del terapeuta irá dirigida a cuestionar estos pensamientos, demostrando que
no tienen una justificación lógica y substituirlos por otros más realistas y positivos. La
terapia cognitiva más conocida es la de Beck aplicada al tratamiento de la depresión
(1979).
Habitualmente las terapias cognitivas y conductuales van muy unidas en su
formulación, compartiendo principios teóricos (Izal, Márquez, Losada, Montorio y
Nuevo, 2003). Según estos autores la terapia cognitivo-conductual consiste en una

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integración de los modelos cognitivo y conductual en una terapia limitada en el tiempo,
altamente estructurada, de corte psicoeducativa, centrada en los problemas del «aquí y
ahora», identificables y mensurables y que basa su éxito en el establecimiento de una
fuerte alianza de trabajo entre el terapeuta y el cliente, exigiéndose un esfuerzo de
colaboración por parte de la persona de cara a conseguir unos resultados positivos.
A través de esta terapia se trata de que la persona aprenda habilidades cognitivas y
conductuales que le permitan desafiar y sustituir sus patrones de pensamientos
automáticos y distorsionados por pensamientos más realistas, así como incrementar la
motivación de la persona para realizar actividades específicas que la ayudarán a elevar
su estado de ánimo y encontrarse mejor.
Existe una gran variedad de formulaciones en terapia cognitivas. En la tabla 4
reseñamos algunas de ellas.

Tabla 4. Modelos de Terapias cognitivas

Terapia racional emotivo-Conductual (Ellis, 1958, 1980).


Terapia cognitiva (Beck, 1963, 1979).
Entrenamiento en autoinstrucciones (Meichenbaum, 1971).
Entrenamiento en el manejo de la ansiedad (Suinn y Richardason 1971).
Entrenamiento de inoculación de estrés (Meichenbaum, 1985).
Terapia de solución de problemas (D'Zurilla, 1971, 1993; Vázquez, 2002).

2.4. Terapias de orientación psicoanalítica

La psicoterapia de orientación psicoanalítica con mayores, a diferencia del


psicoanálisis clásico se centra en la mejoría sintomática del paciente, a partir de la
comprensión y elaboración que el paciente pueda realizar (Reneses, 2002). Busca
conseguir una reorganización profunda de la actitud del paciente frente a las dificultades
presentes poniendo en relación los vínculos inconscientes entre los síntomas y
sufrimiento actual con los conflictos pasados no elaborados suficientemente. En
relación a los objetivos terapéuticos, Krassoievitch (1993) señala los siguientes: 1.
Disminuir síntomas, 2. Aceptar que el envejecimiento supone un cierto grado de

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dependencia, 3. Adaptarse a la situación que supone envejecer, 4. Participar en
actividades en las que pueda participar.
En relación a las particularidades de las personas mayores subrayar dos aspectos.
El primero referente a los cambios en los mecanismos de defensa del yo: la mayor
debilidad del yo con posiciones más rígidas y resistentes al cambio, la posible regresión
a posiciones más primitivas, las dificultades para aceptar los cambios físicos y psíquicos
inherentes al proceso de envejecimiento y la disminución para la producción de
asociaciones psíquica. El segundo elemento hace referencia a las pérdidas que pueden
producirse y acumularse en el proceso de envejecimiento: pérdida de personas queridas,
pérdida de función social y dificultades para elaborar lo que puede estar en su futuro, es
decir la propia muerte; en este sentido las personas con un carácter narcisista, o bien con
una personalidad obsesiva y rígida van a ser las más vulnerables al padecimiento
psíquico.
Las modificaciones de la técnica van a ir en el sentido de disminuir la velocidad y
el ritmo de las comunicaciones, utilizando frases y expresiones de estructura sencilla y
comprensible. La posición cara a cara es la más recomendable y el ritmo de las sesiones
no debe ir más allá de una o dos sesiones semanales. Va a ser importante adaptarse a las
condiciones de autonomía de la persona. El terapeuta debe tomar una posición activa,
motivando al paciente en la consecución de los objetivos, mejorando su socialización y
evitando una excesiva regresión. Las transferencias del paciente deben comprenderse
aunque no es conveniente su interpretación; en cambio el terapeuta si debe analizar
cuidadosamente su contratransferencia, ya que la temática del envejecimiento y sus
particularidades puede producir en el un cierto malestar.
Es necesaria una valoración previa de las capacidades de la persona para conocer
sus posibilidades de comprensión y elaboración, su tolerancia a la frustración y sus
modalidades defensivas.
A veces las psicoterapias de orientación psicoanalítica pueden tomar una
formulación breve, es decir con una duración de algunas semanas o pocos meses. En
este caso la terapia está centrada en un foco (conflicto relevante). Los objetivos quedan
aquí limitados a la mejoría de los síntomas y a la modificación de algunos rasgos de
carácter y defensas. El apoyo a la persona en una situación crítica debe conseguir
mejorar la autoestima de la persona y/o acompañar el proceso de duelo en situaciones de
pérdida y/o de angustia ante la muerte (tabla 5).

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Tabla 5. Objetivos de una psicoterapia breve en la vejez

▪ Modificar el equilibrio narcisista a fin de permitir efectuar nuevos investimentos


objetales.
▪ Reestructurar y consolidar el yo a fin de aumentar el insight, así como las capacidades
de elaboración de la ansiedad, disminuyendo las resistencias.
▪ Elaborar y reconducir los sentimientos que se producen en torno a la muerte, así como las
sensaciones y fantasías que provienen del envejecimiento del cuerpo.
▪ Desarrollar y reforzar los medios para hacer frente a la angustia de envejecer y morir.

Leger y Tessier (1989)

2.5. Psicoterapia interpersonal

Es una terapia centrada en las relaciones interpersonales, ya que considera que los
trastornos psíquicos tienen su origen en las alteraciones de estas relaciones (Sullivan,
1953; Miller y Silverman, 1994). La psicoterapia se centra en el saneamiento de las
relaciones sociales y personales como método para la resolución de los síntomas. Es una
terapia limitada en el tiempo (12-16 sesiones), centrada en el aquí y ahora, y el terapeuta
tiene una actitud activa favorecedora del cambio. Es interpersonal y no intrapsíquica o
cognitivo-conductual. La personalidad del paciente se reconoce como influyente,
aunque no es el foco de la terapia interpersonal (Tabla 6).
Utiliza técnicas exploratorias con preguntas abiertas, técnicas de clarificación para
reestructurar el material que explicita el paciente, técnicas de facilitación del afecto para
que el paciente pueda expresar sus sentimientos y técnicas de análisis de la
comunicación. La fase exploratoria, con una duración de tres sesiones, tiene como
objetivo identificar el caso con un área problema. Las áreas problema son cuatro:
Duelo. El objetivo es el facilitar el proceso de duelo, ayudar a retomar el interés
por reanudar relaciones y compensar o substituir lo que se ha perdido.
Disputas interpersonales. El objetivo es el de identificar la disputa, elegir un plan
de acción, modificar las expectativa y/o la comunicación inadecuada y obtener una
resolución satisfactoria a la disputa.

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Transiciones de rol. El objetivo es el de realizar el duelo y aceptación de la
pérdida del antiguo rol, ayudar a considerar el nuevo rol como positivo y restaurar la
autoestima desarrollando la sensación de maestría con el nuevo rol.
Déficit interpersonal. El objetivo es el de reducir el aislamiento del paciente y
facilitar la formación de nuevas relaciones.

Tabla 6. Características de la psicoterapia interpersonal

• Dirigida hacia las interacciones interpersonales.


• Centrada en las pérdidas, expectativas de roles, disputas o déficits interpersonales, en
lugar de conflictos internos y deseos.
• Explora transición del aquí y ahora en lugar de referirse a las experiencias de la
infancia.
• No descarta el uso de antidepresivos de forma concomitante.
• Tiempo limitado: 14-18 semanas.

Millán-González y Solano-Medina, 2010

2.6. Estimulación cognitiva

La estimulación cognitiva tiene como objetivo optimizar el rendimiento de las


capacidades cognitivas. Las premisas básicas de este tipo de intervención son la
capacidad de reserva cognitiva cerebral, la neuroplasticidad cerebral y la capacidad de
aprendizaje (Montejo-Carrasco, Montenegro-Peña, Claver-Martin, 2002).
La capacidad de reserva cerebral o cognitiva hace referencia a aquella parte del
cerebro que habitualmente no está en funcionamiento pero que puede activarse en
determinadas circunstancias y viene determinada por el número de neuronas y la
densidad de las interconexiones sinápticas, la cantidad de tejido cerebral que permanece
activo y el conjunto de estrategias cognitivas que se han acumulado para la resolución
de problemas. El concepto de neuroplasticidad cerebral hace referencia a la posibilidad
de cambio en las estructuras cerebrales y conexiones sinápticas, a partir de la
rehabilitación, reeducación y el aprendizaje.
Las estimulación y rehabilitación cognitiva consistiría en una serie de ejercicios
sobre diversas áreas: Orientación, Atención y Percepción, Lenguaje, Memoria,

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Razonamiento, Funciones ejecutivas, etc. y podría aplicarse tanto a personas sanas,
como a personas con deterioro cognitivo leve o con alguna enfermedad neurológica.
Los programas de entrenamiento de la Memoria han sido aplicados habitualmente a
personas sanas o con un nivel mínimo de deterioro, mientras los programas de
estimulación cognitiva más completos, que incluyen intervenciones centradas en la
apraxia, agnosia, afasia y en las AVD, han sido aplicados a personas con deterioro
cognitivo moderado o grave.
Entre los programas de entrenamiento en Memoria (Tabla 7) para personas
normales o con mínimos deterioros destacar el método UNAM (Montejo, Montenegro,
Reinoso, De Andrés y Claver, 1997 a, 1997 b) y entre los orientados hacia las personas
con demencias, destacar el Programa de Psicoestimulación integral (Tárraga, 1999,
2000) y el Programa Activemos la mente (Peña-Casanova, 1999).

Tabla 7. Estrategias para el entrenamiento en Memoria

▪ Visualización: Capacidad para crear imágenes visuales.


Objetivos: Aplicación a la vida diaria y favorecer la recuperación.
Ejercicios: Visualización de figuras abstractas, láminas, listas de palabras, relatos, etc.

▪ Asociación: Relacionar la nueva información con conocimientos previos según la


similitud visual o sonora, significado, fechas, etc.
Objetivos: Elaboración más profunda y mayor rendimiento mnésico.
Ejercicios: Relación de figuras y colores, palabras, recuerdo de números, etc.

▪ Categorización: Ordenar y clasificar la información.


Objetivos: Facilitar su recuperación.
Ejercicios: Fotografías de objetos, lista de compra, etc.

▪ Repetición: Favorecer el registro y la retención de información.


Objetivos: Repetición de mantenimiento y de elaboración.
Ejercicios: Mensajes, direcciones, olvidos cotidianos, etc.

Montejo-Carrasco, Montenegro-Peña, Claver-Martin (2002)

2.7. Terapia ocupacional

La terapia ocupacional, en relación a los programas de atención a las personas


mayores, tiene tres campos de actuación relevantes: los cuidados preventivos, los
cuidados de agudos y los cuidados crónicos o de larga estancia. Su campo de trabajo es

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la prevención y/o rehabilitación de las capacidades funcionales (Actividades de la vida
diaria básicas, Instrumentales), potenciando la autonomía personal (Tabla 8).
La Asociación Americana de Terapia Ocupacional (AOTA, 1981) la define de la
siguiente manera: Es el empleo de actividades significativas en individuos que están
limitados por una enfermedad o traumatismo físico, por una disfunción psicosocial, por
discapacidades en el desarrollo o en el aprendizaje, pobreza y diferencias culturales o
por el proceso de envejecimiento, con el fin de alcanzar la máxima independencia,
prevenir la discapacidad y mantener la salud.
Las áreas de actividad incluyen las actividades de la vida diaria (AVD), las
actividades de trabajo y las actividades de ocio y tiempo libre (Durante, 2002). La
terapia ocupacional incluye actividades centradas en el individuo, y también
intervenciones sobre el entorno para mejorar el desempeño de la autonomía personal.

Tabla 8. Objetivos y actividades de la terapia ocupacional

Objetivos de la terapia ocupacional


• Fomento y estabilización de capacidades mentales, sociales y corporales.
• Prevención y disminución de la dependencia y el aislamiento.
• Autonomía en la vida cotidiana.
• Mejora de la planificación y la realización de acciones y movimientos.
• Estimulación de la percepción sensorial.
• Utilización de las competencias disponibles.
• Fomento y estabilización de la memoria, atención, concentración y orientación.
• Mejora y conservación de la calidad de vida individual.

Actividades de la terapia ocupacional


• Evaluación de las habilidades y destrezas del adulto mayor.
• Entrenamiento de las capacidades motoras y sensoriales.
• Entrenamiento de capacidades sociales y comunicativas.
• Coordinación de talleres terapéuticos grupales.
• Adaptación y graduación de actividades ocupacionales.
• Organización de rutinas y dinámicas institucionales.
• Diseño, confección y entrenamiento en ayudas técnicas.
• Estructuración y modificación del ambiente.

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2.8. Terapia de validación

La terapia se basa en el principio general de la validación (aceptar, sostener), la


aceptación de la realidad y la verdad personal de la experiencia ajena. Sus
características relevantes son: un medio para clasificar las conductas; la provisión de
técnicas sencillas y prácticas que ayudan a restaurar la dignidad; la prevención del
avance del deterioro hacia un estado vegetativo; la provisión de un oyente empático; el
respeto y la empatía por los adultos ancianos con demencia tipo Alzheimer, que luchan
por resolver asuntos inconclusos antes de morir; y la aceptación de la realidad de la
persona (Feil, 1993; Neal y Briggs, 2008). Las creencias y valores que son la base del
enfoque de validación se reseñan en la tabla 9.

Tabla 9. Principios y valores de la terapia de validación

1. Todas las personas son únicas y deben ser tratadas como individuos.

2. Todas las personas son valiosas, independientemente de su grado de desorientación.

3. Hay motivos detrás de la conducta de los ancianos desorientados.

4. La conducta en la vejez no sólo es una función de los cambios anatómicos del cerebro, sino
que también refleja una combinación de cambios físicos, sociales y psicológicos que ocurren
durante la vida.

5. Los ancianos no pueden ser obligados a cambiar sus conductas. Las conductas sólo se pueden
cambiar si la persona desea cambiarlas.

6. Los ancianos deben ser aceptados sin críticas.

7. Ciertas tareas de la vida se asocian con cada etapa de la vida. La incapacidad de completar
una tarea en la etapa de la vida correspondiente puede causar problemas psicológicos.

8. Cuando falla la memoria más reciente, los ancianos tratan de restaurar el equilibrio en sus
vidas al recuperar los recuerdos más antiguos. Cuando falla la vista, utilizan su imaginación
para ver. Cuando pierden la audición, escuchan los sonidos del pasado.

9. Los sentimientos dolorosos disminuirán si se expresan, reconocen y validan por un oyente


de confianza. Los sentimientos dolorosos que se ignoran o reprimen, adquirirán fuerza.

10. La empatía aumenta la confianza, reduce la ansiedad y restaura la dignidad.

El enfoque puede utilizarse como una actividad terapéutica estructurada en un


contexto grupal, que generalmente dura varias semanas, o puede utilizarse
individualmente como parte de un enfoque continuo para facilitar la comunicación, y de

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esta manera, complementar el trabajo en grupo. La terapia de validación se centra en 14
técnicas (Tabla 10).

Tabla 10. Técnicas de la terapia de validación

1. Centrarse en el individuo al que se va a validar.

2. Utilizar palabras objetivas agradables para crear confianza. Éstas incluyen palabras como
"quién", "qué", "dónde", "cuándo" y "cómo", pero no la palabra "por qué".

3. Parafrasear el discurso de la persona.

4. Utilizar polaridad: pedir a la persona que piense en el ejemplo más extremo de su queja.

5. Imaginar lo opuesto.

6. Recordar el pasado.

7. Mantener contacto visual cercano y genuino.

8. Utilizar ambigüedad, como en el uso de pronombres no específicos tales como "ellos",


"él", "ella" o "eso", para responder a la conversación de la persona con demencia cuando
utiliza palabras que no figuran en el diccionario o cuando no se entiende lo que dice.

9. Utilizar un tono de voz claro, bajo y cariñoso.

10. Observar y comparar los movimientos y las emociones de la persona para crear confianza
y establecer relaciones verbales y no verbales.

11. Vincular la conducta con la necesidad humana no satisfecha.

12. Identificar y utilizar el sentido preferido por el paciente.

13. Tocar: tener en cuenta que las personas que se encuentran en el primer estadio, mala
orientación, no responden bien al contacto físico.

14. Utilizar música para desencadenar pensamientos y recuerdos del pasado.

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 15


3. Intervenciones específicas

3.1. Aplicabilidad de las intervenciones terapéuticas


En una revisión sistemática de los artículos sobre intervención psicoterapéutica
(Antequera y Franco, 2008), de 452 artículos consultados, el 59% se situarían en el
modelo de la revisión vital de Erikson y reminiscencia, el 16% tratarían de la
rehabilitación y estimulación cognitiva, las terapias cognitivo-conductuales
representarían el 9%, la terapia de validación, el 5%, la terapia psicodinámica y / o
breve el 4% y la terapia interpersonal el 3%.
La población objeto de la intervención era mayoritariamente las personas con
demencia (34.2%), seguida de población normal (21,9%), con depresión (19.3 %),
ingresadas en residencias (9.7%) y crónicos (9.2%).

Cruzando los datos del tipo de terapia con la población objeto de intervención, las
autoras distinguen cuatro grupos de Terapias:
▪ Terapias en procesos depresivos, destacando la psicoterapia interpersonal, la
psicoterapia breve y las terapias cognitivo-conductuales.
▪ Terapias en procesos demenciales, en las que destacan la orientación a la
realidad, la terapia de validación y la rehabilitación / estimulación cognitiva.
▪ Terapias con personas mayores sanas, donde son más frecuentes la Revisión
Vital, la terapia psicodinámica y la terapia de reminiscencia.
▪ Terapias en enfermedades crónicas, con un predominio de las terapias
cognitivo conductuales, psicodinámicos y breves.

3.2. Trastornos de Ansiedad

Tratamientos no farmacológicos y psicológicos

En primer lugar el entrenamiento en relajación parece ser útil para reducir la


ansiedad en personas mayores. Scogin, Richard, Keith, Wilson y Mcelreath (1992)
señalan la eficacia de la relajación muscular progresiva en las personas mayores.

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 16


Desde las terapias conductuales se utilizan las técnicas de desensibilización
sistemática exponiendo a la persona a la situación que genera ansiedad de forma gradual
con el objetivo de enfrentarse a ella disminuyendo progresivamente su capacidad
estresante; suelen asociarse al mismo tiempo con técnicas de relajación (Wolpe, 1973).
En las terapias cognitivas se pretende identificar la conducta problema,
eliminándola progresivamente y favoreciendo aquellas que suponen un comportamiento
más apropiado. Se trata de cuestionar las creencias irracionales que provocan una
inadecuada interpretación de la realidad y sustituyéndolas por pensamientos más
adecuados.
Desde la orientación psicodinámica se proponen psicoterapias focales o bien de
apoyo en los casos más graves, con el objetivo de esclarecer los motivos del estado de
ansiedad, su relación con episodios vitales anteriores, flexibilizando los mecanismos de
defensa patológicos. (Ferrey, Le Goues, Bobes, 1994). La mayoría de los autores de esta
orientación defienden modificaciones importantes de la técnica psicoanalítica: relación
cara a cara, terapeutas más activos, concentrarse en cuestiones actuales, actitud de
mayor apoyo, objetivos realistas y terapias planteadas a corto plazo.

Tratamientos farmacológicos

El tratamiento con fármacos debe tener en cuenta un adecuado balance entre


beneficios y riesgos para el paciente anciano: hay que considerar los efectos secundarios
y las dificultades para el metabolismo hepático. El tratamiento habitual son las
benzodiacepinas (diacepam, loracepam, etc.) y reciben el nombre genérico de
ansiolíticos. Tienen algunos efectos secundarios a destacar: la excesiva sedación y
especialmente los efectos adversos en las funciones cognoscitivas y motoras. Algunos
antidepresivos (fluvoxamina, paroxetina, etc.) tienen también una capacidad ansiolítica
y están indicados para las crisis de angustia, TOC y cuadros mixtos ansiosos-depresivos.

Intervención en un trastorno de ansiedad desde la perspectiva cognitivo-conductual

Como ejemplo del tratamiento cognitivo-conductual se resume el artículo de


Montorio, Izal, Pérez-Rojo y Losada (2005): "Tratamiento psicológico del miedo a las
caídas".

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 17


La intervención se lleva a cabo con una mujer de 69 años que presenta, durante un
año, diversas caídas sin causa física que las justificase. La fobia a las caídas hizo reducir
su movilidad de forma importante, desplazándose solamente apoyada en muebles o en
otra persona. Se realiza una evaluación previa de la ansiedad (Cuestionario Ansiedad-
Rasgo de Spielberger, STAI, 1966), de la depresión (Escala de Depresión Geriátrica de
Brink-Yesavage, 1982), de las actitudes hipocondríacas (Escala de actitudes ante la
enfermedad de Keller, 1986) y de las respuestas de ansiedad ((Inventario de situaciones
y respuestas de ansiedad, ISRA, de Miguel-Tobal y Cano-Vindel, 1986). El resultado de
la exploración es la no presencia de actitudes hipocondríacas o depresión, pero si un
elevado nivel de ansiedad, especialmente en las situaciones de desplazamiento. Se pide
asimismo a la paciente que registre a lo largo del tratamiento: a) la evolución de las
conductas de marcha y b) el grado de miedo o ansiedad.
El tratamiento tiene una duración total de 16 h., distribuidas en 8 sesiones de 2 h.
cada una. Las fases del tratamiento son:
I. Educativa: Se explica a la paciente cómo se genera el miedo desde una
perspectiva psicológica, destacando el papel de las cogniciones negativas.
II. Reducción de la ansiedad: Se entrena a la paciente en técnicas de relajación
(respiración profunda y visualización). Se resalta la importancia de los pensamientos
negativos y cómo controlarlos a través de las técnicas de autoinstrucciones
(autoafirmaciones positivas), autorrefuerzo y parada de pensamiento.
III. Habilidades para el fortalecimiento de la seguridad: Consiste en realizar
ejercicios físicos para mejorar el tono muscular, la movilidad, el balance postural y el
equilibrio.
IV Exposición en vivo: Se le invita a caminar con la ayuda del terapeuta y
poniendo en práctica las técnicas aprendidas, primero en la consulta y posteriormente en
el propio entorno de la paciente.
V. Control de situaciones y riesgos: Se controlaron los riesgos ambientales
(iluminación, asideros, superficies deslizantes, alfombras, etc.).
Los resultados de la intervención produjeron un aumento progresivo, a partir de la
exposición en vivo, de la frecuencia del desplazamiento de forma independiente,
especialmente dentro del domicilio; el apoyo en alguien se conservó en alguna medida,
en situaciones exteriores al domicilio. Así mismo los sentimientos de miedo fueron
reduciéndose también progresivamente. En la evaluación posterior con las escalas

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 18


psicométricas se observó una reducción de la ansiedad en la escala STAI del 40% y en
la escala ISRA, una reducción del 80% en la respuesta cognitiva a la ansiedad, del 25%
en la respuesta fisiológica de ansiedad y del 30% en la respuesta motora de ansiedad.

3.3. Trastornos depresivos

Tratamientos psicológicos

En la terapia conductual en la primera fase diagnóstica el paciente monitoriza su


humor y actividades, enumerando las que percibe como agradables. Los objetivos son
fundamentalmente dos: un incremento del nivel de actividad del paciente, especialmente
de las actividades agradables y una intensificación de las habilidades sociales,
promoviendo el refuerzo social de las conductas no depresivas (Zarit y Zarit, 1984).
La terapia cognitiva de Beck (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979) es el tratamiento
más difundido. La causa principal de los síntomas del paciente son los pensamientos
negativos, poco realistas e irracionales. Se trata de identificar el contenido real de estas
cogniciones y las situaciones que los desencadenan; en un segundo momento se enseña
al paciente a cuestionarlos y a sustituirlos por pensamientos más racionales. Los
estudios realizados sobre su eficacia revelan que fueron más eficaces en las depresiones
menores, aunque en los casos con depresión mayor también se produjeron beneficios en
menor medida. En los casos de depresión mayor se hace necesario combinar la
psicoterapia con el tratamiento farmacológico.
Desde la perspectiva psicodinámica, Verwoerdt (1976) describe dos formas de
psicoterapia: la de toma de conciencia y la de apoyo. En la primera el objetivo es la de
alterar la estructura de la personalidad para que pueda funcionar de forma más adaptada,
siendo consciente de sus dificultades y diluyendo las defensas patológicas. La
importancia de algunas pérdidas implica no obstante que algunos pacientes no sean
capaces de repararlas. En la terapia de apoyo el objetivo es más limitado: afianzar los
mecanismos de defensa ya existentes que capacitan para resolver mejor las dificultades.
A las modificaciones de la técnica psicoanalítica, ya descritas en el apartado de los
trastornos de ansiedad, cabe subrayar la importancia de la empatía por parte del
terapeuta y de la confianza por parte del paciente.

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 19


Algunas de estas psicoterapias han adoptado la forma grupal de las que cabe
destacar el apoyo e interacción social entre los miembros y especialmente el reflejo
especular que la situación de los demás proporciona. Los autores destacados son Beutler
(1987) por lo que se refiere a la psicoterapia cognitiva grupal, Steuer (1984) en relación
a la psicoterapia grupal dinámica y Steinmetz, Breckenridge (1985) en psicoterapia
grupal conductual.
Una formulación psicoterapéutica menos específica es la que se deriva de de los
planteamientos de las Psicoterapias de Reminiscencia y Revisión vital (Botella, 1994),
en coherencia con el modelo teórico del ciclo vital de Erikson. En este tipo de
formulaciones desarrolladas fundamentalmente en grupo las personas mayores se sitúan
en una dinámica interactiva que les permite realizar una revisión de su ciclo vital, tanto
de los aspectos positivos como de las dificultades pasadas y presentes (Conde-Sala,
1993, 2000).

Tratamientos farmacológicos

En algunas depresiones, especialmente las mayores se hace inevitable la


administración de fármacos, a pesar de que es necesario valorar detenidamente los
efectos secundarios. Fluoxetina, paroxetina entre los ISRS (Inhibidores selectivos de la
recaptación de la serotonina), y venlafaxina y mirtazapina, entre los nuevos
antidepresivos, son algunos de los más utilizados. Es necesario precisar que son
necesarias de 1 a 3 semanas para que los antidepresivos sean eficaces.

Intervención en un trastorno depresivo desde la perspectiva psicodinámica

Se presenta el resumen de un caso descrito por Martín-Montoliu (2008) en


Psicoterapia en la edad tardía.
Situación inicial y sintomatología. Una mujer de 67 años acude a la consulta a raíz
de un conflicto familiar: desaprueba el emparejamiento y boda de su hijo y provoca los
enfrentamientos hasta conseguir la ruptura de relaciones. A partir de este suceso se
instala en una posición victimista, de aislamiento, con una desesperación depresiva
profunda, plagada de somatizaciones e ideas vengativas y autolíticas.

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 20


Historia previa. Es la hija menor y díscola de una familia conservadora y
numerosa. Fue madre soltera y por esta razón sufrió el rechazo de su entorno. Se
entregó en cuerpo y alma a cuidar y educar a su hijo, durante treinta años, asegurando
finalmente una buena posición profesional y económica para él.
Tratamiento. El tratamiento duró un año y medio a razón de una sesión semanal.
El objetivo explícito o foco fue el de modificar un patrón desadaptado de afrontamiento
de los conflictos interpersonales. Se desarrolla en un clima afable y cooperativo. Se
manifestarán a lo largo del tratamiento sentimientos muy arraigados de inadecuación,
culpa y vergüenza de si misma que contrarrestaba a través de una identidad de víctima y
de haber sido objeto de una alta traición. Los avances en el tratamiento van a ser
propiciados por el sentimiento de sentirse comprendida y apoyada en los hechos
relevantes de su trayectoria vital. Va a poder manifestar, no solamente los sentimientos
actuales, sino aquellos sucesos que no pudo explicitar o elaborar suficientemente
(rechazo del embarazo).
Proceso final. Al final del proceso se realizaron sesiones conjuntas con ella el hijo
y la nuera. Participó asimismo en un grupo terapéutico de personas mayores durante
siete meses. El terapeuta la anima a que desarrolle actividades en su tiempo libre,
llegando a retomar relaciones del pasado que habían sido suprimidas bajo la "supuesta
desaprobación moral" por parte de los otros.

Intervención grupal en personas mayores con sintomatología ansiosa-depresiva leve,


desde la perspectiva cognitivo-conductual

Se presenta el resumen de la intervención realizada por Contreras, Moreno,


Martínez, Araya, Livalic-Rojas y Vera-Villarroel (2006), Efecto de una intervención
cognitivo-conductual sobre variables emocionales en adultos mayores.
La intervención se realizó sobre un grupo de 19 personas mayores, con
sintomatología depresiva y/o ansiosa de carácter leve, a través de 8 sesiones, a razón de
2 sesiones por semana.
Las técnicas utilizadas (Tabla 11), fueron la Relajación progresiva de Jacobson,
(Buela-Casal y Sierra, 2001), el Programa de Actividades agradables (Buela-Casal y
Sierra, 2001; Pérez y García, 2001), la Reestructuración cognitiva (Ellis, 1999) y la

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 21


intervención psicoeducativa (Montorio e Izal, 1999) y la Promoción de conductas
saludables (Buela-Casal y Sierra, 2001).
La evaluación inicial y final se realizó con dos escalas: Inventario de Ansiedad
Estado-Rasgo, STAI de Spielberger (1966) y la Escala de Depresión Geriátrica de
Brink-Yesavage (1982). Se compararon los resultados del grupo que recibió
intervención con los de un grupo control.
Los resultados mostraron diferencias estadísticamente significativas entre los
grupos experimental y control en todas las mediciones de tratamiento y seguimiento de
las variables estudiadas. El tamaño del efecto fue moderado-alto para ansiedad-estado y
depresión y moderado para ansiedad-rasgo.

Tabla 11. Intervención grupal cognitivo-conductual con personas mayores

Sesiones Objetivos e Intervención

Sesión 1 - Presentación.
- Entrega de información acerca de la vejez y sus principales características.

Sesión 2 - Entregar información sobre tres de las principales alteraciones en la salud en el


período de la vejez: depresión, ansiedad e hipertensión.
- Lograr que los participantes adquieran un mayor conocimiento y autocontrol de
sus sensaciones corporales a través del entrenamiento en relajación.

Sesión 3 - Reforzar el entrenamiento en relajación.


- Entregar información sobre hábitos que fomenten la salud a nivel biopsicosocial
en el adulto mayor.
- Fomentar el ejercicio de actividades agradables.

Sesión 4 - Explicación y ejercitación del modelo A-B-C de Ellis (1998).


- Reforzar el entrenamiento en relajación.

Sesión 5 - Ejercitación del modelo A-B-C de Ellis (1998).


- Reforzar el entrenamiento en relajación.

Sesión 6 - Enseñar y ejercitar distintas técnicas para enfrentar los pensamientos negativos y
generar pensamientos y conductas alternativas.
- Reforzar el entrenamiento en relajación.

Sesión 7 - Reforzar el uso de estrategias de reestructuración cognitiva (D) de Ellis (1998).


- Reforzar el entrenamiento en relajación.

Sesión 8 - Repaso de Contenidos y Evaluación del Taller.


- Despedida del taller.

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 22


Intervención grupal en personas mayores con sintomatología ansiosa-depresiva leve,
desde la perspectiva comunicacional y socializadora

Se resume la intervención grupal con personas mayores que se desarrollaba


durante un curso (Septiembre a Junio) a razón de una sesión semanal con un grupo de
personas mayores (12-15 personas) en situación de aislamiento relacional y con
sintomatología ansiosa o depresiva leve (Conde-Sala, 1993).
Objetivos: Ayudar a situarse mejor frente a la propia vejez, estimular las
capacidades de elaboración personal y fomentar la socialización.
Dinámica: Conversación espontánea alrededor de los temas aportados por los
participantes. Los temas más habituales fueron la salud, la soledad, las pérdidas
familiares, las actividades y el futuro personal.
Momentos de mayor intensidad. Alrededor de las fiestas de Navidad, con la
temática familiar y la soledad experimentada. Alrededor de la Semana Santa, con la
temática de la muerte.
Resultados: Mejoría notable del aspecto y cuidado personal; Mejoría de la
capacidad relacional; e Incremento de las actividades sociales y participativas.

3.4. Demencias

Tratamientos farmacológicos.

El objetivo de éstos es la disminución de los síntomas cognitivos, así como los


trastornos del comportamiento. Para la enfermedad de Alzheimer los fármacos
anticolinesterásicos son los únicos oficialmente aprobados. Genéricamente se les llama
IACE (inhibidores de la acetilcolinesterasa) y tienen como objetivo inhibir las enzimas
responsables de la eliminación del neurotransmisor acetilcolina a nivel sináptico. Los
más utilizados actualmente son el Donepezilo, la Rivastigmina y la Galantamina y han
demostrado su eficacia en las distintas áreas afectadas por la enfermedad: deterioro
cognitivo, síntomas psicológicos y conductuales y capacidad funcional (Martín, Agüera,
Pelegrín y Moriñigo, 2002). Utilizando la subescala cognitiva del ADAS-Cog (Pascual,
Saz, Larumbre, Martínez-Lage, Muruzábal y Morales, 1997) esta mejora se concreta en

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 23


que el 60% de los pacientes con enfermedad de Alzheimer tratados con IACE, presentan
una mejoría equivalente a 6 meses de deterioro y el 25% equivalente a 1 año.
Los llamados SPCD (síntomas psicológicos y comportamentales de la demencia)
también mejoran con la administración de los IACE, aunque se utilizan también
ansiolíticos para el tratamiento de la ansiedad y el insomnio, los anticonvulsionantes
para el tratamiento de la agresividad, los antidepresivos para el tratamiento de la
depresión y los neurolépticos para aliviar síntomas psicóticos y alteraciones
conductuales como el vagabundeo, la marcha incesante, conductas agresivas, etc. Los
nuevos antipsicóticos como la risperidona presentan en relación a los clásicos como el
haloperidol una mejor relación riesgo-beneficio con menores efectos adversos.
En relación al otro gran grupo de demencias, las vasculares el tratamiento básico
consiste en actuar sobre los factores de riesgo de los accidentes vasculares cerebrales:
hipertensión arterial, diabetes, problemas cardíacos, nivel elevado de lípidos, consumo
de tabaco, etc. o bien tratar médicamente la enfermedad vascular cerebral que evite
nuevos infartos cerebrales. Para el tratamiento de los síntomas comportamentales suelen
utilizarse algunos fármacos ya reseñados en el tratamiento de la enfermedad de
Alzheimer. Para el tratamiento de los síntomas cognitivos algunos estudios han
demostrado la eficacia de los IACE para la demencia vascular y para otras demencias
como cuerpos de Lewy en las que existan también anomalías de la función colinérgica
(destrucción del neurotransmisor acetilcolina).

Tratamientos no farmacológicos. Estimulación cognitiva en demencias

Subrayar la importancia de la estimulación cognitiva, física y relacional para la


conservación de las capacidades del paciente, a través de diversas técnicas y actividades
Numerosos estudios consideran que la combinación de los fármacos juntamente con la
estimulación cognitiva es la más efectiva para retrasar el deterioro que comporta la
enfermedad. Resumimos algunos aspectos del trabajo realizado en este ámbito por
Tárraga, Boada, Morera, Doménech y Llorente (1999), especialmente la tipología de
ejercicios según la fase del GDS (Reisberg, Ferris, de Leon y Crook, 1982).

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 24


Enfermos con deterioro cognitivo moderado o demencia leve: GDS 4
La estimulación cognitiva se dirige específicamente en este nivel de deterioro
hacia las capacidades mentales más elaboradas y complejas, como la lectura y la
escritura, el cálculo y el razonamiento abstracto. Las personas dementes conservan en
este estadio la mecánica de la escritura y la lectura, al igual que se encuentran
preservados los conocimientos generales sobre el mundo (Tabla 12).

Tabla 12. Ejercicios de estimulación cognitiva con pacientes en GDS 4

• La atención: con tareas simples que ayuden a reforzar la activación mental (ejemplo: series
numéricas concretas, nombres de los meses del año en sentido directo e inverso).

• La orientación temporal, espacial y de la persona: con tareas básicas de situación en el


momento temporal y espacial, biografía personal y de su entorno más inmediato (amigos,
familia…), para mantener al enfermo en contacto con la realidad que le rodea, objetivos básicos
de la Terapia de Orientación a la Realidad.

• La memoria: potenciando la memoria inmediata con ejercicios de repetición de series,


reforzando la memoria reciente con ejercicios cortos que faciliten la fijación y el recuerdo (“me
llamo como su hija”), manteniendo el mayor tiempo posible la memoria remota (mediante la
repetición continuada de los ejercicios).

• El concepto numérico y el cálculo: tareas de cálculo mental, resolución de problemas


aritméticos, operaciones aritméticas y juegos numéricos.

• El razonamiento: ejercicios que trabajen la capacidad de clasificar características de los objetos.

• El lenguaje escrito: con tareas de redacción de un texto, escritura de una frase o palabras, al
dictado y/o copia.

• El dibujo libre o guiado (copia), optimizando las praxias constructivas

Enfermos con deterioro moderadamente grave o demencia moderada: GDS 5


En esta fase, la estimulación cognitiva persigue los aspectos básicos de la
cognición: la atención, la orientación temporal y espacial más simple –día de la
semana– y en la persona, la memoria, sobre todo la memoria remota, sin abandonar los
aspectos cognitivos más instrumentales como el lenguaje, la percepción visual y las
capacidades práxicas. En esta fase se utilizan estímulos más simples que en la fase
precedente. La lectura continúa siendo una de las capacidades residuales del enfermo en
las cuales se apoya la psicoestimulación para facilitar las tareas. Asimismo, la
realización de ejercicios a diario, de una manera repetitiva y rutinaria, constituye una
ayuda a la permanencia de una memoria reciente muy reducida (Tabla 13).

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 25


Tabla 13. Ejercicios de estimulación cognitiva con pacientes en GDS 5

• Orientación temporal, espacial y de la persona: realizada a diario ayudará al enfermo a


mantener una orientación continuada, mediante la Terapia de Orientación a la Realidad (TOR).

• Memoria remota: mediante tareas de evocación, con ayudas de clave semántica o fonética.

• Escritura: utilizando las capacidades residuales preservadas del paciente. El inicio de la


desestructuración de la escritura en este estadio hace necesario un planteamiento de ejercicios
simples y fáciles, dictado o copia de frases, palabras o letras, y su repetición diaria.

• El reconocimiento numérico y el cálculo: mediante tareas más sencillas, de cálculo y de


reconocimiento de números.

• La percepción visual y el reconocimiento de objetos cotidianos, como mantenimiento de un


nivel de conexión con aquello que le rodea.

• Razonamiento a partir de ejercicios de clasificación de palabras utilizando diferentes


campos semánticos (instrumentos, utensilios de cocina, muebles).

Enfermos con deterioro grave o demencia moderadamente grave: GDS 6


La estimulación cognitiva en este estadio se halla mucho más limitada y debe
adaptarse al modelo involutivo correspondiente a la pérdida de las operaciones
concretas, utilizando ejercicios de simulación con objetos reales y básicos de la vida
diaria (Tabla 14).

Tabla 14. Ejercicios de estimulación cognitiva con pacientes en GDS 6

• La pre-escritura: en esta etapa, la escritura no es posible, recurriendo en la mayoría de los


casos, a tareas de pre-escritura y coordinación visual-motora.

• El reconocimiento visual mediante ejercicios en los cuales los objetos son reales, o son
fotografías con un contenido emocional elevado para el enfermo por pertenecer a su propia
biografía.

• El reconocimiento de las características físicas de los objetos: por ejemplo, el color


mediante tareas de coloreado de figuras geométricas sencillas (círculo, cuadrado,
triángulo…) u objetos muy simples (p. ej., un árbol, una casa, un vaso); también se realizará
la estimulación sobre las formas simples de los objetos.

• El reconocimiento espacial básico: mediante tareas de dentro, fuera.

• La manipulación de los objetos reales de uso habitual por el enfermo resulta esencial para
mantener el mayor tiempo posible una mínima independencia en tareas cotidianas (usar el
tenedor o cuchara, uso del peine…). En este tipo de tareas la imitación es una primera fase de
facilitación.

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 26


Intervención psico-educativa con cuidadores de enfermos con demencia

La tarea de los familiares cuidadores de personas mayores, y de forma especial de


las personas mayores con demencia, constituye una situación que va asociada
generalmente a los que se denomina sobrecarga de los cuidadores, donde los
sentimientos de estrés, angustia y depresión suelen ser frecuentes. Los trastornos
neuropsiquiátricos del paciente, especialmente la agresividad y la depresión, la
convivencia con el paciente, contribuyen a la sobrecarga, que suele ser mayor en los
hijos (Conde-Sala, 2009a, 2010a).
Para Clark y Rakowski (1983), los programas de ayuda a cuidadores tienden a
cumplir dos funciones: por una parte, proporcionar a las familias un lugar para comentar
sus problemas, dándoles apoyo social a través de un grupo, y por tanto contrarrestando
el aislamiento; y por otra, pretenden ayudar a las familias a afrontar los difíciles
sentimientos que comporta cuidar a un anciano demente. Las modalidades del apoyo a
los familiares suele tomar una forma grupal y es variada: grupos psicoterapéuticos,
grupos de apoyo y grupos de ayuda mutua (Conde-Sala, 2010b).
Los grupos de apoyo emocional y práctico, las medidas legales y los servicios
profesionales de ayuda son elementos que pueden ayudar a las familias, considerando
que, aunque sean pequeñas, estas intervenciones mejoran la calidad de vida del
cuidador. Rabins (1998), después de una revisión de las experiencias de apoyo, señalaba
que nueve de once estudios demostraban que las intervenciones con los cuidadores eran
beneficiosas; para el autor, la combinación de apoyo educativo y apoyo emocional era
más efectiva que el tratamiento de uno solo de estos aspectos. Los cuidadores que tenían
un mayor apoyo social mejoraban sus estrategias de afrontamiento frente a las
conductas del enfermo y se constataban efectos benéficos sobre el estrés, desarrollando
habilidades en el contexto de la relación de cuidado.
Las intervenciones de tipo educativo deben complementarse con el necesario
apoyo emocional. Presentamos el resumen de una intervención educativa, en forma de
fichas didácticas, que tiene como objetivo orientar a los cuidadores sobre cómo cuidar a
las personas mayores dependientes, así como ayudar a los familiares cuidadores en su
propio autocuidado, evitando el estrés y malestar que puede comportar esta situación
(Conde-Sala, Fité-Guarro, y Olmo-Richart 2009 b) (Tabla 15).

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 27


Tabla 15. Formación a Cuidadores de personas mayores con dependencia

● Temática de las fichas de formación a


cuidadores

2.1. La comunicación en las relaciones 2.7. ormativa, Entidades, Asociaciones y


familiares Centros
En ella se subraya la importancia de una Atender a una persona mayor con dependencia
comunicación satisfactoria para las personas requiere, por su cronicidad, unas ayudas
mayores aquejadas a veces de dificultades externas que minimicen el impacto negativo en
propias o bien de situaciones de soledad y los familiares. Conocer las ayudas económicas,
aislamiento. los Centros especializados de atención y las
Asociaciones de familiares pueden ayudarnos
2.2. Alimentación y sueno de una manera importante en esta tarea.
Se indican los elementos principales de una
alimentación equilibrada, así como las
dificultades que pueden presentarse. Se dan
consejos también acerca de como afrontar los ● Estructura de las fichas
posibles trastornos del sueno.
Las fichas están organizadas de manera que
2.3. La higiene y el vestirse faciliten la adquisición de conocimientos pero
En esta ficha se trabajan aquellos aspectos también de habilidades practicas. Cada una de
relacionados con actividades básicas de la vida ellas se inicia con una descripción de los
diaria como la higiene, el baño, arreglarse, etc. conocimientos básicos que es necesario
subrayando la necesidad de potenciar una conocer y de las habilidades prácticas que es
conducta autónoma. preciso adquirir. En su desarrollo se
contemplan cinco secuencias:
2.4. Movilidad y transferencias 1. Introducción al tema especifico.
Las dificultades en la movilidad suelen estar 2. Un caso practico.
muy presentes en personas mayores 3. ¿Como cuidar?
dependientes y suelen generar también algunos 4. Mejorar nuestra forma de cuidar.
problemas físicos en los cuidadores. Aprender 5. Resumen y Evaluación.
a movilizar es uno de los objetivos de esta
ficha. En cada secuencia se adjuntan algunas
referencias que puedan servir de material
2.5. Trastornos del estado de ánimo complementario de consulta: libros, artículos,
Algunas enfermedades pueden provocar páginas web de entidades, etc.
trastornos en el estado de ánimo como
irritabilidad, depresión, ansiedad, etc. Saber
afrontar estos comportamientos es fundamental En cada secuencia se presentan dos
para mantener un clima familiar saludable. columnas.

2.6. Rehabilitación funcional y estimulación En la primera, GUÍA DE LA SESIÓ>, se


cognitiva trabajan los conocimientos, concepciones
Muchas de las dificultades que pueden erróneas y habilidades básicas a desarrollar.
presentarse en personas mayores con
dependencia pueden ser abordadas con En la segunda, IDEAS CLAVE Y
ejercicios de rehabilitación ya sea en los ACTIVIDADES, se proponen reflexiones,
déficits cognitivos o funcionales. La ficha actividades prácticas y habilidades, que nos
pretende orientar sobre cuales son los más ayuden en la práctica diaria.
recomendables.

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 28


3.5. Delirium

Intervenciones sobre el contexto ambiental


Son fundamentales la mejora de las medidas ambientales que ayuden a que el
enfermo esté relajado y tranquilo: habitación adecuada con luces indirectas y sin ruidos;
luz suave por la noche; presencia de familiares próximos o personas conocidas,
recuerdos familiares; evitar las restricciones físicas; evitar la estimulación excesiva,
proporcionar elementos para la reorientación: fecha, hora del día, reloj; permitir la
utilización de gafas, prótesis auditivas, evitar situaciones de riesgo: caídas, lesiones, etc.

Tratamiento farmacológico.
Evitar la polifarmacia, dejando únicamente las imprescindibles, a las dosis más
bajas posibles. En el caso de que el anciano esté agitado se recomiendan los
neurolépticos, especialmente el haloperidol, risperidona, etc. (de la Serna, 2001).

3.6. Trastornos psicóticos

Tratamientos
Con este tipo de pacientes es difícil la relación terapéutica basada en la confianza
mutua, y sin embargo es necesaria que exista en alguna medida para que el paciente
acepte la medicación, cambios de comportamiento o la aceptación de algunos límites.
No se debe cuestionar las ideas delirantes ni intentar persuadir al paciente de lo erróneo
de sus ideas. Se debe propiciar la relación y el apoyo con los familiares, vecinos amigos.
Los trastornos psicóticos son crónicos y no debe esperarse que se diluyan
totalmente; el objetivo es atenuar el delirio y que éste repercuta menos negativamente
en la vida del enfermo. El tratamiento básico son los neurolépticos, teniendo en cuenta
los efectos secundarios que pueden tener en ancianos especialmente la rigidez y las
discinesias (movimientos involuntarios).

Intervenciones terapéuticas en la Vejez Conde-Sala, J. L. (2011) 29


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