Está en la página 1de 4

DÉCADA MODERADA

4. ENTRE MODERADOS Y PROGRESISTAS (1844-1856)


4.1. Las bases del régimen moderado “líder moderado- Narváez/ Constitución de 1845”
En las elecciones de 1844, los moderados consiguieron una mayoría y el general
Narváez formó nuevo gobierno. Quería crear un sistema liberal moderado que
garantizase el dominio de lo que los demócratas llamaban oligarquía: la gran burguesía
terrateniente y financiera. Para ello elaboraron la Constitución de 1845, que asentaba los
principios del moderantismo que fueron desarrollados por los distintos gobiernos. La
Ley electoral estableció un sufragio censitario restringido al 1% (elecciones muy
manipulables). Además, la ley facilitaba la intromisión del gobierno en las elecciones, y
el falseamiento de los resultados. (Pucherazo- cuando hay más votos que gente)
4.2. El desarrollo del Estado liberal moderado
Para aumentar los ingresos del Estado se llevó a cabo una reforma fiscal (en los
impuestos) establecía la contribución directa sobre la propiedad y creaba el impopular
impuesto sobre el consumo. Para poner fin a la dispersión legislativa, aprobaron el
Código Penal y el Código Civil. Por otro lado, se procedió a la reforma de la
Administración pública y de la Administración provincial y municipal, con un sistema
jerárquico. De esta manera, el alcalde de los municipios de más de 2000 habitantes y de
las capitales de provincia era elegido por la Corona. Acordó el mantenimiento en el País
Vasco y Navarra de las Juntas Generales y de los ayuntamientos forales. Se estableció
un sistema nacional de instrucción pública, que regulaba los diferentes niveles de
enseñanza y elaboraba los planes de estudio. Se creó la Guardia Civil como principal
fuerza policial armada, y para nutrir al ejército de soldados, se impuso el servicio militar
obligatorio por un sistema de quintas (Quintas- llamamiento por sorteo para ir al
ejército). También se adoptó un único sistema, el sistema métrico decimal. Para mejorar
las relaciones del Estado con la Iglesia, se firmó un Concordato con la Santa Sede
(acuerdo), por el que el Papado reconocía a Isabel II y aceptaba el proceso
desamortizador. El Estado se comprometía al sostenimiento de la Iglesia (presupuesto
de culto y clero) y le otorgaba competencias en educación y moral pública. Se
restablecían las órdenes regulares y se reconocía el catolicismo como religión oficial.
4.3. La crisis del moderantismo
Los gobiernos moderados no consiguieron dar estabilidad política al Estado. Tuvieron
que hacer frente a diversos conflictos (protestas contra las quintas…). Los carlistas
protagonizaron un nuevo levantamiento en Cataluña en apoyo de la candidatura al trono
del segundo pretendiente carlista. Las divisiones internas de moderantismo y la lucha
entre tendencias propiciaron la inestabilidad (división entre moderados). Además,
actuaron de forma arbitraria y excluyente, manipulando las elecciones y reduciendo la
importancia del poder legislativo. La marginación de las Cortes culminó en la reforma
de 1852 por lo cual el gobierno de Bravo Murillo, enfrentado a Narváez, establecía un
sufragio más restringido, podía suspender indefinidamente las Cortes y gobernar por
decreto. Provocó la oposición de un sector de los moderados y acentuó la desintegración
del partido en grupos rivales, que se mostraron incapaces de hacer frente a los
problemas del país.

1
Bienio progresista (1854-1856) Gobierno de Espartero (PR)+ O’Donnell (UL)
Constitución de 1856
4.4. La Revolución de 1854
La deriva autoritaria precipitó el levantamiento de progresistas, demócratas y
republicanos. La acción se inició en Vicálvaro (Madrid), con el pronunciamiento de
O’Donnell, un moderado descontento. La incorporación de los progresistas al
movimiento, que publicaron el Manifiesto de Manzanares, de contenido reformista,
desencadenó la revuelta popular. Isabel II se vio obligada a aceptar el restablecimiento
inmediato de la Milicia Nacional y un gobierno (de coalición) presidido por Espartero y
con O’Donnell al frente del Ministerio de Guerra. La nueva alianza entre progresistas
tibios y moderados condujo a la formación de la Unión Liberal. Dieron una amplia
mayoría a progresistas y unionistas. Redactaron una nueva Constitución (1856) que no
llegó a publicarse.
4.5. La acción de los gobiernos (La reforma de los Progresistas)
El gobierno progresista impulsó importantes reformas. Las Cortes aprobaron una nueva
Ley de Desamortización (= quitar de manos muertas) civil y eclesiástica (1855), obra de
Madoz, que afectó a los bienes del Estado, de la Iglesia, de las órdenes militares, de las
instituciones benéficas y, sobre todo, de los ayuntamientos (bienes de propios (Ayto.) y
comunes (vecinos)). Con su venta y privatización se consiguieron recursos para la
Hacienda y se desarrolló la agricultura de mercado en beneficio. También se aprobó la
Ley General de Ferrocarriles (1855) (Ley que permite los primero trenes), que regulaba
e incentivaba la construcción de líneas ferroviarias, y ofrecía amplias ventajas a las
empresas que intervinieran en su construcción. Telégrafo, la ampliación de red de
carreteras, el fomento de las sociedades por acciones y de la actividad bancaria y del
desarrollo de la minería.
4.6. Los problemas sociales
El nuevo gobierno tuvo que afrontar problemas sociales. Una crisis de subsistencias
que, unida a una epidemia de cólera, afectó especialmente a las clases populares y
acentuó el malestar social. En consecuencia, se produjo un importante levantamiento
campesino y los motines populares. Provocó también una importante conflictividad
obrera. Los trabajadores pedían la reducción de los impuestos de consumos, la abolición
de las quintas, la mejora de los salarios y la reducción de la jornada laboral.
4.7. La crisis del bienio progresista
Ante la conflictividad social de los primeros meses de 1856, algunos jefes militares
promovieron duras medidas represivas que, provocaron el enfrentamiento con el
gobierno de Espartero, que estaba en desacuerdo. La intervención de la reina en favor de
O’Donnell, al que nombro nuevo jefe del ejecutivo. La protesta de un grupo de
diputados fue insuficiente, se impuso la fracción del ejército afecta a O’Donnell, que
puso fin al bienio: cerró las Cortes, suprimió la Milicia, destituyó ayuntamientos y
diputaciones y anuló la libertad de prensa.

2
5. ¿POR QUÉ NO HUBO NORMALIDAD CONSTITUCIONAL EN LA ESPAÑA?
La fuerte presencia militar en el Estado. La debilidad del sistema liberal estuvo
favorecida por un sufragio muy restringido, que permitían el control y la manipulación
de los resultados electorales por parte del gobierno. Los mecanismos funcionaban al
revés: en lugar de responder al resultado de unas elecciones, el acceso al poder ejecutivo
se conseguía por mandato de la Corona. La suspensión de las garantías constitucionales.
6. LA DESINTEGRACIÓN DE LA MONARQUÍA ISABELINA (1857-1868)
O’Donnell-Narváez-O’Donnell
6.1. La reacción moderada (1856-1857)
Tras el golpe militar de 1856, O’Donnell restableció la Constitución de 1845 con un
acta adicional de carácter más liberal y mantuvo las leyes desamortizadoras. Pero perdió
la confianza de la reina que, en octubre nombró como nuevo presidente a Narváez.
Narváez intentó volver a la situación anterior a 1854. Los comicios (elecciones)
estuvieron llenos de irregularidades (manipuladas), con el resultado de una aplastante
victoria moderada. El nuevo gobierno reformó el Senado para incorporar a los grandes
de España como senadores vitalicios, restauró el mayorazgo y aprobó nuevas
concesiones ferroviarias. Se aprobó la Ley de Instrucción Pública (ley Moyano) del
ministro Moyano, la primera gran ley de educación en España, que dividía la enseñanza
en tres grados (primaria, secundaria y universitaria), establecía una gratuidad en la
educación primaria y planes de estudio. Narváez fue destituido por la reina debido a
cuestiones internas. Se abrió entonces un periodo de inestabilidad que cerró cuando
Isabel II volvió a nombrar a O’Donnell. Nuevo partido, Unión Liberal.
6.2. El gobierno unionista de O’Donnell (1858-1863)
El gobierno de O’Donnell tuvo una duración excepcional: cuatro años y medio, y fue de
relativa tranquilidad. Sin un programa definido, las nuevas elecciones ratificaron una
cómoda mayoría unionista. O’Donnell liberalizó la Constitución de 1845 al disminuir el
control de la prensa. También desarrolló la legislación económica del bienio progresista:
prosiguió la expansión del ferrocarril. Hasta 1866 fueron años de expansión económica
y de incremento de los recursos de Hacienda, se gastaron en política exterior. España
participó en operaciones militares. Se realizó una expedición a Conchinchina
(Indochina), una intervención en México y otra en Marruecos. Otorgaron gran prestigio
al militar progresista Juan Prim. La Paz de Wad-Ras permitió la ocupación de Ifni y la
ampliación de Ceuta.
6.3. La crisis final del sistema (1863-1868)
La radicalización del autoritarismo y el fuerte intervencionismo de la reina, refrenado
por la creciente influencia de su camarilla ultracatólica, acabaron por desnaturalizar el
sistema liberal y provocar una gran inestabilidad gubernamental. Los progresistas,
demócratas y republicanos responsabilizaron a Isabel II de su exclusión y del mal
funcionamiento de las instituciones, y se decidieron por el pronunciamiento como única
vía de acceso al poder. La sublevación del cuartel de San Gil se convirtió en una
revuelta popular (66 fusilamientos y más de 1000 detenciones). La situación empeoró
con la crisis de subsistencias, que provocó el aumento de los precios y el descontento

3
popular. Los progresistas firmaron el Pacto de Ostende (Acuerdo entre progresistas,
demócratas y unionistas (se les suman) para abarcar con el gobierno de Narváez y con la
monarquía de Isabel II) para acabar con la monarquía de Isabel II, formar un gobierno
provisional y convocar Cortes Constituyentes (nueva constitución). En 1867 se
incorporaron a dicho pacto los unionistas, con buena parte de la cúspide militar.

También podría gustarte