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Trabajo Ética de las Virtudes

(Caso 1)

Clemente Sánchez
Miércoles 7 de Septiembre
CORE: Ética
Sección 34
Palabras: 1580
En este trabajo se abordará el caso 1, el cual consiste en señalar el rol que cumplen los
conceptos virtud, habito, término medio, razón y prudencia según la teoría ética tanto de
Aristóteles como de Santo Tomas de Aquino. Luego se procederá a plantear un posible
problema que esta definición pudiese poseer.
Para responder a esta cuestión utilizaremos la “Suma de Teología” escrita por Santo
Tomas de Aquino y la selección UAI de la “Ética Nicómaco”, escrita por Aristóteles.
Para efectos prácticos y mejorar la comprensión del análisis se dividirá según cada autor
para de esta manera poder profundizar más sin generar confusión.

Para iniciar el análisis es pertinente presentar la definición que se nos entrega sobre la
virtud, siendo esta la siguiente:
“la virtud es un hábito selectivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, determinado
por la razón y por aquello por lo cual decidiría el hombre prudente” (II. 6. 1107a, p.65)
Como se puede observar esta definición contiene los cinco conceptos anteriormente
presentados, desde esta definición podemos dar contexto a nuestro análisis.

Primero hablemos de Aristóteles y su libro “Ética Nicómaco”. Aristóteles ve a las virtudes


como lo que define al ser humano como bueno, es decir, un hombre virtuoso es aquel que
es capaz de razonar y actuar bien mediante un control de la emocionalidad para no ser
guiado por sus instintos primales. Las virtudes en si son vistas como un medio para llegar a
un fin último, siendo este la felicidad, o como dice Aristóteles la eudaimonia.
Sabiendo esto podemos decir que el humano virtuoso es aquel que busca la eudaimonia
mediante el conocimiento de las virtudes y la práctica de ellas mismas.
También es importante recalcar que las virtudes según Aristóteles son lo que se le llama el
punto medio de una actividad, ya que también existen extremos que el ser humano
debiese evitar. El punto medio no es igual para todos los hombres pero de todas maneras
los extremos de exceso o falta de la virtud si existen para todos por igual. Para que se
logre entender mejor la idea pongamos un ejemplo sobre la generosidad. Si un hombre da
más de lo que tiene llegando al punto de no poder subsistir estaría cayendo fuera de lo
que se consideraría el punto medio de generosidad, sino que estaría en el extremo donde
el exceso lo lleva a no ser virtuoso. Por otra parte si un hombre posee mucho y no es
capaz de dar nada termina cayendo en la falta de la virtud, por lo que tampoco sería
virtuoso.
Aristóteles también habla sobre los hábitos y como estos son la forma en que el hombre
actúa frente a las pasiones, siendo este actuar de bien o de mal, siendo los hábitos de bien
los que llamamos virtudes.
“pues si hablamos del carácter no decimos que alguien es sabio o inteligente, sino que es amable o
morigerado; y también elogiamos al sabio por su hábito, y a los hábitos dignos de elogio los
llamamos virtudes” (p18, 1103 a, Aristóteles)

Ahora sobre la prudencia Aristóteles la relaciona fuertemente con la racionalidad y la


capacidad reflexiva que posee el ser humano. La prudencia es la capacidad del hombre de
distinguir lo que es bueno para sí mismo en un sentido de supervivencia, es decir lo que es
beneficioso para él y le asegura un buen vivir. Esta distinción se hace a través de la
capacidad racional que posee el hombre, ya que no se deja llevar por su emocionalidad y
sus sentimientos, sino que es capaz de reflexionar y de esta manera actuar con prudencia.
Tanto la prudencia como el hábito se relacionan directamente con el concepto de la razón
ya que de esta depende el buen actuar. La razón es lo que diferencia al ser humano de los
demás animales, la capacidad de racionalizar y reflexionar y no solo dejarse llevar por los
instintos y los sentimientos es lo que hace al ser humano superior a los demás animales,
ya que sin esta capacidad no seriamos capaces de ser virtuosos.
“De esto resulta también evidente que ninguna de las virtudes éticas se produce en nosotros por
naturaleza, ya que ninguna cosa natural se modifica por costumbre; (…) Po tanto, las virtudes no se
producen ni por naturaleza, ni contra naturaleza, sino por tener aptitud natural para recibirlas y
perfeccionarlas mediante la costumbre” (p19, 1103 a, Aristóteles)
En la cita anterior Aristóteles habla de cómo las virtudes no están presentes en el hombre
desde su nacimiento, sino que deben ser trabajadas y perfeccionadas a través de la vida
mediante la razón y el buen habito.
En el caso de la ética Aristotélica es difícil encontrar un error, pero si se tuviese que indicar
un punto de esta en el que se podría encontrar un desacuerdo seria en la poca implicación
que se le da a la naturaleza en el desarrollo de las virtudes.
Creo que la naturaleza humana en si es el núcleo de todo lo que rodea al hombre, por lo
que sin esta las virtudes no serían posibles y solo sería una idea idealista. La naturaleza
cumple un rol muy importante en el desarrollo del hombre tanto físico, cognitivo e
intelectual. Concuerdo con que el dejarse llevar únicamente por las pasiones, emociones y
sentimientos no es el ideal para el buen actuar, pero también es importante destacar que
la supervivencia y la prevalencia del ser humano a lo largo de la historia de nuestra
especie se debe principalmente a nuestra naturaleza y nuestros instintos, por lo que creo
que estos debiesen tomar un rol más importante en el desarrollo de las virtudes.

Ahora hablaremos de Santo Tomas de Aquino y su mirada en relación a la definición de


virtud expuesta al inicio de este ensayo.
Iniciemos hablando sobre las virtudes y que son para Santo Tomas.
“La virtud es la bondad del hombre, ya que es la que hace bueno al que la tiene. Pero no parece
correcto decir que la bondad es buena, como tampoco se dice que la blancura es blanca. Por
consiguiente, no es correcto decir que la virtud es una buena cualidad” (p424, C.55 a.4, Aquino)
En la cita anterior podemos ver como se refiere a la virtud como lo que hace bueno al
humano, pero no es bueno por la virtud en sí, ya que la virtud no es buena por definición,
sino que las virtudes son las que de una manera potencian el buen actuar del humano,
logrando que este sea virtuoso y por ende pueda acercarse más al fin último, que en el
caso de Santo Tomas es el ver la cara de Dios.
El concepto de los hábitos también es relevante para Santo Tomas. Los hábitos se separan
en dos categorías, los hábitos buenos y los hábitos malos. Los hábitos buenos son las
virtudes, los done y las bienaventuranzas, mientras que los hábitos malos serían los vicios
y los pecados. Los hábitos en si son cualidades que de una manera llevan hacia una acción,
siendo esta buena o mala. Para Santo Tomas los hábitos son medios del hombre para
generar acciones, por lo que el hombre virtuoso es aquel que a través de los hábitos ha
logrado generar buenas acciones que se identifican cuando el fin por el que son realizadas
es bueno, las cuales serían las virtudes.
El concepto de término medio es muy similar al presentado por Aristóteles, ya que
también se considera como el punto medio entre dos extremos, pero cabe recalcar que
esto no significa que sean acciones neutras, sino que es un equilibrio entre estos extremos
que es la mejor situación posible para el hombre, mejorando así su vida y por ende siendo
esta acción una virtud.
La prudencia y la razón van de la mano, ya que la prudencia es la virtud más necesaria
para vivir bien, y el vivir bien consiste en obrar bien. Para obrar bien en necesario el hábito
de la razón, ya que este es el que permite al hombre a tomar la decisiones correctas y
buenas.
“La prudencia es la virtud más necesaria para la vida humana. Efectivamente, vivir bien cosiste en
obrar bien. Pero, para que uno obre bien no sólo se requiere la obra que se hace, sino también el
modo de hacerla, esto es, que obre conforme a recta elección, y no por impulso o pasión.(…) el
hombre disponerse directamente mediante el hábito de la razón, ya que el deliberar y elegir, que
versan sobre los medios, son actos de la razón” (p441, C.57 a.6, Aquino)
Aquí se expresa la íntima relación que existe entre la razón y. la prudencia, ya que sin
razón no puede haber prudencia, debido a que la razón es el medio que utiliza el hombre
para medir si una acción es buena o mala y mediante esta distinción es que nace la
prudencia y el vivir bien.

A diferencia de Aristóteles, con Tomas de Aquino difiero fuertemente de su visión de las


virtudes, ya que él plantea que el fin último es un encuentro cara a cara con Dios y yo
perdonantemente no soy una persona creyente, es más, vengo de una familia totalmente
atea por lo que para mí este fin último es inexistente y por ende automáticamente sería
incapaz de ser virtuoso y tener un buen vivir, cosa en la que difiero fuertemente ya que
creo que no es necesario creer en Dios y actuar debido a él para ser bueno y prudente.

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