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De acuerdo con Goleman (2001), las personas emocionalmente desarrolladas, es decir, las
personas que gobiernan adecuadamente sus emociones y que también saben interpretar y
relacionarse efectivamente con las emociones de los demás, disfrutan de una situación
ventajosa en todos los dominios de la vida. Estas personas suelen sentirse más
satisfechas, son más eficaces. Quienes, por el contrario, no pueden controlar su vida
emocional, se debaten en constantes luchas internas y les impiden pensar con suficiente
claridad.
La experiencia emocional que la persona siente ante una situación es la reacción corporal
o fisiológica con respuestas involuntarias: cambios en el ritmo cardíaco o respiratorio,
aumento de sudoración, cambios en la tensión muscular, sudoración, sequedad en la
boca, presión sanguínea. La expresión motora-observable: expresiones faciales de alegría,
ira, miedo, entre otras; tono y volumen de voz, movimientos del cuerpo, sonrisa, llanto y
expresión facial.
La autoconciencia emocional. Es reconocer las propias emociones y los efectos que éstas
tienen sobre nuestro estado físico, comportamiento y pensamiento. Las personas dotadas
de esta competencia saben qué sensaciones están sintiendo y por qué; conocen el modo
en que sus sentimientos influyen sobre las decisiones que toman y saben expresar sus
emociones.
En particular, debemos (1) examinar nuestros juicios, (2) sintonizar con nuestros
sentimientos, (3) saber cuáles son nuestras intenciones y (4) prestar atención a nuestros
actos. Wiesinger (2003) sugiere que, para el desarrollo de nuestra autoconciencia, dar
respuesta a las siguientes interrogantes: ¿Qué siento ahora mismo? ¿Qué quiero? ¿Cómo
estoy actuando? ¿Qué valoraciones estoy haciendo? ¿Qué me dicen los sentidos?
Reconocer nuestras propias emociones, así como sus efectos en nosotros y en otros es
una de las aptitudes indispensables de la inteligencia emocional. Si nos falta somos
vulnerables y podemos cometer graves errores.
Todos sentimos impulsos emocionales que pueden ser ira, miedo, felicidad, amor,
sorpresa, disgusto o tristeza (por citar algunas emociones) que son valiosos avisos que
bien interpretados nos pueden llevar en una dirección constructiva. En algunos casos, esa
falta de oído emocional se presenta como mensajes que el cuerpo trata de enviarnos bajo
la forma de jaquecas, dolores de espalda, sueño, etc, para hacernos saber que algo está
mal.
La conciencia emocional comienza cuando nos contactamos con nuestras emociones, las
cuales están presentes en todos nosotros y entendemos de qué forma afecta a lo que
percibimos, pensamos y hacemos.
Las sensaciones nos acompañan siempre, pero rara vez les prestamos atención. Se
requiere que hagamos una pausa mental para captar el murmullo interno de las
emociones, algo que no estamos acostumbrados, y sólo cuando se desbordan tomamos
conciencia.
El control de las emociones no significa que ellas deban suprimirse, sino que se refiere a
cómo manejarlas, regularlas o transformarlas si es necesario. Supone poseer una serie de
habilidades que permitan a la persona hacerse cargo de la situación, tomar decisiones
entre alternativas posibles y reaccionar de manera controlada ante los diversos
acontecimientos de la vida.
. El autocontrol significa saber superar los bloqueos emocionales que ciertas situaciones
pueden provocar. Lo verdaderamente importante es intentar reconocer y controlar las
emociones negativas para que no desplacen las positivas. Hay personas que poseen la
habilidad para enfrentar positivamente las tensiones emocionales, sin embargo, a otras les
cuesta mucho o se enfrentan de manera inadecuada, se escapan o las evitan. La evitación
y el escape no son buenas soluciones para enfrentarse a las tensiones emocionales
porque no resuelven las fuentes del conflicto, crean grandes insatisfacciones y terminan
por debilitar la integridad emocional.
Cuando nuestro cuerpo está en tensión, envía señales al cerebro de que no estamos
tranquilos y se genera un círculo promotor de ansiedad. Para mantener la regulación
emocional es importante mantener también un cuerpo relajado y tonificado. La relajación
muscular profunda reduce la tensión fisiológica y es incompatible con la ansiedad. La
relajación física resulta esencial para combatir estados emocionales relacionados con la
ansiedad, el estrés, el miedo, el manejo de la rabia y la depresión, entre otros.
La visualización es una técnica muy útil para conseguir un mayor control de la mente, las
emociones y el cuerpo, y para efectuar cambios deseados en la conducta. Consiste en
concentrarse. El propósito de la visualización es reprogramar las actitudes mentales de la
persona y así capacitarlo para efectuar cambios positivos en su mente, emoción y
conducta.