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doi:10.11144/Javeriana.mys20-41.crpt
Mem.soc / Bogotá (Colombia) / ISSN 2248-6992 / 20 (41): 109-127 / julio-diciembre de 2016 / 109
A María de los Ángeles Núñez como una cartografía territorial de la participa-
ción política de los sujetos ciudadanos, suscep-
Introducción tible de aportar pistas sobre el tipo de montajes
sobre los cuales se edificó posteriormente la ciu-
Este artículo1 busca indagar preliminarmente por dadanía republicana.
el semblante que adquirieron tanto la represen- En primer lugar, abordo el apoyo del Comisiona-
tación política como el ejercicio de la ciudada- do Regio Carlos Montúfar a la formación de la
nía moderna en el territorio de la audiencia de Junta Superior de Quito. Luego, discuto el «Pac-
Quito, una vez que ocurrieron dos hechos: la de- to Solemne» preparado por la junta en su voca-
rrota de la segunda Junta Superior de Gobierno ción por instituir jurisdiccionalmente un tipo de
organizada en la capital de ese territorio, en sep- poder local con aspiraciones centralizadoras. Fi-
tiembre de 1810, y la introducción, dos años más nalmente, examino el censo dispuesto por Tori-
tarde, de la Constitución de Cádiz. A este res- vio Montes, como herramienta jurisdiccional de
pecto, se presta especial atención al censo organi- redefinición normativa de la participación políti-
zado por el presidente Torivio Montes en 1813, ca de incorporación político-social en el territo-
como antecedente de la elección de compromi- rio quiteño.
siarios y electores bajo los parámetros normati-
vos gaditanos. Peripecias de un delegado incómodo
Sostengo que la inserción de la Constitución de
Cádiz en la presidencia de Quito clausuró un Cuando llegaron las noticias de la vacancia regia, los
primer episodio de experiencias constitucionales representantes de la burocracia borbónica reac-
revolucionarias —entre 1808 y 1812—, que tuvo cionaron con recelo en muchas partes del imperio.
en las ciudades regionales y los gobiernos loca- En Nueva Granada, el arribo de Carlos Montú-
les a sus principales protagonistas. Dichos acto- far (hijo del marqués de Selva Alegre) y Anto-
res ejercitaron soberanías propias al momento de nio Villavicencio, comisionados por el Consejo
la vacancia real española, y ensayaron la confor- de Regencia, se consideró como una intromisión;
mación de «poderes centrales» —o con volun- impopulares entre la población ambos fueron re-
tad de centralización— que ambicionaron una chazados por el virrey, de modo que sus gestiones
hegemonía tridimensional: territorial, política zozobraron desde el principio. Los intentos de
y social2. Más tarde, por la fuerza de las armas imponer la autoridad de la Regencia en el virrei-
o mediante pronunciamientos de fidelismo a la nato norandino y de reemplazar al virrey por un
monarquía, dichos ensayos dieron lugar a nue- funcionario acorde con el nuevo equilibrio de au-
vas formas de incorporación social para reorde- toridad metropolitano, resultaron socavados por
nar la participación política y trazar los linderos las reacciones locales y por falta de credenciales
de la ciudadanía, mediante la homogeneización que los legitimasen como comisionados 3.
de los rituales electorales, en función de las nor- En la sede de la audiencia el Comisionado Mon-
mas gaditanas. Este nuevo contexto se sostuvo túfar tuvo una recepción ambivalente. Algunos
no solamente sobre la definición de los sujetos vieron en su arribo un aliciente para las tensiones
ciudadanos, sino también mediante la identifica- políticas y sociales que desencadenaron las vio-
ción territorial y jurisdiccional de las poblaciones lentas manifestaciones de días anteriores. Otros,
que debían elegir electores y compromisarios. De como el oidor Tomás de Arrechaga, no tarda-
allí que la fuente censal de 1813 pueda ser vista ron en manifestar sus resquemores hacia el de-
legado de la Regencia y refrendaron su lealtad al
Ciudadanía, representación política y territorio en la audiencia de Quito / Santiago Cabrera Hanna / 111
deficiente administración de su patrimonio, lo gracias y festividades. En la Catedral de Quito
que la obligó, a veces, a vender sus propiedades sus dignidades juraron ser leales a la religión ca-
para solventar deudas amontonadas por la com- tólica, proteger la integridad del territorio para
pra de títulos o por compromisos adquiridos en el monarca Fernando VII y «procurar el bien de
sus negocios. la nación»12. Poco tiempo más tarde, el 5 de fe-
brero de 1812, el Congreso Provincial promulgó
Tabla 1.
Resultado de las elecciones indirectas del 22 de septiembre de 1810 el «Pacto solemne de sociedad y unión entre las
provincias que conforman el Estado de Quito».
Estamentos Electo La vieja audiencia se proclamaba independiente
de las jurisdicciones bogotana y limeña, y reco-
Cabildo secular Manuel Zambrano nocía solo la autoridad de Fernando VII.
Cabildo eclesiástico Francisco Rodríguez de Soto
El Pacto Solemne de 1812
Clero José Manuel Caicedo
Al considerar el Pacto quiteño de 1812, Federica Mo-
Prudencio Báscones relli corrobora la ausencia de un sentido de inte-
gralidad territorial. Dicho constitucionalismo «no
Nobleza Marqués de Villa Orelllana
se construye sobre un territorio culturalmente ho-
mogéneo y espacialmente definido»13, lo cual pone
Guillermo Valdivieso
el acento en su apropiación local de acuerdo con
Pueblo (barrios) Juan Donoso (Alferez Real) dimensiones culturales y sociales disímiles, para
las cuales la experiencia constitucional, lejos de
Manuel de Larrea ser principio integrador de una comunidad políti-
ca más amplia y abstracta —la nación española—,
Manuel Matheu y Herrera
permite la eclosión de nacionalismos territoriali-
Manuel Merizalde zados basados en pertenencias heterogéneas, cuyos
sentidos de identidad residen no tanto en la uni-
Fuentes: Levi Castillo, «En el Bicentenario»,114; Soasti, El Comisionado Regio, dad sino en la fragmentación. «La Constitución
141; Cevallos, Resumen de Historia, vol. 3, 91.
sirve […], no tanto para fundar un nuevo orden
público y legitimar así su ejercicio, sino para re-
Dos días después de los comicios del 20 de sep-
glar y articular las fuerzas preexistentes»14, en vis-
tiembre de 1810 tuvo lugar un nuevo cónclave
ta de los resquicios que dejaba para reinstalar las
para elegir vocales y otros miembros de la Jun-
agendas locales y regionales impulsadas por éli-
ta. Comparecieron «el presidente, el comisiona-
tes y grupos de poder. Morelli identifica, también
do, los cabildos secular y eclesiástico, y los quince
—dada la mención a un contrato entre entidades
electores correspondientes al clero, a la nobleza
poco definidas territorialmente, pero claramen-
y a los barrios, cinco por cada uno de esos tres
te delimitadas en lo jurisdiccional—, la presencia
estamentos»11. Los nobles consolidaron su pre-
de un acuerdo entre ciudades basado en un tipo
sencia con la elección de dos representantes, y
de gobierno que expresa la inserción no solo de
dos por los barrios. El bando con la designa-
las teorías liberales y del pactismo en el territo-
ción de las nuevas autoridades se publicó inme-
rio quiteño, sino también de una cultura política
diatamente, y se celebró con misa de acción de
basada en principios económicos que afecta-
ban directamente los modos organizativos de la
Ciudadanía, representación política y territorio en la audiencia de Quito / Santiago Cabrera Hanna / 113
rán en la Provincia de la Sala, y un fiscal, nombrados las planicies litorales; vinculación casi nula de los
todos por el Congreso. valles amazónicos con redes de caminos o ru-
Art. 13.- La duración de todo funcionario tanto en el
Congreso como en la Representación Nacional, in- tas comerciales, y la creciente ruralización de sus
cluso el Presidente de Estado, nunca pasará de dos aglomeraciones urbanas, debido a la crisis urba-
años; ni en sus tres Salas se admitirá reelección, aun- na desencadenada por frecuentes desastres natu-
que sea de una Sala a otra pasado los turnos, exceptúa-
se el caso en que la totalidad de los votos el Congreso rales, así como por la propia crisis económica que
aclamen el mérito, y la necesidad de algún individuo supuso el declive obrajero23.
sólo para el ejercicio del mismo poder que ha ejercita- Otro aspecto a considerar se relaciona con la de-
do, sino que puedan ser segunda vez aclamados hasta
claración de un principio de representación po-
pasado por lo menos un turno21.
lítica basado en elecciones, que no establecía
No obstante el señalamiento de estos principios necesariamente el carácter de dichos rituales co-
normativos, el delineamiento territorial de las miciales, ni señalaba los principios reguladores
entidades que conformarían tal Estado se expre- de los sufragios con los cuales el sujeto-ciuda-
só ambiguamente. La dimensión territorial del dano reemplazaría al sujeto-corporación24. Los
Pacto constituía una expectativa de hegemonía artículos del Pacto legitiman las formas plebisci-
territorial que aspiraba lograrse mediante pro- tarias correspondientes al Antiguo Régimen: un
nunciamientos locales de adhesión. Algo que, voto corporativo que en el contexto del libera-
como sabemos, no se produjo debido al rechazo lismo gaditano fue reconstituido en voto indivi-
que la Junta recibió de las otras ciudades regiona- dual para legitimar una voluntad colectiva; una
les a través del pronunciamiento de sus cabildos. mixtura en la que se conjugaban la tradición, en
En términos de la cultura política, sin embargo, cuanto a las formas culturales y los valores loca-
lo que la experiencia del Pacto denota es una elo- les que informan la ciudadanía, y las determina-
cuente articulación entre territorio, jurisdicción ciones liberales de la participación individual25.
y nación, no en su acepción moderna, sino se- Es decir que el sistema de representación basado en
gún su formulación regional con base en la con- la designación encontraba en el sistema electo-
formación de poderes locales centralizadores que ral del Pacto una manera de seguir funcionando,
expresaban la «tendencia a unirse por parte de los esta vez, a partir de la identificación corporati-
pueblos que emergieron como sujetos soberanos va de los sujetos-representantes26. Este carác-
al momento de la independencia»22. ter muestra al menos dos aspectos que conviene
En los contenidos del Pacto el territorio aparece identificar dentro de la problemática de la repre-
como un dato que, si bien permite el afianzamien- sentación que nos ocupa.
to de recursos administrativos y jurisdiccionales, En primer lugar, el sentido performativo tanto de la
no establece claramente sus linderos de influen- idea de territorio como de la de ciudadanía, ya
cia. Quedaban apenas nominalmente señalados que ambas se edifican en el propio movimiento
varios aspectos de administración jurisdiccio- de su práctica, que adquiere sentido para efectos
nal, que permiten apreciar la intención de edi- de la construcción de un proyecto estatal deter-
ficar espacialmente un proyecto centralizador, minado en la medida en que, normativamen-
aun cuando gran parte del territorio no estuvie- te hablando, quedan abiertas las esclusas para
se plenamente incorporado, dadas las condicio- la incorporación de otras unidades territoriales,
nes de ocupación del espacio norandino: un eje
vertical sobre la cordillera andina; hacia la región
occidental, en un collar de ciudades, la incipien- 23 Luis Carlos Jiménez Reyes, «Estructura urbano-regional del vi-
rreinato de la Nueva Granada en la fase final de la Colonia», en
te articulación horizontal de la zona andina con Impactos territoriales en la transición de la Colonia a la República
en la Nueva Granada (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia,
Sede Bogotá, 2013), 53-86; Yves Saint-Geours, «La evolución
demográfica en el Ecuador del siglo XIX», Cultura VIII, n.° 24 b
21 ANH-Q, «Artículos del Pacto Solemne». (enero-abril, 1986): 481-492.
22 José Carlos Chiaramonte, «Estado y poder regional: constitución 24 Morelli, Territorio o nación.
y naturaleza de los poderes regionales», en Historia General de 25 Morelli, Territorio o nación.
América Latina, vol. 6, dirs. Josefina Vásquez y Manuel Miño Gri- 26 Tamar Herzog, Vecinos y extranjeros: hacerse español en la edad
jalva (Madrid: Unesco - Trotta, 2007), 151. moderna (Madrid: Alianza, 2006).
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lado considerar los mecanismos de etnización procesos electorales y su carácter colectivo, bien
y desetnización que usaron las poblaciones em- que estuviese, normativamente hablando, susten-
padronadas con fines tributarios; como aquellos tado en principios modernos de individualidad
grupos de personas que se declaraban no indí- (como el control en la circulación de papeletas
genas para eludir sus responsabilidades fiscales o la memorización de los nombres de los candi-
o atenuarlas; o sectores que, marginados de los datos), para luego votarlos según las expectativas
mecanismos locales de reciprocidad e identidad colectivas y comunitarias en cuanto a la selección
—la vecindad—, se amestizaban por medio de de sus representantes: «hacer votar únicamente a
declaraciones, para acomodarse, identitariamen- ciertas personas —por ejemplo, las principales en
te hablando, en otros nichos de la estructura pi- el caso de una parroquia india—, y desfilar a las
ramidal colonial: «hacerse vecinos»33. demás para confirmar la lista ya registrada, aun-
La opinión de Antonio Annino supone, en cambio, que fuera mediante un simple gesto»36.
que en la fisonomía del constitucionalismo ga- En todo caso, y esta es la evidencia que corrobora
ditano emerge una novedad en función no tanto Marie-Danielle Demélas, la innovación en los ri-
del desplazamiento de una forma de participa- tuales comiciales de 1813 fue el desvanecimien-
ción política y representación locales con base en to de las fronteras entre la república de españoles
una decidida impronta territorial, sino en su ca- y la república de indios, al cobijar la población
pacidad de articular y legitimar dichas formas de ambos espectros dentro de lo que podríamos
sociales de ejercicio político basadas en recipro- llamar marcos vecinales de ciudadanía. A partir de
cidades; en formas locales de construcción de entonces, estos «conformarían un solo cuerpo y
las lealtades, pertenencias y tradiciones. Enton- un solo electorado»37. En este orden de cosas, las
ces, «las leyes electorales ni dibujaron una ciuda- discrepancias entre el alcalde y el corregidor so-
danía verdaderamente individualista ni cortaron bre la traducción de las estipulaciones emanadas
los lazos con las tradiciones coloniales»34. Lo que de la Constitución, al ser introducida en el corre-
empezó a desplegarse fueron unas formas de le- gimiento de Cuenca, muestran disonancias sobre
gitimación de lo antiguo en lo nuevo, que mante- el carácter local del poder expresado en el cabil-
nían la novedad de expresarse diferenciadamente do principal. De parte de los corregidores, dice
con arreglo a dimensiones territoriales y locales, Demélas, la aplicación normativa del texto ga-
pero con base en una misma estructura normati- ditano fue fácil, y permitió expresar de inmedia-
va —la gaditana—35. to las novedades inscritas en la carta —a saber,
Quedó conformado, de acuerdo con Morelli, un la incorporación de la población indígena—,
«neo sincretismo político» en el que la expresión para controlar al gobierno local y constreñir sus
moderna de la ciudadanía se revestía de mani- marcos de acción, en un proceso que ya venía en
festaciones tradicionales que, en los poblados in- marcha desde las reformas de Carlos III. Tales
dios, evidenció la dimensión comunitaria de los reformas, que tenían que ver con el carácter de
algunas de las funciones administrativas de los
cabildantes, transformaron varias de ellas en ofi-
33 Un ejemplo de estas cambiantes dinámicas sociales entre los cios electivos.
periodos de empadronamiento de las poblaciones corresponde Al ampliar el sufragio, en lugar de constreñirlo, era
a las dinámicas de acomodo producidas en el corregimiento de
Riobamba, y estudiadas con mucho detenimiento por Rosario Co-
posible mermar la influencia territorial del go-
ronel. El terremoto que destruyó la ciudad no solamente permitió bierno local; esta maniobra, que ensanchaba el
reacomodar espacialmente a las élites blanco mestizas, en contu- espectro de sufragantes, se mostraba decidida-
bernio con los caciques indígenas, sino también las necesidades
de acaparamiento de nuevas tierras, control de la población india mente centralizadora en sus intenciones de in-
comunal y consecución de nuevos estatus sociales dentro de la corporación. «Atribuyendo a los pueblos indios
estructura estamental. Véase Rosario Coronel, Poder local entre
la Colonia y la República. Riobamba 1750-1812 (Quito: UASB-E -
y a todos sus habitantes el derecho de voto [el
Corporación Editora Nacional, 2015).
34 Antonio Annino, «Introducción», en Historia de las elecciones en
Iberoamérica, siglo XIX, coord. Antonio Annino (México: Fondo de
Cultura Económica, 1995), 18. 36 Morelli, Territorio o nación, 115.
35 Annino, «Introducción», 18. 37 Demélas, «Modalidades y significación», 302.
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y sanchistas) socavaron el éxito del proyecto sos- cuerpos armados reclutados que podían consti-
tenido en la apoyatura religiosa y en la legiti- tuirse mediante levas. Era un recurso demográ-
midad política que Carlos Montúfar pretendía fico orientado al control social de la población46.
darle como Comisionado. Más tarde, el obispo La política borbónica institucionalizó el registro
fue desterrado de la provincia y la mitra de Qui- censal en escalas mayores a los conteos locales
to quedó vacante. realizados durante el periodo colonial, con el ob-
Reinaba en el territorio una gran confusión, fru- jetivo de tornar más eficiente el manejo estatal
to no solo de las reacciones locales frente a la de los recursos naturales y humanos, y de esta-
Junta Superior de Quito, sino por la indefinida blecer un dato más cabal del número de perso-
forma en que se presentaba ante el Concejo de nas afincadas dentro de determinados territorios
Regencia: «[…] se vio a sí misma en una situa- para elevar la masa tributaria47.
ción anómala: reconoció la Regencia en España, Las fuentes parroquiales que informan sobre re-
pero se comportó como si fuera autónoma al tra- presentaciones poblacionales de los posteriores
tar de imponer su autoridad sobre todo el reino y censos borbónicos eran básicamente las actas de
al negarse a reconocer la autoridad del presiden- bautismo y defunción —registros bajo el control
te Molina»45, designado por el segundo Consejo del clero—, los empadronamientos y «padron-
de Regencia y quien había establecido en Cuen- cillos» —en el ámbito de la administración se-
ca la provisional sede del gobierno. cular de corregidores y «caciques» de las Cajas
Reales—, los libros de cabildo —en los centros
Contar la población y delinear al ciudadano: urbanos— y los de hacienda —en el espacio ru-
el censo de 1813 ral—. Estos listados proporcionaron un conjun-
to de aproximaciones poblacionales poco fiables,
Con el arribo de Torivio Montes, designado como sujetas a las intuiciones de quienes los elabora-
presidente de la audiencia quiteña por el Conse- ban, y en función, además, de las formas de re-
jo de Regencia, en reemplazo de Joaquín Moli- presentación social de los habitantes que, como
na, se produjo la jura de la Constitución de Cádiz bien ha señalado Tamar Herzog, dependían del
y el desarrollo de las primeras elecciones cons- reconocimiento de un determinado prestigio lo-
titucionales. Estas se llevaron a cabo por medio cal atribuido por los semejantes de determinada
de la implementación de ayuntamientos consti- persona: la vecindad. Eran registros que man-
tucionales en todo el territorio, los cuales debían tenían un alto grado de inexactitud debido al
aprestarse a la elección de electores y compromi- origen de la información allí consignada, prove-
sarios —o representantes de los electores prima- niente, casi siempre, de formulaciones discrecio-
rios para representarlos con voto en elecciones nales sobre los datos48.
de segundo grado—. Estas asambleas tendrían Cuando la política borbónica trastocó las estruc-
que organizarse con base en un censo poblacio- turas administrativas imperiales, procuró tra-
nal, destinado a establecer el número de electores zar delineamientos más acotados en relación
que debían elegirse dentro de cada jurisdicción con los bloques administrativos del territo-
con un número mínimo de pobladores. rio; para mejorar la recaudación de impuestos.
La realización de listados o padrones de habitan- Bajo tal perspectiva acudió a la confección de
tes no era una novedad. Se trataba de una he- registros censales que superasen las determina-
rramienta que permitía establecer las bases de ciones locales. El conteo realizado por Villalen-
la tributación, el control poblacional en térmi- gua fue, en este sentido, la experiencia censal
nos de sus marcas étnicas, la determinación de más importante del reformismo borbónico en la
su representación política y la administración de
la fuerza de trabajo, así como de los eventuales
46 Martin Minchom, «La evolución demográfica del Ecuador en el si-
glo XIX», Cultura VIII, n.° 24 b (enero-abril, 1986): 460.
45 Jaime E. Rodríguez O., «Las primeras juntas autonomistas. 1808- 47 Javier Ortiz de la Tabla Ducasse, «La población tributaria del
1812», en Historia de América Andina, vol. 4, ed. Germán Carrera Ecuador colonial», Cultura VIII, n.° 24 b (enero-abril, 1986): 456.
Damas (Quito: UASB-E - Libresa, 2003), 158. 48 Herzog, Vecinos y extranjeros.
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Esta caracterización nominal permitía un am- Tabla 2.
Electores y compromisarios elegidos por partido y parroquia
plio abanico de posibilidades de identificación
y abría el paso a diversas maneras de ponerlas Partido Parroquias Electores Compromisarios
en práctica, una probabilidad generada por la Quito y su 32 24 339
comarca
propia Constitución de Cádiz que, al establecer
normativamente quiénes podían ser ciudada- Cuenca y 23 94 500
su comarca
nos, dejaba abiertas tales definiciones en fun-
Riobamba y 22 42 383
ción de las expresiones locales de reciprocidad Macas
con las cuales se tramaban las vecindades. Alausí 5 33 215
El «Plan de Elecciones» establecía que los comi-
Guaranda 11 9 110
cios siguiesen un criterio de asignación propor-
Latacunga 15 43 305
cional de dichas dignidades, de acuerdo con el
Loxa 19 23 225
número de ciudadanos censados en cada parro-
Otavalo 12 36 205
quia. Los compromisarios eran elegidos entre
los miembros de la asamblea general de votan- Pastos 12 18 187
datos poblacionales previos —como el empa- rie Gobierno, caja 63, 26-VIII-1813, ff. 19-22, 31; Rodríguez O., La revolución,
Anexo 1, 217-224.
dronamiento ordenado entre 1778-1781 por
Juan Josef Villalengua— que fueron cotejados Un vistazo sobre los informes del censo en la región
para establecer las jurisdicciones faltantes, o de Pasto permite apreciar que lo que se discu-
como base de un nuevo registro de ciudadanos tía en torno a los empadronamientos poblacio-
en el que variaron algunos de los lineamientos nales era una cuestión de carácter jurisdiccional:
de atribución del estatus de ciudadanía, como qué partidos o comarcas debían anexarse como
el de población española, indígenas y clérigos pertenecientes al territorio pastuso, por ejem-
seculares53. plo, aun cuando fueran reclamadas como parte
En otros casos, debido a diversas cuestiones, los de otras constelaciones territoriales, por medio
datos censales fueron sumados a los de otras de la agregación de censos o registros hechos con
unidades territoriales, siguiendo un criterio de antelación54:
racionalización que articulaba territorios a par-
tir de cuestiones normativas, o en función de […] se agregó el Censo ò Padròn del año de 1784,
relativo à Quito, y sus treinta pueblos; […] que es el
expectativas de control territorial sobre pueblos último que hay de los que se practicaron en cumpli-
bajo la jurisdicción de otras provincias de los vi- miento de la Real Orden de 1776, y las noticias que se
rreinatos de Nueva Granada, o del Perú. adquirieron en observancia de la Orden Superior de
29 de Agosto de 1807, haviendose encontrado de las
relaciones dadas entonces cuatro en […] otros tan-
tos pueblos de las cinco leguas de esta ciudad con los
de Latacunga, Riobamba, Alausí, Guaranda, Loza,
Zaruma y Bracamoros; los de Otavalo, è Ybarra, ad-
virtiéndose que por lo que mira a algunos Pueblos y
Provincias falta el artículo de numeración por haberse
encargado este punto al cuidado del Ylmo. Sr. Obis-
po; de modo que para el cálculo prudencial, que ha de
hacerse se echan de menos las respectivas noticias en
cuanto a la población de Ambato de las Provincias de
53 ANH-Q, «Plan de Elecciones de Diputados en Cortes, y de Provin- 54 ANH-Q, Serie Gobierno, caja 68. Exp. 17, ff. 11. La ortografía cons-
cia (1813)», Serie Gobierno, caja 68, 26.viii.1813, ff. 19-22, 31. ta así en el original.
Ciudadanía, representación política y territorio en la audiencia de Quito / Santiago Cabrera Hanna / 121
La conformación de los cabildos constituciona- la realización de las elecciones señaladas para el
les iniciaba con una convocatoria general a los 29 de agosto de 1813 que fueron revisados re-
pobladores hecha por el párroco local, quien los saltan colaboraciones estrechas con los delega-
reunía en una asamblea especial e iniciaba los co- dos del poder central e incluso alianzas con ellos,
micios con un Te Deum, luego de lo cual mante- para incluir dentro de los padrones a pobladores
nía otras responsabilidades en los comicios. Los que por diversas razones no encajaban en la ti-
párrocos trabajaban en estrecha relación con los pificación del reglamento promulgado62. Puede
funcionarios designados por Montes durante verse a los párrocos actuando como parte de los
todo el proceso electoral local, y en la formación sistemas de alianzas y juegos de poder dentro de
de los ayuntamientos constitucionales. En varios las poblaciones indias, para reacomodar a deter-
casos coadyuvaron al conteo de los votos. En el minados grupos de poder étnico63.
bando que designa a los funcionarios responsa- Con la introducción de la Constitución de Cádiz
bles de llevar adelante las elecciones locales (un en la audiencia de Quito, se produjo, además, un
verdadero instructivo normativo sobre los comi- primer ensayo moderno de homogeneización so-
cios) aparece la relación entre el párroco local y la cial en términos normativos64 que cumplía dos
burocracia del poder central: propósitos devenidos del carácter legal que la
propia Constitución emanaba, y acorde con el
1ª. En el momento que reciba V. esta orden la (per- contexto en el que fue introducida. Se procura-
sona) con Oficio al Parroco para que inteligenciado
de las providencias combenientes a la citacion de los ba, en primer lugar, dotar de un sentido legal a
Vecinos y su reunion. unas formas de ejercicio de la ciudadanía deter-
2ª. La eleccion se hara el Domingo proximo 29 del minadas de 1808 a 1812 por nociones locales de
corriente trasladandose V. a la Parroquia que lo era
ejercicio político, bajo la contingente definición
señalada […]
6ª Hecha la eleccion que se verificará en el que todos a de vecindad, en función de intereses locales de
lo menos la mayoría de un voto se sentará al presente traslape de unas poblaciones sobre otras en cuan-
oficio en tono de acta que firmada por V. el Parroco y to al ejercicio de la representación, y funciona-
secretario, se colocará en el libro Parroquial que debe
normalisarse sacandonse antes un testimonio integro les a juegos de poder en los que las élites locales
firmado por V. el Parroco y Secretario, que se entre- y regionales estaban inmersas. Los artículos de
gara al Electo59. la Constitución dedicados a caracterizar al ciu-
dadano vendrían a desbancar —en teoría— di-
En un sentido simbólico, los actos comiciales se re-
chas apropiaciones y a normar una participación
vestían de la legitimidad provista por el catolicis-
política determinada por prácticas comúnmente
mo, sin la cual las actuaciones políticas y sociales
aceptadas en el encuadre local.
no podían sustentarse60.
En segundo lugar, se buscaba establecer de la mane-
Como antes se advirtió, el papel de los párrocos lo-
ra más acotada posible, el número de pobladores
cales en los comicios era indispensable para pro-
de la audiencia capaces de ejercer la ciudadanía
porcionar información sobre la población de
política como derecho. Esto podía lograrse por
acuerdo con actas bautismales, registros de ma-
medio de un censo poblacional que permitiese
trimonios o defunciones, a la vez que para corro-
constituir el universo de sujetos políticos y el de
borar el estatus de ciudadanía de los habitantes
aquellos que no lo eran, aunque sus lineamientos
de cara a los parámetros normativos establecidos
constitucionalmente61. En los documentos sobre
hispánicas (México: Fondo de Cultura Económica, 2010), 149-175;
John Lynch, Dios en el Nuevo Mundo. Historia de la Iglesia de
59 ANH-Q, Caja 68, exp. 17, f. 3/r. La ortografía consta así en el original. América Latina (Barcelona: Crítica, 2012).
60 Marie-Danielle Demélas e Yves Saint-Geours, Jerusalén y Babilo- 62 De manera detallada, estos casos están siendo considerados por
nia: religión y política en el Ecuador. 1780-1880 (Quito: IFEA - la historiadora Ana Luz Borrero. Véase Ana Luz Borrero, «Cuenca
Corporación Editora Nacional, 1988), 21-32. en la Independencia de la fidelidad a la insurgencia: 1809-1824»
61 Yves Saint-Geours, «La Iglesia en la Independencia», en Histo- (Tesis doctoral, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador,
ria de América Andina, vol. 4: Crisis del régimen colonial e inde- 2016). Un adelanto de estas consideraciones, en Borrero, «El le-
pendencia, ed. Germán Carrera Damas (Quito: UASB-E - Libresa, gado», 9-36.
2003); François-Xavier Guerra, «Imaginarios y valores de 1808», 63 Coronel, Poder local.
en Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones 64 Maiguashca, «El proceso».
Ciudadanía, representación política y territorio en la audiencia de Quito / Santiago Cabrera Hanna / 123
buscó incorporar la población a su proyecto, al Queda por indagar si dichos traslapes estuvieron pre-
proponer atributos electorales de representación, sentes dentro de los contornos normativos em-
por medio del llamado a un Congreso para elegir pleados en el contexto de los primeros ensayos
diputados a las Cortes. republicanos, organizados luego del estropicio po-
La homogeneización normativa iniciada con la lítico y social causado por las guerras de indepen-
Constitución de Cádiz en la audiencia de Qui- dencia. Los registros censales que fueron la base de
to abrió paso, en cambio, no solo a la ampliación la representación política republicana y de la ex-
de las formas de participación basadas en un tipo presión administrativa territorial de los emergentes
de ciudadanía que legitimaba su ejercicio en los poderes centrales, ¿se estructuraron con base en las
derechos otorgados por el pliego constitucional, necesidades fiscales provenientes del antiguo régi-
sino que encontraba en ella un recurso político men, o se plantearon nuevas formas de empadro-
y social para recomponer el esquema del poder namiento? Es una inquietud que, por sí sola abre
local, interpelando su funcionamiento por me- un abanico de interrogantes cuya respuesta excede
dio de las elecciones68. La inclusión de indíge- el espacio concedido a este artículo. Baste, por aho-
nas dentro de la ciudadanía, lejos de afianzar los ra, consignar dichas inquietudes.
engranajes institucionales del poder central en la
audiencia de Quito, sirvió para desestructurar (al Bibliografía
menos coyunturalmente) los edificios del poder
quiteño y potenciar la incursión de nuevos ac- Fuentes Primarias
tores. Un despliegue que, lejos de adecentar los
fundamentos de la inclusión de la población, re- Actas del Cabildo de San Francisco de Quito. 1808-
meció la propia representación política, porque 1812, vol. especial, transcripción de Diego Chi-
tendió no tanto al afianzamiento del poder cen- riboga Murgueitio. Quito: Publicaciones del
tral en cuanto a la estandarización de la pobla- Archivo Metropolitano de Quito y del Cronis-
ción en el concepto de ciudadano, sino que, en ta de la Ciudad, 2012.
ese mismo ejercicio de igualación constitucional,
el poder central fue cuestionado en sus intencio- Archivo Nacional de Historia, Quito (ANH-Q),
nes homogeneizadoras69. Serie Gobierno, cajas 63 y 68.
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