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Nación y República en Centroamerica


(1821-1865)
Arturo Taracena  Arriola

p. 45-61

Texte Notes AuteurIllustrations

Texte intégral
“En realidad esta es la roca en que se estrellan todos los políticos de Centroamérica: no
hay tal cosa de sentimiento nacional. Cada Estado querría ser un imperio; los
funcionarios del Estado no pueden tolerar superiores; un Jefe de Estado no puede sufrir
a un Presidente”
(J.L.Stephens-1841)

LA NACION DESEADA
 1 Hobsbawm, Eric. Nations et nationalisme depuis 1780. París: Editions Gallimard,
1990; Gellner, Erne (...)

1Un concepto de nación, tributario de las ideas europeas, estuvo presente en el


pensamiento de los políticos centroamericanos durante la coyuntura que se abrió con la
emancipación de España. Y sobre el mismo pretendo ahondar en esta ponencia,
evidenciando el papel jugado por las elites —sobre todo las ligadas a la comunidad
política naciente— en el planteamiento del proyecto de construcción nacional
centroamericano. Por su puesto, parto del hecho de que la fórmula moderna del Estado-
nación se europeizó en el curso del siglo XIX y luego se universalizó como lo han
demostrado Hobsbawm, Gellner y Morin, entre otros.1

2En el momento de la fundación de la República Federal de Centroamérica en 1824, la


nación estaba contemplada entre las tareas por construir, exigida sobre todo por la
modernidad en la que los próceres pensaban haber entrado luego de la Independencia.
Dicha integración nacional debía realizarse en un territorio con grandes espacios vacíos
y, además, habitado pordiversas etnias. Los cálculos, entonces, eran de un millón y
medio de habitantes situados en 250 000 leguas cuadradas, por lo que los delegados
presentes en la Asamblea Nacional Constituyente se preguntaban si era “número
competente para formar una nación”:

 2 “Dictamen de la Comisión especial en la sesión del 30 de junio de 1823”, citado por


Towsen Ezcurra, (...)
La Comisión (especial) juzga que para tanta tierra es muy corto el número de hombres
que la habitan; pero hasta ahora jamás ha visto en ninguna estadística sujetarlo a
cálculo, el que bastaría para formar un Gobierno independiente. Todos los hombres
han nacido libres, y un puñado de ellos en sociedad íntima entre sí, y sin sujeción
alguna a otra sociedad, pudiera llamarse en concepto de los que forman una nación:
tendría un régimen de Gobierno: subsistiría de lo que la tierra le diere: se
multiplicaría: inventaría medios de satisfacer sus necesidades; y llegaría a ser grande
y opulenta, con tal que un enemigo poderoso no viniese a exterminarla o sujetarla a
la esclavitud.2

3En el texto citado están planteados con bastante claridad algunos de los elementos que
los constituyentes pensaron indispensables para lograr la integración de los espacios
heredados de la colonia. La Revolución francesa les había sugerido dos de ellos: todos
los hombres nacen libres, pero los ciudadanos son “los que forman una nación”; esta
última debe tener como forma de “gobierno independiente”, el republicano. La lectura
de los Ilustrados, les proporcionó otro más: la certeza de que se puede llegar “a ser
grande y opulento” en el futuro, gracias al progreso. Y, la lección heredada de la
experiencia de las Cortes de Cádiz, abundaría en un cuarto: en los pueblos radica la
soberanía popular.

4Por ello, entre 1821 y 1840, el reto planteado a lo largo de las sesiones parlamentarias,
de los debates periodísticos, de los actos de poder o las disputas políticas, fue el de
formar un nuevo espacio de administración y civilización más amplio que el de los
partidos o las ciudades nacidos en la colonia y, asimismo, capaz de ser mejor defendido
que durante el dominio español. Para que éste se realizase se necesitaba tiempo para
convencer a los ciudadanos y a los pueblos que lo integraban, los cuales podían salir
beneficiados de la pertenencia a esa nueva entidad política.

 3 Mariñas Otero. 1958:251.


La Comisión de Juntas Constitucionales de la Asamblea Nacional Constituyen (...)

5Entonces, uno de los aspectos de tal reto era crear la identidad nacional que permitiera
la entrada de Centroamérica al concierto occidental de naciones. Que permitiera dar el
salto del sentimiento de aldea al de Estado y de este al de nación. Es decir, como lo
señala Breuilly, estructurar un “concepto histórico-territorial” y transferirlo al criterio de
identidad: centroamericanos. Paradójicamente, en la Constitución federal no existe
este, pues está incluido en el genérico de ciudadanos, aunque queda claro que los
constituyentes sí lo vislumbraron.3

 4 Peralta, Hernán. El Pacto de Concordia. El derecho constitucional en la


independencia de Costa Rica (...)
 5 Solo en el caso de Costa Rica, luego de haberlo utilizado en el Pacto de Concordia, el
concepto de (...)

6Es decir, a su vez, había que enfrentar el reto de las elites locales inmersas en la
vorágine político-social surgida del vacío de poder a raíz del derrumbe colonial. Pues,
estas insistían en la legitimidad de su representación edilicia, de su proceso de
hegemonización interna y de la soberanía territorial de su provincia para “concurrir al
establecimiento de un gobierno supremo constitucional”, como bien lo expresa la
fórmula del Pacto de Concordia.4 Por lo tanto, sería solamente la comunidad política la
que habría de definir lo que antes había sido el Reyno de Guatemala en términos
nacionales: Centro-América.5

7En el Mensaje del presidente de la República de Centro-América al Congreso


Federal, publicado por Andrés Bello en las páginas del Repertorio Americano para dar
conocer nuestra particularidad en “el estado presente de América”, Manuel José Arce
manifestaba con optimismo:

 6 Arce, Manuel José. “Mensaje del Presidente de la República de Centro-América al


congreso federal, p (...)

Esto es, ciudadanos, el cuadro de nuestras conexiones con las potencias extranjeras en
uno y otro hemisferio. En el antiguo, con diferencia de algunas ritualidades estamos tan
reconocidos como las demás repúblicas continentales: en el nuevo, son ¡guales
nuestros derechos a los de las otras secciones de América que se han puesto en el rango
de Independientes...6

8Luego de haber superado la crisis surgida con la anexión a México fue imprescindible
a partir de 1823, por un lado, conciliar intereses económico-sociales regionales con el
propósito de construir y utilizar el Estado emergente. Y, por el otro, intentar crear en los
centroamericanos elementos subjetivos propios a un espíritu comunitario, más allá del
tradicionalmente referido a los “pueblos”.

9El naciente Estado tenía necesidad de un proyecto ideológico para legitimarse y, para
logralo, recurrió a ese “puñado” de hombres “en sociedad íntima entre sí” como punto
de apoyo. Es decir, la comunidad política que persiguió el objetivo de construir la
República Federal. Los egresados de las universidades y de los seminarios pasaron, de
hecho, a ser en 1821 los principales hombres políticos y, en gran medida, militares del
país.

 7 Anderson, Benedict. Imagined Comunities. Londres: 1983; Breully, John.


Nacionalismo y Estado. Barce (...)

10Por eso, importa ahora empezar a investigar empíricamente el análisis de los


símbolos, los conceptos y los hechos históricos políticos y económicos que
coadyuvaron a lo largo del siglo XIX a plantearnos en Centroamérica esa(s)
comunidad(es) imaginaria(s) específica(s), como sugiere Benedict Anderson,
combinada(s) con esa(s) práctica(s) de poder para controlar el Estado(s), como a su vez,
lo reclama John Breuilly.7

Ciudadanos y pueblos
 8 Hobsbawm (1992:118-121) hace un análisis de esos mecanismos, entre los cuales
sería muy interesante (...)
 9 En esa dirección la obra didáctica más descollante es la Cartilla del Ciudadano,
escrita para los C (...)

11Está claro que en ese momento la propuesta de proyecto nacional no se derivaba de la


etnia, sino de factores políticos. Los próceres centroamericanos no se refirieron nunca a
una identidad cultural propia —salvo en el orden de la dimensión geográfica— para
justificar sus aspiraciones de crear una nación, sino utilizaron ciertos elementos
políticos heredados del republicanismo francés, creando una religión republicana, con
su fiesta nacional, su bandera, su escudo y su panteón de mártires.8 Pero, sobre todo,
hicieron énfasis en las ideas de soberanía del pueblo, igualdad ciudadana, libertad
de imprenta, seguridad individual y de la propiedad e independencia patria.9

 10 Véase el título primero “De la Nación y su territorio” y el título segundo “Del


Gobierno, de la rel (...)

12Según la Constitución federal de 1824, la Nación estaba constituida por el pueblo,


que era “soberano e independiente” y del que, a su vez, se desprendía la categoría de los
ciudadanos.10Sin embargo, en la práctica estos elementos parecieron en momentos
situarse en dos planos diferentes y, a veces antagónicos, en razón del fallido proceso de
centralización a escala centroamericana. Primero, no se dio unasíntesis en el concepto
“pueblo” y, al igual que en el periodo colonial, este continuó expresándose en el
diferenciador “los pueblos”. Segundo, estos estuvieron relacionados con la construcción
de la idea nacional solo a través de las autoridades locales, las que terminaron
acaparando su representatividad. Sin embargo, en el seno de los Estados de la
Federación, la contradicción pueblos-ciudadanos se iría resolviendo en la medida en
que en los mismos sí se dio un proceso centralizador interno.

 11 Un reciente estudio sobre el comportamiento electoral en Costa Rica durante la


época federal muestr (...)

13Por otra parte, en tanto que “ciudadanos” no se vieron implicados en general todos
los habitantes de la república, sino una minoría civil y militar, con solvencia económica,
que se expresaba por medio de los funcionarios e intelectuales ligados al ejercicio del
poder y al mecanismo de la elección indirecta. Esa era la forma restringida en que se
hacía coincidir nacionalidad con ciudadanía.11

 12 Véase Taracena Arriola, Arturo. Estado de Los Altos, indígenas y régimen


conservador, 1838-1851. Sa (...)

14Por tales razones, no tuvo cabida el estatuto personalizado o colectivo de las


poblaciones indígenas en el proyecto nacional. Será posteriormente en Guatemala, luego
de la reunificación del Estado a raíz del intento separatista altense, que en la
Centroamérica decimonónica se cuestionó la aplicación del principio liberal de igualdad
ciudadana. Los conservadores plantearon un nuevo status para las comunidades
indígenas, recreando la república de indios por medio del uso de la Recopilación de
Indias. En la práctica, aunque ello implicó una reducción de la presión sobre estas, de
hecho fue una política calculada de aislamiento de las mismas en el proceso de
construcción del Estado.12

La dimensión geográfica y la viabilidad económica


 13 Para la composición del escudo de la Federación (Towsend Ezcurra, 1973:183).
Luego, las primeras mo (...)

15La dimensión geográfica, con referencia a la particularidad ístmica, fue el único


elemento cultural considerado en la constitución del proyecto nacional centroamericano.
¡Qué mayor prueba de ello que su abstracción gráfica en el escudo nacional! Una
cordillera de cinco volcanes bañada por dos mares, la que a su vez era situada en el
interior de un triángulo equilátero —la igualdad entre los tres estamentos sociales o
entre los tres poderes republicanos—, en cuyo vértice superior se situaba el gorro frigio,
esparciendo luces.13

16La fragilidad geoestratégica de esta dimensión había sido muchas veces demostrada
en la colonia por las incursiones inglesas, pero lo fue aún más con el explosivo proceso
de unión al Imperio de Iturbide. Luego de su fracaso, los centroamericanos estuvieron
más conscientes de la importancia de su propio espacio y de la amenaza extranjera
implícita por razones de orden militar.

 14 “... el pueblo centroamericano no debe de sufrir las catástrofes de Colombia i


Méjico: (pues) rico (...)
 15 Un ejemplo es el siguiente:
“Para llenar el deber de cumplir exactamente con la Constitución, i par (...)

17Sometida Centroamérica desde 1822 a grandes crisis externas e internas, se pensó que
el peligro de verla devorada no solamente por México, sino por Colombia o las
potencias europeas14, exigía ante todo que no reinase la anarquía interna. La noción de
patriotismo sería utilizada a nivel federal en el sentido de crear una comunidad de
hombres que debían de velar por la estabilidad de la nación.15

18Con el propósito de dar a conocer la nueva entidad política y de salir de la


marginalidad en la que el proceso de disolución del imperio americano español la había
puesto, se publicó en 1829 el Bosquejo de la República de Centro-América, cuya
introducción acotaba:

 16 Conde de Pechio. Bosquejo de la República de Centro-América. Escrito en inglés por


el Conde de Pech (...)

aislada en medio del nuevo mundo i sin relaciones comerciales, por estar cerrados
sus puertos, casi no se tenía otra noticia que la de su existencia. Pero tiempo ha que
aquella vasta región se elevó al rango de república independiente ¡tomó el título, que
aun no es generalmente sabido de 'República federal de Centro-América'.16

 17 Hobsbawm. 1992:47y58.

19Por último, un nuevo reto para la joven república era el hecho de que las naciones
europeas veían como capaces de autodeterminación a las naciones consideradas
“viables” cultural y, por supuesto, económicamente. El único proyecto nacional
justificable históricamente era el que cuadraba con el progreso. O sea, el que
amplificaba la escala sobre la que operaban las economías, las sociedades y las culturas
humanas, y buscaba el bienestar de “todos”.17 Entre comillas, pues al identificar cómo
lo hicieron los ilustrados progreso con civilización, se acuñó una idea de esta última que
dejó del lado a los pueblos indígenas.

20Sin embargo, en un primer tiempo, se traslució la certeza de un futuro mejor:


 18 Arce, ManueIJosé. Mensaje del Presidente de la República de Centro-América al
congreso federal... G (...)

La prosperidad ha estado con nosotros —declaraba Arce— sin las grandes


Interrupciones que se padecen comunmente en los nuevos gobiernos. Hemos pasado
todo el año de 25 i principiamos el de 26 con la felicidad que merecen los centro-
americanos.18

Estructuración estatal y desestructuración nacional


21Pero, la gestión de las provincias centroamericanas se dirigió hacia la legitimación de
sus soberanías. Primeramente, la de la soberanía política de las elites locales nacidas
durante la colonia y cuya expresión era el cabildo. Y, seguidamente, la de los territorios
hegemonizados por estas y constituidos por la lógica republicana en estados o
municipalidades.

22El Salvador había tomado la iniciativa de construcción de una hegemonía interna,


luego que su élite luchó por recuperar el control de la economía del añil y que su
proceso de resistencia frente a los mexicanos tuvo como resultado la formación de una
fuerza militar experimentada, al mando de Arce. Esta realidad se reflejó en la decisión
salvadoreña de convertir su provincia en Estado, decisión que fue seguida por las otras
cuatro.

23Ello explica varios hechos políticos: las anexiones de partidos a nivel de la realidad
federativa (Sonsonate y Nicoya); la temprana reunión de asambleas constitutivas
estatales; la exigencia de erección de obispados (El Salvador, Costa Rica); el cobro
directo de impuestos propios (tabaco y alcabala), la descentralización de la imprenta
(San Salvador, 1834, etc.) y, sobre todo, la búsqueda de solución a la capitalidad de las
nuevas entidades territoriales. Este proceso de centralización y racionalización del
aparato administrativo en los Estados va a ser, a la vez, desestructurador del proyecto
nacional centroamericano y estructurador del de los futuros cinco países.

24O sea, la naciente República federal centroamericana se vio desde el principio


jalonada entre la necesidad de preservar su unidad y garantizar sus fronteras, para lograr
el reconocimiento como Nación, y la dinámica cada vez más envolvente de la
concretización de las hegemonías en el seno de las nacientes entidades estatales.

25El grado de dificultad de tal empresa lo reconocía quejumbrosamente Montúfar y


Coronado cuando el sueño centroamericano ya casi había terminado para sus
protagonistas:

 19 Montúfar y Coronado, Manuel. Papeles del ochocientos. Guatemala: Publicaciones


de El Imparcial, 193 (...)

En primer lugar mi casa. —Después mi parroquia o el barrio en que está situada mi


casa. —Sigúese la ciudad o el pueblo en que nací. —Luego el distrito en que está el
pueblo, y en campo más extendido, la provincia y la nación. Por este mismo orden son
los deberes con respecto a la defensa y al engrandecimiento local, y por el mismo se
arreglan nuestras relaciones de paisanaje. En una nación como la nuestra y en una
revolución como la que aun se está desarrollando, no es necesario decirte que, por
ruinoso, injusto, mentecato que sea nuestro localismo o provincialismo, ha sido el
agente más activo de la discordia y la causa de su mayor duración.19

 20 Véase, por ejemplo, las recomendaciones del Gobierno de la Provincia de Costa


Rica a sus diputados (...)

26Esta realidad va a pesar en el proyecto de los centralistas, aglutinados en torno a los


conservadores de Guatemala, pero con partidarios en los otros cuatro estados.20 La
discusión política se centró en la constitución o no de un ejecutivo fuerte, que fuese
capaz de nombrar a todos los puestos públicos, civiles y militares, y que centralizase la
estructura fiscal y el poder municipal creado por la Asamblea Nacional Constituyente,
pues la soberanía teóricamente debía de responder a la Nación y no a los Estados.

27De esa forma, el enfrentamiento entre lo que, poco a poco, se fue denominando como
“liberales” y “conservadores” tuvo como eje la disputa del proyecto centralista con el
federalista y no la opción entre una república federal y cinco entidades estatales, como
lo han pretendido, primero, la historiografía liberal en su condena de los conservadores
y, después, las historiografías nacionalistas en su esfuerzo de legitimación de un
supuesto surgimiento precoz del Estado-nación.

28La elección en la Asamblea federal de Manuel José Arce para la presidencia y la


guerra civil que estalló en 1826 son producto de lo anterior. Desde la óptica de una
búsqueda de la hegemonía para hacer posible el proyecto centroamericano, la alianza
entre guatemaltecos y salvadoreños era una opción. Por eso, una vez en el ejecutivo
federal, el héroe de la autonomía salvadoreña se vio en la urgencia de apoyarse en los
conservadores para garantizar el proceso centralizador del istmo.

29Pero, al estallar la guerra civil, Arce tuvo necesidad de hacer separadamente un


llamado a los dos sectores en los que la práctica republicana federal y estatal había
dividido al país: a los ciudadanos, la elite política constructora del proyecto, y a los
pueblos, los cabildos detentores de la soberanía popular. A los ciudadanos, “el
Presidente” les recordaba que las facultades de decidir le correspondía exclusivamente a
la representación nacional:

 21 Arce, Manuel José. El Presidente de la República a sus conciudadanos. Guatemala,


10 de octubre de 1 (...)

que enterada del estado de las cosas provea su remedio y restablesca el orden
constitucional de una manera eficaz, propia de la sabiduría y del patriotismo, de los
representantes que para tamaña empresa merescan la confianza de los pueblos... Entre
tanto, el Presidente sabrá arreglarse a la ley; procurará llenar el deber sagrado de
asegurar á los ciudadanos y habitantes de la nación el goce de las garantías sociales e
individuales...21

30Mientras que les recoradaba a los pueblos, que:

 22 Arce, Manuel José. El Gobierno a los Pueblos, Guatemala, 10 de octubre de 1826.

Un gobierno debilitado por la usurpación de sus facultades por las facciones


domésticas, no podrá sostener la gloria de la República contra los ataques exteriores, ni
garantir en lo interior ios derechos de los ciudadanos contra los enemigos del orden,
armados del poder público; sino recurriendo a la gran masa de la Nación, i
escitándola a pensar i a obrar sobre sus intereses, encaminándose a si misma en
todas sus relaciones, i juzgando a los encargados de los poderes nacionales.22

 23 Decreto del 1° de abril de 1929 (Ley de Aprilia).


Ya en el año de 1827, el Gobierno de Costa Rica h (...)

31Todos los presentes conocemos el resultado de la guerra civil. Por una parte, este
evidenció la incapacidad histórica de la elite guatemalteca por construir alianzas a
escala centroamericana. Por la otra, desplazó las contradicciones de la defensa del
centralismo al campo de los liberales. En esa coyuntura, Costa Rica se declaró detentora
de su plena soberanía política y territorial, fuera de toda responsabilidad de los acuerdos
dictados por los bandos en lucha, aunque señalando que obraba “sin perder de vista el
pacto nacional”.23 Pronto El Salvador, Nicaragua y Guatemala, la seguirían.

32De tal manera que, con el fracaso del proyecto centralista impulsado por los
conservadores, el Senado pasó a ser el árbitro del proyecto de nación centroamericana
en tanto que depositario de la soberanía de los pueblos. Su composición colegiada e
igualitaria le permitía meditar y consultar:

 24 CC Senadores. Guatemala: Por la Viuda de Arévalo, 1830.


Véase también Proclamación del Senado a los (...)

este serio asunto para proponer los medios que puedan salvar la patria, y poner
acordes todos los Estados, a fin de mantener el pacto, y lograr la reunión del
Congreso, para que delibere sobre cuanto interese a los pueblos...24

33Se pensaba que las reformas constitucionales podían poner fin a la crisis en que había
entrado el proyecto nacional. Molina, Barrundia y otros senadores más propondrían
varias de estas. Sin embargo, el problema seguía radicando en quién garantizaba y por
qué medios la consolidación del mismo.

34El salvadoreño Juan de Dios Mayorga, uno de los más importantes héroes liberales
desde 1811, que había sido el primer embajador de la República federal, resumía a
cabalidad la encrucijada en la que se encontraban los centroamericanos:

 25 Mayorga, Juan de Dios. Exposición al soberano Congreso federal para que se hagan
unas pocas reforma (...)

El sistema de gobierno que se le da a una nación, ó está al nivel de sus ideas, ó no lo


está: si está al nivel de sus ideas, la misma nación lo sabrá mantener sin esfuerzo; si no
lo está, es muy difícil y casi imposible sostenerlo. Sería necesaria una continua acción
del gobierno para conservarlo, y esto tendría dos dificultades muy claras: 1. que como la
fuerza que el gobierno emplea es sacada de la nación misma; ella repugna prestarse para
sostener cosas que no están en sus ideas. 2. Que sería preciso encontrar en los
funcionarios del gobierno (mientras la nación no había arribado el estado de estar al
nivel del sistema) las personas del más puro y desprendido patriotismo, que es
dificultoso conseguir en un largo período...25
Revolución y nacionalidad
35De lo anterior se desprende que hasta entonces no había habido consenso y que la
represión no era conveniente para lograrlo. Pero la concretización del gobierno nacional
seguía implicando, entre otras cosas, la necesidad de un cuerpo de funcionarios, con el
proyecto nacional claro, para mediar no solo en las crisis intraestatales, sino hacer
efectivo el sistema federal. Está claro que solo para 1830 esa entusiasta comunidad
política ya se encontraba fragmentada debido al resultado de la guerra civil, a las luchas
partidarias y al juego político en el seno de cada Estado. Tales hechos reflejaron un
fenómeno nuevo: ningún grupo económico dominante se identificaba ya de forma
efectiva con el objetivo federal ni con la necesidad de un esfuerzo bélico para
imponerlo.

36Esa me parece ser la explicación del porqué un sector mayoritario de la elite


salvadoreña se enfrentó a Morazán en 1832 y 1836 (gobiernos de Cornejo, Espinoza y
San Martín), más interesado en ese momento en su propio proyecto estatal y en volver a
articular la economía añilera con el mercado mundial, que en seguir al presidente en la
¡dea de reforzar el poder federal.

 26 Lindo Fuentes, Héctor. Weak foundations. The Economy of El salvadorin the


Nineteenth Century. Berkl (...)

37Héctor Lindo ha señalado cómo, en El Salvador, esa inicial recuperación añilera post-
independentista se vio frenada por las consecuencias de la guerra, a raíz de la cual el
despegue económico de ese Estado tardaría más en iniciarse que el caso de Guatemala y
de Costa Rica. Por ello, me parece que, primero, se comprende la decidida defensa de
los intereses económicos salvadoreños por parte de su elite, que la llevó hasta desligarse
del proyecto federal propuesto por Morazán y, posteriormente, la dificultad que ésta
encontró para concretizar su propio proyecto nacional. Como se verá, es solamente
hasta 1859 que El Salvador se declara república.26

38El lúcido balance del conservador Manuel Montúfar y Coronado, explica la debilidad
inherente en el momento:

 27 Montúfar y Coronado. 1933:96.


El mismo Morazán reconocía el dilema por la intromisión de los intere (...)

Podrá (Morazán) vencer aquí y perder allá: podrá dominar un estado, pero no
centralizarlos y unirlos por un lazo federal bien condenado para que sea durable... este
ya no es posible sino pasando antes por una de dos pruebas: 1 a. la de más largos años
pasados en la actual eliminación que haga conocer sus inconvenientes y peligros para
que la unión sea un efecto...del convencimiento. 2o. que pasen también largos años de
una tiranía central que se haga aborrecible como sucederá aquí.27

39Desde la prisión de San Francisco en Guatemala, José Antonio Cañas y otros


funcionarios salvadoreños depuestos por Morazán en 1832, exclamaban en defensa de
su desobediencia:

 28 Cañas, Antonio José y otros. Exposición que hacen los presos del Salvador á las
Asamblea de los Est (...)
Por lo demás, cualquiera que sea el resultado de nuestros propios juicios, nosotros
esperamos que la nación imparcial pronuncie, si somos rebeldes i traidores a ella,
por haber procurado la observancia de la Constitución; por haber solicitado las reformas
que la experiencia i el clamor general de la opinión demandan; por haber defendido la
soberanía de nuestro Estado; i finalmente por habernos opuesto en cumplimiento
de nuestras leyes particulares á las demasías del poder federal.28

40Entonces, si algo era común a los centroamericanos en ese momento, era la guerra.
Esta los unía y los disgregaba, incesantemente. Solo así se puede comprender el
esfuerzo historiográfico de Alejandro Marure en su célebre Bosquejo histórico de las
Revoluciones de Centro-América, al que daba inicio con la siguiente argumentación:

 29 Marure, Alejandro. 1837:I,1.

Haría pues un servicio interesante á la nación centro-americana, el que la diese á


conocer, refiriendo sencillamente todo lo que ha pasado en ella desde que dio principio
á su revolución.29

41Y Marcial Zebadúa así lo interpretaba el año de 1834 al dar a luz su Proyecto de
Reforma de las Instituciones políticas de Centro-América, en momentos en que
finalmente ya había un consenso para realizar reformas a la Constitución federal:

 30 Zebadúa, Marcial. Proyecto de reforma de las instituciones políticas de Centro-


América, por el Lic. (...)

Centro-Americanos: unámonos para conservar la unidad nacional, el buen sentido que


habeis manifestado en este último período de la revolución, os distingue ya de otros
pueblos de la América, y me hace creer que no está muy distante el día feliz de ver
sólida y permanentemente constituida la nación.30

42En ese proceso de confrontación permanente —y ante el balance histórico que el


mismo había dejado en las otras repúblicas hispanoamericanas—, de los elementos
iniciales sobre los que se pretendió asentar el proyecto nacional, el elemento referido al
progreso solamente fue haciéndose realidad en los estados de la Federación en los que
surgió una producción ligada a la exportación. Esa prosperidad dio como resultado una
sobrevaloración de la dimensión geográfica estatal en detrimento de la federal.
Comercio y espacio empezaron a ser indisolubles en la fuerza generadora del
separatismo.

 31 Véase la obra citada de Héctor Lindo Fuentes; Taracena Arriola, Arturo. “Cochinilla y
clases social (...)
 32 Es interesante notar cómo en 1830, Mariano Gálvez, en tanto que Ministro de
Hacienda, a pesar de ha (...)
 33 Hobsbawm, Eric. 1992:38-44.

43En cuanto al sistema republicano, su validez —la efectividad del carácter del
ciudadano— se expresó esencialmente por medio de la actividad de los funcionarios
electos o designados. En estos últimos residió de hecho el poder, por lo que terminaron,
hablando a nombre del pueblo, reduciendo sus acciones políticas en el marco federal a
la defensa de las emergentes economías estatales y de los intereses de las elites que las
producían (grana en Guatemala, café en Costa Rica, añil en El Salvador).31 En cuanto a
Nicaragua, el accionar de sus funcionarios se volcó en gran medida hacia la búsqueda
de una concretización de los proyectos foráneos para la construcción del canal
interoceánico.32 Con semejante dinámica, las fronteras internas comenzaron en sí a
jugar un papel creciente como barreras político-administrativas, porque, como ya ha
sido dicho, el desarrollo económico se realiza con base en los estados territoriales.33

 34 “Nación soberana” en El Centro-Americano, 2. Guatemala, 31 de mayo de 1833. p.


18.

Así el decir, pues, —escribía uno de los redactores de El Centro-americano— que la


soberanía reside en los Estados, es decir que no reside en los ciudadanos, que la
nación se compone de miembros desiguales, y que no todos los hombres valen lo
mismo en la República; es aniquilar todo principio representativo, y viciar en su origen
el pacto primordial; es atentar contra la nación por sostener el interés de las autoridades,
único poder que se presenta bien en la votación por Estados.34

44Por lo tanto, con respecto a la construcción de un sentimiento colectivo


centroamericano, para otro redactor—esta vez de El Editor: periódico de los
tribunales—, quedaba claro que a pesar de las dificultades, luego de más de una década
de republicanismo federal:

 35 El Editor: Periódicos de los Tribunales, 5. Guatemala, 9 de marzo de 1837. p. 22.

Centro-América es una nación cuya masa tiene ya espíritu nacional que cada día es
más pronunciado, y no importaría que en su interior hubiesen unos indignos del
nombre centro-americano indiferentes a la depresión que nos prepara en extranjeros
aunque sean americanos...35

Nacionalidad, soberanía y progreso


 36 Anderson: 1983.46-49.

45Pero, el verdadero lenguaje de las elites de los Estados federales tendía a dirigirse
cada vez más a la dimensión de su particular espacio territorial. Para ir convirtiéndose,
como lo señala Anderson, en una suerte de “proyecto modelo” para la comunidad bajo
su hegemonía.36 De esa forma, en las relaciones del vocabulario político, soberanía se
fue identificando con los Estados y no con Nación; Pueblo con el patronímico de esos
Estados y no con el de Centroamérica. Todo lo contrario de lo que soñaron poder
llevar a cabo los próceres a nivel de la antigua colonia.

 37 Gutiérrez Lizaurzábal, Agustín. “Análisis de don Agustín Gutiérrez de Lizaurzábal en


favor de su ye (...)

Estas ideas de localismo —escribía en 1838, Gutiérrez Lizaurzábal—, fuertemente


arraigadas en todo los Pueblos de la República desde que eran Provincias, son las que
ahora forman la columna que sostiene el edificio de cada Estado y que hubiera
hecho estable y firme un racional y efectivo Sistema Federal, que ahora odian los
Pueblos por el nombre.37
46Frases reforzadas por otras de su contemporáneo Montúfar y Coronado:

 38 Montúfar y Coronado. 1933:95 96.

Pero estos hechos establecen derechos, y los estados ya no quieren... depender de nadie;
quieren ser nacionalistas sin tener el valor de decirlo claro.38

47Las cosas no eran tan sencillas, pues la suspensión de la República Federal abrió una
paradoja. En el momento en que los políticos de cada Estado se contentaban en subrayar
el triunfo de su soberanía, paralelamente cada uno de ellos tomaba conciencia de la
dificultad para transformar esa victoria en un nuevo producto institucional que
suplantase la utopía nacional. Las economías todavía no daban de sí para independizarse
de ese todo tan aborrecido; la credibilidad frente a los europeos aun estaba en ciernes, a
pesar de los esfuerzos de los agentes diplomáticos para demostrar la “viabilidad” de
cada Estado. En síntesis, el concepto república siguió designando el proyecto nacional
elaborado en 1823-1824.

 39 Manuel José Arce. Breves indicaciones sobre la reorganización de Centro-América


por... San Salvador (...)

48Un ejemplo interesante nos los da el diario oficial Mentor Costarricense, fundado
en 1842 por José Castro Madriz como Ministro de Gobierno. En sus páginas existe la
rúbrica intitulada nacionalidad y en ella se reproducen comentarios sobre la posibilidad
de renovación de la República Federal y sobre la generalidad centroamericana. Y, lo
que estas dejan entrever es que, con la ruptura del pacto federal, la identidad colectiva
parecía encontrarse en peligro. Así, la intención del expresidente Arce al escribir en
1846 sus Breves indicaciones para la reorganización de Centro-América era la de
exigir que “retorne la nacionalidad”.39

49Esa era una angustia política generalizada, como lo confirma otro fragmento dei
Mentor en el que se analizaban las propuestas de Guatemala y El Salvador con el objeto
de restablecer la nacionalidad:

 40 Mentor Costarricense, T. 2,38. San José, 16 de mayo de 1846. p. 152.

Ellos (los Estados) es verdad, se hallan en paz, su prosperidad ha crecido


imperiosamente i los Gobiernos no desean otra cosa sino es que se afianze con solidez i
estabilidad... No es posible creer que la representación Nacional los desconozca i antes
bien es de esperar los desarrollará i adelantará en cumplimiento del alto encargo que le
han conferido sus comitentes. Tendrá por fin un día la complacencia de decir a los
centro-americanos: aseguré sobre bases indestructibles la paz de la República: le di
un Gobierno análogo á sus circunstancias: la saqué del cahos de oscuridad á que la
condujera el genio del mal: la coloqué a la par de las Naciones cultas...40

50En resumen, el problema radicaba en que los Estados se habían formado a partir de
un hecho político mayor: la República Federal. O sea, era claro que la práctica de las
elites locales en los asuntos de Estado no llegaba, por una parte, a superar la dimensión
federal, de la cual muchos de sus funcionarios eran tributarios.
 41 Decreto del 27 de enero de 1833 (Pineda Mont, Miguel. Recopilación de Leyes de
Guatemala. Tomo I. G (...)

51Dos estadistas representativos de esa coyuntura fueron Mariano Gálvez y Braulio


Carrillo. El gobierno liberal de Gálvez en Guatemala, que fue adquiriendo cada vez más
estabilidad por el auge de la grana y la erradicación temporal de la guerra a partir de
1830, empezó a prescindir políticamente del ejecutivo nacional y el 27 de enero de 1833
emitió un decreto declarando a Guatemala un Estado pre-existente al pacto federal.
Paralelamente, ayudó con hombres y armas al presidente Morazán a recuperar el control
del Estado de El Salvador. En el fondo, lo que buscaba era ante todo la estabilidad de
sus vecinos para garantizar su propio proceso de centralización. Con ese mismo
objetivo, Carrillo, basándose en el temprano desarrollo del cultivo del café, afianzó la
hegemonía josefina y puso verdaderamente en marcha el proceso estatal costarricense,
sin por ello enfrentarse directamente con el Ejecutivo federal.41

52Por otra parte, los Estados aun no podían obviar la dimensión ístmica con la que las
naciones extranjeras seguían pensando a Centroamérica. En los artículos aparecidos en
el Mentor Costarricense, queda plasmada la importancia que iba cobrando el factor
externo. La acción de las naciones extranjeras —en especial de Inglaterra, que ya
dominaba el comercio de café, añil, grana y tabaco— era cada vez más intensa para
fragmentar el espacio ístmico. El diputado costarricense Rafael Ramírez Hidalgo
escribía en 1843:

 42 Ramírez, Rafael. “Necesidad de la Unión Centroamericana” en Mentor


Costarricense, 9. San José, 4 de (...)

Acaba apenas de desaparecer el injusto bloqueo que una armada Inglesa había declarado
a nuestros puertos, cuando el Gobierno mexicano se ha apoderado de Soconusco, que
imputablemente corresponde a la República de Centroamérica...i ¿en qué consiste pues
que se nos trate con tanta indiferencia y desprecio ? Es precisamente porque nos
observan divididos, fraccionados, débiles, i sin fuerzas. Es porque no se les oculta que
los riesgos y vejaciones no los hacemos comunes. Es porque no tratamos de
estrecharnos mutuamente formando una masa homogénea.42

ESTADO, REPUBLICA Y NACION


 43 Wortman, Miles. Gobierno y sociedad en Centroamérica. 1680-1840. Tegucigalpa:
BCIE, 1991.

53Ya se había dado inicio a la creación de “entidades políticas más pequeñas” —para
utilizar la fórmula de Miles Wortman—43, las que a partir de 1847, con el célebre
decreto de Rafael Carrera la cual declaraba a Guatemala una república, comenzaron
poco a poco a presentarse a sí mismas y en el exterior como repúblicas y, por tanto,
como posibles naciones. Este proceso duraría hasta 1865, año en que Honduras se
constituyó en República (véase Cuadro de la p. 56).

 44 Machado, Antonio. “D. Alejandro Marure” en Biografías de Literatos Nacionales.


Publicación de la Ac (...)
54La argumentación del documento firmado por Carrera —elaborada por Alejandro
Marure, quien a partir de 1841 había actuado como delegado guatemalteco en los
fallidos intentos de unidad centroamericana—, reposaba en la constatación de que ya se
había discurrido tanto sobre “la nacionalidad sin llegar nunca á los medios para hacerla
efectiva”. Y, por ello, era necesario precisar elementos nacionales particulares, los que
en la segunda mitad del siglo XIX fueron determinantes en el esfuerzo por estructurar los
Estado-naciones en Centroamérica:44

En tal situación el Estado (de Guatemala) presenta todas las ventajas que pudieran
desearse para elevarle al rango que le corresponde entre los pueblos libres. Cuenta con
una población superior á la de otras Repúblicas del antiguo y del nuevo continente;
ocupa un rico y extenso territorio en una de las posiciones mas felices del globo, y en
donde en otros tiempos florecieron imperios poderosos; comprende trescientos y
mas pueblos que se muestran unísonos en sentimientos...

 45 La recuperación del pasado indígena como parte de la característica nacional poco


antes había sido (...)

55En el anterior párrafo, resalta lo novedoso de hacer por primera vez referencia al
pasado maya, un elemento cultural, como cohesionador del proyecto nacional.45 Por
otra parte, el Manifiesto no dejaba de mencionar en otra de sus partes la importancia del
factor externo en el paso político dado:

 46 El Decreto del 21 de marzo de 1847 estuvo acompañado por un manifiesto


explicativo de Carrera y un (...)

...la idea de constituir á Guatemala en una nación independiente, igual en representación


y derechos á las demás naciones del globo, ha sido muy bien acogida en el
extranjero; y lo ha sido porque no vé en tal proyecto el sueño patriótico de un
pueblo que comienza su carrera política, sino un paso necesario, urgente y
oportuno, sugerido por la experiencia de todo un Estado...46

56En el mismo documento, Carrera advertía que Costa Rica se constituiría muy pronto
“en principios idénticos”, al analizarse su política arancelaria y sus negativas reiteradas
a las invitaciones que se le hacían para que concurriese a la reunión centroamericana
proyectada en Nacaome, Nicaragua.

 47 . Algunos de los elementos que Molina toma para la definición del costarricense
han sido planteados (...)

57A los pocos meses, el ya presidente José María Castro Madriz tomó a su vez la
decisión de declarar a Costa Rica como República. Iniciaba, con ello, la consolidación
de un proceso propio de afirmación de lo nacional. La elite costarricense comenzó,
entonces, a montar el proyecto estructurador de un nacionalismo, cuyo sintetizador en
ese momento fue el ministro de Relaciones Exteriores, el guatemalteco Felipe Molina
Bedoya.47

 48 Molina, Felipe. Bosquejo de la República de Costa Rica, seguido de apuntamientos


para su historia. (...)
 49 Breuilly. 1990:18.
58En su Bosquejo de la República de Costa Rica (1851), Molina intentó demostrar
que en ese estado había una comunidad nacional, producto de una homogeneidad
parental (que más tarde se interpretaría como racial), reforzada por una práctica política
y una laboriosidad económica, como resultado del aislamiento geográfico y gracias a la
paz. Por tanto, sus intereses tenían prioridad sobre los de cualquier otro Estado
centroamericano y, aun, sobre el supranacional federativo.48 O sea, siguiendo la lógica
de Breuilly, el ser costarricense solamente podía adquirir significado político sí era
compartido por un grupo de personas con una organización estatal significativa.49

59Molina iniciaba su obra con las siguientes palabras:

Habiéndome cabido la honra de representar á Costa Rica, cerca de varios Gabinetes de


Europa y de América en su primera aparición ante el mundo civilizado como nación
Independiente...

60Y más adelante sentenciaba:

Considero como sueño irrealizable la formación de un gobierno general; porque los


pueblos ó naciones jamás se han unido, á lo menos la historia no nos presenta ningún
ejemplo de lo contrario, sino por la conquista, los enlaces dinásticos, ó la necesidad de
defenderse contra un peligro común que los amenace de una manera inmediata...pero
nada se opone á la celebración de pactos para uniformar la política exterior,
simplificar el sistema de aduanas...(etc.).

61Por último, marcaba su distanciamiento frente a la importancia acordada por Marure


y Montúfar y Coronado a la revolución como transformadora de la sociedad
centroamericana, al agregar:

 50 Molina. 1851:3, 6-7 y 5; Marure. 1837:I, 1.

Mientras duró la Federación así como antes y después, cualquiera que haya sido el
estandarte levantado por los revolucionarios, si examinamos las conmociones que ha
experimentado Costa Rica en el transcurso de treinta años, observaremos que,
exeptuando la invasión de Morazán en 1842 y su consiguiente descalabro, todas
ofrecen un carácter puramente doméstico, y fueron obra del localismo, ó el
resultado de ambiciones personales.50

 51 Los historiadores modernos costarricenses no han podido valorar en su justa


medida el aporte histor (...)

62¡Cuánta vigencia la de Molina en la opinión que los costarricenses tienen hoy de su


propia particulidad histórica! No en balde el Bosquejo pasó a ser libro de texto para la
enseñanza de la historia en 1862, como un primer paso por abordar el tema nacional en
el seno de los otros sectores sociales costarricenses.51

63Para el resto de Centroamérica —ya en la década del cincuenta y en los albores de la


invasión filibustera— Frutos Chamorro declara a Nicaragua república, sustentado en el
interés de la oligarquía granadina por la construcción del canal interoceánico y en el
apoyo económico norteamericano, producto del creciente intervencionismo en los
asuntos internos del país. Un lustro más tarde, lo hizo El Salvador. En el texto del
decreto del Senado del 19 de marzo de 1859, luego de dejar constancia de los esfuerzos
salvadoreños por lograr la reorganización de la antigua República Federal, es de
importancia constatar que el eje de la argumentación de tal decisión política fue la
recuperación económica por fin alcanzada:

 52 Gallardo, Ricardo. Las Constituciones de El Salvador. Tomo II. Madrid: Ediciones de


Cultura Hispáni (...)

...Que para que el Salvador entre decididamente en la vía del progreso a lo que llaman
sus elementos de prosperidad y estreche sus relaciones extranjeras, es preciso definir
clara y terminantemente su condición y modo de ser político...52

Creación de las repúblicas centroamericanas

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1. En 1849 hubo una propuesta de constituir a Honduras en República, con el


reconocimiento de Gran Bretaña, pero no prosperó en el Ejecutivo.

REFLEXION FINAL
64Con la inauguración del ciclo de las Repúblicas no se puso fin al dilema de la
nacionalidad centroamericana, pero sí a la Centroamérica unitaria. El proyecto de
conjunto no llegó a imponerse, a durar y, por tanto, a construirse. Cada Estado tendió a
encerrarse en su territorio, revalorizando el papel de las fronteras. Cada territorio se
convirtió en sí en un conjunto social, en la medida que, a pesar de sus diversidades
intrínsecas, encontró la razón de ser en sus propias relaciones económicas, sociales y
políticas. Ello condujo a la reafirmación de las elites dominantes locales, cuyas acciones
políticas tendieron a buscar una legitimación interna y externa, creando, a su vez, su
propias comunidades políticas, la cuales persiguieron el objetivo de consolidar los
respectivos Estados.

65La fundación de las Repúblicas tampoco aseguraba mecánicamente la construcción


del Estado-nación. Si bien la voluntad de crearlas dio inicio en cada una de ellas a una
reflexión orgánica para elaborar un imaginario político-cultural —que nutriese la
capacidad administrativa que lo debía de construir—, la vivencia histórica del proyecto
nacional implicaba: a) descender a las masas el emergente nacionalismo, extenderlo y, a
su vez, recrearlo con nuevos elementos populares; b) poner fin a la escisión jurídica y
social entre nacionalidad y ciudadanía con que había nacido el proyecto; c) dejar de
actuar subordinadamente frente a los elementos políticos externos.
66Es decir, toda nación inicia su proceso de construcción con los conceptos, las
imágenes, los discursos que elaboran sus elites políticas y culturales, las cuales procuran
que las masas los asimilen, —no siempre con buen éxito—, para de esa forma poder
retroalimentar el proyecto desde la base. Por lo tanto, a nosotros los historiadores nos
corresponde identificar en ese proceso constructivo las dimensiones sociales, políticas y
culturales experimentadas históricamente en Centroamérica y no defender, a ciegas, la
idea de cinco pre-destino-naciones.

Notes
1 Hobsbawm, Eric. Nations et nationalisme depuis 1780. París: Editions Gallimard,
1990; Gellner, Ernest. Naciones y nacionalismo. México: Alianza Editoria/Conaculta,
1991.; Morin, Edagar y Kern, Anne-Brigítte. Terre-Patrie. París: Editions du Seuil,
1993.

2 “Dictamen de la Comisión especial en la sesión del 30 de junio de 1823”, citado por


Towsen Ezcurra, Andrés. Las Provincias Unidas de Centroamérica: La fundación de la
República. San José: Editorial Costa Rica, 1973, p. 127. A partir de este momento,
todos los subrayados en los textos citados son míos.

3 Mariñas Otero. 1958:251.


La Comisión de Juntas Constitucionales de la Asamblea Nacional Constituyente en una
nota de 29 de marzo de 1825 dirigida al
Estado de Costa Rica referente a su Constitución, precisaba ese criterio de identidad:
“Demuestra ilustración y patriotismo de los dignos representantes nombrados por los
pueblos. Contiene los principios luminosos del Derecho Público y está a la par de las
luces del siglo y es prueba de que l os centroamericanos somos susceptibles de
constituirnos libre y federalmente”. (Archivo Nacional de Costa Rica. Provincial
Independiente, Documento 1264. folio 4,1825.)

4 Peralta, Hernán. El Pacto de Concordia. El derecho constitucional en la independencia


de Costa Rica. San José: Antonio Lehmann, 1972. p. 72.

5 Solo en el caso de Costa Rica, luego de haberlo utilizado en el Pacto de Concordia, el


concepto de ciudadanos fue sustituido en el Primer Estatuto Político de la Provincia
por el de costarricenses, con el objeto de designar a los habitantes de la provincia.
Elemento indispensable para entender la primacía regional costarricense en la
construcción del Estado-Nación. Véase, reafirmado como Título I “De los derechos de
los costarricenses” en la Constitución Política del Estado de Costa Rica de 1844.
Consúltese: Peralta, Hernán. El Pacto de Concordia. San José: Antonio Lehmann, 1972
y Las Constituciones de Costa Rica. Madrid: Instituto de Estudios Políticos, 1962.

6 Arce, Manuel José. “Mensaje del Presidente de la República de Centro-América al


congreso federal, pronunciado en el acto de abrir las sesiones de su segunda legislatura
constitucional el 1 de marzo de 1826” en Repertorio Americano. Londres, 1826. La
omisión que se hace de las obras de Juan José Aycinena Reflexiones sobre la necesidad
de una reforma política en centroamérica escritas por un centroamericano
(Amsterdam: Don José Calleja Unane, 1832) y Otras reflexiones sobre “Reforma
Política” en Centroamérica. Escritas por el autor de las primeras preguntas. (Nueva
York: Imprenta de don Juan de la Granja, 1834) es consciente y tiene como fin en esta
ponencia la búsqueda de textos menos conocidos sobre las cuestión centroamericana. El
espacio también me llevó a tomar tal decisión.

7 Anderson, Benedict. Imagined Comunities. Londres: 1983; Breully, John.


Nacionalismo y Estado. Barcelona: Ediciones Pomares- Corredor, 1990.

8 Hobsbawm (1992:118-121) hace un análisis de esos mecanismos, entre los cuales


sería muy interesante hacer el correspondiente a la educación. Con respecto al primero
de los mencionados, por decreto del 11 de septiembre de 1824 la Asamblea Nacional
Constituyente declaró “día festivo el 15 de Septiembre y dispone la forma y
solemnidades con que habrá de celebrarse cada año”. (Valenzuela, Gilberto.
Bibliografía guatemalteca. Catálogo de obras, folletos, etc., publicados en Guatemala
desde la Independencia hasta el año de 1850. Guatemala: Folletín del Diario de
Centroamérica, 1933. p. 81).
En cuanto al pabellón nacional, el presbítero Fernando Dávila, en la sesión del 17 de
julio de 1823, intervino con una moción para que se designase su forma y señalar que
debería de ser usado “desde luego, por la tropa permanente y las milicias nacionales,
que deberá enarbolarse en las funciones públicas, y darse a conocer oportunamente por
nuestros enviados a las naciones extranjeras”. Asimismo, debía de crearse el escudo
nacional “para que (ambos) se coloquen en los puestos de las oficinas públicas y en los
edificios de las municipalidades...” (Towsend Ezcurra. 1973:183).
Por último, en lo referente al panteón de mártires, el sitio de Omoa y la derrota del
movimiento armado pro-españolista de Domínguez y Guzmán en 1832 permitieron que
las tropas vencedoras desfilaran por la ciudad de Guatemala entre arcos triunfales,
alfombras de rosas y repiques de campanas. Para los caídos fueron organizadas exequias
generales en la Catedral, con un sermón, la erección de un túmulo funerario y la edición
de un folleto conmemorativo de la defensa de la nación centroamericana. (Berlin,
Heinrich y Luján Muñoz, Jorge. Los túmulos funerarios de Guatemala. Guatemala:
Academia de Geografía e Historia, 1983.pp. 67-69).

9 En esa dirección la obra didáctica más descollante es la Cartilla del Ciudadano,


escrita para los Centro-Americanos, por el Doctor Pedro Molina. (Guatemala:
Imprenta Mayor, 1825), la cual tuvo una reedición en 1838.

10 Véase el título primero “De la Nación y su territorio” y el título segundo “Del


Gobierno, de la religión y de los ciudadanos” de la Constitución Federal de 1824, en
Mariñas Otero, Luís. Las Constituciones de Guatemala. Madrid: Instituto de Estudios
Políticos, 1958. pp. 249-252.

11 Un reciente estudio sobre el comportamiento electoral en Costa Rica durante la


época federal muestra que, si bien los procesos electorales se vieron menos perturbados,
a nivel estatal tuvieron como consecuencia: una primera etapa, que va de 1824 a 1833,
en la que las elecciones fueron un medio de acceso al poder y de expresión de consenso.
Y, una segunda etapa, de 1834 a 1840, en la que las elecciones se vieron afectadas por
la injerencia directa de la Asamblea en el proceso electoral, impidiendo la libre
competencia. Esto con la complicidad de los militares en la designación de las
autoridades estatales, lo que dio como resultado una legitimación a posteriori de los
poderes establecidos. Ver Silva Hernández, Ana Margarita. Las elecciones y las fiestas
cívico-electorales en San José, durante la formación del Estado Nacional en Costa
Rica (1821-1870). Tesis de Maestría en Historia. Universidad de Costa Rica, 1993.
12 Véase Taracena Arriola, Arturo. Estado de Los Altos, indígenas y régimen
conservador, 1838-1851. San José: Centro de Investigaciones Históricas, 1993.
(Avances de Investigación, 63.)
Está por demás decir que la problemática de la baja densidad poblacional era vista
mayor de lo que era por el prejuicio frente a la población indígena, a la que se dejaba
del lado a la hora de contabilizar los agentes potenciales del proyecto nacional
centroamericano. Asimismo, se quiso hacer de la lengua castellana un elemento
cohesionador y para ello, la Asamblea Constituyente emitió un decreto por medio del
cual se pedia dedicar “las medidas parecidas, prudentes y eficaces a extinguir los
idiomas de los primeros indígenas”. Véase Piel, Jean. Sajcabajá.

13 Para la composición del escudo de la Federación (Towsend Ezcurra, 1973:183).


Luego, las primeras monedas centroamericanas de 1 real, 2 reales y 8 reales (1 peso),
acuñadas a partir de 1824 en la casa de Moneda de Guatemala, tienen grabado en el
reverso dicho escudo, pero el gorro frigio ha sido substituido por el sol naciente de la
libertad y se lee República de Centro América. Mientras en el anverso fue grabado un
árbol de la libertad, pero haciendo énfasis en la especie regional de la ceiba pentran-da
I. La leyenda es la de Libre cresca fecundo. Su acuñación se dio hasta 1847, año en
que Guatemala se declaró una república. En ese lapso, estas monedas fueron también
acuñadas en los otros estados, con las leyendas apenas modificadas, pero conservando la
leyenda República de Centro América aun después de disuelta la Federación. Costa
Rica, en 1843, reduce el número de volcanes a tres. (Prober, Kurt. Historia
Numismática de Guatemala. Sao Pablo: Gráfica Irmaos Cantón Ltda., 1954, p. 52.
Para símbolos republicanos franceses véase Bianchi, Serge. La revolution culturelle
del'an II. Elite et peuple 1789-1799. Paris: Aubier, 1982.

14 “... el pueblo centroamericano no debe de sufrir las catástrofes de Colombia i


Méjico: (pues) rico i poderoso en su esencia, se encontró colocado entre dos naciones
belijerantes...”
“Méjico es la nación del continente que está más en contacto con nosotros física y
moralmente.” (Manuel José Arce. Repertorio Americano. Londres, 1826).

15 Un ejemplo es el siguiente:
“Para llenar el deber de cumplir exactamente con la Constitución, i para hacer que esta
tenga efecto en todos sus pormenores, ha puesto el gobierno un muro entre sus
atribuciones y las de los otros poderes federales, entre sus facultades i las de los jefes de
los estados...esta conducta no es hija del temor; sino del patriotismo...” (Manuel
José Arce. Idem.).

16 Conde de Pechio. Bosquejo de la República de Centro-América. Escrito en inglés


por el Conde de Pechio; i traducida al Español por M(iguel) S(aravia). Guatemala,
Imprenta de la Unión, 1829. p. 1.
Poresas fechas, Pedro Molina expresaba también ese sentimiento de marginalidad pero,
además, con una imagen negativa frente a la nueva nación: “Un pedazo de tierra
limitado por dos grandes naciones constituye el territorio de Centro américa, fértil y rico
por sus producciones naturales, pero sin población, sin ciencias, sin artes, sin
agricultura, ni comercio; es decir, inerme, y de muy poca fuerza y recursos para
defender su independencia, si alguna nación poderosa pretendiese ocuparle, y dominar á
los Centro americanos.” El Procurador de la Ley, 7. Guatemala, 30 de diciembre de
1830. p. 54.
Y, Alejandro Marure en el primer tomo de su célebre Bosquejo histórico de las
revoluciones de Centro-América desde 1811 hasta 1834 (Guatemala: Imprenta de la
Nueva Academia de Estudios, 1837) inicia su prefacio de la siguiente forma:
“La República de Centro-América apenas es conocida por las relaciones que han
publicado algunos escritores, poco impuestos en los acontecimientos de su revolución, ó
demasiado resentidos para referirlos con imparcialidad...”

17 Hobsbawm. 1992:47y58.

18 Arce, ManueIJosé. Mensaje del Presidente de la República de Centro-América al


congreso federal... Guatemala, 1 de marzo de 1826.

19 Montúfar y Coronado, Manuel. Papeles del ochocientos. Guatemala: Publicaciones


de El Imparcial, 1933. pp. 93-94.

20 Véase, por ejemplo, las recomendaciones del Gobierno de la Provincia de Costa Rica
a sus diputados ante la Asamblea Nacional Constituyente dictadas el 18 de marzo de
1824 y que fueron adversadas desde Guatemala por el diputado Pablo Alvarado Bonilla.

Sin embargo, el mismo Alvarado Bonilla, a pesar de la clara defensa de los intereses de
su Estado, no ponía en duda en ese momento su pertenencia al proyecto nacional
centroamericano: Alvarado Bonilla, Pablo. “Cartas al Gobierno de Costa Rica” en
Revista de los Archivos Nacionales, Tomo I, Nos. 1-2. San José, 1936. pp. 60-62;
Obregón Loria, Rafael. De nuestra historia patria. Costa Rica en la Federación. San
José: Universidad de Costa Rica, 1974. (Historia y Geografía, 20) pp. 39-44

21 Arce, Manuel José. El Presidente de la República a sus conciudadanos. Guatemala,


10 de octubre de 1826.

22 Arce, Manuel José. El Gobierno a los Pueblos, Guatemala, 10 de octubre de 1826.

23 Decreto del 1° de abril de 1929 (Ley de Aprilia).


Ya en el año de 1827, el Gobierno de Costa Rica había enviado una nota al Secretario
del Estado y del Despacho del Gobierno Supremo Nacional en la que le señalaba su
oposición a que el presidente Arce tratase de reunir por la fuerza un Congreso
extraordinario:
“Admira que la fuerza e intereses de la nación se empleen en hacer la guerra a los
Estados para recabar la reunión del Congreso extraordinario de Cojutepeque, no
estando este paso señalado por la ley, y sí desechado por el voto libre de tres Estados...”
(Marure, Alejandro. I:80-84; Obregón Loria. 1974:98-99).

24 CC Senadores. Guatemala: Por la Viuda de Arévalo, 1830.


Véase también Proclamación del Senado a los Centro-Americanos. Guatemala:
Imprenta Nueva, 1832. Asimismo, esde notarque, en el caso de los políticos
costarricenses, desde 1824 el concepto patria alude claramente al territorio natal, tal y
como señala Hobsbawm que era la acepción para la España del siglo XVIII. (Hobsbawm.
1992:26). Por ejemplo, Pablo Alvarado Bonilla en su Carta al Gobierno de Costa
Rica:“He sostenido con tal ardor los Derechos de mi Patria...” (1936:1-2, 60-62).
25 Mayorga, Juan de Dios. Exposición al soberano Congreso federal para que se hagan
unas pocas reformas á la Constitución, quedando intacto el sistema establecido.
Guatemala: Imprenta Centro-Americana, 1830.

26 Lindo Fuentes, Héctor. Weak foundations. The Economy of El salvadorin the


Nineteenth Century. Berkley/Los Angeles/Oxford: University of California Press, 1990.

27 Montúfar y Coronado. 1933:96.


El mismo Morazán reconocía el dilema por la intromisión de los intereses federales en
los de su Estado, exclamando: “¡Juzgue la Nación qué deberá hacerse: es á los
Estados que la componen: es á los representantes de la República á quienes corresponde
pronunciar! ¡Hágase respetar la lei ó na la haya! ¡Hágase respetar las autoridades de
la nación, ó no las haya! No hay un medio.” (Segundo Manifiesto del Presidente de la
República. Acerca de los procedimientos de las autoridades del Salvador. Chiquimula,
enero 14 de 1832).

28 Cañas, Antonio José y otros. Exposición que hacen los presos del Salvador á las
Asamblea de los Estados de Guatemala, Honduras, Nicaragua i Costa Rica.
Guatemala: Imprenta de la Unión, 1833.

29 Marure, Alejandro. 1837:I,1.

30 Zebadúa, Marcial. Proyecto de reforma de las instituciones políticas de Centro-


América, por el Lic. M. Zebadúa. Sonsonate: Imprenta Libre, 1834.p.(2).

31 Véase la obra citada de Héctor Lindo Fuentes; Taracena Arriola, Arturo. “Cochinilla
y clases socialesen la Guatemala del siglo XIX” en Vingt études sur le Mexique et le
Guatemala reunies à la mémoire de Nicole Percheron. Toulouse: Press Universitaires
du Mirail, 1991.

32 Es interesante notar cómo en 1830, Mariano Gálvez, en tanto que Ministro de


Hacienda, a pesar de hablar del “engrandecimiento de la nación” y de tener muy claro el
impacto de comercial y político de la construcción de un canal interoceánico, no era
preciso a la hora de definir la dimensión centroamericana de su administración.
Considerando que, si bien beneficiaría al “pueblo de Centroamérica”, lo haría
principalmente con el de Nicaragua, el que “vá á colocarse en una posición en que por
momentos se hará culto, próspero y feliz (...) especialmente será el centro y el depósito
de un vasto comercio y el punto más poblado y abundante del globo; y Honduras, Costa
Rica, el Salvador y Guatemala participarán de estas ventajas en razón de su
proximidad al canal”. (Gálvez, Mariano. Informe que presentó al Congreso federal, el
Secretario de Estado y del despacho de Hacienda. Al dar cuenta del negocio relativo á
la apertura del canal de Nicaragua; en la sesión pública ordinaria del sábado 14 de
julio de 1830. S.l., s.e., 1830).
El mismo Marure señala cómo a pesar de la presencia en Nicaragua de John Baily desde
1837, con el cargo de comisionado federal para el estudio de factíbilidad de la vía
interoceánica, el gobierno del Estado de Nicaragua celebró separadamente un convenio
con Pedro Rouhaud el 18 de abril de 1838, para que promoviese en Francia el
establecimiento de una compañía para su construcción. (Marure, Alejandro. Memoria
histórica sobre el canal de Nicaragua. Seguida de algunas observaciones inéditas de
Mr. J. Baily sobre el mismo asunto. Guatemala: Imprenta de la Paz, 1845. pp. 28-33).
33 Hobsbawm, Eric. 1992:38-44.

34 “Nación soberana” en El Centro-Americano, 2. Guatemala, 31 de mayo de 1833. p.


18.

35 El Editor: Periódicos de los Tribunales, 5. Guatemala, 9 de marzo de 1837. p. 22.

36 Anderson: 1983.46-49.

37 Gutiérrez Lizaurzábal, Agustín. “Análisis de don Agustín Gutiérrez de Lizaurzábal


en favor de su yerno. Don Franc. María Oreamuno, sobre los orígenes de la crisis
política centroamericana y su posible solución”. San José: 20 de abril de 1838. Archivo
Nacional de Costa Rica. Federal, 603.

38 Montúfar y Coronado. 1933:95 96.

39 Manuel José Arce. Breves indicaciones sobre la reorganización de Centro-América


por... San Salvador, 1846. p. 11.

40 Mentor Costarricense, T. 2,38. San José, 16 de mayo de 1846. p. 152.

41 Decreto del 27 de enero de 1833 (Pineda Mont, Miguel. Recopilación de Leyes de


Guatemala. Tomo I. Guatemala: Imprenta de la Paz, 1869. pp 42-43), que sirvió de
antecedente juridico a los conservadores guatemaltecos para decretar la creación de la
República de Guatemala, como queda dicho en el “Manifiesto del Presidente de
Guatemala”, del 21 de marzo de 1847(Montúfar, Lorenzo. Reseña Histórica de Centro
América. Tomo V. Guatemala: Tipografía de El Progreso, 1881, p. 203).

42 Ramírez, Rafael. “Necesidad de la Unión Centroamericana” en Mentor


Costarricense, 9. San José, 4 de marzo de 1843. p. 34. Mario Rodríguez ha señalado
como Chatfield, luego de la autoexclusión de varios Estados de la Federación en 1838,
había acordado reconocer la soberanía e independencia de algunos de ellos (Guatemala,
Costa Rica). Sin embargo, aun en 1845 su política seguía siendo planteada a nivel de
Centroamérica como un solo país:
“Nunca tuve la intención de permitir que la Constitución de 1824 desapareciera,
hasta que todos los estados se reunieran y acordaran anularla oficialmente. Ella es
nuestra única áncora de salvación contra los antojadizos ataques de los gobiernos
estatales, los que de otra manera estarían siempre ideando leyes para hacer insoportable
la permanencia de los extranjeros en este país”. (Rodríguez Mario. Chatfield, cónsul
británico en Centroamérica. Tegucigalpa: Banco Central de Honduras, 1970. p. 359).

43 Wortman, Miles. Gobierno y sociedad en Centroamérica. 1680-1840. Tegucigalpa:


BCIE, 1991.

44 Machado, Antonio. “D. Alejandro Marure” en Biografías de Literatos Nacionales.


Publicación de la Academia Guatemalteca. Tomo I. Guatemala: Establecimiento
Tipográfico La Unión, 1889. pp.368-370.Véase para el caso de Costa Rica Palmer,
Steven. “Sociedad Anónima, Cultura Oficial: Inventando la nación en Costa Rica, 1848-
1900” en Héroes al gusto y libros de moda. Sociedad y cambio cultural en Costa Rica
(1750-1900). San José: Editorial Porvenir/Plumsock Mesoamerican Studies, 1992.
Sería interesante —y primordial— analizar en qué medida en algunos los más agudos
pensadores conservadores guatemaltecos, el discurso nacionalista no era solamente un
elemento para obtener y utilizar el control del Estado —siguiendo la lógica de Breuilly
—, sino también un elemento para replantearse la hegemonía en Centroamérica,
basados en el peso poblacional, en el orden y en el éxito económico obtenidos a partir
de la realización de un proceso centralizador exitoso. Véase Montúfar y Coronado
escribía en 1842: Papeles del ochocientos, p. 104.

45 La recuperación del pasado indígena como parte de la característica nacional poco


antes había sido planteada por los separatistas quetzaltecos, en especial por el presbítero
y diputado José Matías Quiñones. Véase Taracena Arriola. 1993, p.5.

46 El Decreto del 21 de marzo de 1847 estuvo acompañado por un manifiesto


explicativo de Carrera y un artículo publicado por la Sociedad Económica. Sin embargo,
con el cambio de gobierno y la llegada al poder de Juan Antonio Martínez, el diputado
José Francisco Barrundia, a nombre de la bancada liberal, pidió que fuese ratificado por
la Asamblea, pero que se dejase abierta la puerta para que si se propusiese “una
nacionalidad Centro-Americana de una manera estable, justa, popular y conveniente, la
República de Guatemala estará pronta a reincorporarse en ella”. De esa forma, la
Asamblea guatemalteca la ratificó el 14 de septiembre de 1848. (Montúfar, Lorenzo.
Reseña Histórica de Centro-América. Tomo V. Guatemala: Tipografía de El Progreso,
1881. pp. 192-207 y 581-585.)
Asimismo, inmediatamente después de la constitución de la república en Guatemala y
Costa Rica, ambos países negociaron un tratado comercial con Inglaterra. En 1849,
Frederick Chatfield prometió al delegado hondureño, Felipe Jaúregui, las mismas
condiciones si renunciaba al pacto federal, pero el presidente Juan Lindo no aceptó.
(Rodríguez. 1970:430-433; Durón, Rómulo E. Bosquejo histórico de Honduras, 1502-
1921. San Pedro Sula: Tip. del Comercio, 1927. p. 164).

47 . Algunos de los elementos que Molina toma para la definición del costarricense han
sido planteados con anterioridad en el Mentor Costarricense. Especificamente los
rasgos de “laborioso y pacífico” (Véase páginas 156 y 334).

48 Molina, Felipe. Bosquejo de la República de Costa Rica, seguido de apuntamientos


para su historia. Nueva York: Imprenta de S. W. Benedict, 1851.
“Hecha la independencia y elevado Costa Rica al rango de Estado en la Federación de
Centro América, ese mismo aislamiento que tanto le había perjudicado, se convirtió en
principio de felicidad, impidiendo que el país fuera envuelto en las prolongadas guerras
que tu vieron lugar entre los demás Estados y el Poder Federal, ó de unos Estados con
otros; al paso que el comercio libre, la paz general la extinción de piratas, el ingreso de
forasteros, y la introducción de nuevos cultivos y de maquinaria le comunicaron al país
un rápido impulso que lo ha conducido al grado de prosperidad en que se mira”, pp. 4-5.

“Ni puede suceder de otra manera en una tierra cuyos habitantes viven en el contacto
más estrecho entre sí, necesitándose recíprocamente, donde todos poseen algunos
bienes, y todos trabajan, no conociéndose ni proletarios ni grandes capitalistas, y donde
las familias están tan enlazadas por el parentesco unas con otras, que se daban en otro
tiempo los Costa Ricenses á si mismos y aceptaban con agrado, el apodo de
Hermanicos”. p.6.
49 Breuilly. 1990:18.

50 Molina. 1851:3, 6-7 y 5; Marure. 1837:I, 1.

51 Los historiadores modernos costarricenses no han podido valorar en su justa medida


el aporte historiográfico de Felipe Molina, que ha llegado a ser considerado como
“proto-historiador” por el supuesto pragmatismo de su obra. Las verdaderas razones
esgrimidas son el considerársele extranjero (nació en Guatemala) a pesar de haber
descollado política e ¡ntelectualmente en Costa Rica y, por tanto, no apto para cumplir
como historiógrafo el papel de “instrumento de afirmación nacionalista, o legitimadora
del nuevo orden”. Lo anterior, tomando como punto de partida la ¡dea de que la
construcción del Estado-Nacional se inició en ese país en 1821. Paradójicamente, dicha
exclusión ha abierto un paréntesis de angustia histórica, pues ¿cómo es posible que
habiendo sido tan prematura la voluntad de construir una nación costarricense
solamente sea hasta la década de 1880 cuando se sientan las bases de la disciplina
histórica del país? Por ejemplo, véase Quesada C , Juan Rafael. “El nacimiento de la
historiografía en Costa Rica” en Revista de Historia, Número Especial (Homenajea
Paulino González Villalobos). San José: UNA/UCR, 1988. pp. 51-87.
Queda claro que la línea hístoriográfica de Molina no es positivista, sino romanticista (y
no podía ser de otra forma por la época en que se formó). Por ello la imagen global que
trata de dar de la comunidad costarricense es vaga, en la cual la individualidad y el
sentimiento de pertenencia local cimientan la razón del Estado-nación en construcción.

52 Gallardo, Ricardo. Las Constituciones de El Salvador. Tomo II. Madrid: Ediciones


de Cultura Hispánica: 1961, pp. 954-955.

Table des illustrations

Titre Creación de las repúblicas centroamericanas

1. En 1849 hubo una propuesta de constituir a Honduras en República, con


Légende
el reconocimiento de Gran Bretaña, pero no prosperó en el Ejecutivo.

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Auteur
Arturo Taracena  Arriola

Universidad de Costa Rica

© Centro de estudios mexicanos y centroamericanos, 1995

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Señores y campesinos de la formación de la Centroamérica moderna

Historia del vocabulario político en Costa Rica

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