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a.4 Enfermedades neuropsiquiátricas.

Para hablar de enfermedades neuropsiquiátricas, es fundamental detenerse en el deterioro cognitivo.


Por este se entiende la existencia de un déficit subjetivo y objetivo en las funciones cognitivas: deterioro
de la capacidad de atención y concentración, de razonamiento, de juicio, de planificación y adaptación a
situaciones nuevas, de memoria, lenguaje expresivo y comprensión del lenguaje, de las capacidades
visoconstructivas y orientación del espacio. (Ministerio de salud, 2014).

De acuerdo con esto, una de las patologías neuropsiquiátricas que afectan a esta fase del ciclo vital, es
el trastorno neurocognitivo mayor (anteriormente denominado demencia). El cual se caracteriza por
ciertos criterios diagnósticos. Dentro de estos, a partir de las clasificaciones del DSM-5 (2013), se tiene
que:

A. Evidencia de un declive cognitivo significativo comparado con el nivel previo de rendimiento en


uno o más dominios cognitivos (atención compleja, función ejecutiva, aprendizaje y memoria,
lenguaje, habilidad perceptual motora o cognición social) basada en:

1. Preocupación en el individuo, en un informante que le conoce o en el clínico, porque ha habido


un declive significativo en su función cognitiva

2. Un deterioro sustancial del rendimiento cognitivo, preferentemente documentado por un test


neuropsicológico estandarizado o, en su defecto por otra evaluación clínica cuantitativa

B. Los déficits cognitivos interfieren con la autonomía del individuo en las actividades cotidianas
(es decir, por lo menos necesita asistencia con las actividades instrumentales complejas de la vida
diaria, como pagar facturas o cumplir los tratamientos)

C. Los déficits cognitivos no ocurren exclusivamente en el contexto de un síndrome confusional

D. Los déficits cognitivos no se explican mejor por otro trastorno mental (p. ej., trastorno depresivo
mayor, esquizofrenia). (p.334).

Consecuencias: Dentro de estas, se encuentran la pérdida de autonomía de la persona adulta mayor


afectada, conllevando a que tenga un impacto en su calidad de vida. De manera que las dificultades
cognitivas del trastorno influyen negativamente en la gestión del hogar y diferentes actividades de la
vida. Las dificultades surgen en las tareas con mayor exigencia cognitiva, tales como aquellas que tengan
relación con gestiones financieras, planificar, tomar decisiones y el uso de tecnología. (Tello, Rodríguez
& Vizcarra, 2016).

Trastorno del sueño en el adulto mayor

Antes que todo, se ha de decir que el no dormir bien está asociado a dolor corporal ya…, patología que
crece con la edad. Y que también, El sueño favorece la liberación de hormonas anabólicas, y su
disminución está asociada con el proceso de envejecimiento.

La perturbación del sueño afectaría la presión arterial, el ritmo cardiaco, y sus efectos sobre la
circulación. La atención, y memoria de corto plazo pueden verse comprometidas por problemas de
sueño SAOS se asocia con microinfartos cerebrales, riesgo de ictus y deterioro cognitivo secundario. Se
viene trabajando la hipótesis de una mayor expresión de genes ligados a enfermedad de Alzheimer
facilitada por SAOS. Igualmente, los trastornos del sueño incrementan la fragilidad global del anciano.
Como entidad específica del trastorno del sueño, se encuentra la prevalencia de insomnio en adultos
mayores, con índices entre 13 a 47%. En el adulto mayor los mecanismos de hiperalerta nocturna,
relacionados con trastornos del ánimo, problemas con la higiene del sueño y condicionamiento a la
hipervigilancia.
El manejo racional del insomnio en el adulto mayor involucraría entonces: 1) identificación de la causa,
su corrección y la de eventuales trastornos comórbidos. 2) la posibilidad del abordaje a través de terapia
cognitivo-conductual y 3) la complementariedad con medicación por tiempo definido. (p.346).

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