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Ahora bien, en relación con el cobro coactivo por parte de la entidad prestadora
del servicio público, se tiene que, la Constitución Política en su Artículo 116, inciso
tercero, estableció que "…excepcionalmente la ley podrá atribuir funciones
jurisdiccionales, en materias precisas, a determinadas autoridades administrativas...”; y el
Art. 209, precisa que “la función administrativa está al servicio de los intereses
generales y se desarrolla con fundamento en los principios de igualdad, moralidad,
eficacia, economía, celeridad, imparcialidad y publicidad, mediante la descentralización, la
delegación y la desconcentración de funciones”.
Frente al tema del despido de la señora Marcela Pito, es válido señalar que, si
bien se predica que un contrato de trabajo se puede terminar de manera unilateral
por el empleador por cierre o liquidación de la empresa o el establecimiento de
comercio, dicha circunstancia no está considerada como una justa causa en el
artículo 62 del código sustantivo del trabajo, por lo tanto, el despido será injusto y
por ello debe asumir las consecuencias legales derivadas de su decisión.
Ahora bien, el Tribunal también aclaró que, en todo caso, así el motivo de la terminación
de la relación laboral hubiese sido la supresión y liquidación de la entidad, el despido
seguiría siendo injusto. Dicha reflexión, de indudable connotación jurídica, tampoco
apareja error alguno, como lo denuncia insistentemente la censura, pues esta sala de la
Corte ha explicado con suficiencia que la supresión y liquidación de una entidad, si bien
constituye un motivo legal de extinción del vínculo laboral, no representa una justa causa
de despido, de las definidas de manera taxativa en los artículos 48 y 49 del Decreto 2127
de 1945.»
“La Sala Plena ha establecido que cuando una entidad pública demanda, en
ejercicio del medio de control de nulidad y restablecimiento del derecho, un acto
administrativo propio tras no obtener la autorización del titular para revocarlo
directamente, el asunto es competencia de la Jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo, incluso si el acto se pronuncia sobre derechos pensionales. La
Corte ha llegado a esta conclusión con base en los artículos 97 y 104 del Código
de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo.[9] Según el
primero de ellos, si el titular no autoriza a la administración de manera previa,
expresa y escrita para revocar directamente un acto administrativo de carácter
particular que lo afecta, “deberá demandarlo ante la Jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo. A su vez, según el Artículo 104 del mismo código, la Jurisdicción
de lo Contencioso Administrativo resuelve los conflictos jurídicos relacionados con
“actos (…) sujetos al derecho administrativo, en los que estén involucradas las
entidades públicas (…).” Según la Corte, tal competencia de los jueces
administrativos cubre actos administrativos relativos a derechos pensionales, en la
medida que la habilitación para que la administración demande un acto propio
tiene como objetivo, entre otros, proteger el interés y el patrimonio público.”1
Ahora bien, el artículo 2º del C.P.L. modificado por el artículo 2º de la Ley 712 de
2001, antes de los cambios introducidos por el artículo 622 del Código General del
Proceso9 señalaba lo siguiente:
1
Corte Constitucional, MP. Diana Fajardo Rivera, Auto 540/21
2
Consejo de Estado, MP. Cesar Palomino Cortes, sentencia, sentencia 03403 de 2018.