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las defensas han actuado oportunamente por medio de los arbitrios legales,

solicitando en más de una oportunidad la activación del mecanismo de


cautela de garantías presente en nuestra legislación.

A fin de reestablecer el imperio del derecho, la Corte en su


considerando séptimo señaló que se deben tener a la vista las actas de
discusión de la Ley 19.696 que crea el nuevo Código Procesal Penal, en las
cuales finalmente se determinó que el artículo 10 de dicho cuerpo legal, era
aplicable también a los casos en que “el juez de garantía estime que el
imputado no está en condiciones de ejercer los derechos que le otorgan las
garantías judiciales consagradas en la Constitución, en las leyes o en los
tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”.

Así es como la Corte de Apelaciones de Santiago, fijó por su


jurisprudencia que no solo el impedimento total a los antecedentes
investigativos vulnera el derecho a defensa, sino que cualquier obstáculo que
afecta el conocimiento aunque sea parcial de la defensa respecto de los
antecedentes de la investigación configura una afectación grave a las
garantías que protegen al ciudadano(a) de la persecución penal estatal,
provocando que el proceso carezca de las condiciones de justicia y
racionalidad que forman parte del debido proceso, por lo que resulta
aplicable el sobreseimiento temporal de la causa, como medida de
protección de garantías del inculpado, hasta que se cumplan las condiciones
necesarias para asegurar al imputado el adecuado ejercicio de sus derechos,
en el sentido de asegurar el total y completo acceso de la defensa a los
antecedentes recopilados por la fiscalía durante la investigación, la cual no
puede limitarse a la ofrecida en la acusación respectiva. Solo así se
respetarán los derechos que tanto las normas nacionales como
internacionales otorgan al imputado, permitiéndole refutar la acusación en su
contra por medio de una efectiva defensa estructurada sobre la base de un
contra-examen eficiente, pudiendo preparar la adecuada prueba de
descargo.

El segundo caso corresponde al conocido como Banco Central 45. En


esta causa, la defensa del imputado interpuso recurso de nulidad,
argumentado en primer lugar que el fallo condenatorio pronunciado por

45
RUC N° 1000763258 – k, RIT N° 282 – 2012 y rol de ingreso de esta Corte Suprema N° 2866-13,
sobre juicio oral, el Cuarto Tribunal Oral en lo Penal de Santiago.

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Tribunal Oral, se encontraba en contravención sustancial a los derechos y
garantías aseguradas por la “Constitución Política de la República y por los
tratados internacionales ratificados por Chile, causal consagrada en la letra
a) del artículo 373 del Código Procesal Penal, concretando el defecto en la
inobservancia de los artículos 19 N°3 inciso 6° de la Carta Fundamental, que
garantiza la igual protección de la ley en el ejercicio de los derechos,
reconociendo expresamente el derecho correspondiente al debido proceso;
8.2 letras c) y f) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que
reconoce como derecho la concesión del tiempo y los medios adecuados
para la preparación de la defensa, el de interrogar a los testigos presentes en
el tribunal y a obtener la comparecencia de otras personas, bien como
testigos o peritos, que puedan arrojar luz sobre los hechos; y 14.3 letra e) del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que consagra como
garantía mínima el derecho a interrogar a los testigos de cargo y a obtener la
comparecencia de otros de descargo a fin que sean interrogados en las
mismas condiciones que los de la parte acusadora46”. Esto en razón de que
la parte querellante incorporó durante el desarrollo del juicio una testigo dela
cual no existía registro alguno en los antecedentes entregados a la defensa,
situación que fue reafirmada por la deponente al sostener que no había
declarado en la fiscalía.

Agrega la defensa que tal infracción al debido proceso si bien fue


reconocida en el fallo, toda vez que se consignó en él que la testigo en
cuestión no sería considerada para acreditar el hecho punible dado que no
existía declaración en la etapa investigativa, no obstante asentó luego que
sus conclusiones sí se valorarían en relación a la configuración del daño
psíquico observado. Señalan que dicha infracción se tornó más grave aun
cuando el Tribunal Oral utilizó la declaración de la testigo en comento, para
estimar el delito imputado como reiterado, para dar por acreditada la
participación del imputado, para excluir la aplicación del mínimo de la pena y
para excluir el perito de la defensa, constando todo lo anterior en la lectura
de los fundamentos 18°, 19° y 28° del fallo y del acta de deliberación para la
comunicación del veredicto.

La sentencia continua reseñando que “ante tal vulneración, expresan


que su parte se vio impedida de hacer un interrogatorio efectivo, ya que
desconocía sobre qué hechos y circunstancias iba a declarar la testigo, por

46
Ibíd. Ídem, pp.3.

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lo que el proceder del tribunal, al considerar que un testigo puede declarar en
el juicio oral sin necesidad de contar con su relato previo obtenido en el curso
de la investigación, supone apartarse de los artículos 330 y 332 del Código
Procesal Penal, toda vez que se trata finalmente del desconocimiento del
derecho de confrontación, integrante del debido proceso, que no se satisface
con la sola mención de la testigo en la acusación del querellante, como
aconteció en la especie”.

El segundo de los argumentos vertidos por la defensa y planteándolos


de manera subsidiaria al ya expuesto, expresa que dado los cargos
imputados al acusado se han llevado a cabo dos juicios a los cuales se
llegaron a decisiones disimiles, argumentando que “depusieron una serie de
testigos y peritos que de manera sorpresiva aportaron información nueva no
consignada en sus declaraciones prestadas ante la policía, el Ministerio
Público, ni ante el tribunal oral que conoció del enjuiciamiento anterior, por lo
que intentó hacer uso de los derechos que le confieren los artículos 330 y
332 del Código Procesal Penal, utilizando los registros de audio del primer
juicio oral, para efectos de confrontar y contrastar los relatos de dos de las
víctimas y del perito del Servicio Médico […]de donde surgirían diferencias
importantes acerca del delito que se imputa y de la supuesta experticia y
validez del testimonio del facultativo, derecho que reiteradamente le fue
negado, impidiéndole evidenciar inconsistencias y contradicciones que
habrían causado mermas a la credibilidad de los deponentes”47.

El tercer argumento que esgrime la defensa radica en que existiría una


“vulneración del derecho a defensa, a la igualdad ante la justicia o igualdad
procesal, a la bilateralidad de la audiencia, al principio del contradictorio o de
igualdad de armas y al derecho a conocer durante la investigación la prueba
de cargo que funda la acusación[…] puesto que se solicitó como cautela de
garantías que se permitiera la presencia de un perito de la defensa para
observar tales terapias, desestimándose su petición, arguyendo el Ministerio
Público que no se trataba de diligencias de investigación sino de terapias de
reparación. No obstante ello, la parte querellante incorporó la declaración de
las peritos del C.A.V.A.S. como medio de prueba, cuyos informes se
evacuaron sólo el 16 de mayo de 2012, vale decir, siete meses después del

47
Ibíd, ídem, pp.6.

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cierre de la investigación, vulnerando el texto de la ley y la Constitución
Política de la República, en cuanto garantizan un debido proceso”48.

En cuarto lugar y según se muestra en el considerando quinto, la


defensa argumenta que “expertos aportaron información que no se
encontraba dentro de sus respectivos informes periciales evacuados por
escrito, en los términos que disponen los artículos 314 y siguientes del
Código Procesal Penal, de manera que si esos nuevos asertos no se
contenían en los documentos suscritos por ellos mismos y que el Ministerio
Público aportó a la investigación, no pudo estar a disposición de la defensa,
con lo que se lesionó gravemente los intereses del acusado desatendiéndose
el artículo 315 del Código Procesal del ramo […]la sentencia se dictó sin que
el imputado haya tenido conocimiento previo de esos nuevos dichos,
cuestión que generó una asimetría entre las partes que afecta la legitimidad
de la sentencia, violándose el debido proceso y el contradictorio, sustento del
sistema acusatorio”.

Frente a esto, en el considerando décimo cuarto, la Corte expuso que


el principio del debido proceso tiene “su antecedente en la Declaración de
Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre y el Pacto de San José de Costa Rica, esto es, forma parte de la
temática de los Derechos Humanos y nació hacia el interior de la defensa de
ellos en todo orden de situaciones y en especial en el de la legalidad del
juzgamiento, por lo que la mayoría de las disposiciones establecidas en tales
convenciones se refieren a la actividad jurisdiccional y especialmente en el
plano de aquella referida a la que regula el proceso penal. En efecto, el
carácter tutelar del proceso no sólo asegura a la persona a quien se le
desconoce un derecho a fin que le sea reconocido, sino que, además, y para
lo que nos interesa, si el Estado o un particular pretenden que se ejerza la
potestad punitiva cuando se le imputa la comisión de un delito, deben
garantizar que la pena sea impuesta a través de un proceso que reúna las
mínimas condiciones que autoricen tal castigo”.

Finalmente, la Corte resolvió que era posible advertir que el Tribunal


Oral en lo Penal que llevó a cabo el juicio oral, violó de manera sustancial
las garantías constitucionales que le asisten al imputado y que buscan
justamente asegurar el respeto al debido proceso, toda vez que la decisión

48
Ibíd. Ídem, pp.8.

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condenatoria a la que arribó dicho Tribunal, se provocó como consecuencia
de la posición desventajosa en que quedó la defensa, puesto que se le privó
el derecho a conocer íntegramente la prueba de cargo, a confrontar y
controvertir las afirmaciones de los testigos de los acusadores y a
valerse de cualquiera prueba de descargo.

Es así como la Corte Suprema afirma que existe por un lado, un límite
temporal y material al cual debe ceñirse tanto el ente persecutor como la
figura del querellante, limite que al vez significa –correlativamente- una
garantía para la defensa, toda vez que el límite temporal y material descrito
le permite al imputado acceder a todos los elementos de prueba reunidos
durante la investigación, con el preciso objeto de controvertirlos, refutarlos o
simplemente explicarlos. Esto es un imperativo constitucional ya que, en
palabras del máximo Tribunal integra el debido proceso, institución de valor
nuclear en un Estado de Derecho.

Por estas consideraciones la Corte Suprema acogió el recurso de


nulidad interpuesto por la defensa, anulando tanto el fallo sancionatorio,
como el juicio oral en el que se produjo, debiendo retrotraerse la causa al
estado de celebrarse un nuevo juicio oral en lo penal ante el Tribunal no
inhabilitado que corresponda49, excluyéndose del auto de apertura las
declaraciones que en la causa de estudio, protagonizó las vulneraciones de
los derechos de defensa del imputado.

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Esto muestra cual es la importancia de proteger al Tribunal que conocerá del juicio oral de cualquier
información previa que sirva de pre-juzgamiento, buscando evitar que éste se contamine, perdiendo
así la imparcialidad con que se debe proceder.

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