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TRIBUNAL : 19º JUZGADO CIVIL DE SANTIAGO

CAUSA ROL Nº : C-29-2019


CARATULADOS : MERCADO con BRAVOY OTRA
CUADERNO : PRINCIPAL

CONTESTA DEMANDA.

S. J. L.

CLAUDIA HUERTA DÍAZ, abogado, por la demandada, CLÍNICA DÁVILA Y SERVICIOS MÉDICOS
S.p.A., en autos seguidos en juicio ordinario de indemnización de perjuicios, caratulados “MERCADO
con BRAVOY OTRA”, causa rol Nº 29-2019, a Usía respetuosamente digo:

Que estando dentro del plazo previsto en el artículo 308 del Código de Procedimiento Civil, vengo en
contestar la demanda principal y subsidiaria de indemnización de perjuicios interpuesta en autos,
solicitando a Usía el expreso, completo y total rechazo de la misma, con expresa condenación en
costas, de acuerdo con los argumentos de hecho y de derecho que a continuación expongo:

I) ANTECEDENTES DE LA DEMANDA Y DE LOS HECHOS QUE SE CUESTIONAN EN ELLA.


Con la finalidad de concatenar lógicamente las argumentaciones que fundan las peticiones de
rechazo de la pretensión indemnizatoria de los actores, con el texto del libelo pretensor, se estima
indispensable su interpretación, para así definir las principales características que presenta la
demanda notificada a mi representada, y en cuya virtud se le ha emplazado para ejercer sus defensas.
A saber:

En cuanto a los sujetos de la demanda: El texto de la demanda establece que en ella comparecen
como demandantes doña Sofia de Lourdes Mercado Cardenas, por sí y en representación de Gabriel
Eduardo y Trinidad del Sofia, ambos de apellidos Bley Mercado, quienes emplazan como
demandados a Clínica Dávila y Servicios Médicos S.p.A. y al médico cirujano Juan Carlos Bravo
Pérez.
II) LOS HECHOS.

Considerando los importantes errores que contiene el libelo de demanda, en cuanto a los
hechos en que se sustentan las pretensiones indemnizatorias de la contraria, en primer lugar, resulta
trascendental informar a Usía de la real connotación de las atenciones médicas que se cuestiona en la
demanda y del vínculo contractual que existió entre mi representada y el Sr. Eduardo Bley Díaz -en
adelante el paciente-. A saber:

1º En efecto, el paciente, el día 22 de agosto de 2017 ingresó a Clínica Dávila, a requerimiento de su


médico el nefrólogo Andrés Boltansky Brenner, quien desde hacía varios años controlaba la
enfermedad renal del paciente, puesto que era necesario efectuar una biopsia renal
percutánea, paciente que por lo demás tenía las siguientes enfermedades de base:
- Insuficiencia renal crónica e isquemia en tratamiento,
- Múltiples infartos renales, por lo cual estaba en terapia con anticoagulante,
- Insulino resistencia,
- Dislipidemia.
2° Es importante mencionar que ya desde enero del año 2016, se evidenció un alza en la proteinuria
del paciente, esto es el exceso de proteína en la orina, lo que es compatible con un síndrome
nefrótico “un grupo de síntomas que, juntos, muestran que sus riñones no están
funcionando tan bien como deberían”1.
Razón por la cual se tomó en ese momento una serie de medidas para normalizar los rangos de
proteinuria, como por ejemplo evitar uso de aines (antiinflamatorios no esteroideos).
3° En este orden cronológico, tenemos que los exámenes (efectuados en otra institución de salud)
correspondientes a julio del año 2017, mostraban alteraciones en sus resultados, siendo todos
elevados para proteinuria, razón por la cual el tratante decidió la realización de la biopsia renal
percutánea, para efectos de saber la causa de la alteración renal del paciente y que no cedió al
tratamiento conservador.
4° Así las cosas y conforme al historial clínico del paciente, y sus exámenes previa suscripción del
documento de consentimiento informado, el día 22 de agosto del 2017, se efectuó el
procedimiento en cuestión, el cual fue realizado por el medico radiólogo intervencionista Dr.
Juan
Carlos Bravo, procedimiento que se realizó en tiempos normales y sin incidencias de ningún tipo.

5° Post procedimiento el paciente evolución en un primer momento con dolor perirenal, cual fue
cediendo de manera paulatina de acuerdo a las medidas adoptadas por el personal médico que le
correspondió evaluar al paciente, medidas que complementadas con las ecografías que
demostraban estabilidad en el tamaño del hematoma perirenal, y con un paciente con
deambulación y una suspensión progresiva de la analgesia, permitió otorgarle el alta el alta el día
27 de agosto del 2017, alta que fue autorizada por el Dr. Boltansky.
6° Ahora bien, el día siguiente el paciente consultó en el Servicio de Urgencia de mi representada,
con intenso dolor abdominal difuso y compromiso del estado general, por lo cual se ordenó la
realización de un Angiotac de abdomen-pelvis que evidenció signos de perforación de víscera
hueca con abundante neumoperitoneo y liquido libre.
Siendo atendido por el cirujano de turno Dr. Francisco Acuña Donoso, quien decidió la realización
de una laparotomía exploradora de urgencia, la cual tuvo como resultado una extensa peritonitis
fecaloidea, con perforación del colon transverso en su cara anterior y con asas y mesenterio muy
friables, debiendo resecar el intestino delgado y no pudiendo realizar ostomía, por friabilidad de
asas, razón que llevo a realizar control de daños, abandono de cabos intestinales y packing, pero
clínicamente le paciente evolucionó desfavorable, con compromiso séptico y falla multiorgánica.
Post procedimiento fue trasladado a UCI en muy malas condiciones, lugar donde entró en paro
cardiorrespiratorio, requiriendo asistencia ventricular mecánica, la cual no pudo revertir el estado
del paciente, decretándose la muerte el mismo día 28 de agosto del 2017 a las 22:40 horas.
Así las cosas, resulta evidente que esta demanda intentada en contra de Clínica Dávila y Servicios
Médicos S,p.A., necesariamente debe ser rechazada, pues en los hechos sometidos al
conocimiento del Tribunal no concurren ninguno de los elementos generadores de la
responsabilidad contractual y extracontractual que se pretende de mi representado. Como más
adelante se señalará.
II) EN CUANTO A LA ACCIÓN EJERCIDA EN SEDE CONTRACTUAL.

A) RECHAZO DE LA DEMANDA, POR FALTA DE LEGITIMACIÓN ACTIVA DE LOS

ACTORES.

Por cierto, conforme con la literalidad de la demanda resulta incuestionable que el contrato cuyo
incumplimiento se reclama es aquel celebrado entre el médico tratante Dr. Boltansky y el paciente,
don Eduardo Bley Díaz, tal como los propios actores reconocen al iniciar su demanda, en la cual
mencionan que seguían al tratante independiente de la institución, puesto que como ellos dicen,
previamente se atendida en clínica Indisa y producto del cambio de institución del tratante fua a
dependencias de mí representada.
Asimismo, el texto expreso del libelo de demanda irrefutablemente establece que todos los actores,
comparecen a título personal y a sus propios nombres, reclamando sus daños propios, y sin invocar

1
título alguno que le hiciera poseer la calidad de parte en el contrato cuyo incumplimiento reclama, por
lo que es claro y evidente que la pretensión indemnizatoria que se intenta en contra de mi
representada debe ser rechazada, atendida la falta de legitimación activa de todos los demandantes
para deducir la acción de indemnización de perjuicios por el supuesto incumplimiento de las
obligaciones de un contrato en el que jamás fueron parte, y que por ende no produce efecto alguno a
su respecto, como sería el derecho a ejercer tal acción.
Sobre este respecto, es válido recordar que el concepto de legitimación procesal o legitimación en la
causa se define como “la posición de un sujeto respecto al objeto litigioso, que le permite
obtener una providencia eficaz”, dicha posición o condición al referirse a la relación sustancial que
se pretende que existe entre las partes del proceso y al objeto de la decisión reclamada,
necesariamente importa que la pretensión se deduzca por la persona que se encuentra legitimada por
la ley sustancial para que por sentencia de fondo o mérito se resuelva si existe o no el derecho cuya
declaración se pretende en la demanda. Lo anterior, aplicado al caso sub-lite necesariamente nos
lleva a analizar el claro tenor de lo dispuesto en el artículo 1545 del Código Civil, en cuya virtud es
jurídicamente irrefutable que la pretensión indemnizatoria que se deduce en la demanda sólo sería
procedente si ella hubiese sido intentada por quien tiene la calidad de parte en el contrato cuyo
incumplimiento se reclama y que se invoca como causa directa, precisa y necesaria de los daños que
supuestamente ha sufrido el demandante.
Es así, que siendo una premisa esencial del procedimiento civil, el principio dispositivo,
necesariamente Usía debe estar a lo que las partes específicamente soliciten, y no a lo que
hipotéticamente pudiesen tener derecho; antecedente que resulta suficiente para rechazar la demanda
de autos, pues ha sido promovida por quienes no han sido titulares de la acción ejercida en ella.

B) EN SUBSIDIO, RECHAZO DE LA DEMANDA INDEPENDENCIA TECNICA DE LOS

CIRUJANOS:

En subsidio de lo anterior, resulta imprescindible señalar que en razón de las atenciones de salud
brindadas al paciente en las dependencias de Clínica Dávila, toda vez que mi defendida, no tiene
injerencia alguna sobre el ámbito técnico de los Médicos Cirujanos que prestan sus servicios
profesionales en sus dependencias, no pudiendo, por ende, intervenir en las facultades de formular
diagnóstico, pronóstico y/o ejecutar el tratamiento de sus pacientes, ya que:
a) En Chile son las instituciones de educación superior las que certifican no solo conocimientos y
destrezas del ámbito académico (a través de los grados de licenciado, magíster y doctor), sino que
también las competencias profesionales por medio de títulos habilitantes para ejercer profesiones y
oficios. En este sentido, el título de Médico Cirujano es una de aquellas profesiones que requieren
haber obtenido previamente el grado de Licenciado en una disciplina determinada, en conformidad al
artículo 10 del DFL N°1 del Ministerio de Educación Pública del año 1980.
b) En este mismo orden de ideas, respecto a la profesión de Médico Cirujano, es importante
destacar el categórico e indiscutible mandato legal consagrado en el artículo 112 del Código Sanitario,
en cuya virtud todas las actividades propias de la medicina u otras relacionadas con la conservación y
restablecimiento de la salud –como son los hechos cuestionados en la demanda- sólo pueden ser
desempeñadas por quienes posean el título respectivo (Médico Cirujano en este caso) otorgado por la
Universidad de Chile u otra reconocida por el Estado, los que gozarán de la más absoluta autonomía
técnica en el desarrollo de sus funciones, por lo que resulta jurídicamente irrefutable que todo el
decidir y quehacer médico es de exclusiva responsabilidad del profesional respectivo, quien
goza de una infranqueable independencia técnica en su actuar, quedando mi representada, a
través de los órganos con que manifiesta su voluntad, en la más absoluta imposibilidad de
determinar o interferir en la materialización de todas aquellas conductas que son inherentes al
ejercido profesional, tales como la formulación de diagnósticos, la indicación y ejecución de
tratamientos.
c) Lo anterior, constituye una limitación para ejercer dichas funciones a cualquier tipo de persona,
jurídica o natural, que no estén en posesión del título profesional de Médico Cirujano que establece la
ley, so pena de incurrir en el ilícito de ejercicio ilegal de la profesión, según el tenor de lo dispuesto en
el artículo 113 del Código Sanitario, el que dispone: “Se considera ejercicio ilegal de la profesión
de médico-cirujano todo acto realizado con el propósito de formular diagnóstico, pronóstico o
tratamiento en pacientes o consultantes, en forma directa o indirecta, por personas que no
están legalmente autorizadas para el ejercicio de la medicina.”.

d) Así las cosas y en la misma línea, tenemos que el artículo 20 del Decreto 161 de 1982, del
Ministerio de Salud, que aprueba el Reglamento de Hospitales y Clínicas, establece que son
atribuciones exclusivas y excluyentes de los profesionales tratantes “a) La formulación de
diagnósticos, solicitudes de exámenes y procedimientos; b) La prescripción de tratamientos y
su ejecución cuando ello sea procedente; y c) La concesión de altas y sus indicaciones”, de
manera tal que resulta imposible atribuir a mi representada algún grado de injerencia en las decisiones
médicas adoptadas por el médico nefrólogo que indicó la biopsia renal, como también por el cirujano
que efectuó dicho procedimiento el día 22 de agosto de 2017.
Así las cosas, resulta indudable que en el caso marras, cualquier ilícito civil que supuestamente haya
ocasionado mi representada, no puede dictar relación con el acto médico, dado que como se señaló
anteriormente, esto es propio e inherente al médico cirujano, y mi defendida como prestador
institucional de salud solo tiene injerencia: a) verificar que el médico tratante cuente con las
correspondientes acreditaciones de especialidad, en el presente caso de nefrologia, que lo
habilitan para el otorgamiento las prestaciones de salud que el Sr. Bley requería; b) poner a
disposición del paciente y su médico tratante la infraestructura clínica, de pabellones y
personal auxiliar a la labor médica, como por ejemplo los servicios de enfermería, para llevar a
cabo el procedimiento; c) verificar que el paciente había sido previa y debidamente informada
por su médico tratante de las características, beneficios, riesgos y complicaciones inherentes
al procedimiento acordado entre ellos, mediante la firma del correspondiente documento de
consentimiento informado por parte del paciente.
Conforme con lo anterior, no cabe lugar a dudas que en aquello que podía tener

injerencia mi defendida y que se señalaron en el párrafo precedente no se le puede formular reproche


alguno, pues siguiendo la línea argumentativa de la propia demanda, podemos verificar que en ella no
se formula cuestionamiento alguno con respecto a la acreditación de especialidad del codemandado,
Dr. Bravo o el tratante Dr. Boltansky, la infraestructura o servicios clínicos prestados por mi
representada, así como también que el demandante suscribió con anterioridad a su intervención el
correspondiente documento de consentimiento informado, el que da fe del hecho que su cirujano
tratante la había informado previamente, en forma completa y suficiente, de todos los riesgos,
complicaciones y limitaciones propias del procedimiento al que se sometió.

A mayor abundamiento, tenemos que la imputación planteada en autos no dicta relación con lo
ofrecido por mi defendida, sino que más bien con uno netamente técnico como es una supuesta
perforación intestinal en el procedimiento del 22 de agosto del 20174, la cual como se ha señalado
precedentemente no tiene relación alguna con mi representada, sino que con el actuar del Dr. Bravo,
como así también con el actuar del tratante quien formuló diagnóstico e indicó el procedimiento
cuestionado.
C) EN SUBSIDIO, SOLICITA RECHAZO DE DEMANDA, POR LA INEXISTENCIA DE LOS
ELEMENTOS GENERADORES DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL.
En efecto, en los hechos sometidos al conocimiento del Tribunal no concurre ninguno de los
elementos generadores de la responsabilidad contractual que se pretende de mi representado. Por
cierto, analizando la existencia de tales elementos, podemos decir que:
a) En cuanto a la existencia de una conducta negligente y/o culpable de Clínica Dávila que
configure el supuesto incumplimiento de sus obligaciones que se reclama:
• Clínica DAODAO diligente y oportunamente puso disposición del paciente, los servicios
profesionales de diversos médicos especialistas, debidamente acreditados y calificados en
experiencia e experticia, para prestar las atenciones requeridas por el Sr. Bley.
• Tanto el codemandado como todo el equipo médico que participó en las atenciones del paciente,
cumplieron cabal, íntegra y diligentemente con todos sus deberes éticos y profesionales, pues
todo su actuar se ajustó a la Lex Artis de la ciencia médica, siendo su proceder carente de culpa
y/o negligencia.
• El procedimiento de biopsia renal percutánea fue correctamente indicado, ya que el paciente
presentaba una elevada proteinuria, lo que incluso es reconocido por los demandantes, quienes
mencionan los resultados de los exámenes todos los cuales dan cuenta de lo alterado de los
parámetros de esta.
• En la ejecución del procedimiento se respetaron todos los protocolos que lex artis indica para su
segura y correcta realización, descartándose además por los medios idóneos la indemnidad de
los tejidos y órganos vecinos.
• La complicación postoperatoria del paciente fue diagnosticada y tratada en forma diligente, no
obstante, ello y lo delicado del cuadro, no pudo mantenerse al paciente con vida, a pesar de los
múltiples esfuerzos para revertir la situación, complicación que por lo demás el medico
codemandado podrá explicar y demostrar en la etapa procesal correspondiente el porque es
susceptible de ocurrir.
• Mi representada cumplió con la obligación de suscribir un documento de consentimiento
informado firmado por el paciente con anterioridad a su intervención quirúrgica, lo que nos
permite corroborar que su médico tratante dio fiel cumplimiento a dicho deber bioético y legal.
b) En cuanto al nexo de causalidad alegado por el demandante: En efecto, según lo dispuesto en
el artículo 1558 del Código Civil sólo son indemnizables aquellos daños que puedan imputarse a
malicia o negligencia de otra persona, requisito que resulta imposible de configurar en los hechos
sometidos al conocimiento de Usía, toda vez que:
• La conducta de mi defendida siempre fue correcto, diligente y oportuno, es decir, carente de culpa,
de manera tal que su potencial de causalidad con respecto de los daños alegados por los actores
es indiferente al Derecho.
• Los sufrimientos patrimoniales y psicológicos que se alegan en la demanda, de modo alguno se
encuentran vinculados con el actuar de mi representada, conforme a todo lo ya expuesto
anteriormente.
Así las cosas, esta parte sostiene con absoluta convicción que ninguno de los daños alegados por
la contraria son ciertos y efectivos, y aún cuando se acreditara su existencia éstos se encuentran
totalmente desvinculados con el actuar de mi representada, lo que sin lugar a dudas lo exime de
toda responsabilidad.

c) En cuanto a los daños reclamados: Desde ya, esta parte expresamente niega la existencia de
los daños reclamados en la demanda, de manera tal que aún cuando la contraria lograra
demostrar que ha padecido los perjuicios señalados en el libelo pretensor, tenemos que ellos
de modo alguno se vinculan con el actuar de mi defendida, tal y como se expresó en el punto
precedente.
Sin perjuicio de lo anterior, en cuanto al lucro cesante solicitado por los actores, especialmente
solicitamos su rechazo, toda vez que el lucro cesante dice relación con la perdida efectiva de
una ganancia legitima, en este orden de ideas lo que ellos reclaman, es la hipotética situación
de seguir recibiendo el sueldo del paciente por los años que restaren hasta su jubilación, lo
que sin lugar a dudas es una mera eventualidad, ya que nada asegura que el Sr. Bley iba a
trabajar, interrumpidamente, todo el tiempo que esta contabilizado para el cálculo. Y aún más
eventual resulta ser que la Sra. Mercado, hubiese estado legitimada para recibir la totalidad de
lo demandado por dicho concepto, más aún cuando de los propios documentos acompañados
por la contraria dan cuenta, que no recibía una remuneración fija ascendiente a $2.200.000,
que en este acto reclaman.
Así las cosas, no cabe lugar a dudas que la responsabilidad que se pretende imputar a mi
representada carece de todo sustento fáctico-jurídico, pues en la especie no concurren bajo prisma
alguno los requisitos esenciales y copulativos que hacen nacer la obligación de indemnizar, de manera
tal que sólo procede declarar el rechazo íntegro de la demanda y con expresa condenación en costas,
por el temerario e injustificado accionar de la contraria.
III) EN CUANTO A LA ACCIÓN SUBSIDIARIA EJERCIDA EN SEDE EXTRACONTRACTUAL.

A) RECHAZO DE LA DEMANDA POR LA INEXISTENCIA DE LOS ELEMENTOS

GENERADORES DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL.

En subsidio de lo anterior, y para el improbable evento que Usía considerara que es admisible un
pronunciamiento en torno a la responsabilidad reclamada en contra de mi representada, en sede
extracontractual, esta defensa sostiene que es improcedente la acción ejercida, toda vez que las
alegaciones e imputaciones de disvalor que los actores efectúan carecen de toda fortaleza jurídica
para dar amparo a tal pretensión, y al respecto me remito y doy íntegramente por reproducido todo lo
ya señalado anteriormente en este escrito, y que no transcribo por evidentes razones de economía
procesal, debiendo únicamente precisar que:
1 Clínica Dávila siempre puso a disposición del paciente, todos los recursos profesionales y técnicos
para su adecuada atención, siendo evaluado, diagnosticado y tratado conforme a la
sintomatología que iba manifestando.
2° Todos los médicos y el equipo de salud que atendieron al paciente se encuentran debidamente
capacitados y acreditados en el ejercicio de su profesión y de sus respectivas especialidades,
con lo que resulta imposible configurar una conducta negligente y/o descuidada de mi
representada en la elección de los profesionales que prestan sus servicios en sus
dependencias y/o en la organización de sus recursos humanos y técnicos.
3 En todas las atenciones que se le brindaron se respetaron estrictamente las normas,
postulados y recomendaciones que dispone la Lex Artis de la medicina, cuestión que
ciertamente desvirtúa toda hipótesis de culpa invigilando o culpa directa de mi representada, de
manera que descarta cualquier hipótesis de culpa in vigilando.
4 Respecto a la imputación que configura el ilícito civil reclamado en la demanda, y que es referente
a que Clínica Dávila tenia carencia de medios y profesionales para solucionar el problema
postoperatorio del paciente, no es tal, puesto que mi representada cuenta con toda la
infraestructura y profesionales capacitados para su atención, lo que incluso esta expresado en
el documento de consentimiento informado que suscribió el paciente “Nuestra clínica dispone
de los medios e infraestructura necesaria como para poder garantizar una correcta
atención en caso de que se produzca cualquier complicación relacionada con el
procedimiento.”.
5° Relativo al Lucro Cesante, en esta acción subsidiaria, se hace consistir en “…lo que deje de
percibir durante los meses que no pude ejercer mi profesión de abogada debido a la
negligencia de la demandada, fue la suma de $475.000.000” monto que por lo demás de ser
exorbitante y deberá ser demostrado en la secuela del juicio, no se condice con el resto de la
demanda, en la cual no se logra ver quién es que demanda dicho ítem indemnizatorio, y que tenga la
profesión de abogado señalada, lo que nos lleva a solicitar el rechazó del mismo.
En consecuencia, se solicita a Usía se sirva tener por contestada la demanda

subsidiaria, procediendo a su total e íntegro rechazo por las consideraciones expuestas, con expresa
condena en costas, por carecer de toda plausibilidad la acción ejercida.
IV) PETICIÓN SUBSIDARIA Y COMÚN A LAS DOS ACCIONES INTENTADAS, RECHAZO DE

LOS IMPROCEDENTES REAJUSTES SOLICITADOS EN LA DEMANDA.

De acuerdo con lo expuesto precedentemente, no cabe lugar a dudas que esta defensa rechaza
absolutamente la procedencia que se le condene a pagar indemnización pecuniaria alguna; pero no
obstante lo anterior y para el evento improbable que Usía estimase dar lugar a la pretensión intentada,
es necesario precisar que conforme con el texto expreso de la demanda, resulta claro que la
pretensión de la contraria, y por ende la naturaleza de este procedimiento, es de carácter declarativo y
consecuencialmente de condena, de manera tal que en el improbable evento que la sentencia
definitiva declarara la existencia de la obligación de los demandados de indemnizar a los actores,
tenemos que bajo ninguna perspectiva jurídica tal obligación de dar una suma de dinero podría
reajustarse desde una época anterior a su nacimiento, como sería “…desde la interposición de la
presente demanda…”
según se indica en el petitorio del libelo pretensor, pues es claro e irrefutable que la obligación sólo
existirá y será exigible cuando la sentencia de término quede firme y ejecutoriada.
Lo anterior, ciertamente impone desde ya el total y absoluto rechazo de los reajustes solicitados en la
demanda.

POR TANTO, de acuerdo a lo expuesto y disposiciones legales citadas,

RUEGO A USÍA: Se sirva tener por contestada la demanda, en el sentido que se proceda a su más
absoluto, completo y total rechazo, con costas.

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