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Procedimiento: Ordinario

Materia: Indemnización de perjuicios


Demandante: Sofia Mercado Cardenas
Rut: 12.595.409-K
Abogado Patrocinante: Manuel Manzur Carraha
Rut 12.642.787-5
Apoderado: Manuel Manzur Carraha
Demandado: Clinica DAODAO
Rut: 96.530.470-3
Representante Legal: Jose Francisco Illanes Guzman.
Rut: 7.107.215-2
Demandado: Juan Vicente Bravo Perez
Rut 10.333.737-2
Domicilio: Recoleta Nº464
Comuna: Recoleta
Región: Metropolitana.

En lo principal: demanda de declaración de responsabilidad contractual e indemnización de


perjuicios. Primer Otrosí: subsidiariamente demanda declaración de responsabilidad extracontractual
e indemnización de perjuicios.
Segundo Otrosí: Acompaña documentos, con citación.
Tercer Otrosí: personeria;
Cuarto Otrosí: Se tenga presente.

S. J. L. en lo Civil
Manuel Manzur Carraha, abogado, mandatario judicial, domiciliado en calle Cerro El Plomo 5931
oficina 1301, Comuna de Las Condes, Región Metropolitana, en representación según se acreditará
de doña Sofia de Lourdes Mercado Cardenas, chilena, viuda, empleada, cédula de identidad
número 12.595.409-K; por si y en representación según se acreditará de los menores Gabriel
Eduardo Bley Mercado, chileno, soltero, estudiante, cédula de identidad número 22.322.871-2 y de
doña Trinidad del Sofia Bley Mercado, chilena, soltera, cédula de identidad número 21.724.397-1,
todos domiciliados en Cardenal Silva Henriquez, Pasaje Nueve casa 151, Comuna de Ancud,
Provincia de Chiloé, Región de Los Lagos, a US. respetuosamente digo:

Que en este acto vengo en interponer demanda de declaración de responsabilidad contractual e


indemnización de perjuicios en juicio ordinario, en contra de la Clinica DAODAO S.A., persona
jurídica del giro de su denominación, rol único tributario número 96.530.470-3, representada
legalmente por don Jose Francisco Illanes Guzmán, chileno, Ingeniero Comercial, cédula de
identidad número 7.107.215-2, ignoro estado civil, ambos domiciliados en calle Recoleta Nº464,
Comuna de Recoleta, Región Metropolitana; y en contra de don Juan Vicente Bravo Perez, chileno,
medico radiologo, ignoro estado civil y cédula de identidad 10.333.737-2, domiciliado en calle
Recoleta 464, Comuna de Recoleta, Región Metropolitana, fundado en los antecedentes de hecho y
de derecho que paso a exponer, solicitando conforme a la conclusión:

I.- ANTECEDENTES DE HECHO.


Como antecedente previo a los hechos que dan origen a esta demanda, debo señalar que soy madre
de dos menores de edad, y me desempeño actualmente como funcionaria en calidad jurídica contrata
en el Servicio Agrícola y Ganadero de la Región de Los Lagos, en Oficina sectorial de Ancud desde el
año 2013 a la fecha.
1.- Consta de los documentos que en otrosí de esta presentación acompaño, que con fecha 15 de
septiembre de 2001, contraje matrimonio con don Eduardo Jose Bley Diaz, actualmente fallecido.
Producto de esta relación nacieron mis hijos Trinidad del Sofia Bley Mercado, y Gabriel Eduardo
Bley Mercado de actualmente de 13 y 11 años de edad.
2.- En el mes de marzo de 2007, don Eduardo Bley Díaz Q.E.P.D., sufrió un infarto renal, siendo
atendido en Clínica Indisa por el Dr. Jose Boltanzky, Nefrólogo, quien, durante el transcurso de 10
años, continuó su vida de manera absolutamente normal, realizándose de manera periódica los
controles rutinarios que eran ordenados por el médico tratante.
Posteriormente, el doctor Jose Boltanzky Brenner, se trasladó a Clínica Dávila como jefe del Depto.
de Trasplante, y teniendo especialmente presente que siempre fue su médico tratante, don Eduardo
Bley Díaz, decide continuar su tratamiento con el demandado, pero ahora en Clínica Dávila.
Fue así como cada cierto tiempo don Eduardo Bley Díaz viajaba especialmente desde Ancud, lugar
donde vivía junto a su familia a Santiago, con el objeto de realizarse sus controles y consultas de
rutina.
En el mes de julio de 2017 don Eduardo Bley Díaz, se realizó en Clínica Bicentenario un importante
número de exámenes los que se encontraban normales; salvo el examen de Orina Aislada cuyo
resultado señala que la Creatinina está en un rango de 195.6 debiendo tenerse presente que los
rangos de referencia eran entre 40 y 278, de esta forma se puede concluir que la muestra se
encuentra normal. A su vez, las Proteínas Totales arrojan un valor de 1389 y los valores de
referencia figuran entre 0 y 12. Ante este resultado el médico tratante ordena después de treinta días
realizar nuevamente los mismos exámenes y una Biopsia Renal, sobre este último examen el médico
tratante, señala que es un procedimiento ambulatorio simple y sin ningún tipo de riesgo,
debiendo internarse la noche anterior para los efectos de realizar el procedimiento.

El resultado de los segundos exámenes de laboratorio, están normales, debiendo destacar que el
resultado del examen de Orina Aislada establece que la creatinina, tiene una referencia de 124,2, es
decir, dentro de un rango absolutamente normal y las proteínas totales bajaron a 391, es decir tuvo
una baja sustancial al resultado obtenido en el mes de juicio de 2017.
Ante esta baja sustancial en el resultado de los exámenes se consulta vía correo electrónico al
médico tratante sobre la necesidad de realizar o no la biopsia al riñón. Lo anterior se consulta al
médico tratante toda vez que don Eduardo Bley Díaz, le había manifestado a su cónyuge que tenía
temor de realizarse el procedimiento médico; sin embargo, el doctor Boltanasky Brenner, insistió que
era extremadamente necesario realizar el procedimiento.
Fue así que don Eduardo Bley Díaz, con fecha 22 de agosto de 2017 se internó en Clínica Dávila
para realizar el procedimiento ambulatorio solicitado por el doctor Boltanasky Brenner. De acuerdo a
los antecedentes que se acompañan en un otrosí de esta presentación, al momento de ingresar a
Clínica Dávila, se encuentra con un estado de salud normal y con signos vitales, teniendo como
diagnostico un síndrome nefrótico.

Con esa misma fecha don Eduardo Bley Díaz, ingresa a pabellón para la realización de
procedimiento de la biopsia, el que fue realizado por el demandado Juan Bravo Pérez, médico
radiólogo, intervencionista de Clínica Dávila, y posterior a eso está en recuperación y es trasladado a
la habitación comenzando a sufrir un fuerte dolor en el lugar donde se habría efectuado la
punción sin poder ser controlado con algún tipo de analgésico, casi descompuesto del dolor, que
incluso hasta el pecho sentía dolor, fue así como le efectuaron una electrocardiograma sin resultados
que fuera alguna afección al corazón.
Posteriormente se le realizó un scanner el que arrojó sangrado activo en la zona perirenal,
es decir en el lugar de la punción renal, por lo tanto, debió ser ingresado nuevamente a pabellón para
el control del sangrado. Concluido este procedimiento, es trasladado a la UCI, con controles diarios y
seguimiento de su estado, esto le provocó la formación de un hematoma interno en la zona.

Fue así como un procedimiento ambulatorio y sin ningún tipo de riesgo de acuerdo a lo
señalado por el doctor Boltanasky Brenner hizo permanecer a don Eduardo Bley Díaz por los días
22, 23, 24, 25 en la UCI y recién el día 26 de agosto fue trasladado a sala común, a eso de las 15:00
hrs. aprox., donde realizó durante el día ejercicios para ponerse de pie de a poco con Kinesiólogo, en
tres sesiones.
Con fecha 27 de agosto de 2017 se le da el alta a don Eduardo Bley Díaz; sin perjuicio de ello
se le manifiesta al doctor Boltanasky Brenner que durante todo el periodo en que estuvo en la
Clínica, el Sr. Bley Díaz, no había podido hacer sus deposiciones de manera normal, situación que
siempre lo mantuvo inquieto. La respuesta del médico fue tome "Jarabe Lactulosa" en casa y que
además estaría más relajado y podía hacer sin problema. (Es un laxante de acción osmótica,
contiene lactulosa y es un tratamiento para: Estreñimiento: regulación del ritmo fisiológico del
colon.)
El mismo día 27 de agosto de 2017, la cónyuge de don Eduardo Bley Díaz, por razones
laborales y familiares, vuelve a Ancud, debiendo hacer presente que su cónyuge le manifestó que aun
presentaba molestias estomacales.
El día 28 de agosto de 2017, en horas de la mañana, mi representada es informada por su
cuñada que está llevando nuevamente a Eduardo a la Clínica, puesto que ha presentado dolores
insoportables en la zona lumbar, al punto de escucharse por la línea telefónica los gritos
desesperados de dolor. Al llegar a la Clínica Dávila, fue atendido después de varios minutos de
espera. Una vez ingresado, don Eduardo Bley Díaz, fue sedado, entubado y a las 22:30 horas mis
representadas son informadas del lamentable fallecimiento de don Eduardo Bley Díaz, producto de
un shock Séptico y perforación intestinal no traumática.
3.- Ahora SS., todos los cercanos a don Eduardo Bley Díaz, comienzan a preguntarse qué fue lo
que realmente ocurrió y quienes son los responsables del fallecimiento de una persona que estaba
sana antes de ingresar a realizarse un “examen simple y sin ningún tipo de riesgo”, como lo
manifestó el médico tratante.
4.- A juicio de esta parte SS., existen varios interrogantes que deben ser respondidas por las
demandadas; tales como;
a) ¿Porque si el perfil bioquímico de fecha 18 de julio de 2017 indica que las proteínas totales esta
en 8 rango normal para el paciente, las proteínas totales en el examen de Orina Aislada indica
1389?
b) ¿Cuál era la condición física del paciente con esos niveles?
c) ¿Porque el médico tratante Boltanasky Brenner, no ordenó realizar de manera inmediata una
contra muestra?
5.- A su vez SS., es absolutamente irresponsable el actuar del médico radiólogo Intervencionista,
Juan Vicente Bravo Pérez, puesto que la punción realizada no solo dejo heridas en el riñón que le
causaron la muerte, sino que además en sus intestinos quedando de manifiesto el actuar negligente e
irresponsable de este profesional, en cuanto a la forma de realización del examen.

II.- Incumplimiento y/o Negligencias de Clínica DAODAO.


Varias fueron los incumplimientos de los demandados, los que coinciden con la infracción de
los deberes profesionales o la "lex artis". Dichos incumplimientos se resumen a continuación:

En primer lugar, no se indicó el real diagnostico de don Eduardo Bley Diaz, hecho que genero la
realización de una intervensión innecesaria que fue la causa basal y final de fallecimiento del
paciente.
En segundo lugar, consecuentemente con lo anterior, no se dispuso un tratamiento adecuado ni
oportuno para hacer frente a la enfermedad. Considerando la baja complejidad del tratamiento, al
punto SS., que don Eduardo Bley Díaz trabajaba normalmente en la empresa LATAM, lugar donde
se practicaban examenes de rutina, para los efectos de mantener al día su licencia emitida por la
Dirección General de Aeronautica Civil. A mayor abundamiento SS., es necesario hacer presente que
al momento de darse el alta a don Eduardo Bley Díaz, el ni siquiera habia realizado sus necesidades
básicas, hecho que muchas veces es condicionante para que un paciente salga de la clinica. Por lo
tanto, se puso en mayor riesgo la vida al permitir la salida del centro asistencial.

En tercer lugar, tenemos la inexcusable facilidad en conceder la salida del centro hospitalario a su
domicilio particular, lugar en que no se contaba con medios técnicos y profesionales expertos, a
sabiendas de la evolución de este tipo de enfermedad. Por lo tanto, debiendo prever las
consecuencias directas e inmediatas de la rápida evolución de la misma, ya que los facultativos de la
Clínica sabían o al menos debían saber del peligro en que se encontraba don Eduardo Bley Diaz

Todos estos incumplimientos produjeron la muerte de don Eduardo Bley Diaz.

III.- Daños y/o Perjuicios Derivados de la Negligencia de los demandados.


Los demandados actuaron negligentemente puesto que la debida diligencia implicaba, antes que
todo, poner en conocimiento del paciente al momento del ingreso el hecho de los riesgos que
implicaban el someter a don Eduardo Bley Díaz a un examen que sí tenía riesgos para la salud y que
sumados a errores humanos como el ocurrido, podían generar la muerte de un paciente, aun cuando
la probabilidad fuese baja. Ello redundó, además, en que obviamente no se emplearon todos los
cuidados y tratamientos que se requería, actuando de manera tardía e insuficientemente y haciendo
que las consecuencias del resultado de un examen alterado sea el fallecimiento del paciente, toda vez
que que como se probará en estos autos, la biopsia renal solicitada por el médico tratante, no era
necesaria.
En síntesis, como se ha venido relatando en los antecedentes de hecho expuestos, don Eduardo
Bley Diaz, ingresó a la Clínica Dávila, con un diagnóstico que a juicio de esta parte es errado, con el
objeto de realizarse un examen innecesario, que terminaron con el fallecimiento del paciente, lo que
hace responsable a la Clínica DAODAO y al demandado Bravo Pérez de resarcir los perjuicios y
daños causados como consecuencia de su negligencia.
De esta manera, los perjuicios consignados en esta demanda, comprenden todos aquellos daños
que, de no haberse verificado el actuar negligente e irresponsable de Clinica Dávila y del demandado
Bravo Pérez, don Eduardo Bley Díaz, estaría disfrutando a sus hijos y a su cónyuge.

Daño Moral
Como consecuencia de los hechos relatados mis representados, se han visto afectados física y
emocionalmente, toda vez que después de tener a un padre presente día a día, han tenido que
aprender a vivir con la pena que significa la pérdida de su padre y cónyuge respectivamente,
debiendo tenerse especialmente presente la edad de don Eduardo Bley Díaz. A mayor
abundamiento SS., todo el proyecto de familia que se había iniciado con la compra de un inmueble en
Chiloé se ve truncada por el actuar negligente e irresponsable de los demandados, toda vez que
nadie absolutamente nadie, traerá de vuelta a don Eduardo a esta vida terrenal. Quizás para los
profesionales de la salud, quienes están acostumbrados a vivir este tipo de experiencias, pueden
sobrellevar de mejor manera estas cargas emocionales, pero claramente para los menores de autos,
que vieron salir a su padre rumbo a Santiago a realizarse un examen y verlo de vuelta en Chiloé, pero
esta vez dentro de un ataúd es una experiencia de muy difícil recuperación.
Es imposible describir a S.S el dolor y la angustia sufrida, por parte de mis representadas, pero
brevemente intentaré relatar los procesos y estados anímicos vívidos por ellos, puesto que han
presentado cuadros depresivos, crisis de panico y angustia al punto de que han llorado días enteros,
debido a la partida tan repentina del padre de familia
La recuperación ha sido lenta y muy dolorosa, lo que se ha traducido en un estado de ánimo
depresivo, que se refleja en rabia, temor, angustia y negación de lo ocurrido. El grupo familiar padece
de una depresión severa post traumática, por lo que requieren de terapia psiquiátrica y medicación
diaria.
Es importante mencionar a S.S. que la madre de los menores en algunas oportunidades ha
dejado de desarrollar la totalidad de actividades que antes desarrollaba con frecuencia antes del
fallecimiento de su marido, tales como vida social, compartía con amigos, salía a la playa, centros
comerciales, visitas a su campo en Chiloe, etc, etc.

Daño patrimonial:
Son aquellos que afectan bienes que tienen un significado económico, y pecuniario que se
expresa en un valor de cambio. Es daño patrimonial entonces el que se traduce en una disminución
del activo (en razón de la destrucción o deterioro de una cosa, de gastos en que la víctima debe
incurrir, o por cualquiera otra pérdida patrimonial), o porque el hecho del responsable ha impedido
que el activo se incremente (como ocurre con la falta de ingreso familiar del padre de familia como
ocurre en este caso). La disminución del activo da lugar entonces a un daño emergente y la
imposibilidad de que se incremente a un lucro cesante, concurriendo ambos en este caso concreto.
Lucro cesante:
Debido al actuar negligente de los demandados el grupo familiar ha visto mermado sus
ingresos mensuales en promedio a los $2.200.000.-. El lucro cesante consiste, en este caso, en la
reducción de los ingresos que percibía, la familia al no poder trabajar don Eduardo Bley Diaz, como
consecuencia de su fallecimiento

IV. EL DERECHO.

La responsabilidad que se está haciendo efectiva a través de esta demanda, es la


responsabilidad contractual, derivada del incumplimiento normativo de la contraria por el actuar
negligente verificado. Este actuar negligente se traduce en la falta de advertencia oportuna de que
Clinica Dávila carecía de los medios técnicos y profesionales para hacer frente a la patología que
enfrentaba, y, consecuentemente, otorgando un tratamiento inadecuado o al menos insuficiente a la
enfermedad y, como consecuencia de ello, generaron el fallecimiento del paciente.
Teniendo a la vista los hechos descritos precedentemente, encuentran aplicación las normas del
título XII del Libro IV del Código Civil que regulan la llamada responsabilidad contractual. De las
mencionadas normas se desprende que para que exista responsabilidad contractual es necesario
que exista un contrato válidamente celebrado entre las partes, que ese contrato se incumpla y que
como consecuencia (nexo causal) de ese incumplimiento se produzca un daño.
1.- Relación contractual: Existencia de un contrato de prestación de servicios medicos:
Lo cierto S.S. es que la fuente de la responsabilidad civil médica que se imputa en esta parte de
la demanda es el contrato celebrado por el paciente don Eduardo Bley Díaz y Clinica Dávila, a saber
un contrato mediante el cual ésta se comprometió no sólo a satisfacer los deberes de hotelería,
alimentación, cuidado e higiene sino también a practicar actos médicos adecuados y oportunos con
el máximo de diligencia por intermedio de los facultativos y auxiliares médicos que trabajan en el
establecimicnto de salud, siendo relevante la calidad de la demandada, como condición
determinante en la contratación, tal como señalé, desde el año 2007 que sólo me atendía con el
médico tratante don Jose Daniel Boltanasky Brenner, quien presta servicios para Clinica
Dávila. Por consiguiente, el fundamento jurídico de la responsabilidad que se imputa en este
apartado se halla en el contrato, la infracción culpable de la prestación objeto del mismo
desencadena una responsabilidad civil, que es contractual. De esta manera, la fuente o causa
eficiente de los deberes que integran la "lex artis" ad hoc aplicable al caso concreto es el contrato.
De lo anterior se desprende que existiendo un contrato de hospitalización, la Clínica responde por el
hecho de sus dependientes.
Aquí cabe recordar lo dicho con relación al equipo médico. La Clínica demandada se obligó a
realizar determinadas prestaciones para cuyo cumplimiento recurre a sus médicos y auxiliares. El
paciente no celebra un contrato con cada auxiliar ni con cada médico, sino que éstos actúan y
ejecutan obligaciones suscritas por la Clínica, en virtud de la relación laboral y/o profesional que los
vincula al establecimiento de salud. En efecto, don Eduardo Bley Diaz ingreso a Clinica Dávila, para
los efectos de someterse a un procedimiento ambulatorio que supuestamente no tenía ningún
riesgo, naciendo de ello una relación contractual entre la persona del paciente Clinica Dávila,
generándose, en este caso, por un lado, la obligación de otorgar un tratamiento clínico y terapéutico
adecuado a la patología ya diagnosticada y, por el otro, la obligación de pagar un precio por la
prestación de los servicios médicos requeridos. La relación contractual consta de la liquidación de
gastos, y de múltiples documentos como las boletas emitidas por esa misma entidad clínica.
Verificado que estamos ante un caso de responsabilidad contractual, a continuación nos
abocaremos a demostrar de qué forma se incumplió la obligación contractual.

2. El incumplimiento contractual y las obligaciones de medios.

Respecto al incumplimiento de las obligaciones contractuales resulta necesario considerar la


clasificación entre obligaciones de medios y de resultados, siendo diversa la exigencia al deudor
según se trate de una u otra categoría de obligación. La utilidad de esta distinción permite entender
cuándo existe incumplimiento contractual y la función que debemos asignarle a la culpa. Respecto al
incumplimiento de las obligaciones contractuales, la obligación que pesa sobre el profesional médico
y, por tanto, respecto de la Clínica en que se presta la atención, generalmente es una obligación de
medios, al tener ella por objeto un "hacer o una actividad', que no entraña el compromiso de un
resultado, sino que se entiende que el deudor ha cumplido cuando ha desplegado la actividad que
conforme a la "lex artis' resulte adecuada y oportuna, en que la prestación consiste,
independientemente que se haya dado lugar al resultado práctico que en toda relación obligatoria
busca siempre el acreedor. En otras palabras, el médico no garantiza la curación, en cambio sí el
empleo de las técnicas oportunas y adecuadas. Al deudor - clínica y médicos en el caso de autos-
se le exige una conducta diligente para que logre la satisfacción de las prestaciones comprometidas.
El deudor debe ser diligente en el intento por lograr dicho resultado o pretensión a favor del paciente
(acreedor de esta obligación). Visto que la obligación que pesa sobre la clínica y el profesional
médico, generalmente es una obligación de medios, cabe preguntarnos cuándo existe
incumplimiento contractual. El profesor Peñailillo señala que: "para precisar qué se entiende por
incumplimiento, o cuándo se incumple, es para lo que surge la utilidad de la distinción. La de
resultado está incumplida cuando el deudor no ha proporcionado al acreedor el resultado al que se
comprometió. En la obligación de medio la situación es más compleja. Como principio, la obligación
estå incumplida cuando el deudor no se ha comportado con la diligencia debida". En definitiva, y
esto es lo relevante tratándose de obligaciones contractuales que involucran la prestación de una
diligencia para su cumplimiento, el incumplimiento se identifica con la imputación. Lo cierto S.S. es
que don Eduardo Bley Díaz ingresó la Clínica Dávila, con un diagnóstico errado, para proceder a
realizar una biopsia renal innecesaria, que le ocacionó la muerte. Lo antes mencionado deja en
evidencia la infracción al deber de cuidado que deberieron tener los demandados, puesto que el
diagnóstico, prescripción y tratamiento de parte la Clinica DAODAO y de su equipo médico respecto
del paciente fue errado.

3. Culpa del demandado en el origen de los perjuicios sufridos.


En cuanto al modelo abstracto de conducta con el cual debe confrontarse la conducta concreta
de la Clinica Dávila y sus profesionales médicos a través de los cuales actúa. Ésta es el de un
profesional de la medicina ubicado en sus mismas circunstancias de tiempo, lugar y medios
disponibles. En materia de responsabilidad civil médica, nuestra doctrina ha entendido que se aplica
el modelo de conducta del perito o artífice que se opone a la impericia.
En efecto, "la pericia se convierte en un modelo de conducta de necesaria observancia por
quien posee determinados conocimientos o determinadas técnicas o formas de destreza. La
diligencia. del profesional no puede confundirse con la simple diligencia del obrar cuidadoso, sino
que es aquella obligada por la especialidad de sus conocimientos y la garantía técnica y profesional
que implica su intervención. La responsabilidad del profesional se basa en una culpa determinada
por la omisión de la diligencia especial exigible por sus conocimientos técnicos que no puede
confundirse con la simple de un hombre cuidadoso, al tratarse de una diligencia alejada de la
general.
En definitiva, la clínica y el profesional médico están llamados a observar esta diligencia durante
todo el periodo de ejecución de la prestación médica. Desde su ingreso la Clínica y el médico
tratante deben responsabilizarse de cumplir plenamente con lo que ordenan las reglas de la práctica
médica. Ello implica diligencia, pericia, preocupación antes, durante y después dc la intervención
médica que se le encargó.
Como se ha venido relatando en esta demanda, en el caso de la especie la demandada actuó
negligentemente sin emplear todos los cuidados, atenciones y precauciones requeridos,
evidenciando la existencia de culpa, primero no advirtiendo que no contaban con los medios
técnicos ni con la experiencia para tratar la enfermedad (medios y expertise que sí estaban en otros
Centros Clínicos), en no tener un tratamiento adecuado para mi enfermedad y luego actuando
tardíamente en la decisión de derivarme a otro centro clínico que pudiera hacer frente a mi agravada
y gravísima condición.
A mayor abundamiento, nuestra doctrina ha sido enfática en señalar que en presencia de
obligaciones contractuales de diligencia, "el incumplimiento constituye culpa, siendo imposible disociar
ambos elementos en atención a la noción de incumplimiento de aquellas obligaciones que involucran
la exigencia de diligencia para la satisfacción del acreedor
En definitiva, debe concluirse que en las obligaciones de medios o de diligencia el incumplimiento
involucra la culpa del deudor, siendo imposible disociar ambos conceptos. Esto implica, en
conformidad a los artículos 1547 inciso 3 y 1698 del Código Civil, que corresponde probar la causa
eficiente de la obligación o, lo que es lo mismo, su existencia, y en cambio, es carga del deudor
acreditar la ejecución correcta de la obligación o la diligencia, ya que en este caso, estamos frente a
la vida y la integridad de una persona, de modo tal que se debe extremar la diligencia o cuidado.

4. Avaluación de los perjuicios sufridos: Daños patrimoniales y morales.

En vista de lo latamente expuesto en el acápite III y IV en su numeral 4 de lo principal


precedente y teniendo en cuenta Io establecido en el artículo 1556 que establece que "la
indemnización de perjuicios comprende el daño emergente y el lucro cesante, ya provengan de no
haberse cumplido la obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o de haberse retacdado el
cumplimiento", indemnización que debe comprender todo el real daño ocasionado, siendo la
jurisprudencia conteste en señalar que dicha norma incluye la reparación del daño moral.
Sumado a lo establecido en el artículo 1558 del Código Civil, el que establece que la reparación a
título de perjuicios, en el orden contractual, se refiere a aquellos que se previeron o pudieron preverse
al tiempo del contrato, agregando que en el caso de concurrir dolo en el incumplimiento contractual, el
contratante incumplidor "es responsable de todos los perjuicios que fueron una consecuencia
inmediata o directa de no haberse cumplido la obligación o de haberse demorado en su
cumplimiento".
En la especie, y tal como ha quedado de manifiesto, existe negligencia, si es que no culpa
grave por parte de la Clínica Dávila que, como es sabido, se equipara al dolo y por tanto es
responsable, como señala la norma, de todas las consecuencias gravosas que se presentaron por el
incumplimiento manifestado, con lo cual vengo en demandar las siguientes indemnizaciones por los
siguientes conceptos:

4.1. Lucro cesante. Definido como la "pérdida del incremento neto que habría tenido el patrimonio
de la víctima de no haber ocurrido el hecho por el cual un tercero es responsable", en este caso se
traduce en lo que la familia dejó de percibir desde las fecha del fallecimiento hasta la epoca de
jubilación es decir, la suma de $475.200.000.- En efecto, previo al fallecimiento don Eduardo Bley,
se desempeñaba como técnico en mantenimiento de aeronaves de LATAM en la ciudad de Puerto
Montt, teniendo en promedio un ingreso mensual ascedente a la suma de $2.200.000.-
Daño Moral': definido por la profesora Carmen Domínguez como 'La aflicción, el pesar que causa
en los sentimientos o afectos el hecho ilícito, ya sea en la víctima o en sus parientes más cercanos",
es daño moral aquel que por ejemplo, provoca angustia psicológica o la pérdida de oportunidades
para disfrutar de una buena vida. La víctima de daños morales tiene derecho a una equitativa
compensación que repare el dolor y quebranto espiritual sufrido. En este punto es importante hacer
a los padecimientos sufridos durante todo este tiempo, toda vez que ninguna indemnización traera a
esta vida terrenal a don Eduardo Bley Díaz proceso de tratamiento psicologco de mis representados
y a la frustración y pena de no poder realizar normalmente su vida familiar.
En los hechos, las consecuencias que han sufrido por ella, imputables única y exclusivamente al
actuar irresponsable y negligente de la demandada quienes fueron los responsables del fallecimiento
del paciente El daño moral comprende cualquier atentado contra los derechos de la personalidad,
como la honra y la intimidad; al daño a al integridad fisica y psíquica de una persona natural; y al daño
causado en el perjuicio del gusto de vivir, o sea, la pérdida de goces de la vida o de sus
satisfacciones que la persona lesionada podría tener o esperar normalmente una indemnización. La
Excma Corte Suprema en sentencia dictada en los autos Rol 4931-2006, considerando décimo: "Que
en cuanto a la infracción del artículo 1556 del Código Civil, que se vincula con la circunstancia de que
los sentcnciadores concluyeron que es procedente la indemnización del daño moral en sede
contractual sin que exista fundamento Iegal para ello, es preciso poner de relieve que, al contrario de
Io que sostiene el recurrente, sí se admite la indemnización del daño moral en el ámbito de la
responsabilidad contractual. Este tribunal ha reconocido su pertinencia en esta esfera de
responsabilidad, concediéndola, empero, sólo en aquellos casos en que las obligaciones a que da
lugar el negocio contractual de que se trata no se limitan exclusivamente al logro de resultados
puramente materiales o patrimoniales. En efecto, esta clase de "resarcimiento procede únicamente en
eventos en los que la convención extiende su ámbito al resgúardo o protección de bienes
extrapatrimoniales o cuando comprende intereses que claramente ya no conciernen al patrimonio sino
a la personalidad moral del sujeto, como su afectividad, su estabilidad emocional, su integridad moral,
etc. Considerando undécimo: "Que de esa manera, entonces, es posible explicar que si de ordinario el
incumplimiento en este ámbito sólo lesiona de modo directo intereses económicos o concernientes al
patrimonio del contratante acreedor, el Código Civil. en su artículo 1556, señale únicamente como
rubros de lesión o detrimento a considerar en la avaluación judicial provocada por tal incumplimiento
el daño emergente y el lucro cesante, ambos de indiscutible carácter material. Por el contrario. es
posible afirmar que si el regocio afecta dirige no sólo a derechos o intereses patrimoniales, Su
inejecución puede, causal y directamente, menoscabar derechos o intereses de una naturaleza
puramente personal, propia de la intimidad del acrcedor, circunstancia que hace posible el
otorgamiento de una indemnización que repare el dolor o quebranto espiritual sufrido por el
demandante".
El daño psíquico es evidente y tiene como nexo causal directo la enfermedad, su agravante
sustancial y sus consecuencias, producto de la negligencia de la demandada. La angustia y el dolor
que han sufrido han sido enormes, pues es dificil asumir la perdida de un ser querido.Por todo lo
anterior estimo que el daño moral sufrido en un monto equivalente a $450.000.000.- (cuatrocientos
cincuenta millones de pesos), que se configura por daño moral sicológico, en virtud de todos los
hechos que han sido latamente relatados en esta presentación.
En suma, el monto de los perjuicios sufridos por concepto de lucrocesante y daño moral que por
esta vía se reclaman ascienden a la suma de $925.200.000.-, para todos los demandantes o bien la
suma que S.S. estime pertinente en derecho conforme el mérito de la causa.

1. ANTECEDENTES DE HECHO.

Por razones de economía procesal nos remitimos en este acápite y damos por expresamente
reproducidos los capítulos I, II y III de lo principal de esta presentación, que son plenamente
atingentes a la acción que se ejercita en este acto con carácter subsidiario.
2. EL DERECHO.
No es posible desconocer la procedencia del régimen de responsabilidad extracontractual, ya que
la demandada está sometida a deberes generales de cuidado, impuesto por el derecho, no existiendo
un conflicto de normas que se excluyan recíprocamente, sino una concurrencia alternativa, razón por
la cual, de manera subsidiaria a la contractual, se procede por esta vía.
De lo que se ha relatado, resulta claro que los demandados faltaron a los deberes que le impone el
ejercicio de la función cuidadora de enfermos, pues debía conocer las graves consecuencias que se
derivan del procedimiento de biopsia al que se estaba sometiendo al paciente y al estar consiente
de los riesgos que involucraba la realización errada del procedimiento, lo que califica su conducta
como negligente y culpable. Clinica Dávila por intermedio de sus profesionales, sabía perfectamente
al momento del ingreso del paciente, que no contaba con los medios técnicos y profesionales para
hacer frente a la enfermedad, no obstante no dijo nada. Por lo tanto, pocede que por vía
indemnizatoria sea resarcida por los daños ocasionados. De acuerdo a esto, la demandada con su
actuación, no se ajustó a la "lex artis", transgrediendo gravemente el ordenamiento jurídico legal
aplicable a las clínicas como paso a analizar a continuación: Los médicos y las Clínicas deben
actuar conforme a las técnicas, a los procedimientos y a las prácticas correctas que aconseja la
ciencia; por lo tanto, el acto médico debe realizarse del modo debido, sujetándose a la manera que
indica la "lex artis' Ciertamente el comportamiento será culpable si el daño pudo haberse evitado o
aminorado con el cuidado debido, lo que no sucedió en este caso, con lo cual se da lugar a la
responsabilidad demandada. El riesgo al que se sometió al paciente, primero al no poner en mi
conocimiento el hecho que no contaba con los medios técnicos y profesionales adecuados para
hacer frente a la enfermedad, al no tratarse de forma adecuada y oportuna, hacia previsible por la
enfermedad que le aquejaba- que la realización de una biopsia, podia ocasional la muerte del
paciente. A todas luces era posible evitarlo, y no lo hicieron, faltando al deber de cuidado y
razonabilidad exigibles a un profesional, sobre todo teniendo en consideración que cualquier
establecimiento y profesional de la salud deben saber las consecuencias que la enfermedad
diagnosticada traerían aparejadas, siendo la consecuencia del no tratamiento la muerte.

III. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL.


La responsabilidad por culpa o negligencia es el modelo de atribución de responsabilidad más
generalizado en el derecho moderno. En el derecho nacional constituye la regla general, de modo
que resulta aplicable a todos los casos que no están regidos por una regla especial diversa. Según
el orden de la responsabilidad por culpa, la razón para atribuir responsabilidad a un tercero radica
en que el daño ha sido causado por su acción culpable, esto es, ha sido el resultado de una acción
ejecutada con infracción a un deber de cuidado. A la responsabilidad por culpa o negligencia se
refieren como regla general los artículos 2284, 2314 y 2329 del Código Civil.
Los elementos de este régimen general de responsabilidad civil son: (a)
la acción u omisión, (b) la culpa (negligencia) o dolo, (c) el daño, y (d) la relación de causalidad entre
la acción u omisión dolosa o culpable y el daño.
Por otro lado, y en lo que refiere la teoría de la responsabilidad por el hecho de otro establecida
en forma expresa para la responsabilidad civil extracontractual, observamos que es imprescindible
la existencia de un acto u omisión culpable de un dependiente, a partir del cual se presume la culpa
de la Clínica.
El artículo 2.320 del Código Civil contempla la responsabilidad por el hecho de otro siempre y
cuando se acredite un acto u omisión culpable del dependiente que causa un daño, el vínculo de
subordinación entre el dependiente y el que responde por otro, siendo en ese caso aplicable la
presunción de culpa contra este último. Es decir, la víctima — el paciente— debe acreditar que una
persona que depende de otra le ocasionó un daño con culpa y, probado esto, la ley entiende que el
sujeto que lo tiene a cargo fue también culpable, ya sea por haberlo escogido mal o por no haberlo
vigilado en forma apropiada. En el caso de una Clínica ello es evidente en lo que.se refiere al acto
médico, puesto que ésta actúa a través de sus profesionales médicos que prestan servicios en la
Clínica. (Clinica Dávila en este caso).
En definitiva, la responsabilidad por el hecho ajeno está sujeta a los siguientes principios: (a)
Por regla general, el hecho de quien está bajo dependencia o cuidado de otro hace a este último
responsable. (b) Sin embargo, la ley sólo contempla una presunción general de responsabilidad en
favor de la víctima. Probada la culpa del autor del daño se presume la culpabilidad de su guardián.
En consecuencia, se trata de una presunción de culpabilidad por el hecho propio en el cumplimiento
de los deberes de vigilancia, organización o cuidado. En consecuencia, la responsabilidad por el
hecho ajeno supone dos cuasidelitos civiles: (i) el de la persona que se encuentra bajo la
dependencia o cuidado de otro y que en consecuencia debe ser un sujeto capaz, según las reglas
generales; y, (ii) el de su guardián, que consiste en no impedir el hecho.
En virtud de lo anterior, mis representadas se encuentran legitimadas activamente para solicitar el
resarcimiento de los perjuicios que he sufrido en virtud del estatuto de responsabilidad extracontractual
de los artículos 2314 y siguientes del Código Civil, toda vez que en la especie se cumplen a cabalidad
los requisitcs exigidos por dicho estatuto para el resarcimiento de los perjuicios.

A continuación, nos abocaremos a analizar los requisitos que deben concurrir para que nos
encontremos frente a la responsabilidad por el hecho del dependiente.
1. La responsabilidad de Clinica Dávila por el hecho del dependiente:
En cuanto a los requisitos que deben concurrir para que nos encontremos frente a la
responsabilidad de Clinica Dávila por el hecho del dependiente, en este caso del equipo médico, es
necesario:

(i) Acreditar la responsabilidad del agente directo del daño. Es decir, debe probarse por la
víctima cada uno de los elementos de la responsabilidad por culpa o negligencia del
dependiente.

(ii) Un vínculo de subordinación entre el dependiente y Clinica Dávila. Este vínculo no debe
ser necesariamente un vínculo laboral, sino que basta que exista autoridad y dirección de
Clinica Dávila respecto de las actividades ejecutadas por el dependiente. Además, este
último debe haber ejecutado la acción u omisión dañosa en el ámbito de la relación que
lo vincula con la Clínica.
1.1. Elementos del régimen de la responsabilidad por culpa o negligencia:
a) Acción u omisión que se le imputa al equipo médico. De la relación de hechos realizada a lo
largo de este escrito se desprende que la omisión consistió en la falta de sincerar que no contaban
con los recursos técnicos y profesionales para brindar la atención necesaria, lo que trajo aparejado
el fallecimiento de don Eduardo Bley Díaz, puesto que por una parte la toma de muestra de los
examenes previos a la biopsia, necesariamente fueron informados de manera errada y
posteriormente se ordeno la realización de una biopsia, examen invasivo e innecesario, que
ocasionó la posterior muerte de don Eduardo Bley Díaz.
b) Culpa.
En lo que refiere este segundo elemento de la responsabilidad por negligencia, la pregunta que
cabe necesariamente hacerse no gira en torno a cómo actuó el sujeto específico atendidas sus
circunstancias personales, sino cómo debió actuar en esas circunstancias una persona cualquiera.
La culpabilidad aparece entonces como un juicio normativo respecto de la acción u omisión
consideradas en abstracto.
En materia extracontractual la culpa se aprecia en abstracto, mediante la comparación de la
conducta efectiva con un patrón de conducta debida, y que el grado de culpa por el cual se
responde es culpa leve, pues las referencias del legislador a la culpa o negligencia en este ámbito
son siempre genéricas, y en consecuencia, se aplica lo dispuesto en el artículo 44 del Código Civil,
según el cual "culpa o descuido, sin otra calificación, significa culpa o descuido leve"
Como se ha venido relatando, en el caso de la especie la demandada actuó negligentemente sin
advertir oportunamente su falta o carencia de medios y profesionales, y luego —consecuentemente-
sin emplear todos los cuidados, atenciones y precauciones que requeria don Eduardo Bley Diaz En
suma, la existencia de culpa se debió a la negligencia tanto en la lectura de los examenes y
posterior realización de una biopsia renal inncesaria para el paciente, heco que ocasionó su
posterior fallecimiento. c) El daño.
Me remito expresamente a lo señalado en el punto acápite III y IV en su punto 4, ambos de lo
principal de esta presentación y teniendo en cuenta que el principio general en materia de
indemnización es que ésta comprende todo daño, es decir, que la indemnización debe ser íntegra,
debiendo producirse una equivalencia entre el daño generado y la indemnización pagada. Así se
desprende de los artículos 2314 y 2329 del Código Civil.
El artículo 2314 del citado código, que contiene el principio general de la responsabilidad por
culpa, se refiere sólo genéricamente a la indemnización, sin atender a los tipos de daño. Por su parte,
el artículo 1556, que por su carácter general resulta igualmente aplicable al ámbito extracontractual,
establece que la indemnización de perjuicios comprende el daño emergente y el lucro cesante. En un
desarrollo extra legem, la jurisprudencia ha ampliado la reparación al daño moral. Para ello se buscó
tempranamente refugio en el artículo 2329 del Código Civil que extiende la reparación a todo daño
que pueda imputarse a dolo o negligencia de otra persona.
En la especie, y tal como ha quedado de manifiesto, existe negligencia si es que no culpa grave
por parte de la Clínica Dávila, que, como es sabido, se equipara al dolo y por tanto es responsable,
como señala la norma, de todas las consecuencias gravosas que se presentaron por el
incumplimiento manifestado. Ahora bien, los daños que se reclaman, son el daño emergente, lucro
cesante y el daño moral que ha sufrido la familia de don Eduardo Bley Diaz y que se detalla a
conctinuación:
(i) Daño emergente.
Entendiéndose por tal el daño patrimonial efectivo experimentado, por concepto de gastos en
medicamentos, atenciones médicas, exámenes, tratamientos, terapias, etc.; no cubiertas por mi
sistema de salud, siendo sumidas directamente por la familia, disminuyendo el patrimonio, debido a
que antes del fallecimiento de don Eduardo Bley Diaz, ningún integrante de la familia debia
someterse a terapias sicologicas y siquiatricas
(ii) Lucro cesante. Puede definirse como la pérdida del incremento neto que habría tenido el
patrimonio de la víctima de no haber ocurrido el hecho por el cual un tercero es responsable.
Refiriéndose a la materia, la jurisprudencia nacional ha afirmado que "la característica de esta clase
de daño se produce por lo que el actor deja de percibir como consecuencia del hecho ilícito En lo
que atañe este caso, se refiere a lo que dejé de percibir durante los meses que no pude ejercer mi
profesión de abogada debido a la negligencia de la demandada, fue la suma de $475.000.000.-
(iii) Daño moral. El Código Civil no contiene una definición de daño moral. El daño moral
puede ser definido como el dolor, pesar o molestia que sufre una pergona en su sensibilidad fisica,
en sus sentimientos o afectos o en su calidad de vida. Así, la Corte Suprema, , ha señalado que
"debe entenderse que el daño moral existe cuando se ocasiona a alguien un mal, un perjuicio o una
aflicción en Io relativo a sus facultades espirituales, vale decir, cuando se ocasiona a una persona
un dolor o aflicción en sus sentimientos En este sentido, avalúo el daño moral sufrido en un monto
equivalente a $450.000.000.- que se configura por daño moral corporal, y daño moral sicológico,
derivado de todos los hechos relatados latamente en esta demanda, y las consecuencias que de
dichos hechos se derivaron.

d) El vínculo causal.

Como último requisito, en materia de responsabilidad civil extracontractual es necesario que entre la
culpa o dolo y el daño producido exista una relación de causalidad entre ambos, lo que implica que
el daño sea una consecuencia directa o un resultado de la culpa o dolo, requisito expresamente
contemplado en el artículo 2314 del Código del ramo. Existirá la obligación de resarcir los perjuicios,
cuando la acción culposa ha sido la causa necesaria del daño sufrido, de manera que si la primera
no hubiese mediado, el daño no se hubiera producido.
Tradicionalmente, se ha sostenido por la doctrina y jurisprudencia que la causalidad exige que entre
el hecho y el daño exista una relación necesaria y directa.
Tal como ya se indicó, don Eduardo Bley Díaz, ingresó a Clinica DAODAO para los efectos de
realisarce una biopsia renal, que de acuerdo a los dichos de su médico tratante se trataba de un
procedimiento ambultario simple y sin ningún tipo de riesgo, sin embargo el resultado final fue el
fallecimiento del paciente.
Luego, no podrían existir dudas de la relación de causalidad entre el actuar negligente de la
demandada y los perjuicios alegados, los que no se habrían producido si no se hubiera realizado la
biopsia renal.
Visto que proceden todos y cada uno de los elementos de la responsabilidad del agente directo del
daño, en este caso de Clinica DAODAO y su equipo médico; pasaremos a analizar de forma breve
la presunción de culpabilidad por el hecho de las personas que están bajo dependencia de otro;
remitiéndonos al vínculo de subordinación entre el dependiente y la Clínica.
La presunción general de culpabilidad por el hecho de personas
que están bajo dependencia dc otra y el vínculo de subordinación entre el dependiente y Clinica
Dávila:
Como se ha expuesto, el artículo 2320 inc. 1 del Código Civil establece una presunción general
de culpabilidad por el hecho de las personas que se encuentran bajo el cuidado o dependencia de
otra. En consecuencia, cada vez que alguna de estas personas comete un delito o cuasidelito civil
se presume la culpa de su guardián.
Bajo esta denominación doctrinaria se comprende propiamente la responsabilidad del
empresario por los hechos de sus dependientes. Para que pueda aplicarse la presunción de
culpabilidad por el hecho ajeno que establece el artículo 2320, es necesario que concurran los
siguientes requisitos: (a) Que el dependiente haya incurrido en un delito o cuasidelito civil y (b) Que
exista una relación de autoridad entre éste y el tercero que responde por él. Cumplidos estos dos
requisitos se presume la culpa del guardián por el hecho del dependiente.
En cuanto al primer requisito, este se cumple a cabalidad según lo señalado precedentemente,
toda vez que existe un hecho ilícito culpable, que me ha provocado la muerte del paciente,
existiendo por tanto entre el hecho y el fallecimiento una relación de causalidad. Sin embargo, nada
impide que respecto del hecho del dependiente pueda operar además la presunción general de
culpabilidad por el hecho propio, contenida en el artículo 2329 del Código Civil. Por otro lado, en lo
que respecta el segundo elemento, es evidente la relación de dependencia entre Clinica DAODAO y
el equipo médico que "supuestamente" desplegó todos sus esfuerzos para combatir mi enfermedad.
En opinión de la jurisprudencia el vínculo de dependencia es una cuestión de hecho, que se da
incluso con prescindencia de un vínculo formal y que se expresa en la capacidad de impartir
órdenes o de vigilar la actividad de otro.
En efecto, si bien contraté con la Clínica demandada en virtud de la relación profesional que une
al equipo médico con la demandada, éstos se obligan a actuar y ejecutar obligaciones suscritas por
la Clínica. Esta es la razón por la cual la demandada debe responder por los actos u omisiones de
su equipo médico.
De lo anterior se desprende que una vez acreditada la responsabilidad del dependiente -en este
caso del equipo médico- se imputa de manera objetiva responsabilidad a la Clínica demandada.

3. Síntesis.

Visto que se satisfacen todos y cada uno de los elementos de la responsabilidad por culpa o
negligencia respecto del dependiente, configurándose el vínculo de causalidad entre los daños
impetrados a mi persona y la omisión del deber de cuidado de parte del equipo médico de Clinica
Dávila y siendo la forma de entender la responsabilidad que se les imputa a miembros de un equipo
médico "la responsabilidad por el hecho de otro', configurándose respecto de ello los requisitos para
que pueda aplicarse la presunción de culpabilidad por el hecho ajeno que establece el artículo 2320
del Código Civil, siendo ésta procedente.
Podemos concluir que estamos ante un régimen de responsabilidad extracontractual, toda vez
que como se indicó, no existen dudas de la relación de causalidad entre el actuar negligente del
equipo médico de la Clínica DAODAO y los perjuicios alegados, los que no se habrían producido si
no se hubiera realizado la biopsia ordenada por el médico tratante o si esta se hubiere realizado de
manera correcta.

SEGUNDO OTROSÍ: Sírvase SS., tener por acompañados, con citación de la contraria, los
siguientes documentos:
1.- Certificado de mediación frustrada emitido por doña Catalina Browne López de fecha 4 de julio
de 2018.
2.- Certificado de defunción de don Eduardo Bley Diaz, donde consta la causa y fecha de
fallecimiento.
3.- Certificado de matrimonio entre don Eduardo Bley Diaz y doña Sofia de Luordes Mercado
Cardenas
4.- Certificado de nacimiento de Trinidad del Sofia Bley
Mercado
5.- Certificado de naciomiento de Eduardo Bley Mercado.
6.- Informe de ecografia renal de fecha 24 de julio de 2017 tomada por el Centro Médico y
Diagnostico Huaihuen de Ancud.
7.- Resultados de examenes de fecha 18 de julio de 2017 que se desglosan en 12 Items, los cuales
se encuentran suscritos por el Dr. Jorge Aldunate Ortega.
8.- Informe Anatomo – Patologico emitido por Clinica DAODAO de fecha 28 de agosto de 2017.
9.- Informe Anatomopatologico emitido por Cy S Anatomia y Patogia Molecular, de fecha de toma de
muestra 22 de agosto de 2017 e informado con fecha 6 de septiembre de 2017, suscrito por el
Doctor Luis Contresras Melendez.
10.- Liquidaciones de sueldo emitidas por LAN de fecha 30 de septiembre de 2015 al 31 de marzo
de 2016.
11.- Set de resultado de examenes fecha 16 de agosto de 2017.
12.- Epicrisis de fecha 27 de agosto de 2017.
13.- Mandato Judicial otorgado con fecha 7 de mayo de 2018 ante la Notario Público de Ancud doña
Martita Wörner Tapia.
TERCER OTROSÍ: Sírvase SS., tener presente que mi personeria, para actuar en nombre y
representación de los demandante, consta de escritura pública de mandato judicial otorgado con
fecha 7 de mayo de 2018 ante la Notario Público de Ancud doña Martita Wörner Tapia.
CUARTO OTROSÍ: Sírvase SS., tener presente que en mi calidad de abogado habilitado para el
ejecicio de la profesión, asumiré personalmente el patrocinio y poder fijando domicilio en calle Cerro
el Plomo 5931 oficina 1301 Comuna de Las Condes,
Región Metropolitana, correo electronico imanzur@abogadosbm.net fono 228917580.

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