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Comprensión y Redacción de Textos II

Ciclo 2022-agosto
Semana 3, sesión 1

Fuentes de información para la Tarea Académica 1 (TA1)

Revisa las siguientes fuentes de información. Complementa tu comprensión del tema


buscando fuentes adicionales.

Fuente 1

El estrés académico es la reacción normal que tenemos frente a las diversas exigencias y
demandas a las que nos enfrentamos en la universidad, tales como pruebas, exámenes,
trabajos, presentaciones, etc. Esta reacción nos activa y nos moviliza para responder con
eficacia y conseguir nuestras metas y objetivos. Sin embargo, en ocasiones, podemos tener
demasiadas exigencias al mismo tiempo, lo que puede agudizar la respuesta y disminuir
nuestro rendimiento.

¿Cómo se manifiesta el estrés?


Una vez que has identificado las situaciones que te generan estrés, es importante reconocer
cómo reacciones frente a ellas; qué efectos generan en tu organismo y en tus emociones.
Aunque inicialmente el estrés es normal y provechoso, ya que nos ayuda a activarnos para
poder responder a las demandas y exigencias del medio, con el tiempo nuestro cuerpo y
nuestra mente se van agotando y comienzan a disminuir en su rendimiento.

Para prevenir esta baja en el rendimiento debemos regular la cantidad de tiempo que nos
mantenemos funcionando bajo altos niveles de exigencia, fase a la que se denomina
resistencia, que se ve seguida de la fase de agotamiento. Si, a pesar del agotamiento, no
nos detenemos a descansar y hacer una pausa para recuperar energías, nuestro organismo
podría entrar en una fase de cronificación de las manifestaciones de la fase de agotamiento
del estrés. Estas manifestaciones pueden darse en diversos ámbitos —físicas, psicológicas
y en la conducta— y es importante reconocerlas para irlas identificando en la medida en
que van apareciendo y así poder tomar medidas preventivas.

Manifestaciones físicas
Corresponden a los síntomas que se generan en nuestro cuerpo frente a los estresores
habituales, algunos de ellos son:
• Somnolencia, mayor necesidad de dormir
• Cansancio y fatiga
• Dolores de cabeza o jaquecas
• Dolor de estómago y/o color irritable
• Bruxismo (tensión de mandíbulas)
• Dolor de espalda
• Taquicardia o palpitaciones fuertes
• Aumento o disminución del apetito
• Resfríos frecuentes (baja en el sistema inmune)
• Dificultades para dormir (insomnio o pesadillas)
Manifestaciones psicológicas y emocionales
Son las reacciones emocionales y cognitivas que tenemos frente a situaciones de estrés,
entre las que destacan:
• Inquietud e hiperactividad
• Tristeza y/o desgano
• Ansiedad constante
• Dificultades para concentrarse
• Dificultades para pensar (quedarse en blanco)
• Problemas de memoria, olvidos frecuentes
• Irritabilidad frecuente
• Temor a no poder cumplir con las obligaciones
• Baja motivación para actividades académicas
• Angustia y/o ganas de llorar frecuente

Manifestaciones conductuales
Consisten en los cambios que experimentamos en nuestra conducta producto de la vivencia
de situaciones de estrés, que son fácilmente observados por otros, entre los que podemos
encontrar:
• Frecuente tendencia a discutir con los demás
• Necesidad de estar solo, aislarse
• Uso de fármacos para estar despierto (automedicados)
• Preferir otras actividades por sobre el estudio
• Uso de fármacos para dormir (automedicados)
• Dificultad para sentarse a estudiar (“sacar la vuelta”)
• Aumento del consumo de café y/o tabaco
• Dejar de asistir a clases
• Frecuente participación en carretes poco saludables
• Tendencia a dejar de hacer, por desgano o apatía, lo que se acostumbra normalmente

Prevención y afrontamiento del estrés académico


Una vez que identificamos las situaciones que nos generan estrés y que sabemos cómo
reaccionamos frente a ello, necesitamos distinguir qué estamos haciendo para prevenir que
esto ocurra o mitigar los efectos.

Algunas de las estrategias que ayudan tanto a prevenir la cronificación del estrés como a
afrontar las manifestaciones en la fase de agotamiento son:

• Planificar actividades priorizando entre ellas


• Decidir entre diversas técnicas de estudio
• Alimentarse saludablemente en horarios estables
• Practicar deporte o actividades recreativas
• Dedicar tiempo a pasatiempos y hobbies
• Mantener ciclos de sueño estables
• Buscar ayuda y compartir con otros
• Practicar relajación y respiración profunda
• Mantener el sentido del humor
• Esforzarse en mantener la calma y tranquilidad
Relajación muscular progresiva de Jacobson
Esta técnica fue desarrollada por el psiquiatra estadounidense Edmund Jacobson en la
década del ´30. Su mecanismo de acción permite obtener el control voluntario de la tensión
y la distensión muscular, permitiendo identificar la relación entre el estado muscular y el
estado mental de tensión. Se le denomina “progresiva” ya que los avances se van
consiguiendo de forma gradual. La forma de trabajo es ir tensando y relajando los diversos
grupos musculares.

• Piernas: extender los pies, elevar las piernas, presionarlas hacia abajo; estirar hasta
punta del pie, tensionar los dedos y presionar los glúteos hacia abajo
• Tronco: hundir y tensionar la zona abdominal; arquear la espalda manteniendo una
respiración profunda; estirar y tensionar bíceps y tríceps y presionar los puños de las
manos
• Hombros: levantar hacia las orejas y llevarlos atrás
• Cuello: llevar la cabeza hacia atrás; presionarla contra el pecho; inclinar la cabeza hacia
los lados
• Ojos: cerrarlos presionando; levantar las cejas tensionando frente y fruncir el ceño
• Músculos del habla: levantar la comisura (sonrisa); arrugar los labios (beso); abrir al
máximo y luego presionar las mandíbulas; estirar la lengua fuera de la boca, presionar
contra el paladar y presionar en la zona inferior; y la nariz arrugarla hacia arriba

Universidad de Chile (s. f.). Reconocer, prevenir y afrontar el estrés académico. Recuperado de
https://uchile.cl/presentacion/centro-de-aprendizaje-campus-sur/reconocer-prevenir-y-afrontar-el-estres-
academico

Fuente 2

Este complejo fenómeno implica la consideración de variables interrelacionadas: estresores


académicos, experiencia subjetiva de estrés, moderadores del estrés académico y,
finalmente, efectos del estrés académico. Todos estos factores aparecen en un mismo
entorno organizacional: la universidad.

Los estudios sobre este tema han demostrado la existencia de índices notables de estrés
en las poblaciones universitarias, alcanzando mayores cotas en los primeros cursos de
carrera y en los períodos inmediatamente anteriores a los exámenes (Muñoz, 1999) y
siendo menor en los últimos. Por otro lado, Kohn y Frazer (1986, citado por Misra y McKean,
2000) destacaron como estresores académicos más importantes las notas finales, el
excesivo trabajo para casa, los exámenes y el estudiar para los mismos.

El estrés académico afecta a variables tan diversas como el estado emocional, la salud
física o las relaciones interpersonales, pudiendo ser vivenciadas de forma distinta por
diferentes personas. Podemos distinguir tres tipos principales de efectos: en el plano
conductual, cognitivo y fisiológico. Dentro de cada uno de estos tres tipos, encontramos a
su vez efectos a corto y largo plazo.

En el plano conductual, Hernández, Pozo y Polo (1994) estudiaron cómo el estilo de vida
de los estudiantes se ve modificado según se acerca el periodo de exámenes, con lo que
así sus hábitos se convierten en insalubres —exceso en el consumo de cafeína, tabaco,
sustancias psicoactivas como excitantes e, incluso, en algunos casos, ingestión de
tranquilizantes—, lo que, posteriormente, puede llevar a la aparición de trastornos de salud.
En el plano cognitivo, Smith y Ellsworth (1987, citado por Muñoz, 2003) comprobaron que
los patrones emocionales y de valoración de la realidad variaban sustancialmente desde un
periodo previo a la realización de los exámenes hasta el momento posterior al conocimiento
de las calificaciones. Por otro lado, los sujetos del estudio de Hill y colaboradores (1987,
citado por Gump y Matthews, 1999) percibieron subjetivamente más estrés dentro de la
época de exámenes que fuera de ella.

Por último, respecto al plano psicofisiológico, son bien conocidos los trabajos que ponen de
manifiesto la incidencia del estrés académico sobre problemas de salud; por ejemplo,
Kiecolt-Glaser y colaboradores (1986, citado por Pellicer y cols., 2002) informan de una
depresión del sistema inmunitario y, por tanto, de una mayor vulnerabilidad del organismo
ante enfermedades.

Martín, I. (2007). Estrés académico en estudiantes universitarios. Adaptado de


https://www.apuntesdepsicologia.es/index.php/revista/article/view/117/119

Fuente 3

El estrés en una expresión frecuente en la actualidad. Es un término complejo, interesante


y actual, del que no existe un consenso en su definición. Es una respuesta negativa que
provoca un desequilibrio en los individuos que lo padecen a causa de las diferencias entre
la presión y la capacidad para afrontarla. El estresor mismo no es el causante del estrés,
sino la percepción que tiene el individuo sobre este (Bowler & Cone, 2001; Williams &
Cooper, 2004), se genera cuando la persona considera que las demandas desbordan sus
recursos y las cataloga como estresores.

La incorporación a la universidad constituye una experiencia estresante que implica afrontar


situaciones que buscarán cambiar la forma de enfocar el aprendizaje, el estudio y la esfera
personal. Dichos cambios pueden aumentar el riesgo de que los estudiantes presenten
altos niveles de estrés; asimismo, se puede interpretar en una amplia gama de
experiencias, entre las que figuran el nerviosismo, la tensión, el cansancio, el agobio, la
inquietud y otras sensaciones similares (Escobar Zurita, Soria de Mesa, López Proaño, &
Peñafiel Salazar, 2018). Todos los organismos experimentan reacciones de estrés durante
su vida; sin embargo, cuando la reacción del sujeto persiste, puede agotar las reservas del
individuo e interpretarse en una serie de problemas que afectan directamente sus
actividades (Pulido Rull et al., 2011). Sánchez-Villena (2018) menciona que el estrés
académico es mayor en estudiantes de educación superior debido a la mayor cantidad de
exigencias académicas. Las actividades que se realizan durante el tránsito académico,
como tareas, exámenes, reuniones, entrevistas, compromisos, son eventos que un
estudiante universitario realiza constantemente a lo largo de su proceso de aprendizaje,
pero cuando ocurre una sobrecarga aparece el estrés como respuesta del cuerpo ante la
exigencia escolar y personal; lo más relevante de dicha situación son las consecuencias
que repercuten en los ámbitos académico, físico, psicológico y social (Sarubbi de Rearte &
Castaldo, 2013).

La persona estresada muestra un desequilibrio interno que afecta el funcionamiento


psicológico y fisiológico, la respuesta individualizada genera afecciones directas en su
conducta (Guadarrama Guadarrama et al., 2012). Suárez-Montes y Díaz-Subieta (2015)
han mencionado que “el estrés académico es un elemento que favorece el estrés crónico y
el deterioro de la salud mental” (p. 302).Cuando el exceso de trabajo es la fuente del estrés
académico, los estudiantes enfrentan cada vez más exigencias, desafíos y retos que
requieren una gran cantidad de recursos físicos y psicológicos; tal condición les puede
hacer experimentar agotamiento, poco interés frente al estudio y a la autocrítica e incluso
llevarlos a la pérdida de control (Jiménez Herrera, 2010).

Gutiérrez y Amador (2016) mencionan que entre las consecuencias que presenta el estrés
académico, como otros tipos de estrés, son manifestaciones físicas individuales, como
incremento de la frecuencia cardiaca, transpiración y tensión muscular de brazos y piernas;
respiración entrecortada y roce de los dientes, trastornos del sueño, fatiga crónica, cefalea
y problemas de digestión. Las reacciones conductuales más relevantes son deterioro del
desempeño, tendencia a polemizar, aislamiento, desgano, tabaquismo, consumo de alcohol
u otros, ausentismo, nerviosismo, aumento o reducción de apetito y sueño.

Los esfuerzos cognoscitivos y conductuales que se llevan a cabo para satisfacer las
demandas específicas, tanto externas como internas, son evaluadas como excedentes o
desbordantes; es decir, los esfuerzos que realiza la persona para anticiparse, desafiar o
cambiar las condiciones para alterar una situación estresante (Collados Sánchez & García
Cutillas, 2012). El estrés es un problema de salud mental que perjudica a 50% de la
población, considerado como un factor grave generador de patologías (Caldera Montes,
Pulido Castro, & Martí-nez González, 2007).

Silva, M., López, J. y Meza, M. (2020). Estrés académico en estudiantes universitarios. Recuperado de
https://www.researchgate.net/publication/341793612_Estres_academico_en_estudiantes_universitarios

Fuente 4
¿Cómo gestionar el estrés académico?
https://www.youtube.com/watch?v=jZ-urLNlalY (3:20)

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