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Curso: 4° año
Introducción
Como han señalado diversos autores el pensamiento de Hobbes sufrió una evolución.
En los “Elementos del Derecho” su filosofía política es tradicionalmente monárquica. Su
preferencia por la monarquía hereditaria, clara en el “Tratado del ciudadano”, desparece casi
por completo en el “Leviathan”. Asimismo, al principio adhiere a las virtudes aristocráticas
(honor y gloria) para inclinarse después por las virtudes burguesas inspiradas en el temor y la
prudencia.
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En la dedicatoria del Leviathan, Hobbes indica claramente que busca, en política, una
vía media, una especie de justo medio. Aunque este autor defiende la causa del poder
absoluto no lo hace en nombre del derecho divino de los reyes, sino en nombre del interés de
los individuos, por la conservación, la paz y derecho a la vida. Seculariza el poder y muestra
su utilidad.
Sin embargo, hay para Hobbes un derecho natural y unas leyes naturales, pero estas
nociones no tienen para él la misma aplicación que los teóricos del derecho natural. El
derecho natural se emparenta con el instinto de conservación. Hobbes lo define como la
libertad de cada cual para usar de su propio poder en la forma que quiera para la
preservación de su propia naturaleza, es decir, de su propia vida.
En cuanto a la ley natural es “un precepto o regla general descubierto por la razón y
que prohíbe, por un lado, hacer aquello que pueda destruir tu vida u obstaculizar los medios
de preservación; y por el otro, dejar de hacer aquello que pueda preservar lo mejor posible su
vida”. Las dos primeras leyes naturales consisten para él en buscar la paz y en defenderse
por todos los medios que se tengan al alcance.
Aquí, son necesarias algunas observaciones. Hobbes estima que la sociedad política
(el Estado) no es un hecho natural. La considera como “fruto artificial de un pacto voluntario,
de un cálculo interesado”. La soberanía está basada en el contrato. Sin embargo, no se trata
de un contrato entre el soberano y los súbditos, sino entre individuos que deciden darse a un
soberano. El contrato lejos de limitar la soberanía, la funda. En el origen del contrato se
encuentra la preocupación por la paz, preocupación fundamental para este autor.“Finalmente,
el motivo y el fin que renuncia a su derecho o lo transfiere, no son otros que la seguridad de la
propia persona en su vida y en los medios para preservarla”. Es decir, el Estado tiene la
función de salvaguardar el derecho natural de cada uno, y su poder encuentra su límite
absoluto en ese derecho natural, no en ningún otro derecho moral. Además, el Estado es
quien fundamenta la propiedad, por lo que todo ataque al Estado es un ataque a la propiedad.
El Estado aparece como una persona,
encarnada en lo que denominó el Leviatán.