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Serie: FilosofÃ- JAIME NUBIOLA

EL TALLER DE LA FILOSOFÕ
&
Una introducció a la escritura filosófic
Quinta edició

UNSA
EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S .A.
PAMPLONA
32 El taller de la filosofÃ- El horizonte de la vida intelectual 33

visió y claridad; y finalmente el ensanchamiento o expansió 1.1. El amor a la sabidurÃ-ala bzisqueda de la verdad
del corazó serÃ-el generoso entrelazamiento de la propia vida
con las de los demásSin duda, el empeñ esforzado por desa-
Desde hace siglos la filosofÃ-ala vida intelectual, ha sido
rrollar personalmente y sin prisas esas cualidades, por crecer
caracterizada como aquel tipo de vida en el que toda la actividad
progresivamente en esas tres dimensiones, puede llegar a
de la persona està conducida por el amor a la sabidurÃ-apor el
conformar un estilo de vida má enriquecedor que un puñadde
amor sapientiae renacentista, por la búsqued de la verdad. Por
hermosos diamantes.
supuesto que es válid esta caracterizació y por eso, en primer
Quizà cada persona pueda progresar en esas coordenadas lugar, quiero llamar la atenció acerca del carácte de philÃ-a de
por sendas muy diversas, pero el camino que aquÃrecomiendo a indagació amorosa, que la filosofÃ- tiene y que repercute en
quienes se dedican a la filosofÃ-es el de la escritura personal. El todos los ámbito del pensar, del sentir y del vivir. La filosofÃ-
cultivo de un pensar apasionante alcanza su mejor expresió en es una búsqued capaz de transformar el pensamiento, los
la escritura. Éstera ya la recomendació de Nilo de Ancira en sentimientos y la misma vida de quien la emprende con ilusión
el siglo IV: "... es preciso sacar a la luz los pensamientos Esta indagació es la que los angloparlantes llaman inquiry,
sumergidos en las profundidades de la vida pasional, inscribirlos malamente vertida al castellano como "investigación" Quizà su
claramente como en una columna y no ocultar su conocimiento a genuina traducció deberÃ-ser propiamente la de "filosofÃ-a"si
los demá para que no sól el que pasa por casualidad sepa este términno tuviera ya un sentido profesional tan decantado.
cóm atravesar el rÃ-osino tambiépara que la experiencia de Recuperar el sentido originario de aventura personal que tiene la
unos sirva de enseñanz a otros de forma que todo el que se filosofÃ-ayuda a descubrir quÃes lo que tanto ha atraÃ-da tantas
proponga llevar a cabo ahora esa misma travesÃ-le sea facilitada personas durante tantos siglos. La vida intelectual no es la
por la experiencia ajena'722.Además poner por escrito lo que pacÃ-fic posesió de una tediosa erudición sino que se asemeja
pensamos nos ayuda a reflexionar y a comprometemos con lo má a una audaz aventura personal en pos de la sabidurÃ-aen
que decimos: "Escribir Ñdej anotado Wittgenstein con una busca de la verdad.
metáfor ingenieril- es la manera efectiva de poner el vagó
Una de las actividades que má nos atrae a los seres huma-
derecho sobre los raÃ-les"23Cuando el aprendiz pone en la tarea
nos es la de aprender. La primera regla de la razó -insistirÃ
toda su atenció el traqueteo del taller de la filosofÃ-se hace tan
Peirce una y otra vez- es el deseo de aprender: "La vida de la
regular que, a pesar de su eficacia, llega incluso a pasar
ciencia estÃen el deseo de aprender9'24.La experiencia universal
inadvertido.
muestra que quien desea aprender està dispuesto a cambiar, y el
cambio a veces pueda resultar muy costoso. Pero, de ordinario,
22. Nilo de Ancira, Tratado ascético24.
23. Wittgenstein, Culture and Value, 39. 24. Peirce, Collected Papers, 1.135 y 1.235.
El taller de la filosofÃ-

la vida intelectual tiene un carácte de gozosa aventura, con la disciplina en la que la sabidurÃ-tuvo su hogar. "/Â¥Dquà sirve
riesgos y compromiso personal, con los que disfrutamos. No es estudiar filosofÃ-si lo únic para lo que capacita es para hablar
raro incluso que a los intelectuales -como esos pescadores de con cierta plausibilidad de algunas abstrusas cuestiones de
cañ que devuelven al agua los pescados- les guste má el l-gica, etc., y no perfecciona el pensamiento sobre las cuestiones
proceso mismo de llegar,h saber que la posesió de lo sabido. La importantes de la vida diaria?"27, reprochaba en una ocasió
filosofÃ-ala vida intelectual, es realmente una búsqued amorosa Wittgenstein a Norman Malcolm.
que compromete la cabeza y el corazón "Hay un sentido de lo
Es un error confundir sabidurÃ-con erudición Afortunada-
real que no se reduce a lo meramente cognoscitivo sino que im-
mente, el extraordinario desarrollo de las bases de datos en las
plica, desde el comienzo, lo afe~tivo"~5. Por eso, la libre indaga-
última décadaha dejado sin trabajo a quienes sól poseÃ-a
ció de la verdad es capaz de otorgar sentido, hondura y plenitud
erudición Por el contrario, la filosofÃ- como sabidurÃ- repre-
a la vida de quien se dedica a la filosofÃ-aCuando una persona
senta lo má humano que hay en el hombre porque busca aclarar,
emprende esa búsqued con corazón actú entonces por movi-
responder, iluminar las cuestiones que nos dejan perplejos cuan-
miento propio, como quien es, y eso es lo propio de la libertad26.
do nos ponemos a pensar. Quien se dedica profesionalmente a la
¿CuÃes el fin o el objetivo de esa búsqueda ¿Esaber o la filosofÃ-no puede dejar de lado esas aspiraciones, sin abdicar o
verdad? ¿L sabidurÃ-o la acumulació de conocimientos? La traicionar su propia vocació de filósofo Si la filosofÃ- fuera
pregunta es pertinente; sin embargo no hay una respuesta simple realizada exclusivamente por especialistas y se dirigiera exclusi-
satisfactoria. A estas alturas del siglo XX la distinció entre vamente a los especialistas, entonces no podrÃ- ser llamada
sabidurÃ- y verdad puede resultarnos confusa, pues la cultura "filosofÃ-aÈ72
La idea kantiana de que el filósof ha de corres-
cientista de nuestro tiempo ha confinado a la primera al ámbit ponder a un cierto ideal de maestro, que busca promover los
de la subjetividad mientras que ha privilegiado las verdades fines esenciales de la humanidad, constituye una de las claves
accesibles públicament y empÃ-ricamentverificables. Esta dis- del reciente resurgimiento del pragmatismo en la filosofÃ-
tinció entre verdad y sabidurÃ-es la misma que se encierra tras analÃ-ticangloamericana: "Los aspectos teórico y práctico de
la distinció entre profesor y maestro, entre quien da unas clases la filosofÃ- dependen unos de otros. Como escribià Dewey en
y enseñalgunas verdades y quien al dar su saber enseña vivir Reconstruction in Philosophy 'la filosofÃ-se recupera a sÃmisma
porque entrega la verdad de su vida en el ámbit afectuoso de su cuando cesa de ser un recurso para ocuparse de los problemas de
magisterio. Ni siquiera entre los filósofo -se lamentaba los filósofo y se convierte en un métodocultivado por filó
Ketner- se toma en serio la sabidurÃ-ay eso que la filosofÃ-es sofos, para ocuparse de los problemas de los hombres'. Los
problemas de los filósofo y los problemas de los demá está
25. Caldera, La primera captació intelectual, 87.
26. Cf. Tomá de Aquino, Cuestiones disputadas sobre el mal, q. VI, a. un., 303- 27. Malcolm, Ludwig Wittgenstein, 39.
319. 28. Cf. Putnam. Realism with a Human Face, XXX.
. El. taller
. de la filosofÃ-

conectados, y es parte de la tarea de una filosofÃ- responsable miento filosófic ordinario. No hay un sustituto matemátic para
extraer la conexiÓn"29 la filo~ofÃ-a"3~Por eso, aunque esto suponga ir contracorriente,
l
Siguiendo a Hilary Putnam, defiendo que el trabajo filo- me parece má acertado concebir el rigor no tanto como un
sófic ha de ser desarrollado con un empeñdecidido por aunar criterio de validez formal, sino má bien como una virtud
en un únic campo de actividad el rigor y la relevancia humana, epistémicacomo un hábit intelectual, que lleva a hacer justicia
que constituyeron durante buena parte de nuestro siglo los al asunto que en cada caso se trate, abordándol con la exactitud
rasgos distintivos de dos modos opuestos de concebir la filo- y el detalle que merezca (¡per no con más!) y de acuerdo con
sofÃ-aPor eso, la respuesta a la pregunta acerca del objeto de esa el problema que tengamos entre manos y de la situació efectiva
búsqued intelectual tiene un doble aspecto, pues el objeto de su en que nos encontrem0~3~. Siempre he pensado que quienes
búsqued es tanto la verdad como lo relevante, lo importante o defienden el rigor por encima de todo confunden el rigor con la
significativo para nosotros. Hay una tensión por supuesto, entre rigidez, quizà porque creen que esto del rigor procede del rigor
ambos aspectos, pues hay muchÃ-simaverdades triviales, esto es, mortis de los cadáveres33Por el contrario, en filosofÃ-el sentido
que no tienen interéni importancia alguna. En nuestro siglo, de del rigor que interesa no es el de la rigidez, sino el de la preci-
ordinario, se ha considerado sól ese primer aspecto de la inves- sió y la propiedad. Una filosofÃ-rigurosa es precisa, pero a la
tigación el de la verdad basada en el modelo de la evidencia, vez flexible, esto es, apropiada al tema concreto que en cada
quizà porque parecÃ- má objetivo; mientras que el segundo, el caso estudie. Una filosofÃ-o una persona inflexible serà rÃ-gida
de la importancia humana del objeto de investigació y su inte- pero no rigurosa. Al contrario, muy a menudo esa rigidez le
gració con todo lo demásha sido relegado habitualmente a un impedirà hacerse realmente cargo del fenómen que aspiraba
términmuy posterior, pues se consideraba má bien como algo esclarecer.
subjetivo30. Por estos motivos puede afirmarse de modo rotundo que la
Sin embargo, el rigor solo no lleva a la verdad. Pueden investigació intelectual tiene siempre ese doble aspecto, el de la
desarrollarse con notable rigor tesis errónea o falsas, pues el búsqued de la verdad y el del amor a la sabidurÃ-aPor consi-
rigor deductivo -como enseñla lógica es condició formal guiente, el progreso de una persona dedicada a la filosofÃ-ha de
de la verdad, pero no condició material. Puede profundizarse desarrollarse a lo largo de esas dos dimensiones. Esta doble
con notable rigor en el error. Con Kripke me gusta recordar que faceta del trabajo filosófic puede caracterizarse por tanto como
"no ha de suponerse que el formalismo pueda producir resul- la ganancia de rigor y de profundidad; el primero vinculado a la
tados filosófico de tipo superior a la capacidad del razona- verdad de la investigación la segunda a su relevancia humana.

31. Kripke, "1s There a Problern About Substitutional Quantification?", 416.


29. Putnarn, "Acerca de la mente, el significado y la realidad", 83. 32. Cf. Pereda, "Rigor se dice de muchas maneras", 98.
30. Haack, Evidencia e investigación 273. 33. Cf. Whitrow, "The Study of the Philosophy of Science", 202.
38 El taller de la filosofÃ-

La carencia de rigor conduce a la ambigüeday a la confu- nos atrapa la imagen dominante de la filosofÃ-como algo pasado
sión la falta de profundidad a la trivialidad y superficialidad. en cuanto pasado"35.
De modo semejante, Alejandro Llano caracterizaba hace añosu
empeñ intelectual como la búsqued de un pensamiento
riguroso y libre, esto es, como un esfuerzo continuado por con-
jugar en la profesió el rigor -que garantiza la comunidad del 1.2. La metodologÃ-filosófic
pensamiento- con la libertad, con la espontánecreatividad que
hace posible la novedad y el progreso en el conocimiento. En Siguiendo una ilustre tradición la rama del saber humano a
una lÃ-nesimilar Hilary Putnam suele identificar estas dos cuali- la que este libro pertenece se llama MetodologÃ-filosófica La
dades indispensables para escribir filosofÃ-como argumentos y metodologÃ--describià Peirce- es la "rama de la lógic que
visión enseñlos principios generales que han de guiar la investigació
Por esta razó la formació de quien quiere dedicarse a la (inquiry)"36. PodrÃ-considerarse una lógic práctic que aspira a
investigació en filosofÃ- debe centrarse en estas dos dimen- enseñalos mejores modos de proceder en la investigació en un
siones clave: el aprendizaje del esmero, que incluye tanto el Area de saber tan amplia y diversificada como la filosofÃ-aLa
cuidado riguroso del detalle como la tenacidad en la búsqued metodologÃ-filosófic es, por supuesto, un saber históricoen el
mantenida a lo largo del tiempo, y el cultivo de la creatividad, que desde la antigüedahasta hoy -con una llamativa conti-
esto es, de la capacidad de ver los problemas Ñcom reza el nuidad- se acumulan las mejores experiencias acerca de cóm
dicho comú "El sabio ve lo que todos ven y piensa lo que nadie llevar a cabo una investigació personal en filosofÃ-de forma
piensa3'- y por tanto de innovar y atraer el interés34Quienes que se alcance el objetivo concreto que en cada caso se buscaba.
conciben la filosofÃ-como una colecció de ideas pasadas o de En nuestro caso, se trata de transmitir y enseñalos principios
tesis extravagantes no pueden darse cuenta de que la filosofÃ-es generales que pueden presidir el trabajo investigador de quienes
un oficio que requiere aprendizaje. Por el contrario, las personas se inician, una vez terminada la carrera, en los estudios del
que han dedicado sus mejores fuerzas a la filosofia atestiguan doctorado en filosofÃ-aque incluyen la redacció de una tesis
con su vida que las destrezas que se requieren para llevar a cabo doctoral y, en muchos casos, la preparació de algunas publi-
esa búsqued intelectual apenas han cambiado con el paso de los caciones en las que se reflejen las investigaciones particulares
siglos. Ese es parte del permanente atractivo que encierran los realizadas (trabajo de investigaciónartÃ-culoen revistas cien-
Diálogo de Platónlos escritos de Aristótele o las quaestiones tÃ-ficas comunicaciones a congresos, recensiones, etc.). Con
disputatae de la Escolástic medieval: "Conforme má compren- frecuencia este tipo de enseñanzano son suficientemente aten-
demos la actividad de la filosofÃ-como una disciplina, menos
35. Burrell, Analogy and Philosophical Language, 3.
34. Cf. Haack, Evidencia e investigacibn, 272-273. 36. Baldwin (ed), Dictionary of Philosophy and Psychology, 11, 75.
40 El taller de la filosofÃ-

didas en los cursos universitarios en Españacomo sugiere el inician en la investigació en humanidades mediante la elabo-
limitado númer de publicaciones disponibles al respecto en ració de una tesis doctoral. Al escribir una tesis se adquiere un
castellano. El peligro que se cierne sobre la metodologÃ- filo- conjunto de hábito que nadie puede aprender en lugar de uno,
sófic es que parezca trivial, sea por la connaturalidad de su porque lo que se aprende es realmente una forma de vida. Las
objeto que suele tornar transparentes las práctica habituales, sea personas que no logran adquirir esos hábito a lo largo de los
por el tono moralizante o didáctic que adoptan quienes estudios de doctorado no son capaces luego de disfrutar en la
ocasionalmente la enseñan vida académicaUn riesgo comú en el trabajo de los intelec-
El términ"métodoprocede del latÃ- methodus que a su tuales es que nos eternicemos analizando los problemas y, lo
vez lo tomà del griego ŸiÉ9080; Esta palabra era ya emplea- que es peor, que consumamos nuestras fuerzas en el análisi
da entre los griegos en el sentido de modo de hacer o decir -a veces incluso brillante- de las cuestiones y de sus posibles
una cosa. Se trata de una palabra compuesta a partir de p c ~ à y formas de solución y con ello nos quedemos ya sin fuerzas para
680c-oi camino, semejante a otros término castellanos llevar a cabo la sÃ-ntesispara ejecutar la decisión "Por el
formados por el mismo términgriego con una preposició análisi a la parálisis suele decirse a este respecto. El mejor
antepuesta: "episodio", "éxodo""periódico" "sÃ-nodo" Con la consejo que recibÃal iniciar mi tesis doctoral fue el de comenzar
palabra "métodose alude al modo de obrar o de proceder en un a escribir desde el primer dÃ-aaunque en el primer momento sól
áre determinada, y tambiéal hábit o costumbre que cada uno tuviera una idea genéricdel posible Ã-ndicde mi tesis. Escribir
tiene y observa. Con "metodologÃ-a nos referimos a la ciencia es la mejor forma de sintetizar.
del métodoal conjunto de métodoque se siguen en una A veces se piensa que unas lecciones de metodologÃ-filo-
investigación Si hubiera ocasió para bautizar de nuevo a esta sófic al comenzar los estudios de doctorado permitirá ganar la
áre del saber, frente a la propuesta escolástic de lógic práctic soltura y seguridad necesarias para afrontar con buen ánim ese
elegirÃ- la expresió "étic del intelecto", que sugiere má viaje de tres, cuatro o cinco año que suelen suponer estos
claramente la conexió entre las dimensiones práctic y teóric estudios. Comparto esa opinió sobre la ganancia en seguridad,
de la razó y alude en cierto modo al anclaje de este saber en los porque se comienza donde otros han terminado, pero no pienso
fenómeno comunicativos de la cultura humana. que se gane en soltura. Al contrario, la reflexió sobre cóm
Aprender la éticdel intelecto consiste básicament en investigar en filosofÃ- no sirve para trabajar con má agilidad,
adquirir unos hábitospues en el trabajo intelectual el modo, la sino sobre todo para investigar má despacio, pero quizà con
forma, las pautas de la investigación son al menos tan impor- má eficacia. Como dejà anotado Wittgenstein, "en filosofÃ-el
tantes como los contenidos y los resultados. Esto vale -me ganador de la carrera es aquéque sabe correr má lentamente; o
parece- para cualquier investigació que aspire a ser comuni- aquéque llega allà el Un curso de metodologÃ-
cada a otros, pero se aplica de manera muy especial a quienes se
37. Wittgenstein, Culture and Value, 34.
42 El taller de la filosofÃ-

filosófic es una invitació a reflexionar recursivamente sobre lo Al trabajador de la inteligencia lo que le esteriliza es la
que uno hace para transformar su modo de trabajar hasta acrasia, la debilidad de la voluntad, el ir de acà para allà de un
ajustarlo a la singular naturaleza de la investigació en filosofÃ-a tema a otro, de un libro a otro, de un trabajo a otro. Lo que le
Guiarse por la inteligencia significa entre otras cosas empe- potencia es la disciplina de la voluntad, el hacer siempre lo
ñars en convertir en rutinarias -esto es, en excluirlas del mismo de modo inteligente, el trabajo continuado en una misma
ámbit de la decisió convirtiéndolaen hábitos todo un dirección La disciplina es lo que diferencia la creatividad del
conjunto de acciones aparentemente menores que llenan nuestro intelectual de la locura. En los escritos de Nietzsche puede
dÃ-aSi no se hace asÃ-esas minucias pueden llegar a ocupar por encontrarse mucho de ambas cosas. La persona errátic o dis-
entero nuestra atención Mediante la adquisició de hábito se persa no hace nada, o al menos, no llega a terminar la tesis doc-
trata de lograr una articulació personal de continuidad y toral. No hacer una tesis doctoral no es un deméritosino sól
novedad en nuestro trabajo intelectual que libere tiempo y señade que no se tiene la posibilidad o la capacidad necesaria
cabeza para poder atender realmente a las tareas má creativas, para mantener la concentració de la atenció durante un tiempo
para poder pensar. "Conviene -escribià Eugenio dlOrs- que tan largo como el que requiere la escritura de un libro como una
vivas tu vida de tal manera que tus actos se continúe en el tesis doctoral. En las ofertas de trabajo en la sociedad
tiempo de modo infatigable, que se repitan, que se hagan norteamericana se emplea con frecuencia la expresió ABD, "al1
cotidianos... Pero conviene tambiéque tu corazó renueve cada but dissertation", cuando se busca a personas que hayan comple-
mañan la novedad, el interésla emoció y por tanto la tado los estudios de doctorado a excepció de la escritura de la
poesÃ-a"38Esa estrategia, que cada uno ha de aprender para sÃ- tesis. De ordinario se trata de personas que reúne las condi-
afecta al horario, al orden espacial en el lugar de trabajo, a la ciones necesarias para desarrollar muy eficazmente trabajos de
manera de abordar las diferentes tareas, de forma que -como organizació y administració académicasde relaciones públi
suele decirse en España no estemos descubriendo la pólvor cas y comunicación de documentación en entornos tan sofisti-
todos los dÃ-asy que al mismo tiempo sea posible un nuevo cados como pueden ser una Universidad o una entidad cultural
pequeñ descubrimiento diario que alimente nuestro entusiasmo o educativa.
por la investigació emprendida. Ninguna técnico ninguna La reflexió filosófic se nutre de la experiencia ordinaria:
máquin pueden sustituir la creatividad personal, pero los hábi "La filosofÃ-es la ciencia que se limita a averiguar lo que puede
tos intelectuales, las técnicay algunas máquina favorecen de la experiencia ordinaria de cada dÃ-asin hacer observaciones
nuestra capacidad de creació e innovación pues son precisa- especializadas"40. En esto se diferencia bien la experiencia
mente las tareas márutinarias las que pueden automatizarse39. filosófic de la experiencia especializada en que se apoya la

38. dŸrs G h a r i , 27.1 1.09.


39. Cf. Llano, "Organizaciones inteligentes", 1 12. 40. Peirce, "Reason's Consciente", 825; Haack, Evidencia e investigacidn, 29 1.
44 El taller de la filosofÃ-

ciencia, pero quizà por ello la filosofÃ-requiere una capacidad niones secundum quid aliquid verum dicunt7'43.La verdad es un
peculiar de atenció pues los datos de la experiencia ordinaria cuerpo vivo que crece y que està abierto a la contribució
son tan ubicuos que a menudo pasan inadvertidos. Pero al de todos. Nadie puede considerarse dueñ de la verdad, sino
mis'mo tiempo, la filosofÃ-es un saber histórico Como escribià que má bien somos atraÃ-dopor ella: "La esencia de la verdad
Gilson, la historia de la filosofÃ-es el laboratorio de la investi- -escribià Peirce- se encuentra en su resistencia a ser
gació filosófica Las verdades que los seres humanos han ignorada"44.
conquistado trabajosamente mediante su pensar son resultado de La experiencia históric del crecimiento sistemátic del
la historia: Ventas filia temporis, repetÃ-a los escolástico saber, encarnada en el espÃ-rit cientÃ-ficcreativo, destaca como
citando al historiador romano Aulo Gelio (125- 175). piedra de toque de la verdad el sometimiento del propio parecer
Que la verdad sea hija del tiempo significa tambiéque, en al contraste empÃ-ric y a la discusió razonada con los iguales.
cierta medida, la verdad futura depende de nuestra libre Esto que es comú en las ciencias naturales, resulta má infre-
actividad, de lo que cada uno pueda contribuir personalmente al cuente en filosofÃ-o en las humanidades en general. El docto-
crecimiento de la humanidad, al desarrollo y expansió de la rando en filosofÃ-no es -no debe sentirse- un náufrag en una
verdad. Como escribiÃJuan de Salisbury en el siglo XII, "somos isla desierta, ni un corredor de fondo sin compañÃde nadie. En
enanos a hombros de gigante^"^'. Pero también como decÃ-con feliz expresió de Spaemann, la filosofÃ-es "un discurso conti-
fuerza el humanista Juan Luis Vives rectificando el dicho nuado acerca de las cuestiones Última~"~5 A lo largo de sus
medieval, "ni somos enanos, ni fueron ellos gigantes, sino que estudios de Licenciatura los estudiantes se han asomado a
todos tenemos la misma estatura"42. En aquella expresió del aquella discusió prolongada en el tiempo a travéde sus
Renacimiento humanista se reflejaba bien el estilo democrátic lecturas y de sus profesores. Ahora, quien inicia los estudios de
y pluralista de la época que se encuentra tambiéen el centro de doctorado va a tomar la palabra para intervenir por primera vez
la filosofÃ- contemporánea Se trata del reconocimiento de la en esa conversació multisecular, y lo harà -por usar la
capacidad de verdad que todos los seres humanos poseen y de la expresi6n clásic española con disimulo, como pidiendo
convicció de que en cada genuino esfuerzo intelectual hay perdón mediante la exposició erudita del autor sobre el que
algú aspecto luminoso del que podemos aprender, de que la hace su tesis, o mediante la recopilació concienzuda de los
verdad humana està constituida por el saber acumulado pareceres discrepantes acerca de un problema o una cuestió
construido entre todos a travéde una historia multisecular de debatida desde hace algú tiempo. Como en las conversaciones
intentos, errores, rectificaciones y aciertos. "Omnes enim opi- ordinarias, el tema sobre el que gira la discusió filosófic

43. Tomáde Aquino, 1 Dist 23 q. 1, a. 3.


41. Metalogicon, III,4; Merton, A hombros de gigantes, 57-60. 44. Peirce, Collected Papers, 2.139.
42. Vives, Opera omnia, VI, 39. 45. Spaemann, Philosophische Essays, 106
El taller. . de
. ..
la filosofÃ-
. .
,

general cambia de cuando en cuando; a veces hay varias conver- todo asimilació vital -buscada afanosamente o contagiada de
saciones principales a la vez, cuyos temas se entrecruzan, pero a modo casi imperceptible- de las práctica que han seguido
pesar de la apariencia inicial la discusió progresa conforme los quienes lograron esa forma de vida capaz de conferir plenitud de
interlocutores se hagan verdaderamente cargo de las posiciones sentido a la existencia humana. "Hoy -escribÃ- Thoreau en
que en cada momento estéen litigio. En particular, el docto- 1854- hay profesores de filosofÃ-apero no filósofos Y sin
rando necesita'encontrar aquel corrillo en el que se arremolinan embargo es admirable enseñarlporque en un tiempo no lo fue
1 quienes está estudiando su mismo tema. Las revistas, los con- menos vivirla. Ser un filósof no consiste meramente en tener
gresos especializados, las listas electrónica de discusió y, por pensamientos sutiles, ni siquiera en fundar una escuela, sino en
supuesto, la relació personal, facilitan mucho el hallazgo de ese amar la sabidurÃ-hasta el punto de vivir conforme a sus dictados
auditorio privilegiado de personas a las que de verdad les inte- una vida sencilla, independiente, magnánim y confiada. Estriba
resa lo que una o uno estÃcomenzando a escribir. en resolver algunos de los problemas de la vida, no sól desde
un punto de vista teórico sino tambiépráctic (...) El filósof
va por delante de su épocincluso en su forma de ~ i v i r " ~ 8 .
La aproximació del pensamiento a la vida que en estas
1.3. La filosof'a como forma de vida página se defiende no concierne sól al pensamiento, sino que
sobre todo afecta a la vida. Esto es asÃhasta el punto de que
A diferencia quizÃde otras área del saber, la relació entre quien se compromete vitalmente en una tarea filosófic consi-
la vida y el pensamiento de quien se dedica a la filosofÃ-no es dera necesario tratar de cambiar aquellas práctica suyas,
accidental. Una filosofÃ-es siempre en cierto sentido proyecció aquellas rutinas, aquellos modos de vivir que resulten incompa-
de la vida de su autor. Sirva como muestra lo que Ortega afirma tibles con su modo de pensar. Quien emplea toda su vida en esta
de Descartes: "El Discurso del métodocon cuya publicació aventura de la búsqued de la verdad no puede pactar con sus
inicia su filosofÃ-aes, en sus tres cuartas partes, una biografÃ-a7'46 personales limitaciones. Aunque sabe que uno mismo no es
Aunque se trate de un oficio que se transmite de generació en causa de la limitació de su ser, aspira con su esfuerzo personal
generación la filosofÃ- tiene siempre algo de saber autobio- y con la ayuda de los demá a limar sus excesos y a compensar
gráfic hasta el punto de que llega a constituir una forma de sus defectos. Si quien se dedica a la filosofÃ- se satisface de
vida: la filosofÃ-"tiene que convertirse en biograf'a de quien se forma autocomplaciente con lo que ya sabe o con su propia
acerca a ella"47. Ciertamente en algunos libros puede aprenderse manera de ser, mata el deseo de aprender que es el que da vida a
algo acerca de cóm hacer filosof'a, pero su aprendizaje es sobre su ciencia. Por eso, el deseo de aprender lleva a intentar com-

46. Ortega, Obras completas, XII, 193


47. Savater, "Urgencia y presencia de la filosofÃ-a"21 48. Thoreau, Walden, 30

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