Está en la página 1de 65

DERECHO DE FAMILIA 114

UNIDAD Nº 6
LOS EFECTOS PERSONALES DEL
MATRIMONIO

SUMARIO: 6.1. Nociones generales 6.2. Las relaciones


de carácter personal 6.3. Obligaciones comunes de los
padres con los hijos 6.4. Obligaciones recíprocas entre
los cónyuges 6.5. Derechos y obligaciones de cada uno
de los cónyuges.

6.1. NOCIONES GENERALES

Luego de celebrado el matrimonio, surgen una serie de de-


rechos, atributos, deberes y obligaciones entre los sujetos del
Derecho Familiar.
Es por ello que el legislador ha tenido que fijar principios y
normas, pero de carácter general, ya que seria imposible e
inapropiado, regular la vida íntima y cotidiana del núcleo fa-
miliar.
Cumpliendo con lo dispuesto en la Constitución Política, el
Estado regula a la familia para su consolidación y fortale-
cimiento a través de dos grandes grupos de normas, que
podemos ordenar considerando si abarcan derechos sus-
ceptibles de valoración económica o no: a) Relaciones de
carácter personal, y b) Relaciones de carácter patrimonial. (1)
Cabe hacer presente que, algunos autores manifiestan que
en el matrimonio no sólo existen deberes jurídicos, sino tam-
bién deberes morales y religiosos, y que todos ellos contri-
buyen al establecimiento de la familia (Gallego, 2006, p. 84).

6.2. LAS RELACIONES DE CARÁCTER PERSONAL

Una de las principales diferencias entre el acto jurídico en


general y el acto jurídico familiar, es que el primero tiene

1
) Algunos autores, dicen que las relaciones familiares son de naturaleza
mixta, pues comparten situaciones personales y patrimoniales, motivo
por el cual ya es imposible clasificar los derechos subjetivos a la manera
de Ihering: personalísimos, los de familia y los derechos reales y credi-
torios.
DERECHO DE FAMILIA 115
normalmente carácter patrimonial, en tanto, la mayor parte de
los actos jurídicos del Derecho de Familia carecen de conte-
nido patrimonial, siendo principalmente de carácter personal.
En realidad, lo más importante en la familia son las relaciones
de carácter personal, ya que las relaciones de carácter pa-
trimonial son accesorias de aquellas
Las relaciones de carácter personal tienen que ver con las
mismas personas de los cónyuges, sus hijos y hasta con sus
parientes. Para su mejor estudio, pueden ser ordenadas de la
siguiente manera:

1. Obligaciones comunes de los padres respecto a los hijos.


2. Obligaciones recíprocas entre los cónyuges.
3. Los derechos y obligaciones del marido y la mujer.

6.3. LAS OBLIGACIONES COMUNES DE LOS PADRES CON


LOS HIJOS

Las obligaciones de los padres con los hijos no se en-


cuentran mencionadas expresamente por el Código Civil
entre los deberes y derechos que nacen del matrimonio, pero
sí al tratar de la patria potestad, igual como lo hace el Código
de los Niños y Adolescentes (artículo 74°). En el Código Civil
sólo existe un artículo dedicado a las obligaciones de los
padres con los hijos como uno de los efectos del matrimonio
y es el artículo 287º, que dispone que los cónyuges se
obligan mutuamente por el hecho del matrimonio a alimentar
y educar a sus hijos. Asimismo, un poco más amplio es el
artículo 235º, ubicado entre las disposiciones generales de la
Sección Primera, que establece que los padres están obli-
gados a proveer al sostenimiento, protección, educación y
formación de sus hijos menores según su situación y posi-
bilidades, estableciendo seguidamente en otro párrafo que
todos los hijos tienen iguales derechos.

a. La educación de los hijos

Respecto a la educación de los hijos, la Constitución


Política con un carácter amplio, establece que es deber y
derecho de los padres alimentar, educar y dar seguridad a
sus hijos, artículo 6°, norma que con el mismo carácter es
repetida por el Código Civil en su artículo 235°.
DERECHO DE FAMILIA 116
Sin embargo, el deber de educar a los hijos puede ser
visto desde dos perspectivas diferentes. La primera, como
una obligación de los padres en formar a los hijos, y la se-
gunda, como parte del derecho alimentario.
Respecto a la primera, en virtud al artículo 287°, los cón-
yuges se obligan mutuamente por el hecho del matrimonio
a alimentar y educar a sus hijos, esto es, son los mismos
padres quienes tienen el deber de formar a la persona de
los hijos en el propio hogar, ya que, en caso contrario,
pueden ser privados de la patria potestad, cuando den
consejos o ejemplos corruptos, según el inciso 1 del
artículo 463°.
En la otra perspectiva, la educación como parte del dere-
cho alimentario está dispuesta en el artículo 472° que se-
ñala que cuando el alimentista es menor de edad, los
alimentos comprenden también su educación, instrucción
y capacitación para el trabajo, es decir, la formación de los
hijos en las escuelas o centros de capacitación e instruc-
ción que están a cargo de profesionales especializados.
Es la educación a la que se refiere el artículo 17° de la
Constitución cuando dice que la educación inicial, primaria
y secundaria es obligatoria, y el artículo 424° del Código
Civil que la extiende a los estudios superiores hasta los 28
años de edad, de tal manera que, si un padre no provee
de ésta educación, puede ser obligado mediante un pro-
ceso de alimentos.

b. La educación religiosa de los hijos

Según el inciso d. del artículo 3° de la Ley N° 29635, “Ley


de Libertad Religiosa”, entre los derechos a la libertad de
religión está el elegir para sí o para los menores e in-
capaces sujetos a su patria potestad, dentro y fuera del
ámbito escolar, la educación religiosa y moral de acuerdo
con sus propias convicciones. En tanto, el artículo 8° es-
tablece que las instituciones educativas, en todos sus ni-
veles y modalidades, respetan el derecho de los alumnos
a exonerarse de los cursos de religión por motivos de
conciencia o en razón de sus convicciones religiosas sin
verse afectado su promedio académico.
DERECHO DE FAMILIA 117
En los casos de los menores de edad, la exoneración
procede siempre y cuando así lo expresen los padres o
quién tenga la tutela de ellos.

c. La alimentación de los hijos

La alimentación de los hijos es la obligación más impor-


tante que deben asumir los padres frente a sus hijos, de-
bido a que los menores y a veces algunos mayores, no se
encuentran en la capacidad natural de subsistir por sí
mismos (2). Tal es la importancia de esta obligación, que
ella no cesa ni experimenta alguna alteración, con la de-
claración de invalidez del matrimonio o con su disolución.
Ante la importancia de esta obligación, el Estado se ha
preocupado en dar un marco normativo de protección a
este derecho, no sólo a través de las normas del Código
Civil (artículo 472º al 487º), del Código Procesal Civil
(artículo 560º al 572º), del Código Penal (artículo 149º y
150º: Delitos de Omisión a la Asistencia Familiar), sino
también a través de otras normas que tienen como fina-
lidad desalentar el incumplimiento de esta obligación. Nos
referimos concretamente a la Ley Nº 28970 que crea el
“Registro de Deudores Alimentarios Morosos”, para aque-
llas personas que adeuden tres (3) cuotas alimentarias
sucesivas o no, cuando haya una sentencia consentida o
ejecutoriada o un acuerdo conciliatorio con la calidad de
cosa juzgada, así como cuando no cumplan con pagar los
devengados por tres meses durante el proceso judicial.
Este Registro está a cargo del Órgano de Gobierno del
Poder Judicial, el cual remite esa información a la Super-
intendencia de Banca y Seguros y Administradoras del
Fondo de Pensiones, a fin de que se registre la informa-
ción en las Centrales de Riesgo públicas o privadas.
Volveremos sobre éste y otros temas alimentarios al estu-
diar las normas sobre el amparo familiar (Unidad Nº 14).

2) Jurisprudencia: “Por el hecho del matrimonio ambos cónyuges se obligan


a alimentar y educar a sus hijos. Cuando son dos los obligados, el pago
de la pensión de alimentos se divide entre ambos, en cantidad proporcio-
nal a sus respectivas posibilidades.” Expediente 2731-96, Sala Nº 6, Li-
ma, 28-5-97.
DERECHO DE FAMILIA 118

6.4. LAS OBLIGACIONES RECIPROCAS ENTRE LOS CÓN-


YUGES

Según los artículos 288º y 289º, las obligaciones recíprocas


de los cónyuges son: a) El deber de fidelidad, b) El deber de
asistencia, y c) El deber de hacer vida en común.

a. El deber de fidelidad

Siendo la monogamia el sistema matrimonial que con-


sagra nuestra legislación, el deber más importante de los
cónyuges es el de fidelidad, que involucra no sólo a las
relaciones sexuales, sino al comportamiento en general.
Lo opuesto a este deber es la infidelidad o adulterio, que
se constituye en una de las causales para la disolución del
vínculo matrimonial.

“En la antigüedad, el adulterio era severamente castigado. Los


culpables eran enterrados vivos, apedreados, se les arrancaban
los ojos, la nariz o las orejas, se los entregaba al pueblo, se ponía
sus vidas a disposición del esposo ofendido, etcétera. Por otra
parte, se extremaba la severidad para el adulterio de la mujer. Es
que predominaba el sentimiento de propiedad exclusiva del ma-
rido sobre la esposa, considerada casi como una cosa.
En la actualidad, como consecuencia del divorcio, del otorga-
miento de los derechos civiles a la mujer y de la igualdad jurí-
dica de los cónyuges, el adulterio ha perdido su carácter delic-
tivo. Hoy se abre paso la concepción de una nueva moral sexual,
de igualdad para ambos sexos y de mayor libertad y com-
prensión. Ya no encuentran justificación los crímenes pasio-
nales, particularmente el uxoricidio, y el adulterio es juzgado a
la luz de los factores morales, psicológicos, económicos y pato-
lógicos que han podido determinarlo. En vez del arma homicida,
la ley pone en manos del esposo ofendido la acción de divorcio,
que significa para el culpable, la pérdida o la obligación de
prestar los alimentos, y la pérdida de la tenencia de los hijos y de
la vocación hereditaria” (Camacho, 1999) (3)

3) Cabe hacer presente que el Código Penal Peruano de 1992 no con-


templa el delito de adulterio, por no tener un bien jurídico protegido.
DERECHO DE FAMILIA 119

b. El deber de asistencia

El auxilio mutuo entre los cónyuges es una de las fina-


lidades del matrimonio, en consecuencia, los esposos de-
ben tratar en todo momento de promover, crear y mante-
ner una plena comunidad de vida, por lo que deben pres-
tarse ayuda y mutua cooperación. El deber de asistencia
involucra la obligación mutua de los cónyuges de pro-
curarse alimentos, incluso ésta obligación subsiste para
después de disuelto el matrimonio (artículo 342° y 350°)
El Estado a fin de promover y fortalecer el desarrollo de la
familia y la asistencia entre los cónyuges, ha dado la Ley
N° 29409, que otorga el derecho de licencia laboral para
el trabajador en caso del alumbramiento de su cónyuge o
conviviente. Según la ley 30807 esta licencia se extenderá
hasta por 10 días o más en casos especiales.
La falta de asistencia de uno de los cónyuges hacia el otro
puede configurar la causal de injuria grave, para la sepa-
ración o el divorcio. Con mucha mayor razón si el cónyuge
tiene más de 60 años, ya que la Ley N° 30490 “Ley de la
persona Adulta Mayor”, crea un régimen de protección es-
pecial para aquellas personas, no solo por parte de la fa-
milia, sino también por la comunidad.

c. El deber de hacer vida en común o cohabitación

El artículo 289º dispone que:

Artículo 289.- Deber de cohabitación


“Es deber de ambos cónyuges hacer vida común en el domicilio
conyugal. El juez puede suspender este deber cuando su cumpli-
miento ponga en grave peligro la vida, la salud o el honor de
cualquiera de los cónyuges o la actividad económica de la que
depende el sostenimiento de la familia”.

Reza el paradigma popular que los esposos deben com-


partir “techo, lecho y mesa”. Efectivamente, el matrimonio
no podría cumplir con sus fines, si los esposos no vivieran
juntos, por lo cual se considera al deber de hacer vida en
común, como una cuestión de orden público que el Estado
DERECHO DE FAMILIA 120
4
tiene que propiciar y proteger ( ). Es por ello que el ar-
tículo 289º establece que la vida en común es un deber de
ambos cónyuges. El deber de cohabitación implica ade-
más el cumplimiento de otros deberes, como el de com-
partir el lecho conyugal, el débito conyugal y el de fijar
ambos el domicilio conyugal. (5)

El lecho conyugal

Como uno de los fines del matrimonio es la perpetuación


de la especie, es deber de los cónyuges compartir el lecho
conyugal. Sobre lo que comprende el lecho, dice el Dr.
Roberto A. Gil Iglesia (1999):

“Coincidentemente se considera y se ha considerado el lecho


conyugal como la cama, catre o tarima común donde duermen
los cónyuges, comprendiendo el colchón, las sábanas, mantas y
demás complementos necesarios para dormir o descansar. No
compartimos la opinión de Cabanellas en cuanto que supone ne-
cesariamente una sola cama, aún cuando esto es lo común y tra-
dicional, ya que a veces existen dos camas juntas que se com-
parten, determinando ambas el lecho conyugal.”

El lecho conyugal y el lecho de los hijos han sido objeto de


protección jurídica y en muchas legislaciones se contem-
pló su inembargabilidad. En nuestra legislación, debemos
entender que el lecho conyugal y el lecho de los hijos,
forman parte de las prendas de estricto uso personal, y en
tal sentido, no son embargables a tenor de lo que esta-
blece el inciso 3 del artículo 648º del CPC.

El débito conyugal

4) En el sector público, mediante la Ley N° 23284 se estableció que todos


los servidores públicos, cuyos cónyuges residan en lugar distinto, tendrán
prioridad en su traslado por reasignación o cambio de colocación al lugar
de residencia de éstos.
5) Jurisprudencia: “Por el divorcio se disuelve el vínculo matrimonial y la

unidad familiar, y la continuación de la ocupación del bien arrendado -


(que hacía de hogar conyugal)- por la ex-cónyuge, deviene en precaria.”,
Ejecutoria Suprema, Lima, 4-7-89.
DERECHO DE FAMILIA 121
El débito conyugal o el deber de mantener relaciones
sexuales, es otro deber que comprende la cohabitación y
que tiene como finalidad principal la perpetuación de la
especie (6), por lo que no puede ser negado injustifica-
damente por ninguno de los esposos, a no ser que existan
razones de índole médico o sanitario u otra causa justa in-
tolerable para el otro cónyuge. El débito conyugal no sólo
tiene fines procreativos, sino también de satisfacción per-
sonal de los cónyuges, lo que conlleva a una mayor unión
y afecto entre ellos.

“El deber de cohabitación implica, tácitamente, el llamado dé-


bito conyugal, o sea que ninguno de los esposos puede negarse a
la satisfacción de las necesidades sexuales del otro, so pena de
incurrir en grave injuria, como lo ha reconocido uniformemente
tanto la jurisprudencia francesa como la de otros países, pudien-
do servir de causal para el divorcio y para la negación de ali-
mentos” (Porcel, 1999)

Domicilio conyugal

Por otro lado, el artículo 290º, ultima parte, dispone que


compete a ambos cónyuges fijar y mudar el domicilio
conyugal, en tanto, el artículo 36º define el domicilio con-
yugal como aquel en el cual los cónyuges viven de consu-
no o, en su defecto, el último que compartieron. Pero, si la
esposa abandona el hogar conyugal porque su esposo
está desempleado, aquel puede quedarse con el hogar
conyugal (Expediente N° 01998-2014-PA/TC).

Sin embrgo, no se configura un supuesto de daño, por el


hecho de que un cónyuge lleve al otro a vivir a la casa de
sus padres, bajo el argumento de que con ello se causó
una fuerte frustración en el proyecto de vida, de esposa,
de mujer, de profesional y laboral; en tanto, la supuesta

6) Con un sentido filosófico dice D’Agostino (2006) que “… procrear significa


dar entrada a nuevas vidas y, por lo mismo, renunciar con conciencia o sin ella,
eso no importa, al propio espacio vital; significa aceptar como constitutiva la pro-
pia temporalidad; significa creer más en la muerte que en la vida. Por el contrarío,
renunciar a la procreación significa afirmar que, en la propia identidad personal,
la experiencia humana ha llegado a su conclusión. Significa reconocerse como
Dios” (p.14).
DERECHO DE FAMILIA 122
dañada no ha considerado que aquellos hechos constitu-
yen deberes de los cónyuges establecidos en los artículos
289° primera parte, 290° y 293° del Código Civil (Casa-
ción Nº 2497-2003- Cajamarca).

La regla de la obligación de los esposos de vivir juntos ad-


mite algunas excepciones, ya que según el artículo 289°,
el juez esta autorizado para suspender el cumplimiento de
esta obligación, en los casos siguientes:

- Cuando se ponga en peligro la vida o la salud de cual-


quiera de los cónyuges.
- Si se pone en riesgo la dignidad o el honor de uno de
los cónyuges.
- Cuando se ponga en peligro la actividad económica de
cualquiera de los cónyuges, del que dependa el sos-
tenimiento de la familia.

6.5. LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES DE CADA UNO DE


LOS CONYUGES

a. Status de los cónyuges dentro del matrimonio

En el pasado, la dirección de la familia estuvo a cargo del


esposo (caso de los artículos 161° y 162° del Código de
1936), no obstante que muchas legislaciones modernas
admitieron la igualdad de derechos y deberes de ambos
cónyuges.
En nuestro país, con la Constitución de 1979 se estable-
ció por primera vez que tanto el varón como la mujer tie-
nen iguales oportunidades y responsabilidades y que la
ley reconoce a la mujer derechos no menores que al va-
rón. El Código Civil de 1984 tuvo que introducir impor-
tantes modificaciones en relación al Código Civil de 1936,
para adaptarse al mandato constitucional. Así, el artículo
234º que define el matrimonio, en su segundo párrafo
establece que el marido y la mujer tienen en el hogar auto-
ridad, consideraciones, derechos, deberes y responsabili-
dades iguales.
DERECHO DE FAMILIA 123

b. Los derechos y obligaciones de los cónyuges

Señalamos como los más importantes, los siguientes:

1) Igualdad en el hogar

El artículo 290º establece que ambos cónyuges tie-


nen el deber y el derecho de participar en el go-
bierno del hogar y de cooperar al mejor desenvolvi-
miento del mismo.

2) Fijación del hogar conyugal y economía del hogar

Según el mismo artículo, en su segundo párrafo, a


ambos cónyuges compete, igualmente, fijar y mudar
el domicilio conyugal y decidir las cuestiones referen-
tes a la economía del hogar.

3) Representación de la sociedad conyugal

El artículo 292º dispone que la representación de la


sociedad conyugal es ejercida conjuntamente por los
cónyuges, sin perjuicio de lo dispuesto por el Código
Procesal Civil. Así, por ejemplo, cuando la sociedad
conyugal, y otros patrimonios autónomos es deman-
dada, debe recaer en la totalidad de los que la con-
forman (Exp. Nº 83-1997-AG, La Libertad).
Cualquiera de ellos, sin embargo, puede otorgar po-
der al otro para que ejerza dicha representación de
manera total o parcial. (7) Es el caso en que la so-
ciedad es la que demanda, en cuyo caso puede ser
representada por cualquiera de los cónyuges según

7) Jurisprudencia: “Debe ampararse la excepción de falta de personería si


no se ha acreditado que el demandante tenga poder de su cónyuge para
que ejerza su representación ni que se encuentre facultado para la
administración del patrimonio social, por lo que resulta imperioso el aper-
sonamiento al proceso del cónyuge para ratificar todo lo actuado por el
demandante. La representación de la sociedad conyugal es ejercida con-
juntamente por los cónyuges”. Expediente 55-97. Sala Nº 4. Lima, 11-7-
97.
DERECHO DE FAMILIA 124
el artículo 65° del CPC (Cas. Nº 2846-1998). Asimis-
mo, para alquilar un bien para destinarlo al domicilio
conyugal, basta la intervención de uno de los cón-
yuges (Cas. Nº 3053-1998).
También, tratándose de actos como demandar la rei-
vindicación o desalojo del bien, esto es, de actos que
se dirigen a incrementar, mantener, reconstituir o re-
cuperar el patrimonio conyugal, no existe raciona-
lidad en exigir que sea la sociedad conyugal la que
interponga la acción, bastando que sea uno de los
cónyuges (Exp. Nº 81-1994-Arequipa).

Para las necesidades ordinarias del hogar y actos de


administración y conservación, la sociedad es repre-
sentada indistintamente por cualquiera de los cónyu-
ges.
Si cualquiera de los cónyuges abusa de los dere-
chos a que se refiere este artículo, el Juez de Paz Le-
trado puede limitárselos en todo o parte. La preten-
sión se tramita como proceso abreviado.

En tanto, el artículo 294º, establece las causales por


las que uno solo de los cónyuges asume la dirección
y representación de la sociedad conyugal, siendo que
estas causas no son copulativas (Cas. Nº 906-2003-
Huaura) y son las siguientes:

1.- Si el otro está impedido por interdicción u otra causa.


2.- Si se ignora el paradero del otro o éste se encuentra en
lugar remoto.
3.- Si el otro ha abandonado el hogar.

4) Derecho de la mujer a llevar el apellido del marido

El artículo 24º establece que la mujer tiene derecho a


llevar el apellido del marido agregado al suyo y a con-
servarlo mientras no contraiga nuevo matrimonio. Por
lo tanto, es un derecho o facultad, no es una obliga-
ción (8)

8) Según estudios sociológicos, las mujeres que conservan su apellido de


soltera son más cerebrales, ambiciosas y menos dependientes que las
DERECHO DE FAMILIA 125
Cesa tal derecho en caso de divorcio o nulidad de
matrimonio.
Tratándose de separación de cuerpos, la mujer con-
serva su derecho a llevar el apellido del marido. En
caso de controversia resuelve el juez.

5) Libertad de trabajo de los cónyuges

Respecto al trabajo de los cónyuges, el artículo 293º


establece que cada cónyuge puede ejercer cualquier
profesión o industria permitidas por la ley, así como
efectuar cualquier trabajo fuera del hogar, con el
asentimiento expreso o tácito del otro. Si éste lo ne-
gare, el juez puede autorizarlo, si lo justifica el interés
de la familia, tramitándose la pretensión como proce-
so sumarísimo.
A fin de que los empleadores no discriminen a las
mujeres, mediante la Ley N° 26644 se estableció el
derecho de la trabajadora gestante a gozar de 45
días de descanso prenatal y de otros 45 días de
descanso postnatal, pudiendo acumularse ambos pe-
ríodos en uno solo y también acumularse con las va-
caciones. Esta ley ha sido modificada al estable-cer
que si el parto se retrasara respecto de la fecha
probable, los días de retraso deben ser considerados
como días de descanso médico y pagados como ta-
les (Ley 27402); que el descanso postnatal se amplía
a 30 días naturales en los casos de nacimiento múl-
tiple (Ley 26644) y también para los casos de naci-
miento de niños con discapacidad (Ley 29992), con lo
cual se permite el mayor período de recuperación po-
sible para la madre luego del parto.
Por otra parte, con la Ley N° 28983 se dispuso la
igualdad de oportunidades laborales entre los hom-
bres y las mujeres. Y con la Ley N° 30709 (26-12-17)
se prohíbe discriminar las remuneraciones entre los
hombres y las mujeres, lo que consideramos un gran

que adoptan el de sus maridos (http-//pe.mujer.yahoo.com/). En el Perú


existen actualmente menos del 0.10 % de personas con sus apellidos
de casados, siendo el departamento de La Libertad el que tiene más de
estos apellidos.
DERECHO DE FAMILIA 126
avance para superar la brecha salarial por motivo del
sexo.

6) Obligación de sostener a la familia

Teniendo presente la nivelación de derechos y obli-


gaciones que existen ahora entre el marido y la mujer,
el artículo 291º, sin hacer ninguna distinción entre am-
bos, establece que, si uno de los cónyuges se dedica
exclusivamente al trabajo del hogar y al cuidado de
los hijos, la obligación de sostener a la familia recae
sobre el otro, sin perjuicio de la ayuda y colaboración
que ambos cónyuges se deben en uno y otro campo.
Cesa la obligación de uno de los cónyuges de ali-
mentar al otro cuando éste abandona la casa conyu-
gal sin justa causa y rehúsa volver a ella. En este
caso el juez puede, según las circunstancias, ordenar
el embargo parcial de las rentas del abandonante en
beneficio del cónyuge inocente y de los hijos. El man-
damiento de embargo queda sin efecto cuando lo
soliciten ambos cónyuges (artículo 291° segundo pá-
rrafo).
La regla de la obligación mutua de sostener el hogar,
también está señalada en el artículo 300º, que pres-
cribe que cualquiera que sea el régimen (patrimonial)
en vigor, ambos cónyuges están obligados a contribuir
al sostenimiento del hogar según sus respectivas po-
sibilidades y rentas, y que, en caso necesario, el juez
regulará la contribución de cada uno, tramitándose la
pretensión como proceso sumarísimo.

7) Ejercicio conjunto de la patria potestad

El ejercicio de la patria potestad es una de las obliga-


ciones más importantes de los esposos. Según el
artículo 419º, la patria potestad se ejerce conjunta-
mente por el padre y la madre durante el matrimonio,
correspondiendo a ambos la representación legal del
hijo. En caso de disentimiento, resuelve el Juez de
Familia, conforme al proceso sumarísimo.
DERECHO DE FAMILIA 128

UNIDAD Nº 7
REGIMEN PATRIMONIAL DURANTE
EL MATRIMONIO

SUMARIO: 7.1. Los regímenes patrimoniales 7.2. De-


terminación del régimen patrimonial 7.3. Criterio segui-
do por el Código Civil de 1984 7.4. El régimen del patri-
monio según el Código 7.5. Elección del régimen patri-
monial 7.6. La sociedad de gananciales 7.7. El régimen
de separación de patrimonios

7.1. LOS REGIMENES PATRIMONIALES

En la Unidad anterior hemos estudiado las relaciones per-


sonales que surgen del matrimonio. En esta ocasión vamos a
estudiar las relaciones de orden patrimonial.
Inicialmente podemos decir que, patrimonio familiar es el
conjunto de bienes destinado a asegurar la supervivencia
económica de la familia, ya que uno de los fines del ma-
trimonio es la subsistencia, seguridad y prosperidad de sus
integrantes. Este es el concepto que se deduce de lo que
dispone el Código Civil al referirse sólo a bienes (artículo
299º). Pero en un concepto más amplio, también abarca a las
deudas (artículo 307º) y a las cargas de la familia (artículo
316º), lo que en definitiva origina el llamado “patrimonio ne-
to”.
La ley dispone que los futuros contrayentes deben fijar el
régimen económico que van a tener sus bienes, para lograr
esos fines (artículo 295º).

Sobre la regulación de las relaciones patrimoniales, existen


varios sistemas en el Derecho Comparado.
Los más importantes sistemas patrimoniales que existen son
los siguientes: a) El régimen de la Comunidad Universal de
bienes y de deudas, b) El régimen de la separación de bienes
y deudas, y c) Los sistemas mixtos.
DERECHO DE FAMILIA 129

a. El régimen de la Comunidad Universal de bienes y deudas

Según este sistema, los patrimonios de cada uno de los


cónyuges se integran en un patrimonio único, cuyo pro-
pietario es la sociedad conyugal, sin importar quiénes y
cómo se adquirieron dichos patrimonios. Será el esposo
quien tendrá en este régimen la potestad de administrar el
patrimonio familiar. Este régimen trata de lograr la unidad
del matrimonio tanto en lo personal como en lo patrimo-
nial.

b. El régimen de separación de bienes y deudas

En este sistema cada uno de los cónyuges administra y


dispone de su patrimonio, sin perjuicio de satisfacer las
necesidades económicas comunes de la familia. Con este
sistema se trata de evitar los desacuerdos y la destrucción
del grupo familiar y se reconoce la igualdad de la mujer al
excluir al marido de la administración única del patrimonio
familiar.

c. Sistemas mixtos

En estos sistemas se dan una combinación de los sis-


temas anteriores, siendo el más conocido el Régimen de
Gananciales.
En el régimen de gananciales, existen los bienes propios
de los cónyuges y los bienes comunes de la sociedad de
gananciales, y se señalan cuales son las facultades y li-
mitaciones de cada uno de ellos en la administración de
los bienes propios y los comunes, y además, cuales son
cada uno de ellos.

7.2. DETERMINACIÓN DEL REGIMEN PATRIMONIAL

Luego de conocer los diferentes regímenes patrimoniales,


surge el problema de cuál de ellos elegir para ponerlo en
vigencia. Al respecto, existen también varios criterios y son
los siguientes:
DERECHO DE FAMILIA 130

a. Las capitulaciones matrimoniales

Según este criterio, debe dejarse a los cónyuges en li-


bertad para elegir el régimen patrimonial que más con-
venga a sus intereses. De origen romano, también se le
conoce como Contrato de Bienes con ocasión del matri-
monio, o también como el de las Capitulaciones Matrimo-
niales o Convenio con ocasión del matrimonio (España,
México, Venezuela).

b. Por ministerio de la Ley

Este sistema establece que la ley debe establecer direc-


tamente el régimen patrimonial que se considere más
apropiado al país, teniendo en cuenta el nivel cultural de
su población, ya que no se puede dejar en manos de los
propios cónyuges la elección del régimen patrimonial por
el riesgo que ello implica. Fue el régimen de los Códigos
Civiles peruanos de 1852 y 1936 que impusieron el régi-
men de la sociedad de gananciales.

c. Sistema Ecléctico

Según este sistema se concede a los contrayentes la li-


bertad, restringida, de escoger entre las alternativas que
plantea expresamente la ley, que generalmente es el de la
sociedad de gananciales y el régimen de separación de
patrimonios.

7.3. CRITERIO SEGUIDO POR EL CODIGO CIVIL DE 1984

Los Códigos Civiles de 1852 y el de 1936 se adhirieron al


sistema de imposición de la ley, pero con algunas atenua-
ciones, ya que se permitía la posibilidad de sustituir el ré-
gimen de la sociedad de gananciales por el de separación
durante la vigencia del matrimonio, pero siempre con la su-
premacía del varón en las relaciones económicas.
El Código vigente de 1984, adoptando los principios de la
igualdad y la no discriminación entre el marido y la mujer
consagrados en la Constitución de 1979 y recogidos en la ac-
tual Constitución, permite a los contrayentes escoger el ré-
DERECHO DE FAMILIA 131
gimen patrimonial que deseen, de entre los dos sistemas que
señala: el de la sociedad de gananciales o el régimen de se-
paración de patrimonios, pudiendo cambiarse el uno por el
otro durante la vigencia del matrimonio (1).

7.4. ELECCIÓN DEL REGIMEN PATRIMONIAL

Los pretendientes pueden ejercer su derecho de elegir al ré-


gimen patrimonial en dos oportunidades: antes o después de
celebrado el matrimonio.

a. Elección del régimen patrimonial

Según el artículo 295º, antes de la celebración del ma-


trimonio, los futuros cónyuges pueden optar libremente
por el régimen de sociedad de gananciales o por el de se-
paración de patrimonios, el cual comenzará a regir al cele-
brarse el casamiento.
Si los futuros cónyuges optan por el segundo sistema,
esto es, por el régimen de separación de patrimonios, de-
ben otorgar escritura pública, bajo sanción de nulidad, con
la consiguiente inscripción en el registro personal para que
surta sus efectos (formalidad ad solemnitatem y ad publi-
citatem).
A falta de escritura pública se presume que los interesa-
dos han optado por el régimen de sociedad de ganan-
ciales. Esto quiere decir que si la decisión constara sólo
en instrumento privado no tendría ningún efecto, o si han
elegido el régimen de la sociedad de gananciales, no
tendrían porque otorgar la escritura publica, ya que se pre-
sume esa decisión.

b. Sustitución del Régimen Patrimonial

La elección del régimen patrimonial no es permanente ni


definitiva, ya que el artículo 296º dispone que durante el
matrimonio, los cónyuges pueden sustituir un régimen por
el otro. Para la validez del convenio son necesarios el otor-

1
) En el caso del concubinato, por disposición del Art. 326º, se origina una
sociedad de bienes que se sujeta al régimen de la sociedad de ganan-
ciales en cuanto le fuere aplicable.
DERECHO DE FAMILIA 132
gamiento de escritura pública y la inscripción en el registro
personal. El nuevo régimen tiene vigencia desde la fecha
de su inscripción en los Registros Públicos (artículo 2030º
inciso 7).
La jurispruencia ha notado que el artículo 296° no sancio-
na con nulidad la falta de escritura pública, por lo que debe
concluirse que se trata de una forma ad probationem y que
las partes pueden compelerse recíprocamente a llenarla
(Casación N° 1345-98-Lima).

c. Sustitución judicial del régimen

Cuando uno de los esposos actúa con abuso de sus fa-


cultades o con dolo o culpa y en el caso de hallarse en vi-
gencia el régimen de sociedad de gananciales, el cón-
yuge perjudicado puede recurrir al juez para que dicho
régimen se sustituya por el de separación de bienes, en
los casos a que se refiere el artículo 329º, según lo dis-
pone el artículo 297º (2). La pretensión se tramita como
proceso abreviado. Interpuesta la demanda, puede el juez
dictar, a pedido del demandante o de oficio, las provi-
dencias concernientes a la seguridad de los intereses de
aquél. Dichas medidas, así como la sentencia, deben ser
inscritas en el registro personal para que surtan efecto
frente a terceros. La separación surte efecto entre los
cónyuges desde la fecha de la notificación con la de-
manda.

d. Liquidación del régimen patrimonial

Al terminar la vigencia de un régimen patrimonial, sea por


variación convencional o por declaración judicial, el artí-
culo 298º dispone que necesariamente se procede a su
liquidación. La liquidación viene a ser un proceso o con-
junto de operaciones para obtener un resultado contable y
pasa por varias etapas: 1) La disolución del régimen patri-
monial, 2) Determinación del caudal patrimonial, mediante

2) Jurisprudencia: “La simulación de una obligación por parte de uno de los


cónyuges para burlar los gananciales del otro, constituye acto doloso
que faculta al Juez a declarar la sustitución del régimen patrimonial de
sociedad de gananciales por separación de patrimonios.”, Lima, 9-12-86.
DERECHO DE FAMILIA 133
una comparación entre los activos y pasivos, a través de
un inventario y las obligaciones frente a los acreedores de
la sociedad, y 3) Adjudicaciones concretas para los cón-
yuges.

e. Bienes del régimen patrimonial

El artículo 299º precisa que el régimen patrimonial, es


decir cualquiera de los dos, comprende tanto los bienes
que los cónyuges tenían antes de entrar aquel en vigor,
como los adquiridos por cualquier título durante su vigen-
cia.

f. Obligación mutua de sostener el hogar

Según el artículo 300º, cualquiera que sea el régimen en


vigor, ambos cónyuges están obligados a contribuir al sos-
tenimiento del hogar según sus respectivas posibilidades y
rentas.
En caso necesario, el juez reglará la contribución de cada
uno.

7.5. LA SOCIEDAD DE GANANCIALES

a. Naturaleza Jurídica

Distintas teorías tratan de explicar si la sociedad de ga-


nanciales es realmente una sociedad, una persona ju-
rídica, un patrimonio afectado a ciertos fines o es una
comunidad o copropiedad. Sin embargo, como dice Arata
Solís (2004), las teorías que sustentan que se trata de una
sociedad con o sin personería jurídica o la de una persona
jurídica sui generis, o como la de una copropiedad con ca-
racteres especiales, se encuentran actualmente descarta-
das, y sólo quedan dos posiciones: la que sostiene que se
trata de una copropiedad especial afectada a cargas y
deudas comunes, y la que sostiene que se trata de un pa-
trimonio autónomo y distinto al patrimonio privado de cada
cónyuge, similar a la noción germana de la “comunidad en
mano común”.
El autor citado dice que ésta última se asemeja mucho a
la operatividad que tiene la sociedad de gananciales, pero
DERECHO DE FAMILIA 134
citando a Luís Diez Picazo, hace un distingo entre la co-
munidad romana y la germánica. La primera tiene su ori-
gen en una concepción individualista del mundo, en que
se da preeminencia al derecho del individuo, concibiendo
a la comunidad como algo transitorio y desventajoso por
ser fuente de conflictos, posibilitando la salida del indi-
viduo mediante la actio communi dividendo con su cuota
correspondiente; en cambio, la comunidad germánica par-
te de una concepción colectivista o comunitaria del mun-
do.
Por último, el autor manifiesta que la sociedad de ganan-
ciales regulada en el Código Civil peruano, es un régimen
de comunidad, parcial o relativa, “ya que no todos los bie-
nes se vuelven comunes, ni tampoco las deudas respecti-
vas, sino que coexisten bienes y deudas propios y comu-
nes, pero en evidente interrelación patrimonial que es ma-
teria de una liquidación como consecuencia de la diso-
lución del régimen, en la que el remanente de bienes co-
munes es finalmente repartido en partes iguales entre los
cónyuges o sus respectivos herederos.”

Por su parte y señalando las diferencias de la comunidad


de bienes con la copropiedad, el Dr. Jorge Avendaño Val-
dez (De Trazegnies 1990, p.261) dice que: “La comunidad
de bienes en el matrimonio es diferente de la copropiedad.
Algunos autores sostienen que aquella es el género y ésta es la
especie, lo cual quiere decir que la copropiedad es una forma de
comunidad, pero con características propias (3)
La comunidad recae sobre un patrimonio. A ella queda sujeto un
conjunto de derechos y obligaciones. Por tanto, ella rige tanto
para el activo como para el pasivo patrimonial. La copropiedad,
en cambio, recae sobre bienes singulares. La primera es, si se
quiere, "a título universal"; la segunda es "a título particular".

3) Jurisprudencia: “Si se acredita que las acciones y derechos del inmueble


embargado pertenecen a la sociedad de gananciales, el gravamen efec-
tuado, resulta ilegal, pues, se estaría estableciendo un nuevo meca-
nismo legal para disolver la sociedad de gananciales; toda vez que el pa-
trimonio que corresponde a esta sociedad, se rige por las normas pre-
vistas en los art. 301 y siguientes del Código Civil y no se regulan por las
reglas de copropiedad previstas en los Art. 979 y siguientes del mismo
cuerpo legal.”, Expediente 1546-98, Sala Nº 3, Lima, 30-7-98.
DERECHO DE FAMILIA 135
El Pleno Jurisdiccional Civil de 1997, en el Tema 1: Inem-
bargabilidad de los derechos y acciones de uno de los
cónyuges, en sus considerandos, ha determinado que los
bienes sociales no constituyen copropiedad de los cón-
yuges, sino un patrimonio autónomo previsto y regulado
por el artículo 65° del Código Procesal Civil (4) , el que sin
constituirse en persona jurídica, es distinto de los sujetos
que lo integran, por lo que las reglas aplicables a los bie-
nes sociales no pueden confundirse con las correspon-
dientes a la copropiedad. En este entendido, respecto de
los bienes sociales o de la sociedad conyugal, cada uno
de los cónyuges no es titular de derechos y acciones co-
mo los reconocidos para la copropiedad en los artículos
969° y siguientes del Código Civil, que puedan ser dis-
puestos o gravados por cada uno de los partícipes de la
sociedad conyugal. Resumiendo diremos que patrimonio
autónomo es un patrimonio colectivo, que tiene vida pro-
pia, sin necesidad de estar vinculado a un sujeto de dere-
cho individual, ya que son un conjunto de derechos y
obligaciones imputados a un conjunto de personas, que
ejercen un derecho general sobre todos y cada uno de los
elementos que la constituyen.

Como sociedad, la sociedad de gananciales se diferencia


de los entes mercantiles, ya que solo al final se puede de-
terminar la porción que corresponde a cada cónyuge, por
lo que mal podría disponerse la ejecución de un bien so-
cial cuando no se ha acreditado que la sociedad de ga-
nanciales se ha disuelto o fenecido a efectos de deter-
minar el porcentaje que pertenece a cada cónyuge (Exp.
Nº 032-2005, Lima).

Sin embargo, una vez disuelta la sociedad de gananciales,


sí se constituye una copropiedad sobre los bienes. Al res-
pecto, la Resolución N° 1858-2010-SUNARP-TR-L del 29

4) Artículo 65.- Representación procesal del patrimonio autónomo.- “Existe


patrimonio autónomo cuando dos o más personas tienen un derecho o interés
común respecto de un bien, sin constituir una persona jurídica. La sociedad con-
yugal y otros patrimonios autónomos son representados por cualquiera de sus
partícipes, si son demandantes. Si son demandados, la representación recae en la
totalidad de los que la conforman, siendo de aplicación, en este caso, el Artículo
93.” (…)
DERECHO DE FAMILIA 136
de diciembre del 2010 dice que “Los bienes que integra-
ban la sociedad de gananciales no pueden ser conside-
rados sociales una vez disuelta ésta, dado que el régimen
ha fenecido, sino más bien de copropiedad”.

La característica esencial del régimen de la sociedad de


gananciales, está señalada en el artículo 301º, que esta-
blece que en el régimen de sociedad de gananciales pue-
den haber bienes propios de cada cónyuge y bienes de la
sociedad.
Para evitar confusiones, la doctrina diferencia entre el de-
recho de gananciales, los bienes gananciales y los ganan-
ciales propiamente dichos.
El derecho de gananciales es sólo un derecho de par-
ticipación que cada cónyuge tiene en el valor de los bie-
nes. En tanto, los bienes gananciales son aquellos bie-
nes que deben ser objeto de división. Y los gananciales
propiamente dichos, son los bienes remanentes que se
dividirán por mitades ambos cónyuges o sus respectivos
herederos después de la liquidación de la sociedad al ter-
minar ésta.

b. Calificación de los bienes propios y comunes

En la sociedad de gananciales existen tres tipos de masas


patrimoniales: el patrimonio privativo de cada uno de los
dos cónyuges y el patrimonio de la comunidad, pero hay
que tener presente que al hablar de patrimonio nos refe-
rimos tanto a su lado activo (bienes) como pasivo (cargas
y deudas), por lo que se hace indispensable precisarlos
para evitar confusiones.
Respecto al patrimonio activo, la tarea esta encomenda-
da al artículo 302º y 310º.

Los bienes propios de los cónyuges

Los bienes propios son aquellos señalados en el artículo


302º:

Artículo 302.- Bienes propios


“Son bienes propios de cada cónyuge:
DERECHO DE FAMILIA 137
1.- Los que aporte al iniciarse el régimen de sociedad de
gananciales.
2.- Los que adquiera durante la vigencia de dicho régimen a
título oneroso, cuando la causa de adquisición ha precedido
a aquélla.
3.- Los que adquiera durante la vigencia del régimen a título
gratuito. (5)
4.- La indemnización por accidentes o por seguros de vida, de
daños personales o de enfermedades, deducidas las primas
pagadas con bienes de la sociedad.
5.- Los derechos de autor e inventor.
6.- Los libros, instrumentos y útiles para el ejercicio de la pro-
fesión o trabajo, salvo que sean accesorios de una empresa
que no tenga la calidad de bien propio.
7.- Las acciones y las participaciones de sociedades que se
distribuyan gratuitamente entre los socios por revaluación
del patrimonio social, cuando esas acciones o participacio-
nes sean bien propio.
8.- La renta vitalicia a título gratuito y la convenida a título
oneroso cuando la contraprestación constituye bien pro-
pio.
9.- Los vestidos y objetos de uso personal, así como los di-
plomas, condecoraciones, correspondencia y recuerdos de
familia.”

Los bienes sociales o comunes

Por su parte, el artículo 310º indica cuales son los bie-


nes sociales.

Artículo 310.- Bienes sociales


“Son bienes sociales todos los no comprendidos en el artículo
302, incluso los que cualquiera de los cónyuges adquiera por su
trabajo, industria o profesión; así como los frutos y productos
de todos los bienes propios y de la sociedad y las rentas de los
derechos de autor e inventor.

5) Tanto la doctrina como la jurisprudencia establecen que quedan com-


prendidos dentro de este grupo los bienes obtenidos por causa de heren-
cia, legado y donación (Casación Nº 829-2001-Ica). Pero no los adquiri-
dos por prescripción por uno de los cónyuges durante el matrimonio, en
cuyo caso se consideran comunes (Casación Nº 2176-1999).
DERECHO DE FAMILIA 138
También tienen la calidad de bienes sociales los edificios
construidos a costa del caudal social en suelo propio de uno de
los cónyuges, abonándose a éste el valor del suelo al momento
del reembolso”.

Sobre los bienes adquiridos antes del matrimonio pero


pagados durante su vigencia, la jurisprudencia ha sido
dubitativa, tomando en cuenta la fecha de cancelación o
la causa de la adquisición:

1) Bien propio. En el Expediente 2004-90 se ha esta-


blecido que la causa de adquisición es cualquier acto que
origine el derecho a obtener el título de adquisición, im-
portando la fecha en que se produce la causa pues ella
será determinante para establecer el carácter de bien
propio o social. La adquisición de un inmueble vía sorteo
para ser pagado a plazos, antes de la celebración del
matrimonio, es la causa de adquisición suficiente para
determinar la condición de bien propio, no tomándose en
cuenta la forma de pago como requisito para establecer
la calidad de los bienes en la Sociedad de Gananciales.

2) Bien común. En la Casación Nº 838-1996 el bien cuya


declaración de bien libre pretende el recurrente, fue ad-
quirido con anterioridad a contraer matrimonio, mediante
contrato de compraventa a plazos, y con pacto de reser-
va de propiedad, es decir, que el vendedor se reservó el
derecho de propiedad, hasta que el comprador deman-
dante cumpla con pagar totalmente el precio convenido,
por lo que habiéndose cumplido con cancelar dicho pre-
cio con posterioridad a la celebración del matrimonio, en
vigencia del régimen de gananciales, el bien resulta ser
común. Por su parte, el Tribunal Constitucional ha mani-
festado que la construcción del inmueble por parte de los
cónyuges sobre el bien propio de uno de ellos, convierte
a la totalidad del inmueble en bien común. Sin embargo,
existe el derecho de reembolso (Expediente N.° 08259-
2013-PA/TC, Lambayeque).

Las presunciones para la determinación de los bienes


DERECHO DE FAMILIA 139
Con el fin de evitar dificultades en la determinación de
cuáles son bienes propios y cuáles bienes sociales, el
artículo 311º ha establecido algunas presunciones:

Artículo 311.- Reglas para calificación de los bienes


“Para la calificación de los bienes, rigen las reglas siguientes:
1.- Todos los bienes se presumen sociales, salvo prueba en
contrario. (6)
2.- Los bienes sustituidos o subrogados a otros se reputan de la
misma condición de los que sustituyeron o subrogaron.
3.- Si vendidos algunos bienes, cuyo precio no consta haberse
invertido, se compran después otros equivalentes, se presu-
me, mientras no se pruebe lo contrario, que la adquisición
posterior es hecha con el producto de la enajenación an-
terior.”

c. Las facultades de los cónyuges sobre los bienes propios


y comunes

Siendo que el régimen mixto de la sociedad de ganan-


ciales establece la coexistencia de dos clases de bienes,
propios y comunes, cada cónyuge tiene ciertas faculta-
des sobre uno y otro, que es necesario precisar.

Facultad de los cónyuges sobre los bienes propios

El artículo 303º establece que cada cónyuge conserva la


libre administración de sus bienes propios y puede dis-
poner de ellos o gravarlos, en concordancia con las facul-
tades que se conceden a todo propietario (artículo 923º).
Si la esposa es la propietaria del inmueble en donde se
ha constituido el hogar conyugal, pero existen problemas
entre los esposos, la esposa puede impedir el ingreso del

6) Jurisprudencia: “Los bienes adquiridos dentro de la vigencia del matri-


monio se presumen sociales; por tanto, no es necesario probar ni lograr
un pronunciamiento judicial sobre ello porque no existe conflicto me-
recedor de tutela. Si el título de propiedad de un bien inmueble fue
extendido durante la vigencia del matrimonio, se presume que el bien es
social”. Expediente 135-7-97. Sala Nº 1.14º Juzgado Civil. Resolución Nº
5. Lima, 30-4-97.
DERECHO DE FAMILIA 140
agresor, tal como lo ha establecido el Tribunal Constitu-
cional en la Sentencia N° 02675-2009-PHC/TC.
Por otra parte, es válida la enajenación de los bienes pro-
pios producida antes de la celebración del matrimonio,
por lo que la cónyuge carece del derecho de demandar la
nulidad de la venta de dicho bien (Exp. Nº 602-1995-
Tacna).
No obstante esta regla general, el Código Civil establece
tres excepciones, y son las señaladas en el artículo 305º,
306º y 314º, y una limitación en el artículo 304º:

1) Administración de bienes propios del otro cón-


yuge.- El artículo 305º establece que si uno de los
cónyuges no contribuye con los frutos o productos de
sus bienes propios al sostenimiento del hogar, el otro
puede pedir que pasen a su administración, en todo
o en parte. En este caso, está obligado a constituir
hipoteca y, si carece de bienes propios, otra garantía,
si es posible, según el prudente arbitrio del juez, por
el valor de los bienes que reciba. La pretensión se
tramita como proceso sumarísimo.
La constitución de una garantía es para evitar el abu-
so del cónyuge administrador, sobre bienes ajenos.

2) Atribución del cónyuge administrador. - El artículo


306º establece la otra excepción, al disponer que
cuando uno de los cónyuges permite que sus bienes
propios sean administrados en todo o en parte por el
otro, no tiene éste sino las facultades inherentes a la
mera administración y queda obligado a devolverlos
en cualquier momento a requerimiento del propie-
tario. En este caso, se trata de una transferencia vo-
luntaria de los bienes propios, pero sólo en calidad
de administración y no de propiedad. Sin embargo, la
norma debió establecer la constitución de una ga-
rantía al igual que el artículo 305º.

3) Administración de bienes sociales y propios por


el otro cónyuge. - La tercera excepción esta seña-
lada en el artículo 314º que dispone que la admi-
nistración de los bienes de la sociedad y de los
propios de uno de los cónyuges, corresponde al otro
DERECHO DE FAMILIA 141
si aquel está impedido por interdicción u otra causa y
si se ignora el paradero del otro o este se encuentra
en lugar remoto (artículo 294º, incisos 1 y 2). En el
segundo párrafo este artículo establece que si uno
de los cónyuges ha abandonado el hogar, corres-
ponde al otro la administración de los bienes socia-
les.

4) Irrenunciabilidad de actos de liberalidad. -La limi-


tación a la facultad de disposición de los cónyuges
respectos a sus bienes propios está establecida en el
artículo 304º cuando dice que ninguno de los cón-
yuges puede renunciar a una herencia o legado o
dejar de aceptar una donación, sin el consentimiento
del otro. Esto en concordancia con lo que dispone el
artículo 310º que establece que los frutos y productos
provenientes de los bienes propios son comunes, los
que pueden verse perjudicados por la inacción del
otro cónyuge sobre sus bienes propios.
Pero también existen riesgos por un comportamiento
activo, que de manera arbitraria o maliciosa trate de
perjudicar los bienes propios en detrimento de los
bienes comunes de la sociedad conyugal. De allí que
la legislación haya previsto algunas normas para
estos casos, como es el artículo 584º que permite
que se declare interdicto por prodigalidad a quien
dilapida más de su porción disponible, teniendo cón-
yuge u otros herederos forzosos; o el artículo 585º al
que pierda más de la mitad de sus bienes propios por
mal gestión, teniendo herederos forzosos; y el artí-
culo 1629º que prohíbe donar más de los que se po-
dría disponer a favor de terceros testamentariamen-
te.

Facultades de los cónyuges sobre los bienes comunes

Consagrada la igualdad de derechos y obligaciones de


los cónyuges en el matrimonio, el Código Civil tiene como
principio la igualdad en la administración y disposición de
ambos cónyuges sobre los bienes sociales.

1) Administración común del patrimonio social. -


DERECHO DE FAMILIA 142
El artículo 313º dispone que corresponde a ambos
cónyuges la administración del patrimonio social. Sin
embargo, cualquiera de ellos puede facultar al otro
para que asuma exclusivamente dicha administra-
ción respecto de todos o de algunos de los bienes.
En este caso, el cónyuge administrador indemnizará
al otro por los daños y perjuicios que sufra a conse-
cuencia de actos dolosos o culposos.

2) Administración de bienes sociales por uno de los


cónyuges. -Tal como ya se ha mencionado, uno de
los cónyuges puede asumir la administración de los
bienes comunes cuando el otro cónyuge está impe-
dido de participar en la administración común, por
interdicción, por ausencia o por encontrarse en un
lugar remoto o haber abandonado el hogar conyugal
(artículo 314º).

3) Disposición de los bienes sociales. - El artículo


315° contiene una regla y tres excepciones, para la
actuación conjunta del marido y la mujer sobre el pa-
trimonio social.

La regla

La regla es que para disponer de los bienes sociales


o gravarlos, se requiere de la intervención del marido
y la mujer, tanto si se trata de muebles o inmuebles.
Si uno de los cónyuges realiza estos actos sin la in-
tervención del otro cónyuge, ¿será un acto nulo o ine-
ficaz?

Acto nulo: Al respecto, el Pleno Jurisdiccional Civil


de 1997 acordó por unanimidad: “Que el acto jurídico
por el que uno de los cónyuges dispone de bienes
sociales sin la participación del otro, es nulo por no
cumplir con los requisitos de validez del acto jurídico
que exige el Código Civil.” Se refiere al artículo 219°,
inciso 1 “Cuando falta la manifestación de voluntad
del agente”.
DERECHO DE FAMILIA 143
Acto ineficaz: El criterio anterior fue variado poste-
riormente. Así, la en la Casación N° 336-2006 la Cor-
te Suprema estableció que “El acto de disposición de
un bien de la sociedad de gananciales, por uno de los
cónyuges es un caso de ineficacia y no de nulidad del
acto jurídico”. De igual forma la Casación N° 111-
2006. Se basan en que es un tema de representación
sin poder o de falta de legitimación.

Acto nulo: El IV Pleno Jurisdiccional llevado a cabo


en Arequipa el 2015, retorna a la conclusión de que
es nulo. Dice este pleno que: “Es nulo. En los actos
jurídicos en los que uno de los cónyuges dispone de
bienes de la sociedad de gananciales sin la inter-
vención del otro se advierte la falta de manifestación
de voluntad del cónyuge preterido en la celebración
del acto, siendo la manifestación de voluntad un ele-
mento primordial para su validez (inciso 1 del artículo
219 del Código Civil). (7) Con igual sentido el VIII Ple-
no Casatorio Civil N° 3006-2015-Junín.

También el Pleno Casatorio, en la Casación N° 4442-


2015, Moquegua, publicado el 17-1-17, dispuso que
el juez puede declarar de oficio la nulidad, en caso no
haya intervenido uno de los cónyuges en el contrato,
por ser manifiesta la nulidad, adhiriéndose a la tesis
de la nulidad del acto jurídico.

Sin embargo, para proteger el derecho de los terce-


ros, la Corte Suprema ha establecido que la trans-
ferencia de un bien social realizada por un solo cón-
yuge, no es nula si el adquirente actuó de buena fe,
ya que confió en la titularidad del codemandado co-

7) En el interesante artículo “Plazo para defender el bien conyugal” (Le-


gis.pe del 17-1-19), el Dr. Mejorada manifiesta que pueden darse hasta
tres escenarios diferentes: “i) que la venta se hizo presentando como ven-
dedores a ambos esposos, pero solo suscribió el contrato uno de ellos, ii) que el
consorte vendedor se atribuyó la representación de su pareja, cuando en realidad
no la tenía y iii) que el vendedor se identificó como único propietario, omitiendo
por completo al otro dueño, o mencionándolo como ajeno al dominio.” Según el
autor, el primero es nulo por falta de manifestación; el segundo es ine-
ficaz por el Art. 161° y por último el tercero también es ineficaz.
DERECHO DE FAMILIA 144
mo único poseedor, en base a la constancia de pose-
sión del bien donde aparece únicamente el nombre
de este, lo que contribuyó a la confianza del recu-
rrente que el transferente era soltero, y por tanto, el
bien enajenado era un bien propio (Casación 353-
2015, Lima Norte, publicada el 31-1-18).

Para los efectos registrales, estos actos ya eran con-


siderados como nulos o anulables, ya que si el acto
ha sido inscrito, se trata de una “inexactitud registral”,
lo que permite que el cónyuge que se sienta afec-
tado por una inscripción de ésta naturaleza, puede
solicitar judicialmente la declaración de invalidez de
dicho acto y lograr la cancelación del asiento regis-
tral, según el artículo 107° del Reglamento General
de los Registros Públicos (8).

Las excepciones

La primera excepción es que, cualquiera de los cón-


yuges puede disponer o gravar los bienes sociales, si
tiene un poder especial del otro.
La segunda excepción es que la regla de actuación
conjunta, no rige para los actos de adquisición de bie-
nes muebles, los cuales pueden ser efectuados por
cualquiera de los cónyuges. Entonces, en sentido
contrario, para la adquisición de bienes inmuebles se
requiere el concurso del otro cónyuge, ya que la ad-
quisición implica pagar el precio con dinero que per-
tenece a la sociedad conyugal.
Y por último, la tercera excepción es que la regla
principal no rige en los casos considerados en las le-
yes especiales. Por ejemplo, la Sexta Disposición
Final de la Ley N° 27287 “Ley de Títulos Valores” se-
ñala: “En la transferencia o constitución de graváme-

8) Artículo 107.- Cancelación por declaración judicial de invalidez


“Quien tenga legítimo interés y cuyo derecho haya sido lesionado por una
inscripción nula o anulable, podrá solicitar judicialmente la declaración de inva-
lidez de dicha inscripción y, en su caso, pedir la cancelación del asiento en mé-
rito a la resolución judicial que declare la invalidez.
La declaración de invalidez de las inscripciones sólo puede ser ordenada por el
órgano jurisdiccional.”
DERECHO DE FAMILIA 145
nes sobre una persona natural, no se requiere la in-
tervención del otro cónyuge. La misma regla rige para
los valores representados mediante anotación en
cuenta.” Igualmente, el artículo 4° de la Ley N° 26361
señala: “Se presume, sin advertir prueba en contrario,
que los bienes materia de negociación en bolsa, tie-
nen el consentimiento de ambos cónyuges.” Por
último, el artículo 227° de la Ley N° 26702 “Ley de
Banca y Seguros dice: “En el establecimiento de
cuentas corrientes por personas naturales y en las
operaciones que se efectúen con las mismas, se pre-
sume de pleno derecho el consentimiento del cónyu-
ge titular de la cuenta.”

d. Las deudas y responsabilidades propias y de la socie-


dad

A diferencia de lo que sucede con los activos patrimo-


niales (bienes), los pasivos patrimoniales (deudas) en la
sociedad de gananciales son conceptos más complica-
dos y ello lleva a muchas dudas y confusiones, por lo que
es necesario diferenciar la deuda propia de la deuda
común, y cómo al interrelacionarse pueden originar res-
ponsabilidades comunes. (9)

Las deudas propias de cada cónyuge

Las deudas propias de cada cónyuge pueden haber sido


contraídas con anterioridad a la celebración del matri-
monio o a la vigencia de la sociedad de gananciales o
después de esos momentos.

1) Pago de deudas anteriores al régimen de ganan-


ciales.- Si las deudas fueron contraídas con ante-
rioridad a la celebración del matrimonio o antes de la
vigencia de la sociedad de gananciales, resulta lógi-
co que esas deudas sean de cuenta exclusiva del

9
) Cabe recordar aquí que en el Derecho de las Obligaciones la relación
entre la deuda y la responsabilidad ha suscitado intensos debates, ya
que para algunos puede existir deuda sin responsabilidad, responsabili-
dad sin deuda y deuda con responsabilidad limitada.
DERECHO DE FAMILIA 146
cónyuge deudor. Es lo que dispone el artículo 307º
cuando dice que las deudas de cada cónyuge ante-
riores a la vigencia del régimen de gananciales, son
pagadas con sus bienes propios, a menos que hayan
sido contraídas en beneficio del futuro hogar, en cuyo
caso se pagan con bienes sociales a falta de bienes
propios del deudor. Tratándose de una garantía real,
la naturaleza persecutoria de la hipoteca se mantiene
respecto de las obligaciones constituidas por la espo-
sa aunque haya variado su estado civil, puesto que
dicha naturaleza persecutoria no se dirige contra las
personas que suscriben la garantía real, sino contra
el bien gravado que es el que responde por las deu-
das contraídas y no pagadas (Casación Nº 1572-
2002- Arequipa)

2) Deudas personales del otro cónyuge. - Existiendo


bienes propios y comunes en la sociedad de ganan-
ciales, pueden existir también deudas propias y deu-
das comunes. En cuanto a las primeras, el artículo
308º dispone que los bienes propios de uno de los
cónyuges, no responden de las deudas personales
del otro, a menos que se pruebe que se contrajeron
en provecho de la familia. Así, en el Expediente Nº
1144-1998-Lima se dice que no estando probado que
la deuda contraída por el marido demandado haya
redundado en provecho de la sociedad conyugal, ni
que esta haya servido para atender las cargas del
hogar, en tal virtud, los bienes adquiridos dentro de la
sociedad conyugal no pueden responder por la deu-
da adquirida solo por el marido.

3) Responsabilidad por deudas de la sociedad. -Los


bienes propios no sólo responden por las deudas
propias, sino también por las deudas de la sociedad,
según lo dispone el artículo 317º que establece que
los bienes sociales y, a falta o por insuficiencia de és-
tos, los propios de ambos cónyuges, responden a
prorrata de las deudas que son de cargo de la socie-
dad.
DERECHO DE FAMILIA 147
4) Responsabilidad extracontractual del cónyuge. -
Otro caso de deuda propia es la proveniente de la
responsabilidad extracontractual (artículo 1969º y
ss.). Al respecto, el artículo 309º dispone que la res-
ponsabilidad extracontractual de un cónyuge no per-
judica al otro en sus bienes propios ni en la parte de
los de la sociedad que le corresponderían en caso de
liquidación.
La consecuencia de esta norma, tal como lo dice Da-
vid Quispe (2003, p.309) es que no permite al acree-
dor agredir ni directa ni subsidiariamente el universo
de los bienes que conforman el patrimonio personal
del otro cónyuge, ni tampoco el universo del patri-
monio común y sólo debe responder el patrimonio
privativo del cónyuge responsable. Además, solo
cuando se liquide la sociedad de gananciales se po-
drá agredir los bienes del deudor. Así, en el Expe-
diente 175-1-97, Sala 1, 4° Juzgado Civil de Lima se
estableció que “No puede ser afectado el bien que
corresponda a la sociedad conyugal, dado que ello
implicaría liquidar anticipadamente el régimen de la
sociedad de gananciales, lo que no está permitido
por ley”. Lo anterior no impide la subsistencia de una
medida cautelar sobre bienes de la sociedad con-
yugal, desde que con ello se garantiza a futuro el
resarcimiento de la obligación (Exp. Nº 18364-3877-
1999-Lima).

Siguiendo a ese autor, sería injusto si no existieran


otras normas diferentes, ya que el damnificado en un
accidente de tránsito, por ejemplo, no podría obtener
reparación del patrimonio familiar si aplicáramos sólo
el artículo 309º; sin embargo, la Ley General de
Transporte Terrestre (Ley Nº 27181º) establece que
son responsables solidariamente el conductor, el pro-
pietario y el prestador del servicio, con lo cual pue-
den responder los otros bienes sociales e incluso los
bienes propios del otro cónyuge.

Las deudas de la sociedad


DERECHO DE FAMILIA 148
Las deudas de la sociedad son aquellas que se contraen
a cargo de la sociedad y tienen que ser pagadas con los
bienes sociales (10), a no ser que sean insuficientes, se-
gún el artículo 317º ya citado. Las deudas de la socie-
dad pueden ser de dos tipos: 1) Las enumeradas por el
artículo 316º como cargas de la sociedad, y 2) Las deu-
das contraídas por los cónyuges dentro de su facultad
común de disponer de los bienes sociales.

1) Las obligaciones a cargo de la sociedad están enu-


meradas en el artículo 316º cuando dice que son de
cargo de la sociedad:

1.- El sostenimiento de la familia y la educación de los hi-


jos comunes.
2.- Los alimentos que uno de los cónyuges esté obligado
por ley a dar a otras personas.
3.- El importe de lo donado o prometido a los hijos comu-
nes por ambos cónyuges.
4.- Las mejoras necesarias y las reparaciones de mera
conservación o mantenimiento hechas en los predios
propios, así como las retribuciones y tributos que los
afecten.
5.- Las mejoras útiles y de recreo que la sociedad decida
introducir en bienes propios de uno de los cónyuges
con consentimiento de éste.
6.- Las mejoras y reparaciones realizadas en los bienes
sociales, así como los tributos y retribuciones que los
afecten.
7.- Los atrasos o réditos devengados de las obligaciones a
que estuviesen afectos tanto los bienes propios como
los sociales, cualquiera que sea la época a que corres-
pondan.
8.- Las cargas que pesan sobre los usufructuarios res-
pecto de los bienes propios de cada cónyuge.

10) La sociedad conyugal puede tener una deuda frente a la administración


pública y puede ser objeto de una medida cautelar. Al respecto, la SU-
NARP dice: “Para la anotación de un embargo coactivo sobre un bien de
propiedad conyugal, es necesario que del título conste expresamente
que la administración haya considerado como deudores a ambos cónyu-
ges”. Criterio sustentado en la Resolución N° 565-2006-SUNARP-TR-L.
del 27-9-06.
DERECHO DE FAMILIA 149
9.- Los gastos que cause la administración de la socie-
dad.

2) Existe otro grupo de obligaciones además de las


enumeradas en el artículo 316º, y son aquellas que
los cónyuges pueden contraer como cualquier pro-
pietario, ejerciendo sus facultades de gravamen y
disposición de los bienes comunes.

CUADRO RESUMEN

PASIVOS HIPOTESIS RESPONSABILIDAD


Deudas contraídas por uno solo de los Afectan a su patrimonio
cónyuges en provecho propio. propio (Art. 307º y 308º)
Afectan el patrimonio pri-
Deudas contraídas por uno solo de los
PROPIOS vativo del otro cónyuge (Art.
cónyuges en provecho de la familia.
308º)
Afectan el patrimonio pro-pio
Deudas comunes.
(Art. 317º)
Deudas comunes contraídas por uno o Afectan al patrimonio de la
ambos cónyuges. sociedad (Art. 316º)
Afectan el patrimonio social
Deudas propias por responsabilidad
en la parte que les corres-
extracontractual.
ponden (Art. 309º)
Deudas anteriores a la constitución del
régimen pero contraídas en provecho
del futuro hogar (Art. 306º)
Deudas posteriores contraídas en
provecho de la familia (Art. 307º)
Deudas contraídas para el sosteni-
miento de la familia y educación de los
hijos (Art. 316º/1)
COMUNES
Deudas por alimentos (Art. 316º/2)
Deudas para mejoras necesarias en
Afectan el patrimonio común,
predios propios y tributos (Art. 316º/4)
sin afectar al otro cónyuge.
Deudas por mejoras útiles y de re-creo
en bienes propios (Art. 316º/5)
Deudas por mejoras y reparaciones en
bienes sociales (Art. 316º/6)
Atrasos o réditos devengados de las
obligaciones a que estuviesen afectos
los bienes propios (Art. 316º/7)
Cargas que pesan sobre los usu-
fructuarios de bienes propios (Art.
316º/8)
DERECHO DE FAMILIA 150

e. La disolución de la sociedad de gananciales

La sociedad de gananciales puede terminar por diferen-


tes causas, que la doctrina las agrupa como: 1) La ter-
minación normal, y 2) La terminación excepcional, con el
consiguiente procedimiento de liquidación en ambos ca-
sos.

1) Terminación normal

La sociedad de gananciales termina cuando el ma-


trimonio se disuelve en los siguientes casos:

a) Por el fallecimiento de uno de los cónyuges (ar-


tículo 318º inciso 5).
b) Por la declaración de muerte presunta de uno de
los cónyuges (artículo 64º y 318º inciso 5).
c) Por la extinción del vínculo matrimonial: invali-
dación del matrimonio o declaración del divorcio
absoluto. Los bienes de la sociedad de ganancia-
les se convierten en una copropiedad, así “Fene-
cida la sociedad conyugal como consecuencia del
divorcio, nace un estado de copropiedad entre los
cónyuges en relación a los bienes comunes. Por
tanto, trabado un embargo sobre dichos bienes,
resulta procedente la tercería excluyente de do-
minio deducida por la copropietaria, para que se
reduzca al 50% del valor del inmueble que le
corresponde a su excónyuge ejecutado.” (Expe-
diente 1384-81-Loreto, Lima, 11-1-83).

2) Terminación excepcional

La terminación excepcional sucede cuando la socie-


dad fenece sin que se haya extinguido el matrimo-
nio:

a) Por la separación de cuerpos, según lo establece


el artículo 332º se pone fin al régimen patrimonial
de gananciales. Pero “Mientras no exista manda-
to judicial alguno que declare la separación de he-
DERECHO DE FAMILIA 151
cho, por culpa de uno de los cónyuges, ambos
conservan su derecho respecto de los gananciales
de la sociedad conyugal, y por ende a percibir los
frutos que se obtengan de la administración de los
mismos”. (Expediente 472-7-97, Sala Nº 1, Lima,
17-7-97).

b) También por el inicio del procedimiento Concursal


Ordinario, se sustituye el régimen de sociedad de
gananciales por el de separación de patrimonios.
Según el artículo 330º la declaración de inicio del
Procedimiento Concursal Ordinario de uno de los
cónyuges determina de pleno derecho la sustitu-
ción del régimen de sociedad de gananciales por
el de separación de patrimonios y, para que pro-
duzca efectos frente a terceros, se inscribirá en el
Registro Personal de oficio a solicitud de la Co-
misión de Procedimientos Concursales competen-
te, del deudor, de su cónyuge o del administrador
o liquidador, Presidente de la Junta de Acreedores
o cualquier acreedor interesado. No obstante lo
anterior, en el supuesto de que al momento de ini-
ciarse el procedimiento concursal de una persona
natural se encontrase vigente otro procedimiento
de la misma naturaleza previamente difundido
conforme a la ley de la materia respecto de la so-
ciedad conyugal que integra, no se producirá la
consecuencia prevista en el párrafo precedente en
tanto se desarrolle el trámite de tal procedimiento.

c) Por el cambio del régimen patrimonial por conve-


nio de los cónyuges (artículo 296º) o por decisión
judicial (artículo 297º).

Fecha de vencimiento de la sociedad de gananciales

El artículo 319° dispone que para las relaciones entre los


cónyuges, se considera que el fenecimiento de la socie-
dad de gananciales se produce en la fecha de la muerte
o de la declaración de muerte presunta o de ausencia; en
la de notificación con la demanda de invalidez del ma-
trimonio, de divorcio, de separación de cuerpos o de se-
DERECHO DE FAMILIA 152
paración judicial de bienes; y en la fecha de la escritura
pública, cuando la separación de bienes se establece de
común acuerdo. En los casos previstos en los incisos 5 y
12 del artículo 333° (abandono injustificado y separación
de hecho), la sociedad de gananciales fenece desde el
momento en que se produce la separación de hecho.
Respecto a terceros, el régimen de sociedad de ganan-
ciales se considera fenecido, en la fecha de la inscrip-
ción correspondiente en el registro personal.

El procedimiento de liquidación

Luego que termina la sociedad de gananciales, deviene


un estado de indivisión o condominio de los bienes que
comprendieron el patrimonio social (11), por lo que tiene
que procederse a una liquidación que comprende las
siguientes etapas:

1) Inventario valorizado de todos los bienes so-


ciales.- Según el artículo 320º, se inicia un inventario
valorizado de todos los bienes, el cual puede formu-
larse en documento privado con firmas legalizadas, si
ambos cónyuges o sus herederos están de acuerdo.
En caso contrario el inventario se hace judicialmente
(artículo 763º CPC).
No se incluye en el inventario el menaje ordinario del
hogar en los casos del artículo 318º, incisos 4 y 5, en
que corresponde dicho menaje al cónyuge del au-
sente o al sobreviviente.

2) Bienes excluidos del menaje.- El artículo 321º enu-


mera los bienes que están excluidos del menaje de

11) Jurisprudencia: “Mientras no se liquide la sociedad de gananciales, no es


posible determinar la porción que le corresponde a cada cónyuge. Si
bien es factible poder embargar las acciones que pudieran corresponder
al ejecutado, no se podrán subastar hasta que se pueda determinar con
exactitud el porcentaje de propiedad que le corresponde. El régimen de
la sociedad de gananciales es distinto al régimen de la copropiedad,
donde los porcentajes sí se encuentran preestablecidos. Son inembarga-
bles los bienes constituidos en patrimonio familiar”. Expediente 47-97.
Lima, 29-9-97.
DERECHO DE FAMILIA 153
casa y que por lo tanto no deben ser considerados
en el inventario en los casos a que se refiere el artí-
culo 318º Inc. 4 y 5.

“El menaje ordinario del hogar no comprende:


1.- Los vestidos y objetos de uso personal.
2.- El dinero.
3.- Los títulos valores y otros documentos de carácter pa-
trimonial.
4.- Las joyas.
5.- Las medallas, condecoraciones, diplomas y otras
distinciones.
6.- Las armas.
7.- Los instrumentos de uso profesional u ocupacional.
8.- Las colecciones científicas o artísticas.
9.- Los bienes culturales-históricos.
10.- Los libros, archivos y sus contenedores.
11.- Los vehículos motorizados.
12.- En general, los objetos que no son de uso doméstico”.

3) Pago de las deudas de la sociedad. - Según los


artículo 317º y 322º, en primer lugar se pagan las
deudas sociales, con los bienes comunes, y a falta o
insuficiencia de estos, se pagan con los bienes pro-
pios de cada cónyuge y a prorrata. Luego de haber-
se pagado las deudas sociales, se entrega a los cón-
yuges sus respectivos bienes propios o el saldo que
quede de ellos.

4) Gananciales.- Pagadas las deudas sociales, los bie-


nes restantes constituyen la masa partible que se de-
nomina gananciales, que es un estado de copropie-
dad, bienes que deben ser distribuidos por mitades
entre el marido y la mujer o sus respectivos herede-
ros, según lo establece el artículo 323º (12).

12) Jurisprudencia: “Debe ampararse el pedido de medida cautelar en forma


de inscripción sobre un bien perteneciente a la sociedad conyugal, pues
dada la naturaleza provisoria de la misma, no puede considerarse que
afecte de manera definitiva la porción que en caso de división corres-
ponda a la cónyuge no obligada.” Expediente 78-97-N, Resolución Nº 2,
Lima, 7-7-97.
DERECHO DE FAMILIA 154
5) Preferencia para ciertos bienes. - La segunda parte
del artículo 323º establece que cuando la sociedad
de gananciales ha fenecido por muerte o declaración
de ausencia de uno de los cónyuges, el otro tiene
preferencia para la adjudicación de la casa en que
habita la familia y del establecimiento agrícola, arte-
sanal, industrial o comercial de carácter familiar, con
la obligación de reintegrar el exceso de valor, si lo
hubiera.

6) Caso especial de liquidación. - El artículo 324º dis-


pone que en caso de separación de hecho, el cón-
yuge culpable pierde el derecho a gananciales pro-
porcionalmente a la duración de la separación, lo que
se justifica ya que durante su ausencia, no ha con-
tribuido a aumentar el patrimonio conyugal.

7) Liquidación de varias sociedades de ganancia-


les.- Puede ser que una persona haya contraído
sucesivamente varios matrimonios, en cuyo caso el
artículo 325º dice que para la liquidación de los ga-
nanciales, se admitirá, en defecto de inventarios pre-
vios a cada matrimonio, toda clase de pruebas para
determinar los bienes de cada sociedad; y, en caso
de duda, se dividirán los gananciales entre las dife-
rentes sociedades, teniendo en cuenta el tiempo de
su duración y las pruebas que se haya podido actuar
acerca de los bienes propios de los respectivos cón-
yuges.

8) Perdida de gananciales por el cónyuge culpable. -


El artículo 352º dispone que el cónyuge divorciado
por su culpa, perderá los gananciales que procedan
de los bienes del otro. Cabe aclarar, que este articulo
se refiere a los frutos que provengan de los bienes
propios del cónyuge inocente, los cuales tienen el
carácter de sociales (artículo 310º) y que en este
caso los pierde el cónyuge que provocó el divorcio.
DERECHO DE FAMILIA 155

f. La contratación entre cónyuges

Históricamente, la contratación entre cónyuges estuvo


prohibida por considerarse que el cónyuge menos avi-
sado o instruido podría ser víctima del aprovechamiento
indebido del otro. Por ejemplo, el Derecho Romano prohi-
bía la donación entre cónyuges.
Sin embargo, el Código Civil vigente permite la contra-
tación entre cónyuges, ya que el artículo 312º dice que
los cónyuges no pueden celebrar contratos entre sí res-
pecto de los bienes de la sociedad, por lo que contrario
sensu, sí podrían contratar respecto de los bienes pro-
pios (13). Para evitar algún riesgo, existen normas como
el artículo 1650º respecto al contrato de mutuo entre cón-
yuges, que exige la formalidad ad solemnitatem cuando
el bien sea inmueble, seguramente por el valor que éstos
representan.

7.6. EL REGIMEN DE SEPARACIÓN DE PATRIMONIOS

En el régimen de separación de patrimonios, cada cónyuge


conserva a plenitud la propiedad, administración y disposi-
ción de sus bienes presentes y futuros y le corresponden los
frutos y productos de dichos bienes (artículo 327º). Asimismo,
en este régimen, cada cónyuge responde de sus deudas con
sus propios bienes (artículo 328º).

a. Constitución del régimen de separación de patrimonios

Elección del régimen patrimonial. - El régimen patri-


monial es elegido por los futuros esposos antes de con-
traer matrimonio, otorgando escritura pública si optaran
por el régimen de separación de patrimonios, con la con-
siguiente inscripción en el Registro Personal (artículo
295º). Durante el matrimonio, los cónyuges pueden sus-

13) Jurisprudencia: “No es procedente inscribir una sociedad constituida por


los cónyuges, como socios de ella, sin que acrediten que sus aportes
tienen la calidad de bienes propios”. RESOLUCION 108/86-ONARP-CF.
Jesús María, 17 de junio de 1986. Resolución N° 108/86-ONARP-CF
DERECHO DE FAMILIA 156
tituir un régimen por otro, con el requisito de su inscripción
en el Registro (artículo 296º).

Separación de patrimonios a solicitud del cónyuge


agraviado.-Cuando uno de los cónyuges abusa de las fa-
cultades que le correspondan o actúa con dolo o culpa es-
tando vigente el régimen de la sociedad de gananciales, el
cónyuge agraviado puede solicitar judicialmente que se
establezca el régimen de separación de patrimonios, y a
solicitud de parte o de oficio, el juez dictara las medidas
concernientes a la seguridad de los intereses del cónyuge
demandante, registrándose dichas medidas y la sentencia
en el Registro Personal, para que surta efectos frente a
los terceros. La separación del régimen surte sus efectos
desde la fecha de la notificación con la demanda (artículo
329º).

Separación de patrimonio por declaración de insol-


vencia.- Asimismo, la declaración de inicio de Procedi-
miento Concursal Ordinario de uno de los cónyuges deter-
mina de pleno derecho la sustitución del régimen de so-
ciedad de gananciales por el de separación de patrimo-
nios, según el artículo 330° y el artículo 14.2. de la Ley N°
27809 “Ley General del Sistema Concursal. (14)

b. Facultades que corresponden a los cónyuges

Una vez elegido el régimen de separación de patrimo-


nios, en este régimen cada cónyuge conserva a plenitud la
propiedad, administración y disposición de sus bienes pre-
sentes y futuros y le corresponden los frutos y productos
de dichos bienes (artículo 327º).
Asimismo, en este régimen, cada cónyuge responde de
sus deudas con sus propios bienes (artículo 328º).

14
) El Art. 14.2. de la Ley Nº 27809 “Ley General del Sistema Concursal”
dice que “El deudor cuyo patrimonio se encuentre sujeto al régimen de so-
ciedad de gananciales deberá sustituir dicho régimen por el de separación de pa-
trimonios, de conformidad con las exigencias y formalidades previstas en las
normas de orden civil, con el objeto de permitir la identificación exacta de los
bienes que integrarán su patrimonio comprendido en el procedimiento. Esta con-
dición constituye requisito de admisibilidad para el caso del deudor que pretenda
su sometimiento al régimen concursal previsto en la Ley."
DERECHO DE FAMILIA 157
Sin embargo, en este régimen no se descarta que pue-
dan los esposos adquirir un bien en forma conjunta, pero
en este caso, no se aplicaran las normas del Derecho de
Familia (artículo 301º y siguientes), sino las normas de la
copropiedad (artículo 969º), manteniéndose la propiedad
exclusiva en el resto de los bienes.

c. La obligación alimentaria respecto a los hijos

En uno u otro régimen, ambos padres tienen la obligación


de proveer de los alimentos a sus hijos. Esto está expre-
samente señalado tratándose del régimen de la sociedad
de gananciales en el artículo 316º, y en forma extensiva
para el régimen de separación de patrimonios en los artí-
culos 235º y 300º.

d. Terminación del régimen de separación de patrimonios

El artículo 331º establece las causales para la extinción


del régimen de separación de bienes, remitiéndose a los
incisos 1, 3, 5 y 6 del artículo 318º y que son: Por invali-
dación del matrimonio, por divorcio, por muerte de uno de
los cónyuges y por cambio de régimen patrimonial.
DERECHO DE FAMILIA 158

Los arreglos amistosos de litigios entre esposos


Por: Rémy Cabrillac y Yura Jeanjean
(Actualidad Civil N° 36, Instituto Pacífico)

“Las parejas unidas no necesitan del derecho, ya que la armonía conyugal


lo mantiene fuera de la familia. Sin embargo, el derecho invade las re-
laciones de una pareja que “la destruye”. Primero, porque las cuestiones
prácticas que se plantean se multiplican: ¿quién va a conservar la vivienda
familiar en caso de separación? ¿Cómo van a ser compartidos los bienes
adquiridos juntos? ¿A quién va a ser otorgada la patria potestad de los
niños?, entre otras. Estas son algunas de las preguntas más frecuentes que
pueden plantearse en la práctica. Además, la literatura ha demostrado
perfec-tamente que el amor más profundo puede convertirse en el odio más
violento y los litigios familiares suelen ser, a menudo, los más encar-
nizados.
En Francia, los futuros cónyuges pueden optar por diversos regímenes
patrimoniales, a diferencia del Perú que solo pueden elegir entre la so-
ciedad de gananciales y la separación de bienes, regímenes comunes para
ambos sistemas jurídicos, compartiendo —por esta razón— ciertas pro-
blemáticas presentes en la solución de conflictos entre cónyuges. En este
tenor, la solución planteada en el sistema jurídico francés permitirá un
estudio y comparación con la realidad jurídica peruana. (…)

Así, el derecho incrementa el papel de la voluntad concertada de los


miembros de la familia. Como lo observaba Cornu: “El incremento del
poder de las voluntades individuales en el derecho de la familia es “una
marca esencial de la mutación de este derecho”. Se ha hablado así de
contractualización de las relaciones de familia, fenómeno ya constatado y
estudiado en su conjunto.

Esta contractualización de las relaciones familiares ha permitido a los


cónyuges prever más fácilmente resolver un eventual litigio. La libertad de
los convenios matrimoniales ha constituido siempre un principio cardinal
del derecho de regímenes matrimoniales. Los esposos pueden escoger
libremente por contrato de matrimonio el régimen matrimonial que más les
conviene y, sino, es a defecto que se aplica el régimen matrimonial legal.”
DERECHO DE FAMILIA 160

UNIDAD Nº 8
EL CONCUBINATO

SUMARIO: 8.1. Definición del concubinato 8.2. Antece-


dentes históricos del concubinato 8.3. Causas determi-
nantes del concubinato 8.4. Clases de concubinato 8.5.
Requisitos del concubinato 8.6. Sistemas para la solución
del concubinato 8.7. El tratamiento del concubinato en el
sistema peruano 8.8. Efectos del concubinato.

8.1. DEFINICION DEL CONCUBINATO

En términos generales, el concubinato es la unión de un va-


rón y una mujer que sin estar casados, hacen una vida en
común. Es una institución que ha sido objeto de grandes
debates, ya que unos pueblos la acogían, mientras que otros
la repudiaban, pero siempre bajo la óptica de la moral.
La palabra concubinato proviene del latín “concibinatus”, que
a su vez proviene del verbo infinitivo “concubere” que signi-
fica “dormir juntos” o “comunidad de lecho”. Existen muchas
formas de designar a ésta institución: de manera aristo-
crática como “unión libre”; de manera realista, pero pudo-
rosa como “cohabitación”; para hacerla simpática, “cohabita-
ción juvenil”, aunque hay también una “cohabitación senil”; o
de manera más técnica: cohabitación fuera del matrimonio, o
comunidad de vida, o “matrimonio de hecho”, o “unión no ma-
trimonial”, o “unión estable”; o de manera a la vez técnica y
moderna: “vida marital”; o de manera aproximada: “novios”,
aunque generalmente no hay promesa de matrimonio (Mar-
tinez 1996, p.116). Otros lo denominan “matrimonio sin pape-
les” (Dinamarca), “matrimonio salvaje” (Alemania), en España
“amancebamiento”, “arreglo”, “enredo”, “apaño”; en Centro-
américa “compañerío”, “queridato”, etc.
Existen muchas formas de definir al concubinato en la doc-
trina. Así por ejemplo, la Dra. Clotilde Vigil Curo dice que el
concubinato, denominado también amancebamiento, no vie-
ne a ser sino la cohabitación de un hombre y una mujer fuera
del matrimonio, pero con fines muy parecidos a estos, es
decir, llevar una vida en común, tener hijos. El Dr. Augusto
DERECHO DE FAMILIA 161
Cesar Bellucio (2004, P.78) dice que el concubinato es la
unión de hecho y la procreación fuera del matrimonio que
dan lugar a la existencia de vínculos que determinan también
la existencia de una familia ilegítima o extramatrimonial, vín-
culos cuya relación jurídica también es necesaria sea cual
fuere el criterio que se adopte para organizar su ordena-
miento frente a la legítima.

La Constitución Política de 1993 en su artículo 5º, define al


concubinato:

Artículo 5.- Concubinato


“La unión estable de un varón y una mujer, libres de impedimento
matrimonial, que forman un hogar de hecho, da lugar a una comu-
nidad de bienes sujeta al régimen de la sociedad de gananciales en
cuanto sea aplicable”.

Por su parte, el Código Civil de 1984 también define al con-


cubinato en el primer párrafo del artículo 326º:

Artículo 326.- Efectos de uniones de hecho


“La unión de hecho, voluntariamente realizada y mantenida por un
varón y una mujer, libres de impedimento matrimonial, para alcan-
zar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del matrimonio,
origina una sociedad de bienes que se sujeta al régimen de sociedad
de gananciales, en cuanto le fuere aplicable, siempre que dicha
unión haya durado por lo menos dos años continuos”.

8.2. ANTECEDENTES HISTORICOS DEL CONCUBINATO

La unión de hecho o concubinato es más antigua que el


matrimonio. Se considera como un antecedente remoto del
concubinato en el Perú al servinacuy, de origen inca, pa-
labra conformada por el vocablo castellano reducido servi,
alusivo al servicio y del afijo quechua nakuy, que significa
mancomunidad o participación.
Se trata de un proceso de convivencia entre un varón y una
mujer que se hace posible en tres etapas: 1) La pre-concu-
binaria, 2) La concubinaria de prueba y, 3) La concubinaria
permanente.
En la etapa pre-concubinaria se presenta la selección mutua
sin la participación de los padres donde se desarrolla una
DERECHO DE FAMILIA 162
vida sentimental, con inexistencia de vida en común, aunque
existan relaciones sexuales esporádicas.
La etapa del concubinato de prueba consiste en que el
hombre toma una mujer con conocimiento de sus padres o
familiares y convive con ella unos meses o años.
La etapa del concubinato permanente está comprendida por
el compromiso de formar una familia estable equivalente al
matrimonio civil convencional.
Actualmente, el Perú no regula al servinacuy, a diferencia de
Bolivia que si lo regula, con el objeto de uniformizar a todas
las uniones de hecho de ese país, estableciéndose en su
Código de Familia que, quedaban comprendidas las formas
prematrimoniales indígenas.

En el Derecho de origen romano, otros son los antecedentes


del concubinato, según se relata a continuación la Dra. Clo-
tilde Cristina Vigil Curo:

“El concubinato tiene un origen muy remoto, fue admitido como


institución legal en el Código de Hamurabi que es el más antiguo
texto legal que se conoce. En Roma fue regulado por el Jus Gen-
tium, alcanzando su mayor difusión a fines de la República.
Entre los Germanos existió el concubinato para las uniones entre
libres y siervos, debido a que no se permitía el matrimonio entre
personas de distinta condición social, siendo sustituido después por
el matrimonio llamado de mano izquierda o morganático, por el
cual la mujer de condición inferior no participaba de los títulos ni
rango del marido, siguiendo los hijos la misma condición de la pri-
mera sin heredar a éste.
El concubinato subsistió en la Edad Media, no obstante la creciente
oposición del Cristianismo. Así en España lo consagraron antiguas
costumbres y ciertas disposiciones legales, tomando el nombre de
barraganía, que posteriormente fue sustituido por el de aman-
cebamiento.
En los Fueros y en las Partidas se reglaron las uniones de hecho a la
manera de los romanos, con la diferencia de que la barragana podía
en cualquier momento contraer matrimonio siempre y cuando no
tuviera impedimentos. Posteriormente en el llamado Concilio de
Trento se prohibió sancionar a los concubinos.
En el Derecho Moderno el concubinato resulta ser una costumbre
muy extendida, pese a ello hay códigos que lo ignoran tales como el
Código Germano, el Código Napoleónico en Francia, a donde sigue
DERECHO DE FAMILIA 163
siendo un “acto inmoral” que atenta contra las buenas costumbres,
sin embargo hay países en donde sin dejar de garantizar plenamente
al matrimonio, la institución familiar por excelencia, sin embargo
no se ha podido dejar de legislar sobre el concubinato y atribuirle
ciertos efectos, bajo ciertas condiciones, puesto que es una realidad
que el derecho no puede ignorar, tal es el caso de países como
Bolivia, México, Guatemala, el Salvador, Honduras, etc”.
“En el Perú se da como en todos los países el fenómeno concu-
binario. El Código Civil de 1852 no lo abordo, el Código de 1936
hablo del enriquecimiento del concubino a costa de su compañera,
en el caso de que aquel abandona a esta. En el vigente Código Civil
de 1984, el problema que concitó la atención del legislador fue el
referente a la propiedad de los bienes entre los concubinos que
pasan a formar una sociedad de bienes al que le es aplicable el régi-
men de sociedad de gananciales en cuanto fuere posible (artículo
326 del Código Civil), pero no se toman en cuenta otros aspectos
como la herencia o la indemnización del daño moral en el caso de
abandono unilateral, agregado a ello las dificultades que hay para
demostrarlo judicialmente, sobre todo cuando de por medio no
existen hijos y se exige como principio una prueba escrita” (Vigil
1993).

8.3. CAUSAS DETERMINANTES DEL CONCUBINATO

En el Perú existe un importante número de personas que


viven en concubinato. Así, según las cifras registradas por el
Instituto Nacional de Estadística e Informática, INEI, en el
2013, en las áreas urbana y rural, un 20.4 % de personas se
encontraban unidas en convivencia sin matrimonio, mientras
que un 28.1 % de individuos fueron censados como casados,
siendo que los otros porcentajes corresponden a los viudos,
divorciados y separados. Como se puede ver, un número im-
portante, aunque no mayoritario, corresponde a las personas
que viven en concubinato en el Perú, según uno de los últi-
mos estudios generales que se han realizado.

La doctrina señala como las causas más importantes de la


existencia del concubinato, las causas sociales, las causas
de orden jurídico, las causas económicas y las causas cul-
turales.
DERECHO DE FAMILIA 164

Causas sociales

En Roma el concubinato tuvo su origen en la desigualdad


social, ya que el matrimonio estuvo prohibido para personas
de diferente posición social, a quienes se permitía una unión
de segundo orden, aunque protegida por el Derecho.
Algo similar sucedió con la barraganía en la época de la
conquista y el coloniaje, por la cual se permitía a los espa-
ñoles amancebarse con las mujeres indígenas.

Causas económicas

La buena capacidad económica de muchas personas con-


tribuye a que, puedan mantener relaciones con una o varias
mujeres, dando lugar a las diferentes modalidades del con-
cubinato.
Otra causa económica es que los trámites para lograr el ma-
trimonio en nuestro país, son engorrosos y costosos, lo que
propende a que muchas personas prefieran seguir viviendo
en concubinato. Es por ello, que muchas municipalidades
vienen auspiciando los matrimonios masivos, con un costo
mínimo y al alcance de las grandes mayorías.

Causas de orden jurídico

Tanto la Constitución Política como el Código Civil no pro-


híben el concubinato, lo que indirectamente equivale a una
autorización para su constitución. Ambos cuerpos legislativos
asemejan al concubinato a una sociedad de gananciales, en
su afán de proteger, especialmente a la mujer, del patrimonio
logrado durante su vigencia.
Asimismo, como ya se ha dicho, las normas que establece el
Código Civil no facilitan el matrimonio para las clases menos
favorecidas en nuestro país.
Otro factor jurídico es la forma en que debe hacerse el divor-
cio, lo que obliga a las separaciones de hecho y las sub-
siguientes uniones de hecho con otras personas.
DERECHO DE FAMILIA 165

Causas culturales

En el Perú se ha generalizado el concubinato en las clases


más pobres y menos cultas, ya que las personas de estos
grupos no han tomado conciencia de la importancia de lega-
lizar sus uniones de hecho, debido a que el status del concu-
binato no es la mejor garantía para el sostenimiento y la edu-
cación de los hijos. En muchos casos, se someten a las
uniones religiosas o a las costumbres ancestrales, como el
servinacuy, formas que mantienen el concubinato.

8. 4. CLASES DE CONCUBINATO Y DIFERENCIAS CON OTRAS


FIGURAS

a. Clases de concubinato

Se conocen dos clases de concubinato, teniendo en cuen-


ta el impedimento, puede ser perfecto e imperfecto.

El concubinato perfecto o estricto sensu, que se consti-


tuye entre personas libres de impedimento matrimonial y
que pueden convertir su unión en un matrimonio, está
definido en el artículo 326°.

El concubinato imperfecto, que tiene todas las caracte-


rísticas del concubinato perfecto, pero con la diferencia de
que los concubinos no están libres de impedimento matri-
monial, sino que se encuentran casados con terceras per-
sonas, por lo que esa unión no puede convertirse en un
matrimonio. Su definición la encontramos en el inciso 3 del
artículo 402º que se considera que hay concubinato cuan-
do un varón y una mujer, sin estar casados entre sí, hacen
vida de tales.

b. Diferencias con otras figuras

El concubinato puede confundirse con otras figuras si-


milares, como el noviazgo y las uniones homosexuales y
transexuales, por lo que es necesario conceptualizarlas:
DERECHO DE FAMILIA 166
1) El noviazgo, es la reunión de personas de diferente
sexo, que no conviven maritalmente y que sólo se han
formulado promesa de contraer matrimonio.

2) Las uniones homosexuales y transexuales, son unio-


nes de dos personas del mismo sexo, que mantienen
una comunidad estable de habitación y de vida que es
conocida públicamente.

Mientras que el concubinato, es la unión de personas de


diferente sexo, que mantienen una comunidad de habi-
tación y de vida similar al matrimonio, y puede ser con
promesa de matrimonio o sin promesa de matrimonio, pe-
ro no es un noviazgo, ni mucho menos una relación homo-
sexual o transexual que nuestra legislación, a diferencias
de otras en el mundo, aun no las reconoce, ya que de
acuerdo a la propia definición del concubinato en nuestra
legislación, se trata de la unión entre un varón y una mu-
jer.

8.5. REQUISITOS DEL CONCUBINATO

En la doctrina se señalan como requisitos del concubinato los


siguientes:

a) Exclusividad o unidad, que implica que sólo se puede es-


tablecer entre un hombre y una sola mujer. De tal manera
que si se comprueba que la unión de hecho no cumple
con los requisitos de exclusividad y fidelidad no podrá de-
clararse la unión de hecho (Casación 2102-2017 Lima
Este).
Este requisito ha sido cuestionado por el Pleno Jurisdic-
cional Nacional de Familia 2018, sobre todo si la falta de
singularidad es ocasional o temporal: “La singularidad no
puede ser exigida como requisito para declarar la unión de
hecho, pues el artículo 326º del Código Civil y el artículo 5º de
la Carta Magna no la prevé como tal; en consecuencia, la falta de
singularidad ocasional o temporal no constituye impedimento
para reconocer judicialmente la unión de hecho si esta cumple
con los demás requisitos exigidos por la ley". Lo que significa
que la falta de fidelidad entre los convivientes, no es impe-
dimento ahora para declarar la unión de hecho.
DERECHO DE FAMILIA 167
b) Consentimiento, se fundamenta en el acuerdo de volun-
tades en convivir juntos como pareja, bajo el mismo techo,
sin tener ningún impedimento para contraer nupcias.
c) Permanencia, ya que debe existir una prolongación en el
tiempo, como mínimo dos años continuos según el Código
Civil peruano.
d) Formalidad, no existe ninguna formalidad por ser una
union de hecho, solo el acuerdo de los concubinos en per-
manecer juntos bajo un mismo techo, y sin que ninguno
tenga impedimentos para el matrimonio, además también
debe ser probado por quien lo alegue y declarado me-
diante sentencia definitivamente firme.
En ocasiones se expide una constancia de convivencia la
cual es sólo para efectos de adquisición de vivienda o
para gozar de beneficios en los seguros; cabe señalar,
que son requisitos solicitados por algunos organismos, y
que por la costumbre y uso se emplean para comprobar la
existencia de una relación concubinaria, debiéndose des-
tacar que el medio para comprobar dicha existencia a fi-
nes de reclamar herencia, por ejemplo, es la sentencia an-
tes dicha o el acta notarial de reconocimiento del concu-
binato. Además, para algunos efectos, esos documentos
deben inscribirse en el Registro correspondiente.
e) Disolubilidad, ya que puede quedar disuelto por la vo-
luntad de las partes en cualquier momento, por la muerte,
ausencia o por decisión unilateral, con sólo interrumpir la
cohabitación y por ende la permanencia.

8.6. SISTEMAS PARA LA SOLUCION DEL CONCUBINATO

En la doctrina existen dos sistemas para tratar el concubi-


nato: 1) El sistema abstencionista, que propugna que el le-
gislador no debe preocuparse del concubinato, ya que los
concubinos han decidido vivir al margen de las garantías que
ofrece la ley y por lo tanto la misma ley debe despreocuparse
de ellos, y 2) El sistema intervencionista o regulador, que en
atención a la realidad, la ley debe regular y encauzar el con-
cubinato en aras del interés social y la justicia. Esta última
posición es la más acogida por la doctrina y la legislación en
el mundo, ya que uno de los principales problemas que ge-
nera el concubinato, es el abandono de la conviviente, quien
DERECHO DE FAMILIA 168
es la parte más débil en estas relaciones. Al respecto, tam-
bién se han propuesto varias opciones:

- Considerar al concubinato como una sociedad, para que


después de su disolución se proceda a la liquidación de los
bienes y su posterior adjudicación a los ex convivientes.
- Considerar al concubinato como una prestación de ser-
vicios, para luego de su disolución, la concubina pueda
reclamar los beneficios por los servicios prestados.
- La asimilación del abandono y despojo de la concubina a la
figura del enriquecimiento indebido, para que pueda re-
clamar su contribución. Esta opción se aplica en el Perú
tratándose del concubinato imperfecto, según el último pá-
rrafo del artículo 326°.
- La asimilación del concubinato al régimen de la sociedad
de gananciales, como lo hace el Código Civil peruano, en
el primer párrafo del artículo 326° respecto al concubinato
perfecto.

8.7. EL TRATAMIENTO DEL CONCUBINATO EN EL SISTEMA


PERUANO

Considerando que el concubinato es una realidad tangible en


la sociedad peruana, en la cual un importante porcentaje de
las uniones de pareja es de ese tipo, el legislador peruano se
afilia a la tesis del intervencionismo para regular y encauzar
al concubinato. Así, en ese sentido aparece normado el con-
cubinato en la Constitución, el vigente Código Civil y otras
normas especiales.

a. La Constitución Política de 1993

Recién con la Constitución de 1979, el Derecho perua-


no tuvo un tratamiento más directo sobre el concu-
binato, cuando en su artículo 9º estableció que: “La
unión estable de un varón y una mujer, libres de impe-
dimentos matrimoniales, que forma un hogar de hecho
por el tiempo y en las condiciones que señala la ley, da
lugar a una sociedad de bienes que se sujeta al régimen
de la sociedad de gananciales en cuanto es aplicable”.
Si bien es cierto que esta norma significó un gran avan-
ce, la Constitución de 1979 no se ocupó de las uniones
DERECHO DE FAMILIA 169
matrimoniales con impedimento matrimonial, es decir,
del concubinato imperfecto.
Igual fórmula se repite en la Constitución Política de
1993 (artículo 5º), pero ya no establece que se deben
fijar los requisitos por la ley, porque el Código Civil de
1984 se encargó, por mandato de la Constitución de
1979, de fijar dichos requisitos, además de ocuparse del
concubinato imperfecto.

b. El Código Civil de 1984

El artículo 326º del Código Civil de 1984 cumplió con el


mandato constitucional de fijar el tiempo, las condi-
ciones, la regulación y el funcionamiento del concubi-
nato y se ocupó del concubinato imperfecto. Para una
mejor apreciación del contenido de este artículo, lo he-
mos separado en cuatro partes:

1) Definición y requisitos del concubinato

“La unión de hecho, voluntariamente realizada y manteni-


da por un varón y una mujer, libres de impedimento ma-
trimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes se-
mejantes a los del matrimonio, origina una sociedad de bie-
nes que se sujeta al régimen de sociedad de gananciales, en
cuanto le fuere aplicable, siempre que dicha unión haya du-
rado por lo menos dos años continuos”.

Como se puede apreciar esta parte define al con-


cubinato perfecto, es decir, aquella unión voluntaria
entre un varón y una mujer sin impedimento matrimo-
nial, a la cual le otorga status de una sociedad de ga-
nanciales, con el requisito de la duración en forma
continua de dos años.

2) La prueba del concubinato

“La posesión constante de estado a partir de fecha apro-


ximada puede probarse con cualquiera de los medios ad-
mitidos por la ley procesal, siempre que exista un prin-
cipio de prueba escrita”.
DERECHO DE FAMILIA 170
La exigencia de la prueba escrita, para muchos au-
tores es excesiva, ya que el concubinato se da ma-
yoritariamente en los sectores de muy bajo nivel cul-
tural. (1). Asimismo, se ha establecido que el juez no
podrá ampararse en la facultad para disponer de
pruebas de oficio en el proceso (artículo 194 del Có-
digo Procesal) con la finalidad de desestimar el reco-
nocimiento de una unión de hecho, bajo el funda-
mento de que esta afecta el derecho de terceros, ya
que ello constituiría una violación al derecho a la de-
fensa (contradicción) toda vez que el uso extraor-
dinario de esta facultad debe estar correctamente
motivada (Casación N° 2864-2014, Lambayeque).

Con la Ley Nº 29560 se amplió el elenco de asuntos


no contenciosos que son de competencia de los
notarios, incluyéndose la declaración notarial de la
unión de hecho. A través del artículo 1° de esa ley, se
precisa que los interesados pueden recurrir, indistin-
tamente, ante el Poder Judicial o ante el notario pú-
blico para tramitar el reconocimiento de la unión de
hecho, la convocatoria a una junta obligatoria anual o
a una junta general.
En lo que respecta al reconocimiento notarial de las
uniones de hecho, se precisa que éste procede cuan-
do el varón y la mujer cumplen con los requisitos es-
tablecidos en el artículo 326° del Código Civil.
Para el efecto, la pareja deberá presentar una so-
licitud de reconocimiento que incluirá los nombres y
las firmas de ambos solicitantes, el reconocimiento
expreso de que conviven no menos de dos años de
manera continúa, declaración expresa de que no tie-
nen impedimento matrimonial, certificado domicilia-
rio, certificado negativo de unión de hecho expedido
por los Registros Públicos, declaración de dos testi-
gos de que viven dos años continuos o más. La Corte

1) Jurisprudencia: “Se considera que existe concubinato cuando un varón y


una mujer, sin estar casados entre sí, hacen vida de tales... las relacio-
nes sexuales esporádicas son insuficientes para configurar el concu-
binato y para servir de base a una declaración judicial de paternidad, en
todo caso, las mismas sólo pueden originar la acción alimentaria.” Casa-
ción 328-96, Lambayeque, Lima, 30-1-98.
DERECHO DE FAMILIA 171
Suprema en la Casación N° 398-2013-ICA, ha reite-
rado que la posesión constante de la unión de hecho
sólo puede probarse mediante una prueba escrita. En
ese sentído, una declaración jurada firmada por el o
los demandantes ante notario público, no basta para
acreditar el estado de convivencia, pues no puede
ser considerada como declaración asimilada.

Principio de exclusividad. También se deberá aña-


dir una declaración expresa respecto a que los
solicitantes se encuentran libre de impedimento ma-
trimonial. En consecuencia, si los convivientes no lo-
gran acreditar que el matrimonio anterior de uno de
ellos es nulo o que ha sido disuelto por divorcio o
muerte, su pretensión procesal de reconocimiento de
unión de hecho no podrá ser amparada judicialmente,
pues no se cumplen con los requisitos indispensables
(Casación N° 2314-2004-Moquegua).

Principio de notoriedad. Además, se incluirá el


certificado domiciliario de los solicitantes y certificado
negativo de unión de hecho tanto del varón como de
la mujer, expedido por la Oficina Registral pertene-
ciente a la jurisdicción en la que residen.

Principio de convivencia. Así, también, la declara-


ción de dos testigos que acrediten la convivencia de
los solicitantes.

Principio de publicidad. La norma establece que


corresponderá a la notaría publicar el extracto de la
solicitud de la pareja, disponiendo que “Si cualquiera
de los solicitantes proporciona información falsa para sus-
tentar su pedido ante el notario público, será pasible de
responsabilidad conforme a ley.”

Principio de singularidad o exclusividad. Este


principio se refería a que los solicitantes debían aña-
dir una declaración expresa respecto a que se encon-
traban libres de impedimento matrimonial, y que nin-
guno de ellos tenga vida en común con otro varón o
mujer, según sea el caso.
DERECHO DE FAMILIA 172
Pero este principio ahora no debe aplicarse, merced
a una de las Conclusiones a las que llegó el Pleno de
Familia del 20 y 21 de septiembre del 2018 llevado a
cabo en Ica, tal como se ha mencionado anterior-
mente.

Asimismo, se establece que si los convivientes de-


sean dejar constancia de haber puesto fin a su esta-
do de convivencia podrán hacerlo en la escritura pú-
blica, en la cual podrán liquidar el patrimonio social y
deberán inscribirlo en el Registro Personal.

Según el inciso 10 del artículo 2030° (modificado por


la Ley N° 30007), se inscriben en el Registro Perso-
nal las uniones de hecho inscritas en la vía notarial o
reconocidas por vía judicial, con lo cual el concubi-
nato goza de la fe pública registral (Principio de Pu-
blicidad), para proteger a los propios concubinos y a
los terceros. Es además un requisito para que se les
reconozca derechos sucesorios. (2)

3) Formas de terminación del concubinato

“La unión de hecho termina por muerte, ausencia (3), mu-


tuo acuerdo o decisión unilateral. En este último caso, el
juez puede conceder, a elección del abandonado, una can-
tidad de dinero por concepto de indemnización o una pen-
sión de alimentos, además de los derechos que le corres-
pondan de conformidad con el régimen de sociedad de ga-
nanciales”.

2
) La Corte Suprema ha establecido en la Casación N° 1717–2014, San
Martín, que para obrar en un proceso en el que se demanda la nulidad
del contrato de transferencia de bienes sociales celebrado entre el ex
conviviente y un tercero, se requiere del reconocimiento judicial de la
unión de hecho y que tenga la calidad de cosa juzgada.
3) Jurisprudencia: “El Cese de la unión de hecho no sólo consiste en la

finalización de la convivencia bajo un mismo techo, sino aun cuando ésta


persista, cualquiera de los convivientes se sustrae intencional y delibe-
radamente de sus obligaciones emergentes de la unión de hecho”. Expe-
diente 081-93. Lima, 7-6-93.
DERECHO DE FAMILIA 173
Respecto a la pensión de alimentos, el artículo no se-
ñala por cuanto tiempo, por lo que tendría que apli-
carse las normas relativas a las pensiones alimenti-
cias.

4) El concubinato imperfecto

“Tratándose de la unión de hecho que no reúna las con-


diciones señaladas en este artículo, el interesado tiene
expedita, en su caso, la acción de enriquecimiento inde-
bido”.

El concubinato imperfecto es aquel que no reúne los


requisitos señalados en la primera parte, es decir,
que no ha durado dos años continuos y/o que los
concubinos tienen impedimento matrimonial. En este
caso, al perjudicado se le concede la acción por
enriquecimiento indebido (artículo 1954º y 1955º).

8.8. EFECTOS DEL CONCUBINATO

Aparte del efecto principal del concubinato que es el de


establecer una sociedad de bienes semejante al régimen de
la sociedad de gananciales, el Estado a fin de cautelar los
derechos de los concubinos, ha dado una serie de normas,
que en la práctica están logrando equiparar el concubinato al
matrimonio. Las principales normas son las siguientes.

a.- Sistema de salud para los concubinos

El artículo 3° de la Ley N° 26790 “Ley de Modernización


de la Seguridad Social en Salud”, dice que son asegura-
dos del Régimen Contributivo de la Seguridad Social en
Salud, los afiliados regulares y potestativos y sus dere-
chohabientes. Después precisa que son derechohabientes
el cónyuge o el concubino a quienes se refiere el artículo
326° del Código Civil, así como los hijos menores de edad
o mayores incapacitados en forma total y permanente pa-
ra el trabajo, siempre que no sean afiliados obligatorios.

El Decreto Legislativo N° 1172 ha incorporado el artículo


5-A a esa ley, respecto al deber de informar que tiene el
DERECHO DE FAMILIA 174
trabajador para acceder a los servicios de salud. Dice este
artículo que: “A fin de que el empleador cumpla oportuna-
mente con la inscripción de los derechohabientes del trabajador
en los Regímenes Contributivos que administra el Seguro Social
de Salud-ESSALUD, deberá comunicar y proporcionar en forma
oportuna, clara, veraz y completa los datos y documentos susten-
tatorios a su empleador.
Asimismo, deberá comunicar la variación de su estado civil, de
la situación de concubinato a que se refiere el artículo 326° del
Código Civil y de las defunciones.
Constituyen infracciones administrativas en materia de segu-
ridad social sancionadas con multa, el incumplimiento de las
obligaciones previstas en el presente artículo.
Las infracciones se califican como leves, graves y muy graves de
conformidad con lo establecido en la norma específica de desa-
rrollo.” (…).
Asimismo, habíamos mencionado que en caso de alum-
bramiento del cónyuge o concubino, por Ley N° 29409 se
concede licencia al trabajador.

b. Sistema pensionario para los concubinos

En el Derecho peruano existían dos regímenes diferen-


ciados, para el otorgamiento de pensiones al concubino
sobreviviente: el Sistema Privado de Pensiones (SPP) que
reconocía éste derecho, y el otro, el Sistema Nacional de
Pensiones (SNP), que lo negaba.
El artículo 117° del Reglamento del Texto Único Orde-
nado de la Ley del Sistema Privado de Administración de
Fondos de Pensiones (Decreto Supremo 004-98-EF) esta-
blece que:

“Tienen derecho a la pensión de sobrevivencia los bene-


ficiarios del afiliado que no se hubiere jubilado, siempre
que su muerte no resulte consecuencia de accidentes de
trabajo, enfermedades profesionales, actos voluntarios o
del uso de sustancias alcohólicas o estupefacientes, o de
preexistencias. El orden es el siguiente: El cónyuge o con-
cubino conforme a lo establecido en el Artículo 326 del
Código Civil; Los hijos que cumplan con los requisitos
previstos en el inciso e) del Artículo 113 que antecede;…”
DERECHO DE FAMILIA 175
En cambio, el Decreto Ley N° 19990 que regula el Siste-
ma Nacional de Pensiones (SNP) a cargo del Estado, en
su artículo 53° que establecía quiénes tenían derecho a la
pensión de viudez, no incluyó a los concubinos, sino so-
lamente a los cónyuges, teniendo presente además la fe-
cha del matrimonio. En consecuencia, a una misma si-
tuación se le daba un trato diferenciado, cuando la situa-
ción es equivalente, cual es, la contingencia que implica la
muerte del conviviente.

Esta vulneración a la igualdad de las personas, ya había


sido corregida por el Tribunal Constitucional Constitucio-
nal, que en la causa N° 06572-2006-PA/TC, determinó
que a la conviviente supérstite se la considere como bene-
ficiaria de la pensión de viudez.
Por último, con fecha 11 de enero del 2019, se publicó la
Ley N° 30907 que establece la equivalencia de la unión de
hecho con el matrimonio, para acceder a la pensión de
sobrevivencia en todos los regímenes pensionarios a car-
go del Estado, con el requisito que la unión de hecho de-
be encontrarse debidamente inscrita en el Registro Per-
sonal de los Registros Públicos.

c. Derechos sucesorios para los concubinos

La Ley N° 30007 del 16 de abril del 2013, ha incorporado


otro párrafo al artículo 326° que es el siguiente:

“Las uniones de hecho que reúnan las condiciones señaladas en


el presente artículo producen respecto de sus miembros, dere-
chos y deberes sucesorios, similares a los del matrimonio, por lo
que las disposiciones contenidas en los artículos 725, 727, 730,
731, 732, 822, 823, 824 y 825 del Código Civil se aplican al
integrante sobreviviente de la unión de hecho en los términos en
que se aplicarían al cónyuge.”

Como se puede apreciar, con la incorporación de éste


párrafo, los concubinos tendrán derechos sucesorios entre
ellos y se les aplicarán las normas relativas a: el tercio de
libre disposición (artículo 725° y 727°), legítima del cón-
yuge (artículo 730°), derecho de habitación vitalicia del
cónyuge supérstite (artículo 731°), derecho de usufructo
DERECHO DE FAMILIA 176
del cónyuge supérstite (artículo 732°), concurrencia del
cónyuge con descendiente (artículo 822°), opción usu-
fructuaria del cónyuge (artículo 823°), concurrencia del
cónyuge con ascendientes (artículo 824°) y sucesión
exclusiva del cónyuge (artículo 825°), temas que corres-
ponden al Derecho de Sucesiones.
Para tener derechos sucesorios es necesaria la previa
inscripción del concubinato en los Registros Públicos, pero
si el integrante del concubinato fallece sin haberse inscrito
la unión de hecho, el otro puede solicitar el reconocimiento
judicial con iguales efectos. La Casación N° 1532-2013,
Lambayeque, ha declarado que la unión de hecho como
derecho humano, regulado por la Constitución, es impres-
criptible.

d. Beneficios en caso de muerte del concubino por acciden-


te de tránsito

El Decreto Supremo N° 015-2013-MTC del 14 de noviem-


bre del 2013, ha modificado el TUO del “Reglamento Na-
cional de Responsabilidad Civil y Seguros Obligatorios por
Accidente de Tránsito”, el Decreto Supremo N° 024-2002-
MTC, incluyendo como beneficiario del SOAT, al sobre-
viviente de la unión de hecho, con el requisito, entre otros,
de presentar la constancia de la inscripción de la unión de
hecho en el Registro Personal de la Superintendencia Na-
cional de los Registros Públicos.

e. Posibilidad de adoptar al hijo del otro concubino

El segundo párrafo del modificado artículo 22° (Ley N°


30084) dispone que el hijo de uno de los cónyuges o con-
cubinos puede ser adoptado por el otro, con lo cual el
adoptado puede llevar como primer apellido el del padre
adoptante o biológico, según el caso, y siempre como se-
gundo apellido el de la madre biológica o el de la adop-
tante.

f. Adopción de menores por pareja de concubinos

La Ley N° 30311 del 17-3-14 ha modificado el artículo


382°, para incluir a los concubinos en la adopción plural
DERECHO DE FAMILIA 177
que anteriormente estaba reservada sólo para los cónyu-
ges, con lo cual ahora los concubinos pueden adoptar en
forma conjunta a menores de edad declarados en aban-
dono. Los convivientes deberán acreditar su condición con
la inscripción en el Registro Personal de la Oficina Regis-
tral correspondiente.

g. Pensión de alimentos

La ley sólo otorga alimentos a los concubinos al terminar la


relación y siempre que se trate de una decisión unilateral
de uno de los concubinos, según el artículo 326°, esto a
pesar de la constitucionalización del concubinato y su asi-
milación a la categoría de familia. La dependencia eco-
nómica que se genera en el concubinato, debe ser prote-
gida mediante la obligación legal de prodigarse alimentos
mientras dure esa relación y no solamente cuando termi-
na. Esperamos cambios jurisprudenciales o legales al res-
pecto.
DERECHO DE FAMILIA 178

FICHA PROCESAL

MATERIA: Acción de reconocimiento de unión de hecho (Art. 326 C.C.)


ESPECIE: Terminación unilateral.
Definición: es la acción que interpone uno de los convivientes, a fin de que ju-
dicialmente se reconozca que ha conformado una unión de hecho con el demanda-
do y se le reconozcan todos sus derechos correspondientes.
IDENTIFICACION DE LA ACCION
Tipo de acción Acción declarativa.
El no reconocimiento de la unión de hecho: sustracción in-
Supuesto de hecho
tencional y deliberada de las obligaciones concubinarias.
El derecho violado Los derechos que origina una sociedad concubinaria: patri-
o amenazado moniales, hereditarios, pensionarios, etc.
SUJETOS
Demandante (s) - Cualquiera de los concubinos o sus herederos.
Demandado (s) - El otro concubino o sus herederos.
HIPOTESIS A PROBAR (FUNDAMENTOS DE HECHO)
1. La posesión constante de estado: permanencia, notoriedad y singularidad (prue-
ba escrita).
2. Libres de impedimento matrimonial.
3. Temporalidad: dos años.
4. La terminación de la sociedad concubinaria.
5. Los bienes adquiridos durante el concubinato: liquidación y división de ganan-
ciales (Art. 323 C.C.).
6. Acumulable: los daños y perjuicios (si no eligen pensión alimenticia).
REQUISITOS PROCESALES
- Reglas generales de la competencia. Art. 14° CPC.
Competencia
- Competencia funcional: Juez de Familia (Art. 53°/a. LOPJ.)
- Competencia facultativa: juez del último domicilio conyugal
(Art. 24°/2 CPC).
Vía procedimental - Proceso de conocimiento (475° CPC).
SENTENCIA
Prestación - Reconocimiento de la unión de hecho.
jurisdiccional - Reconocimiento de los derechos adquiridos.
solicitada - Conclusión de la unión de hecho.
Pretensión
- Pago de una indemnización (Art. 326°).
accesoria
DERECHO DE FAMILIA 179

FICHA PROCESAL

MATERIA: Enriquecimiento indebido en uniones de hecho


ESPECIE: Concubinato impropio (4to. Párrafo del Art. 326° C.C.)
Definición: es la acción que interpone uno de los convivientes, a fin de que ju-
dicialmente se disponga la restitución y/o indemnización (*), al haberse enriquecido
el demandado a expensas del conviviente demandante.
IDENTIFICACION DE LA ACCION
Tipo de acción Acción de condena (in rem verso).
Enriquecimiento del demandado y empobrecimiento del de-
Supuesto de hecho
mandante.
El derecho violado
El patrimonio.
o amenazado
SUJETOS
Demandante (s) - Cualquiera de los concubinos o sus herederos.
Demandado (s) - El otro concubino o sus herederos.
HIPOTESIS A PROBAR (FUNDAMENTOS DE HECHO)
1. La unión concubinaria imperfecta.
2. Enriquecimiento indebido del concubino: la ventaja económica.
3. Empobrecimiento del concubino actor.
4. Relación de causalidad entre el enriquecimiento y el empobrecimiento.
4. Subsidiaridad de la acción, por no existir otra vía (Art. 326° y 1955°).
5. Acumulable: los daños y perjuicios (.
REQUISITOS PROCESALES
- Reglas generales de la competencia. Art. 14° CPC.
Competencia
- Competencia funcional: Según el monto del petitorio.
- Competencia facultativa: juez del último domicilio conyugal
(Art. 24°/2 CPC).
Vía procedimental - Según el valor.económico del petitorio (Art. 10° CPC).
SENTENCIA
Prestación
jurisdiccional Restitución del monto que corresponde.
solicitada
Pretensión
- Pago de una indemnización.
accesoria
(*) En la doctrina se discute si es una acción restitutoria o indemnizatoria,
pero a tenor del Art. 1954° sería esta última (Cas. 1024-97 La Libertad).
DERECHO DE FAMILIA 180

Análisis Legal y Jurisprudencial de la Unión de Hecho


Evelia Fátima Castro Avilés (AMAG, 2012)

“La Constitución Política del Perú reconoce a la unión estable de un varón y


una mujer, libres de impedimento matrimonial que forman un hogar de
hecho, dando lugar a una comunidad de bienes sujeta al régimen de una
sociedad de gananciales, en cuanto le sea aplicable.
Nuestro constituyente consideró que era necesaria la incorporación de la
teoría de la apariencia del estado matrimonial para otorgarle efectos
patrimoniales a las uniones de hecho; es decir, los convivientes tendrían que
cumplir con el requisito de no tener impedimento matrimonial y que hayan
convivido por un período permanente e ininterrumpido, siempre que
cumplan fines y deberes semejantes al matrimonio, como el hacer vida en
común, el respeto a la fidelidad y la asistencia recíproca.
El modelo peruano de la unión de hecho comprende la convivencia
voluntariamente realizada por un varón y una mujer de por lo menos dos
años continuos, libres de impedimento matrimonial, para alcanzar las
finalidades y cumplir deberes semejantes al matrimonio. Los convivientes
cuentan con derechos y deberes extrapatrimoniales como el deber de
fidelidad y el deber de cohabitación. En el caso del deber de fidelidad,
derivado de la característica de la singularidad de la unión de hecho, los
jueces nacionales no han reconocido los casos de convivencias simultáneas,
cuando el conviviente mantiene una duplicidad convivencial. Pero, debido al
incremento de las uniones de hecho paralelas en nuestro país, el Pleno
Jurisdiccional Distrital de Familia del año judicial 2013 abordó el tema de las
uniones de hecho simultáneas. La interrogante consistía en: «Si dos o más
personas solicitan judicialmente el reconocimiento de uniones de hecho
simultáneas o paralelas con la misma persona del sexo opuesto, ¿a cuál de
ellas debe reconocerse dicha situación jurídica? Obtuvo mayor votación la
segunda ponencia que estableció que tratándose de uniones de hecho
simultáneas o paralelas con una persona del sexo opuesto, si bien en aquellos
casos se encuentra ausente el elemento de la singularidad, se debe reconocer
la unión de hecho de la accionante que actuó conforme al principio de la
buena fe.
Nuestro Código Civil establece, como régimen patrimonial obligatorio de la
unión de hecho, la llamada sociedad de gananciales siempre que esté
reconocida notarial o judicialmente. Los convivientes carecen del derecho a
elección o sustitución del régimen patrimonial porque los legisladores del
Código Civil escogieron como régimen forzoso para la unión de hecho la
sociedad de gananciales, en aras de proteger a la parte más débil de la
relación de convivencia.”

También podría gustarte