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F.M.

SCIACCA - FRAGMENTOS -

Crítica al Idealismo

«El inmanentismo se me presentó como un inmenso personaje que ha perdido su Autor y que, en el
momento en que adquiere conciencia de ello, descubre su propia nulidad, llena de misterio y angustia, de
seriedad y ridículo»

Conversión al cristianismo

«Yo, como pensador, no sería aquel que soy sin Rosmini y, en los límites de mi itinerario intelectual, ni
siquiera católico, porque [...] fueron sus obras a disponerme “intelectualmente” a la conversión o al retorno,
después de casi veinte años; el resto fue conquista interior, obra de la gracia de Dios»

El oscurecimiento de la inteligencia

“La pérdida del límite (...) es la caída del hombre en la estupidez, que no es propia de la inteligencia en cuanto tal,
sino que es propia del ser inteligente y a la vez racional:la inteligencia es oscurecida y la razón se hace estúpida. Sólo
el hombre es estúpido porque sólo el hombre es inteligente. No hay en sentido propio una estupidez del cuerpo y de los
sentidos, y no hay animales estúpidos; ni siquiera de la razón, la cual, si perteneciera a un ser privado de
inteligencia —y, por tanto, estaría privado también de voluntad y de sentimientos— sería sólo un mecanismo de
cálculos, una elaboración de datos. A falta de este ser, el oscurecimiento de la inteligencia o la pérdida temporal del
sentido del límite y, por esto, del límite de todo ente, puede llevar a un tipo «humano» que, en sentido diverso del
aristotélico, se puede definir «animal racional», es decir, sólo vida animal y cálculo racional, oscurecido también en
la voluntad y en los sentimientos, completamente alienado, capaz solamente de actos espontáneos, de reflejos
condicionados, pero no de actos libres. Este tipo humano no está privado de inteligencia, que es indestructible:
simplemente se le ha oscurecido; es solamente estúpido, es decir, conoce
y obra sin que dé señal de inteligencia: es ciego respecto del límite. Ontológicamente el hombre permanece lo que es,
pero se comporta disformemente de lo que es, no como ser inteligente. Donde está el límite, allí está el signo de la
inteligencia; donde el límite es negado, está el signo de la estupidez: del lado de la inteligencia están la cultura y los
sentimientos más altos, del otro, la incultura y las pasiones más bajas: propia de la estupidez es la «tracotanza» o el
«ultra cogitare», el ir más allá de los límites del pensamiento y de la voluntad” (El oscurecimiento de la
inteligencia, p.33 y 34).

La sabiduría

“Sólo la sabiduría tiene en sí el límite de todas las cosas, y, en efecto, es sabiduría actuarlo todo y asentir que se actúe
«cumplidamente», en sus límites” (El oscurecimiento de la inteligencia, p.18).
“Sabiduría es vivir y existir según inteligencia o según el orden del ser, es decir sentir, conocer y querer a sí mismos y
a todo ente en los y con los límites que les son propios, cumplidamente; que es querer y promover su perfección”. (El
oscurecimiento de la inteligencia, p.20).

Intuición del ser y esencia dialéctica de la inteligencia

“…Inteligencia es «interioridad objetiva». De ello se sigue que ella es por esencia dialéctica: como inteligencia de un
ser finito, pero cuyo objeto interiormente intuido es el ser infinito, es a la vez finita e infinita. Cada pensante es un
ser finito en relación ontológica con lo infinito como Idea; en cuanto tal, está en relación con el mundo y con el
Infinito subsistente: la inteligencia está constituida «encadenada» al mundo y a la vez «desencadenada» respecto
a su superación hasta el Ser. (...)
Ningún ente finito puede tener conciencia de su finitud si no sabe que es finito: sólo el hombre, u otro ente pensante,
tiene conciencia de ello; pero si estuviera constituido por la sola dimensión de lo finito, no lo sabría igualmente; es
más, en este caso, no sería ni siquiera pensante, faltándole el ser, el objeto interior que lo hace tal: el ente finito
pensante tiene conciencia de su finitud en cuanto que está constituido por el ser como Idea, el que le da la conciencia
de su límite y, a la vez, lo hace inteligente o continente de los límites de todo ente. El ser como Idea es el
«fundamento ontológico», el «principio» del saber, como lo es de cualquier actividad del hombre” (El
oscurecimiento de la inteligencia, p.18).

Racionalismo

“La inteligencia ilumina y mide incluso la razón, signa su límite; la razón es «racional» y «razonable» cuando
no se pone ella misma como principio de la verdad y de toda verdad — y no es renuncia a algo que le pertenece, sino
«racional» conquista de su autenticidad y plenitud— ; cuando no niega el logos, objeto interior de la inteligencia
(...) El escándalo es la «inteligencia de la verdad», la cual no consiente que esta última sea medida por los cálculos
(...)” (El oscurecimiento de la inteligencia, p.28).

La alteridad por el amor

“La conciencia de ser por nuestros límites y de podernos aproximar a la perfección no sobrepasándolos, sino
haciéndonos lo que somos, cada uno de sí mismo un ser «bien acabado», corta de raíz toda envidia, rencor y
codicia; nos pone en la justa posición, la de la «alteridad por amor»: que el otro semejante a mí (hombre) o el otro
diverso de mí (la naturaleza) se haga, con nuestra ayuda, todo lo que es según el orden del ser, es decir otro de
nosotros. Por esto, el trabajo de la inteligencia, cuyo signo es el límite, unido a todas las otras energías corpóreas y
espirituales, es que cada existente se dé acabamiento según lo que es, se «cumpla», sea «clásico», un modelo,
inagotable en cuanto tal por la historia, aunque ésta lo ignore.” (El oscurecimiento de la inteligencia, p.37).

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