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ARISTOTELISMO Y PLATONISMO EN SANTO TOMÁS

La tesis de Fabro:

“En filosofía la participación fue introducida por Platón para expresar la relación del
concreto sensible al inteligible separado (la Idea), o bien del singular al Universal. [...]
La reacción de Aristóteles a la participación platónica se expresa en la edad madura con
excesiva firmeza y casi desprecio. [...]
A la participación platónica, que se resolvía en la imitación y en la trascendencia,
Aristóteles opuso la inmanencia de la forma en las sustancias sensibles y la causalidad
del individuo en el devenir natural: de este modo el pensamiento griego no presentaba
salida alguna. [...] la oposición radical entre la participación platónica y la causalidad
aristotélica volvía imposible una doctrina adecuada de la fundamentación de lo real. [...]
Santo Tomás, en cambio, captó desde el principio el significado teorético de la oposición
de Platón y Aristóteles y la importancia decisiva de su superación o acuerdo sobre los
principios y sobre las conclusiones fundamentales elaborando una propia noción de
participación la cual, a diferencia del concordismo neoplatónico, presenta un concepto
y principio totalmente nuevo que es el concepto de esse como actus essendi (a no
confundir con la existentia del agustinismo y del racionalismo). [...]
La síntesis tomista es absolutamente original: en efecto, ella asume el núcleo metafísico
de la trascendencia platónica [...], que es ensamblado con el acto de la inmanencia
aristotélica [...]. (Cfr. De substantiis separatis, cap. 3)
La noción de participación expresa por tanto en la especulación tomista el último punto
de referencia, sea desde el punto de vista estático de la estructura de la creatura, como
desde el dinámico de su dependencia con respecto a Dios: esta noción asume del
platonismo la relación de ejemplaridad y distinción absoluta entre el ente participante y
el Esse subsistens, y del aristotelismo el principio de la composición real y de la
causalidad real a todo nivel de participación de parte del ente finito.”
(C. Fabro: Elementi per una doctrina tomistica della partecipazione – En: Esegesi
tomistica – Univ. Later., Roma, 1969; pp. 421 y ss).

Aimé Forest:

"La historia doctrinal de la edad media es la de este debate. El problema, cuyas


derivaciones son vastas, es el de saber si hace falta optar entre el universo que se considera
de Platón y el de Aristóteles. El aristotelismo reivindica esa consistencia del ser, que posee
en sí mismo los principios de su unidad, de su verdad, y de su bondad, y estos principios
estarían amenazados por una teoría de la participación entendida literalmente. Es nece-
sario evitar la participación platónica y el realismo que ella implica, a riesgo de caer en el
monismo. Ése es el argumento insistentemente reiterado por el nominalismo medieval. [...]
Sin embargo, el progreso del pensamiento medieval consistirá en mostrar que en el fondo
no existe el supuesto conflicto entre las exigencias del uno y las del ser. [...] Por eso, no es
necesario optar por una de las dos visiones, a saber, la que se remite a Aristóteles y la que
sería la platónica. La unidad y la diversidad se implican rigurosamente la una a la otra.”
(A. Forest: Consentement et Création – Éd. Montaigne, Aubier-Paris, 1943 ; pp. 30-31)

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