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La mente humana siendo una de las mayores

interrogantes de la ciencia y muy compleja, nos hace


cuestionar de cómo y porque funciona así, esta repleta de
fenómenos desconocidos, difíciles de explicar y
comprender.

Siendo el Síndrome de Estocolmo un tema sin desarrollo


informativo y poco conocido entre la población, sabiendo
que cualquier individuo puede padecer ante este,
esperamos proveer a la comunidad información necesaria
y conocimientos profundos para la comprensión del tema,
y también pueda evitar ser afectado por dicho fenómeno
si el individuo se ve en las circunstancia de un secuestro
o retenido en contra de su voluntad.

El poco conocido síndrome de Estocolmo es un trastorno


en el cual las personas que lo padecen tienen cierto
vínculo sentimental hacia la persona que los agrede
Según la corriente psicoanalítica el síndrome de
Estocolmo sería entonces una suerte de mecanismo de
defensa inconsciente del secuestrado, que no puede
responder la agresión de los secuestradores y que se
defiende también de la posibilidad de sufrir un shock
emocional. Así, se produce una identificación con el
agresor, un vínculo en el sentido de que el secuestrado
empieza a tener sentimientos de identificación, de
simpatía, de agrado por su secuestrador.
Preguntas de Investigación

- ¿Qué es el Síndrome de Estocolmo?

-¿Cuáles son las condiciones para que se presente el


Síndrome de Estocolmo?

- ¿Cuales son las características del Síndrome de


Estocolmo?

- ¿Cuáles son los tipos de Síndrome de Estocolmo?

- ¿Cuáles son los casos mas transcendentes del Síndrome


de Estocolmo?

- ¿Cuáles son las consecuencias que deja el Síndrome de


Estocolmo en los afectados?

- ¿Esta la comunidad informada sobre el Síndrome de


Estocolmo?

- ¿Qué tan grave puede verse una persona afectada por


este síndrome?

- ¿Qué actitudes se pueden presentar en una persona que


sufre del síndrome?

- ¿Se puede medir en niveles el Síndrome de Estocolmo?

- ¿Se puede evitar padecer del Síndrome de Estocolmo si


se ve en la situación esencial para que se presente dicho
síndrome?

APROXIMACIÓN CONCEPTUAL

Es una respuesta psicológica en el que la víctima de


secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad,
desarrolla una relación de complicidad con su
secuestrador. En ocasiones, los prisioneros pueden
acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o
evadira la policía

ANTECEDENTES

El síndrome ha sido llamado de este modo desde el robo


del banco Kreditbanken en Norrmalms (Estocolmo),
Suecia, que transcurrió desde el 23 al 28 de agosto de
1973. En este caso, las víctimas - tres mujeres y un
hombre - defendieron a sus captores incluso después de
terminado su secuestro, que duró aproximadamente seis
días. Mostraron también una conducta reticente ante los
procedimientos legales. Se dice incluso que una de las
mujeres secuestrada se habría comprometido con uno de
los captores.

En ese tiempo, una de las rehenes, llamada Kristin


Enmark, desarrolló una relación de solidaridad y afecto
con su secuestrador, terminando por cooperar con la
situación. A este fenómeno lo llamaron "síndrome de
Estocolmo".
Años más tarde, Enmark reconoció públicamente que su
reacción no fue coherente, pero lo atribuyó a una forma
inconsciente de protegerse a sí misma.

Fue solo al año siguiente del secuestro de Estocolmo que


la expresión se hizo popular. En 1974 Patricia Hearst fue
secuestrada por el Ejército Simbionés de Liberación. La
relación de Hearst con sus secuestradores llegó a tal
extremo de que, tras ser liberada, se unió a sus captores
y participó en el asalto a un banco. A partir de allí, el
término se difundió masivamente.

El término fue acuñado por el criminólogo y psicólogo Nils


Bejerot, colaborador de la policía durante el robo, al
referirse al síndrome en una emisión de noticias. Fue
entonces adoptado por muchos psicólogos en todo el
mundo.

CAUSAS

Tanto el rehén o la víctima como el autor del delito


persiguen la meta de salir ilesos del incidente, por ello
cooperan. Los rehenes tratan de protegerse, en el
contexto de situaciones incontrolables, en las cuales
tratan de cumplir los deseos de sus captores. Los
delincuentes se presentan como benefactores ante los
rehenes para evitar una exaltación de los hechos. De aquí
puede nacer una relación emocional de las víctimas por
agradecimiento con los autores del delito. Con base de la
historia de desarrollo personal se puede ver el
acercamiento de las víctimas con los delincuentes, una
impresión en la edad infantil.

SITUACIONES

El psicólogo Nils Bejerot, afirma que el síndrome de


Estocolmo es más común en personas que han sido
víctimas de algún tipo de abuso, tal es el caso de:
1.-Víctimas de incesto.

2.-Niños maltratados.

3.-Mujeres maltratadas.

4.-Prisioneros de guerra.

5.-Miembros de sectas.

6.-Víctimas de incesto.

7.-Situaciones de secuestro criminal.

8.-Prisioneros de campos de concentración.

SINTOMAS Y CONDUCTAS

1.-Sentimientos positivos de la víctima hacia el


abusador/controlador.

2.-Sentimientos negativos de la víctima hacia familiares,


amigos, o autoridades que tratan de rescatarlos o
apoyarlos en su liberación.

3.-Apoyo a las conductas y sentimientos del abusador.

4.-Sentimientos positivos del abusador hacia la víctima.


5.-conductas de apoyo de la víctima, a veces ayudando al
abusador.

6.-Incapacidad para llevar a cabo comportamientos que


podrían ayudarla en su liberación o desapego.

7.-La percepción de una amenaza a la supervivencia física


o psicológica y la creencia de que el abusador llevará a
cabo la amenaza.

8.-La percepción de cierta amabilidad del abusador hacia


la víctima.

9.-Ausencia de un punto de vista diferente al del


abusador.

10.-La percepción de la incapacidad de escapar de la


situación.

CASOS FAMOSOS

Entre alguna de los casos famosos es el de Patricia


Hearst, nieta del influyente y poderoso editor William
Randolph Hearst, quien, después de haber sido retenida
por una organización terrorista (el Ejército Simbiótico de
Liberación), se unió a ellos varios meses después de
haber sido liberada.

INTRODUCCIÓN PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el


que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su
propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad
con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros
pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus
fines o evadir a la policía. Según la corriente
psicoanalítica el síndrome de Estocolmo sería entonces
una suerte de mecanismo de defensa inconsciente del
secuestrado, que no puede responder la agresión de los
secuestradores y que se defiende también de la
posibilidad de sufrir un shock emocional. Así, se produce
una identificación con el agresor, un vínculo en el sentido
de que el secuestrado empieza a tener sentimientos de
identificación, de simpatía, de agrado por su
secuestrador. en pocas palabras el síndrome de
Estocolmo es el trastorno mental de tener algún aprecio a
aquellas personas que te maltratan o lastiman, el
problema es que muchas personas lo padecen y no se dan
cuenta o ni siquiera saben a qué se refiere. Hemos
observado que la víctima tiene cierta dependencia al
agresor, cierta necesidad de estar con él. El tema nos
llamó la atención porque en nuestro entorno se da mucho
el maltrato en diferentes formas y esto la gente lo ve
normal sin ni siquiera saber que es un trastorno y el grado
de daño que se presenta, también es un reto para
rescatar valores perdidos

HIPÓTESIS

Es posible que las víctimas de este tipo de maltrato


desarrollen síntomas característicos generales para
poder analizar con mayor precisión en la población
mayoritaria, al presentar el proyecto causará gran
impacto pues en nuestra sociedad es muy común este
trastorno psicológico y probablemente no muy conocido
en el impacto moral de las víctimas.
JUSTIFICACIÓN.

El síndrome de Estocolmo viene a ser el amor que se


tiene al agresor en una relación abusiva, que toma su
nombre de un asalto en un banco de Estocolmo, Suecia;
donde los rehenes después de cinco días atados con
dinamita, mostraron un evidente apoyo a los criminales,
creando un vínculo emocional; esto visto desde un punto
social, puede encontrarse en relaciones familiares,
románticas o interpersonales, donde el maltratador puede
ser un marido o esposa, novia o novio, madre o padre, o
cualquier otro que tenga una posición de control o
autoridad.

La difusión de la investigación beneficiara a jóvenes y


adultos para la prevención de este síndrome, de manera
que los lectores al tener el conocimiento de este
problema logren identificarlo para evitar procederlo, por
tal su importancia de conocerlo y difundirlo, debido a que
existen muchos problemas relacionados a esto y
desconocen cómo tratarlo. Un atracador, un presidiario y
cuatro empleados convivieron seis días en la bóveda de
seguridad de un banco, y los rehenes entablaron una
relación de complicidad con sus secuestradores que
acabó dando nombre a un término psicológico de uso
común en todo el mundo.
REACCION DE LA VICTIMA SEGÚN EL TIPO DE
SECUESTRO.

De esto se desprende una clasificación relativa a los


diferentes tipos de secuestros: 1) el secuestro express, 2)
la toma de rehenes azarosa, 3) el secuestro
personalizado.

1) El secuestro express lo único que intenta es el pago de


dinero al que la misma víctima o sus familiares-amigos
pueden acceder con rapidez y facilidad. Este formato es
más rápido, eficaz y menos comprometedor, a pesar de
que la suma recaudada sea muy inferior al de otro tipo de
secuestros. Suele estar acompañado de torturas
psicológicas y/o físicas para intimidar a la víctima y, por
esta razón, así como por la emergencia de obtener el
dinero rápidamente, es más que improbable el desarrollo
del Síndrome de Estocolmo.

2) La toma de rehenes azarosa, aunque también conlleva


la inmediatez de terminar con el delito, puede incluir la
combinación de conductas ambivalentes:
afectuosas/continentes vs. agresiones verbales y/o
físicas/amenazas, particularmente si el cautiverio se
prolonga por complicaciones en el acto ilegal. Por esta
razón es que puede darse con ciertos rehenes el
Síndrome de Estocolmo, ya que el principal objetivo pasa
por la obtención de dinero del lugar tomado y no de lo que
pueden obtener de las personas que quedaron presas de
su libertad y se encontraban allí ocasionalmente. Ello
depende fundamentalmente del “profesionalismo” de los
delincuentes para llevar adelante este tipo de delitos. No
es lo mismo el accionar de aquellos improvisados para
quienes las conductas abusivas suelen ser las habituales,
de aquellos experimentados, quienes tratan a sus
víctimas hasta con cordialidad. Muchas veces los
captores actúan con conductas sorprendentes: son
considerados, atentos, teniendo comportamientos como
si los rehenes estuvieran del mismo bando: comer juntos,
no apoderarse de todo o de parte de su dinero o alhajas
por el valor afectivo, asegurarles fehacientemente que no
van a dañarlos.

3) El secuestro personalizado se da cuando la elección de


la víctima está identificada y el objetivo único es obtener
el botín impuesto. Para ello efectúan con antelación
investigaciones sobre los movimientos y el poder
adquisitivo del secuestrado y su familia, contando con
fuentes de información sólidas y veraces por el tipo de
organización que conforman y planifican una serie de
estrategias previas al secuestro para evitar la posibilidad
de correr riesgos. Los secuestros pueden incluir torturas
físicas, psicológicas, humillaciones, amenazas, burlas,
descalificaciones que degradan la autoestima y denigran
a la víctima hasta los niveles más impensados. Esto con
el paso del tiempo y el nivel de maltrato recibido agrava
el sometimiento y la sumisión consecuente que adopta la
persona secuestrada con el único fin de asegurar la
supervivencia. En aquellos casos donde la víctima no
recibe ningún tipo de comprensión ni consideración y, por
el contrario, es protagonista de torturas y abusos físicos
y emocionales extremos que pueden llegar a la mutilación
de su cuerpo, es más que improbable el desarrollo del
Síndrome de Estocolmo. Ejemplo de ello son los
secuestros recientes donde a las víctimas les cortaron
las falanges de los dedos como forma de amenaza e
intimidación para presionar a sus familiares y de
asegurarse el pago del rescate. Las víctimas de este tipo
de secuestros generan odio, furia, ira, sed de venganza; y
hasta el mismo deseo de la muerte de sus captores de la
peor forma.

SINDROME DE ESTOCOLMO DOMESTICO.

En el caso de las mujeres maltratadas, el Síndrome de


Estocolmo Doméstico cobra otro tipo de peso, puesto que
el victimizador es precisamente su marido, con quien
decidieron concretar un proyecto de vida y con quien
conviven. En este maltrato existe intencionalidad,
direccionalidad y selectividad, agravado por la cronicidad
de la relación. Esto produce un deterioro progresivo que
puede llegar a consecuencias extremas: depresión, la
indefensión aprendida (la imposibilidad de respuesta para
protegerse ante los ataques violentos), el síndrome de
dejarse morir, el suicidio, el homicidio. El Síndrome de
Estocolmo Doméstico se significa en su mejor expresión,
puesto que el maltrato no lo reciben las 24 hs. de los 365
días del año. Se combinan períodos de abuso y de afecto,
lo cual confunde a la víctima y la deja entrampada en el
vínculo, esperando que aparezca el marido cálido y
bondadoso y negando su faceta violenta. La similitud
entre el Síndrome de Estocolmo en las víctimas de
secuestro y del Síndrome de Estocolmo en el Hogar pasa
por el cautiverio; ya que el hombre violento condiciona,
controla, prohíbe o impide las salidas de la mujer; y por la
dependencia emocional que se establece relativa al
sometimiento y a la apropiación corporal y mental de la
mujer. La dependencia emocional característica de la
mujer maltratada se afianza en la creencia de que no
podría vivir sin este hombre al lado, como si fuera un
órgano vital de su cuerpo, porque esto es lo que él le hizo
creer. Finalmente es importante resaltar que la gama de
secuelas que viven las personas secuestradas es variable
y mucho de ello depende del tiempo que duró el mismo; el
trato y las conductas a las que fueron sometidos durante
el cautiverio; la mayor o menor labilidad emocional de la
víctima; la contención y apoyo familiar y terapéutico
preferentemente. Nadie sale ileso de estas situaciones
pero de acuerdo a la experiencia vivida, la recuperación
puede ser más rápida o más resistente.

MARCO TEÓRICO: (origen del termino Estocolmo resumen


de la historia de donde se origino este síndrome)

Jan Erik "Janne" Olsson entró el 23 de agosto de 1973


encapuchado, armado con una metralleta y con
explosivos en la sucursal del Kreditbank en la céntrica
plaza de Norrmalmstorg. "Tiraos al suelo, ahora empieza
la fiesta", dijo en inglés antes de disparar al techo, tomar
como rehenes a tres empleadas y plantear condiciones a
la policía: tres millones de coronas suecas, un coche y vía
libre para salir de Suecia. Olsson exigió además que fuera
trasladado desde su celda al banco Clark Olofsson,
entonces uno de los criminales más conocidos del país y
con quien había coincidido en la cárcel. El síndrome de
Estocolmo viene a ser el amor que se tiene al agresor en
una relación abusiva, que toma su nombre de un asalto en
un banco de Estocolmo, Suecia; donde los rehenes
después de cinco días atados con dinamita, mostraron un
evidente apoyo a los criminales, creando un vínculo
emocional; esto visto desde un punto social, puede
encontrarse en relaciones familiares, románticas o
interpersonales, donde el maltratador puede ser un
marido o esposa, novia o novio, madre o padre, o
cualquier otro que tenga una posición de control o
autoridad. 6 Las autoridades aceptaron parte de sus
exigencias y llevaron a Olofsson al banco, donde estaba
escondido otro empleado que pasó a integrar el grupo de
rehenes en la bóveda de seguridad. Allí permanecieron
seis días, los últimos cuatro limitados a un espacio
reducido, después de que unos agentes lograran colarse
en la entidad y cerrar la bóveda para aislarlos. Rehenes y
secuestradores jugaron a las cartas y al cinco en raya y
entablaron lazos afectivos que pronto quedaron de
manifiesto. En las conversaciones telefónicas mantenidas
durante el cautiverio con el primer ministro sueco, Olof
Palme, Kristin Enmark, de 23 años, que ejercía de
portavoz de los rehenes, tomó claramente partido por
"Janne" Olsson frente a la policía. "Confío plenamente en
ellos, viajaría por todo el mundo con ellos", llegó a decir
de sus secuestradores Enmark, dispuesta a aceptar la
propuesta de Olsson de que los dejaran salir en coche
llevándose a dos rehenes, una idea rechazada por las
autoridades. Los acontecimientos se precipitan a partir
del cuarto día, cuando la policía taladró el techo de la
bóveda: Olsson amenazó con colocar sogas al cuello de
los rehenes e hirió de un tiro a un agente. "Nunca creí que
Jane fuera a dispararnos. Pero claro que tenía miedo de
morir, de que la situación se descontrole. No sabíamos
qué tenía pensado hacer la policía", confesó Birgitta
Lundblad en un documental de hace años a la televisión
pública sueca. Al sexto día, la policía soltó gas
lacrimógeno en la bóveda, y a los pocos minutos, Olsson
se rindió, sin que hubiera heridos. 7 Los rehenes se
negaron a salir antes que sus captores, por miedo a que
éstos fueran castigados y se despidieron de ellos con
abrazos. "Sé que puede sonar un poco raro, pero no
queríamos que la policía les hiciera daño, una vez que
todo había acabado", aseguraba Lundblad, rechazando la
existencia de un síndrome en los rehenes y apelando a
una simple cuestión de supervivencia. Igual de escéptico
se muestra ahora Olsson sobre el síndrome, bautizado
inicialmente como "de Norrmalmstorg" por el criminólogo
Nils Bejerot, que colaboró con la policía durante el robo.
Fue su personalidad la que provocó una reacción positiva
de los cautivos, sostiene Olsson, condenado a 10 años de
cárcel y que después nunca ha vuelto a tener problemas
con la ley. "Me llevé bien con todos. En el talego me
visitaron dos rehenes, y cuando me casé en la cárcel, los
policías hicieron de testigos", aseguró en una entrevista
reciente a la agencia sueca TT el ex secuestrador, de 72
años y que trabaja en un concesionario de coches. Olsson
sostiene que él quiso irse cuando recibieron el dinero de
la policía, pero que su compañero no se atrevió. "No me
arrepiento de lo ocurrido, igual en cierto modo. Pero de
qué sirve", confesó. El "drama de Norrmalmstorg", que ha
originado varios libros y una película, también ha dado pie
a mitos como que Olofsson se llevó una importante suma
de dinero del banco o que una de las rehenes tuvo sexo
con uno de los captores, luego desmentido. 8 Clark
Olofsson fue absuelto en segunda instancia por lo
ocurrido en el Kreditbank, pero luego recibió varias
condenas por otros delitos, que lo llevaron a cárceles de
Suecia y de Dinamarca. Dos de los rehenes siguieron
trabajando en el banco, mientras que otra estudió
psicoterapia y la cuarta desapareció de la luz pública, a la
que cuatro décadas después ha vuelto el secuestro. Esto
visto desde un punto social, puede encontrarse en
relaciones familiares, románticas o interpersonales,
donde el maltratador puede ser un marido o esposa, novia
o novio, madre o padre, o cualquier otro que tenga una
posición de control o autoridad. La difusión de la
investigación beneficiará a jóvenes y adultos para la
prevención de este síndrome, de manera que los lectores
al tener el conocimiento de este problema logren
identificarlo para evitar procederse, por tal su
importancia de conocerlo y difundirlo, debido a que
existen muchos problemas relacionados a esto y
desconocen cómo tratarlo. De acuerdo con el psicólogo
Nils Bejerot, el Síndrome de Estocolmo es más común en
personas que han sido víctimas de algún tipo de abuso,
tal es el caso de: rehenes, miembros de secta, abuso
psicológico en niños, prisioneros de guerra, prostitutas,
prisioneros campos de concentración, víctimas de
incesto, y violencia doméstica.

FUNDAMENTACION TEORICA.

Desde el punto de vista psicológico, las reacciones de


este tipo están consideradas como una de las múltiples
respuestas emocionales que puede presentar el
secuestrado a raíz de la vulnerabilidad y extrema
indefensión que produce el cautiverio, y aunque es una
respuesta poco usual, es importante entenderla y saber
cuándo se presenta y cuándo no, porque el fenómeno ha
sido tan tergiversado, que se ha llegado a pensar que es
una "enfermedad" que padecen todas las personas que
atraviesan por una situación de cautiverio. Además, con
frecuencia se convierte en una de las mayores
preocupaciones expresadas por los familiares de los
secuestrados después de la liberación. Tanto el ex rehén
como sus allegados se preguntan con temor si algunos de
los sentimientos de gratitud y aprecio hacia sus captores,
forman parte de la sintomatología del síndrome y se suele
creer, equivocadamente, que la persona lo está
padeciendo, considerándola "enferma". En realidad,
según los expertos en psiquiatría, "el llamado síndrome
de Estocolmo sólo se presenta cuando la persona se
identifica inconscientemente con su agresor, ya sea
asumiendo la responsabilidad de la agresión de que es
objeto, ya sea imitando física o moralmente la persona
del agresor, o adoptando ciertos símbolos de poder que lo
caracterizan". Cuando alguien es retenido contra su
voluntad y permanece por un tiempo en condiciones de
aislamiento y sólo se encuentra en compañía de sus
captores puede desarrollar, para sobrevivir, una corriente
afectiva hacia ellos. Esta corriente se puede establecer,
bien como nexo consciente y voluntario por parte de la
víctima para obtener cierto dominio de la situación o
algunos beneficios de sus captores, o bien como un
mecanismo inconsciente que ayuda a la persona a negar
y no sentir la amenaza de la situación o la 10 agresión de
los secuestradores. En esta última situación se está
hablando de Síndrome de Estocolmo. Lo que se observa
en la mayoría de los casos es una especie de gratitud
consciente hacia los secuestradores, tanto en los
familiares como en los individuos. Agradecen el hecho de
haberlos dejado salir con vida, sanos y salvos y a veces
recuerdan - sobre todo en las primeras semanas
posteriores al regreso - a quienes fueron considerados
durante ese trance o tuvieron gestos de compasión y
ayuda. Es comprensible, bajo estas circunstancias que
cualquier acto amable de los captores pueda ser recibido
con un componente de gratitud y alivio. El secuestrado
vive dramáticamente una situación de impotencia, al no
poder responder a la agresión de que es objeto, pues lo
más natural en el comportamiento, es que si a uno lo
atacan que responda al atacante. Si no se puede, si se
está imposibilitado de responder con la agresión mínima
indispensable para mantener el equilibrio, y se tiene que
suprimir o reprimir esa agresión, ella se acumula y va
dirigida contra uno mismo. El síndrome de Estocolmo
sería entonces una suerte de mecanismo de defensa
inconsciente del secuestrado, que no puede responder la
agresión de los secuestradores y que se defiende también
de la posibilidad de sufrir un shock emocional. Así, se
produce una identificación con el agresor, un vínculo en
el sentido de que el secuestrado empieza a tener
sentimientos de identificación, de simpatía, de agrado por
su secuestrador. El psicólogo Emilio Meluk presentó a
finales de los años noventa los resultados de una
investigación sobre los efectos psicológicos del
secuestro en sus víctimas, que lleva por título "El
Secuestro, una muerte suspendida", en el que se
centraba en las experiencias vividas por ochenta ex
secuestrados después de su liberación y un número
similar de familias. Sus conclusiones revelaron que la
expectativa por saber si padecen el Síndrome de
Estocolmo, es una de las preocupaciones más
expresadas por parte de los ex secuestrados después de
la liberación. Se preguntan, reiteradamente, si algunos de
sus comportamientos durante el cautiverio, y después de
haber sido liberados, corresponden 11 a esta secuela del
secuestro. Lo expresan con signos claros de temor y
remordimiento, como si de haberse presentado en ellos
significaba haber sido débiles o deshonestos. Hay que
aclarar de nuevo, que el Síndrome de Estocolmo es
simplemente algo que la víctima de un secuestro percibe,
siente y cree que es razonable que sea de esa manera,
sin darle mayor relevancia a la identificación misma ni
sentirla como tal. Solamente los que lo ven desde fuera
podrían encontrar irracional el que la víctima defienda o
adopte actitudes para disculpar a los secuestradores y
justificar los motivos que tuvieron para secuestrar. Para
que se pueda desarrollar el Síndrome de Estocolmo los
expertos del tema aseguran que es necesario que el
secuestrado no se sienta agredido, violentado ni
maltratado. De lo contrario, el trato negativo se
transforma en una barrera defensiva contra la posibilidad
de identificarse con sus captores y aceptar que hay algo
bueno y positivo en ellos y sus propósitos. Si los ex
secuestrados califican las condiciones de secuestro y el
trato recibido como deleznable, impiden el desarrollo del
Síndrome. En un secuestro, los intentos de manipulación
son frecuentes, en casi todos los casos los secuestrados
fingen para poder sobrevivir. Esto se ve más claramente
al comparar la actitud que tienen con sus secuestradores
durante el cautiverio y la forma como se refieren a ellos
una vez libres. Mientras estaban presos pudieron tener
actitudes amigables, sin embargo, una vez fuera del
riesgo de morir, se refieren a ellos de un modo negativo y
con rencor, lo cual señala que lo expresado en cautiverio
no es una identificación con los agresores sino un anhelo
de sobrevivir. La esperanza de vivir no solamente se
expresa en los comportamientos y actitudes
condescendientes. Algunos recurren a la simulación de
enfermedades o a la dramatización de algunas ya
existentes, con el objeto de manipular a sus
secuestradores para lograr un trato más considerado, o
simplemente para sentir que tienen algún control sobre la
situación, y sobre ellos. Fingir un infarto, un ataque
epiléptico o exagerar una deformación física es
frecuente. En últimas, cuando el secuestrado logró el
objetivo de poner en su favor algunos sentimientos de los
secuestradores y obtiene respuesta que los benefician de
esa manera, conjura la posibilidad de morir durante el
cautiverio o aproxima la probabilidad de obtener la
liberación. 12 Volviendo al trabajo de Meluk, también
señala que ha podido destacar, en las narraciones de
algunos ex secuestrados, una especie de gratitud hacia
los secuestradores, como si quisiera agradecerles el
habernos colocado en una situación que les permitió
reestructurar su personalidad y su sistema de valores,
pero ninguna de las víctimas de secuestro analizadas
aquí se auto responsabilizan de él, ni justifican los
propósitos de la organización que los secuestró, ni los
defiende públicamente. El no presentarse el Síndrome de
Estocolmo indica que hay en los ex secuestrados
conciencia del daño y de la agresión de que son objeto
durante el cautiverio, que lo objetivan en los
secuestradores y no en sí mismos y que rechazan asumir
como propias las razones que llevan a su secuestro. En
definitiva, para detectar y diagnosticar el síndrome de
Estocolmo, se hacen necesarias dos condiciones, por un
lado, que la persona haya asumido inconscientemente
una notable identificación en las actitudes,
comportamientos o modos de pensar de los captores,
casi como si fueran suyos, y por otro, que las
manifestaciones iniciales de agradecimiento y aprecio se
prolonguen a lo largo del tiempo, aún cuando la persona
ya se encuentra integrada a sus rutinas habituales y haya
interiorizado la finalización del cautiverio.
Metodología de la investigación: INVESTIGACIÓN
CORRELACIONAL

1.-Método inductivo: Es un proceso en el que a partir del


estudio de casos particulares, se obtienen conclusiones o
leyes universales que explican o relacionan los
fenómenos estudiados.

2.-Método analítico En él se distingue los elementos de un


fenómeno y se procede a revisar ordenadamente cada
uno de ellos por separado.

Al preguntarme que tanto se conoce este tema en mi


circulo social próximo me di a la tarea de hacer unas
encuestas en personas desde los 15 años hasta los 70
años siendo un total de 15 encuestas realizadas de las
cuales al compararlas hice una pequeña conclusión a
manera de opinión y nota.

se realizaron un total de 15 entrevistas de las cuales


podemos concluir un problema importante que se
sintetiza en el nulo conocimiento de la población
entrevistada acerca de la identificación del problema y el
impacto moral que ello recae, las entrevistas se
realizaron en la zona de ciudad de MEXICO En el sur para
ser mas precisos, a grupos de población ( mi entorno
próximo de población) de diferentes rangos de edad,
empezando por alumnos del nivel secundaria y
bachillerato; y a los vecinos de las comunidades
cercanas, se interpreta que saben acerca de los tipos de
agresiones pero no lo logran relacionar con los problemas
interpersonales pues son problemas comunes que suelen
pasar a diario y se muestran como conductas normales,
al final de cuentas se pone de pretexto el amor que se
tiene y se olvidan por un tiempo, sin saber lo que esto
puede llegar a ocasionar, no se atienden a las
consecuencias y demuestran que todo el maltrato que
sufren es por amor o del que diran, también nos dimos
cuenta que la mayor parte de las personas encuestadas
no tenía idea de lo que es el “Síndrome de Estocolmo” ni
cuando se da, en fin no sabían nada tenían nulo
conocimiento acerca de esto.

Conclusión: Pocas personas conocen o han oído acerca


del tema pues con la aplicación de encuestas nos hemos
dado cuenta de que hay poca o nula conciencia acerca
del respeto y cultura de no violencia. Es importante
difundir la investigación pues arroja resultados que sirven
como ejemplo para combatir violencia y además nos deja
información que sirve para identificar y evitar una
relación que se va tornando mala. Yo tendría una
propuesta a por lo menos en mi comunidad hacer que la
gente tenga conciencia sobre el maltrato y que conozca
ampliamente este tema para asi por si algún familiar o
conocido tenga síntomas comunes del síndrome de
Estocolmo puedan ayudarlos.

CONCLUSION.

Los vínculos emocionales con los abusadores son, en


realidad, una estrategia de supervivencia de las víctimas
de abuso e intimidación. La reacción del “Síndrome de
Estocolmo” en situaciones de toma de rehenes y/o
situaciones abusivas son tan conocidas en la actualidad
que los negociadores de rehenes policiales ya no las ven
como reacciones inusuales. De hecho, frecuentemente se
alienta este tipo de reacción en situaciones delictivas
porque aumenta las posibilidades de supervivencia de los
rehenes. El lado negativo de esto es que también asegura
que aquellos rehenes que experimentan el “Síndrome de
Estocolmo” no colaborarán mucho durante el rescate o la
prosecución penal. El personal de cumplimiento de la ley
local ha reconocido este síndrome, a lo largo de mucho
tiempo, en el caso de mujeres golpeadas que deciden no
presentar cargos contra el abusador, pagan la fianza de
su esposo o novio golpeador para que sea liberado de
prisión, y hasta han llegado a atacar físicamente a la
policía cuando ésta acude a rescatarlas de un ataque
violento.

Es importante comprender los componentes del Síndrome


de Estocolmo, ya que se relacionan con las relaciones
abusivas y controladoras. Una vez que se comprende el
síndrome, es más fácil comprender por qué las víctimas
apoyan, aman, e incluso defienden a sus abusadores o
controladores.

Cada síndrome tiene síntomas o conductas, y el Síndrome


de Estocolmo no es una excepción. Aunque no se ha
determinado una lista precisa de características, debido
a la diversidad de opiniones entre los expertos y los
investigadores, muchas de las siguientes características
se encontrarán presentes:
• Sentimientos positivos por parte de la víctima hacia el
abusador o controlador.

• Sentimientos negativos por parte de la víctima hacia


sus familiares, amigos, o hacia las autoridades que
intentan rescatarla o apoyarla o conseguir su liberación.

Fuentes de consulta:

Libro: maldito síndrome de Estocolmo

Autor: Carmen Sereno

Fecha de publicación: 10 de octubre de 2018

Libro: el síndrome de Estocolmo

Autor: Antonio Pereira

Fecha de publicación: 1988

Pelicula: 12 monos

Autor: Terry Gilliam

Fecha de publicación: 5 de enero de 1996

Pelicula: La bella y la bestia

Productora: Walt Disney Pictures; Mandeville

Fecha de publicación: 17 de marzo de 2017

Serie Netflix: La casa de papel

Productora: Vancouver Media


Fecha de publicación: 2 de mayo de 2017

Serie Netflix: Estocolmo

Productora: Storylab; Kapow S.A

Fecha de publicación: Noviembre de 2016

Paginas de internet:

Andrés Montero Gómez, 1999, Psicopatología del


Síndrome de Estocolmo.

https://www.significados.com/sindrome-de-estocolmo/

AMOR A LA AGRESIÓN: SÍNDROME DE ESTOCOLMO

AUTORES: Jorge Luis Esquivel García y María Fernanda


Trejo Gutiérrez

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