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INTRODUCCIÓN
Este análisis contiene dos partes. La primera trata sobre un breve análisis
de los parágrafos más importantes del escrito nietzscheano. La segunda par-
te, trata sobre un análisis del texto en general.
Pueblo Libre – Perú 2010
Desde que hay hombres, estos suelen engañarse los unos a los otros y el
mismo hombre llega a pensar que todo que el mundo gira alrededor de él
mismo. Este acto de petulancia y soberbia está fuertemente conectado al co-
nocimiento, lo cual es la causa del engaño acerca de su propia existencia, en
su intento de sobrevalorar su propio conocimiento. El individuo logró obtener
la inteligencia e hizo de esta su 3
Hasta aquí, podemos darnos cuenta que este texto contiene en germen,
las afirmaciones más relevantes y trascendentes de la obra nietzscheana,
como lo son: el nihilismo, la transmutación de los valores, la muerte de Dios,
etc. Y empieza a narrarnos las bases de su filosofía: el vitalismo, la voluntad
de poder y el übermensch.
3. Una función metafórica de la filosofía del arte Así como la primera parte
del breve extracto “Sobre verdad y mentira” es una crítica del lenguaje y de la
verdad científica, esta segunda parte atañe a la filosofía del arte como fun-
ción metafórica, y ¿por qué esto? Porque surge un impulso a la construcción
de metáforas, las cuales son fundamentales en el hombre, para no dejarse
aplastar por la colosal “necrópolis de intuiciones” que lleva consigo como una
cruz, la cual es la ciencia. A través de estas expresiones se busca un nuevo
campo en el mito y en el arte.
Aquí podemos observar que Nietzsche empieza otorgando un impulso hacia la cons-
trucción de metáforas. Ese impulso es fundamental en el hombre, del cual, no se puede
prescindir ni un solo instante, ya que si así se hiciere, se prescindiría del hombre mis-
mo, el cual, no queda en verdad sujeto y apenas si domado por el hecho de que con sus
evanescentes productos, los conceptos resultan construidos por un nuevo mundo re-
gular y rígido que le sirve de fortaleza.
Se busca un nuevo campo para su actividad y otro cauce, los cuales son encontrados en
el mito y sobre todo, en el arte. Confunde sin cesar las rúbricas y las celdas de los con -
ceptos, introduciendo de esta manera nuevas extrapolaciones, metáforas y metoni-
mias; continuamente muestra el afán de configurar el mundo existente del hombre
despierto, haciéndolo tan abigarradamente irregular, tan inconsecuente, tan inconexo,
tan encantador y eternamente nuevo, como lo es el mundo de los sueños.
1. La verdad es de temer
El texto de Nietzsche está dividido en dos partes. En la primera, trata sobre la naturale-
za del hombre que busca “verdades” en las cosas para poder “aclarar” hechos o sucesos
que considera importantes en su vida, sin darse cuenta que todo empieza, no por el
problema de la “verdad”, sino por el lenguaje que se emplea.
Esto se debe a que el hombre, como ser débil y finito, pretende osadamente conocer la
verdad de las cosas y encontrarlas en la naturaleza, sin percatarse que esta es cambian-
te e irregular. Aun así, el hombre desea “saberlo todo”, para beneficiar su propia condi-
ción mental. Por ello, el hombre necesita del intelecto y lo emplea como un “arte” para
fingir ante los demás, y de ese modo, pretende conocer las verdades que no puede lle -
gar a alcanzar.
También nos dice Nietzsche que el hombre está acostumbrado a vivir en sociedad, la
cual le obliga a crear un “acuerdo de paz” con sus semejantes y así no tener que vivir en
conflicto. Sin embargo, es triste saber que ese “acuerdo de paz”, no es más que un in-
vento válido para dejar constancia que todas las acciones llevadas a cabo, fuesen “con-
sideradas” como “verdad entre los hombres”. Precisamente, aquí es 8
cuando nacen las palabras “verdad y mentira” como una extrapolación a todo lo dicho.
Nietzsche hace bien al afirmar “cuando el hombre intenta hacer parecer algo irreal
como real nace la mentira”, y esto se debe, a que la sociedad ya no confiará más en él,
siempre y cuando esta mentira, perjudique a los intereses de los demás. Pese a ello, el
hombre desea saber la verdad, pero no sabe que la naturaleza se la oculta, y esto es por -
que existe una gran distancia entre lo real y los conceptos.
El hombre siempre trata de habituarse a situaciones favorables y conformistas, por
ello, nace el impulso que lo lleva a querer saber la verdad. Pero aun así, el hombre suele
conformarse tan solo con buscar las consecuencias agradables que le ofrece la verdad,
pero no la verdad misma, lo cual nos demuestra que al hombre no le interesa lo más
mínimo la verdad, a la cual empieza a serle indiferente, ya que solo desea y se confor -
ma con las buenas consecuencias que esta produce, con aquello que solo le da bienestar
y de alguna manera: felicidad.
Para llegar a esto, el hombre recurre al uso del lenguaje y por eso Nietzsche nos dice
que el hombre utiliza el lenguaje de manera arbitraria, por ejemplo cuando decimos
“mesa”, solo tenemos un concepto, algo generalizado, ya que existen miles de mesas.
Pero al decir “mesa”, también se empiezan a perder detalles esenciales del objeto al cual
hacemos referencia, por ejemplo, sus características (tamaño, largo, etc.). De este
modo logramos formar conceptos con el lenguaje, pero conceptos que son formados
por el mismo hombre. Aún así, podemos observar que el lenguaje intenta aproximarse
a la verdad, pero no se aproxima ni en lo más mínimo a ella. Por eso nos dice Nietzs-
che, que la verdad no son conceptos, sino metáforas, es decir, un “árbol” es la suma de
innumerables experiencias humanas, pero que el lenguaje mismo las restringe.
Precisamente, el mismo Nietzsche afirma que aquello que nosotros conocemos y lla-
mamos “verdades”, se ha vuelto como monedas desgastadas, ya que no nos importa el
valor de la moneda, sino del metal, además con ello se pierde el origen de la metáfora,
cuando sabemos bien que el argumento de Nietzsche gira en torno a ella. Lamentable-
mente todo esto se debe a que el hombre ve la realidad desde su propia perspectiva, y
solo conoce lo que aporta, y si por ahí empieza a desconfiar de algo, es porque no reco-
noce tales aportaciones.
Por último, las cosas que captamos no son verdades en sí, porque tomamos al hombre
como punto de partida. Nietzsche pretende que el hombre trate de ser claro, directo,
pero como muchos están acostumbrados a vivir en un “mundo de mentiras y engaños”,
se esconden bajo la careta de la “felicidad”, y no viven la realidad. Muchos hombres no
quieren saber la verdad, porque simplemente la verdad es de temer.
El hombre es el gran constructor del lenguaje, y para ello las dos únicas herramientas
que necesita son: los conceptos y las “verdades”. Desde que el hombre pretende cons-
truir “verdades” y conceptos, es cuando recurre a la abstracción y de ahí extrae las me-
táforas y metonimias, para traer a la realidad aquellas abstracciones que solo se en -
cuentran en un mundo de sueños. Por ello, Nietzsche le da razón (en parte) a Pascal
con el ejemplo del sueño. Sin embargo, no podemos negar la realidad. Al hombre le
gusta vivir engañado, seducido por la misma tendencia de buscar felicidad en donde
no la hay, por eso se deja engañar recurriendo al maestro de la ficción, el intelecto, para
crear su propia mentira, ignorando por completo que vivir engañado, lo único que le
producirá al final, será dolor. Pero como este, es indiferente a la verdad, el salir dañado
es lo que menos le importa y prefiere vivir tranquilo en el mundo que él mismo creó.
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Nietzsche hace una notable referencia, al tratar los aspectos del hombre racional y el
hombre intuitivo. Sin embargo, termina por destacar la actitud del hombre estoico, de-
bido a su ecuánime comportamiento ante las desgracias y alegrías, debido a que está
instruido por las experiencias y dominado a sí mismo, por conceptos, lo cual hace que
sepa comportarse ante los demás. Pero el hombre ordinario, pretende vivir solamente
de ilusiones que él mismo crea y asume como si fueran verdades, pues esos engaños,
esas ilusiones son las que precisamente le hacen vivir una falsa felicidad, para lo cual,
este engaño tiene sus armas y le hace creer al hombre que el fin para lograr la felicidad,
está muchas veces, en el dinero, poder, autoridad, bienestar espiritual, vida después de
la muerte, e incluso cualquiera otro ardid, pero no le permite darse cuenta que todas
estas cosas, forman parte de la ilusión nada más, un mortífero engaño, con la cual la
vida ofrece tantas situaciones distintas en cuanto a la realidad, y por ello, la vida mis-
ma es una mar de contradicciones y objetivos opuestos.
Por último, pareciera que Nietzsche otorga un lugar a una reflexión genealógica del
concepto de verdad y mentira, porque indaga y explora sus orígenes y su evolución.
Además, lejos de buscar los principios morales o epistémicos de la verdad, Nietzsche
indaga en los productos convencionales y la interacción humana. Y para mí, con esto,
Nietzsche quiso elaborar una reconstrucción de los acontecimientos humanos en el
pensamiento y vida del hombre, que dieron su génesis a la verdad, más allá de meras
conductas vacuas y más allá de todo lo que la naturaleza oculta.