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Sobre el avance nacional hacia la inclusión educativa en el pasado reciente en

México y los retos de la Nueva Escuela Mexicana.

Como parte de la Reforma educativa de 2011 en el año 2014 la Secretaría de Educación Pública (SEP)
implementó el Programa Nacional para la Inclusión y la Equidad Educativa dirigido a la atención a la
población indígena, migrante, con necesidades educativas especiales (NEE), entre otras.
Posteriormente con el cambio del gobierno federal se volvió a presentar un cambio en la gestión del
sistema educativo, el Nuevo modelo educativo, en su documento de presentación hace referencia a la
inclusión y equidad como uno de sus cinco ejes, haciendo mención que la escuela debe ser un espacio
incluyente, tolerante y libre de discriminación por origen étnico, género, discapacidad, religión,
orientación sexual o cualquier otro motivo, donde se valore la diversidad. Ello emanado en parte con la
alineación a la reforma constitucional de 2011 que incorporó en el artículo primero la garantía a los
derechos de la población por parte del estado, sus mecanismos instituciones y funcionariado.
También se menciona que, “La inclusión y la equidad deben ser principios básicos y generales que
conduzcan el funcionamiento del sistema educativo... Esto implica velar porque diversos elementos
que son parte o influyen en su operación observen estos principios de manera transversal:
normatividad, infraestructura, presupuesto, becas, valores y actitudes, planes, programas, métodos y
materiales, ambiente escolar y prácticas educativas, gestión escolar, evaluación, capacitación,
sistemas de información, maestros, directores, supervisores, padres y madres de familia”.1
Sin embargo, están ausentes los modos de su instrumentación y articulación, así como las evidencias
de su consecución, tampoco se explicita un diagnóstico de las desigualdades o sus causas, culturales
y estructurales, ni se establecen referentes críticos para poder abordar e incidir en dichas
problemáticas.
En este sentido, y como lo ha formulado la sociología educativa, habría que preguntarnos hasta qué
punto la inclusión que se ha promovido desde el sistema educativo mexicano ha estado orientada a
responder a una visión de la educación como un hecho de Estado que permita a la población,

• Contar con un mecanismo para garantizar sus derechos humanos y sus oportunidades.
• Adquirir herramientas cognitivas, conceptuales procedimentales y actitudinales que le
permitan insertarse de una manera empoderada y equitativa en la vida social, y
• Desarrollar capacidades que le permitan desarrollar una conciencia social y visibilizar,
diagnosticar, planificar y actuar en sentido del cambio de las estructuras y relaciones sociales
existentes que reproducen la desigualdad y la marginación en el ámbito personal y colectivo

1 SEP, (2016). Nuevo Modelo Educativo. México: SEP. p. 64.


dando pie a la generación de un capital humano que dinamice una sociedad y la empodere en
un sentido político.

En este sentido la Nueva Escuela Mexicana supone una continuidad en el avance progresivo de la
consecución de los derechos humanos de la población.
Incorpora un diagnóstico social y sociológico de las problemáticas del sistema escolar en relación con
el alumnado, visibiliza factores estratégicos como por ejemplo el análisis de las condiciones y
dinámicas que dan pie a la deserción escolar, la atención y aprovechamiento desigual por regiones del
país, pero también como ya lo habían hecho otras experiencias educativas encaminadas a hacer de la
educación un instrumento de transformación social 2, tomar partido por los grupos poblacionales más
vulnerables con el fin de brindar una educación que nivele el acceso a los derechos y las oportunidades
de todo el alumnado, e incorpora los compromisos del Estado mexicano con respecto a los Objetivos
del Desarrollo Sostenible, la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, la interculturalidad crítica,
así como la atención a la diversidad.
Sin embargo no podemos perder de vista que todo ello debe aterrizarse en la vida institucional de las
escuelas y sobre todo en la práctica y la conciencia docente para que estos no ocupen sus reflexiones
en buscar justificaciones de las causas por las que el alumnado, especialmente el que nos ocupa en
esta materia que es aquel en condiciones de desventaja social, no aprende, y esta problemática se vea
como lo que en realidad es un reto para la práctica pedagógica y una toma de responsabilidad frente
a la función social que dicho personal ha elegido desempeñar y lo que la sociedad y el sistema
educativo espera de ellas y ellos, justo como lo hicieron las y los pioneros de la inclusión atendiendo al
alumnado con NEE.

Retos de la Nueva Escuela Mexicana, la Educación Media Superior y la sociedad mexicana.

Tanto el Marco Curricular Común de Educación Media Superior, en sus fundamentos como la Nueva
Escuela Mexicana, en sus principios y orientaciones pedagógicas expresan claramente la conciencia
del reto que las instituciones que componen los subsistemas de la EMS tienen en tanto instancias
formadoras de un alumnado que se espera egrese con las herramientas de una educación integral que
le permita estar a la altura de las circunstancias personales y sociales de un momento histórico que
implica una crisis civilizatoria orillada por decisiones económicas, políticas y sociales que durante siglos
no se han tomado en función del bien común sino de los intereses de élites, políticas, sociales y

2 Ver Argibay, M. Et al (2009). Educación para la ciudadanía global. Debates y desafíos. España, Bilbao: Hegoa.
económicas beneficiarias de una sistema cuyo valor central ha sido la acumulación de capital a
cualquier costo incluyendo la degradación de las sociedades y los ecosistemas.
México al igual que todos los países de Latinoamérica mantiene condiciones de desigualdad
estructurales y sesgos culturales de tipos supremasista que son parte de la superestructura de
economías fundamentalmente extractivas orientadas a los intereses de los grandes capitales y ordenes
sociales marcados por la colonialidad.
Es decir en si bien los países latinoamericanos ya no dependen en sus decisiones económicas, militares
y políticas de una metrópoli extranjera, las empresas con matrices asentadas en las antiguas metrópolis
y sus intereses económicos y políticos tienen un peso central en las decisiones políticas de esos países
en complicidad con élites racistas que se alían y alinean con dichos intereses como si se tratara sus
gerentes y cuentan con grupos de interés como los son organizaciones políticas, iglesias, medios de
comunicación, instituciones financieras, etcétera para imponer, mantener y acrecentar su ideología
influencia en la vida social, política y económica de dichas naciones.
El resultado de lo anterior son condiciones de marginación e inequidad para amplias capas de la
población como por ejemplo baja movilidad social, el ingreso desigual por zonas del país, la
proliferación del crimen organizado, la destrucción del sustrato cultural comunitario, medioambiental
y una cultura discriminatoria en función del sexo, el género, las condiciones socioeconómicas y el
origen étnico.
En este escenario de extrema complicación el sistema educativo encara la encomienda de ser un
instrumento democratizante, que promueva una movilidad social casi inexistente en México;
sensibilice al alumnado frente a las problemáticas sociales y medioambientales; lo involucre en la tarea
de la transformación social en un sentido igualitario; lo comprometa en la continuación de trabajos
históricos como el avance en la consecución de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres; lo
inicie en la visión emergente de la revaloración de las culturas indígenas y afrodescendientes a través
de un enfoque intercultural; lo empodere y lo dote de un aparato crítico que le permita resistir las
presiones de un orden social nacional e internacional basado en la injusticia, la exclusión y la inequidad
y le permita combatirlo, mismo que no ha terminado de morir y amenaza con hacerlo acabando de
atentar contra el equilibrio social y natural que permite la sobrevivencia de las generaciones presentes
y futuras. Y para ello su primer escalón es el de pasar en el ámbito de la inclusión educativa de los
discursos a los hechos.
Probablemente una de las asignaturas más urgentes a resolver por parte de la sociedad en su conjunto
es el de la inclusión dado el estado de descomposición social que se ha ido agudizando en las últimas
décadas en nuestro país, una parte de las soluciones se espera provengan del sistema escolar por la
esperanza que tiene la sociedad en la capacidad transformadora de la educación.

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