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¿Es el feminismo una utopía?

Amelia Valcárcel

Alumna: Rocío Sánchez Villarrubia


Curso 2021-2022
Asignatura: Filosofía Política y Social I
Grupo A
Profesor: Juan Carlos Siurana
Primera convocatoria
ÍNDICE

● INTRODUCCIÓN pág. 2
● PRIMERA PARTE págs. 4-6
○ 1.1 Corriente filosófica: feminismo radical
○ 1.2 Teoría de la autora
● SEGUNDA PARTE págs. 7-
○ 2.1 ¿Cómo vería Amelia Valcárcel el modelo de la Ciudad de las Damas de
Christine de Pizan?
○ 2.2 Compara y describe la sociedad utópica de Tomás Moro con el modelo
feminista de Amelia Valcárcel.
○ 2.3 Describe las formas de violencia contra las mujeres que presenta Marie-
France Hirigoyen y compáralas con las que aparecen en el pensamiento de
Amelia Valcárcel.
○ 2.4 Compara la ética y política de Aristóteles con la de Amelia Valcárcel.
○ 2.5 Explica la diferencia entre ética y política de Amelia Valcárcel.
○ 2.6 ¿Qué es la familia según la teoría feminista de Amelia Valcárcel?
○ 2.7 Describe parte del pensamiento de Amelia Valcárcel sobre el capitalismo y
su relación con la opresión de las mujeres.
○ 2.8 Expón de qué forma afecta a las mujeres el mundo de los influencers.
○ 2.9 Explica la visión de Amelia Valcárcel sobre el capitalismo.
● CONCLUSIÓN pág.
● BIBLIOGRAFÍA pág.

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INTRODUCCIÓN
Nacida en Madrid, en el año 1950, Amelia Valcárcel estudió filosofía en las Universidades de
Oviedo y Valencia. Su formación inicial fue analítica, pero sus primeros trabajos estuvieron
dedicados al idealismo alemán. Irrumpió en el pensamiento español con su provocador
ensayo La derecha del mal (1980). De 1993 a 1995 fue Consejera de Educación, Cultura,
Deportes y Juventud del Gobierno del Principado de Asturias. Durante treinta años ha
impartido docencia en la Universidad de Oviedo y actualmente es Catedrática de Filosofía
Moral y Política en el Departamento de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones
Unidas. Desde 2004 es Vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado y miembro
del Consejo de Estado desde 2006.
Además, Amelia Valcárcel ha dirigido, coordinado y presidido jornadas y congresos y
participado en diferentes proyectos de investigación sobre filosofía, valores y condición de la
mujer. También forma y se desempeña como miembro de paneles de jueces de investigación
nacionales e internacionales, así como de consejos editoriales para varias revistas y
colecciones editoriales. Es la directora de la revista Leviatán. Es miembro del jurado del
Premio Príncipe de Asturias. Hay dos aspectos de su vida académica, la filosofía y el
feminismo. En el feminismo filosófico se considera parte de una corriente de igualdad.

Tiempo después, trabajó en la heterodesignación “mujer”el concepto de poder, el concepto de


igualdad y su papel en los orígenes del pensamiento moderno. Posteriormente estudió los
temas clásicos de la ontología, tratando de identificar la ontología de la modernidad y sus
ideas de referencia. La posmodernidad, la secularización, el declive de la interpretación
religiosa del mundo y el surgimiento de la ética moderna son los modos de su pensamiento.
El rasgo definitorio de su pensamiento feminista es la tematización del feminismo en la
historia clásica de la filosofía política. Su contribución más explícita a la teoría feminista y su
cronología es Feminismo en el mundo global (2008), seguida en 2010 por Memoria y perdón,
un recorrido por la historia de las ideas morales.

La importancia del feminismo como teoría política es quizás una de las reflexiones más
famosas y admiradas sobre la imagen de Amelia Valcárcel como pensadora feminista. El
sexo como construcción normativa, la lucha por la igualdad, la multiculturalidad y la mujer, o
el concepto de igualdad son otros de los temas que aborda en sus escritos. Otra característica

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del personaje de Amelia Valcárcel es que es una mujer de su tiempo, lo que se refleja en su
cuestionamiento de la igualdad en el contexto de la globalización, en su atención a las nuevas
situaciones en las que se manifiesta la desigualdad de género, o sobre las ideas de desafío
feministas.Vemos aquí, desde un principio, que la idea que tiene la autora sobre el feminismo
no es que sea una utopía, sino más bien una herramienta de lucha de la que nos valemos para
cuestionar y derribar toda opresión que nos encarcele.
Por lo tanto, para llegar a ver esto último de forma más clara, haremos un breve recorrido por
la teoría, el pensamiento, y la corriente de la autora.

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PRIMERA PARTE
1.1 - CORRIENTE FILOSÓFICA: FEMINISMO RADICAL
Antes de comenzar a definir qué es el feminismo radical, comenzaremos por definir qué es
para Amelia Valcárcel, catedrática en Filosofía y teórica feminista. La autora, en el primer
párrafo (pág. 3) del texto Qué es y qué retos plantea el feminismo, para una ponencia en
Barcelona, en el año 2004, define el feminismo de la siguiente forma: “Feminismo es aquella
tradición política de la modernidad, igualitaria y democrática, que mantiene que ningún
individuo de la especie humana debe de ser excluido de cualquier bien y de ningún derecho a
causa de su sexo. [...] el feminismo no es un machismo al revés, sino algo muy distinto: Una
de las tradiciones políticas fuertes igualitarias de la modernidad, probablemente la más
difícil además, puesto que se opone a la jerarquía más ancestral de todas.” En otras
palabras, para la autora, el feminismo es esta corriente hecha por y para mujeres, que lucha
por y para las mujeres, que se opone a todo lo ya establecido para que ninguna mujer se vea
en situación de vulnerabilidad o desigualdad. Según Valcárcel, a lo largo de la historia, ha
sido una cuestión latente la de si las mujeres deben obedecer a los hombres. Algunas de las
consecuencias pueden ser cuestionadas, pero específicamente contra la propia jerarquía,
proscribiéndola, preguntándose por qué no es posible y por cuánto tiempo sin generar el
contexto intelectual adecuado. Hacia el siglo XVII, era necesario que surgiera en el escenario
de la filosofía política barroca una nueva concepción del individuo: el individuo abstracto,
indeterminado. Sólo entonces se puede decir que tal individuo abstracto debe existir en la
legislación, pero también en la práctica moral, en el cuerpo de los ciudadanos, en las
costumbres. Al final de la misma página de la cita anterior, la filósofa feminista concluye
asegurando que “Este es el fundamento ideológico de la democracia y el feminismo: el
concepto de individuo abstracto de la filosofía política liberal. Ese individuo que es
esencialmente libre y que, por serlo, es igual a todos los demás individuos”.
Valcárcel, en el mismo texto Qué es y qué retos plantea el feminismo, hace una distinción
entre lo que se llaman olas del feminismo, es decir, diferentes evoluciones del feminismo en
base a su contexto histórico. El feminismo, como filosofía y práctica política, ha pasado por
tres etapas principales: el feminismo de la Ilustración, el feminismo de la libre elección, es
decir, el feminismo liberal-sufragista, y el feminismo contemporáneo. La primera ola abarca
desde sus orígenes hasta la Revolución Francesa; la segunda desde la Declaración de Séneca

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(1848) hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, y la tercera desde el 68, y seguimos
viviendo en el siglo XXI.
El feminismo ilustrado se presenta como un argumento, un debate, especialmente sobre la
igualdad intelectual y la necesidad de la educación. El liberal siguió luchando por la
educación, aumentó los derechos políticos, de elegir y ser elegido, y así se centró en
conseguir todos los niveles educativos, carreras y votos. Y, por último, el feminismo
contemporáneo comenzó como una lucha por los derechos civiles, centrándose en los
derechos reproductivos, la igualdad política y el papel de la mujer en el proceso de
globalización.

Una vez hecho un breve contexto sobre qué es el feminismo para Amelia Valcárcel,
pasaremos a explicar, también brevemente, qué es el feminismo radical, la rama del
feminismo a la que se adscribe la autora.
El feminismo radical surge en los años 60, de la mano de varias activistas como Kate Millet,
Betty Friedan o Andrea Dworkin. Esta corriente surge acompañada, además, de un contexto
en el que la guerra de Vietnam y una nueva izquierda estaban en pleno auge y eran la noticia
del día a día. El feminismo radical, además, condena cualquier tipo de violencia a la mujer,
incluyendo aquí el trabajo sexual (pornografía y otras disciplinas del trabajo sexual), lo cual
no todas las corrientes ferministas condenan de esta forma tan dura como lo hace el
feminismo radical. Se tiene el pensamiento de que las mujeres no deben vender su fuerza
sexual, pues están vendiendo, a su vez, su cuerpo a los hombres, un servicio que esta
corriente feminista considera patriarcal. Otro rasgo claramente diferenciador en el feminismo
radical es la separación que hace entre todas las opresiones. Es decir, en otras palabras, se
tiene la creencia de que si eres mujer y eres discapacitada, son opresiones que van totalmente
separadas, y no dos opresiones que atraviesan a una misma persona. Este rasgo se hace
mucho más latente con respecto a las personas trans. Autoras como la propia Amelia
Valcárcel, Celia Amorós, Paula Fraga… y un largo etcétera, hacen una diferenciación entre
ser mujer y ser mujer trans, afirmando que las segundas no son mujeres. En los últimos años,
este asunto ha sido llevado a debate infinidad de ocasiones, lo cual, bajo mi punto de vista es
innecesario, puesto que la identidad de las personas trans es totalmente válida, y negar la
misma es negarles el derecho a existir con total libertad. Para añadir un poco sobre mi punto
de vista acerca del feminismo radical, me gustaría decir que es una de las corrientes más
dañinas del feminismo, precisamente por este último aspecto, ya que muchas de sus adscritas

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y abanderadas se dedican a defender que la mujer es definida por su biología, y no por su
identidad, algo que creo realmente problemático.

1.2 - TEORÍA DE LA AUTORA


Para conocer un poco sobre la teoría de la autora, opino que el ensayo ¿Es el feminismo una
teoría política o una ética? es bastante ilustrativo, ya que habla sobre política, ética y
feminismo. Amelia Valcárcel es una mujer muy consciente de su ideario feminista, en el que
la igualdad no es una utopía sino un ejercicio reflexivo a tiempo completo. La filósofa
española comparte parte de su experiencia en la ponencia “El feminismo como forma de vivir
el mundo”, en Monterrey, en el que sitúa el feminismo dentro de las cuestiones sociales,
políticas y culturales como parte esencial de su discurso. Cuando decimos que queremos
igualdad, ¿estamos pensando en una utopía? Eso no es una utopía, porque lo vamos a hacer
realidad, tal vez ahora no, pero si la catástrofe ecológica que nos saca del planeta no sucede,
entonces tenemos que seguir trabajando en ella en un mundo que ya no tiene mujeres. cuartos
blancos libres y sin Igualdad en todas las áreas que puedan, creo que los grupos sociales se
están persuadiendo poco a poco. La mayoría de las culturas son canales de cambio, y no en
vano el regreso de la bestialidad es un horror profundamente sentido por los educadores de
todos los tiempos, con eficacia demostrada durante miles de años. Pero los avances
tecnológicos nos imponen ritmos que no nos permiten experimentar muy lentamente cada
nuevo comportamiento. En términos de biología social, la liberación de la mujer es quizás el
cambio de clasificación más dramático que se pueda concebir. Nos arroja inevitablemente a
los brazos de la moralidad, es decir, la invención, los postulados difíciles. El punto es ver si
nuestro progreso tecnológico y por eso ha avanzado tan rápido, si las formas políticas lo han
hecho de la misma manera, si podemos vivir en igualdad de condiciones, entonces la
experiencia no es parte del bagaje genético. En el ensayo ¿Es el feminismo una teoría política
o una ética?, la autora hace mención a un asunto que ya previamente he mencionado: la
diferenciación entre sexos y el latente biologicismo del feminismo radical: “Los dos sexos,
nos dicen, no tienen la misma función biológica -ya lo sabíamos-, en la reproducción tienen
enfrentadas estrategias -la cópula simple el macho, el asegurar la cría la hembra-, tienen
distinta disponibilidad y agresividad diversa. Las conductas de uno y otro se complementan
tras la estrategia de tanteo que es galantear (primordialmente los mamíferos). Deben
cooperar, que es lo mismo que afirmar que su jerarquía es inevitable pese a la variedad de
formas culturales que es capaz de adoptar”. En esta cita podemos ver claramente que la
teoría de la autora tiene una fuerte visión biologicista de la opresión de la mujer; es decir, la

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raíz, la cuna de la opresión, es el sexo biológico, algo que, bajo mi punto de vista, creo
demasiado simple y no tiene en cuenta otras realidades que atraviesan a las mujeres en la
sociedad en la que vivimos.

SEGUNDA PARTE

1. ¿Cómo vería Amelia Valcárcel el modelo de la Ciudad de las Damas de Christine


de Pizan? (pregunta 1)
Antes de plantearnos cómo vería Valcárcel la Ciudad de las Damas, debemos mencionar qué
es esto último y en qué consiste.
Entre el 13 de diciembre de 1404 y abril de 1405, Christine de Pizan escribió La Ciudad de
las Damas, su obra más famosa. Dicha ciudad, habitada sólo por mujeres, es la única defensa
política y teórica del sexo femenino, así como la reproducción original de la historia de las
mujeres y linajes femeninos. La autora, en su tiempo, rechaza públicamente las reglas
tradicionales de la cultura en la que vive, una cultura en la que los hombres son los
guardianes de las palabras y prohíbe a las mujeres usarlas públicamente, y decide tomar las
expresiones acusatorias, insultantes y denigrantes de las mujeres contra tantas personas.
Muchas reflexiones sobre La Ciudad de las Damas y en otras obras de Pizan se relacionan
con su historia personal. Sus experiencias de vida son una fuente constante de inspiración e
influencia en sus obras, algunas de las cuales son de carácter autobiográfico. En primer lugar,
por su visión feminista y personalidad creativa en el tratamiento de los temas, porque se
refiere a la educación que reciben las mujeres, y porque vislumbró en la Edad Media la
creación de una ciudad sin hombres. Cabe señalar que a través de esta obra Christine de Pizan
es la primera escritora profesional de la literatura francesa en reivindicar un espacio íntimo.
Esto último lo hará Virginia Woolf más tarde, con su obra Una habitación propia.
Dicho esto, y basándonos en la teoría feminista de Amelia Valcárcel, anteriormente
mencionada, podemos decir que este modelo de sociedad presentado por Christine de Pizan
sería más bien utópico, puesto que la idea del feminismo como tal es vivir en armonía y
justicia hombres y mujeres, aquellos que habitamos la sociedad.

2. Describe la Utopía de Tomás Moro y haz una breve comparación con el modelo
feminista de Amelia Valcárcel (pregunta 2).

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En el caso de la obra que aquí nos interesa, la oposición entre sociedad real y sociedad ficticia
surge del análisis de la estructura del texto, que consta de dos libros. Dónde deben ocupar los
filósofos con respecto al poder político en discusión. Discusiones entre diferentes personajes
aparecen en este primer libro, que prepara el escenario para el segundo, donde Hitlodeo, uno
de los personajes que aparecen en la obra, presenta las características generales de la isla de
Utopía, sus habitantes, sus leyes y sus costumbres. De hecho, no hay consenso sobre el
estatus de la utopía. Algunos autores la consideran un género literario, otros la ven como un
instrumento de reflexión filosófica y otros la consideran una verdadera obra política y social.
Está claro, sin embargo, que la utopía ha ocupado durante siglos un lugar importante en el
pensamiento occidental. Desde el análisis político, abundan las interpretaciones de la
experiencia del dictador totalitario como el incesto existe sobre el terreno. En cualquier caso,
el contraste entre utopía y distopía es marcado: la sociedad perfecta frente a la peor.
Pasando al pensamiento de Valcárcel, podemos decir que, justamente como hemos
mencionado anteriormente, una sociedad utópica no sería la solución total a los problemas
latentes en la sociedad actual. Es decir, Amelia Valcárcel no tiene un modelo de sociedad
ideal como tal, pero sí tiene un ideario del que pueden partir muchas mejoras para la
sociedad. Por lo tanto, podemos decir que no existe como tal una idea en el pensamiento de la
autora que nos deje ver que pretende conseguir una sociedad ideal como en la obra de Tomás
Moro, sino más bien implementar mejoras y eliminar injusticias de la sociedad para crear un
mundo más justo y libre.

3. Describe las formas de violencia contra las mujeres que presenta Marie-France
Hirigoyen y compáralas con las que aparecen en el pensamiento de Amelia
Valcárcel. (pregunta 4).
Hirigoyen utiliza el término violencia para describir el fenómeno del dominio sobre la vida
cotidiana del dominante y la agresión cuando se trata de un evento en particular. Para ella,
“la violencia no es sexual, pero sus consecuencias afectan directamente a las mujeres”.
Describe el acoso moral como “un sistema que opera de acuerdo con leyes más fuertes o más
ambiciosas”, y explica la patología de la relación dominante entre individuos que es
completamente reconocible en nuestra sociedad. Memorizo los escritos de los meses de
verano, y pronto empezaré lo que me molesta desde hace años porque lo veo todos los días en
la oficina: la soledad del hombre de nuestro tiempo. Hay quienes eligen la soledad: cada vez
más mujeres, por ejemplo, van al campo o viajan solas; es una novedad interesante. Pero
todavía hay gente que se siente realmente sola: no sé si he visto más de estos hombres,

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criaturas que no soportan la decepción, ni el dolor del abandono, o que se han encerrado en
una hipotética relación destructiva. con ellos. El arquetipo de relación dominante que vemos
en todo tipo de parejas, incluidas las homosexuales, tiene tres etapas básicas: colonización de
la mente y preferencia por la influencia del otro. El maltrato emocional es un proceso
desestabilizador de una persona que, por ello, pierde el concepto de lo que le conviene o no,
pierde sus propios límites y puede utilizarlo sin responder a él. En Francia todo el mundo
decía que el maltrato a la mujer era español, hasta que se hizo público este último
comunicado oficial. Anteriormente, estas cifras no eran confiables, aunque se sabe que al
menos el 10% de las mujeres sufrieron violencia doméstica en el año anterior, incluida la
violencia psicológica. Algunas intelectuales pseudofeministas han negado esta violencia
psicológica por parte de las mujeres, acusándolas de jugar con las víctimas para aprovecharse
de ella.
Tenemos que escuchar y ver el sufrimiento de tanta gente antes de hablar. La violencia es una
relación personal y social que necesita ser analizada. A las mujeres y los niños se les debe
enseñar a aprender a sentirlo y darse cuenta de que este tipo de relación no es la adecuada
para ellos. Es cuestión de tener en cuenta el miedo: si el miedo está en la casa hay peligro
para las mujeres y los niños. Tienes que escuchar todo esto. Esto ayudará a encontrar
soluciones a sus miedos y su constante conciencia de la insoportable rareza de los demás que
muestran muchos hombres violentos. Los numerosos suicidios masculinos posteriores al
crimen explican la importancia de esta cuestión práctica en las relaciones personales.
Sabíamos que existían estas tensiones y fueron descubiertas: teníamos que anticiparnos a este
estallido violento que podría abordar el miedo de los jóvenes al futuro. Pero, de acuerdo con
el modelo de nuestra sociedad, los niños típicamente se reproducen como dominantes,
mientras que las niñas se colocan en posiciones de víctimas. En el mundo del trabajo, como
somos mujeres, tenemos que esforzarnos más para mostrar algo. Este tipo de mujer aterroriza
a los hombres. Es una discapacidad de todo tipo: se sienten impotentes en el trabajo,
incapaces de influir en él, o temen ser vistos como superfluos; Falta de vivienda cuando una
mujer gana más de lo que gana o la culpa por el trabajo precario; Su impotencia sigue el
modelo clásico de masculinidad, que les obliga a tomar la iniciativa. Esto indica que hay
mujeres que exageran eso y que los hombres les tienen miedo. También puede conducir a la
violencia específicamente para encubrir los miedos masculinos. Como psiquiatra, me imagino
que tienes que luchar para que tus colegas masculinos te reconozcan por este trabajo. Cuando
empecé, tenía equipos que trabajaban con hombres que no se tomaban en serio el trabajo de
las mujeres. Hay muchos hombres que no creen que este artículo universalmente entendido

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tenga algún valor, y no me citan cuando usan mis contribuciones. Pero no podría haber
escrito lo que habría escrito si no hubiera sido mujer: cosas delicadas que solo las mujeres
pueden entender. No hemos hablado de chicos que buscan madres en parejas femeninas y el
tipo de relaciones en las que se involucran. Hay mujeres que se consideran las restauradoras
de estos frágiles hombres. No funciona bien: es una relación completamente desigual, basada
también en luchas de poder. Los problemas de comunicación se acentúan cuando una mujer
gana cierta independencia, lo que asusta a los hombres.

4. ¿Es la política de Aristóteles lo mismo que para Amelia Valcárcel? (pregunta 8).
Siguiendo la definición de política que hemos dado anteriormente por Amelia Valcárcel, no
es lo mismo para estos dos autores. La política, para la autora feminista, no es más que una
herramienta para conseguir la emancipación de la muker, algo que debe ser reestructurado.
Para Aristóteles, algo que debe ser utilizado de la mejor forma para conseguir que el Estado
obre de la mejor forma posible para el bien del pueblo. Bien es cierto que estas dos
definiciones son muy similares, sin embargo, hay un claro matiz entre ellas; para Valcárcel,
es una pieza más del rompecabezas de la liberación femenina, para el filósofo griego, una
pieza fundamental en el Estado gubernamental.

5. Explica la diferencia entre ética y política de Amelia Valcárcel (pregunta 9).


El movimiento feminista probablemente sea el movimiento más novedoso culturalmente y
más conocido del siglo, con una capacidad divulgativa por encima de la media, que produce
transformaciones sociales aún inesperadas. El feminismo obliga a volver a definir la historia
de la cultura en primer término, el propio concepto de cultura, las relaciones con la
naturaleza, los rangos y la comunicación .
Generalmente, muchos pensamientos contemporáneos, y la crisis del sujeto entre ellos,
parecen conectados con el miedo a la igualdad. Existe el miedo a la igualdad, y es tan antiguo
como el deseo de igualdad, y se esconde en ingeniosas estructuras conceptuales que
oscurecen las teorías del poder. En cualquier caso, la inercia cultural y las inercias culturales
no ceden terreno con facilidad y no lo ceden porque hay que saber que tienen autoconciencia,
no son naturaleza . Cada centímetro de igualdad cuesta. Algunos podrían argumentar que ya
existe y negarse a darlo, otros podrían argumentar que el mundo bueno y ordenado
desaparecerá y se llevará su belleza única. Finalmente, desde el punto de vista de ambos
aliados, se les advertirá de los efectos nocivos de exigir igualdad en un mundo injusto.

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No puede asegurarse que la igualdad entre hombres y mujeres nos haga mejores personas,
como fue la optimista presunción del sufragismo y el reformismo, debe resaltarse, que es
mejor ella misma por la universalidad que comporta. El asunto es como se lo planteaba
Russell: si conseguiremos hacer una igualdad por arriba o por abajo ; y es otro tema, el
derecho al mal, tratado en otra parte. Pero lo cierto es que, si la filosofía política progresista
desea que las mujeres la tranquilicemos, hemos de reconocer que no estamos en posición de
hacerlo . La mujer puede reclamar ahora un poder genérico, como genérico es el sexo mismo,
y utilizarlo, como los hombres, genéricamente o no. Tenemos que saber argumentar qué es lo
mejor para todos. ¿Transforma esto al feminismo en una ética? Puede, pero sin duda no en
una ética normativa fija porque el problema es el analogado de universalidad que se tome, o
mejor, el que quepa tomar . Una ética fundamentada en la universalidad que la igualdad
comporta puede llenarse de contenidos nada satisfactorios entre sí mismos. Un ejemplo
podría ser la disputa sobre la incorporación de las mujeres a los ejércitos, pero pasa lo mismo
si hablamos de intervención de las mujeres en políticas reaccionarias, en grupos terroristas,
etc . La igualdad se alcanza, pero ¿la ética se salva? ¿Hasta dónde pueden caminar juntos y
dónde colisionan ética y poder?

Las modernas teorías feministas se gestan con el mayo de 68, por lo común dentro de los
grupos radicales de pensamiento y acción política en los países de habla anglosajona. El
primer feminismo norteamericano será conducido por una década por obras de mujeres que,
habiendo tomado parte en luchas políticas antirracistas, antibelicistas -Firestone, Millet,
Mitchell, Steinem, etc-, se aperciben de que en los respectivos movimientos de sus
vanguardias políticas cumplen un papel subsidiario -el tradicional- y que, aún desviviéndose
por la causa, la causa no se desvive por ellas .
Si la existencia de una filosofía política se prueba por la recurrencia a la misma tópica y
similares fuentes de autoridad conceptual dentro de los márgenes de pensamiento una
polémica en un lapso de tiempo largo, debe admitirse que si hay una filosofía política que no
ha cesado de producir en los últimos veinte años, ésa es el feminismo .
La teoría política de izquierda de los años sesenta y setenta no se había desvivido por
comprender o entrar en polémica con la teoría feminista. La búsqueda del sujeto
revolucionario pensamiento lleva hoy a afirmar que la revolución, tal como son las
sociedades industriales avanzadas, no es inevitable ; sin embargo, el par socialismo barbarie
se mantiene . Esa opción es inevitable. Las mujeres, no las teorías feministas, forman parte
del sujeto del propio feminismo. A las teorías se les sigue exigiendo utopía. Las teorías

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políticas no emancipatorias, sino legitimadoras del Estado de bienestar o el Estado mínimo, o
no mencionan el tema o se limitan a tomar cuenta de sus resultados sociales más evidentes .
La funcionalidad económica de la familia productora de bienes y servicios ha desaparecido.
En su opinión cabe un análisis antropológico de los cambios sociales producidos por la
emancipación de las mujeres, pero no cree necesaria una teoría política que los legitime : el
feminismo no es un movimiento político. La política es una actividad demasiado restringida
que se hace la ilusión de dirigir transformaciones que la sobrepasan. Incluso importantes
teóricas feministas comienzan a pensar de la misma manera. Obviando los panfletos de
partido y otras subliteraturas de agitación, frentes que sólo grupuscularmente se consideran,
los feminismos que en su día se llamaron radical y reivindicativo ya no contienden . Unidos
para acciones concretas, ambos piensan que la emancipación transforma la sociedad, pero no
saben ni se atreven a construir una teoría del poder .
Una teoría política del patriarcado, lo es de un sistema de dominio, de rangos, y su análisis es
aún balbuciente, disperso . Quizá tenga que ser así ; quizá no coincida lo que los varones han
postulado abstracto con lo que ahora se necesita . Si el feminismo es un macromovimiento
cultural, ninguna categoría política servirá para definirlo . Si el análisis político se interrumpe
a favor de análisis más amplios, aparecerán en este caso frentes nuevos : las teorías que
acercan biología y sociedad.
Toda la teoría política contemporánea, en lo que le toque de teoría de la democracia, es decir,
de igualdad, libertad y participación en la toma de decisiones y en el poder tiene similares
contenciosos con las teorías generales de la naturaleza humana .

6. ¿Qué es la familia según la teoría feminista de Amelia Valcárcel? (pregunta 17).


En base al pensamiento de la autora, la familia serviría como otro modelo más de opresión
hacia la mujer. Si bien hemos visto que los roles de reproducción para Valcárcel son el origen
de la opresión hacia la mujer, la familia es el núcleo, la cuna de esto mismo. La mujer, gesta,
da a luz, cuida a sus hijos y su marido hasta el fin de sus días. Este rol de cuidadora, de mujer
que se ocupa del resto, es una visión que desde el inicio de los tiempos se ha tenido como
debilitadora. Para la autora, la familia no sería más que el germen de la violencia contra la
mujer. La mujer ha sido reducida a la reproducción y a unos roles que se le han impuesto
debido a su capacidad de gestación. Ser mujer ya implica dar a luz, crear vida y cuidarla, algo
que, aunque parece realmente simple e inocente, daña más de lo que nos podemos pensar.
Que hayamos sido reducidas a este punto, es verdaderamente violento, puesto que nacer con
ciertos genitales o tener la capacidad de gestar no implica que directamente seamos capaces

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de cuidar a una familia, o ni siquiera tener ese famoso “instinto materno” del que se habla.
Puedes ser mujer y querer tener familia, puedes ser mujer y no querer tener hijos, y no por
ello eres menos mujer. Aunque parezca surrealista, también se nos achaca una menor fuerza
física debido a estos roles impuestos en nosotras, lo cual no tiene ningún sentido. Para
Valcárcel, la familia debería ser reestructurada, debemos reestructurar nuestro pensamiento
sobre lo que es la familia porque, de esta forma, podremos liberar a la mujer de uno de los
tantos pesos que llevamos a las espaldas. Que nuestras capacidades no definan cómo somos y
qué debemos hacer.

7. Describe la relación entre el capitalismo y la opresión de la mujer (pregunta 23).


Primeramente, el capitalismo comporta muchas formas de opresión, pero concretamente para
con la mujer, es uno de los temas en auge en los últimos tiempos. El tema del desarrollo en el
movimiento obrero desde finales del siglo XIX es parte de la misma cuestión.
Significativamente, los trabajadores que aceptan este punto de vista están a favor de la
emancipación humana. Reclaman, como la burguesía ilustrada del siglo pasado, el respeto a
la personalidad de la mujer. Pero, como explican Jacques Rancière y Patrice Foday (Les
Révoltes logiques), la emancipación de las mujeres significa que encuentran su vocación
asociada a la presencia de un espacio reservado. Así, las mujeres contribuyen al
mantenimiento de un espacio cerrado para los empresarios y la intervención del Estado: el
orden natural de la familia. Este discurso ha sido repetido por muchas feministas. Aunque se
distancia -por ejemplo, al aceptar la libre asociación- de ciertos valores de la familia
burguesa, su estructura sigue siendo la misma que la del discurso sobre la feminidad Siglo
XVIII: la mujer es reconocida como un individuo igual al hombre . Pero el significado en su
diferencia está relacionado con esta llamada "natural". La conclusión se vuelve aún más
impresionante si tenemos en cuenta esto, y al mismo tiempo, la historia familiar se ha
convertido en un problema para las ciencias sociales emergentes. Es difícil escapar a la
tentación de hacer de estos artículos un mero efecto de algunos de los "sesgos" que surgieron
de la vieja familia patriarcal en proceso de desaparición y alimentados por la competencia por
parte del movimiento de mujeres trabajadoras. Pero, por el contrario, se presenta
especialmente con la construcción de la nueva familia moderna. En general, hay que decir
que hacer del matrimonio un "vínculo conyugal entre individuos" significa que tiende a
celebrarse como un contrato entre dos personas que se suponen libres... e iguales. Sin
embargo, el mismo movimiento argumenta que la dependencia de los hombres de los
millennials afectará a las mujeres. Esta posición también se encuentra a nivel legal. En ese

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momento, la división del trabajo entre los sexos dejó de ser un medio para definir los
espacios de los dos grupos sociales presentes en la producción social, para comenzar a crear
una frontera entre ambos, el lugar social tiene una naturaleza diferente. La mujer cerrada en
la familia y la "administradora de la casa" se convirtieron en un servicio privado, excluida de
la producción social en la medida en que estaba determinada por los lazos de parentesco. Sin
embargo, al mismo tiempo, las condiciones para su participación posteriormente cambiaron
profundamente porque, a diferencia del contexto de las formas precapitalistas, la división del
trabajo entre los sexos ya no existe... Es un principio organizador de la sociedad capitalista.
industria.
8. Expón de qué forma afecta a las mujeres el mundo de los influencers (pregunta
7).
Publicar comentarios feministas se ha vuelto peligroso para las celebridades, especialmente
para las personas influyentes. Las declaraciones correctas o incorrectas según quién las
interprete han generado controversia en las redes sociales. Un ejemplo de ello es la influencer
Aida Domenech, también conocida como Dulceida. A través de su sitio web Dulceidashop,
lanzó una camiseta impresa con la palabra "Feminista", convirtiéndola en un tema popular.
Publicó una foto en su cuenta personal de Instagram donde aparecía con su atuendo, en la
piscina y en un flotador de flamencos. La imagen va acompañada de las palabras: "Para el
feminismo, todo se trata de la lucha por la igualdad. Las mujeres no son mejores que los
hombres, ni los hombres son mejores que las mujeres, y por eso luchamos todos los días por
la igualdad". de todas las opiniones" Sin embargo, este bloguero ha sido calificado de
'mezquino' u 'oportunista' y ha causado mucha polémica en las redes sociales.
Como todo en la vida, hay personas que verdaderamente aportan a una causa; mientras que
también habrá aquellos cuyos motivos no sean la lucha de la mujer. Lo que sí es innegable es
el enorme impacto que pueden tener este tipo de mensajes por parte de quienes cuentan con
un gran número de seguidores en las redes sociales: los influencers.

Por otra parte, además de las intenciones de llevar a este mundo los mensajes que transporta
el feminismo, y que muchas veces se quedan superficialmente, ya que el mundo influencer
suele ser más de apariencias que de profundidades, ser mujer en un mundo en el que las
apariencias cuentan más de lo que nos creemos, es un trabajo que puede costarte incluso la
vida. Esto último puede sonar exagerado, pero existen casos de chicas influencer que se han
quitado la vida debido al alto nivel de exigencia por parte de todo este entramado que supone
ser una figura influyente en internet. Los seguidores, amparados tras el anonimato, se creen

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con derecho a opinar y exigir lo que les apetezca, sin pensar en las consecuencias que ello
puede tener sobre la persona a la que se le exige. Ser mujer en este mundo implica mucho
más: hay que estar perfectas todo el tiempo, ser amables, tener una buena imagen… y una
larga lista de exigencias, sobre todo físicas. Ser influencer conlleva una carga estética muy
grande; lo que se vende es tu imagen, y con ella vendes otras muchas cosas, y en el caso de
las mujeres, a nivel de salud mental, acaba siendo realmente perjudicial. La influencer
anteriormente mencionada, Dulceida, tuvo que retirarse una breve temporada de las redes
sociales por esto mismo, ya que comenzó a recibir duras críticas sobre su físico.
En suma, podemos decir que ser influencer, en el caso de las mujeres, es más una carga que
una ilusión, se acaba convirtiendo en una lucha constante contra comentarios, tanto de
seguidores como de prensa, sobre ellas mismas que no han solicitado, y que acaban afectado
de forma grave a nivel de salud mental.

9. Explica la visión de Amelia Valcárcel sobre el capitalismo (pregunta 22).


En 1991, uno de los libros era una reflexión política sobre el feminismo en el contexto de la
lengua española, el género y la filosofía. En cuanto a las mujeres y el poder, la autora del
libro, la filósofa española Amelia Valcárcel se pregunta si no puede el capitalismo presuponer
la liberación de las mujeres sin la desintegración del mismo. La autora trata de responder a
esta pregunta, una de las más acuciantes en el debate y el pensamiento feminista en la
actualidad. En este sentido, cree que es necesario seguir considerando la misión del
feminismo como la principal tarea política, que es transformar la sociedad con el objetivo de
la igualdad y la liberación. Para Valcárcel, este aspecto es esencial porque el capitalismo
neoliberal actual se ha enfriado y comercializa conceptos iguales. Frente a esto, y las
consecuencias de los remitentes neolibernas neolibernas también ocultan con toda la
feminista, sería necesario considerar esta importante función feminista como política; Y, por
lo tanto, la teoría femenina es la teoría política.

Por todo esto, se piensa que la batalla política del feminismo no es una sola batalla. El
feminismo no es una batalla por el prestigio de un grupo con una sola identidad, sino por
desestabilizar las formas de subordinación. Su objetivo no es preservar la identidad, el ser
mujer, sino específicamente derribar las estructuras de opresión y el registro de identidad y
poder construir la estructura de un mundo más justo e igualitario.
Con la pregunta en el título, en referencia a la planteada por Valcárcel en 1991, refleja la
necesidad de reivindicar la lucha feminista como lucha política. En este sentido, sostengo que

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el feminismo no puede entenderse sin el objetivo de intentar cambiar la sociedad, sin aspirar a
la liberación.

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CONCLUSIÓN
Para concluir, podemos decir que la pensadora feminista Amelia Valcárcel no ve el
feminismo como una utopía, tampoco como un modelo de sociedad, o algo semejante a ello,
sino más bien como una herramienta mediante la cual las mujeres podemos conseguir
librarnos de todos aquellos mecanismos de opresión que nos aplastan a diario. El feminismo
no es una utopía, no es un modelo de sociedad ideal, ni tampoco algo que se pueda establecer
de forma definitiva en una forma de gobierno, por ejemplo, sino más bien es, como he dicho
antes, una herramienta más para luchar contra las injusticias cometidas contra las mujeres.
Sin embargo, lo que sí es utópico es creer que el feminismo es algo que puede llegar a
materializarse. Debemos comprender el feminismo no como un modelo de sociedad, porque
para decir que es utópico deberíamos comprenderlo como tal, sino más bien como lo que es:
un movimiento mediante el cual las mujeres hemos conseguido y seguimos consiguiendo
aquello que es nuestro por derecho. Creo que Valcárcel tiene una buena visión de esto último,
pues en varios de sus ensayos lo deja bastante claro, sobre todo cuando habla de diferentes
olas del feminismo, algo que a día de hoy se ha ido expandiendo más, incluso adaptándose a
la era tecnológica con autoras como Helen Hester o Donna Haraway. Tampoco podemos
decir que el feminismo lucha por una utopía, simplemente lucha por algo básicamente
humano: igualdad, equidad, derechos, libertad. Quizá pensar esto último puede parecer, en
efecto, utópico, pero si consiguiéramos otro modelo de sociedad cuya base no fuera el
capitalismo, enraizado con muchas otras cosas (colonialismo, capacitismo… etc.), ni siquiera
haría falta que el feminismo fuera una corriente y una herramienta de lucha, pues algo tan
fundamental como lo ya mencionado sería posible.
No obstante, pese a creer que la clara distinción que hace Valcárcel con respecto a la visión
del feminismo, pienso firmemente que el feminismo de la autora es igual de opresor que los
mecanismos que ella misma trata de derribar. No se puede creer en una sociedad justa si
desde tu ideario el ser humano sólo se divide en hembra y macho, reduciendo el origen de la
opresión a los roles de reproducción, y dejando a las personas trans como meras personas
confundidas por dicha opresión de roles reproductivos. Esto, más allá de ser una simple
equivocación, es algo muy violento y que deja fuera muchísimas otras realidades (como por
ejemplo, las personas intersexuales que, por pura genética, nacen con los genitales de ambos
sexos y los roles reproductivos nada tienen que ver en sus vidas) que deben ser tomadas en
serio para conseguir algo tan fundamental y valioso como vivir en una sociedad justa.

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BIBLIOGRAFÍA

● Valcárcel, A. (1995, octubre). ¿Es el feminismo una teoría política o una ética?
Debate Feminista, 12.
● Valcárcel, A. (2001, marzo). La memoria colectiva y los retos del feminismo. VIII
Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, Santiago de
Chile, Chile.
● Valcárcel, A. (2004, abril). Qué es y qué retos plantea el feminismo. Hacia la plena
ciudadanía de las mujeres, Barcelona, España.
● Una aproximación teórica a las olas del feminismo: la cuarta ola
● “LA CIUDAD DE LAS DAMAS” DE CHRISTINE DE PIZAN: OBRA CLAVE DE
LA QUERELLA DE LAS MUJERES
● La utopía de Tomás Moro: una sociedad disciplinaria - Dialnet

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