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Feminismos: revolución política

en todos los campos


Filosofía del Derecho

Universidad de Guadalajara
Abogado
Huerta Ayala Jocelyn Raquel
Profesora Mirza Rocio Merchand
Medina.
4 C.
Introducción.

No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi


mente.

Virginia Woolf, escritora británica y destacada figura del feminismo internacional.

La historia de la filosofía occidental, desde sus comienzos en la Grecia clásica


hasta la actualidad, nos presenta cabales ejemplos de los diversos géneros
literarios en que ha sido y sigue siendo expresada. Poesía, diálogo, epístola,
tratado, ensayo y autobiografía son registros textuales históricos y paradigmáticos
de escritura filosófica.

El objetivo de crítica feminista es ampliar el marco de la filosofía, revisando y


actualizando sus conceptos, de manera que el “el hombre” de la filosofía pueda
incluir a las mujeres, al conjunto de los seres humanos. La crítica feminista en
filosofía identifica y aborda problemas generados por un sistema de organización
social y conceptualización del mundo que es de naturaleza patriarcal machista y
misógina. El problema histórico de la exclusión de las mujeres de este ámbito del
conocimiento humano no sólo se manifiesta en que no aparecen filósofas en la
historia de la filosofía clásica, sino también en el hecho de que, si en algún texto
se menciona a alguna, no se considera que ésta haya hecho ninguna aportación
relevante como para ingresar en la historia de la filosofía como filósofa.

En nuestra revolución luchamos por determinados objetivos que nos son negados
por el patriarcado. El patriarcado es una cultura, un sistema, una civilización, un
orden económico, un orden jurídico, etc. En otras palabras, la revolución feminista
sabe que su enemigo, el patriarcado, se manifiesta de diferentes maneras,
teniendo una forma de existencia múltiple, no localizable en una sola realidad ni en
un determinado espacio ni en un determinado tiempo.

La liberación de las restricciones opresivas que se les imponen a las mujeres por
el sexo significa libertad de las restricciones biológicas y sociales.
Autodeterminación quiere decir ser libre para decidir el propio destino; ser libre
para decidir el papel social que se quiere, tener la libertad para tomar las
decisiones que conciernen al cuerpo de cada una.

Epistemología feminista:

La filosofía feminista cuestiona con toda pertinencia la filosofía clásica, "oficial",


androcéntrica, sexista... En efecto, la filosofía feminista pone al descubierto, no
sólo la falsa neutralidad/objetividad de quienes elaboran lo que es oficialmente
aceptado como Ciencia o Filosofía, sino además la falsa universalidad que ambas
esgrimen como una de sus armas más peligrosas. Esta supuesta universalidad
resulta de un movimiento ideológico que consiste en considerar al sujeto
masculino (que es el "lugar" de donde pretendidamente parte la investigación),
como si fuese asexuado, neutro, con lo cual los resultados obtenidos serían en
efecto objetivos y universales, aplicables a todos los casos posibles. Detrás de
esta universalidad inexistente, se oculta además otro movimiento ideológico, que
niega la intervención de la variable x, en este caso la diferencia sexual, tal como la
hemos explicado, incluyendo el género, en la elaboración de la filosofía y de la
ciencia.

Asumida pues la no neutralidad y la no universalidad de la razón, hasta ahora


exclusivamente masculina (y, además, heterosexual, blanca, occidental, es decir
negadora de todo lo otro), se abre el abanico intercultural, las variaciones y las
diferencias sexuales que atraviesa y divide en dos la especie humana, sin que
ninguna mitad pueda preciarse de ser más humana que la otra o de tener el
monopolio de la forma de razonar. Es preciso que quien habla o escribe se
identifique desde su realidad y contexto, no desde una supuesta esencia, como ya
señalamos. A esto debe añadirse que, sólo desde la experiencia vivida de las
mujeres, como diría Simone de Beauvoir (1999), puede cuestionarse la realidad
que las oprime.

Las precursoras, sufragistas y feminismo del siglo XXI

La lucha de la mujer comienza a tener finalidades precisas a partir de la


Revolución Francesa, ligada a la ideología igualitaria y racionalista del Iluminismo,
y a las nuevas condiciones de trabajo surgidas a partir de la Revolución Industrial.
Olimpia de Gouges, en su “Declaración de los Derechos de la Mujer y la
Ciudadana” (1791), afirma que los “derechos naturales de la mujer están limitados
por la tiranía del hombre, situación que debe ser reformada según las leyes de la
naturaleza y la razón” (por lo que fue guillotinada por el propio gobierno de
Robespierre, al que adhería). En 1792 Mary Wollstonecraft escribe la “Vindicación
de los derechos de la mujer”, planteando demandas inusitadas para la época:
igualdad de derechos civiles, políticos, laborales y educativos, y derecho al
divorcio como libre decisión de las partes. En el s. XIX, Flora Tristán vincula las
reivindicaciones de la mujer con las luchas obreras. Publica en 1842 La Unión
Obrera, donde presenta el primer proyecto de una Internacional de trabajadores, y
expresa “la mujer es la proletaria del proletariado.

Las sufragistas participaron en las sociedades antiesclavistas de los estados


norteños. En 1848, convocada por Elizabeth Cady Stanton, se realizó en una
iglesia de Séneca Falls el primer congreso para reclamar los derechos civiles de
las mujeres. En Gran Bretaña las peticiones de las sufragistas provocan desde el
s. XIX algunos debates parlamentarios. En 1903 se crea la Woman’s Social and
Political Union, que, dirigida por Emmiline Pankhurst, organizó actos de sabotaje y
manifestaciones violentas, propugnando la unión de las mujeres más allá de sus
diferencias de clase. La primera guerra mundial produjo un vuelco de la situación:
el gobierno británico declaró la amnistía para las sufragistas y les encomendó la
organización del reclutamiento de mujeres para sustituir la mano de obra
masculina en la producción durante la guerra; finalizada ésta, se concedió el voto
a las mujeres. En América Latina el sufragismo no tuvo la misma relevancia que
en los EE.UU. y Europa, reduciéndose en general la participación a sectores de
las elites. Tampoco las agrupaciones de mujeres socialistas lograron un eco
suficiente.

En América Latina, más allá de las múltiples diferencias y matices entre las
corrientes internas (en las cuáles están presentes los debates expuestos) puede
esquematizarse un feminismo más institucionalizado –en donde las mujeres se
agrupan dentro de ONGs y en los partidos políticos–, y un feminismo más
autónomo y radicalizado

El feminismo como propuesta ética y política

Otra idea clave importante, es entender el feminismo como una ética y una
propuesta política, campos en los que la reflexión filosófica feminista tiene mucho
que aportarnos. Las mujeres, por la forma en que hemos sido condicionadas,
hemos desarrollado ciertos valores humanos, que son de gran importancia para
nuestra salvaguarda como personas, como culturas y como habitantes del planeta,
y para tener una más armónica relación entre humanos y con Gaia. La ética
feminista, la moral feminista, serán las que desde parámetros muy bien
dilucidados nos permitirán, no sólo discutir con las teorías morales de actualidad,
sino obligarlas a cambiar de paradigma. Esto es lo que en buena medida hizo
Carol Gilligan, con su libro In a Different volee, Psychological Theory and Women's
Development (Gilligan,1982). Ella llegó a la conclusión de que el desarrollo moral
de las mujeres y sus capacidades cognitivas diferentes, no son deficiencias con
respecto al modo de actuar masculino, que sería supuestamente el modelo.

Conclusión

Es importante cuestionarse todos los aspectos en los que vivimos, incluso en los
aspectos históricos y filosóficos de como la mujer ha sido tratada desde hace
siglos y hasta la actualidad porque al cuestionarse nos daremos cuenta de que
nunca hemos vivido de manera justa y ha sido una lucha constante sobre los
derechos e libertad, pensamiento y otros aspectos en la vida de las mujeres.

Este recorrido que hemos hecho no pretende ser exhaustivo, y aspira solamente a
mostrar en qué cuestiones clave está enzarzada esta filosofía, que como hemos
dicho consideramos tener derecho a nombrarla como tal. Por otra parte, la filosofía
feminista es indispensable a la hora de impedir que el feminismo se pierda en
sendas sin fundamento o en querellas inútiles, y conseguir que acabe formulando,
como ya lo hace, de viva voz su propio pensamiento, sin recurrir constantemente a
padrinazgos, buscando más bien apoyo en las pensadoras, en nuestras filósofas,
las de todos los tiempos, feministas o no, como hemos dicho, aunque en ciertos
casos haya que ajustar al máximo, para evitar el despeñadero ideológico, la lente
crítica. El texto aborda un debate, que no se trata de un mero recorrido histórico,
sino de poner en contraposición los distintos temas que han sustentado y
sustentan teóricamente al feminismo actual, que implica que las y los que nos
estamos formando en este camino, podamos constatar a partir de él, una extensa
revisión, que enamora, de las cuestiones planteadas, independientemente de si
estamos o no de acuerdo. Es indudable que la revolución feminista tiene vida
propia y que no ha podido exhibir grandes logros cuando, creyendo fortalecer su
estrategia de lucha, se ha unido a otras revoluciones lideradas por hombres. No
perder nuestra autonomía revolucionaria es afianzar las posibilidades del logro de
la utopía. El desafío principal de los feminismos latinoamericanos hoy es
encontrar estrategias adecuadas para articular sus luchas con los de otros
movimientos más amplios, de mujeres, derechos humanos, etc., para impulsar las
transformaciones que requiere la sociedad actual.

Bibliografía:
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