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CICLO: “ XI ”
ALUMNOS:
INTRODUCCION
En estos últimos años es ya conocido que nuestro país sufre grandes crisis a raíz de la
corrupción, presentes en varios ámbitos de nuestra sociedad. Dentro de ese campo, uno de
los problemas más significativos es la corrupción en la contratación pública y privada, por
medio del cual este proceso es alterado para beneficiar al propio funcionario público o un
tercero, ocasionándose un grave perjuicio para el patrimonio del Estado. Es frente a esta
actividad criminal que se presenta el delito de colusión, figura delictiva que sanciona todo
acto de concertación entre funcionario público y particular que busque afectar o afecte el
patrimonio público. Aquí presentamos algunas características sustantivas y procesales de su
configuración normativa, complementándola con algunas sentencias que permiten ver un
mayor panorama.
A través de una sentencia, el Tribunal Constitucional estableció que infringir los derechos
de los consumidores puede, en ocasiones, configurar delitos. Por ello, las denuncias penales
contra proveedores que cometan estos actos deben ser atendidas por el Ministerio Público
aun cuando Indecopi ya los haya sancionado administrativamente.
ANTECEDENTES
Según la Defensoría del Pueblo, hasta finales del 2016, el segundo delito de corrupción más
frecuente (por cantidad de procesos en curso) fue la colusión con 4493 procesos.
Asimismo, hasta octubre de 2017, la colusión fue el tercer delito de corrupción que tiene
mayor número de internos en establecimientos penitenciarios a nivel nacional (83 internos
en total).
Un ejemplo del nivel de afectación grave al Estado es el caso Convial, donde el Estado se
perjudicó por más de US$32 millones de dólares. Con respecto a este caso, Alex Kouri,
quien fuera alcalde de la Municipalidad del Callao al momento de la firma de contrato con
Convial, se encuentra preso tras haber sido hallado culpable por este delito.
Frente a este delito tenemos que mencionar que el sujeto activo se le considerado al
funcionario público con capacidad de incidir en el proceso de contratación, no es necesario
que tenga facultades para suscribir el contrato o pertenezca al comité de selección. La
concertación es el acuerdo ilícito entre el funcionario y el particular interesado (dolosa).
Contexto de contratación estatal: la contratación pública se realiza en el marco de
cualquier tipo de operación, contrato administrativo o civil que tenga naturaleza económica
con participación estatal.
Con respecto a las modalidades tenemos dos según el artículo 384° del código penal:
Colusión simple: exige que el comportamiento delictivo sea idóneo para perjudicar
patrimonialmente al Estado. Se analiza el propósito de causar un perjuicio real o potencial
al erario público. La sanción penal oscila entre 3 a 6 años de prisión.
Colusión agravada: se produce cuando hay una defraudación patrimonial al Estado. Esta
afectación no se reduce al desembolso de dinero o pérdida de bienes del Estado, sino el no
ingreso de patrimonio proyectado, el otorgamiento ilícito de una buena pro o la firma
indebida del contrato. La sanción penal oscila entre 6 a 15 años.
Prueba de la colusión
En la mayoría de casos, es difícil encontrar una prueba directa de la concertación ilícita, por
lo que la imputación se construye a partir de una pluralidad de indicios que cuando son
concomitantes, interrelacionados y probados puedan acreditar el delito. Un ejemplo de
estos indicios, según la Sala Penal de Apelaciones –Exp. N° 185-2011, del 11 de abril del
2013- son los precios sobrevaluados o subvaluados, la admisión de calidades y cantidades
de bienes, obras o servicios inferiores o superiores respectivamente a los requeridos, la
inexperiencia comercial de los postores, la falta de documentación del postor o si la misma
es fraudulenta, entre otros. Cabe resaltar que estas no son taxativas, ya que pueden
presentarse más situaciones que permitan configurar el delito de colusión. En el caso de
Alex Kouri se valoraron informes de la Contraloría General de la República, documentos
que daban cuenta de irregularidades en el otorgamiento de la buena pro a favor de Convial
Callao S.A., la falta de documentación requerida, las declaraciones testimoniales de
funcionarios públicos de la municipalidad, de representantes de la empresa, entre otros. La
valoración conjunta de estos sirvió para determinar la culpabilidad de Alex Kouri.
DAÑO AL CONSUMIDOR
la responsabilidad por daños sufridos por el consumidor y/o el usuario, de la siguiente
manera “Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación
del servicio, responderán el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el
proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista
responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio. La
responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que correspondan.
Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido
ajena.”
Es decir, cuando el consumidor o usuario sufre daños por vicios, mal estado o defectos
de la cosa o del servicio, da lugar a lo que se establece en el nuevo artículo. Sin embargo
ello no alcanza a los hipotéticos daños y perjuicios originados por el incumplimiento o
demora en el plazo del contrato de consumo.
Debemos advertir, en primer lugar, que el dispositivo solo prevé la protección del
consumidor y no a terceros. Por ejemplo, si un consumidor compró un televisor y éste
explota en su casa produciendo daños a un invitado, éste no está amparado.
Y en segundo lugar, que la solidaridad es relativa, al disponer que “Sólo se liberará total
o parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido ajena”; solo que hace
suponer una responsabilidad solidaria condicionada a la prueba en contrario.
En síntesis, la novedad más importante de este régimen de responsabilidad por daños es,
por ejemplo, que en los casos de lesión o muerte del consumidor a causa del vicio en la
fabricación de electrodomésticos, automóviles, etc; lesión o muerte por recalentamiento de
artefactos; alimentos o bebidas envasados en mal estado que producen intoxicaciones;
inclusive por mala información al consumidor o por publicidad engañosa sobre los
productos; o por la prestación del servicio que produzca daño, el consumidor puede
accionar contra todos los que intervienen en la cadena de producción, circulación,
distribución y comercialización de bienes y servicios.
PROPUESTA
Desde mi punto de vista es crucial tener un sistema predecible, con sanciones que posean
una alta probabilidad de ser impuestas y que sean anticipables. Es esencial, el tipo de multa
a imponer debiera estar claro y basado en la gravedad del delito. Además, la ventaja de
tener un sistema que prevenga estos tipos de delitos da las ventas de detectar fácilmente
calculables (por ejemplo, con los registros tributarios o con respecto al consumidor) y, por
lo tanto, una proporción de las influencias es un cálculo simple de hacer para los agentes,
llevando a que la multa sea muy fácil de predecir.
Y de tal forma evitar todo daño que pudiera darse en contra del consumidor ya sea en un
servicio o una publicación engañosa, en tal sentido el ente encargado tiene que provenir
dichos acontecimientos, con educación al consumidor para de tal forma enseñarles e
incentivarles a denunciar todos estos actos irregulares.
CONCLUSIONES
La colusión es una de las acciones más reprochables contra la libre competencia. Los casos
de colusión recién descubiertos en contra del consumidor, han mostrado el daño que se
comete de forma desproporcionada están causando en el mercado peruano. La colusión
afecta no solo a los consumidores directamente, sino también a la innovación, el
crecimiento económico y la competitividad del país.
La responsabilidad por productos consiste en la obligación de reparar los daños y perjuicios
que se causen a una persona por un producto defectuoso. En cuanto en las relaciones de
consumo y consumidor generalmente es la parte débil, y por ende, es esta parte quien
necesita ser protegida.
A. INTRODUCCIÓN.
El derecho del consumo comprende un aspecto fundamental de nuestras vidas. Al consumir
(en cualquiera de sus niveles) procuramos satisfacer al menos, e insoslayablemente,
nuestras necesidades elementales y alcanzar una adecuada calidad de vida. Ello nos lleva a
procurar en el ámbito llamado mercado (como espacio de intercambio), los bienes y
servicios que necesitamos. Somos, como consumidores, destinatarios finales de todos los
bienes y del producto de la actividad comercial.
Esa ineludible y constante excursión al mercado hace del derecho de consumidores y
usuarios el más cotidiano de los derechos, y conforma una disciplina jurídica cuyo objeto
de estudio se verifica diariamente con el desenvolvimiento de nuestras actividades.
Nuestra situación se agrava aún más si caemos en la cuenta que realizamos como
consumidores un acto de confianza máxima, al adquirir bienes o contratar y utilizar
servicios: ignoramos calidades, formas de producción, composición de materiales, modos
de uso, cuidados, efectos, vidas útiles, cómo manipular, cómo mantener; en suma: nada
sabemos respecto de la aptitud del producto o servicio o de su carácter presuntamente
inocuo para nuestra salud o seguridad. Frente a nosotros, tenemos a un experto profesional
en la materia: el proveedor.
Tal es la situación del consumidor, individual y grupal. No debe confundirse la noción de
débil jurídico con la de un interdicto o sujeto que necesita solo protección o
asistencialismo, ni con la de ciudadano como la categoría de mero centro de imputación de
normas, titular de derechos abstractos que se concretan en contadas ocasiones. Hoy, la
concepción de consumidor es más englobante que la de trabajador o de ciudadano. La
propuesta o lo que quizás sea lo mismo, el desafío es una noción de consumidor que se
proyecte hacia el futuro con una matriz superadora, que se construye sobre la base de una
normativa que apunte a un consumidor protegido, pero además informado, activo,
participante de los procesos e instituciones de decisión acerca de su problemática, y
fundamentalmente, dotado de acceso irrestricto a la justicia.
B. MARCO TEORICO
Por Derecho del Consumo se entiende el conjunto normativo que protege a las personas
físicas y jurídicas que adquieren, utilizan o disfrutan bienes y servicios como destinatario
final, es decir, como consumidores o usuarios. Su ámbito de aplicación, por tanto, son las
relaciones entre consumidores y usuarios y las empresas que ofrecen los bienes o servicios
que se adquieran o contraten.
El objetivo de este conjunto normativo es evitar prácticas lesivas por parte de los
empresarios que supongan engaño, costes adicionales o, incluso, daños personales, a los
consumidores. Es decir, al comprar un bien o contratar un servicio se genera un vínculo
legal entre el comprador y el vendedor, con lo que este último debe garantizar una serie de
derechos e incurriría en responsabilidad si vulnerase los intereses legítimos del consumidor
o le causase algún perjuicio. El Estado, por su parte, debe garantizar la defensa de estos
derechos y promover la información y educación de los consumidores para que no estén
en situación vulnerable frente a las empresas que ofrecen bienes y servicios.
Tipos de Consumidores
Existen diferentes modelos de consumidores los cuales han sido establecidos por los
propios consumidores a través de asociaciones, como es el caso de la Asociación Peruana
de Consumidores y Usuarios (ASPEC), la cual, como representante de la propia comunidad
organizada en torno a la problemática de consumo, ha realizado un estudio con los
consumidores del mercado peruano y ha llegado a establecer diferencias entre ellos, así
podemos encontrar:
Consumista
Es aquel consumidor compulsivo que no suele planificar sus compras, que casi nunca se
informa antes de comprar. Que no compara precios ni calidad, le encantan las promociones
y casi nunca reclama.
Consumidor Medio
Es aquel consumidor que sólo a veces planifica sus compras, pero le gustan las ofertas.
Sólo se informa del producto cuando algo le preocupa. No es muy acucioso ni cuidadoso en
sus compras, no se fija mucho en los detalles y sólo reclama cuando la cosa es grave´.
Consumidor Razonable
Es aquel que lee las etiquetas especialmente las fechas de vencimiento. Compara
precios y calidades antes de comprar y lee con cuidado los contratos antes de
firmarlos.
Consumerista
Es el consumidor que compra responsablemente, pensando no sólo en su interés sino en su
impacto en su familia, la comunidad y su medio ambiente. Este es el consumidor ejemplar,
podría decirse que es el ideal del consumidor, aunque es escaso en una sociedad como la
nuestra que por razones económicas generalmente se orienta a comprar lo más barato. Este
tipo de consumidor no se logra de la noche a la mañana, sino que es producto de la
evolución del propio mercado en la búsqueda constante por integrar las relaciones de
negocio que se establecen entre compradores y vendedores todos los días.
C. MARCO LEGAL.
Respecto a los productos dañinos o peligrosos, el proveedor está obligado a adoptar las
medidas necesarias para eliminar o reducir el riesgo o peligro, a través de medidas, tales
como notificar a las autoridades competentes, retirar los productos o servicios, disponer su
sustitución o reparación, e informar a los consumidores oportunamente con las advertencias
del caso.
Objetivos de la Ley
Derechos.
D. CONCLUSIONES
En Perú, además del Indecopi y de los Tribunales de los Organismos Reguladores (Osiptel,
Osinerg, Ositran y Sunass) son los ministerios de Transporte, Salud, Educación, etc., los
que establecen reglas y normas sectoriales que requieren a las empresas acerca de la
seguridad y eficacia de los productos y servicios en cada sector. Sin embargo, la actuación
de estos organismos es muy débil y limitada. Además, no existe ninguna institución rectora
que se encargue de planificar, elaborar y coordinar una política nacional de protección al
consumidor en la que participen las principales instituciones estatales (a nivel central,
regional y local), así como las asociaciones de consumidores, el sector privado, el mundo
académico y la sociedad civil. Se necesita un sistema nacional de protección al consumidor
con objetivos estratégicos claros que formen una visión de conjunto capaz de promover una
cultura de consumo responsable tanto de los consumidores como de los proveedores y que
pueda hacer un trabajo coherente y consistente con todos los actores e instituciones en pro
de la defensa de los consumidores, el mercado y la inversión.
E. JURISPRUDENCIA
En el caso de Laive, esta decisión fue adoptada debido a que en la cara principal de los
empaques de los productos ‘Hot Dog de Pollo’ presentación de 200 gr y ‘Jamonada de
Pollo’ presentación de 200 gr no se refleja de manera completa su naturaleza, ello al estar
elaborados también con carne de cerdo sin que este ingrediente haya sido consignado en su
denominación.
En ese sentido, Laive infringió el artículo 32 del Código de Protección y Defensa del
Consumidor, que establece el deber de los proveedores de cumplir con las normas de
etiquetado, en ese sentido, se le impuso una multa de 5,21 UIT (S/ 22 403).
Asimismo, como medida correctiva, se le ordenó incluir en la etiqueta del producto ‘Hot
Dog de Pollo’ la denominación ‘Hot Dog a base de carne de pollo y cerdo’ y en la etiqueta
del producto ‘Jamonada de Pollo’ la denominación ‘Jamonada a base de carne de pollo y
cerdo’.
Asimismo, en los productos ‘Hot Dog de Pollo’ y ‘Jamonada de Pollo y Queso – Pack’,
tampoco se precisaba en su denominación que también contenía carne de cerdo.
Cabe señalar que, tras ser notificada, la empresa Braedt modificó la denominación y
composición de sus productos conforme el siguiente detalle:
En ese sentido, tras acreditar la modificación de la denominación del producto ‘Jamón y
queso: Jamón Pizzero + Queso Edam – Pack’ (presentación de 400 gr) y al modificar los
ingredientes de los productos ‘Hot Dog de Pollo’ (presentación de 500 gr) y ‘Jamonada de
Pollo y Queso – Pack’ (presentación de 180 gr) la Comisión decidió no ordenar medida
correctiva de cambio de denominación en sus etiquetas.
Braedt infringió lo dispuesto en el artículo 32 del Código que establece el deber de los
proveedores a cumplir con las normas de etiquetado, por lo que la Comisión impuso una
multa atenuada en 20% del total, ascendente a 45,51 UIT (S/ 195 693,00).
Ambas empresas se encuentran dentro del plazo de apelación, de ser así los casos serán
vistos por la Sala Especializada en Protección al Consumidor del Indecopi (SPC).
Cabe destacar que de acuerdo con las normas sectoriales (CODEX ALIMENTARIUS), la
denominación del producto debe figurar en la cara principal del empaque y se debe de
etiquetar de tal manera que no se pueda inducir a error al consumidor respecto de la
naturaleza del producto.
La institución da a conocer esta decisión al amparo del artículo 123 del Código, el cual
precisa que “(…) Los procedimientos seguidos ante el Indecopi tienen carácter público. En
esa medida, el secretario técnico y la Comisión de Protección al Consumidor del Indecopi
se encuentran facultados para disponer la difusión de información vinculada a los mismos,
siempre que lo consideren pertinente”.
BIBLIOGRAFIA