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Rebe

Ya no se oye a su paso el ulular


Ya has comenzado a ser solo un recuerdo Con su melena gris, bien compadrón,
Pero estás a mi lado es otra tarde Serpiente colosal, fuego y carbón,
Para tenerte junto a mí de nuevo Descansa hoy en paz sin despertar.
Mi desesperación alzó su brazo
¿qué vileza te pudo hoy condenar?
Quiso mover el cielo ¡Lacayos del cemento y el camión
Hacer retroceder días y noches ¡No sienten en el pecho el corazón!
Hasta tenerte junto a mí de nuevo ¿Los olvidados quieren olvidar?

Pero algo tuyo queda entre nosotros Ya no se oye el silbato de los trenes
Una presencia leve es el recuerdo Que avisaba de lejos su llegada
A poblados parajes, con andenes,
Por eso de la muerte
Saldrás como una sombra cada tarde Con su carga vital tan esperada.
Vivirás levemente De pueblos que hoy no están eran sostenes.
Como una sombra en el paisaje Su falta, fue la muerte anunciada.
Cada vez que te recuerde…

Del 1940-1950
Ya no silban los trenes
Quien vivió por esos años Para que nadie más pueda intentar
Bien tiene que recordar Apurar sus latidos sin notar
¡ganaba para guardar! Mi pena, mi penar de enamorado
Los canarios de antaño
Tigre, Sanfer y aledaños Triste como un pájaro enjaulado
Eran fuente de trabajo, Con alas y las ganas de volar,
Hachar álamos y abajo
La chata los trasladaba Si no se puede volar, ¡dejadlo andar!
La grúa los enganchaba, ¡Quién tuviera la llave del candado!
Y al camión en un gran fajo
¡Ah! Yo te liberaré de esa prisión,
Quinientos aserraderos No pierdas la esperanza que en mis sueños,
Los estaban esperando; Tu brincas en mis prados. ¡Corazón!
Las manzanas aguardando Cuando el temor y la razón, tus dueños;
Los envases madereros. Se vayan a dormir, es la ocasión,
Trabajaban los isleños De ser brasas ardiendo como leños…
Con la madera y la fruta.
La ambición cambió de ruta.
El vagón-tren feneció
El flete se encareció
Y el negocio se fundió

Llovizna
Onírica pasión (rejas)
Bruma negra de lento caminar,
Pobre tu corazón lo has enrejado, Brisa fría, el trueno y aguacero
Ponen fin al agobio de febrero (mucho calor) Inútil ignorar que me colmabas
Con días que no dejan de llorar.
Ayer, todo por mí; nada esperabas.
¡Si parece que nunca va a parar! Un tornado sopló y fuiste roca
Diez días con sus noches, y un gotero Tierna y firme a la vez. ¡Alzo mi copa!
Me atormenta (plig plog) de mal agüero Dulcísima mujer, porque allí estabas.
Privándome del sueño y descansar.
La tormenta limpió con su torrente
Esta lluvia que cae intermitente De agua clara, sutil, mentes ociosas
Lavando los añosos empedrados, Llevándose el cieno maloliente.
Induce al gesto hosco de la gente,
Hoy te quiero amiga sin más cosas
Sorteando desniveles encharcados. Con un cariño tierno, transparente
¡El viento del Oeste, de repente, Y puro, como lágrimas de rosas.
Cambia todos los grises por dorados!

Ayer
De agua clara
Con palabras de afecto me alentabas,
Con palabras de afecto me alentabas, El corazón las puso en tu boca,
El corazón las puso en tu boca, ¡Sincero sentimiento que me toca!
¡Sincero sentimiento que me toca!, Inútil ignorar que me colmabas.
Un sí frecuente
Ayer todo por mí; nada esperabas.
Un tornado sopló y fuiste roca En mi paisaje no sabés el paso
Tierna y firme a la vez. ¡alzo mi copa! Del tiempo
Dulcísima mujer, porque allí estabas. No sabés si hace frío o calor
Si llueve o si sale el sol
La tormenta limpió con su torrente Solo el cambio de turno
De agua clara, sutil, mentes ociosas De nuestras servidoras
Llevándose el cieno maloliente.
Cuando salí de ese unicromo
Hoy te quiero amiga sin más cosas El sol me volvió el calor, el calor
Con un cariño tierno, transparente Y el olor y también el amor o la vida
Y puro, como lágrimas de rosas.

Blancas paredes, blancos techos

Blancas paredes, blancos techos


Algo de azul algo de verde
Que se mueven
Caras bonitas sonrientes
A veces un no
En memoria de un gran padre, abuelo, amigo,
artista y escritor.

Marcelo Naveira
(12 de octubre de 1939-11 de febrero de 2022)

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