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Aceras de Comayagua

Por Alberto Pacheco

“Una antología dedicada a los capítulos de otras eras”

Enero de 2017
Antes de empezar…

Como decía un documental filmado hace ya más de 60 años:

“Todavía resplandece con su brillo bajo el sol, la antigua ciudad española


de Comayagua…”

Mi natal casa es un tesoro caliente que nació del fuego, arrullada por los
valles y alimentada por los ríos, tanto del agua como de la memoria de
sus habitantes.

En sus aceras mi juventud ha sido un tránsito; una crisma rebosante de


las épocas más sanas a las más desfajadas del presente. Recorriendo por
sus suelos a la memoria de sus personajes, de sus momentos y mi
recuerdo personal de este castillo de aroma colonial.

Alberto Pacheco
Lecho

En dirección al altar no muero bajo la luz del búho,


Al frente, la muerte me cuece a fuego lento,
La sinceridad cuesta mucho,
Bichos invisibles son mi lenguaje, vestido del pensamiento,
El ojo es sal y tropieza en el lecho,
Tan pronto entregue el examen el lugar quedará desierto.

Besos errantes

De sus vestidos flotantes,


Fosforece la luna sobre las aguas errantes
Esencia musical de mis versos inútiles,
Estudiar significa perder dedicados a ella segundos
métodos magistrales.
De esa tristeza que tú me conoces,
Guárdate bien de decir todo lo que sabes,
Formado por el aire donde las almas se vuelven salvajes,
Con todos tus instantes, con todos tus colores.
La quiero Sentir

Anciana juventud que musitó estrofas de dolor.


Que ni el Señor que lo llamaban: -Eh, Señor- y lo sintió.
Atribuciones del corazón; quien no se enamore es un desertor,
En la soledad, recreo, y en los caminos mentor.
El amor nunca se paga si no con puro amor
Ninguna emoción puede sustituir al amor,
Oh, viene destinado a mí, el amor,
El sudor me cubre frente a su puerta en un temblor.

Gota de Sol y Fantasmas celestes

Una flor crece en la agenda


una amarilla gota de sol.
Soy aquello que sigue brillando
cuando el sol palidece.
Yo creo y veo fantasmas crepitantes,
tremulantes seres de largos cabellos
que se vuelven con una mirada seria
hacia mí, la razón de sus penares
Espíritus Errantes

En cielo núbido y el exterior suicida.


Los vientos gritan por una muerte terrenal.
Gritan acurrucando en ellos y sus fríos brazos
A los espíritus errantes, que se han hartado de errar.

El retrato

Don Pantojo fuma puro,


Corre carretas hacia el puesto de multi-licores de doña Culia
Y se bebe su trago de chufa con dos octavos de agua de llave
Para que el sabor la encrudezca.
Viste de huarache y pantalón de rayón empolvado,
Camisa de bordado tol y sombrero de junco de ribera del
Apazapo.
Nunca le falta su sonrisa de ciruela,
aroma a caballote, pelo de monte seco
y su corazón de otro tiempo.
Todos cogemos (un homenaje a un profesor)

Los amantes dibujan sombras de suspiros


Y palpitaciones que no vienen del corazón,
Sino de entre las piernas.
Tienen la sonrisa del placer a la vuelta de la esquina
Y las lágrimas de una primera vez una de cada tantas.

Bailan al ritmo del sudor y los gemidos


Y el deseado por todos movimiento del ir,
Y el tristemente célebre movimiento del venir.

No miento; lo puedo probar.


Mientras escribo…
Juan el de Agapito, le come la guayaba a
Justiniana, la hija de la más vieja de las rezadoras;
mientras ella le perfora el fundillo con el dedo del corazón
y este, en el milenio de su emoción, le mancha la panza
Con “sopita hace güirros”

A una casa de allí, y aunque ella ya pasa de los 50.


Doña Caralampia lo sabe, porque la chismosa de puerca
los ve desde la ventana bien tranquilina.

Los llama indecentes y lujuriosos; aunque ni bien


Ha vociferado la anatema, cuando don Teódulo
el verdulero, le llega por atrás con la picha bien palota;
pero ella, como mujer muy decente dice ser, cubre con
un manto de lino la estatua del Corazón de Jesús,
para que Dios no la vea, haciendo tan carnales menesteres.

La pilla

Nepomucena Gumercinda López Otta,


Es chiva a todo dar.
Habil se sube a la baronesa de don Carmelo
Pagando 25 centavos reales con la excusa que,
En la vuelta de la Zilimane, se subirá Don Teodosio y
Doña Cupertina que van a mandarle un recado
a su hijo a la capital.
Saturnino el conductor, ya le conoce las pilladas
a la vieja de 7 chancletas, y le dice que si no le paga
los 25 que le faltan, o le lava la baronesa o se las ve con él.
A la diestra del camino, en el cafetal de Don Chuco,
se sube un ñor y una ña que Nepomucena recibe con alegría
Con sus típicos
-¿Cómo esta don “Señor”?,
¿Qué me cuenta doña “Doña”?-
Y los bautiza como padres de aquel joven capitalino.
aunque al carro se subieron dos extraños pasajeros.
El Profesor

Ya el tribunal ha sentenciado.
Sin juicio aunque con 20 abogados defensores,
no escapará el acusado
de la condena irremediable.
Una mano de envergadura gigante
le agarró de la camisa y con una cruceta
de acero, la autoridad procedió
a azotar la espalda del enjuiciado.
Para que nunca más olvidase,
traer la lección de tarea.

Rafaelita

Desternillante, la música, algarabía.


Si hay ambiente, que venga, ya está sabida.
Posesa del ritmo, dueña de la danza.
Se le olvida la vejez cuando la bailanta alcanza.
Alegranza del prójimo de mi ciudad de cielo blanco.
Se le olvida la estatura, es como si anduviera un zanco.
Nunca sin equipaje,
A veces de su locura es camuflaje.
Por las calles y esquinas
Una emperatriz de la locura.
Convertidos sus ojos en dos brillantinas,
De toda fiesta y ritmo la desatadura.
Alma que a Comayagua si faltase,
La haría ver más taciturna.
Aunque aquí calor siempre hace,
Viene ella a hacer sus hechuras.

Pinturas

Alumbrado por la noche veo tus pinturas.


Retazos de divino pincel eres dibujada.
El cuadro paralizado de tu cuerpo limpiando
la sala al ritmo del barrido. Tus caderas que
se mecen con la tele encendida; tus canciones
que entonas desde el coro, para saber que estas cantando.
Congeladas todas estas escenas, en una imagen;
de reojo pongo mis orbes en el medio de ti;
en la mitad de tu figura.
La verdadera pintura, el arte real, se esboza en
el cráter de la vida.
Embriagado en la belleza de tu parte segundamente
más hermosa felicito al autor.
Dadiva de los óleos, acuarela perfecta.
Me dan deseos de meterme en la pintura
para poder así por siempre ser parte
de esa maravillosa fantasía.
El Beso en el desierto

Si mi deseo es salir del desierto,


despegar mis pies de estas arenas,
solo hay un maná que espera por mí.
Húmedo y de amor el agua brota manantialmente
hasta mi corazón.
En sus cauces olvido la arena de fuego
y la boca seca.
Y devuelve mi vida las facultades a mi cuerpo.
Al recibir tras la espera, el gozo de sus besos.

La infidelidad

Con la mente derrumbada, pero entre las piernas un gozo,


Con los hígados llenos de todo eso que me mata,
pero más calmado.
Durante las noches,
miradas al asbesto que me desea un cáncer,
Las mañanas, un café sin olor
por culpa del olor a otro sexo con el que no tengo anillos.
En el trabajo, los pensamientos lascivos
le taladran el culo a la nueva,
Por las tardes, ensarto mis pecados
en la humanidad de una amante.
Al volver a casa, el ciclo se repite,
Dormido resucitan las razones para irme al infierno,
despierto las cumplo.
En las embestidas más hombre,
en los acabares, más maldito,
En los retornos más solo y en el alma, más morir.

Música

Tomando de los brazos a mi humanidad,


Reconozco en ella las luces que me hacen de estrellaje.
Cada nota es mi luz de sol radiante y mi más llena luna.
Los valses son llamados a la andada de féminas
Preciosas a las que citar versos;
Los allegros son tonados, a la bebiata con los amigos.
Pero más enamorado de ella que de las mujeres,
Más borracho que con el licor y el vino,
Más poeta que Quevedo, es el músico a la música.

Cínico

Niego rotundamente cualquier relación con ella.


Por el honor de sortija y la pureza de nuestro lecho.
El altar de los esposos que las sabanas cubren en la recamara.
Juro por mi traje negro de marido
que jamás sudé la piel de otra señora.
En ningún momento mis labios relamieron otros,
Jamás di por satisfechas otras ganas.
Nunca le hice cumplidos a otras damas,
En ningún momento le agarré la mano a otra mujer.
De ninguna manera, ¡falso!
Mi mujer, mi corona y carne. ¡Por sobre todas!
¡Bajo ninguna!..
-Ya habiendo practicado mi alegato, le pedí a mi amante
Que se bajara la tanga.

Celos, enojo, neutralidad, torpeza, redención,


organización (CENTRO)
El cielo era tan rojo como el vino,
There's nothing you can do that can't be done
Mis pies se aferraban al suelo y mi vista a cada auto que
pasaba
Nothing you can sing that can't be sung
Como esa hoja arrastrada por el flujo de la lluvia
Nothing you can say but you can learn how to play the game
Esperé que me vieras y verte yo, pero no sabía si ya te habías
ido…
It's easy
Dejé a cada gota y cada trueno acompañarme,
A las sombras calmar mis desdichas,
A la oscuridad envolverme y les pedí…
“¿Gustarían?”
De venir conmigo de vuelta, mientras yo tarareaba una
canción inglesa
Y desde luego, vine mojado, enlodado y en medio de la
oscuridad.
All you need is love
Visiones del bosque

En mi bosque hay una frondosa necesidad de desbloquearse.


Crecen las copas de la incapacidad de que Dios mate al Diablo
En “Los que poseen la luz” producto que simplemente
Me estresa la química y la matemática.

La hierba crecida es de un metro de súplica,


Que ni mi entorno ayuda a cortar.
Muy pocas veces he utilizado un machete
pero ahora podría ser diferente.
Muy pocas veces entiendo la selva en que estoy exiliado.

Me urge tanto poder gritar a letra escrita


Y ver que los árboles de la improductividad
De una sierra de pasión despierta son derribados.

Siembra en mi suelo, hermano, primo, Jenifer;


Siembren en mí un arrojo de pasión, un bosque de odisea,
Una tragedia, un verso de desamor y de riata.

El funeral

Vistió como siempre;


De azulón, de negro.
Y bajó de su casa al velorio,
En un bullicio montado.
Tocó al muerto, pensativo;
En la negación obnubilado,
Y viéndolo a su suerte echado
Alzó vuelo y huyó espantado.

El reloj

Todavía recuerda los momentos,


Cuando unos ojos vieron por primera vez el mundo,
Cuando la hora de despedir una vida llegó.
El conteo del tiempo, segundo a segundo
Para aperturar un año nuevo.
El momento de despachar a los infantes a la cama.
Los ojos abriéndose para arrancar el día;
Y el autobús que se aproxima porque son las 6:13.
Todo eso acabará en unos instantes,
Suda frio el reloj temeroso,
Pues se ha dado cuenta que el doctor
comprará un nuevo reloj digital.
Sin nombre a propósito

Contémplame, mira mis sudados marfiles.


¿Se te antoja? Hay un Dios que me da la razón.
Veo tus desorbitados ojos.
Ansias solo una cosa, olvídate de credos, dioses y el mundo
real.
Ni se te cruce por la mente canon o proverbio.
Sométeme, ¡jálame la oreja! Estoy caliente, pruébame, ¡Suave!
Te lastimaré si no juegas conmigo primero;
Usa ese objeto metálico y revuelve mis jugos interiores,
Siente mi aroma, embriágate de mí.
Acerca tu boca a mi agujero, degusta con tus labios de mí.
¡Oh! Allí viene, el líquido sale de mí, haces una mueca de placer
tras sentirme.
Repites, te vas sudado y caliente, me dejas allí, hasta que se
me pase.
¿Ya eres feliz no? Te ha encantado beber una taza de café.
Pétalo de nieve

Bajo una luz amarilla de un fuego público


agachó la cabeza Aftanias,
Pero cuando hubo radicado en su mente
el recuerdo de su amada la alzó.
Vistió de calor su espíritu rodeado por la nieve:
-Tu voz, amada, repica como las campanas
Camino sobre tu suave y tersa espalda
cada que visito el campo…
Navego en tus cabellos al cruzar
por las claras cascadas del estero,
Y me abrazo de la calidez de tu pecho
al encontrar mi lecho cada noche…
Tus imágenes son las flores
que volverán a crecer cuando esta nieve pase…
Tu ausencia, son “pétalos de nieve”,
porque jamás algo de ti será estoico,
Jamás algo de ti será un copo,
que los copos son rudos y fríos…
Lo que cae del cielo, blancos pétalos
de la gigantesca flor del invierno-

Y un acertado silencio lo rodeó.
La respuesta del Silencio

-Imperen las sombras y caiga el frio,


Siga “nevando” la brisa desde el infinito techo de Comayagua,
Que no venga a brillar ningún candil en el hogar,
Hállese el burro tembloroso y adolamado, símil de su amo,
En el hogar encerrado, entre sabanas, gélido-
Es cuando el silencio contempla a un hombre
en el medio de la oscuridad.
-¿Cómo puede brillarle el corazón?
Un alma humana convierte en pétalos a la nieve
Que desciende sin macula dándole loor,
Ave Azazel, comandante de mi inspiración,
que me otorgó el don de la lobreguez
No te autorizo, mortal, que haya amarilla luz
que cambie mi trazo,
Mi lienzo aterra el corazón y limita el movimiento,
Mi traje ampara al impío y da vida al funcionario
¡Tienes que tener una buena coartada
para que no te arroje encima a las legiones!
¡Tienes que tener un buen amparo
para que mis vampíricos hijos no te descuarticen!
El Amparo

-Mi vida pertenece a la vida,


Río de las Legiones, pues, no tienen poder sobre mí.
Me regocijo en mí amada Princesa
que me espera más allá del oriente;
Oh “lacrimoso” silencio, himno de la plutonicidad de la noche.
Tu qué haces temblar de miedo al corazón del hombre,
Llenas de frio a su burro y tu enemigo
es el gallo que despierta al labriego.
Desafiote a que hagas temblar al corazón
del mismo modo que el amor.
¡Ja! ¡Inservible!, tiembla tu amo Azazel
cuando lee mis versos que convierten
A las mismas coronas de nieve
en ramos de flores para mi novia,
Si no son flores de perfume
y pétalos como cetro de tallos verdes,
¡Son mis palabras y versos los jardines de su memoria!
Me ampara el Ínspir bendito del romanticismo,
Y no me devorará ninguna hueste impía,
ningún alfil vampírico, pues mía es la noche;
Mia es la lluvia, mía es la nieve, mía es la luna.
Soy yo el elegido de la poesía,
Soy el último vástago del arquitecto de Berkeley.
¡Soy el que Brilla por su noble estirpe!
Da un paso atrás, silencio, que yo te domino.
Contigo haré más vivo el relato y más acertada la poesía;
Serás mi instrumento para dar vida al soneto
y convertirás una novela en legado.
¡Veo en ti el estremecer!
Ahora contempla como eres parte del lienzo de mi obra,
Y en honor a mi amada
que lee estos retazos, te haré antagonista,
Permanente ruido será el silencio, dirán ahora,
Y tú destino desde esta Comayagua sobre arena fundada,
Será resguardar la catedral aquí edificada.
Y finalmente te reto, oh silencio,
a que te quedes callado ante tal amparo.

Y no nevó más esa noche,
ni hubo más frio en los aires de Comayagua.
Princesa

De Comayagua viajó un Príncipe,


Portando el cetro de sus reyes.
Llego al oriente encantado
Y fue en la Concepción enamorado
Ante aquellos ojos marrones de fuego,
Emuladora de perdiz y colibrí
Ciego por sus sonrisas
Y navegante en sus cabellos…
Dio por ella amor entero y se le entregó agradado.
De ese amor, sol de verano, antorcha castelar
Endulzan sus cafés hojas de papel
Perfuman sus mañanas el deseo mutuo
Estrellas de dicha brillaran en su habitación.
Se desata la tormenta; del mismo barco parten dos barcas
Por los océanos de la melancolía, separados.
Ante el mismo que hizo todo lo que existe,
Clama el Príncipe, para acompañarle la vida
Con su corazón en la mano, la Princesa se lo entrega sonriente.
A manos tomadas y bajo el cielo dorado del oriente
Véase las siluetas de los Príncipes,
Por donde transitan, flores crecidas
A la noche se le escapan las sombras
Cuando en silencio funden su corazón
En un abrazo que es trono
En un beso que es su corona
En el amor que es su reinado.
Decadencia

No posee ningún ser autoridad,


No hay poder con jurisdicción sobre mi corazón;
Se equivoca hueste humana o diabólica.
Quien hiéreme, por la Providencia es arrodillado.
Una flama sin carbón, un desierto sin arenas.
Marfil sin brillo.
Que la decadencia de la humanidad
Jamás llame a mi puerta;
No es bienvenida palabra que lágrimas derrame
Ni a priori, ni posteriori,
En los jardines de mi memoria no hay arboles
Que tengan tronco de fango.
No esta forjada la espada que estoque mi corazón.
Pues ninguno que me haya hecho
Quedó impune.

Arte

Una voz de diamante


Resonaba tras esa mágica caja de carbón
Frente a la montaña que baila,
Mientras me bañaba en un río de arte.
Ángel que puede enamorarse, no dejes de cantar,
Que mi corazón turbado cree en el amor.
Los coros me toman de las manos,
Pues ¡ave! Vino la muerte pura y me llevó.
El Manson

No hay redobles, no hay tambores;


Pero casi militares son sus andares.
Viento en la cara; desnudo el torso,
Haciéndose sombra a paso cuantioso.
Tapada la hombría por una blanca saya.
Voto de nunca ser rico,
Mas historia jamás pobre.
Confieso amante de la locura,
De las telas de la Comayagua
Su persona hace urdidura
De la vida misma
Una pintoresca catadura.
La voz entorpecida mendiga
La mano siempre joven se extiende.
-Allí va “Sayita”-
Dice una niña a su abuelita;
Misterioso caminante, en sus pensares “obnúbilo”
Devastada figura en las aceras acubila.
Índice
Lecho ............................................................................................5
Besos errantes ...............................................................................5
La quiero Sentir .............................................................................6
Gota de Sol y Fantasmas celestes...................................................6
Espíritus Errantes ..........................................................................7
El retrato .......................................................................................7
Todos cogemos (un homenaje a un profesor) ..................................8
La pilla ..........................................................................................9
El Profesor ................................................................................... 10
Rafaelita ...................................................................................... 10
Pinturas ....................................................................................... 11
El Beso en el desierto .................................................................. 12
La infidelidad ............................................................................... 12
Música ......................................................................................... 13
Cínico .......................................................................................... 13
Celos, enojo, neutralidad, torpeza, redención, .............................. 14
Visiones del bosque...................................................................... 15
El funeral ..................................................................................... 15
El reloj......................................................................................... 16
Sin nombre a propósito ................................................................ 17
Pétalo de nieve ............................................................................ 18
La respuesta del Silencio ............................................................. 19
El Amparo .................................................................................... 20
Princesa....................................................................................... 22
Decadencia .................................................................................. 23
Arte ............................................................................................. 23
El Manson .................................................................................... 24
Elaborado en Comayagua, Comayagua, 2017

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